Por el bien de la civilización

Mucho antes de la conquista de América, China poseía una flota marítima dos veces más poderosa que la de la mayor potencia europea de la época, España, pero no se molestó en ir más allá de África, porque alcanzar un continente tan pobre como Europa no representaba ningún incentivo para el país asiático, ensimismado y reticente a los negocios privados de los piratas. De hecho, el gobierno chino solía destruir las flotas no gubernamentales, hasta que la inundación de plata procedente de Potosí le demostró las ventajas de la piratería privada.

Durante los siglos posteriores a la colonización de América (realizada por el meritorio espíritu de emprendedores privados y con la ayuda de algunos Estados) y antes de la colonización europea de África, las diferencias económicas entre África y Europa era, por lejos, mucho menor a la actual.

El siglo XIX representó la máxima expansión del colonialismo europeo en el mundo, el que cedería luego a Estados Unidos con otros nombres y otras prácticas. En ambos casos, los Estados y las empresas privadas lograron una colaboración perfecta.

En Bélgica, el rey Leopoldo II, quien reinó durante más de cuarentena de años, desde 1865 hasta su muerte en 1909, tuvo su propio proyecto privado, el que llamó “Estado Libre del Congo”. Entre sus logros se cuentan los millonarios beneficios para el Estado belga debido a toneladas de marfil, caucho y la “mejoría de la vida de los nativos” a través de la mutilación de millones de africanos y elasesinato de aproximadamente diez millones de otros tantos, aunque las malas lenguas hablan de quince millones.

Para recordarlo, se levantó un monumento en Bélgica con una de sus máximas: “Lo que he llevado a cabo en el Congo ha sido porel bien de Bélgica y de la civilización”. La historia lo menciona pero las narrativas sociales no lo recuerdan, injusticia probablemente debida a que sus millones de colaboradores sacrificados en tan noble propósito eran todos negros, tan negros como los que ahora invaden las blancas costas de Europa buscando una mejor vida.

Una breve lista de sus condecoraciones recibidas de todas partes del mundo incluye:

Condecoraciones nacionales

 

  1. Grand master of the Order of Leopold,
  2. Grand master of the the Order of the Crown
  3. Grand master – founder of the the Order of Leopold II
  4. Grand masterfounderof the the Royal Order of the Lion
  5. Grand masterfounderof the and the Order of the African Star.

 

Condecoraciones extranjeras

 

  1. Knight of the Garter.
  2. Knight grand Cross in the Royal Hungarian Order of Saint Stephen.
  3. Knight of the Golden Fleece,by Emperor Frans Jozef in 1835
  4. Knight Grand Cross of the House Order of Albert the Bear
  5. Knight Grand Cross of the Royal Order of Cambodia.
  6. Knight Grand Cross of the Order of the Zähringer Lion.
  7. Knight Grand Cross of the Royal Order of the Two-Sicilies
  8. Knight Order of Saint Hubert.
  9. Knight grand Cross in the National Order of the Southern Cross.
  10. Knight grand Cross in The Imperial Order of Dom Pedro I
  11. Knight grand Cross in the Order of the Double Dragon.
  12. Knight of the Order of the Elephant.
  13. Knight grand Cross in the Order of the Seal of Solomon
  14. Knight grand Cross in the Legion of Honour.
  15. Knight grand Cross in the Order of the Redeemer.
  16. Knight of the Order of St. George.
  17. Knight grand Cross in the Royal Order of Kamehameha I
  18. Knight grand Cross in the Ludwig Order.
  19. Knight grand Commander in the House Order of Hohenzollern.
  20. Knight grand Cross in the Supreme Order of the Most Holy Annunciation
  21. Knight grand Collar in the Order of the Chrysanthemum.
  22. Knight grand Cross in the Humane Order of African Redemption.
  23. Knight grand Cross in the Order of Malta
  24. Knight grand Cross in the House Order of the Wendish Crown.
  25. Knight grand Cross in the Order of the Eagle.
  26. Knight grand Cross in the Order of Saint-Charles.
  27. Knight grand Cross in the Order of the Netherlands Lion.
  28. Knight grand Cross in the Order of Saint Olav.
  29. Knight grand Cross in the House and Merit Order of Peter Frederick Louis
  30. Knight of the Golden Fleece.
  31. Knight grand Cross in the Order of Leopold.
  32. Knight grand Cross in the Order of Saint Stephen.
  33. Knight grand Cross in the Order of the Iron Crown.
  34. Knight grand Cross in the Order of the Lion and the Sun.
  35. Knight grand Cross in the Order of the Tower and Sword
  36. Knight grand Cross in the Military Order of Saint James of the Sword
  37. Knight grand Cross in the Military Order of Aviz
  38. Knight grand Cross in the Military Order of Christ.
  39. Knight grand Cross in the Order of the Black Eagle.
  40. Knight grand Cross in the Order of the Red Eagle.
  41. Knight grand Cross with Chain in the
  42. Knight grand Cross in the Order of Carol I.
  43. Knight grand Cross in the Order of St. Andrew the Apostle the First-Called.
  44. Knight grand Cross in the Order of Saint Anna.
  45. Knight grand Cross in the Imperial Order of Saint Alexander Nevsky.
  46. Knight grand Cross in the Order of San Marino.
  47. Knight grand Cross in the Order of the Rue Crown.
  48. Knight grand Cross in the Saxe-Ernestine House Order.
  49. Knight grand Cross in the Order of the White Falcon.
  50. Knight grand Cross in the Order of the White Elephant
  51. Knight grand Cross in the Order of Charles III.
  52. Ordine del merito civile e militare (Toscana)
  53. Hanedan-i-Ali-Osman Nishani.
  54. Knight grand Cross in the Order of the Liberator.
  55. Knight grand Cross in the Order of the Crown.
  56. Knight of the Order of the Seraphim

 

 

jorge majfud

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“El español en Estados Unidos”

Se veía en paz de vuelta al estudio de la lengua cuando le llamaron para ocuparse del Instituto Cervantes

Su labor en la Real Academia Española le avala como gigante en la política del español

Aquí da algunas claves de lo que será su mandato.

JESÚS RUIZ MANTILLA 23 FEB 2012 – 14:46 CET52

VÍCTOR GARCÍA DE LA CONCHA  / JAMES RAJOTTE

Perseguido por los vericuetos y las batallas públicas de la lengua, Víctor García de la Concha no ha podido refugiarse tampoco en la paz de la propia lengua. Entre el estudio, la enseñanza y la política de la misma se ha movido toda la vida. Como profesor en varios institutos, en diversas universidades y, después, como impulsor de la expansión universal del castellano al frente de la Real Academia Española (RAE).

A los 78 años, creía haber cumplido con creces su labor pública y deseaba adentrarse en el estudio profundo de un canon literario propio. Pero de nuevo recibió una llamada para ponerse al frente del Instituto Cervantes después de que Mario Vargas Llosa rechazara el ofrecimiento. Le cortaron la retirada. ¿La razón? Impulsar lo que será la gran máquina de la cultura con el Gobierno del PP. Atraer a los países hispanoamericanos en un frente común que coloque al español en su posición de dominio lingüístico global junto al inglés.

No podía decir que no. Si alguien ha impulsado las alianzas con los países de habla común, en lo que definió como la acción panhispánica, ha sido él. Ahora debe encargarse de aunar esfuerzos y no crear fricciones. Nadie como un hombre de concilio que presume de conocer y aplicar a fondo en la política y en la vida la diplomacia vaticana.

Ha llegado usted a lo que denominan el buque insignia de la cultura y resulta que tiene que cambiar el rumbo. Virar hacia el mundo hispano, ese al que se le ha dado tanto la espalda desde el propio Cervantes. Hay que virar, pero eso no implica que lo que se haya hecho hasta ahora estuviera mal. Me alegré de que al día de mi toma de posesión acudieran los cinco directores precedentes y quiero que figuren en el patronato. Cada uno ha trabajado bien y ha hecho su labor. Aquí hay mucha gente que cumple su cometido sin medios y vocacionalmente. Esta institución ha crecido a base de entusiasmo, echándose a la aventura, y esto no se puede perder. Si nos limitáramos a dar clase, estaríamos haciendo un pan como unas tortas. Lo que ha logrado el Cervantes en 20 años, comparado con otras instituciones que llevan 100 o 70 años en activo, como el Instituto Francés o el British Council, es mucho.

Aun así, hay que virar. Bueno, ligeramente.

No, bastante, mucho incluso. Bien, pero sin desatender lo que tenemos y sin perder de vista que el tiempo no nos deja.

¿Por qué? Pues para expandirnos a determinadas zonas como África, sobre todo el sur del continente, o India.

Pero no hay dinero. Hay que pensar en una presencia que a lo mejor no requiera centros, medios como el centro virtual Cervantes, aulas de nuestra marca en las universidades. Por eso urge pensar, ser imaginativos y apoyarnos en lo que tengamos, en empresas también, porque esa carrera no consiente aplazamientos. Si tardamos 15 años en llegar, el campo estará tomado.

No se había contemplado hasta ahora el mundo hispánico dentro del Cervantes como una sinergia, más bien se le ha visto como una competencia. La palabra competencia en ese sentido es absurda.

Pero así se había visto. Bueno, no creo que se haya concebido así del todo. Veamos un frente común: Estados Unidos. Nosotros tenemos allí tres centros y medio. México tiene varios. Lo que debemos hacer es establecer una alianza con ellos por una razón muy sencilla. El español allí tiene un problema común. Está contaminado, estigmatizado por considerársele vinculado a una lengua de inmigrantes que plantean problemas. Debemos emprender una labor de cambio de mentalidad en ese sentido.

Para empezar, en el reparto eurocéntrico a lo largo de sus 20 años, ¿no hubiese sido mejor centrarse en lugares donde existía una demanda real acelerada, como Estados Unidos? ¿No es tarde?Europa y el norte de África ya están básicamente atendidos. Porque se ha hecho eso podemos pensar en otros frentes. Me decían que si se abrieran 50 centros en Estados Unidos, se llenarían. Ahora no hay capacidad económica, en la época de Moratinos se habló de 10. ¿Por qué no nos unimos con México? Es lo que yo propongo. Hay disposición de ellos para colaborar. En el Gobierno y la Academia Mexicana. Me han trasladado su intención de hacerlo, de empezar a hablar de eso. Consuelo Saizar, ministra de Cultura, y Jaime Labastida, director de la Academia, llamaron el día que se conoció mi nombramiento. Urge porque el problema de esa estigmatización en la sociedad de Estados Unidos hay que abordarlo juntos, no podemos hacerlo solos.

La acción cultural, en ese sentido, ayuda a limpiar. Sí, y más si se realiza de la mano. Llevamos 20 años, no es cuestión de flagelarse, pero es necesario buscar esas nuevas alianzas, sobre todo ahora que ellos tienen economías emergentes.

De todas formas, esa visión del pasado que tiene usted sobre el Cervantes resulta leal con la institución, pero la realidad, en comparación con sus competidores que cuentan con presupuestos en ocasiones 10 veces mayores, es que esto era un hijo pobre del Estado. Nadie tenía fe en su potencial. Yo no lo creo.

Usted, cuando era director de la Real Academia, ¿no tenía la pesada sensación de que era necesario convencer a los Gobiernos para que creyeran con más fuerza en las posibilidades del español? Voy a ser sincero. Desde el Gobierno de Felipe González hasta ahora, no. La Academia fue muy pobre en épocas anteriores. No sé cómo pudo sobrevivir. A Fernando Lázaro Carreter le tocó, para empezar, reconstruir el edificio. Desde esos tiempos, cada vez que la RAE ha pedido algo, dentro de las posibilidades pudimos ir viviendo. Pero por encima de todo eso, hay que decir, estaba y está el apoyo del Rey, que eso lo tiene más que claro. Ha cruzado con nosotros el océano para asistir a congresos y reuniones, y en eso está más que volcado.

¿Cuántas veces ha sobrevolado usted el Atlántico? 50 veces. Y cada una de ellas he visitado al menos dos o tres países. Pero no solo fui yo, sino que desde entonces empezaron a venir ellos. No hay nada como entrar a casa del interesado, todo empieza y termina en personas. He hecho amigos fraternos. Como reza el dicho asturiano: Dios y el cuchu, puedenmuchu. Pero sobre todo el cuchu. Lo personal, tocarse, es importante.

¿Y cuántos le quedan por hacer? Tiene usted un aspecto envidiable, ya ha cumplido 78 años y eso se notará. Yo se lo dije honradamente al ministro Wert cuando me llamó: “Vamos a ver, yo ya tengo 78 años…”. “Pero muy bien llevados”, dijo. “Bueno, de momento…”.

Se había reorganizado la vida. Había terminado mi mandato académico. Yo tengo la gran suerte de dedicarme a algo que me gusta tanto que para mí no es trabajo. Había recuperado el espacio de la escritura, de la reflexión, salir a caminar, cosa que sigo haciendo todos los días. En fin, me llamó el ministro y le dije lo primero lo de la edad y acepté sin tener en cuenta los comentarios de los que me alertan: ¡Cómo has aceptado! ¡Te nos vas a quedar en un aeropuerto!”.

¡Hombre, por Dios! Toquemos madera. Lo que es cierto es que esa vida que usted había recuperado ha saltado por los aires. Ni me planteo arrepentirme. Los amigos me aconsejan dedicarme a la filología primera, a las academias literarias renacentistas desde las que pretendíamos aprender el renacimiento de otra manera. Explicándolo desde la perspectiva de los autores que tenían el Epithetorum opus, de Ravisius Textor, un diccionario de epítetos en los que se encontraban referencias a los clásicos y que usaban Fray Luis, Lope de Vega…

Para copiar… Para asimilar. Era la labor de la abeja para ellos. Pero, en fin, en lo que yo me estaba ocupando ahora es en realizar mi canon de la literatura. Y consiste en volver a leer ciertas obras con apoyo en la bibliografía última, que yo ya no alcancé a estudiar a fondo. ¡Lo feliz que yo he sido estos meses! Con esa relectura apoyada en estudios que han hecho alumnos nuestros. He prometido a mis amigos que no iba a dejar eso. Que voy a organizarme de manera que reservaré unas horas para mi canon.

Difícil lo veo. Bueno, como habrá un secretario general en el que se pueda descargar buena parte del trabajo y eso viene bien para la causa, aprovecharé.

Lo que ocurre es que, como usted está acostumbrado a meterse a fondo en las cosas que hace, me da la sensación de que delegar le es complicado. No, no. Precisamente porque me conozco, en el cambio de reglamento aplaudí la idea de especificar las acciones que corresponden al secretario general. No se imagina con qué detalle hemos puntualizado todo.

Aun así, tendrá tentaciones. ¿Las controlará? ¿Por qué? ¿Porque tengo fama de presidencialista?

Bueno, lo ha sido en la Real Academia. Lo fui, cierto. Y me confesaba en las juntas de Gobierno y en las comisiones. Les decía: “Vosotros sabéis que yo soy un director presidencialista”. Y me contestaban: “Por eso te hemos elegido”.

Eso tranquiliza bastante a quienes están debajo. A mí me lo contagió Fernando Lázaro Carreter. Él tenía un temperamento fuerte. Cuando le afectó un ictus, me dijo que tenía que dejarlo, y yo le convencí de que no podía porque sin esa labor sería peor para él. Me comprometí a ayudarlo a fondo y le aseguré que no haría nada sin consultarle. Él me contagió ese presidencialismo. Pero ahora no, ahora esto tiene que ser distinto, en primer lugar porque el Cervantes cuenta con una estructura distinta, con unos jefes de área más que competentes. Ahí va a estar el secretario general, y yo me dedicaré a fondo a la labor institucional.

De lo que no cabe duda es de que usted forja lealtades, porque era impactante observar a sus compañeros de la Academia en la toma de posesión haciéndole de guardia pretoriana. ¿Qué les da? ¿Miedo o cariño? Mucho cariño. Miedo no, nunca. En la Academia aprendí que la institución era más fuerte cuanto más nos tratábamos con cariño. Con la cortesía académica, que es fundamental. Yo siempre cuidé mucho a los académicos mayores, a quienes caían enfermos. Curiosamente, a medida que se hacían mayores, acudían más: Pedro Laín Entralgo, Rafael Lapesa, Ángel González, Areilza, Rosales… Yo he querido mucho a los académicos. Ahora tengo que encargarme de los directores y profesores de centros, son gente que está por ahí, por el mundo, necesitada de apoyo.

La tarea de misión que veía Lázaro Carreter en el Cervantes… Pero es que ahí damos con otro rasgo de su personalidad porque usted ha trabajado también como sacerdote. Sí. Hace ya casi medio siglo de ello y fue por poco tiempo. Pero guardo un gran respeto a esa etapa, a la que debo mucho de mi formación. No estuve en el tipo de misión a la que se refería Lázaro. Trabajé en la información de la Iglesia y fundé, siendo arzobispo Tarancón, con quien tuve una relación cercana, el semanario Esta Hora. Pero básicamente era profesor y si tuve alguna notoriedad fue porque escribía en La Nueva España. Guardo grandes amigos de entonces. Desde cardenales hasta curas de aldea. Hay gente que dice que empleo la diplomacia vaticana. No me disgusta…

Como vocación, queda, construye.Mucho va en la pasta, en la manera de ser. Hay gente conflictiva por naturaleza, que parecen salamandras, que no viven a gusto más que en el fuego, y luego hay gente de paz. Yo lo soy. Pero no por haber dedicado pocos años de mi vida a eso. Yo me recuerdo de niño como un muchacho pacífico, eso va en la manera de ser, en el carácter.

Todo construye una vida. Desde luego. Un hombre es muchos hombres. Eso lo cuenta Mario Vargas Llosa en su última novela, El sueño del celta. Aun la persona que nos parece más anodina es muchas a la vez.

También tiene su etapa como profesor de instituto. Eso fue muy importante. Lo que yo soy ahora es el final de una etapa que ha durado 50 años. Una carrera de letras. Tuve la suerte de disfrutar a grandes maestros. Fui discípulo amado de Emilio Alarcos, nada menos. De José María Cachero, José Caso, verdaderos maestros. Y a poco de terminar comencé la carrera docente con oposiciones sucesivas, de abajo arriba: primero fui adjunto y luego catedrático de instituto; en Valladolid, penene de universidad, después agregado, más tarde catedrático… Ha sido una carrera muy variada en la universidad, en Zaragoza, en Salamanca… Allí moví muchas iniciativas, incluso me hice cargo de los cursos internacionales de enseñanza de español a extranjeros, qué cosas.

Ya dicen muchos que usted tiene algo de visionario en esto del idioma. No me corresponde a mí decir eso. Soñador sí fui siempre. Pero visionario…

Lo digo por el concepto panhispánico que impulsó usted en la Real Academia y cambió la manera de percibir la enseñanza y el poder sobre el idioma. Pasó de ser castellano dictado por normas castellanas a español global, en el que América tenía tanto o más que decir sobre el idioma que España misma. Bueno, pero ahí tengo que pagar peajes. ¿Por qué yo me interesé por América? Tiene su deuda. Yo era un gran europeísta. Por mis años de estudio en Roma, algunas estancias en Alemania y porque mi padre, que era juez, se sentía muy ligado a lo francés. Cuando Fernando Lázaro me propuso ser secretario de la Academia, hablé mucho con Alonso Zamora Vicente. Fue él quien me dijo: “Víctor, por favor, ocúpate de América, estamos ciegos”. También me pidieron lo mismo Francisco Ayala y Gregorio Salvador. Fueron dos referencias que me hicieron reflexionar hondamente. Surgió la idea del panhispanismo después de ser alertado por ellos. Cuando hicimos la nueva gramática, nos planteamos la colaboración con el resto de las academias, y así ha sido con el resto de lo que se ha hecho después. Pero eso ya estaba planteado desde el principio.

¿Con antecedentes? Las academias se constituyeron como organismos correspondientes de la española, precisamente para atajar los conatos de independentismo lingüístico gracias sobre todo a Andrés Bello. Se revela y dice: “¿De qué estáis hablando? La lengua es nuestra”. Fueron academias formadas por gente de gran representatividad e influencia en los países nacientes. Algo que ocurre ahora también, son miembros de mucho peso. Estaba claro que debíamos trabajar en conjunto, y así ha sido. Mi mejor aportación a esa etapa ha sido favorecer que los tres grandes códigos puestos al día durante mis mandatos –el gramatical, el ortográfico y el léxico se hicieran como obra de todas las academias sobre el español de todo el mundo. Hoy eso es una realidad. Y nos va a servir en la labor que ahora nos toca al frente del Cervantes.

Por eso dice usted mismo que le han llamado. Por algo que resume, a mi juicio, en una carta Alfredo Matos, el director de la Academia Chilena: “Tu concepción y convicción panhispánicas ahora en perspectiva transhispánica universal”.

Eso puede ser un eje de su mandato. Así es.

Pero antes debe limar las asperezas eternas entre los Ministerios de Educación y Cultura y Exteriores para hacerse fuertes en esta institución. ¿Cómo va la lucha? Hay varios organismos de la cultura española que van por su parte. Existe una dispersión de esfuerzos que sumados producirían una sinergia considerable. Hace falta ponernos a remediarlo. Cada entidad tiene su normativa, pero con un poco de buena voluntad por parte de todos El Cervantes está ausente de América Latina, pero los centros culturales españoles que existen allí pueden servir de palestra para organizar cosas en conjunto. A eso llegaremos pronto porque es tan obvio que resulta difícil encontrar quien esté en contra de eso. Se ha señalado que en la toma de posesión, el ministro de Exteriores dejó claro que esto era suyo y lo hizo en presencia del responsable de Educación y Cultura. Pero yo puedo decir que se han dado pasos para clarificar todo eso. Lo primero que hemos hecho es modificar el reglamento. Ha sido fácil, y por eso mismo pienso que cuando llame a las puertas para unir sinergias, estoy muy confiado en que se va a conseguir y será un paso importante.

¿El reto de lo digital nos desborda para el idioma también? Sí, y eso exige investigación, negociación comercial con las grandes firmas, es un momento en que urge pensar, por muchas razones, y urge superar los compartimentos pequeños y unirse en sinergia no solo a nivel del Estado, sino con relaciones estrechas con las industrias culturales y con las empresas a las que interese la promoción de sus labores. No solo la cultura, también la ciencia, la tecnología. Todo eso está por pensar y por definir. Vendrá el mecenazgo y la ayuda, pero no porque pidamos, sino para ofrecerles.

¿Por qué? ¿Se acabó ir de pedigüeños? ¿Es a ellas a las que se debe convencer de que pueden sacar idéntico partido?Efectivamente. Hay que venderles a las empresas el valor de sus posibilidades abiertas al español para hacer cosas conjuntas. Es un problema de apertura y de vuelo. Aunque solo sea por la rentabilidad económica que les supone a las empresas. En Estados Unidos, dos de cada tres estudiantes la eligen como segunda lengua. ¿Por qué? Porque dicen que es útil. Para ganarse la vida. Ese cambio de mentalidad no lo podemos hacer solos, sino con los protagonistas de todo ese fenómeno, que son los países hispanoamericanos.

 

 

Guardián e impulsor global del español

 

Víctor García de la Concha (Villaviciosa, Asturias, 1934), filólogo y licenciado en Teología, estudió en la Universidad de Oviedo y en la Gregoriana de Roma. Su carrera como docente transcurrió a partir de los años sesenta en diferentes institutos de secundaria hasta que llegó a la universidad, donde ha desarrollado su labor como catedrático en Zaragoza y Salamanca, principalmente.

Desarrolló tres mandatos al frente de la Real Academia Española (RAE), a la que dio un impulso modernizador entre 1998 y 2010 cuando sustituyó en el cargo a Fernando Lázaro Carreter. Había sido nombrado académico en 1992 para ocupar el sillón con la letra c minúscula. Ha sido reconocido con el Toisón de Oro por parte del rey Juan Carlos, así como con el Premio Internacional Menéndez Pelayo. (En la foto, en Santander, en 1988).

 

 

[Fuente : Diario El Pais de Madrid, 26 de Febrero de 2012.]

Millionaires Control 39% of the World’s Wealth

By Robert Frank

Last year was another good year for millionaires – though their pace of growth is slowing.

According to a new report by Boston Consulting Group out today, the number of millionaire households in the world grew by 12.2% in 2010, to 12.5 million. (BCG defines millionaires as those with $1 million or more in investible assets, excluding homes, luxury goods and ownership in one’s own company).

The U.S. continues to lead the world in millionaires, with 5.2 million millionaire households, followed by Japan with 1.5 million millionaire households, China with 1.1 million and the U.K. with 570,000. Singapore leads the world in “millionaire density,” or the percentage of millionaires, with 15.5% of its population now millionaire households.

The most important trend, however, is the global wealth distribution. According to the report, the world’s millionaires represent 0.9% of the world’s population but control 39% of the world’s wealth, up from 37% in 2009. Their wealth now totals $47.4 trillion in investible wealth, up from $41.8 trillion in 2009.

Those higher up the wealth ladder also gained. Those with $5 million or more, who represent 0.1% of the population, controlled 22% of the world’s wealth, up from 20 percent in 2009.

As you can see from the accompanying chart, millionaires control 29% of North America’s wealth, while millionaires control about 38% of the wealth in the Middle East and Africa. While the chart makes it look like millionaire-wealth in America is more concentrated, we also have far more millionaires, so their wealth is more spread out among the millionaire population.

Still, the data supports a trend we have been seeing for years: the rise of the global, winner-take-all (or most)  economy.

[fuente: WSJ >>]

La ONU presentó el Mapa del Hambre 2011

Se basa en datos del Programa Mundial de Alimentos, iniciativa financiada por donaciones voluntarias. Haití, República Dominicana y Bolivia registran los índices más altos de desnutrición en América Latina

La investigación establece seis categorías para clasificar la desnutrición mundial. Por colores, el celeste representa a las naciones con un 5% -o menos- de  población desnutrida. En esta categoría aparecen, entre otros, los países europeos, Rusia, los Estados Unidos, Japón y Canadá; pero también se ubican países latinoamericanos como México, Costa Rica, Chile, Uruguay y Argentina. Con menos del 5% de su población desnutrida, además, se registran algunos países africanos y árabescomo Marruecos Argelia, Libia, Egipto, Siria, Arabia Saudita y el persa Irán. Del África subsahariana sólo aparecen Sudáfrica y Gabón.

El hambre, para las naciones en desarrollo, representa un costo de más 450 mil millones de dólares al año. En este punto es donde entra en acción el PMA: «Durante las emergencias llevamos alimentos a donde más se necesite para salvar las vidas de las víctimas de desastres naturales, de las guerras o conflictos civiles. Una vez que las emergencias han pasado, usamos los alimentos para ayudar a las comunidades a reconstruir sus vidas destrozadas».

Según detalla el PMA en su sitio web, una de cada seis personas en el mundo no tiene alimentos suficientes para estar saludable y llevar una vida activa. «El hambre y la desnutrición son consideradas a nivel mundial el principal riesgo a la salud, más que el SIDA, la malaria y la tuberculosis juntas».

La mayoría de los países latinoamericanos están calificados en las primeras tres categorías de este mapa.  El caso más preocupante es el de Haití que registra una desnutrición «muy alta», mayor al 35 por ciento.  República Dominicana y Bolivia, tienen una tasa  «moderadamente alta», entre un 20 y un 34 por ciento.  

 

Honduras, Nicaragua, Panamá, Colombia, Ecuador, Perú y Paraguay entraron en la categoría «moderadamente baja», con niveles de desnutrición de entre el 10 y el 19 por ciento. Y finalmente Brasil, aparece pintada en amarillo con una tasa de entre el 5 y el 9 por ciento.

El PMA detalla que entre las principales causas del hambre están los desastres naturales, los conflictos, la pobreza, la falta de infraestructura agrícola y la sobre-explotación del medioambiente. Recientemente, el número de personas con hambre se incrementó debido a las crisis financieras y económicas.

 

El programa de Naciones Unidas, además explica que existe otro tipo de hambre, el oculto «producto de la deficiencia de micronutrientes y hace a las personas más susceptibles a las enfermedades infecciosas, perjudica el desarrollo físico y mental, reduce la productividad laboral y aumenta el riesgo de una sufrir una muerte prematura».

Los cinco objetivos estratégicos del PMA son: Salvar vidas y proteger los medios de subsistencia en emergencias. Prevenir el hambre aguda e invertir en medidas de preparación para casos de catástrofe y de mitigación de sus efectos. Reconstruir las comunidades y restablecer los medios de subsistencia después de un conflicto o una catástrofe o en situaciones de transición. Reducir el hambre crónica y la desnutrición. Fortalecer la capacidad de los países para reducir el hambre.

Esta iniciativa se financia con aportes voluntariosEn su sitio online se especifica que con sólo 25 centavos de dólar se garantiza «una taza de alimentos que contengan todos los nutrientes necesarios para un día». El eslogan es «llena la taza», con un dólar aportado, se llenan cuatro.

fuente>>

Study Points to Mother of All Mother Tongues

Languages of Africa map

Image via Wikipedia

By GAUTAM NAIK

The world’s 6,000 or so modern languages may have all descended from a single ancestral tongue spoken by early African humans between 50,000 and 70,000 years ago, a new study suggests.

The finding, published Thursday in the journal Science, could help explain how the first spoken language emerged, spread and contributed to the evolutionary success of the human species.

Quentin Atkinson, an evolutionary psychologist at the University of Auckland in New Zealand and author of the study, found that the first migrating populations leaving Africa laid the groundwork for all the world’s cultures by taking their single language with them—the mother of all mother tongues.

«It was the catalyst that spurred the human expansion that we all are a product of,» Dr. Atkinson said.

About 50,000 years ago—the exact timeline is debated—there was a sudden and marked shift in how modern humans behaved. They began to create cave art and bone artifacts and developed far more sophisticated hunting tools. Many experts argue that this unusual spurt in creative activity was likely caused by a key innovation: complex language, which enabled abstract thought. The work done by Dr. Atkinson supports this notion.

His research is based on phonemes, distinct units of sound such as vowels, consonants and tones, and an idea borrowed from population genetics known as «the founder effect.» That principle holds that when a very small number of individuals break off from a larger population, there is a gradual loss of genetic variation and complexity in the breakaway group.

Dr. Atkinson figured that if a similar founder effect could be discerned in phonemes, it would support the idea that modern verbal communication originated on that continent and only then expanded elsewhere.

In an analysis of 504 world languages, Dr. Atkinson found that, on average, dialects with the most phonemes are spoken in Africa, while those with the fewest phonemes are spoken in South America and on tropical islands in the Pacific.

The study also found that the pattern of phoneme usage globally mirrors the pattern of human genetic diversity, which also declined as modern humans set up colonies elsewhere. Today, areas such as sub-Saharan Africa that have hosted human life for millennia still use far more phonemes in their languages than more recently colonized regions do.

«It’s a wonderful contribution and another piece of the mosaic» supporting the out-of-Africa hypothesis, said Ekkehard Wolff, professor emeritus of African Languages and Linguistics at the University of Leipzig in Germany, who read the paper.

Dr. Atkinson’s findings are consistent with the prevailing view of the origin of modern humans, known as the «out of Africa» hypothesis. Bolstered by recent genetic evidence, it says that modern humans emerged in Africa alone, about 200,000 years ago. Then, about 50,000 to 70,000 years ago, a small number of them moved out and colonized the rest of the world, becoming the ancestors of all non-African populations on the planet.

The origin of early languages is fuzzier. Truly ancient languages haven’t left empirical evidence that scientists can study. And many linguists believe it is hard to say anything definitive about languages prior to 8,000 years ago, as their relationships would have become jumbled over the millennia.

[…]

source>>read more>> 

The dark side of chocolate

CNN’s Richard Quest talks to filmmaker U. Roberto Romano, whose documentary «The Dark Side of Chocolate» investigates child labor and cocoa fields in the Ivory Coast.

Read a statement from the Global Chocolate and Cocoa Industry |
From the International Cocoa Initiative

But before you bite into a chocolate bar or take a sip of hot cocoa, consider, where did it come from?

It may be that the treat is the product of someone else’s hard labor. The person who may have sold it or who may have made it may not even be an adult.

The International Labour Organization estimates between 56 and 72 million African children work in agriculture, many in their own family farms. The seven largest cocoa-producing countries are Indonesia, Nigeria, Cameron, Brazil, Ecuador, the Ivory Coast and Ghana. Those last two together account for nearly 60 percent of global cocoa production.

And right now, you can still find children working in the cocoa fields as Romano and his crew did to film «The Dark Side of Chocolate.»

So, what should you as a consumer do? […]

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Pemba, Mozambique

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Saudades de África a finales del siglo XX (Pemba, Mozambique), mi estudio en la planta alta del astillero (Astillero Naval de Pemba), frente al mar, los barcos que diseñábamos o aprendíamos a hacer, las umbilas que se extraían del profundo matto (con Reinhard Klingler, etc.), los ladrillos inventados, el Land Rover (con Ing. Pedro Cruz, Nevy Castro, Nicai Cruz, Twara Cruz) que nos llevó tan lejos, las historias infinitas (con Teresa and Joseph Hanlon), los olores, el sabor irrepetible de la África profunda (el cocinero mágico, Ibrahimo). Era cierto lo que decían, te puedes ir de África, muy lejos, pero una vez que África entra en uno no se va jamás.

Pemba, Mozambique, 1997

Africa6 1997 c Africa7 1997 Africa 1997 b Africa5 1997 b Africa3 1997 Africa2 1997 b

 

El día que nunca existió

El dia que mai va existir

El día que nunca existió


Joseph Hanlon (el autor de Who calls the shots y Peace without profit) había ido a Pemba por un reportaje para la BBC a Nteuane Samora Machel. El hijo del célebre revolucionario mozambicano se encontraba haciendo ejercicios militares en el norte; Graça, su madre, estaba en Londres recibiendo un nuevo premio y aún no era la esposa de Nelson Mandela.

Al día siguiente, Joe y su esposa Teresa programaron una recorrida por las islas y nos invitaron a Nadia y a mí para que los acompañásemos, no sé si por compromiso o porque les caímos bien en la cena con Nteuane. Salimos un viernes o un sábado desde Quizanga, en un barco de pescadores y llegamos a Ibo casi al atardecer.

Recuerdo, como esta noche, que nos instalamos en una casona antigua, propiedad de un amigo de S.M. Las habitaciones sobraban y yo imaginé que Nadia tomaría la que daba al mar. Porque allí habían máscaras y unas enormes pinturas de algún artista desconocido; y porque Nadia evitaba siempre quedarse en la misma habitación que yo. Pero después de que arrojé mi maleta sobre una de las camas de la habitación trasera, apareció ella e hizo lo mismo. Sin consultarme siquiera, dijo que iba a quedarse ahí, conmigo, porque la asustaban las máscaras que no pueden hablar.

—Prometo que no diré ni “a” en toda la noche —dije yo, fingiendo suficiencia— y que no intentaré espiarte desnuda.

—Más te vale— respondió, buscándome los ojos. Sentí en mi boca esos ojos, profundamente azules como los de su madre.

—¿Hiciste tu reporte diario?— pregunté al rato, refiriéndome a las largas cartas que le escribía a Damián. Ella le detallaba todos los paisajes que había visto durante el día, evitando (lo se) mencionar mi desinteresada compañía. Tal vez disfrutaba más escribiéndole a Damián, mirando las cosas por él que por ella misma; porque el amor es uno de esos pocos estados en que uno es feliz pero además está obligado a reconocerlo. Creo que yo también la quería de alguna forma.

—Hoy no —dijo tirándose en la cama—  No tengo luz y estoy cansada. Además hoy es un día que nunca existió. Mañana seguirá a lo que fue ayer, ya que no sabemos si fue viernes o si fue sábado… No te molesta, ¿no?

—Claro que no —dije sin haber comprendido claramente—. Se te nota cansada y algo nerviosa.

Después de dudar un instante, reconoció: —Sí, es verdad. Hace demasiado tiempo que no sé nada de Damián. Yo sé que también él estará preocupado.

—Y con más razones —agregué—. Yo que él no te hubiera dejado venir sola.

—Pero si no estoy sola!— casi gritó, incorporándose de golpe. Sin embargo, como era su costumbre, poco después me invitó a retirarme porque quería descansar.

Con el sol todavía alumbrando, salí con uno de los guardias en busca de azúcar para el té y aproveché el momento para conseguir la zuruma. El guardia fingió no comprender mi portugués pero, poco después, me prometió unas hojitas para el anochecer.

Cuando volvió a esa hora, los ingleses y Nadia estaban tomando el té en el patio, apenas alumbrados por una vela. Joe y Teresa festejaban una historia de Nadia. Debió contarles la vez que un ministro de la dictadura uruguaya se rió ante el ministro de la marina de Bolivia, porque le oí traducir lo que el boliviano le había respondido a su colega:

— At what do you laugh? Don’t you have a Ministry of Justice?

Al lado de la puerta que daba a la calle encontré la sombra del guardia (creo que se llamaba Babá o Dadá, lo que podía ser un nombre brasileño o africano);  sonriendo,  me  dijo  que con aquello me iba a sentir muy bien y que si quería podía conseguir más. Después me habló de Pangane y de otras islas más al sur; confundió América con la américa más pobre, aduló la claridad de mi portugués y no supo decirme si era quinta o sexta-feira.

Cuando volví al patio (estaba tan oscuro que ni siquiera notaron mis movimientos) Joe me habló sobre un baile que habría en la isla. Me sugirió que fuésemos, Nadia y yo, por lo que adiviné quería quedarse solo con su mujer esa noche. Después me sorprendió que Nadia aceptase ir; porque todo en África le molestaba: el olor de los quimoanes, los mosquitos de los macondes, el machismo de los macúas que imponía a las mujeres el acarreo del agua diaria. Yo le recordé que aún más odioso era el machismo de nuestro orgulloso mundo desarrollado, que prohibía a una mujer mirar una obra en construcción o caminar sola una noche de verano. De aquel diálogo descubrió que siempre había vivido cuidándose de algún tipo de vejación; y que detrás de sus labios desnudos y su mirada clara llevaba incorporado, desde muy joven, un velo tan hermético como ese otro visible que llevan algunas mujeres musulmanas. O peor, porque ni aún así estuvo un día segura entre nuestros latin lovers. Y que si había una raza odiosa en el mundo era, precisamente, esos representantes del sexo superior. ¿Cuándo en India, en Egipto o en Mozambique se había sentido tan amenazada  como en Montevideo o como en Chicago?

Reconozco que, a pesar de la repetida oscuridad de esa noche, Nadia llamaba la atención de cualquiera; más que de costumbre. Creo que se había arreglado con esmero; para impresionar, como en la fiesta del Buckingham Palace. El sol de África no había hecho mucho sobre su piel; porque no era posible arrancarle  otro color que no fuera el rosado vergonzoso de sus mejillas cuando alguien  le elogiaba la tranquilidad de sus ojos o el trazo ligero de su perfil; y porque le tenía tanto miedo a la intemperie extranjera que nunca salía sin una cantidad excesiva de escudo solar o de repelente para  mosquitos. Bastaba con que el calor le bajara un poco la presión para imaginarse insolada o enferma de malaria, rodeada de dos mil kilómetros de caminos intransitables.

Esperábamos tambores y negros saltando alrededor de una hoguera y lo que encontramos fue casi lo mismo pero con música  de  Madona.Mientras  hubo  combustible  parael prehistórico generador,  los  quimoanes  y Nadia  bailaron  como  animales.

Pero  la  luz  y  la  música  no  llegaron  hasta  media  noche. Poco antes, se extinguieron en un rugido casi africano. Hasta que todo quedó como en un cuarto oscuro. De a poco comenzaron a distinguirse algunas cosas, sobre todo cuando la luna salía detrás de las nubes: el mar, un enorme cajueiro que limitaba por arriba el patio, el muro de bambú, algunos rostros oscuros y con enormes risas blancas, casi siempre de mujeres con ganas de probar.

Salí a la calle y tomé por la principal, que era como una avenida ancha y arenosa, limitada de un lado y del otro por espesos árboles negros y ruinas de dos pisos, casi todas abandonadas. No encontré a Nadia y ni la busqué. ¿Tenía yo que cuidar de ella? Creo que sentí rabia y liberación al mismo tiempo. Armé el “cigarro de Mueda” y lo fumé mientras caminaba hacia la plaza.  Entré a la plaza y recorrí todas las sombras y verifiqué que tampoco allí había nadie, como si la población toda prefiriese las palhotas en la selva a los antiguos palacios portugueses. Después tomé por una de las calles secundarias y caminé hasta otra sombra sobre la arena. De repente advertí gente como fantasmas. Algunas personas rodeaban algo y murmuraban quimoane en silencio. Entonces me acerqué para ver que rodeaban a Nadia, acostada en la arena blanca y oscura mientras un hombre montaba sobre su sexo. Estoy seguro que ella me veía y veía a los demás que la miraban. Y estoy casi seguro que sonreía o hacía un gesto que no era de dolor. El hombre era uno de los guardias de la casa, el mismo que nos había acompañado al baile y el mismo que ella mató. Porque fue ella que lo mató con una asada y no yo, como me quiso hacer creer al otro día. Pero eso de nada importa; porque ese día fue el día que nunca existió y nunca nadie lo sabrá. Por otra parte, lo que me había vendido el guardia no era zuruma sino hojas de otra planta que ya no recuerdo el nombre. También en esto se equivoca mi querida Nadia.

Jorge Majfud

1997

L’ era della Barbarie

Christ is Condemned to Death, Church of St. Ma...

Image via Wikipedia

La Era de Barbaria (Spanish)

The Age of Barbaria (English)

 

L’ era della Barbarie

Nell’ era della Barbarie cominciarono i viaggi a ritroso nel tempo all’anno trentatre. Venne scelto quell’anno perché, secondo le statistiche, la Crocifissione di Cristo attraeva l’attenzione di più gente dall’Occidente, e si pensò a questo settore sociale per ragioni economiche, giacché i viaggi, nel passato, non erano stati né diretti né tanto meno finanziati dal governo di nessun paese come in altri tempi era successo per i primi viaggi nello spazio, ma da un’ azienda privata. Il gruppo finanziario che rese possibile la meraviglia di viaggiare nel tempo fu l’Axa, sotto richiesta del maggior cervellone delle Tecnologie Blue, che fece intravedere infiniti profitti per la prestazione di “servizi turistici”, come vennero chiamati in quel momento. Da allora vari gruppi di trenta persone hanno viaggiato all’anno trentatre per presenziare alla morte del Nazareno, come facevano anticamente i turisti comuni quando, ad ogni equinozio, si concentravano ai piedi della piramide di Chitchen-Itzá per presenziare alla formazione del serpente data dalle ombre che la piramide gettava su se stessa.

Il maggior inconveniente che ebbe l’Axa fu il numero ridotto di turisti che potevano assistere all’evento di volta in volta, cosa che determinava profitti che non erano concordi con le aspettative milionarie dell’investimento, motivo per cui, di lì a poco, venne alzato questo numero fino alla cifra di quarantacinque, con il rischio di attirare l’attenzione degli antichi abitanti di Gerusalemme. Poi la cifra venne mantenuta senza alterazioni, su richiesta di uno dei principali azionisti dell’impresa che argomentò, ragionevolmente, che la conservazione di questo fatto storico allo stato originale era la condizione basilare che giustificava i viaggi e che se ogni gruppo avesse prodotto alterazioni nei fatti, la cosa si sarebbe ripercossa portando ad un abbandono dell’interesse generale nel realizzare questo tipo di viaggi.

Con il tempo si capì che ogni alterazione storica dei fatti, per minima che fosse, era quasi impossibile da riparare. Questo succedeva quando qualcuno dei viaggiatori non rispettava le regole del gioco e pretendeva di portarsi a casa qualche souvenir. Il caso più famoso fu quello di Adam Parcker che, con incredibile destrezza, riuscì a ritagliare un pezzetto triangolare della tunica rossa del Nazareno, probabilmente nel momento in cui questi cadde stravolto dalla fatica. Il furto non causò nessuna alterazione delle Sacre Scritture, ma servì a Parcker per diventare ricco e famoso, giacché il minuscolo pezzetto di tela venne valutato una fortuna e non pochi viaggiatori tra quelli che si erano scomodati ad arrivare fino a lì e avevano pagato per andare indietro nel tempo di più di mille anni, lo avevano fatto per vedere da dove mancasse al Nazareno il “Triangolo di Parcker”.

Qualcuno ha fatto obiezioni su questo tipo di viaggi che, assicurano, finiranno per distruggere la storia senza che ce ne possiamo rendere conto. E difatti è così: per ogni cambiamento che si introduce in un giorno qualunque, infiniti cambiamenti deriveranno, secolo dopo secolo, diluendosi a poco a poco o moltiplicandosi nei propri effetti. Per percepire il minimo cambiamento nell’anno trentatre sarebbe inutile ricorrere alle Sacre Scritture, perché tutte le edizioni, allo stesso modo, assorbirebbero il colpo facendo dimenticare completamente il fatto originale. Ci sarebbe la possibilità di rastrellare ogni cambiamento inviando altri viaggiatori ad anni anteriori a quello della Barbarie, ma a nessuno importerebbe un progetto così e non ci sarebbe nessun modo per finanziarlo.

Ormai non importa nemmeno il dibattito sul fatto che la storia debba rimanere come sta o se è lecito modificarla. Quest’ ultima opzione, ad ogni modo, è pericolosa, giacché è possibile prevedere i cambiamenti risultanti che potrebbero essere prodotti da qualsiasi alterazione. Sappiamo che qualsiasi cambiamento potrebbe non essere catastrofico per la specie umana, ma potrebbe esserlo per gli individui: non saremmo più noi quelli che stanno vivendo adesso, ma un altro qualsiasi.

Su una posizione contraria si trovano i gruppi religiosi più radicali. I servizi di informazione di Barbarie hanno scoperto recentemente che un gruppo di Evangelisti, appartenenti alla Chiesa Vera di Dio, di San Paolo, farà il viaggio verso l’ anno trentatre. Grazie alle offerte dei propri fedeli, il gruppo è riuscito a mettere insieme la somma più che milionaria che richiede l’Axa per il biglietto. Quello che ancora non è stato possibile confermare sono le intenzioni del gruppo. Si dice che vogliano far saltare il Golgota e incendiare Gerusalemme nel momento della Crocifissione, perché si arrivi in questa maniera, alla tanto attesa Fine dei Tempi. Tutta la storia scomparirebbe; tutti, compresi gli ebrei, riconoscerebbero l’errore, si convertirebbero al cristianesimo nell’anno trentatre e il mondo intero vivrebbe nel regno di Dio, così come era descritto nei Vangeli. Tutto questo è molto dibattuto da altre persone.

Altri ancora non si spiegano come i viaggiatori possano presenziare alla Crocifissione senza cercare di evitarla. La risposta teologica e ovvia, per cui i meno interessati ad evitare il martirio del Messia sono i suoi stessi proseliti. Ma per gli altri, che sono la maggioranza, Axa ha decretato le sue regole etiche: “Allo stesso modo in cui non evitiamo la morte di un cervo tra le fauci di un leone quando facciamo un viaggio in Africa, così non dobbiamo nemmeno evitare le apparenti ingiustizie che si commettono contro il Nazareno. Il nostro dovere morale è quello di conservare la natura e la storia così come sono”. La Crocifissione è patrimonio dell’Umanità, ma soprattutto, i suoi diritti sono stati acquistati completamente dall’Axa.

Di fatto, i cambiamenti saranno sempre più inevitabili. Già dopo sei anni di viaggi all’anno trentatre, si possono vedere ai piedi della croce, tappi di bibite e scritte con il pennarello sul palo portante, alcune delle quali recitano: “Ho fiducia nel mio signore”, altre si limitano solo al nome di chi è stato lì, insieme alla data di partenza, perché le generazioni future di viaggiatori lo ricordino. Ovviamente anche l’azienda comincia a cedere davanti alla pressione dei clienti insoddisfatti, che chiedono un miglioramento radicale nei servizi. Per esempio Barbarie ha appena inviato un rappresentante tecnico all’anno ventisei per ottenere la produzione di cinquemila metri cubi di asfalto e per negoziare con Pilato la costruzione di un corridoio più comodo per la Via Crucis, cosa che renderà meno faticoso il percorso dei viaggiatori e rappresenterebbe, inoltre, un gesto misericordioso per il Nazareno che più di una volta si è rotto i piedi con i sassi che non vedeva lungo il suo cammino. Si è calcolato che la miglioria non apporterà cambiamenti alle Sacre Scritture, dato che in queste non vi è una particolare preoccupazione per l’ urbanistica della città.

Con queste misure Axa vuole mettersi al sicuro dalla pioggia di reclami che sta subendo a causa di ipotetiche insufficienze del servizio, dovendo far fronte ultimamente a cause molto costose di clienti che hanno speso una fortuna e non sono tornati soddisfatti. Il motivo dei reclami non è sempre causato dal gran caldo di Gerusalemme, o dalla congestione nella quale si trova intrappolata la città il giorno della Crocifissione. Si deve soprattutto alle aspettative non soddisfatte dei viaggiatori. L’azienda si difende dicendo che le Sacre Scritture non sono state scritte sotto il loro controllo di qualità, ma che sono solo documenti storici e quindi esagerati. Lì dove muore il Nazareno invece di esserci una notte profonda e straziante c’è un cielo appena appena un po’ più scuro a causa dell’eccessiva concentrazione di nuvole e niente più. I cattolici hanno dichiarato che questo fatto, come tutti quelli riferiti ai Vangeli, deve prendersi nel suo valore simbolico e non meramente descrittivo. Ma la maggior parte della gente non è stata soddisfatta dalla risposta di Axa e nemmeno di quella di Papa Giovanni XXV che si è schierato in difesa della multinazionale, grazie alla quale la gente ora può essere più vicina a Dio.

Jorge Majfud

Revista Que Tal

Milano, 2008

Traduzione: Francesca Sammartino

Estado de contradicción

Estado de contradicción


El país industrializado con mayores problemas raciales contra los negros es el país que primero puso a un negro en la Presidencia y a toda una familia de negros en la Casa Blanca.

El país que, como pocos, ha discriminado a los negros a lo largo de su historia, es el país donde no se puede pronunciar la palabra negro sin riesgo de ofender a los negros.

El país donde los derechos y las oportunidades laborales de las mujeres han alcanzado niveles históricos, es el país que nunca ha tenido una presidenta o vicepresidenta mujer.

El país que inventó las ciudades de rascacielos define su estilo de vida por sus casas rodeadas de árboles y extensas sábanas de césped, mientras que los descendientes de los africanos que habitaban las calientes selvas de África ahora se concentran en los centros más urbanos de las frías ciudades de los rascacielos.

El país cuya cultura afro, como el blues o el rap, se distingue por su tristeza o por su rebeldía intrascendente, procede de las culturas africanas que en África y en el Caribe se distinguen por su alegría. El dolor distintivo de esta cultura y la violencia que no libera, como la religión, la lengua, la ideología y todo lo que no se refiera a la biología de los negros norteamericanos procede de Europa. Razón por la cual los afroamericanos deberían llamarse euroamericanos, si no considerásemos algo tan superficial como el color de la piel.

El país que tiene una de las ciudades con más problemas de violencia por armas de fuego se llama Filadelfia, que significa amor fraternal.

El país donde sus patriotas más conservadores han impuesto la idea de que su país es fundamentalmente cristiano y conservador fue fundado por un puñado de políticos y filósofos ilustrados, anarquistas, revolucionarios y por lo menos laicos, seculares o agnósticos.

El primer país del mundo que se funda en base al secularismo, a la separación del Estado y la religión, es el país de Occidente donde la religión es más omnipresente y decisiva en la sociedad, en la política y en el gobierno.

El país donde con más rigor se cumple la ley, donde la autoridad se respeta más, donde los ciudadanos comunes son más respetuosos de las reglas, las normas y los derechos ajenos es uno de los países que con más frecuencia y con mayor gravedad ha violado las leyes internacionales.

En el país donde más odian tener algún tipo de gobierno que se meta en la vida privada de los ciudadanos es el país donde primero se puso en práctica el espionaje panóptico en la vida privada de sus ciudadanos y donde los ciudadanos más reclaman del gobierno un control estricto de las personas sospechosas, que vienen a ser todas aquellas que están de acuerdo con tener algún tipo de gobierno.

En los estados más industrializados del país más industrializado del mundo viven los Amish, quienes andan en algunas autopistas con sus carritos tirados por caballos. Todo para no contaminarse de las contradicciones del mundo industrializado.

El país que tiene al intelectual vivo más citado del mundo y sólo menos citado que Marx entre los muertos, Noam Chomsky, es sistemáticamente criticado por su intelectual más reconocido y citado en el mundo.

El país que suele arrasar con los premios Nobel, el país que monopoliza los rankings de las mejores universidades del mundo, el país que más ha contribuido con inventos, descubrimientos y teorías madres en más de un siglo, es el país que tiene la población más ignorante en geografía, historia, matemáticas, filosofía, física y todo lo que tenga que ver con algún conocimiento sofisticado.

El país que tiene más medallas olímpicas de la historia, que más ha acumulado récords en los juegos de invierno y de verano, es el país donde la gente más anda y menos camina, es el país con los mayores problemas de obesidad en el mundo.

Es también el país donde los pobres sufren de obesidad y los ricos y educados parecen hambrientos.

Es el país donde una hamburguesa con papas fritas y Coca-Cola cuesta 5,99 dólares y sin Coca-Cola cuesta 6,35.

Es el país cuyos estados más liberales, los del noreste, son estados católicos y cuyos estados más conservadores, los del sur, son estados protestantes.

Es el país donde sus religiosos más conservadores y que más profesan la religión del amor de Cristo y la otra mejilla por la no violencia, son aquellos que con más vehemencia defienden el derecho a portar armas, tienen clubes de caza, poderosas asociaciones de rifles, son los únicos en justificar las bombas de Hiroshima y Nagasaki y los primeros en promover intervenciones militares en otras partes del mundo que no han entendido en qué consiste el amor.

Es el país con la mayor influencia política del mundo y cuyos habitantes y votantes menos se interesn por la política secular.

El país que más ha intervenido en los gobiernos ajenos en el último siglo, es donde sus habitantes más ignoran conceptos básicos de historia y geografía, sea del mundo o de su propio país; es el país donde (quizás no sea casualidad) ni siquiera existe una materia llamada geografía en sus escuelas secundarias.

El país por el cual el mundo entero celebra con el feriado más universal el día de los trabajadores, no celebra ni recuerda ese día sino un día más abstracto e impersonal, el día del trabajo, otro día, para no mencionar a los innombrables.

El país que es venerado por su cultura del trabajo, no celebra a sus trabajadores, pero recuerda dos veces al año a los soldados caídos en las guerras. Porque las guerras y la destrucción son más importantes que el trabajo y la construcción para defender la libertad. La libertad de la gente que no necesita trabajar.

Es el país que ha globalizado la contradicción radical del narcisismo voyerista, principal característica de la generación virtual.

Es el país que ha logrado reemplazar la política y la ideología por la economía, lo que significa un radical triunfo político e ideológico a escala mundial.

Ese país es, también, el país más criticado del mundo, por propios y por ajenos, y es, al mismo tiempo, el país más imitado. Sobre todo, por los países emergentes, según la definición de sumergidos desarrollada por el país emergido.

Abril 2010.

África mía

Students outside school in Nampula, Mozambique

Image via Wikipedia

África mía

Una vez en la mágica Pemba, tuve la oportunidad de cenar con Ntewane Machel, el hijo del famoso revolucionario africano Samora Machel. N. había estudiado en Europa y por entonces estaba dirigiendo operaciones militares en el norte de su país. Nuestra conversación de esa noche giró entorno a ciertas historias de espíritus animales que habían invadido una aldea. Considerando su origen capitalino y su formación europea, le pregunté si creía en la magia de los hechiceros. Ntewane frunció la frente y la boca como alguien que no se anima a reconocer que cree en Dios en medio de una reunión de ateos. Pero finalmente respondió que sí con una historia. Cuando más joven, una bruja había predicho que él o su hermano iba a morir pronto. Antes del mes, N. cayó enfermo y poco después su hermano tuvo un accidente automovilístico. Y murió. Cuando terminó su historia, N. me miró como un profesor que acaba de demostrar un teorema y mira a su alumno tratando de ver si ha comprendido. Con mi expresión más occidental, dije:

—Bueno, ¿y dónde está la prueba?

Alguien que estaba a mi lado suspiró molesto; no era posible que alguien tuviese tantas dificultades para entender una prueba irrefutable.

—Yo no veo la prueba —insistí—; lo único que veo es un crimen inducido.

Creo que mis amigos optaron por cambiar de tema cuando notaron que los puntos de vistas se habían radicalizado demasiado.

Pero  veámoslo desde un punto de vista psicológico, que si no es el mejor tampoco ha de ser peor que la interpretación mágica. Consideremos que, después de la revelación, tanto N. como su hermano debieron quedar muy perturbados; sobre todo porque ambos eran africanos de pura ley y muy susceptibles a las palabras de una adivina con fama. La enfermedad de N. debió golpear directamente a su hermano, ya que eso indicaba quién sería el mortal aludido. ¿No es éste el mejor estado psicológico para que se produzca un accidente, real o involuntario?

Reconozco que estoy siendo algo injusto al exponer un razonamiento que es propio de nuestra mentalidad occidental a lectores que seguramente serán occidentales. No estoy afirmado que ésta sea la verdad, sino que ninguna de las dos realidades puede ser probada absolutamente. Las creaturas proyectamos sobre toda la realidad una determinada visión del mundo que ha sido sugerida o verificada por una parte mínima de esa realidad. Porque la Realidad es infinita y nuestras facultades intelectuales son limitadas; porque no podemos evitar generalizar una comprensión; porque no podemos ver el mundo a través de dos verdades diferentes. —Solo podemos decir que una proposición es verdadera cuando se integra a aquellas verdades básicas que no estamos dispuestos a modificar. Este compromiso es simple cuando relaciona axiomas y corolarios matemáticos, pero se vuelve harto complejo cuando escapa a esa ciencia tautológica.

* * *

En la prehistoria epistemológica no existía la discusión iluminista que separó razón y experiencia. Por entonces, no había alternativa; como para algunos modernos, la verdad era aquello que se podía ver: un búfalo, un cuchillo, el sol, la luna, el espíritu de los antepasados y la magia del brujo. No hace mucho, en la región norte de Mozambique, un macúa me contó, con fanáticos detalles, cómo una mujer había convertido un saco de arena en un saco de azúcar. No solo había visto cambiar de color la arena, de rojo a blanco puro; también había experimentado el nuevo gusto. Al mismo tiempo que reconocía que semejante transformación era imposible, afirmaba que era la pura verdad. ¿Por qué? Porque lo había visto con sus propios ojos y lo había probado con su propia lengua.

—Dígame, ¿usted sabe qué son los sueños? —le pregunté, no sin desconfianza en mí mismo.

—Sí, yo sueño todas las noches. —contestó el macúa.

—¿Qué fue lo último que soñó?

—Esta noche soñé que iba en un avión, volando entre las nubes.

—¿Viajó alguna vez en avión, entonces?

—No. Solo he visto aviones de lejos, volando.

—Pero usted estaba ahí. El señor vio y escuchó el avión desde adentro, volando entre las nubes.

—Sí.

—Entonces es verdad que estuvo alguna vez en un avión.

—No, no es verdad.

Como se puede ver, entonces yo abusé de las artimañas de la dialéctica. Pero ese es un juego válido solo para los hijos de Grecia, no para los otros. A mi amigo macúa no le produjo ningún efecto la conversación. Tal vez se quedó con la misma impresión novedosa que me quedé yo al conocerlos un poco.

Todavía más emocionadas son las historias que se cuentan en las aldeas del mato africano. Para las culturas “salvajes”, todo lo que se ve es real. Para los herederos de Grecia no: la verdad es lo que se esconde detrás de la apariencia. Se cuenta que una vez un crítico de Platón le reprochó que solo había visto caballos singulares, pero nunca había visto algo como una “caballosidad”. A lo que el filósofo respondió: “Eso es porque usted, señor, tiene ojos pero no inteligencia”. Ya antes de Platón  inteligencia significaba algo así como el poder de ver lo invisible. Es decir, el fuego de Heráclito, la inercia de Galileo, la gravedad de Newton, la voluntad de Schopenhauer, la lucha de clases de Marx, la libido de Freud. En la negación de la experiencia nació el racionalismo griego (por lo cual no se puede hablar de “ciencia griega” en el mismo sentido que la entendemos hoy). Algo más tarde se propuso que esa Invisibilidad también (o solamente) podía ser percibida con otra facultad humana: la fe;  y en ese conflictivo romance invirtieron años los escolásticos. Muchas religiones, desde las indianas hasta el cristianismo primitivo, concluyeron que todo lo visible era engañoso y, por lo tanto, perverso. (“Omnia quae visibiliter fiunt in hoc mundo, possunt firei per daemones”; es decir, “todo lo que ocurre visiblemente en este mundo puede ser hecho por los demonios”). Para los griegos, detrás de lo aparente estaba la razón; para los cristianos, Dios o el Demonio; para los modernos y para los vulgares detrás de todo está el sexo.

Bien, pero tanto a los hechizados africanos como a los que solo tienen ojos para ver caballos hay que recordarles que no es verdad todo lo que se ve ni se ve todo lo que es verdad.

* * *

Nunca más supe de Ntewane. En 1998 su madre, Graça, se casó con Nelson Mandela, y así se convirtió en la primera mujer que fue “primera dama” de dos países diferentes, Mozambique y Sudáfrica. Con su amigo de la adolescencia, el ingeniero Pedro Cruz, compitieron en las olimpíadas de Moscú 1980. Yo trabajé un tiempo para Pedro diseñando barcos en su Estaleiro Naval de Pemba. Mi buen amigo Pedro era —y debe ser aún— un extraordinario nadador. Recuerdo que con una amiga periodista de Suiza solíamos entrar tres horas mar adentro. Las aguas tropicales del Índico son tan transparentes y saladas que cuando uno se cansaba podía extender los brazos y las piernas y quedarse un rato largo mirando el brillo multicolor de los corales. Hasta que aparecía alguno de esos monstruos de formas y nombres indefinidos y se acababa el descanso y la magia de África.

* * *

Una vez alguien me dijo que yo no podía hablar de religión porque no era un hombre religioso. Me quedé pensando un instante, porque en algo tenía razón: yo soy un espíritu religioso, pero no soy un hombre religioso porque mi mente desconoce la seguridad. Obviamente, se equivocaba en lo demás.

—Señor —contesté, no sin timidez—, si los sacerdotes católicos desde siempre han dado consejos matrimoniales y ahora hasta dan clase de conducta sexual, por qué no podría un ateo enseñar teología?

Jorge Majfud

El dulce azote del lenguaje

¿Por qué los negros en Estados Unidos se llaman “afroamericanos”? ¿Por qué los blancos no se llaman “euroamericanos”?  A los blancos se les dice americanos; a los negros, afroamericanos, que es como decir “casi-americanos”. Porque la palabra “negro” es despectiva mientras nadie se ofende por ser llamado “blanco”. ¿Qué tienen los llamados “afroamericanos” de africanos, además del color de la piel? Más tienen de Europa por asimilación y por reacción que de África por su cultura o por su memoria (y lo digo por haber vivido entre tribus africanas). De los europeos, la mayoría heredó su religión y la ideología capitalista; de los europeos heredaron la máquina, el dolor, la humillación y a veces el resentimiento. Razón por la cual los afroamericanos deberían ser llamados “euroamericanos”, si no fuese porque afroamericano es un eufemismo de “negro” (tabú que indica algo malo) que no se refiere a una cultura africana sino, simplemente, a su color de piel. Algo así como decir “hijo ilegítimo”. ¿Cómo un recién nacido (un ser humano sin pecado) puede ser ilegítimo? ¿Cómo un indocumentado puede ser “ilegal”?

Ninguna palabra es inocente (ya lo sabía Antonio Nebrija en 1492, cuando decía que el lenguaje es el principal compañero del imperio), pero hay algunas que están hinchadas de ideología, como por ejemplo las palabras “libertad”, “democracia”, “justicia”, “liberación”, “progreso”, etc. Usándolas como espadas sagradas, nos permitimos imponer nuestras convicciones aún por la fuerza, como hace casi quinientos años Cortés, Pizarro y tantos otros “adelantados” salvaron a América Latina decapitando, torturando, violando, esclavizando y quemando pueblos enteros como forma de persuasión. Creer que importando e imponiendo un sistema político cambiará automáticamente la realidad de un país es ignorar su cultura y su historia. Bastaría con los repetidos fracasos maquillados de éxitos que tenemos que presenciar cada día en el mundo para darse cuenta de ello. Bastaría con imaginar a China imponiendo un sistema monárquico a Estados Unidos en el 2040, por citar un ejemplo inverso. Para cambiar la cultura de un pueblo por la fuerza se necesitan siglos o décadas de corrupción y violencia, como bien lo demostró la colonización española, la inglesa, la americana… Siglos de violenta narración.

“Seguí mi camino —reportó Hernán Cortés en 1520 en carta al rey Emperador Carlos V— considerando que Dios es sobre natura, y antes que amaneciese di sobre dos pueblos, en que maté mucha gente y no quise quemarles casas por no ser sentidos con los fuegos de las otras poblaciones que estaban muy juntas. Y ya que amanecía di con otro pueblo tan grande que se ha hallado en él, por visitación que yo hice hacer, más de veinte mil casas. Y como las tomé de sobresalto, salían desarmados, y las mujeres y niños desnudos por las calles, y comencé a hacerles algún daño; y viendo que no tenían resistencia vinieron a mí ciertos principales del dicho pueblo a rogarme que no les hiciésemos más mal porque ellos querían ser vasallos de vuestra alteza y mis amigos; y que bien veían que ellos tenían la culpa en no me haber querido servir […] Después de sabida la victoria que Dios nos había querido dar y cómo dejaba aquellos pueblos en paz, hubieron mucho placer” .

Tener una convicción no es malo a priori; todo lo contrario; el problema son los métodos, como la inocente manipulación ideológica del lenguaje. Cada día asistimos a la lucha por el significado, desde los “medios de comunicación”, desde los discursos políticos, religiosos, académicos, etc. Estamos sumergidos en una guerra semiótica y semántica basada en la asociación arbitraria de conceptos-imágenes-palabras que es construida día a día, por repetición, con un objetivo ideológico y económico. Esos premoldeados productos semánticos —la Libertad, la Democracia, la Civilización, el Progreso, etc.— se convierten luego en axiomas donde se asientan las nuevas discusiones, axiomas que hacen suyos hasta quienes deben sufrir el significado impuesto por esta forma de violencia ideológica. Todo lo cual no significa que la libertad, la democracia, la civilización y el progreso no existan; pero por la misma razón de que existen, o puede existir, se los coloniza antes de que sean apropiados por sus víctimas.

El objetivo casi nunca es la verdad, la búsqueda interesada de comprender al otro, de escuchar: el objetivo es ser escuchado, es convencer en nombre de los “verdaderos valores”. Actualmente no existe el diálogo; existen discusiones permanentes, intentos dialécticos de legitimar con símbolos y palabras algo que no depende de los símbolos ni de las palabras. No puedo decir que estamos ante un diálogo de sordos porque los sordos cuando dialogan se entienden.

En ese aspecto nuestro orgulloso tiempo se parece a la Edad Media: por entonces, quien triunfaba por la fuerza de su brazo y de su caballo se atribuía toda la verdad de una disputa dialéctica, ajena al brazo y al caballo. La fuerza no sólo impone su verdad por el miedo y la coacción sino, sobre todo, por la seducción del vencido (luego de masacrados, los mexicanos reconocían llorando ante Cortés que la culpa era de ellos, por resistir a la invasión).

Un hombre pobre nada tiene que enseñarle a un hombre rico sobre cómo hacer fortuna, aunque la fortuna del hombre rico se deba a la lotería o al despojo ajeno. De ahí se sigue que un hombre pobre también es, necesariamente menos sabio y menos inteligente que un hombre rico (razón por la que los presidentes y senadores de una Gran Democracia casi siempre son hombres ricos o amigos de millonarios), con lo cual llegamos a la concusión de que Einstein era un retrasado mental y Sylvester Stallone un genio. Y peor si ese hombre pobre es un habitante del Tercer Mundo —categoría de por sí misma ideológica— que asume y confirma que la riqueza material es riqueza, a secas: espiritual, moral, intelectual, etc.

¿Quién se atrevería a decir que una comunidad indígena que ha tenido la sabiduría de vivir en paz durante siglos es el Primer Mundo? Podríamos decirlo, pero nos rompe los oídos, debido al “buen gusto” que hemos desarrollado escuchando otras frases y otros conceptos prefabricados.

Por qué, de igual forma, llamamos “afroamericanos” a seres humanos europeizados por la cultura y por la violencia de la historia? ¿No es una nueva forma de violencia ideológica que hace suya la misma víctima, que de esa forma se define como periférica, por el color de su piel, al tiempo que cree revindicar una cultura como forma de resistencia y reivindicación? ¿No es esta una clasificación compulsiva que una persona de piel oscura se autoimpone, creyendo de esa forma resistir a una imposición? ¿No es esta clasificación una forma de dominación de una ideología que se pretende superar?

Porque, entiendo, una cosa muy diferente es la cultura afroamericana —indudablemente rica, desde Nicolás Guillén en Cuba hasta los seguidores de Yemanjá en Argentina, desde el Jazz en Chicago y Nueva Orleáns hasta la Samba en Río— y otra cosa muy distinta es clasificar a una persona como “afroamericano” sólo por el color de su piel —como si le hiciéramos un favor.

Jorge Majfud

The University of Georgia, setiembre 2006.

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