Jacksonville, mayo 2013
Selección de imágenes propias
Nosotros, mujeres y hombres del brillante y fabuloso siglo XXI, bajo la aguda mirada del autor uruguayo Jorge Majfud, arquitecto y profesor de Literatura Latinoamericana y Estudios Hispánicos en Jacksonville University, Estados Unidos.
El éxito, la fe, el consumo, la religión, el pensamiento único… Nuestra identidad reubicada en este nuevo universo tecnológico de presuntas prolongaciones de nuestro ser.
¿Quiénes somos, en esta sociedad donde la medida del otro nos la da cuánto consume? ¿Cuántas veces ha aparecido en televisión -con independencia del contenido- y cuánto odia y a quién? Majfud dibuja un paisaje mas allá de los arbustos auto complacientes del ser humano, tratando de entender en qué estamos y cómo estamos, nosotros hombres y mujeres con alma, ¿o quizá ya sólo cyborgs?
«Mientras las universidades logran robots que se parecen cada vez más a los seres humanos, no sólo por su inteligencia probada sino ahora también por sus habilidades de expresar y recibir emociones, los hábitos consumistas nos están haciendo cada vez más similares a los robots.» (Jorge Majfud)
© JORGE MAJFUD, 2012
© Diseño de portada, MARTA GIL ALCALDE
© AMBAMAR DEVELOPMENT, S.L. 2012
e-mail: izanaeditores@izanaeditores.com
Avenida de Machupichu, 17-3. 28043 MADRID
Tel.: 91 388 00 40. http://www.izanaeditores.com
Diseño: Antonio Ramos
Preimpresión: Origen Gráfico, S.L.
ISBN: 978-84-939646-
Depósito Legal: SImpreso en España por: PUBLIDISA
Es muy difícil ver en alguna otra parte del mundo este tipo de paisaje. Para quienes lo vivimos y soñamos de niños, no es sólo un paisaje sino un estado del espíritu que no se borra con ninguna otra experiencia en la vida. Un pintor uruguayo, Juan Manuel Blanes y otro argentino, Nicolas Garcia Uriburu, fueron quizás los artistas que mejor lo exploraron.
[fuente: El Espectador]
Jacksonville, St. Johns River.
Jacksonville, Neptuno beach and Jean-Paul Sarte. Una vieja relectura de un maestro. Cuando joven lo leía en español. No recordaba el texto, recordaba la novela: la técnica narrativa, la experimentación que revela su concepción existencialista, el tema de fondo. Es decir, todo lo demás, todo lo que está más allá de la palabra en sí. Al final Sartre tenía razón contr Derrida. Esto ya lo he analizado en El eterno retorno de Quetzalcoátl (2008).
Estas fotos son solo un (pre)texto para insistir sobre otro punto:
¿Para qué sirve la literatura? (II)
¿Para qué sirve la literatura? (I)
What good is literature? (II) (English)
À quoi sert la littérature ? (French)
Cada tanto algún político, algún burócrata, algún inteligente inversor resuelve estrangular las humanidades con algún recorte en la educación, en algún ministerio de cultura o simplemente descargando toda la fuerza del mercado sobre las atareadas fábricas de sensibilidades prefabricadas.
Mucho más sinceros son los sepultureros que nos miran a los ojos y, con amargura o simple resentimiento, nos arrojan en la cara sus convicciones como si fueran una sola pregunta: ¿para qué sirve la literatura?
Unos esgrimen este tipo de instrumentos no como duda filosófica sino como una pala mecánica que lentamente ensancha una tumba llena de cadáveres vivos.
Los sepultureros son viejos conocidos. Viven o hacen que viven pero siempre están aferrados al trono de turno. Arriba o abajo van repitiendo con voces de muertos supersticiones utilitarias sobre el progreso y la necesidad.
Responder sobre la inutilidad de la literatura depende de lo que entendamos por utilidad, no por literatura. ¿Es útil el epitafio, la lápida labrada, el maquillaje, el sexo con amor, la despedida, el llanto, la risa, el café? ¿Es útil el fútbol, los programas de televisión, las fotografías que se trafican las redes sociales, las carreras de caballos, el whisky, los diamantes, las treinta monedas de Judas y el arrepentimiento?
Son muy pocos los que se preguntan seriamente para qué sirve el fútbol o la codicia de Madoff. No son pocos (o no han tenido suficiente tiempo) los que preguntan o sentencian ¿para qué sirve la literatura? El futbol es, en el mejor de los casos, inocente. No pocas veces ha sido cómplice de titiriteros y sepultureros.
La literatura, cuando no ha sido cómplice del titiritero, ha sido literatura. Sus detractores no se refieren al respetable negocio de los best sellers de emociones prefabricadas. Nunca nadie ha preguntado con tanta insistencia ¿para qué sirve un buen negocio? A los detractores de la literatura, en el fondo, no les preocupa ese tipo de literatura. Les preocupa otra cosa. Les preocupa la literatura.
Los mejores atletas olímpicos han demostrado hasta dónde puede llegar el cuerpo humano. Los corredores de Formula Uno también, aunque valiéndose de algunos artificios. Lo mismo los astronautas que pisaron la Luna, la pala que construye y destruye. Los grandes escritores a lo largo de la historia han demostrado hasta dónde puede llegar la experiencia humana, la verdaderamente importante, la experiencia emocional; el vértigo de las ideas y la múltiple profundidad de las emociones.
Para los sepultureros sólo la pala es útil. Para los vivos muertos, también.
Para los demás que no han olvidado su condición de seres humanos y se atreven a ir más allá de los estrechos límites de su propia experiencia, para los condenados que deambulan por las fosas comunes pero han recuperado la pasión y la dignidad de los seres humanos, para ellos, es la literatura.
Jorge Majfud
La Republica (Uruguay)
Milenio (Mexico)
El diario (Bolivia)
Jacksonville/beach
Pictures: Yoana Kochneva, Assistant Designer.
Jacksonville University and Remembering for the Future Community Holocaust Initiative presented “Complicity & Resistance in a Controlled Society” on Thursday, February 17 at 7 p.m. in Terry Concert Hall on campus.
The event, which was moderated by Dr. Douglas Hazzard, dean of the College of Arts and Sciences, was part of the Future’s 2011 lecture series which engages experts and the public in a discussion of some of the most important questions we face today on medical ethics, eugenics, perceptions of disability and diversity.
The following JU faculty and administrators presented at the event:
Dr. Andy Quellette, “DNA Profiling and a Universal DNA Database;” Dr. Nathan Rousseau, “The Intrinsic Dangers of Bureaucracy;” Dr. John Buck, “It’s Only Business: Cooperation & Denial in International Conflict;” Dr. Lois Becker, “Everyday Complicity & Resistance in Stalinist Russia;” Captain Lee Steele, USN, “Abu Ghraib—What Went Wrong;” Dr. Jorge Majfud, “The Technology of Barbarism;” and Dr. Scott Kimbrough, “The Capacity for Evil.”
There was also a photographic works on display, which were created by JU photography program students Jesse Brantman, Elise Gates, Ross Howard, Taylor Middleton, Dustin Mollohan, Suvarna Shah and Lauren Tidwell, under the direction of Ginger Sheridan, assistant professor of photography. Each student interviewed a Complicity and Resistance program panelist, and then created a small series of Modernist, B&W photographs expressing the photographer’s internal response to their speaker’s theme using abstract expressionist vocabulary.
ABOUT REMEMBERING FOR THE FUTURE
Remembering for the Future Community Holocaust Initiative uses the lessons of the Holocaust to confront hatred and discrimination and build understanding and acceptance throughout our community. Working together since 2004, we are a collaborative partnership of Jacksonville’s leading education, humanitarian, non-profit and government organizations, businesses and community leaders.
Saudades de África a finales del siglo XX (Pemba, Mozambique), mi estudio en la planta alta del astillero (Astillero Naval de Pemba), frente al mar, los barcos que diseñábamos o aprendíamos a hacer, las umbilas que se extraían del profundo matto (con Reinhard Klingler, etc.), los ladrillos inventados, el Land Rover (con Ing. Pedro Cruz, Nevy Castro, Nicai Cruz, Twara Cruz) que nos llevó tan lejos, las historias infinitas (con Teresa and Joseph Hanlon), los olores, el sabor irrepetible de la África profunda (el cocinero mágico, Ibrahimo). Era cierto lo que decían, te puedes ir de África, muy lejos, pero una vez que África entra en uno no se va jamás.
febrero 2011. Paseo de domingo y unos tacos en español en el restaurante «5 de Mayo», frente al río. Sin duda la mejor comida de Estados Unidos es la comida mexicana. Claro, para qué quieren tener una cocina propia si tienen tantas cocinas ajenas en cada rincón de cada ciudad. Los chinos, los asiáticos en genral tienen una excelente cocina. Pero los mexicanos son unos maestros en ese arte. Incluso, diría que los uruguayos y los argentinos no tenemos una «cocina propia». Sí, el asado. Bueno. Pero la parrilla rioplatense, respetable como toda tradición culinaria, nunca alcanza la variación de sabores que tiene la cocina mexicana.
La escuela (en madera) más vieja de Estados Unidos, en San Augustine, Florida. El español y los españoles llegaron a lo que hoy es este país casi un siglo antes que los anglosajones. Evidentemente esta construcción no tiene mucho de ibérica. Sí muchos otros edificios, la estructura del casco antiguo, y casi todos los nombres de restaurantes y cafés.
Debe estar conectado para enviar un comentario.