A History of the Crusades
The Kingdom of Acre and the
Later Crusades
Steven Runciman
Cambridge University Press, Cambridge, Great Britain, 1987
Runciman comienza su tercer volumen de A History of the Crusades en el momento de la caída del dominio cristiano en Jerusalén. Esta catástrofe afectó a varios reyes y autoridades eclesiásticas en Europa, por lo que se procuró la reconquista de la Tierra Santa a través de una nueva cruzada. El 3 de setiembre de 1188 fue coronado Ricardo, lo que fue seguido por una persecución de los judíos en Londres y en York.
The citizens were jealous of the favour shown them by the late King [Henry]. Crusading fervour always provided an excuse for killing God’s enemies. Richard punished the rioters and permitted a Jew, who had turned Chistian to avoid death, to return to his faith (7).
Uno de los que tomaron la iniciativa en la marcha por la reconquista fue el emperador germano Federico Barbaroja (11). Sin embargo, un accidente en un río, aún sin aclarar, le provocó la muerte. De ahí siguió su derrota ante las fuerzas de Saladino en Siria (16).
Después de su captura, Guy fue liberado por Saladino —Salah al-Din Yusuf— bajo promesa de no volver a atacar a los musulmanes (20). Pero luego de liberado Guy desconocerá su juramento, apoyado por la Iglesia quien determinó que dicho juramento no era válido por haber sido dado a un infiel. Así, Guy vuelve a invadir las costas de Palestina (24). A pesar de diversos fracaso contra los musulmanes, las fuerzas cristianas fueron llegando en una especie de alianza entre distintos países europeos, desde Portugal hasta Hungría (26).
Steven Runciman se detiene en cada detalle de los acontecimientos, dando fechas, lugares y precisiones sobre el ánimo de los cruzados, de los musulmanes, sobre sus provisiones, etc. Por momentos, esta extremadamente precisa documentación y narración de hechos ocurridos hace casi novecientos años se aproxima a la ficción o, por lo menos, a la inverosimilitud. Luego se detiene en la descripción física y psicológica de Ricardo Corazón de León como un hombre apuesto y romántico (34). Admirado y voluntarioso pero no tan hábil para cuestiones administrativas (35).
Sin embargo, cuando Steven Runciman describe a el rey Pili Augustus —Felipe Augusto— vuelve a reincidir en su tendencia novelística:
He was well-built, with a shock of untidy hair, but had lost the sight of one eye. He was not personally courageous. Though choleric and self-indulgent, he could cloak his passions (…) (35) He was a unattractive, unlovable man, but a good king (36).
Ricardo conquista Chipre (46) y se une a los otros príncipes ya instalados en Acre, Palestina (47).
En su intención de dejar Acre y habiendo capturado miles de prisioneros sarracenos, Ricardo decide masacrarlos, matando a 2.700 a sangre fría —excepto a los más jóvenes que fueron tomados como esclavos— y faltando una vez más a un trato con Saladino (53).
His soldiers gave themselves eagerly to the task of butchery, thanking God (…) The prisoner’s wives and children were killed at their aside (53).
A partir de aquí en delante, Steven Runciman detallará el camino de Ricardo hacia Jerusalén, sus victorias (Arsuf), sus negociaciones con el hermano de Saladino (al-Adil) por la posesión de toda Palestina (59). Su llegada próxima a Jerusalén y sus fracasos (61), sus negociaciones con los musulmanes y la pérdida de sus mayores recursos económicos. Pese a lo cual las fuerzas de Saladino dejaron que los cristianos permanezcan en la costa de Palestina sin atacarlos —probablemente, por no hacerlo contra un ejército de fuerzas menguadas (62). Otro de los grandes problemas que enfrentó Ricardo no fueron sólo los que encontró en Tierra Santa sino aquellos que provenían de Inglaterra, con la creciente influencia de su hermano John (63). Por lo que partió a Inglaterra nombrando a Conrad —en lugar de Guy, por elección de los caballeros— como rey de Jerusamén. Pero Conrad fue finalmente asesinado por dos assassins —famosa secta, enemiga de Saladino—(64).
Durante decenas de páginas, Steven Runciman presenta a Saladino como una especie de jugador de ajedrez, complacido más en el juego de la guerra y en la admiración por la valentía del enemigo, que el mero objetivo de dominar un área geográfica. De esta forma, se describe a un Saladino pactando cuando no liberando a sus enemigos o enviándole regalos —como caballos al rey Richard (página 72)— en plena disputa.
When Richard’s horse fell under him, he gallantly sent a groom through the midst of the turmoil with two fresh horses as a gift to the brave King (72)
El cuarto capítulo Steven Runciman lo dedica a los problemas sucesorios que surgieron tras la muerte de Saladin.
Durante todo el capítulo cuarto Steven Runciman detallará los problemas de sucesión ocurridos después de la muerte de Saladino (77-78), los nuevos intentos cristianos —por parte del rey Henry y los germanos— de nuevas cruzadas con sus avances, retrocesos, ansiedad es y miedos, todo con una precisión que supera aún a una crónica periodística contemporánea al frente de un campo de batalla (83-104).
Un capítulo particular en la historia de las Cruzadas lo contituye aquel que Steven Runciman titula, provocativamente, The crusade against Christians. En este momento, iniciando el siglo XIII, se produce la destrucción y saqueo por parte de los cristianos del oeste, de la que había sido capital de la cristiandad por nueve siglos: Constantinopla (123).
Steven Runciman concluye drásticamente:
There was never a greater crime against humanity than the Fouth Crusade (130).
No sólo se había destruido los tesoros de Bizancio sino que se había herido mortalmente a toda una civilización que aún era grandiosa y activa. Por otra parte, el daño consistió en eliminar uno de las fronteras defensivas que históricamente separaron Europa de Asia (131).
Sin embargo, podríamos decir que Steven Runciman exagera un poco si consideramos otros períodos de la historia humana.
La Quinta Cruzada fue dirigida directamente contra Egipto (152) . Por veinte páginas, Steven Runciman detalla cada movimiento, desde las “misiones de paz” de San Francisco en Jerusalén hasta los movimientos militares de los cristianos y musulmanes por el dominio de Egipto y Tierra Santa. Como resultado final, llegamos a un nuevo fracaso de los cruzados, esta vez cn la victoria escapándosele de las manos por poco (170-171).
Si Steven Runciman comienza con la aventura de Ricardo como rey cruzado y guerrero, luego dedica otros capítulos a otros reyes con la misma ambición, como por ejemplo Henry o el emperador Federico (171). Todos harán base en Acre —único bastión estable de los cristianos en sus aventuras por tierra Santa— y procurará nuevas incursiones en el intento de apoderarse de Jerusalén. Lo que logra mediante un tratado que pone a esta ciudad en manos cristianas, más un corredor hasta el mar. La mesquita de Al-Aqsa permanece en posesión de los musulmanes (187)
Un pasaje de este libro nos da una imagen psicológica y religiosa de la época:
The more intransigent of the [the Christians] lamented that Jerusalem had not been won back by the sword, and were disguised that the in fidel should retain their shines; and all of them remembered the negotiations of the Fifth Crusade, when al-Kamil’s offer of all Palestine was rejected because the strategists pointed out that without Oultrejourdain Jerusalem could not be held (188).
Sin embargo, la conquista de Federico fue del todo desapasionada. El Emperador abandonó Jerusalén dejándola en un estado indefinido de soberanía.
En 1244 los cristianos pierden Jerusalén:
Nearly seven centuries passed before a Christian army would once again enter its gates (225).
El tercer libro de Steven Runciman comienza con la aparición de un personaje famoso en la historia: el Gengis Kan —o Jenghiz-Khan—. Por largas páginas, Steven Runciman detallará el surgimiento de este guerrero mogol y su conquista desde china hasta su entrada en Europa (251).
Entre las incabables cruzadas, encontramos la del rey de Francia, Luis IX. La suya, comienza de una forma real o imaginaria según la narración histórica:
In December 1244, Louis IX of France, fell desperately ill of a malarial infection. As he lay near to death he vowed that if he recovered he would set out for a Crusade (255).
Lo que no le impidió caer prisionero y enfermar nuevamente (270) hasta que finalmente regresa a Europa, diez años después de iniciada su aventura personal (282). Dieciséis años más tarde, Luis IX vuelve a intentarlo hasta que, finalmente, lo detiene la muerte en la página 292.
El último capítulo está dedicado a la caída de Acre, la ciudad-bastión que a lo largo de toda la narración constituyó —junto con el motivo de “las cruzadas”— el principal elemento estructurador. Las tropas del sultán recorrieron la costa de norte a sur destruyendo todo lo que recordase a los cristianos.
The old ease tolerance of Islam was gone. Embittered by long religious wars, the visitors has no mercy for the infidel (423).
Dar una sinopsis de este libro sería imposible. Durante todas y cada una de sus páginas se detalla con exactitud —y muchas veces de forma sospechosa— cada instante, cada emoción de sus protagonistas y cada imagen del escenario que resulta en un laberinto con pretensiones de crónica infinita —a pesar de los ochocientos años que la separan de los acontecimientos. Datos, nombres y más datos sobre los movimientos de cada actor en la batalla y en las intrigas cortesanas se van acumulando con una conocida precisión. Probablemente aquí están los “hechos” descritos como ninguno de sus protagonistas pudo llegar a hacerlo. No sabemos cuánto hay de ficción y cuánto de improbable coincidencia con esa otra ficción que llamamos “realidad”.
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Jorge Majfud
majfud.org
Jacksonville University