Notas originales para Milenio (Mexico)
“Zombis, autómatas en la cadena de producción-consumo”
CULTURA • 9 JUNIO 2012 – 2:58AM — POR GUSTAVO MENDOZA
El filósofo Jorge Majfud refiere que el término “cultura popular ha dejado de producirse en el pueblo” para ser ahora un artículo meramente de consumo.
Monterrey • ¿Qué cosa es un zombie?, sino todos nosotros que vivimos día a día tratando de saciar la sed de consumo. A la par, ¿quiénes son los que se benefician de las crisis, sino es que los más poderosos?
Estas y otras cuestiones responde y analiza el filósofo y escritor Jorge Majfud (Uruguay, 1969) quien ha publicado su novela Crisis, a la cual describe como una “novela mosaico” en donde aparecen personajes dentro del contexto de la Gran Recesión norteamericana.
En entrevista vía correo electrónico, el colaborador de MILENIO analiza el papel de los trabajadores ante una crisis –como la sufrida en 1929 en Estados Unidos- y como se destacan los grupos poderosos que son beneficiados con los impuestos de los primeros.
Además, el autor refiere que el término “cultura popular ha dejado de producirse en el pueblo” para ahora ser un artículo meramente de consumo.
Y sobre dos fenómenos sociales actuales ofrece su reflexión: ¿por qué existe un regreso en la música y moda hacia la década de los 80? Y claro, las multitudinarias Zombies walks que se promocionan por todo el mundo, y de la cual Monterrey no ha quedado afuera.
En la contraportada de Crisis se habla de una novela mosaico, con protagonistas múltiples. ¿Por qué siempre los afectados en una crisis terminan siendo los trabajadores?
JM: La respuesta es una simple observación sobre una lógica histórica: los grupos que poseen el verdadero poder social se benefician de una crisis o sufren sus consecuencias en menor grado. En nuestro tiempo, es aún más claro que también las provocan y luego reciben, descaradamente, las multimillonarias ayudas de la población en general, incluido los trabajadores, a través de los impuestos, que no dejan de señalar como la causa de la negativa injerencia del Estado en sus sabios negocios. En nuestro tiempo esos dioses son invisibles (la virgen de Guadalupe al menos se puede ver y alguna gente hasta puede habler con ella), o es el Charging Bull, el “becerro de oro” de Wall Street, o son deidades inalcanzables y desconocidas, como los grupos financieros que especulan usando cálculos de probabilidades como una computadora juega al ajedrez. Son los dioses de nuestro tiempo, dioses abstractos y perversos a los que no se puede siquiera rezar. Si los trabajadores tuviesen el mismo poder, hoy en día en lugar de ser expulsados a las calles en nombre de la austeridad y la eficiencia productiva estarían aumentando sus beneficios cada mes, como de hecho lo están haciendo los dueños de las grandes compañías y, sobre todo, los especuladores. Un “humilde” especulador con conocimientos en matemáticas que trabaja para algún especulador mayor en Wall Street en plena crisis gana (o ganaba) aproximadamente diez millones de dólares por año. Por no hablar de otros dioses oscuros, como los intocables lobbies que presionan o secuestran la democracia desde tiempos anteriores.
2. ¿Cuál era el contexto de los inmigrantes hispanos durante la Gran Recesión, si la comparamos con la recién crisis norteamericana en el 2008-2009, que causó fenómenos como la disminución de envío de remesas hacia México, por ejemplo?
JM: Si te refieres a la crisis de 1929, más que una gran recesión produjo la Gran Depresión que duró casi una década con algunas recuperaciones tímidas y con ciertas leyes y políticas que significaron las mayores acciones socializadoras de Estados Unidos desde su revolución. Recordemos que la Crisis del 29 se produjo al final de una década de derroche, optimismo y persecuciones ideológicas contra los inmigrantes y fue seguida en los años treinta por el nacimiento de Superman, las olas de violencia contra los negros y su dramática disminución en términos de población. Ahora, en esta Gran Recesión que técnicamente terminó en julio de 2009, las remesas disminuyeron en cantidad y por el estratégico y progresivo debilitamiento del dólar. Para mí las remesas son un tema aparte de gran importancia: no sólo porque en algunos países son importantes ingresos, sino porque significan la consolidación de una gran injusticia binacional: como los ricos vernáculos se benefician de un status quo dado en sus países; nunca emigran. Los protege un sistema y una moral popular: cuando en América latina decimos “es un chico bien”, no queremos decir que es un joven trabajador sino alguien que no necesita trabajar para comer. Como antes se distinguía al “noble” del “villano”, al rico del pobre, al bueno del malo. Si decimos “es de familia trabajadora”, queremos decir que no tiene ningún privilegio, sino todo lo contrario. Siempre emigran los pobres, rara vez los holgazanes y los delincuentes: emigran los trabajadores, expulsados por las injusticias sociales de sus propios países. Luego de arriesgar sus vidas y el poco capital del que disponen, son explotados, perseguidos, humillados y criminalizados en la tierra prometida. Pese a todo, y al mismo tiempo de que son acusados de incrementar la criminalidad en el país donde trabajan, mantienen (esto es estadístico) uno de los niveles de criminalidad más bajos a nivel nacional. Mientras son acusados de ser una carga para el sistema de salud, a los cuales acuden en última instancia, mantienen los precios de bajos y aportan a la economía y al funcionamiento de esta sociedad de una forma que ningún otro grupo puede ni quiere hacerlo.
3. ¿En las crisis se acentúa el discurso anti inmigrante en los EU?
JM: Lamentablemente eso responde a un padrón histórico. Ante cualquier crisis, sobre todo ante las crisis político-económicas, siempre se buscan a los extranjeros primero y a los grupos raciales o religiosos minoritarios después, como la más rápida y simplista excusa para justificar todo tipo de frustraciones y fracasos. Sería muy largo dar ejemplos y creo que ni falta hacen.
4. Vemos en la música y en la moda –a través de las redes sociales- una marcada tendencia a prolongar (o recuperar) todo lo hecho en la década de los 80 ¿Es ciudadano este modelo o de donde nade?
JM: Hay una sacralización de los ´80, sobre todo en política. Todavía vivimos en esa época reaccionaria que exterminó el espíritu joven de los ´60, aunque no mucho de sus logros, como las reivindicaciones de las minorías y el pensamiento poscolonialista. Pero en el discurso popular (creo que a partir del siglo XX la “cultura popular” dejó de producirse en el pueblo para producirse en la industria del entretenimiento) todavía se diviniza los 80s. en muchos casos me parece que se tratan de reacciones nostálgicas que pudieran estar indicando cierto declive de ese predominio ideológico. Hace muchos años dijimos que esta década podría marcar cierto regreso de los ´60. En parte ya lo estamos viendo, pero con mucha timidez.
5. Te pregunto por un fenómeno creciente en el mundo, y en especial México: las llamadas Zombies Walks ¿Existe algún transfondo que miles de jóvenes se disfracen de muertos vivientes que anhelan un cerebro que degustar?
JM: En los fenómenos culturales nada, nada es casualidad. Primero, porque históricamente los grandes artistas se han adelantado siempre a los analistas, como lo demostraron los surrealistas mucho antes de la Segunda Guerra. Segundo, por una razón opuesta: porque, como ya te dije, la “cultura popular” ya no es “cultura del pueblo” sino “cultura para el pueblo”, programada y diseñada para ser consumida por el pueblo. ¿Alguien cree que el marketing podría planear una estrategia de consumo que no se retroalimente a sí misma? Creo que sería muy ingenuo aceptar máximas como: “producimos lo que el pueblo quiere consumir”. Demasiado naive. Ya ni siquiera se puede hablar de “pueblo” sino, meramente, de “gente”, como un grupo informe e indefinido de individuos que muchas veces ni siquiera son individuos completos sino autómatas en la cadena de producción consumo, es decir, “zombies” (alegres y orgullosos de su condición, pero zombies al fin). Los zombies son la expresión de la desacralización de la vida, el cuerpo humano considerado como materia de consumo. ¿Qué otra cosa es el consumismo y sus expresiones como el marketing más deshumanizado, las guerras posmodernas y el crimen organizado? Hace pocos meses se descubrió que escaneando el cerebro de una persona se puede predecir la tendencia de sus gustos en los próximos seis meses. Inmediatamente aparecieron artículos observando que esto facilitaba el estudio de marketing. Si esto parece tétrico yo creo que es aún peor: los gustos de un individuos no sólo pueden ser adivinados con el fin de explotar su capacidad consumista, sino que de hecho son creados por la misma maquinaria del marketing. Lo que los altamente tecnológicos escaners ven no es la naturaleza humana sino lo que han hecho con ella a lo largo del tiempo.
6. En EU ya se decidieron unas elecciones presidenciales a través de las redes sociales. ¿Crees que el fenómeno se puede extender, quizás en México?
JM: Las redes sociales tuvieron cierta influencia en las últimas elecciones de 2008, pero no creo que las hayan decidido. La diferencia entre Estados Unidos y México no está en las redes, las cuales son idénticas de un lado y del otro, sino en la cultura profunda de cada país y en la situación mercantil que se encuentre cada uno dentro del sistema capitalista. Estas redes todavía son más juguetes que instrumentos de democracia. Lo serán algún día cuando la población esté más madura. Es decir, que sea responsable y no vítima o actor de reparto, que sufra y se beneficie directamente de sus decisiones políticas y no viva la política momo un espectáculo diseñado para la pasión partidista, para los clásicamente estériles debates electoralistas, para decidir cada día y no para elegir representantes cada dos o cuatro años. Es sobre lo que escribíamos al final del siglo pasado: el paso de una democracia representativa, hoy anacrónica, a una democracia directa. El mundo de Internet debe ser uno de los principales instrumentos de esa democracia directa. Pero basta con ver cómo hoy en día lo que abunda son la copia y la repetición, la escasez de pensamiento crítico y la abundancia de la antigua queja o la autocomplacencia. La mayoría de las noticias que se reproducen en los blogs y en las redes sociales son copia de algún gran medio de comunicación, al estilo antiguo. La mayoría de las ideas que circulan han sido creadas por políticos o publicitarios, que es lo mismo. La mayoría de las ideas son munúsculos fragmentos, especies de haikus banalizados por sus naturalezas radicalmente efímeras e intrascendentes. Es una cultura de la distracción vestida, asombrosamente, de compromiso humano y social. No obstante, aunque creo que la crítica radical debe estar siempre (o cualquier tipo de democracia está muerta), también creo que podemos tener muchas esperanzas en este proceso civilizatorio: la madurez llegará y con ella la democracia directa, estación previa para un orden anárquico, quizás global, que sepa autoregularse para potenciar la libertad de los individuos y de los pueblos. En ese orden de cosas, por simple lógica, la violencia deberá ser mucho menor, pese a todos los discursos tradicionales que han demonizado todo proyecto que amenace la pérdida de poder y privilegio de las elites que les han robado a los demás una gran parte del poder social y mundial. Este cambio, si opta por el camino de la revolución, fracasará. Sería el ideal para las fuerzas de la reacción. Pero debe ser un cambio progresivo a través de la maduración histórica, y su principal vitamina será, como siempre, la crítica radical y la acción medrada.
Fuente: Milenio (Mexico)