La máquina que agarró a Bukowski por los huevos
Por: Fernando García | 20 de enero de 2012
Apple inventó la autoedición. Con la ayuda de PageMaker, un programa de maquetación, y una impresora de alta resolución, Apple comenzó a entrar a partir de 1985 en las imprentas y en las salas de maquetación de periódicos y revistas de todo el mundo. La autoedición llegó a los particulares a partir de 1990, cuando apareció el Macintosh IIsi, un ordenador con 1 mega de memoria que se podía ampliar hasta 65. Costaba 2.999 dólares.
El escritor Charles Bukowski compró un Mac IIsi el 18 de enero de 1991. Sufrió algunas penurias informáticas: “Ahora mismo esta máquina me tiene agarrado por los huevos”, escribió el 12 de septiembre de 1991 antes de llevar el ordenador al taller. Cuando dos editores le escribieron insinuando que “el ordenador no era bueno para el espíritu”, Bukowski anotó en el diario: “Bueno, muy pocas cosas lo son. Pero yo estoy a favor la comodidad; si puedo escribir el doble y la calidad es la misma, entonces prefiero el ordenador”. A pesar de sus frecuentes malos momentos informáticos, donde llegó a perder un capítulo entero de una novela, Bukowski se convirtió en uno de los primeros apóstoles de Apple y sus Macintosh.
Veintidós años después del IIsi, Apple lanza iBooks Author, una herramienta gratuita para hacer con el Mac libros digitales que luego se puedan leer en el iPad. El programa dispone de unas plantillas que ayudan a crear un libro con más facilidad. Una vez terminado, el resultado se puede comprobar en el iPad. Después, basta con enviar el “iBook” a la tienda de libros de Apple (por ahora sólo en EE UU) para descargar gratis o para venderlo.
No obstante, habrá que leer la letra pequeña del EULA de iBooks, que es la licencia de software por la cual el autor o titular de los derechos autoriza a utilizarlo al usuario si cumple una serie de condiciones. Dan Winneman ha señalado en su blog que la licencia de usuario de iBooks Author no permite vender los libros realizados con la aplicación en cualquier librería digital porque obliga a comercializarlos a través de la tienda de Apple. Si el libro se ofrece de forma gratuita, el escritor o editor puede distribuirlo gratuitamente donde desee.
Tal vez Bukowski se enganchara al iBooks’ como hizo con el Mac. Al menos en los días en que sospechaba que el editor creía que su obra no era literaria. “Si él no la quiere se la coloco a otro. Se venderá tan bien como cualquier otra cosa que yo haya escrito, y no porque sea mejor, sino porque es tan buena, y mis locos lectores la están esperando”.
[fuente : El Pais >>]