180 aniversario de la fundación del partido xenófobo No sé nada

Kensington, Pensilvania. El 6 de mayo de 1844—Como represalia por las manifestaciones en su contra en el distrito irlandés de Kensington, Lewis Levin organiza una protesta de tres mil seguidores que matan a decenas de irlandeses y queman decenas de casas, además de las iglesias católicas de San Miguel y San Agustín. Ninguno de estos crímenes será juzgado y Levin será elegido Representante por Pensilvania, cargo del que tomará posesión el 4 de marzo de 1845, desde donde continuará su lucha contra los inmigrantes (de inmigrantes indeseados), responsable de la decadencia de América.

La Navidad, la fiesta romana en honor a la diosa del Sol, resistida mil años por cristianos de todo tipo, había desembarcado en la tierra prometida y ahora se ha convertido en el símbolo del cristianismo. Los protestantes en Estados Unidos se hacen a la idea, pero aún se niegan a aceptar esa horrorosa costumbre de emborracharse y regalar cosas en honor a Jesús. Este año, para San Valentín, la costumbre de comprar y vender en ocasiones religiosas también ha alcanzado proporciones ingobernables.

Por décadas, la mayor controversia en Estados Unidos no fue el asunto de la esclavitud sino de la invasión de los inmigrantes europeos no protestantes y de un blanco más bien extraño y sospechoso. Los inmigrantes y los hijos de inmigrantes ingleses y alemanes no quieren irlandeses. Son católicos y representan una variación impura de la raza blanca. En Europa, Inglaterra ha despojado a los irlandeses más pobres de sus tierras y de la protección política de su iglesia, lo que ha provocado un millón de muertos por hambre y otro millón ha debido emigrar a América por la vía más corta del Atlántico. En América no son ni serán bienvenidos por al menos un siglo. Algunos son asesinados trabajando en las vías del ferrocarril para evitar la expansión de cólera y otras enfermedades contagiosas. Otros no pueden entrar a los restaurantes que, con letreros en sus puertas y ventanas aclaran: “No se aceptan ni perros ni irlandeses”. No con poca frecuencia se les advierte que no se presenten a llamados de empleo. En diferentes trabajos que requieren fuerza bruta y esclavos asalariados, se los elimina. Los irlandeses que conspiren por la independencia de Irlanda serán considerados terroristas, como lo fueron los indios antes, como lo serán los obreros alemanes a finales del siglo XIX y los italianos unas generaciones después. Durante el siglo XX, cuando el miedo, el odio y la paranoia racial se traslade otra vez a los negros y a los mestizos de la Frontera sur, los irlandeses se asimilarán a la etnia dominante, convirtiéndose en blancos y hasta tendrán un presidente que, por otras razones, resultará asesinado con un disparo en la cabeza.

El abogado Lewis Charles Levin, quien en pocos meses más se convertirá en el primer congresista judío de la historia de su país, en el verano de 1843 había fundado el Partido Republicano Americano (luego conocido con el nombre de Partido Nativista Americano y, sobre todo, reconocido como Partido No Sé Nada por sus propios miembros). Como los futuros partidos nativistas que se refundarán una y otra vez hasta el siglo XXI, el Partido No Sé Nada es abiertamente xenófobo, antiinmigrante, anticatólico y está en contra de las tabernas y el alcohol. Levin, el abstemio hijo de inmigrantes que en 1833 se había casado con Ann Christian Hays, familiar del presidente James Polk, tendrá una larga carrera política y morirá en un asilo para enfermos mentales. Entre sus contribuciones que lo sobrevivirán por mucho tiempo, se cuenta el haber logrado poner final a la convivencia civilizada entre católicos y protestantes en Pensilvania, el haber identificado a cierto grupo de inmigrantes europeos como nativos del continente americano, y demostrar que la retórica xenófoba es una poderosa arma política para unir una sociedad dividida por el fanatismo de sus colores y de sus clases sociales.

Jorge Majfud, mayo 2024

Julian Assange podía ser extraditado en cuestión de días

Por Jill Stein, candidata a la presidencia de Estados Unidos

El periodista y preso político más importante del mundo, Julian Assange, regresará mañana a los tribunales de Londres.

Esta es la audiencia final para determinar si Estados Unidos ha satisfecho o no las “garantías” exigidas por el tribunal superior del Reino Unido de que a Assange se le permitiría utilizar la libertad de expresión en su defensa contra cargos de espionaje, y que no enfrentaría la pena de muerte si es declarado culpable.

Si el alto tribunal está satisfecho, se aprobará su extradición y podría estar en un avión en 24 horas.

Hay tres resultados posibles en la audiencia de mañana según un informe reciente de Reuters:

Posibilidad 1: El tribunal superior falla a favor de la extradición.

En este caso, Assange no tendrá más recursos legales en el Reino Unido. Sin embargo, sus abogados pueden acudir inmediatamente, y lo harán, al Tribunal Europeo de Derechos Humanos para solicitar una orden judicial de emergencia que bloquee la extradición hasta una audiencia completa ante ESE tribunal.

Posibilidad 2: El tribunal superior dictamina que las “garantías” estadounidenses no son suficientes.

En este caso, Assange tendrá motivos para continuar su apelación contra la extradición en casos que se extenderán hasta el próximo año mientras permanezca encarcelado en Belmarsh.

Posibilidad 3: El tribunal superior desestima el caso.

Este es el mejor resultado posible, porque significará que Julián podría ser liberado inmediatamente.

Pero en realidad hay una vía más.

Joe Biden podría escuchar a los millones de estadounidenses que creen, como yo, que Julian Assange está siendo perseguido por el delito de hacer periodismo… y retirar los cargos de inmediato.

El gobierno de Estados Unidos ha acusado escandalosamente a Assange de violaciones de la Ley de Espionaje, una ley anticuada que prohíbe explícitamente a los acusados invocar su derecho a la libre expresión como defensa.

Como era de esperar, se esta ley ha utilizado casi exclusivamente para perseguir a denunciantes, activistas y periodistas como Julian Assange.

Tres presidentes estadounidenses (dos demócratas y un republicano) han apuntado a Assange. Hacemos un llamado al presidente Biden para que ponga fin hoy a su papel en este oscuro capítulo.

Necesitamos un presidente comprometido con la defensa de la libertad de expresión, la transparencia y la rendición de cuentas. Si Biden no lo hace, pueden estar seguros de que yo lo haré.

Como presidente, abandonaré el caso contra Julian Assange el primer día en la Casa Blanca. Restauraré el compromiso de nuestra nación con una prensa libre poniendo fin a la escandalosa práctica de atacar a periodistas y denunciantes en virtud de la Ley de Espionaje.

He abogado por la libertad de Assange durante años y soy el único candidato que estará en las elecciones de noviembre en todo el país y que ha pedido que se retiren todos los cargos en este caso. Les insto a que se unan a mí con una contribución a nuestra campaña de hoy.

En solidaridad y gratitud,

Jill Stein

Los débiles deben ser eliminados

Una neurología de la propaganda

Fortalezas cavernícolas; debilidades cibernéticas

(16 fósiles neuronales)

4. Sadismo y placer. Los débiles deben ser eliminados

Por millones de años, la naturaleza se ha servido del placer para impulsar a los individuos a tomar riesgos, a invertir energías que en principio no resultaban en ninguna ganancia, como sí lo eran la defensa o la alerta ante un peligro inminente, de la que ya hablamos más arriba. Una acción que no provee de un beneficio inmediato debe ser premiada por el placer. Ese ha sido el caso del sexo (gracias a la diversidad genética fue posible una evolución más rápida y, por lo tanto, una adaptación más efectiva a los cambios del ambiente) y, muy probablemente, podemos especular, ha sido también el caso del sadismo y de la burla.

El sadismo, el placer por el dolor ajeno, es otro impulso primitivo que ha saltado desde los rincones marginales de la sociedad civilizada (desde los rincones oscuros de algún barrio pobre o desde los rincones iluminados de alguna oficina rica) hasta las pantallas del mundo entero.

Excepto en las cárceles secretas que mantienen dictaduras y democracias, este sadismo no se trata del sadismo físico de la tortura, sino de un sadismo de baja intensidad. Pero esta baja intensidad es el requisito para mantener esas energías oscuras dentro de los marcos legales y hasta morales de las sociedades. Al mismo tiempo, estos dos factores (baja intensidad y legalidad) convierten al sadismo en un fenómeno ubicuo y transparente, de forma que se naturaliza y se extiende hasta convertirse en un fenómeno global y transcultural.

Como los reflejos anteriores, también esta debilidad es explotada por el mercado y por el poder de turno. Con un agregado y un nuevo incentivo: en un mundo despiadado donde todos los individuos están desesperados por buscar una fuente de sobrevivencia, el sadismo, el bully ya no es un ejercicio gratuito sino que suele transformarse en una fuente de ingresos. Me refiero a los youtubers que han desarrollado y multiplicado este mercado. Los youtubers, sean millones de fracasados que pierden años tratando de hacer cien dólares o sean esos pocos exitosos que hacen miles de dólares con cada video burlándose de alguien más, no dejan de representar y ser parte de los estratos bajos de la pirámide del poder. En la cúspide están los dueños de las plataformas, los grandes inversionistas que le dan una mejor utilidad a esta cultura de la burla permanente y frivolidad sin saciedad. Esta cultura vacía provee la sensación de libertad y de satisfacción, no muy diferente a la que puede sentir un drogadicto. De hecho, varios estudios muestran o demuestran que la sobreexcitación de los videojuegos o de actividades similares sin límites son tan adictivas como la cocaína. Esta cultura del vacío y el entretenimiento perenne no sólo evita el pensamiento crítico en un porcentaje suficiente de la sociedad (sobre todo jóvenes), sino que, además, les destruye el hábito al pensamiento no fraccionado.

Otra virtud que en el pasado debió servir para salvar a la tribu de la carga de los débiles y para reproducir los genes de los más fuertes que ahora se ha trasformado en una debilidad tóxica, explotada por los poderosos del momento según las reglas y las leyes del sistema dominante (el capitalismo), a favor de sus propias tribus de clase y en contra del resto de la humanidad.

JM.

Moscas en la telaraña: Historia de la comercialización de la existencia―y sus medios (Spanish Edition), Jorge Majfud 2023.

2.100 manifestantes pacifistas arrestados. Cero contramanifestantes

A principios de esta semana, estalló la violencia en el campus de UCLA cuando contramanifestantes pro-israelíes atacaron el pacífico campamento pro-palestino con fuegos artificiales, sillas, palos y aerosoles químicos.

El New York Times examinó más de 100 vídeos filmados por periodistas, testigos y manifestantes y descubrió que la violencia se prolongó durante casi cinco horas, mientras que la policía del campus se escondía principalmente en un edificio cercano. Tres horas después del tumulto, llegaron el Departamento de Policía de Los Ángeles y la Patrulla de Caminos de California y luego se quedaron a 300 pies de distancia durante más de una hora mientras la violencia continuaba.

De hecho, según el análisis del vídeo del NYTimes, “apenas cuatro minutos después de que llegaron los agentes, los contramanifestantes atacaron a un hombre que estaba a varios metros de los agentes”. El informe continúa:

Veinte minutos después de que llega la policía, un vídeo muestra a un contramanifestante rociando una sustancia química hacia el campamento durante una pelea por una barricada de metal. Se puede ver a otro contramanifestante golpeando a alguien en la cabeza cerca del campamento después de balancear una tabla contra las barricadas. Quince minutos más tarde, mientras los que estaban en el campamento coreaban «Palestina libre, libre», los contramanifestantes organizaron una carrera hacia las barricadas. Durante la avalancha, un contramanifestante le quita una barricada de metal a una mujer y le grita: ‘No tienes ninguna posibilidad, anciana‘”.

Un estudiante de derecho entrevistado por The Guardian[2] después de describir lo que vio como una “batalla”, dijo que los combates “me recordaron al 6 de enero. Fue aterrador”.

Sin embargo, hasta el día de hoy, nadie ha sido arrestado por sus acciones esa noche, a pesar de que los rostros de muchos manifestantes violentos en los videos son claramente visibles. Sin rendición de cuentas, los contramanifestantes sabrán que pueden atacar con impunidad y la violencia en las universidades aumentará en todo el país.

Algunos manifestantes pro palestinos contra la guerra también han sido violentos y otros han utilizado una retórica que amenaza o acosa a los estudiantes pro israelíes. Y muchos de los manifestantes pacíficos han violado las leyes por desobediencia civil, estableciendo campamentos ilegales o incluso ocupando un piso de un edificio entero.

Es por eso que hasta ahora más de 2.100 personas han sido arrestadas en protestas pro-palestinas en las universidades, incluidos 200 estudiantes de UCLA arrestados el día después del motín nocturno.[3]

Ninguno de los arrestos de UCLA fue una continuación de la violencia de la noche anterior, todos esos contramanifestantes regresaron a casa libres: sin gases lacrimógenos, sin bridas, sin detenciones, nada. No, los arrestos de UCLA fueron de manifestantes pacíficos que practicaban la desobediencia civil pacífica en el césped del campus.

A nivel nacional, la gran mayoría de las protestas han sido pacíficas y no violentas, pero se han enfrentado a enfrentamientos con policías con equipo antidisturbios, que utilizan vehículos tácticos y artefactos explosivos para despejar campamentos de tiendas de campaña y edificios ocupados.

La injusticia de que cientos de manifestantes pacifistas contra la guerra sean arrestados mientras contramanifestantes violentos atacan campamentos durante horas, directamente frente a las autoridades y sin que nadie sea detenido, es peligrosa. Muy peligrosa. Es una invitación a los contramanifestantes a no tener miedo de escalar la violencia en todo el país.

Una metáfora geopolítica (video)

Borat (Sacha Baron Cohen) hace que un congresista se baje los pantalones para complacer a un falso agente del Mossad. La escena surrealista fue filmada en 2018 y adquiere un significado trágico en 2024. Aquí subtitulada y traducida por Think-Lab.

Crímen de opinión

Pronto esto será ilegal en Estados Unidos, cuando el Senado ratifique la ley H. R. 6090 aprobada en la Cámara Baja el pasado miércoles. Así terminan los gritos de «Viva la libertad, carajo» de los libertarios: prohibiendo, persiguiendo y acosando a cualquiera que piense diferente.

De ahora en adelante, en la Mayor Democracia del Mundo Libre tendremos que ponernos más poéticos y abusar de las metáforas, como en tiempos de Nerón, quien fue mencionado con el número 666 (su nombre en el alfabeto hebreo) porque, aunque existía cierta libertad de expresión, ésta estaba prohibida cuando afectaba de forma efectiva al poder imperial de entonces.

jorge majfud, 2 de mayo de 2024.

El poder y la elocuencia terraplanista

En 2005, no sin perplejidad, descubrí que para algunos de mis estudiantes en la Universidad de Georgia el argumento más sólido e incontestable consistía en que algo “es verdad porque yo lo creo”. La perplejidad se multiplicaba por varias razones. Las razones del origen de semejante argumento y su actual y devastador efecto en las sociedades del Norte y del Sur, también.

Por entonces, yo era un asistente de cátedra y, a su vez, estudiante de posgrado que había llegado con su esposa y sesenta dólares en el bolsillo un par de años antes, golpeado por la masiva crisis neoliberal del Cono Sur. Con un salario mínimo, pero con los estudios cubiertos por la universidad, vivimos varios años por debajo del nivel oficial de pobreza, pero nuestra austeridad natural, el descubrimiento permanente (desde el salón de clase hasta las reuniones en los parques del campus con decenas de estudiantes de todos los continentes) habían convertido esas limitaciones, el exilio económico, la intemperie psicológica y la ausencia de cualquier ayuda económica en una experiencia más bien agradable e inolvidable. Lo mismo el placer por el estudio y la investigación, sin condiciones y sin la obsesión monetaria, que cada vez escasea más en las nuevas generaciones, según lo observo en mis nuevos estudiantes y en muchos jóvenes que encuentro en otros países.

Por entonces, veníamos de un país pequeño, sin posibilidades de dictar ni imponerle nada a ningún otro (afortunadamente), pero todavía con una sólida tradición intelectual y pedagógica proveniente de la Ilustración, por lo cual el contraste con Estados Unidos fue evidente en todos los aspectos. Al menos por entonces, en Uruguay no era necesario ser universitario para poseer una sólida formación intelectual. La cultura y el ejercicio civilizado de la discusión crítica solían estar en los cafés, en los bares y las librerías callejeras. Para mí no hay dudas: eran muy superiores a lo que es hoy la educación comercializada y banalizada de las universidades más caras del mundo capitalista y postcapitalista.

Como anotaba al comienzo, uno de esos descubrimientos que me mantuvieron perplejo desde principios del siglo y por mucho tiempo fue el mecanismo dialéctico de los jóvenes que vivían en la potencia mundial (“es verdad porque yo lo creo”) y que se parecía mucho más al fanatismo político y religioso (supongamos que son cosas diferentes) que a alguna excelencia por el pensamiento crítico, científico e ilustrado al que, desde el Sur, yo asociaba con gente como Carl Sagan. Desde entonces, sospeché que este entrenamiento intelectual, esta confusión de la física con la metafísica (aclarada por Averroes hace ya casi mil años) que cada año se hacía más dominante (la fe como valor supremo, aun contradiciendo todas las pruebas objetivas) provenía de las majestuosas y millonarias iglesias del sur de Estados Unidos. Ya escribí sobre esto hace muchos años y no quisiera repetirme aquí.

Ahora, los hábitos adictivos de las nuevas tecnologías, como mirar cada día cien micro videos y responder a cien opiniones antes de terminar de comprenderlas o de leerlas, pese a su brevedad y simpleza, ha destruido las capacidades intelectuales más básicas, desde la simple memorización de un poema o de un hecho histórico, desde la concentración serena en el intento de comprender algo con lo cual discrepamos, hasta el razonamiento de principios matemáticos básicos, como de proporción, de  probabilidades o la ecuación más simple como una regla de tres.

Es más, ya no sólo el estudio de la filosofía, eso que nos permite un diálogo civilizado con siglos anteriores de la humanidad, sino también las matemáticas son cuestionadas como “conocimiento inútil”. No generan dopamina ni dinero fácil e inmediato. No se considera que ambas disciplinas son un ejercicio intelectual insustituible para evitar convertirnos en plantas, en insectos dando vueltas en torno al fuego donde van a morir, en sanguijuelas pegadas a una pantallita luminosa esperando eternamente a que sangre un poco.

Pero sí se matan en el gimnasio para sacar músculos que se desinflan en dos semanas o afirmar las nalgas (muy bonitas, eso sí) para sacudirlas delante de un teléfono y ejercitar así su narcisismo en Instagram o TikTok. Ejercitar el músculo gris con un poco de lectura compleja es desacreditado como una pérdida de tiempo. Naturalmente, lo dicen porque lo creen y, además, tienen toda la fuerza del convencimiento del fanático―en este caso, laico.

Una forma que tiene el Narciso de las redes para defenderse del esfuerzo intelectual es etiquetándolo como “lavado de cerebro”. Es decir, acusar a los demás de lo que se sufre de forma objetiva y radical. Nos estamos aproximando a la realidad política de nuestro tiempo ¿no? Aún nos falta otro elemento central.

Debido a la cultura de la competencia y con el propósito de “elevar la autoestima” del niño que se revuelca en el piso porque no le compraron lo que quería, la psicología Disney se ha encargado de convencer a los hijos desde la tierna infancia de que son todos genios, de que sus opiniones son respetables por el hecho de ser suyas y que, por si fuese poco, tienen el derecho de no fracasar nunca. Que alguien los ayude a comprender que están equivocados se convierte en una ofensa intolerable que responden con una nueva pataleta.

Luego, como muchos nunca maduran en sociedades infantilizadas como las nuestras, responden con violencia. Primero violencia verbal, luego electoral y, finalmente, fascista. Como tampoco pueden hacerse cargo de su tan mentada libertad, culpan a los padres por haber sido padres en algún momento, en lugar de psicólogos y proveedores incondicionales de entretenimiento y felicidad eterna. Las opiniones de los Bambi y de los Tribilin (como que la Tierra es plana y el progreso del mundo se debe al infinito esfuerzo de individuos multibillonarios como Elon Musk) no solo deben ser respetadas, sino además deben ser consideradas verdades, verdades alternativas.

Así, no sólo llegamos a una nueva Edad Media donde la verdad se basa en la fe, sino que hasta los terraplanistas han invadido como hordas la esfera pública y han tomado por asalto la política y los gobiernos. Ahora también van por las universidades, con ciertas posibilidades reales de éxito, sino por la destrucción vandálica de la privatización for profit, al menos por el desangrado a través del desfinanciamiento y de la pérdida de autonomía académica.

Argentina, por mencionar un solo caso. Las Lilia Lemoine, los Ramiro Marra y el mismo presidente Javier Milei son personajes que treinta años atrás ni siquiera hubiesen calificado para un casting de un programa humorístico como No toca botón. Todos hablan con elocuencia (Psicología Disney del hijo genio) porque su nivel de vacío e ignorancia es tan abrumador que ni siquiera les da para adoptar una mínima actitud de modestia (“Es verdad porque yo lo creo”).

Los otros de su especie espantapájaros que no alcanzan su visibilidad (otra palabra adoptada que me sorprendía en 2005), los votan los defienden a muerte, porque se sienten representados. Al menos en esto tienen razón: están más que bien representados en la dictadura del lumpeado.

jorge majfud, abril 2, 2024

Libertos, la universidad no es un supermercado

En 2024, gran parte de América Latina se encuentra en un escenario sociopolítico (no económico y menos militar) similar al que describimos sobre Estados Unidos en 2004. Nada extraño, si consideramos (1) su condición de neocolonia, asegurada por (2) su tradicional clase oligárquica, por (3) sus no menos tradicionales medios, con sus periodistas y sus intelectuales orgánicos; y (4) por el fanatismo de una parte significativa de su juventud, brutalizada por los medios fragmentadores de las redes sociales, todas plataformas en manos de los multibillonarios del Norte.

En Argentina y en otros países del Sur, las universidades públicas (y su autonomía) están bajo ataque, como otros servicios públicos, objeto de deseo del privatizador. El presidente Milei publicó que “La educación pública ha hecho muchísimo daño lavando el cerebro de la gente” y su vicepresidenta lo confirmó con una pregunta adulatoria: “¿Coincidís con las palabras del presidente Milei sobre el adoctrinamiento que se hace desde la educación pública?” Con complejo de hacendado citadino, el youtuber, ex peronistay diputado liberto Ramiro Marra llama vagos a los trabajadores que protestan en las calles, el mismo que meses antes recomendó vivir de los padres, porque nuestra existencia se debe a que ellos “estaban aburridos” y deben pagarlo con “financiamiento gratis”. La diputada Lilian Lemoine, luego de dedicarse al photoshop y a los videos pornos donde un hombre la obliga con una pistola a chuparse un control de videojuegos (“Siento el sabor de Mario en mi boca”) poco después le da lecciones sobre pedagogía a quienes llevan años enseñando, al tiempo que cuestiona si se les debe pagar a los docentes por “no hacer su trabajo”. Es la dictadura del lumpenado.

Ahora, envalentonados por la nueva inquisición, algunos jóvenes y adultos que no tuvieron suerte en el sistema académico han salido a acusar a la educación media y superior de adoctrinación, exigiendo un “equilibrio ideológico”, ese mismo equilibrio que no le exigen a las corporaciones que monopolizan el poder financiero, político, mediático y hasta teológico.

Desde hace generaciones, las estadísticas muestran que en Estados Unidos (como en casi todo el mundo), los profesores tienen ideas más de izquierda que el resto de la sociedad. Basta con mirar un mapa electoral para ver que esas islas de izquierdistas coinciden con los campus universitarios, rodeadas de mares de derechistas―cuando no neofascistas y miembros del KKK, como me tocó en Pensilvania.

Esta excepcionalidad siempre crispó el ánimo de los conservadores en el poder, quienes, derrotados por siglos en el mundo de las ideas, han reclamado siempre legislar para eliminar la libertad de cátedra. En 2004 escribíamos sobre las pretensiones de algunos legisladores de “equilibrar el currículum” de las universidades obligando a los profesores a enseñar la Teoría Creacionista junto con la Teoría de la Evolución. El poder hegemónico promueve la libertad de mercado porque nadie puede competir libremente con su poder financiero, pero como han sido desde siempre un fracaso académico e intelectual, se sienten mal con la libertad de cátedra. No aceptan la regulación del mercado, pero exigen la regulación de cátedra―y de la cultura en general. El argumento es que los profesores adoctrinan a la juventud, a una minoría de la juventud que ya tiene edad para beber alcohol, mirar pornografía y ser enviada a la guerra a matar y morir. Nada se dice de la adoctrinación de niños en edad preescolar enviados a los templos religiosos y a los templos mediáticos para una verdadera adoctrinación.

Los libertos ganan elecciones gritando libertad y gobiernan prohibiendo. En el siglo XIX, los esclavistas reconocían el derecho a la libertad de expresión, hasta que algunos comenzaron a escribir contra la esclavitud. A partir de entonces, comenzaron a prohibir libros, luego autores y, más tarde, los metieron en las cárceles de la democracia. Lo mismo comenzamos a vivir en Florida, Texas y otros estados hace unos años bajo gobiernos libertarios. Muy orgullosos de la libertad de expresión, hasta que los autores y las ideas inconvenientes comenzaron a ganar terreno en la población. Entonces las llaman adoctrinamiento.

Esta obscena asociación Jesús-Mamón y la doctrina de “los profesores adoctrinan a los estudiantes” se ha revitalizado en las colonias estratégicamente endeudadas. La comercialización de la vida concluye que un pensador es bueno si aumenta el ingreso monetario del lector. Si no, son empobrecedores. Pobreza y riqueza sólo se refieren a su valor de cambio. Este fanatismo y su necesaria infantilización de la sociedad están llegando a las universidades, uno de los últimos reductos donde el poder mercantilista no tenía el monopolio. Todo en nombre de la diversidad ideológica y del derecho de los estudiantes a afirmar que la Tierra es plana.

Cada vez más se confunde una universidad con un supermercado, donde el poder terraplanista del lumpenado no entra para ser desafiado en sus convicciones, sino para comprar lo que quiere y exigir satisfacción por su dinero. Así han convertido a los ciudadanos en consumidores y a los estudiantes en clientes. De ahí la necesidad de privatizar la educación para convertirla en reductos de libertad―del poder para adoctrinar más esclavos. Esta es una tradición que se remonta hasta Sócrates, quien fue ejecutado por la democracia ateniense acusado ser ateo, antidemocrático, y de lavar el cerebro de los jóvenes enseñándoles a cuestionar las verdades establecidas.

Por su parte, la izquierda, que siempre fue combativa desde sus pocas trincheras disponibles, se ha vuelto políticamente correcta, insoportablemente tímida, virginal, invirtiendo toda su sensibilidad en la micropolítica de las identidades. Mientras, los más viscerales fanáticos de derecha (recursos del incontestable poder financiero del Norte) continúan ganando elecciones.  Los pueblos han sido desmovilizados y convertidos en consumidores. Han sido fragmentados para que consuman más. Las familias extendidas sólo compraban un televisor, no tres o cuatro (y hablan entre ellos), por lo que la fragmentación y la alienación de las relaciones sociales fue un recurso conveniente del capitalismo consumista. Divide, gobernarás y ellos consumirán más.

El orgullo de la elocuencia vacía acaparó los medios, luego la política, y ahora van por las universidades. Tienen muchas posibilidades de destruirlas, como los godos y vándalos destruyeron civilizaciones mucho más avanzadas. Lo peor que podemos hacer, como académicos, como activistas o como políticos es responderles con timidez; confundir la lucha de clases de la izquierda con el odio de clases de la derecha.

Desde hace siglos, los conservadores (hoy libertos) se quejan de que no están bien representados en las universidades. Se insultan y no lo ven. La solución es simple: pónganse a estudiar, carajo. Pero no; están demasiado ocupados pensando cómo van a hacer mucho dinero para convertirse en jefes y luego quejarse de que las universidades están infiltradas y no los representan. Claro que si alguien ama el dinero no va a ser tan tonto como para dedicar una vida a estudiar y hacer investigaciones por las cuales recibirá poco o ningún dinero. Es más fácil convertirse en un entrepreneur y expropiar los pocos éxitos de esos largos años de investigación gratuita, llena de fracasos, realizadas por “fracasados con el cerebro lavado”.

jorge majfud, marzo 2024

«Es algo malo, pero no tengo idea qué es» (video)

Deconstructing “The American dream” in selected works of Hari Kunzru and Jorge Majfud

By Sumit Gupta, PhD. Jawaharlal Nehru University, NewDelhi

The quest for the betterment of social and economicstatus has led human beings to move from one place to another from time immemorial. In this process, immigrants often encounter various changes and challenges that, at times, are easy to adapt and overcome, but in the majority of the cases, they find themselves struggling to adjust to the social, cultural, and political changes that they experience in the foreign land. And in order to adjust to a new country, they undergo a series of changes, like adapting to new cultures, customs, norms, and languages. The process of adjusting to the new culture and environment often leads to assimilation, discrimination, acculturation, alienation, and social exclusion. The present article aims to explore the above-mentioned harsh realities and the unrevealed face of the global world through the narratives of India and Latin America. The researcher will also attempt to see whether the undocumented immigrants only face the harsh realities in the new land and are unable to fulfil their ‘American dream’. Or is it the same situation for immigrants who enter the USA legally? The two works, Transmission and Crisis, reveal the grim reality of the globalised world, where injustice and discrimination go hand in hand in the name of progress and development. The chosen works deal with the problems of immigrants and the working class in the USA. The present article also attempts to highlight the socio-cultural problems— problems of assimilation, exploitation and discrimination—that immigrants encounter in new land, apart from the economic issues.

The chosen works highlight the experiences of people who leave their native places to settle in developed countries in the hope of a promising career and a better life. In both works, one witnesses that the protagonists see America as a land of fortune, where they can fulfil their dream of becoming rich. As described by James Truslow Adams, an American historian, in his book The Epic of America, the American dream is:

«That dream of a land in which life should be better and richer and fuller for every man, with opportunity for each according to his ability or achievement. It is a difficult dream for the European upper classes to interpret adequately, and too many of us ourselves have grown weary and mistrustful of it. It is not a dream of motor cars and high wages merely, but a dream of a social order in which each man and each woman shall be able to attain to the fullest stature of which they are innately capable, and be recognized by others for what they are, regardless of the fortuitous circumstances of birth or position.» (404)

Therefore, our protagonists see America as a land of fortune, as described by James Truslow, where immediate success is guaranteed for them, but the moment they arrive in America, their hopes, dreams, and the image that they were carrying in their minds of America turn out to be a deception. Since, they find themselves in an appalling position compared to their native places, as the work they find in the new land is exploitative and underpaid.

In Transmission, Hari Kunzru, through his protagonists, reveals the bitter truth of the globalised world. His protagonists, Arjun Mehta, a software engineer and Guy Swift, head of the company Tomorrow, are shown as the victims of the present global order, where opportunities are for a few and disappointments for the majority, like our protagonists. Arjun, on receiving a job from Data bodies, which sends him to the US, finds himself in jeopardy, as initially he could not get the job, and when he gets it in spite of doing the job wholeheartedly, due to a financial crisis, he will be the first one to lose the job, as he is an outsider. In order to prove his worth and save his job, he creates a virus and plans to resolve it to show the company his capabilities and importance, but things don’t go as planned, and he becomes the cyber terrorist. He soon realises that the American dream was a deception, as the unfolding situations in the new land embitter his expectations and hopes from the new land. Similarly, Guy Swift also becomes the victim of the virus that Arjun creates, as he is arrested by the police due to his wrong identification with some transgressor due to the havoc created by the virus in their computer systems.

In Crisis, Jorge Majfud deals with the issues of immigrants, specifically Latin-American immigrants in the USA. As one starts reading the novel, the harsh reality and experiences of immigrants unfold. The work deals succinctly with the problems that immigrants face in the new land. Rejection, discrimination, assimilating to a new culture, earning a livelihood, and a lack of health facilities are the principal obstacles that generally immigrants face in the neo space. In Crisis, one also witnesses that the protagonists, like María Isabel Vásquez Jiménez, Guadalupe, Lupita, and others, see the USA as the only solution to the extreme poverty and economic problems that they face in their respective countries. The protagonists of Majfud represent the agony and despair of immigrants, who, in search of an enhanced life, leave their homeland without realising that obstacles in the new land are waiting for them. Mostly, the immigrants are considered outsiders by the host country and even seen as a social threat. They are not easily welcomed by the host country due to differences in cultural and social status.

As, Wang remarks, “In fact, in the early stage, even with the help of policy, the poor were exploited by the rich under the appealing of the American dream. Hence, the American dream is misleading and even can be seen as a trap for cheap labour force” (35). Hence, immigrants are often manhandled by the companies, who use them as cheap labour without granting them any rights. For example, in the novel Crisis, one observes the harsh realities that immigrants facein thenew land. Thenovel begins with the description of MaríaIsabel Vásquez Jiménez, who, from México, enters the USA and dies working in an exploitative condition in the vineyard due to a heart attack. Thestory of María Isabel in Crisis represents the exploitative nature of the big corporations that exploit these helpless people who leave their native places due to extreme poverty and hunger. The story of María Isabel represents the treatment that immigrants get in developed countries. To quote from the novel:

«Quizás nunca podamos imaginar los miedos de María al dejar su pueblo con tan pocos años y tan poco conocimiento del mundo exterior, sus nervios al llegar a Putla para contactar a un coyote, el vértigo y el cansancio de su paso por la ilegalidad…Pero algo salió mal. El 14 de mayo el termómetro marcó casi cuarenta grados centígrados a la sombra. Después de nueve horas bajo el sol despiojando retoños de las vides, María se sintió mareada. Tambaleándose, caminó hacia su novio y antes de llegar se desplomó… Dos días después, María y su hijo de dos meses de vientre murieron de insolación.» (Majfud 8-9)

This episode throws light on the extreme inhuman conditions under which immigrants work. They are only seen as cheap labour in the new land, and their exploitation is done for economic benefits. And the immigrants who leave their country in the hope of a better future and economic prosperity find themselves entrapped in the vicious cycle of cruelty. Therefore, the immigrants without any social or legal rights in the new place often live an isolated life because the fear of deportation always haunts their minds.

Therefore, in both novels, one observes that the protagonists see the USA, as described by James Truslow, as aland of prosperity and fortune wherethey will not betroubled by the problems they were facing in their homelands. But in reality, when they get the chance to live their «American Dream,» they find America totally opposite of what they have watched, heard, and read on television, in the news, and in books. Their optimism about the new land soon turns into dejection. They see themselves trapped in a net of false hopes and promises, where they are seeing themselves turning into cheap labour. The difficulties, harsh realities, hardships, and physical and psychological traumas that immigrants go through are very well reflected by one of the characters of Hari Kunzru. Arjun Mehta, who wants to fulfil his American Dream, moves to America, but the reality turns out to be different from what he expected. He finds himself jobless for a year. In the novel, one observes the deceptive and exploitative sides of Arjun’s job in the new land, when he is informed about the nature of his job. To quote from the novel:

Good. Until the second day, when Arjun asked where he would be working and was told that the job Databodies had guaranteed him was not in fact guaranteed at all. He would have to interview by phone with potential clients. Until at his induction meeting he shook the hand of a man who seemed like a clone of Sunny Srinivasan…who coldly informed him that until he successfully secured a post, Databodies would pay him a grand total of $500 a month, half of which would be taken back as rent for the house-share. Arjun reminded him of the $50,000 a year his contract guaranteed. Sunny’s brother-in-law shrugged. If you don’t like it, he said, you can always go back home. You’ll owe us for your visa and ticket, and we’ll have to charge you an administrative fee for the inconvenience. Ten thousand should cover it. Rupees? No, bhai, dollars. (Hari Kunzru 40)

This eye-opening event in a foreign land acquaints him with the realities of the globalised world, where his «American Dream» turns out to be a nightmare. Like other immigrants, he also experienced a long period of unemployment. And even after getting the job, the fear of termination bothers him, so he creates a virus deliberately imagining that after finding a solution to the problem, he will get a stable position in the company. And ultimately, he gets consumed by the very thing that attracted him. Likewise, the protagonists of Majfud also express the bitter experiences, difficulties, and pains faced by undocumented immigrants in the USA. The protagonists of Majfud are also from economically backward regions and also desire better living conditions and better employment, but in reality, like Arjun Mehta and Guy Swift, the protagonists of Majfud also meet the same fate. They also see themselves in the new land without social and legal rights. The protagonists of Majfud expose the truth of the globalised world, where people from developing countries get trapped in the false promises and opportunities claimed by globalisation, and they are exploited and used as cheap labour. And many times, due to extreme exploitative working conditions, they even lose their lives. In the novel, María Isabel, a Mexican girl, reflects the exploitative nature of big corporations, who use them as cheap labour without granting them any legal or social rights. The immigrants who are without documents or enter America illegally are generally the first preference of the companies, as they are not given any legal rights and are also underpaid. Without any legal or social rights, they are massively exploited. They are generally in demand as cheap labour but not accepted as citizens. As Navarro remarks, “Without the availability of a large pool of cheap exploitable migrant labour, the country’s economy would come to a halt—in short, an economic paralysis would occur. Undeniably, undocumented workers perform jobs that most U.S. domestic workers refuse to perform” (xxxii).

So, here one notes that the illegal immigrants are accepted for the sole purpose of their exploitation and the benefit of the big corporates. As Lenin rightfully asserts, “There can be no doubt that dire poverty alone compels people to abandon their native land, and that the capitalists exploit the immigrant workers in the most shameless manner…” (qtd. in Smith 31). Both works represent the same preoccupation, i.e., the condition of immigrants in the USA. The protagonists of both novels, who leave their homelands in the search of a better future and prosperity, are seen struggling for the basic amenities rather than the bright future and success they had imagined before coming to America. They often feel isolated, dejected, and alienated and live in constant fear of deportation. They are often maltreated and exploited due to a lack of social security, and people often take advantage of their situations by exploiting and harassing them. In Crisis, one observes how Nacho is treated badly and cruelly in public gatherings. As reflected in one of the events of the novel, Nacho is invited to a birthday party, and while leaving the party, he kisses and hugs Lilian, which is a common custom in most Hispanic countries. But his kissing and hugging resulted in a cultural shock for the Lilian family. They accuse him of sexual harassment and deliberately threaten him that they are going to call the migration police since they know that Nacho’s parents were undocumented immigrants. The above incident sheds light on the challenges that immigrants face in day-to-day life in the new land. The host country sees these immigrants as others, and the people of the host country never accept their culture and customs; rather, the immigrants are expected to learn everything about the host country, thus, in the process, immigrants are forced to disregard their own culture and traditions, leading to assimilation. ‘‘Ellos siempre avanzan así, no respetan el espacio personal. Dicen que los latinos son así, pero si vienen a este país deben comportarse según las reglas de este país’’ (Majfud 46). Thus, these disrespectful incidents force immigrants to live isolated lives. The novel also highlights other issues, like the fear that haunts every immigrant’s mind. And due to this fear, many times they are vulnerable to physical and psychological suffering. In the novel, Nacho is always seen as afraid of the police, and when someone steals his wallet in the metro while he was going to the airport to catch his flight, rather than making a police complaint, he returns back to his home, fearing they might deport him, as his parents were undocumented immigrants. The novel highlights the traumas that many immigrants face throughout their lives. As reflected in the novel, Nacho, who is not an illegal immigrant, always lives in fear of deportation, and many times criminals take advantage of their fear by targeting them.

The above analysis of two works exposes the problems faced by both legal and illegal immigrants in America. In both works, one observes how the protagonists try their best to achieve prosperity and a better life through determination and hard work, but soon they witness their ´American Dream´ turning into a nightmare. We see our protagonists fall into two categories: those who don’t see any hope of progress and growth in their own country, and are suffering from extreme poverty. The second category of protagonists are like Arjun Mehta, who wants to go to America to improve his financial as well as social status. But in both cases, the protagonists fail to achieve their dreams because of the capitalist system,which always sees them as cheap labour and a source of profits. Big corporations always keep immigrants in subordinate positions so that they can be easily exploited. The analysed works reveal that neither of the two categories of immigrants achieves their goals. As in both cases, the protagonists are seen as cheap labourers in the new land, and they are struggling for their daily bread instead of a content and respectable job.

HISPANIC HORIZON. Journal of the Centre of Spanish, Portuguese, Italian&LatinAmericanStudies, 2019.

Bibliography

Adams, James T. «The Epic of America, 433 p.» Boston, Little (1931).

Alba, Richard. “Mexican Americans and the American Dream.” Perspectives on Politics, vol. 4, no. 2, 2006, pp. 289–96. JSTOR, http://www.jstor.org/stable/3688267.

Kunzru, Hari. Transmission. Penguin, 2005.

Majfud, Jorge. Crisis. CreateSpace Independent Publishing Platform, 2014.

Navarro, Armando. The immigration crisis: Nativism, armed vigilantism, and the rise of a countervailing movement. Rowman Altamira, 2008.

Pascual se fue

Un atardecer, en un estacionamiento de Jacksonville Beach, un policía me preguntó por qué estaba caminando sin dirigirme a ninguna parte. Lo miré y pensé en la justificación puritana del sexo: es solo para reproducir feligreses.

Because I feel like it (porque se me antoja) ―le contesté, y continué caminando.

En realidad, yo estaba molesto por otra razón. Tal vez el policía había preguntado con intención de ayudar en algo. Debió pensar unos segundos y, finalmente, se volvió al patrullero. Pensé: ¿qué hubiese pasado si yo fuera un joven centroamericano y con miedo a ser deportado? Habría contestado las preguntas del policía, intimidado y revelando que tal vez estaba allí de forma ilegal, robándole el trabajo a alguien que no quería o no podía hacer mi trabajo. Habría terminado detenido.

Unos meses después, desayuné con otra de esas historias que le quitan a uno las ganas de no hacer nada por un día. El día anterior, un viernes a las 9:00 de la noche, Virgilio Aguilar Méndez volvía a su modesta habitación del Motel Super 8 de Jacksonville que compartía con otros tres trabajadores, cuando un oficial de la policía lo detuvo.

El sargento Michael Kunovich entendió que el joven de 18 años, quien iba hablando por teléfono con su madre, era sospechoso y decidió interrogarlo, aunque no había recibido ninguna denuncia contra él.

Los guatemaltecos sin papeles son bajitos y hablan mam o alguna otra lengua ancestral. Pocos hablan español con fluidez. Menos inglés, por lo que Aguilar no contestó las preguntas ni se tiró al suelo a tiempo, como se lo había ordenado el sargento. Se limitó a repetir la frase que mejor sabía decir: “I am sorry”.

―¿Dónde vives? You, where…?

Aguilar le señaló la puerta de la habitación que compartía con sus amigos.

―¿Qué estás haciendo?

Eating ―dijo Aguilar, cuando logró entender los gestos.

―¿Y por qué no estás comiendo dentro del motel? ―insistió el sargento.

―No understand. I’m sorry.

―¿Llevas armas? ¿Guns?

―No. No. I am sorry.

A pesar de que Aguilar no había reaccionado con violencia, el sargento usó su pistola eléctrica para inmovilizar al sospechoso. Lo mismo hicieron los otros tres oficiales que arribaron minutos después.

El joven obrero, que puso nerviosos a los cuatro corpulentos oficiales, tenía 18 años, medía 1,65 metros y pesaba 52 kilogramos. Luego de la violenta detención, los oficiales decomisaron un cuchillo en posesión de Aguilar (que el joven llamaba family), pero no encontraron ni drogas ni armas en la modesta habitación de los cuatro trabajadores.

Poco después, el sargento Kunovich colapsó por una arritmia cardíaca y murió en un hospital. Aguilar fue acusado de homicidio, mientras una multitud acudía a la iglesia Joseph Catholic Church al sur de Jacksonville.

―Nuestra hermandad estará siempre con cualquier oficial que haya sido asesinado de forma violenta en el cumplimiento de su deber ―dijo Brian Briska, quien viajó desde Nueva York en representación de la Hermandad de los Caídos.

En su cuenta oficial de Twitter, el gobernador libertario de Florida, Ron DeSantis, publicó:

El sargento Michael Kunovich fue asesinado en cumplimiento de su deber por un inmigrante ilegal que se aprovechó de nuestras fronteras abiertas. Oramos por la familia Kunovich y por toda la comunidad”.

Orar es barato; pensar cuesta un poco más. Las cámaras policiales y la investigación revelaron otra cosa, pero Aguilar continuó preso.

Unos meses después, llamaron a Hortensia Salcedo, una de mis colegas de la universidad, para otro de sus trabajos habituales. Hortensia es de Venezuela y una amiga muy cercana. La suelen llamar como traductora en los hospitales, cada vez que un inmigrante indocumentado se mete en problemas y no sabe de qué se trata.

―Siempre salgo llorando de allí ―me dijo una vez―, pero, al menos, ayudo a esa gente.

Renunció a un trabajo mejor pago en uno de los hospitales más prestigiosos del país, al cual la recomendé, porque descubrió que la tarjeta de identificación que debía llevar era un GPS.

La última vez, le pidieron que ayudarse con el caso de otro guatemalteco, llamado Pascual. Seguramente no por casualidad, otro viernes de noche Pascual había salido con sus compañeros de trabajo a relajarse, luego de una semana intensa, una de esas rompe hombres con rutinas que pocos aquí aguantarían por las dos primeras horas del lunes. Como Pascual y sus amigos no pueden conducir, tampoco pueden ir muy lejos.

Esa noche cenaron en un almacén hispano y bebieron unas cervezas. Como estaba cansado, Pascual decidió irse antes a dormir, pero equivocó la calle y se perdió. Para peor, había dejado su teléfono en la habitación.

Alguien notó que había un hombrecito de aspecto extraño que iba de un lado para el otro sin dirección precisa y llamó a la policía. Cuando llegó el patrullero, Pascual no supo qué decirles. ¿Cómo decirles que estaba perdido? Lost? Pascual no parecía una amenaza. Caminaba como si tuviera una pierna rota.

El patrullero lo llevó a un hospital. Al día siguiente llegó Hortensia. De inmediato se dio cuenta que Pascual hablaba mam y apenas entendía castellano.

―¿Usted sabe dónde está? ―le preguntó.

―No ―dijo Pascual.

Hortensia lo miró a los ojos y recordó otros casos, en los cuales las enfermeras le habían dicho que el internado tenía Síndrome de Down, pero ella sabía que no, que era un maya quiché sin dominio del inglés.

―Usted está en un hospital psiquiátrico.

―Es que yo camino así porque nací con un defecto en la rodilla ―dijo Pascual―. No puedo quedarme aquí. Si no voy a trabajar el lunes, pierdo el trabajo y mi familia en Guatemala me necesita. Si no le pago al coyote, la van a visitar.

Pascual se había endeudado por diecisiete mil dólares para que un coyote lo pasara por la frontera. Una visa legal hubiese sido cien veces más barata, pero las embajadas de Estados Unidos no le dan visas a los pobres. La legalidad es para gente bien.

―Usted está en un psiquiátrico.

―Es que mi rodilla no tiene arreglo.

―¿Por qué está aquí?

―Me perdí. Yo nunca tomo cerveza y una solita hizo que me perdiera.

―¿Dónde vive?

―No sé. Si veo la calle sé cómo llegar.

Hortensia llamó a Jesús, la esposa de Pascual en Guatemala, pero hablaba tectiteco.

―Tengo que trabajar el lunes ―se lamentó Pascual―. Si no envío el dinero, los coyotes van a ir por mi esposa.

Luego de una hora sin saber qué hacer con Pascual, Hortensia le preguntó:

―¿Recuerda algún comercio que esté cerca de su casa?

―Uno de colombianos…

Hortensia trató de recordar algún store colombiano en la zona. Recordó uno por Baymeadows. Buscó en Google Street View y le mostró una foto.

―Sí, es ese. Está cerca de donde vivo.

Hortensia habló con las enfermeras del hospital.

―Pascual no debe estar aquí. No tiene ningún problema psiquiátrico. Su problema es otro.

―Pero el doctor debe evaluarlo y eso lleva tiempo…

―Déjenlo ir. Llamen a un Uber. Aquí tienen la dirección.

Hortensia volvió el lunes.

―¿Y Pascual? ―preguntó.

―Pascual se fue ―dijo la enfermera en voz baja.

Jorge Majfud, marzo 2024.

Super PACs, super influencers

Como observamos al principio, para conocer las raíces de los fenómenos políticos y sociales en América latina y en otros continentes, debemos estudiar lo que ocurrió o está ocurriendo en Estados Unidos. Aquí veremos uno de los muchos ejemplos (aunque no referidos a diseños de agencias secretas ni a traspiraciones ideológicas de grandes compañías), un hecho judicial específico. En otras palabras, el destino del mundo en manos de un puñado de individuos con sus propias opiniones sobre la Humanidad.

Actualmente, según la Ley Federal de Campañas Electorales, las contribuciones están sujetas a ciertos límites. Por ejemplo, un ciudadano común no puede donar más de 3.300 dólares por elección.[i] Pero, una vez limitada la generosidad de gente común, la ley muestra sus debilidades por los lobbies. Uno de los actores de peso en la administración del poder social son los Political Action Committees (PACs) los cuales, como las iglesias, están exentos de pagar impuestos, pese a que su accionar gira entorno al gran capital. Exentos de pagar impuestos y exentos de revelar sus fuentes de ingresos.

Exentos de gravámenes y libres para acosar a las instituciones. En 2010, la Corte Suprema de Estados Unidos (como en las últimas décadas, con una amplia mayoría de jueces elegidos por presidentes conservadores) falló en favor de Citizens United, otra “organización sin fines de lucro” a favor de los derechos de las grandes corporaciones. Su fundador, masón y admirador de Ronald Reagan, Floyd Brown, lo definió de forma sintomática: “Somos gente a la que no les importa la política; gente que desea que el gobierno los deje en paz; pero si su país los llama a luchar en el extranjero, lo hará con gusto”. Para este fanatismo anglosajón, las brutales intervenciones en otros países no son políticas ni son sobre intereses económicos, sino puro patriotismo, Dios, la moral y el teorema de Pitágoras.

Como toda organización conservadora y funcional a una elite aristocrática, su lema incluye la palabra “restaurar” y “volver a los buenos viejos tiempos”, todo en nombre del “we the people”: debemos “devolver el gobierno de Estados Unidos a los ciudadanos”, junto con la clásica narrativa que se chorrea hacia el sur desde hace un par de siglos: “reafirmar los tradicionales valores estadounidenses de un gobierno mínimo, de la defensa de la libertad de empresa, por una familia fuerte y por la soberanía y seguridad nacional”. En menos palabras: por la libertad irrestricta de los amos. Lo que en 1776 significaba “we the people”, ahora significa “nosotros los ciudadanos”. Es decir, un Club VIP de propietarios con poder económico y político.

En 2009, esta poderosa organización privada inició una demanda contra la Comisión de Elecciones Federales. En la demanda y en el fallo final de la Corte Suprema, se entendió que la limitación de donaciones de un grupo cualquiera a un partido político constituía una violación a la Primera enmienda de la constitución. Cinco votos en nueve entendieron que “si la Primera Enmienda tiene alguna fuerza, debe prohibir al Congreso cualquier multa o encarcelamiento de ciudadanos o de asociaciones de ciudadanos, simplemente por participar en discursos políticos”. Según esta interpretación, las megacorporaciones son ciudadanos y asociaciones de ciudadanos “participando en discursos políticos…”[1] Es decir, que una corporación multimillonaria o un señor multimillonario no pudiesen donar unos cientos de millones de dólares a un candidato al senado o a la presidencia iba contra la “libertad de expresión”. La decisión liberó múltiples restricciones y mantuvo una sola: los ultra millonarios no pueden donar sumas obscenas a los candidatos, si no es a través de fundaciones fachadas, conocidas como “sin fines de lucro” y diferenciadas de los PAC por el superlativo “super”: los Super PACs no tienen limitación de donación a grupso que promueven una determinada candidatura. Además, pasan a tener el derecho de hacerlo de forma anónima, lo que entre los académicos y analistas de todo tipo pasó a llamarse dark money (“dinero oscuro”).

Claro, otra vez, en el país de las leyes se hace todo legal. La corrupción es cosa de latinoamericanos y de negros pobres en África. Otra prueba irrefutable de la observación que hiciera a fines del siglo XIX el escritor francés Anatole France: “La Ley, en su magnífica ecuanimidad, prohíbe, tanto al rico como al pobre, dormir bajo los puentes, mendigar por las calles y robar pan”. Como suele ocurrir en una democracia como la de Estados Unidos, secuestrada por las corporaciones, los verdaderos ciudadanos tenían otra opinión. A principios de 2010 una encuesta de ABC y The Washington Post reveló que el 80 por ciento de los estadounidenses se oponía a la eliminación de trabas y límites en las donaciones a los políticos propuesta por Citizens United.[ii] Obviamente, nada de eso importa ni tiene algún efecto legal. Obviamente, la ley se argumentó con un barniz de igualdad, ya que los sindicatos de obreros, que no sólo obtienen recursos de sus trabajadores afiliados sino que han sido arrinconados en su institucionalidad por décadas, tendrían el mismo derecho de apoyar candidatos con “cifras ilimitadas de dinero”. El mismo derecho que las corporaciones privadas que manejan más dinero que países enteros.[2]

Cinco votos en nueve decidieron el destino de 320 millones de estadounidenses y, por extensión cultural e ideológica, de gran parte del resto del mundo. Sobre todo, de América latina, el todavía Patio trasero de la mayor potencia económica, militar e ideológica del mundo. Desde entonces, hubo varios intentos para, si no limitar, al menos revelar la identidad de los super donantes. Uno de los más recientes, por ejemplo, fue una ley aprobada por el estado de California, la que pretendía obligar a revelar el nombre de los donantes multimillonarios a causas políticas. La demanda contra la ley fue impulsada por la fundación Americans for Prosperity, otra “organización sin fines de lucro” exenta de impuestos y fundada por el multimillonario Charles Koch y su hermano David Koch, y por el grupo conservador Thomas More Law Center.[iii] Naturalmente, el 0,01 por ciento de los de arriba saben cómo hacerlo. La Suprema Corte determinó que la ley violaba el derecho de los supermillonarios, establecido en el fallo de 2010.

Estas prácticas son conocidas desde el siglo XIX, pero a partir del nuevo fallo de la corte Suprema en 2010, el negocio de la política se multiplicó. Veamos, por ejemplo, un caso entre cientos de empresas dedicadas a crear opinión pública, ahora con más impunidad que antes. Berman and Company, fundada por el lobbyist Richard Berman, es uno de los mayores conglomerados dedicados a la creación de opinión a través de la demonización o el enchastre de los adversarios de sus clientes.[3] Aunque es una empresa privada con ganancias de decenas de millones de dólares, posee decenas de “organizaciones sin fines de lucro” que actúan como fachada, no sólo para su acción en el mundo mediático sino para la recepción de donaciones y pagos. ¿Por qué? Porque, según las leyes que lograron aprobar estos mismos grupos de intereses especiales, las donaciones a los grupos “sin fines de lucros” se realizan en total y completo secreto. La ley protege la anonimidad de los donantes. Todo realizado como es la costumbre del extremismo capitalista en nombre de la libertad. Rick Berman, abogado especializado en relaciones laborales, fundó “Enterprise Freedom Action Committee (Comité de Acción por la Libertad Empresarial)” (EFAC), una organización de derecha, dedicada al astroturf (v(ver capítulo “Relaciones sociales y astroturfing” en Moscas en la telaraña)), es decir, a crear movimientos falsamente populares desde arriba para servir los intereses de los de arriba.[4]

El 30 de octubre de 2014, el New York Times publicó una confesión del poderoso señor Berman, aparentemente debido a un micrófono abierto: “La gente siempre me pregunta: ¿Cómo sé que no seré descubierto, que lo que hago tiene una intencionalidad política? Es que todo lo que hacemos lo hacemos a través de organizaciones sin fines de lucro, las que están protegidas de cualquier obligación de revelar quiénes son sus donantes. Existe un anonimato total. La gente no sabe quién nos apoya”. El mismo experimentado Berman también dejó escapar algunos consejos para manipular la opinión pública: “Se debe usar el humor para desacreditar o marginar a nuestros adversarios. Como sabemos que el humor ya casi no existe en las redes sociales, a lo que seguramente se refería el nuevo Bernays era a la ridiculización del adversario.“Algunos dicen que somos helicópteros negros… En parte tienen razón. Nuestro trabajo es atacar la capacidad de operación de nuestros adversarios”, reconoció Berman.[iv]

La libertad de presión se llama libertad de expresión y no incluye el derecho a saber.

Jorge Majfud. Del libro Moscas en la telaraña.


[1] En la campaña electoral de 2011, el candidato republicano Mitt Romney lo había dicho en una conferencia para empresarios “Corporations are people, my friend (Mi amigo, las corporaciones son personas también”).

[2] La misma lógica legal de facilitar la inmigración a Estados Unidos cuando en el siglo XIX los negros se convirtieron en ciudadanos con derecho a voto y quienes podían inmigrar eran europeos pobres. Otra vez, se aplica la observación de Anatole France sobre la igualdad de las leyes para prohibir algo a pobres y ricos por igual.

[3] En castellano, Lobby se puede traducir como “grupo de presión política”, pero no existe una traducción satisfactoria para lobbyist. Una traducción muy aproximada, aunque incómoda por su verdad implícita, sería “corruptor de políticos” o, más incómoda por su extensión, pero no por su precisión, “mercenario de la clase dirigente en los congresos del pueblo”. El músico David Berman, miembro del grupo Los judíos de plata, se había distanciado de su padre, Rick Berman, por diferencias éticas e ideológicas.

[4] Las “fundaciones populares y sin fines de lucro” de Berman incluyen “Center for Consumer Freedom” (para “ganar mal o perder bien (win ugly or lose pretty)”, “American Beverage Institute” (en favor del consumo de alcohol), “Employment Policy Institute Foundation” (para beneficiar a los obreros), “Center for Union Facts” (para educar a los trabajadores sobre los males antidemocráticos de los sindicatos), entre otras organizaciones gremiales y proletarias.


[i] “Contribution Limits.” FEC.gov, 2021, http://www.fec.gov/help-candidates-and-committees/candidate-taking-receipts/contribution-limits/.

[ii] “Poll: Large Majority Opposes Supreme Court’s Decision on Campaign Financing.” Washingtonpost.com, 17 Feb. 2010, http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2010/02/17/AR2010021701151.html.

[iii] “The Supreme Court Throws out a State Law Requiring Nonprofits to Name Rich Donors.” NPR.org, July 2021, http://www.npr.org/2021/07/01/1004062322/the-supreme-court-guts-a-state-law-requiring-nonprofits-to-name-their-rich-donor.

[iv] “Hard-Nosed Advice from Veteran Lobbyist: ‘Win Ugly or Lose Pretty’ (Published 2014).” The New York Times, 2022, http://www.nytimes.com/2014/10/31/us/politics/pr-executives-western-energy-alliance-speech-taped.html.

https://www.pagina12.com.ar/718276-super-pacs-super-influencers

La ayuda para el (sub)desarrollo

Empecemos por algo que, a esta altura, ya debe estar más que claro, aunque apenas una década atrás era calificado de delirium tremens, como todo lo que se sale un poco del ilusionismo colectivo. Las corporaciones actuales funcionan como feudos medievales por los cuales los señores dueños de vidas y tierras se reparten los reinos cuyas coronas, sus gobiernos, poco pueden hacer para limitar su poder. Por el contrario, y sobre todo a partir del nacimiento del capitalismo con el enclosure (cercado) en la Inglaterra del siglo XVI, estas coronas fueron y son funcionales a los nuevos señores feudales, los liberales.

En Estados Unidos, las corporaciones están en los comités de redacción de leyes, son importantes donantes de los candidatos de los dos partidos en perpetua disputa por la distracción popular, gracias a las leyes y a las decisiones judiciales que, por ejemplo, en 2010 eliminaron el tope máximo de donación permitido a las corporaciones bajo el argumento de que atentaba contra la libertad de expresión (Citizens United v. Federal Election Commission). Prácticamente todo el sistema político y cultural, desde los centros del poder hegemónico anglosajón hasta las neocolonias del Sur Global, desde legisladores, presidentes, jueces y, consecuentemente medios de comunicación, todos están a favor o bajo presión de las principales corporaciones a las que sus esclavos intelectuales, servilmente, atribuyen cualquier forma de progreso y bienestar social.

Pero este poder no se limita a las fronteras nacionales de aquellos países en los cuales tienen residencia declarada y personería jurídica reconocida. Su poder se extiende de diferentes formas al resto del mundo, tanto financieras como legales. Años atrás detallamos casos de extraterritorialidad judicial, como el que en 2018 afectó a la ejecutiva de la empresa china de telecomunicaciones Huawei. El primero de diciembre de 2018, en tránsito hacia México, Meng Wanzhou fue detenida en Vancouver, Canadá, por la guardia canadiense y con la asistencia de agentes estadounidenses bajo la acusación de haber hecho negocios con Irán, en violación con las leyes… de Estados Unidos (“El verdadero fraude financiero”). Luego fue acusada de fraude y sobreseída en 2022, año en que pudo regresar a su país. No es mi intención hacer una defensa de la señora Wanzhou y mucho menos de la compañía Huawei, sino de ilustrar cómo funciona el imperialismo―en este caso, judicial y financiero. Debería estar de más aclarar esto, pero con los años he aprendido que nunca se debe subestimar el poder masivo de rémoras y escuderos.  

Gracias a las leyes aprobadas bajo extorciones en los gobiernos, nacionales y extranjeros, las corporaciones privadas (algunas con dos veces más capital que todo el PIB de países como Francia o Brasil) poseen inmunidad y hasta soberanía, mucho más soberanía que los mismos Estados soberanos, ya que pueden demandar a gobiernos pero no ser demandadas por éstos. Gracias a su poder financiero, los países atrapados en la convenientemente diseñada telaraña de deudas y en la necesidad de desarrollo eternamente interrumpido por las superpotencias noroccidentales hacen hasta lo imposible por atraer sus inversiones y luego por mantenerlos contentos para que no se vayan. Son esas mismas megacorporaciones las que escriben la letra chica de los TLC (“Tratados de Libre Comercio”) que les asegura su libertad expoliar recursos naturales y recursos humanos, para restringir derechos y expandir obligaciones ajenas, para usar y tirar trabajadores libremente, los cuales, una vez descartados, no tendrán ninguna libertad de cruzar fronteras como lo hacen los gerentes, los miembros de los poderosos directorios (board of trustees) y sus inversiones carroñeras que luego venderán a los gobiernos y a los políticos cipayos como inversiones para el desarrollo o, peor aún, como préstamos salvadores.

Estos Tratados de Libre Comercio, que estas corporaciones logran que los gobiernos firmen sin conocimiento popular (y cuyas negociaciones sólo se conocen cuando ocurre una filtración, como la de WikiLeaks en 2013), suelen establecer la libertad casi absoluta de los capitales de invasión. Su poder de extorción es máximo: cuando se les antoja, entran en un país y, cuando algo no les gusta, como algún derecho ganado por los trabajadores, se van sin avisar, descalabrando la economía de países grandes y chicos. Otra vez, el secuestro de las palabras, como aquí “libertad de comercio” es tal que logran imponer una realidad contraria a la obsecuente prédica: “libertad para imponer el poder incontestable de sus capitales; libertad para imponer y manipular gobiernos; libertad para silenciar y desacreditar a cualquier crítico; libertad para inocular su ideología parasitaria en el fanatismo servil de los esclavos voluntarios, cuya mayor libertad se limita a poseer la palabra libertad, una combinación de cinco fonemas vacíos por repetición.

Cualquier forma de regulación que limite esta “libertad de inversión” para asegurar condiciones de estabilidad para los países cautivos, es saboteada como una amenaza contra “la libertad” y el “libre mercado”, propia de los fracasados países comunistas, etc. El mismo Banco Mundial, cuyo declarado propósito es ser un “banco de desarrollo” para “apoyar con préstamos a los países subdesarrollados”, no sólo no tiene expertos en desarrollo en su cúpula sino que trabaja para los especuladores financieros, demostrando que, en la práctica, su verdadero objetivo son los negocios de las corporaciones y la protección de los grandes capitales. Con regularidad, el Banco Mundial publica rankings de países según su docilidad ante los inversionistas trasnacionales ―uno de los tantos rankings mundiales dictados por el norte según sus intereses y de los que el Sur Global debe liberarse. Su publicación principal, Doing Business, alerta en tiempo real a los especuladores cada vez que un país se aparta un centímetro del dogma corpofeudal: en América del Sur el congreso del país X ha aprobado un proyecto de ley reconociendo un derecho laboral; en África, el país Y enfrenta manifestaciones populares contra el dictador amigo N; en Asia, una encuesta sugiere que el 60 por ciento de la población de Z está a favor de la regulación bancaria; etc. Whisky en una mano y el mouse en la otra, los inversores mueven sus capitales de un país a otro generando el “pánico de los mercados” en los países X, Y y Z y sus políticos criollos explican la crisis por “la falta de libertad de los mercados” y, como suele decir el escritor Mario Vargas Llosa, por “no estar en el camino correcto” y “por no votar bien” a favor de la libertad, del desarrollo y de la prosperidad capitalista que, si por algo se ha destacado a lo largo de cuatro siglos es en promover la riqueza (desarrollo) de las potencias colonialistas y la muerte y la miseria (subdesarrollo) en los países colonizados.

Jorge Majfud, mayo 2023.


No son servicios de espionaje, son gobiernos paralelos*

Los documentos clasificados que registran las acciones secretas y los crímenes no tan secretos de cada gobierno suelen ser desclasificados luego de muchos años, cuando la verdad ya no es peligrosa y sólo les importa a los historiadores. En Estados Unidos los investigadores suelen usar la ley FOIA para exigir la desclasificación de algunos documentos que, se entiende, son relevantes para la verdad histórica. Sin embargo, es necesaria una fuerte dosis de ingenuidad para creer que toda la verdad de los servicios secretos de las grandes potencias y que todos los registros de sus acciones algún día saldrán a la luz.

Ejemplos para el pesimismo sobran. Bastaría recordar un par de casos mencionados en este libro, como el proyecto Mk-Ultra de la CIA que, con el objetivo de controlar la mente humana de forma más inmediata, se experimentó con potentes drogas sin autorización de las víctimas. Cuando esta operación fue descubierta en los años 70, el presidente Nixon y el director de la CIA, Richard Helms, acordaron destruir todos los archivos que mencionaban al diabólico proyecto. Lo que sabemos del proyecto Mk-Ultra se debe a la milagrosa supervivencia de algunos documentos que desencadenaron un breve escándalo y un largo olvido.

También, entre una lista de cientos de casos, se podría mencionar las manipulaciones financieras del gobierno de Ronald Reagan para financiar a los Contra en Nicaragua con dinero procedente de la venta ilegal de armas al enemigo Irán y contra el propio bloqueo del Congreso en Washington. Por entonces, la secretaria del coronel Oliver North, antes de testificar ante el Congreso, dedicó horas y días a picar documentos secretos que nunca leyó. Hoy existen escáneres avanzados para reconstruir documentos picados en mil pedazos, por lo cual se prefiere quemar aquellos que dicen demasiado. Así, cada día son eliminados documentos secretos que podrían echar mucha luz sobre la verdad de las operaciones de las potencias mundiales, sobre todo de la potencia hegemónica de turno. Las bolsas de papel reciclado donde se depositan estos papelitos comprometedores (similares a las que usa la cadena de supermercado Publix o las licorerías, para que sus clientes oculten el comprometedor licor), se llaman “Burn Bags” (Bolsas para quemar) y se identifican con líneas rojas y blancas que solo los entendidos reconocen. Cada tanto se ven estas bolsitas en alguna fotografía que se escapa a la prensa, pero sin ser advertidas por el público. Gracias a esta práctica de casi perfecto hermetismo, los historiadores deben luchar cada día con el ruido de las teorías conspirativas que probablemente las mismas agencias secretas hacen circular (distracciones semejantes a la práctica de Eyewash reconocida por la misma CIA en 2016 contra sus propios empleados) y con las conspiraciones reales.

Las prácticas de Washington a través de sus agencias secretas como la CIA (asesinatos selectivos, manipulación de la opinión pública, inversión en la prensa, desestabilización de países y promoción de golpes de Estado) no se han detenido luego de las investigaciones de estos mismos crímenes en los años 70 por parte del Senado de Estados Unidos. Solo se han vuelto más cuidadosas y más secretas. Bastaría con considerar que el presupuesto anual de todas las agencias secretas financiadas por Washington suman aproximadamente 75 mil millones, lo cual equivale al PIB de decenas de países como Uruguay, Venezuela o Guatemala y cientos de veces más de lo que invirtieron en los últimos setenta años las mismas agencias que derrocaron gobiernos independentistas e instalaron decenas de dictaduras militares sólo en América latina.

Aunque todas estas agencias son organismos públicos, sus presupuestos son secretos hasta para los congresistas de Estados Unidos, con la probable excepción de los senadores que integran la Comisión Selecta del Senado sobre Inteligencia, presidida por el senador de Florida Marco Rubio. Este comité, creado por el senador Frank Church en 1976 para controlar el abuso de la CIA y otras agencias secretas, poco después fue colonizado por los conservadores que más que controlar protegían esas mismas prácticas secretas. No por mera casualidad, en 2013 el senador Marco Rubio votó en contra de la desclasificación de documentos sobre las torturas de detenidos sin juicio en Guantánamo, la abrumadora mayoría inocentes sin derecho a compensaciones, según las mismas autoridades de Washington. En 2015, los senadores Marco Rubio y Ted Cruz (ambos hijos de cubanos inmigrados durante la dictadura de Fulgencio Batista, quienes luego pasaron como víctimas de la Revolución de 1959) apoyaron la práctica de la tortura en territorio cubano como método legítimo “para saber la verdad”. Sí, en Cuba se tortura y se violan los derechos humanos y la cárcel está en Guantánamo. 

Las estimaciones realizadas por especialistas externos se basan en datos parciales, como la filtración de datos de la misma NSA ocurrida en 1996. Lo que sí es público es el presupuesto nacional dedicado a “defensa” aprobado cada año. En 2019 alcanzó la cifra récord de 1,25 billones de dólares (1.25 trillones, en inglés, equivalente al PIB de México o Australia) de los cuales el Pentágono se lleva la mitad. El resto es cambio invertido a discreción por un ejército inestimable de agentes secretos, funcionarios públicos, propagandistas y subcontratistas privados—aparte de un ejército más numeroso de colaboradores honorarios que cada día trabajan con fanático fervor sin recibir un solo dólar.

Como en el pasado, la avalancha de dólares es canalizada a través de diferentes fundaciones fachada, algunas culturales, otras con un declarado objetivo humanitario como la NED o la USAID, la cual, en su desesperada decisión de lavar su imagen luego de participar en golpes de Estado como en Venezuela, trabaja con organizaciones sociales con históricas y legítimas reivindicaciones, como pueden ser las organizaciones indígenas, muchas veces organizando protestas contra presidentes desobedientes, como en Bolivia o en Ecuador, hasta que los presidentes desobediente son removidos y los “pobres indios” son abandonados para que se hagan cargo de sus vidas, como debe ser. En los últimos años, el presupuesto anual de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) para América Latina ha ascendido a casi mil millones de dólares con otros dos mil millones canalizados y usados de forma secreta y a discreción por la CIA, seguramente no para apoyar a los artesanos de Cuzco.

A finales de 1980 la CIA le había encargado al artista Jim Sanborn una escultura emblemática para sus oficinas centrales de Langley, Virginia, a una pedrada de la Casa Blanca. Luego de años de estudio y consultas con el ex jefe de criptografía de la CIA Edward Scheidt, la obra fue inaugurada el 3 de noviembre de 1990. La escultura, una muralla ondulante de cobre, se tituló Kryptos, porque está grabada con casi dos mil letras en un orden casi imposible de descifrar. Con un nombre que suena a tumba egipcia o isla griega, es vista por cientos de expertos en códigos que cada día entran al edificio. Aunque la apuesta era que en poco tiempo el mensaje oculto sería decodificado en poco tiempo, no ocurrió así. Incluso se creó una comisión que en su tiempo libre tuvo como tarea aclarar un acertijo que parece inventado por el Joker.

Luego de años, se pudo descifrar el primer mensaje de los cuatro que forman el enigma:

 “Entre la penumbra y la oscuridad, yace la ilusión”

Una línea digna de un poema de Jorge Luis Borges, pero con un significado del todo trágico. No sólo el mensaje literario revela una profunda verdad de la manipulación de los pueblos, sino que la expresión plástica del conjunto recuerda (por lo menos a quien entreteje estos signos más modestos) los memoriales de las víctimas de los desaparecidos bajo las múltiples excusas de la inteligencia del poder y de la ignorancia de sus servidores.

 *Fragmento del libro de próxima publicación La frontera salvaje. 200 años de fanatismo anglosajón en América Latina.

Inés Lopez Volpe
https://www.youtube.com/watch?v=rC5npz3DgXI

La narrativa aglutinante de un imperio (I)*

La narrativa aglutinante de un imperio (I)

Uno de los escritores y críticos más relevantes de la historia de Estados Unidos, Mark Twain, no sólo fue prolífico en sus denuncias contra el imperialismo de su país, sino que, junto con otros destacados intelectuales de la época, en 1898 fundó la Liga Antiimperialista, la que tuvo sede en una decena de estados hasta los años veinte, cuando comenzó la caza de antiamericanos, según la definición de los fanáticos y mayordomos que siempre se amontonan del lado del poder político, económico y social. Para estos secuestradores de países, antiamericano es todo aquel que busca verdades inconvenientes, enterradas con sus víctimas, y se atreve a decirlas. Hasta el día de hoy han existido estadounidenses y extranjeros de probada preparación intelectual y valor moral que han continuado esa tradición de resistencia a la arbitrariedad, a la brutalidad de la fuerza y a la narrativa del más fuerte, a pesar de los peligros que siempre acarrea decir la verdad sin edulcorantes. Este fanatismo ha llegado a la desfachatez de algunos inmigrantes nacionalizados que acusan a aquellos ciudadanos nacidos en el país de no ser lo suficientemente americanos, como supuestamente son ellos cuando van a la playa con pantalones cortos estampados con la bandera de su nuevo país, el símbolo de los ganadores.

Pero si la gente de la cultura, del arte y de las ciencias está de un lado, es necesario mirar al lado opuesto para saber dónde está el poder y sus mayordomos. En noviembre de 1979, la futura asesora de Ronald Reagan, Jeane Kirkpatrick, promotora de la asistencia a las dictaduras militares, los Contras y los escuadrones de la muerte en América Latina, había publicado en la revista Commentary Magazine una idea enraizada en el subconsciente colectivo: “Si los líderes revolucionarios describen a los Estados Unidos como el flagelo del siglo XX, como el enemigo de los amantes de la libertad, como una fuerza imperialista, racista, colonialista, genocida y guerrera, entonces no son auténticos demócratas, no son amigos; se definen como enemigos y deben ser tratados como enemigos”.

Este es el concepto de democracia de la mentalidad imperialista y de sus servidores que detestan que los llamen imperialistas y que tiene, por lo menos, 245 años. ¿Cómo se explica esta contradicción histórica? No es muy difícil. Estados Unidos posee una doble personalidad, representada en el héroe enmascarado y con dos identidades, omnipresente en su cultura popular (Superman, Batman, Hulk, etc.). Es la creación de dos realidades radicalmente opuestas.

Por un lado, están los ideales de los llamados Padres Fundadores, los cuales imaginaron una nueva nación basada en las ideas y lecturas de moda de la elite intelectual de la época, las ideas del humanismo y la Ilustración que también explotaron en Francia en 1789, el mismo año en que entró en vigor la constitución de Estados Unidos: liberté, égalité, fraternité. La mayoría de los fundadores, como Benjamín Franklin, era francófila. Diferente al resto de la población anglosajona, Washington solo iba a la iglesia por obligación social y política. El más radical del grupo, el inglés rebelde Thomas Paine, el principal instigador de la Revolución americana contra el rey George III, la monarquía y la aristocracia europea, era un racionalista y látigo de las religiones establecidas. El padre intelectual de la democracia estadounidense, Thomas Jefferson, había aceptado la ciudadanía francesa antes de convertirse en el tercer presidente y sus libros fueron prohibidos por ateo. No era ateo, pero era un intelectual francófilo, secularista y progresista en muchos aspectos. Pero también era un hijo de la realidad opuesta: al tiempo que promovía ideas como que todos los seres humanos nacemos iguales y tenemos los mismos derechos, Jefferson y todos los demás Padres Fundadores eran profundamente racistas y tenían esclavos que nunca liberaron, incluidas las madres de sus hijos.

Aquí la otra personalidad de Estados Unidos, la que necesita de la máscara para convertirse en el superhéroe: se formó con los primeros peregrinos, los primeros esclavistas y continúa hoy, pasando por cada una de las olas expansionistas: una mentalidad anti iluminista, conservadora, ultra religiosa, practicante de la auto victimización (justificación de toda violencia expansionista) y, sobre todo, moldeada en la idea de superioridad racial, religiosa y cultural que confiere a sus sujetos derechos especiales sobre los otros pueblos que deben ser controlados por el bien de un pueblo excepcional y con un destino manifiesto, para el cual cualquier mezcla será atribuida al demonio o a la corrupción evolutiva, al mismo tiempo que celebra “el crisol de razas”, la libertad y la democracia.

Estados Unidos es el gigante producto de esta contradicción traumática, la que conservará siempre desde su fundación y los sufrirán “los otros”, desde los indios que salvaron del hambre a los primeros peregrinos y los que fueron exterminados para expandir la libertad del hombre blanco, hasta las más recientes democracias destrozadas en nombre de la libertad. Todo lo cual ha llevado a que, como ningún otro país del mundo moderno, Estados Unidos nunca haya conocido un lustro sin guerras desde su fundación. Todo por culpa de los demás, de los otros que nos tienen envidia y nos quieren atacar, con el resultado estimado de millones de muertos debidos a esta tradición de guerras perpetuas “de defensa” en suelo extranjero.

(continúa)

*Fragmento de la introducción del libro La frontera salvaje. 200 años de fanatismo anglosajón en América Latina a publicarse este año.

La narrativa aglutinante de un imperio (I)

https://rebelion.org/la-narrativa-aglutinante-de-un-imperio-i/

JM enero 2021

Lectura de Inés Lopez Volpe

https://www.pagina12.com.ar/325207-la-narrativa-aglutinante-de-un-imperio

Le récit qui fait le lien d’un empire

par Jorge Majfud *

L’un des écrivains et critiques les plus importants de l’histoire des États-Unis, Mark Twain, a non seulement été prolifique dans ses dénonciations contre l’impérialisme de son pays, mais, avec d’autres intellectuels de l’époque, il a fondé en 1898 la Ligue Anti impérialiste, qui était présente dans une douzaine d’États jusqu’aux années 1920, lorsque la chasse aux anti-américains a commencé, selon la définition des fanatiques et des laquais qui s’agglutinent toujours du côté du pouvoir politique, économique et social.

Pour ces ravisseurs de pays, l’anti-américain est quiconque qui cherche des vérités qui dérangent, enterrées avec leurs victimes et ose les dire. À ce jour, il y a eu des Américains et des étrangers dotés d’une préparation intellectuelle éprouvée et d’un courage moral qui ont continué cette tradition de résistance à l’arbitraire, à la brutalité de la force et au récit du plus fort, malgré les dangers que comporte toujours le fait de dire la vérité sans édulcorants. Ce fanatisme a conduit à l’impudence de certains immigrés nationalisés qui accusent ces citoyens nés dans le pays de ne pas être assez américains, comme ils le sont supposément quand ils vont à la plage en short imprimé du drapeau de leur nouveau pays.

Mais si les gens de la culture, de l’art et de la science sont d’un côté, il faut regarder du côté opposé pour savoir où se trouvent le pouvoir et ses laquais. En novembre 1979, la future conseillère de Ronald Reagan, Jeane Kirkpatrick, promotrice de l’aide aux dictatures militaires, aux Contras et aux escadrons de la mort en Amérique latine, avait publié dans Commentary Magazine une idée enracinée dans l’inconscient collectif :« Si les dirigeants révolutionnaires décrivent les États-Unis d’Amérique comme le fléau du XXe siècle, comme l’ennemi des amoureux de la liberté, comme une force impérialiste, raciste, colonialiste, génocidaire et guerrière, alors ce ne sont pas de vrais démocrates, ce ne sont pas des amis ; ils se définissent comme des ennemis et doivent être traités comme des ennemis ».

Tel est le concept de démocratie dans la mentalité impérialiste et pour ses serviteurs qui détestent être appelés impérialistes et qui a au moins 245 ans. Comment s’explique cette contradiction historique ? Ce n’est pas difficile. Les États-Unis ont une double personnalité, représentée dans le héros masqué et avec deux identités, omniprésentes dans sa culture populaire (Superman, Batman, Hulk, etc.). C’est la création de deux réalités radicalement opposées.

D’une part, il y a les idéaux des soi-disant Pères Fondateurs, qui ont imaginé une nouvelle nation basée sur les idées et les lectures à la mode de l’élite intellectuelle de l’époque, les idées d’humanisme et des Lumières qui ont également explosé en France en 1789, la même année de l’entrée en vigueur de la Constitution des États-Unis : liberté, égalité, fraternité. La plupart des fondateurs, comme Benjamin Franklin, étaient des francophiles. Contrairement au reste de la population anglo-saxonne, Washington n’allait à l’église que par obligation sociale et politique. Le plus radical du groupe, l’Anglais rebelle Thomas Paine, principal instigateur de la Révolution américaine contre le roi George III, la monarchie et l’aristocratie européennes, était un rationaliste et le fouet des religions établies.

Le père intellectuel de la démocratie américaine, Thomas Jefferson, avait accepté la citoyenneté française avant de devenir le troisième président et ses livres ont été interdits en tant qu’athée. Il n’était pas athée, mais c’était un intellectuel francophile, laïc et progressiste à bien des égards. Mais il était aussi un enfant de la réalité opposée : tout en promouvant des idées telles que tous les êtres humains naissent égaux et ont les mêmes droits, Jefferson et tous les autres pères fondateurs étaient profondément racistes et avaient des esclaves qu’ils n’ont jamais libérés, y compris les mères de leurs enfants.

Voici l’autre personnalité des États-Unis, celle qui a besoin du masque pour devenir le super-héros : il s’est formé avec les premiers pèlerins, les premiers esclavagistes et continue aujourd’hui, passant par chacune des vagues expansionnistes : une mentalité anti-Lumières, conservatrice, ultra-religieuse, pratiquant l’auto-victimisation (justification de toute violence expansionniste) et, surtout, modelée dans l’idée de supériorité raciale, religieuse et culturelle qui donne à ses sujets des droits spéciaux sur les autres peuples qui doivent être contrôlés pour le bien d’un peuple d’exception au destin manifeste, pour qui tout mélange sera attribué au diable ou à la corruption évolutive, tout en célébrant le « melting pot », la liberté et la démocratie.

Les États-Unis sont le produit géant de cette contradiction traumatique, qu’ils conserveront toujours depuis leur fondation et que subiront « les autres », depuis les Indiens qui ont sauvé les premiers pèlerins de la faim et de ceux qui ont été exterminés pour étendre la liberté de l’homme blanc, jusqu’ aux démocraties les plus récentes détruites au nom de la liberté. Tout cela a conduit au fait que, comme aucun autre pays du monde moderne, les États-Unis n’ont jamais connu une période de cinq ans sans guerres depuis leur fondation. Tout cela à cause des autres, de ces autres qui nous envient et veulent nous attaquer, avec le résultat estimé à des millions de morts dus à cette tradition de guerres de « défense » perpétuelles sur le sol étranger.

Jorge Majfud* pour Página 12* Extrait de l’introduction du livre « La frontera salvaje. 200 ans de fanatisme anglo-saxon en Amérique Latine », par Jorge Majfud, à paraître cette année.

Violencia que no se exporta se consume en el mercado interno

Violencia que no se exporta se consume en el mercado interno

El 24 de marzo de 1983, en un acto en la Biblioteca del Congreso, el presidente Ronald Reagan repitió las palabras del historiador Henry Commager: “la creación de los mitos nacionales nunca estuvo libre de conflictos; los estadounidenses no creían del Oeste lo que era verdad sino lo que para ellos debía ser verdad”.

Como en todos los grandes temas a los que se enfrenta la sociedad estadounidense, la actitud de una parte significativa ha sido siempre la de negar la realidad a través de narrativas y en base a sus mitos fundadores: la libertad propia como producto de las armas, la libertad ajena como producto de nuestro sacrificio, la promoción de la democracia en países bárbaros, la riqueza como mérito individual de unos pocos, la superioridad racial primero (“la raza libre”) y la superioridad nacional después (“el pueblo libre”), el éxito económico como prueba de ser los elegidos de Dios, la acusación a los demás de nuestros propios defectos (los fanáticos pertenecen a otras religiones)… 

El fanático religioso, que cree y siente que la realidad depende de sus oraciones y Dios está obligado a escuchar sus deseos, no se representa como tal. Esta negación de la realidad ha tenido resultados diversos, aunque casi siempre fue la realidad la que debió ceder. Pero cuando esa misma sociedad debe enfrentarse a un enemigo que no escucha ni se puede ver, un enemigo al que no se puede amenazar con un rifle AR 15 ni se puede bombardear, la negación de la realidad no funciona como se espera y la frustración explota por las viejas heridas.

En el caso del Covid 19, el país más rico y poderoso del mundo ha demostrado que no sabe organizarse como colectivo ni sus instituciones (como el sistema de salud) están hechas para actuar de esta forma civilizada a la altura de sus posibilidades materiales. Todavía algunas cosas se pueden aliviar a fuerza de montañas de dólares, pero la conducta racional de su sociedad y de sus líderes es un déficit que explica los millones de infectados y los ya casi doscientos mil muertos.

Con la excepción de las redes científicas y universitarias, con la excepción de un sector de la población que no alcanza a decidir las políticas de Estado, los políticos y la sociedad estadounidense tampoco saben relacionarse con las otras naciones para enfrentar el problema, como no ha sabido hacerlo para enfrentar un problema mayor, el ecológico. Si se relaciona, es a través del conflicto.

Como consecuencia de este enemigo interior e invisible, los antiguos problemas sociales y raciales (nunca resueltos por la misma afición a negar la realidad) se han exacerbado hasta empujar al país a un estado de tensión social y hasta niveles de violencia armada en las calles que no se veía desde hacía muchas décadas, cuando el país se dedicaba a exportar su violencia fundacional a otros países. Esta exportación de violencia no solo era estimulante para los negocios de la guerra, para la industria militar y las megacorporaciones, sino que, además, producía un poderoso efecto de distracción de los problemas propios y, por ende, de unión ante un enemigo exterior. 

Con la identificación de los inmigrantes como el nuevo “enemigo exterior”, el problema comenzó a filtrarse hacia el interior y se encontró con viejos monstruos, como la discriminación racial, el desprecio por los pobres (los perdedores), el fanatismo de las armas como solución a todos los problemas, y el patriotismo de banderas hasta en los calzones que cubre todas las viejas heridas que nunca cicatrizan, esas mismas que convierten los traumas históricos e individuales en motivos de orgullo.

Ahora, por primera vez en mucho tiempo, y mal gracias a la pandemia, algunos estadounidenses comienzan a sospechar que para ser llamado héroe no hay que vestir un uniforme militar e invadir otros países en nombre de la defensa propia y de la libertad ajena, sino que tal vez le debemos algo a los médicos, a las enfermeras, a los maestros y a tantos otros trabajadores que cada día construyen lo mejor y más necesario de nuestras sociedades. 

El triunfo del candidato opositor Joe Biden en la elección presidencial que se realizará en dos meses aliviará por un momento esta tensión social, pero a largo plazo tendrá un efecto contrario. Los perdedores no aceptarán la derrota ni aceptarán ceder un centímetro en la hegemonía de su propio país, como no la aceptan ahora que, tal vez inconscientemente, perciben la progresiva pérdida de sus privilegios domésticos e internacionales. Pero, a largo plazo también, la futura minoría en el recambio político y demográfico tendrá que conformarse con ver la reducción de sus mitos fundadores a fetiches y amuletos, no en sus cabezas sino en las nuevas generaciones que, además, deberán convivir con un mundo mucho menos dócil. 

Entonces, rezar ya no será suficiente, porque Dios estará ocupado escuchando a otros. 

JM, agosto 2020

https://www.huffingtonpost.es/entry/violencia-que-no-se-exporta-se-consume-en-el-mercado-interno_es_5f556854c5b62b3add426dd2.html

Javier Mireles

Carta abierta a Luis Almagro

​Sr. Luis Almagro, Secretario de la Organización de Estados Americanos:

Considerando sus repetidos fracasos y sus aún más insistentes abusos de funciones como «Secretario» de los Estados, le solicitamos tenga a bien y por el poco honor que le resta, renunciar a su cargo posibilitando que alguien más apto pueda continuar con la conocida y fundacional misión de la OEA de seguir los intereses de Washington, al menos de forma más disimulada (excluimos aquí al pueblo estadounidense que suele brillar por su radical ignorancia de lo que ocurre en el mundo).

Seguramente no será un detalle para usted dejar de hacer el ridículo histórico y mucho menos para los de abajo tener que sufrir su criminal indiferencia y desprecio. Usted ha honrado la antigua regla de que “el hábito hace al monje” cada vez que ocupó un cargo público, desde el gobierno de izquierda en Uruguay hasta el gobierno de derecha de la OEA.

Amablemente, le pedimos la renuncia, porque sabemos que usted no será derrocado por ningún golpe de Estado ya que la OEA no cuenta con un ejército propio.

Saluda a Ud. atentamente,

Jorge Majfud

16 de noviembre de 2019.​

https://www.jornada.com.mx/2019/11/17/politica/010n2pol

Jorge Majfud exige que Luis Almagro renuncie a la OEA, por sus “insistentes abusos de funciones”

https://www.jornada.com.mx/ultimas/mundo/2019/11/17/jorge-majfud-exige-que-luis-almagro-renuncie-a-la-oea-1948.html

Open letter to Luis Almagro

translated by Bruce Campbell

Mr. Luis Almagro, Secretary General of the Organization of American States (OAS):

In light of your repeated failures and continued abuse of the functions of «secretary» of the States, we request that you, for the sake of the little honor that remains to you, resign your position and thereby allow someone more fitting to continue, at least in a more disguised fashion, with the OAS’s well-known and fundamental mission of pursuing the interests of Washington (not to say the interests of the U.S. public, which tends to shine in its radical ignorance of what is happening in the world).

Surely it will be no great effort for you to cease your history of making a fool of yourself, and even less so from the perspective of those at the bottom of the social order who have to suffer your criminal indifference and disdain. You have honored the old rule that the cowl makes the monk in every public charge you have occupied, from the left-wing administration of Uruguay to the right-wing administration of the OAS.

We kindly ask for your resignation, because we know that you will not be brought down by any coup d’etat, since the OAS does not have an army of its own.

Attentively yours,
Jorge Majfud

Translated by Bruce Campblell

 

 

Open letter to Luis Almagro

Translated by  Fausto Giudice Фаусто Джудиче فاوستو جيوديشي

Mr. Luis Almagro, Secretary of the Organization of American States:

Considering Your repeated failures and Your even more insistent abuses of functions as «Secretary» of the States, we ask You to do well and for the little honour that You have left, to resign Your position, making it possible for someone more able to continue with the well-known and foundational mission of the OAS to follow Washington’s interests, at least in a more disguised way (we exclude here the USAmerican people who usually shines with a radical ignorance of what is happening in the world).

Surely it will not be a detail for you to stop making a fool of yourself in front of History and much less for those below to have to suffer Your criminal indifference and contempt. You have honoured the old rule that «the habit makes the monk» every time you held public office, from the left-wing government in Uruguay to the right-wing government of the OAS.

We kindly ask you to resign, because we know that you will not be overthrown by any coup d’état since the OAS does not have a traditional army.

Yours sincerely,

Jorge Majfud

November 15, 2019

Courtesy of Tlaxcala
Source: http://tlaxcala-int.org/article.asp?reference=27468
Publication date of original article: 15/11/2019
URL of this page : http://www.tlaxcala-int.org/article.asp?reference=27469

Lettre ouverte à Luis Almagro

Translated by  Fausto Giudice Фаусто Джудиче فاوستو جيوديشي

M. Luis Almagro, Secrétaire de l’Organisation des États américains,

Considérant vos échecs répétés et vos abus encore plus insistants des fonctions de » Secrétaire » des États, nous vous demandons de bien faire et de sauver le peu d’honneur qui vous reste, en démissionnant de votre poste, afin de  permettre à quelqu’un de plus apte à poursuivre la mission connue et fondamentale de l’OEA – suivre les intérêts de Washington-, au moins d’une manière plus masquée (nous excluons ici le peuple usaméricain qui brille généralement par son ignorance totale de ce qui se passe dans le monde).

Ce ne sera certainement pas un détail pour vous d’arrêter de vous ridiculiser face à l’histoire et encore moins pour ceux d’en bas d’avoir à subir votre indifférence criminelle et votre mépris. Vous avez respecté la vieille règle selon laquelle » l’habit fait le moine » chaque fois que vous avez occupé une charge publique, du gouvernement de gauche en Uruguay au gouvernement de droite de l’OEA.

Nous vous demandons de bien vouloir démissionner, car nous savons que vous ne serez pas renversé par un coup d’État puisque l’OEA n’a pas d’armée traditionnelle.

Sincèrement vôtre,

Jorge Majfud

15 novembre 2019

Courtesy of Tlaxcala
Source: http://tlaxcala-int.org/article.asp?reference=27468
Publication date of original article: 15/11/2019
URL of this page : http://www.tlaxcala-int.org/article.asp?reference=27469

Lettera aperta a Luis Almagro

Translated by  Alba Canelli

Considerando i suoi ripetuti fallimenti e i suoi ancora più insistenti abusi delle funzioni di «Segretario» degli Stati, le chiediamo di fare la cosa giusta e salvare il poco onore che le rimane, dimettendovi dalla vostra posizione, rendendo possibile a qualcuno più capace di continuare con la nota e fondamentale missione dell’OSA – seguire gli interessi di Washington – almeno in modo più mascherato (escludiamo qui il popolo americano che tende ad essere radicalmente ignorante di quanto sta accadendo nel mondo).Sig. Luis Almagro, segretario dell’Organizzazione degli Stati Americani:

Sicuramente non sarà un dettaglio per voi smettere di rendervi ridicolo di fronte alla storia e ancor meno per coloro che sono sotto di voi ner dover sopportare di dover subire la vostra indifferenza criminale e il vostro disprezzo. Lei ha rispettato la vecchia regola che «l’abito fa il monaco» ogni volta che ha ricoperto cariche pubbliche, dal governo di sinistra in Uruguay al governo di destra dell’OSA.

Vi chiediamo gentilmente di dimettervi, perché sappiamo che non sarete rovesciato da nessun colpo di Stato, poiché l’OSA non ha un esercito tradizionale.

Sinceramente suo,

Jorge Majfud

15 novembre 2019 

Reparaciones y distracciones

Estados Unidos está embarcado en una discusión por una posible “reparación” a los descendientes de esclavos propuesta por la izquierda 170 años después de la Guerra Civil. No se menciona los linchamientos que siguieron después y no es necesario ser un genio para saber cómo terminará esta discusión nacional ahora de moda.

Sin embargo, si vamos a discutir reparaciones por los brutales crímenes racistas cometidos contra un sector de la sociedad más de un siglo atrás, bien se podría empezar por hacer algo para reducir el rampante racismo actual.

Bien se podría comenzar por reparar a las víctimas de los numerosos y sangrientos golpes de Estados en diversas partes del mundo (en África y, sobre todo, en América Latina), crímenes internacionales que sus gobiernos perpetuaron, promovieron o apoyaron. Todos crímenes reconocidos por sus propios documentos desclasificados.

Para no entrar a hablar de guerras criminales como la más reciente de Irak o los cientos de prisioneros que fueron torturados en Guantánamo por una década antes de ser declarados inocentes y sin compensación alguna.

Muchas de estas víctimas y muchos de sus hijos todavía están vivos, porque toda esa barbarie no fue cometida hace un siglo sino más bien ayer, en términos históricos.

Entonces, señores, si de verdad queremos ser justos y buenos, recordemos que aquellos que no son ciudadanos estadounidenses también son seres humanos.

Claro que no daría ninguna fortuna para compensar una mínima fracción de tantas víctimas y lo mejor es siempre distraer la atención planteando imposibles.

 

JM, abril 2019.

 

Reparations and distractions

The United States is embarking on a discussion for a possible “reparation” to the descendants of slaves proposed by the left 170 years after the Civil War. There is no mention of the lynchings that followed, and it is not necessary to be a genius to know how this current national discussion will end.

However, if we are going to discuss reparations for the brutal racist crimes committed against a sector of society more than one century ago, we could begin by doing something to reduce the current rampant racism.

We could begin by repairing the victims of the numerous and bloody coup d’états to place brutal military dictatorships in numerous parts of the world (in Africa and, above all, in Latin America), international crimes that American governments perpetuated, promoted or supported. All crimes recognized by their own declassified documents.

Not to talk about criminal wars like the most recent in Iraq (“based on wrong information”) or the hundreds of prisoners who were tortured in Guantanamo for a decade before being declared innocent and without compensation.

Many of these victims and many of their children are still alive, because all that barbarism was not committed a century ago but rather yesterday, in historical terms.

So, Ladies and Gentlemen, if we really want to be fair and right, remember that those who are not US citizens are also human beings.

Of course, no country’s fortune would be enough to compensate a fraction of so many victims, and the best thing is always to distract people’s attention proposing some impossible nice idea.

 

JM, April 2019.

Corrupción ilegal vs. corrupción legalizada

Ilegal: corrupto

Luego de las conocidas mega crisis de la última etapa del ciclo neoliberal latinoamericano de los 90s, entre 2003 y 2014 el PIB de Brasil pasó de 558 mil millones a casi 2,5 billones de dólares, por encima del Reino Unido. Durante este boom de la economía brasileña y de una notoria mejoría en los estándares sociales de las clases más bajas, advertimos varias veces que su talón de Aquiles sería la corrupción, la cual es una tradición no solo en Brasil sino en todo país que no se ha desligado completamente de la mentalidad colonial, que es la que más generó corrupción en los países pobres de África y de América latina, enseñando a los de arriba a corromperse por ambición patológica y a los de abajo por necesidad ante un sistema de leyes que, como decía un caporal, se respetaban pero nunca se cumplían.

En 2016, la presidenta Dilma Rousseff fue condenada por corrupción por un congreso repleto de corruptos y debió abandonar su puesto de presidenta, acusada de maquillar los números presupuestales. Hasta el momento no se han aportado prueba alguna de su implicación en la corrupción de Petrobras, que fue la razón que inició la súbita fiebre anticorrupción, amplificada desde el 2011 por las redes sociales y el tradicional odio oligárquico (racista, sexista y clasista) inoculado hasta en el más pobre.

Más recientemente, el expresidente Lula (odiado por haber sacado a treinta millones de brasileños de la pobreza, siendo que no tenía otro título que el de trabajador metalúrgico) fue condenado por aceptar, a cambio de favores empresariales, reparaciones gratis en un costoso apartamento de su propiedad a nueve años de prisión (más que cualquier genocida latinoamericano) y por lavado de dinero a 12 años.

Cuando Lula fue enviado a prisión era el candidato a la presidencia favorito en las encuestas. El juez que lo condenó, Sergio Moro, nuevo héroe de la ética y la “lucha contra la corrupción”, aceptó el Ministerio de Justicia (cargo político) ofrecido por el recientemente electo presidente Jair Bolsonaro, principal adversario y enemigo de Lula. Siendo senador, Bolsonaro votó por el impeachment de la presidenta Rousseff al tiempo que daba vivas a la pasada dictadura militar.

Este tipo clásico de corrupción latinoamericana, tragicómica, carnavalesca, es de una alta ingenuidad. Siempre existió y en períodos de dictadura militar se multiplicó bajo el silencio de la censura, lo que le confería esa ilusión de paz, honor y rectitud que las oligarquías suelen repetir para justificar sus crímenes y abusos históricos.

Este tipo de corrupción es condenable porque es ilegal. Razón por la cual desde Europa y desde Estados Unidos se considera siempre que esos países nunca se desarrollan porque son demasiado corruptos. “América latina, droga y corrupción”, es la representación que tienen de nosotros. Por supuesto que del masivo consumo de drogas en el Primer Mundo que hace posible la alta criminalidad en los países del Sur, no se habla. Colombia ha sido, por generaciones, el país sudamericano con más bases militares de Estados Unidos y sigue siendo, por lejos, el mayor productor de cocaína del mundo (por casualidad, Estados Unidos es el mayor consumidor). Pero los narcoestados son los otros. La criminalidad en México se disparó en la primera década de este siglo como consecuencia de la llamada Guerra contra las drogas, lo que demuestra la persistencia de la ingenuidad de pretender que la militarización de las sociedades es la respuesta a la violencia creada por la brutal desigualdad económica y la ilegalidad de las drogas.

De la corrupción de los negocios del actual presidente de Estados Unidos se podrían escribir libros. Bastaría con recordar la insistencia de negarse a mostrar sus declaraciones de impuesto.

It’s legal, dude

Pero vayamos a la madre de todas las corrupciones: la corrupción legal. Podríamos empezar por cualquier parte, por ejemplo por la genocida corrupción belga en el Congo, que dejo millones de asesinados a total impunidad. Antes de la dictadura del títere Mobutu, que siguió al magnicidio de Lumumba y otros frustrados presidentes, el país fue por un siglo una empresa privada y casi todos los abusos cometidos allí eran legales, precisamente porque los criminales y corruptos hacían las leyes. Podríamos continuar por horas y días analizando casos similares.

En noviembre de 2018, Miriam Adelson, una mega donante del entonces candidato Donald Trump, esposa del billonario de los casinos Sheldon Adelson, recibió la Medalla de la Libertad de manos del presidente Donald Trump. Cuando se lo comenté a Noam Chomsky en relación a la “corrupción latinoamericana”, dijo: “comparada con la corrupción aquí en Estados Unidos, la latinoamericana es un juego de amateurs”. Imposible resumirlo mejor.

El 13 de abril de 2019, el USA Today (un diario al que no se puede sospechar de comunista, de subversivo o de alguna de esos versos aprendidos de memoria por los reaccionarios latinoamericanos), junto con el The Arizona Republic and the Center for Public Integrity, publicaron una investigación confirmando lo que habíamos escrito desde hace muchos años. El título lleva toda la ironía que merece: “Copy, paste, legislate”.

Según esta investigación, en los últimos ocho años en los 50 Estados de la Unión se aprobaron leyes para beneficiar “intereses especiales” de grandes compañías. Según el informe, cada vez que los legisladores escriben una ley, tanto las grandes corporaciones como los lobbies llenan los espacios vacíos que son necesarios para beneficiarlos.

En solo este periodo analizado, 10.163 proyectos de ley fueron propuestos en los congresos estatales, todos copias de los modelos escritos directamente por grupos de intereses especiales. Si los legisladores usaran los software que se usan en las universidades estadounidenses para detectar plagio, sus autores hubiesen sido expulsados de sus puestos a la primera de cambio, como son expulsados, muchas veces sin piedad, jóvenes estudiantes de 22 o 25 años por plagiar un párrafo en un modesto paper.

Aunque las grandes empresas ya usan inteligencia artificial para detectar lo que no detectan los análisis de palabras, esta investigación no incluyó aquellas leyes que fueron reescritas de cero y que pudieron incluir las mismas ideas y propósitos. Estos miles de casos analizados eran los más obvios de “copia y pega”.

2.100 de esos proyectos se convirtieron en leyes. La gran mayoría de estas leyes beneficiaron a las grandes industrias y a las ideologías conservadoras. Irónicamente, todos estos modelos comienzan con las palabras “libertad” y “derecho”, y mencionan los principios y las leyes anteriores en las cuales se ampara y justifica el nuevo proyecto de ley.

Esta investigación confirma los resultados de otra más antigua realizada por Princeton University que afirmaba que las chances de que un proyecto de ley con la aprobación de la población tenía un 30 por ciento de probabilidades de ser aprobado, mientras que aquellos proyectos ampliamente impopulares tenían, también, un 30 por ciento de probabilidades de ser aprobados.

En otras palabras, la opinión del pueblo no vale una hamburguesa de McDonald’s. Tal vez sí una Cajita Feliz.

Es esta la madre de todas las corrupciones que no se llama corrupción.

JM, 13 de abril de 2019

https://www.huffingtonpost.es/entry/corrupcion-ilegal-vs-corrupcion-legalizada_es_5cb67468e4b0ffefe3b8b059

Los verdaderos muros de la democracia estadounidense

Les vrais murs de la démocratie étasunienne

 

Los muros de la democracia estadounidense son de dos géneros: uno es cultural y el otro estructural. Ambos, con un antiguo objetivo: mantener el poder en manos de una minoría que se representa como mayoría.

Veamos el muro cultural, primero, pero empecemos por su lado positivo. Los llamados Padres fundadores fueron una elite de intelectuales, reflejo de las nuevas y radicales ideas europeas que, más o menos, encontraron un espacio en el nuevo continente que no tenían en el viejo, de la misma forma que lo hizo el cristianismo en Europa y no en la Palestina judía. Es decir, un territorio menos codiciado por los imperios del momento y menos acosado por la tradición milenaria de ideas fosilizadas. Thomas Jefferson se había hecho ciudadano francés antes de ser presidente de Estados Unidos y todos los demás tenían, de alguna forma, una profunda admiración por los filósofos de la ilustración, sino directamente por la cultura francesa. Las ideas de Jefferson, como la de los otros fundadores, no sintonizaban mucho con el resto de la población, al extremo de que sus libros fueron prohibidos en muchas bibliotecas bajo la exagerada acusación de ser ateo. La idea de crear un muro espeso que separase religión de gobierno era demasiado radical.

Sin embargo, esta elite fundacional compartía con el resto la desgracia del racismo y de la doble vara. El genio de Benjamín Franklin no quería una inmigración que no fuese blanca y anglosajona. El sabio de Thomas Jefferson no sólo abusó de una menor a la que hizo madre varias veces, sino que, además, nunca la liberó por ser mulata. La hermosa esclava, Sally Hemings, era la hija ilegítima de su suegro con otra esclava. Por no entrar en la larga y persistente historia de leyes racistas que van desde la idea de la no humanidad de los negros hasta el desprecio de los latinoamericanos por su condición de hibridez, como las mulas, algo que, según los periodistas y congresistas del siglo XIX, no agradaba a Dios. El asco por los chinos, por los irlandeses (antes de convertirse en blancos asimilados), por los indios y por los mexicanos completó el mapa del desprecio y el despojo a todo lo que no era anglosajón y protestante. La hermosa frase “We the people” asumía, de hecho, que con eso de “el pueblo” no se referían ni a los negros, ni a los indios, ni a nadie que no perteneciera a la “raza” de los fundadores. Pero Jefferson estaba en lo cierto cuando dijo que “la tierra les pertenece a los vivos, no a los muertos”.

A los padres Fundadores (y a los líderes que les siguieron) se los suele disculpar porque eran “hombres de su tiempo”; no se puede juzgar a alguien que vivió hace doscientos años con los valores de hoy. Sin embargo, un par de años después que Jefferson dejara el gobierno en Estados Unidos, un militar rebelde llamado José Artigas, quien estaba contra el abuso militar en el gobierno y a favor de una democracia más directa, apenas tomó control de la Unión de los Pueblos Libres (lo que hoy es Uruguay y parte de Argentina) repartió tierras a blancos, indios y negros bajo el lema “los más infelices serán los más privilegiados”. Un principio y una actitud verdaderamente cristiana de un hombre no religioso.

Tampoco es cierto que Estados Unidos nunca tuvo una dictadura. De hecho, sus leyes necesitaron un siglo, hasta después de la Guerra civil, para reconocer que alguien podía ser ciudadano estadounidense independientemente del color se su piel, aunque luego continuó filtrando, también por ley, a inmigrantes que no eran suficientemente blancos.

Actualmente, hasta los blancos más blancos se han convertido en negros. Pero no lo saben y por eso tanto renacido odio a los negros y marrones. Se sienten los nuevos negros, pero no lo reconocen y, por eso, necesitan despreciar al resto para confirmar su antigua condición de blanco, es decir, de privilegiados.

Mientras tanto, la democracia estadounidense continúa secuestrada por el 0,1 por ciento de su población, por los billonarios que financian las campañas políticas, cenan con los ganadores y envían escribas a sentarse en los comités que redactan las leyes que luego aprueban los legisladores, cuya mayoría son millonarios.

Ahora echemos una mirada sobre los muros estructurales de la democracia hegemónica. También estos problemas hunden sus raíces en el racismo y el elitismo social enmascarado en un discurso opuesto.

Veamos esta lógica referida a la obsesión histórica de las burbujas étnicas. La población latina está subrepresentada en extremo porque, al igual que otras minorías como la afroamericana y la asiática, viven en las grandes ciudades y éstas están en los estados más poblados como California, Texas, Florida, Nueva York e Illinois. De estos estados, sólo Texas es un estado con mayoría conservadora sólida. Florida es pivotante y los demás son tradicionales bastiones progresistas (liberals, en el lenguaje estadounidense). Sin embargo, a pesar de que California tiene una población de 40 millones, sólo cuenta con dos senadores. La misma cantidad que Nueva York, otro estado con 20 millones. La misma cantidad de senadores tiene cada uno de los cincuenta estados, como Alaska, un estado cuya población no alcanza los 800 mil habitantes. Una colección de estados centrales como las dos Dakotas, Nebraska, etc. rondan apenas el millón de habitantes (Wyoming apenas llega al medio millón) y cada uno cuenta con dos senadores. Lo que significa que el voto de un granjero en cualquiera de esa docena de estados conservadores y despoblados vale entre 30 y 40 veces más que el voto de cualquier estadounidense que viva en los poblados estados de California, Texas, Florida, Nueva York o Illinois.

Claro, este sistema de elección de senadores no es único en el mundo, pero en Estados Unidos el desbalance poblacional y político a favor de los conservadores rurales, desde el siglo XIX, es notable y consistente.

Por si fuese poco, hay que considerar que su sistema de elecciones presidenciales no solo le niega a Puerto Rico, con casi cuatro millones de habitantes (más que varios estados centrales juntos), la posibilidad de elegir presidente, sino que, además, el sistema electoral vigente, herencia del sistema esclavista que favorecía a los estados del sur con una escasa población blanca, hace posible que un presidente sea elegido habiendo recibido tres millones de votos menos que el perdedor.

Gracias a este sistema (los electores no solo reproducen el número de representantes sino también de senadores), estados más poblados como California, Texas, Illinois o Nueva York (que subsidian económicamente a estados más pobres) necesitan el doble o más de votos que los despoblados estados del centro para alcanzar un elector. Otra razón para entender por qué las minorías, que sumadas no lo son, no son tratadas con la justicia electoral que una verdadera democracia debe garantizar: un ciudadano, un voto.

No por casualidad la población, pese a la vieja manipulación mediática, suele tener opiniones muy diferentes a sus propios gobiernos. Lo cual apenas importa en esta democracia.

 

JM, febrero 2019.

 

 

 

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