En todo conflicto hay, por definición, dos lados. Uno puede y debe tomar partido por uno, si es necesario y justo, pero cuando la gran prensa internacional, los multimillonarios lobbies de medios solo presentan la realidad desde un lado y acusan al otro de censura informativa, es suficiente para desconfiar. (Los «op-eds» no cuentan, ya que son apenas el impuesto moral que la propaganda paga para no ser considerada propaganda.)
Al fin y al cabo, aunque no son los dueños del poder sino sus servidores, son ellos los principales creadores de opinión, es decir, los principales secuestradores de democracias.
JM, marzo 2022