«Los negros», de Eduardo Galeano

En 1916, en el primer campeonato sudamericano, Uruguay goleó a Chile 4-0. Al día siguiente, la delegación chilena exigió la anulación del partido «porque Uruguay alineó a dos africanos». Eran los jugadores Isabelino Gradín y Juan Delgado.
Bisnieto de esclavos, Gradín (1897-1944) había nacido en Montevideo. La gente se levantaba de sus asientos cuando él se lanzaba a una velocidad pasmosa, dominando la pelota como quien camina, y sin detenerse esquivaba a los rivales y remataba a la carrera. Tenía cara de pan de Dios y era un tipo de esos que cuando se hacen los malos, nadie les cree. Delgado (1891-1961), también bisnieto de esclavos, había nacido en Florida, interior de Uruguay.
Mucho se lucía Delgado bailando la escoba en los carnavales y la pelota en las canchas. Mientras jugaba, conversaba, y les tomaba el pelo a los adversarios.
—Descolgame ese racimo–, decía, elevando la pelota. Y lanzándola, decía:
—Tirate, que hay arenita.
Uruguay era, en aquel etonces, el único país del mundo que tenía jugadores negros en la selección nacional.
Eduardo Galeano
El fútbol a sol y sombra.
