hoy, regando las plantas de mi esposa, recordé a mi abuela que las regaba sin faltar un solo día. de joven, nunca entendí esa obsesión. recordé también que, por entonces, su hijo Caíto estaba preso por la dictadura, sin haber matado a nadie, sin haberle robado nada a nada a nadie. estaba preso (y torturado) por el solo delito de ser sospechoso de pensar diferente.
Entonces hoy, mientras aliviaba la existencia de esos seres cautivos en sus macetas, entendí a mi abuela un poco más.