¿Por qué Trump quiere quedarse con Canadá, Groenlandia y Panamá?

¿Por qué Trump quiere quedarse con Canadá, Groenlandia y Panamá? https://x.com/majfud/status/1877152054759878819

Historiadores de Estados Unidos condenan el escolasticidio en Gaza

Los miembros de la American Historical Association (la sociedad científica más antigua de los Estados Unidos) que asistieron a la conferencia anual en Nueva York votaron el domingo 5 de enero de 2025 por 428 a favor y 88 en contra para aprobar una resolución que se opone al “escolasticidio” en Gaza y a la financiación de la guerra de Israel por parte del gobierno de Estados Unidos.

La medida convierte a la Asociación Histórica Estadounidense en el último grupo académico que expresa una postura sobre la guerra en Gaza, a pesar de las críticas conservadoras, que llegan hasta el presidente electo, de la defensa de los derechos de los palestinos en el ámbito académico.

El escolasticidio significa la erradicación intencional de un sistema educativo. La resolución, que dice que la campaña militar de Israel “ha destruido efectivamente el sistema educativo de Gaza”, pide un alto el fuego permanente y que la asociación forme un comité para ayudar a reconstruir “la infraestructura educativa de Gaza”.
La resolución se aprobó después de una bulliciosa reunión de una hora en la que no cabían más personas de pie en el salón de un hotel que estaba tan lleno que algunos asistentes no cabían dentro. Antes de que los miembros votaran, escucharon un debate estructurado sobre la resolución que incluyó a cinco personas que hablaron a favor de la resolución y cinco personas en contra. Durante todo el debate hubo aplausos, vítores y ovaciones de pie para los oradores que defendieron la resolución y más aplausos apagados para los oponentes.

Antes de que comenzara el debate, un miembro, el profesor asociado de la Universidad Rice Abdel Razzaq Takriti, se paró al frente de la sala y acusó al director ejecutivo de la asociación, Jim Grossman, de haber hecho «una declaración política» contra la resolución en su informe con el que se inició la reunión. (Grossman había dicho «no somos una organización política», pero luego dijo que solo estaba dando su informe).

Cuando llegó el momento de votar, algunos miembros criticaron el método de simplemente escribir sí o no en tarjetas de notas; a los asistentes se les habían proporcionado varias tarjetas. Después del debate, pero antes de que se revelara el resultado, un miembro señaló a otro y lo acusó de grabar la reunión en contra de las reglas, lo que llevó a Grossman a buscar en su teléfono y concluir que eso no sucedió.
Cuando se anunció el total de votos, la abrumadora mayoría fue recibida con cánticos de «¡Libertad, libertad para Palestina!» Pero la votación del domingo no es el final del proceso.

La resolución pasará ahora al consejo electo de la asociación, que puede aceptarla, vetarla o negarse a aprobarla. Esa última opción enviaría la resolución a los aproximadamente 10.450 miembros de la asociación para su votación. Grossman dijo que entonces se necesitaría una mayoría simple de los votantes para aprobarla.

El debate que se viene puede reflejar lo que se escuchó el domingo: discusiones sobre cuándo las asociaciones académicas deberían pronunciarse y, si lo hacen, qué deberían decir.

El Consejo Ejecutivo de la Asociación de Lenguas Modernas, cuya reunión anual se celebrará a finales de esta semana, ha sido criticado por no permitir a los miembros de esa organización ni siquiera votar sobre una resolución que también acusaría a Israel de escolasticidio. La resolución de la MLA habría ido más allá que la de la Asociación Histórica Estadounidense al respaldar también el movimiento de boicot, desinversión y sanciones contra Israel.

La resolución de la Asociación Histórica Estadounidense cita a un grupo de expertos independientes de las Naciones Unidas que, según un comunicado de prensa anterior de la ONU, dijeron: «Puede ser razonable preguntar si existe un esfuerzo intencional para destruir por completo el sistema educativo palestino».

Ese comunicado de prensa era de abril, apenas seis meses después del inicio de la guerra entre Israel y Hamás. El comunicado de la ONU decía que, para entonces, la última universidad de Gaza ya había sido destruida y «más de 5.479 estudiantes, 261 profesores y 95 profesores universitarios han muerto en Gaza, y más de 7.819 estudiantes y 756 profesores han resultado heridos».

Historiadores por la Paz y la Democracia escribieron la resolución. Van Gosse, copresidente de la organización y profesor emérito de historia en el Franklin & Marshall College, dijo que él y otros fundaron el grupo hace 20 años para oponerse a la guerra de Irak.

Horas antes de la votación el domingo por la noche, otro grupo llamado Historiadores por Palestina realizó una manifestación frente al hotel de la conferencia cerca de Times Square. Unas 75 personas escucharon a los oradores, incluido Takriti, que manejaba un megáfono, de pie junto a personas que sostenían una pancarta que decía “¡Alto el fuego ahora!”.

“Hay negacionistas que niegan la realidad y, lo que es importante para nosotros los historiadores, utilizan la falsificación histórica para promoverla”, dijo Takriti, profesor asociado de historia árabe moderna, ante los gritos de “¡Vergüenza!” de la audiencia. Dijo que la resolución del domingo era solo un comienzo.

“Hoy en día, algunas de estas personas leerán reconocimientos de tierras aquí en este espacio colonizado, pero no quieren decir lo que leen”, dijo Takriti. “No han interiorizado lo que están diciendo. Para ellos, son sólo palabras sin sentido, y Gaza lo demuestra. Porque si tuvieran algún entendimiento, si tuvieran algún sentimiento por los demás, si no estuvieran incurriendo en un comportamiento puramente narcisista (y violento), habrían emitido resoluciones mucho más enérgicas que la que se está proponiendo desde el principio de este genocidio”.

La asociación ya se ha pronunciado sobre los acontecimientos actuales. En febrero de 2022, publicó una declaración en la que condenaba “en los términos más enérgicos posibles la reciente invasión rusa de Ucrania. Este acto de agresión militar abierta viola la soberanía de una Ucrania independiente y amenaza la estabilidad en la región en general y en todo el mundo”. Además, decía: “Apoyamos vigorosamente a la nación ucraniana y a su pueblo en su resistencia a la agresión militar rusa y a la retorcida mitología que el presidente Putin ha inventado para justificar su violación de las normas internacionales”.

https://www.insidehighered.com/news/faculty-issues/academic-freedom/2025/01/05/aha-convention-attendees-oppose-scholasticide-gaza

¿Por qué Elon Musk odia Wikipedia?

En 2008, el filósofo argentino Hugo Biagini publicó su Diccionario del Pensamiento Alternativo. Biagini me invitó muchas veces a colaborar con sus proyectos (como América latina hacia la segunda independencia, con Arturo Roig, 2007; en su Diccionario de Autobiografías intelectuales, 2019) y en esa oportunidad mi aporte fue solo una entrada sobre “La sociedad desobediente”. Allí aproveché para repetir una respuesta al cofundador de Wikipedia, Larry Sanger, cuando en 2007 abandonó el proyecto por considerarlo un fracaso, debido a su falta de autoridad. En 2020, Larry Sanger acusó a Wikipedia de estar dominada por “izquierdistas”. Algo discutible. No tan discutible es el hecho de que si alguien ama el dinero no va a dedicar su vida a la enseñanza o a Wikipedia.

Para mí, con todos sus defectos, Wikipedia era un ejemplo reciente y exitoso de organización del conocimiento independiente de una autoridad política y económica, una “forma de desobediencia cultural”. En el Diccionario de Biagini, anoté: “Contrariamente a lo que se podía predecir, la escritura de la información por parte de millones de individuos anónimos alrededor del mundo no ha derivado en un caos sino en una confiabilidad (según estudios tradicionales) tan alta como la Enciclopedia Británica (…) En la sociedad desobediente la educación posindustrial toma progresivamente el lugar de la educación industrialista (uniformizante), de la misma forma que ésta tomó el lugar de la educación escolástica durante la Revolución Industrial. En la esfera política, uno de sus requisitos es la democracia directa (…) Según este diagnóstico, resulta posible pronosticar que los tradicionales sistemas representativos (como el parlamentario) perderán su importancia en las decisiones de las sociedades, de la misma forma en que, en su momento, la perdieron los reyes absolutistas en beneficio de los parlamentos. Es probable que esta misma idea de agravamiento de las condiciones impuestas por un poder imperial (en este caso la globalización de la cultura norteamericana…) sea producto de una reacción de los poderes tradicionales contra el surgimiento de la sociedad desobediente… No obstante, podemos pensar que no es esta inevitable radicalización de la desobediencia el origen del conflicto sino la reacción de los poderes tradicionales…” (506-508)

Claro, todo a pesar de la continua presión e injerencia de mafias institucionalizadas, como la CIA (para la cual Elon Musk trabaja y es agente con acceso a documentos clasificados). Desde los primeros años de Wikipedia, se han detectado guerras de ediciones generadas con IPs procedentes de la misma CIA, antes que la NRL desarrollase Tor, un navegador anónimo que también se les escapó de las manos (era inevitable hacerlo “open source” para que fuese realmente “intrazable”). Pero la CIA no disminuyó sino que aumentó su uso. El mismo caso de Linux, como lo reconoció su fundador negándolo con la boca y afirmándolo con la cabeza.

El otro fundador de Wikipedia, Jimmy Wales, comenzó desde una filosofía libertaria y capitalista, pero su proyecto confunde un anarquismo de derecha (antigubernamental, como el marxismo original) con un anarquismo de izquierda (igualitario). En 2005 ya había calificado al Partido Libertario como una “horda de lunáticos”.

Elon Musk se ha burlado de la mendicidad de Wikipedia para sobrevivir, similar a las cadenas públicas de radio y televisión sobrevivientes en Estados Unidos. NPR y PBS son odiadas por Musk y quiere verlas desaparecer. Debido al progresivo desfinanciamiento estatal, estas cadenas públicas han debido recurrir a donaciones.

Wales ha insistido que el principio de Wikipedia de no financiarse a través de publicidad es para preservar su independencia. Claro, cuando no están limitadas, las donaciones son un arma de doble filo. Es aquí donde la dosis de la medicación hace una diferencia absoluta entre la vida y la muerte. Un ejemplo obvio fue la abolición del tope de donaciones a los partidos políticos en 2010, lo cual recientemente hizo posible que Musk comprase su acceso a la Casa Blanca con una donación de 250 millones de dólares a la campaña de Donald Trump.

La políticos, los medios y la opinión pública se pueden comprar. Pero hay cosas que no, como el amor y la dignidad. En el caso de Wikipedia, es una espina en el talón que llevan ultra millonarios como Musk: ¿cómo es posible que exista una fuente global de información que no cotiza en la Bolsa de Londres o Nueva York? Si Musk pudo comprar Twitter por 44 mil millones (y sin poner un dólar de su bolsillo), le cambió el nombre y, en nombre de la libertad de expresión comenzó a manipular el algoritmo para censurar y privilegiar la visibilidad global de Trump y la suya misma, ¿cómo es posible que Superman, con todo sus superpoderes, no pueda escribir su propia biografía ni la historia de las ideas políticas, sociales, sexuales y raciales? ¡Pero qué horror!

Para peor, Wikipedia en inglés mantiene un dato que le hiere el ego, naturalmente inflamado: “En el primer aniversario de la adquisición [de Twitter], Musk declaró el valor de la compañía en 19 mil millones de dólares, una depreciación del 55 por ciento respecto al precio de compra de 44 mil millones”.

Si desde la Edad Media los nobles donaban para las iglesias y las catedrales que construían los artesanos, quienes luego iban a escuchar los sermones de los sacerdotes que vivían de las donaciones de los nobles y burgueses, ¿cómo es posible que aun en el actual regreso a la Edad Media todavía los señores feudales puedan comprar a Dios y no una maldita enciclopedia?

Musk ofreció por Wikipedia mil millones de dólares y propuso llamarla Wokepedia o Dickipedia (Vergapedia), lo que confirma que los dueños del mundo ni son felices ni tienen capacidad alguna de vivir en paz consigo mismos―menos con el resto de la humanidad.

El comandante en jefe de la Casa Blanca que vino del Apartheid sudafricano sabe que Wikipedia es uno de los escasos ejemplos de independencia del gran capital, por lo cual no puede vivir pensando que hay algo que puede existir sin la posibilidad de ser comprado, es decir, controlado por los psicópatas del apartheid global y de clase.

Al igual que la fortuna de su padre, quien también sufría de un profundo racismo, clasismo y sexismo que hoy se ha romantizado con la ideología del Macho alfa de la Nueva Derecha fascista, como líder natural de una manada de lobos vagando sobre la nieve en busca de una presa a la que descuartizar. Ese es el modelo, la utopía de humanidad que restringe y estriñe las capacidades intelectuales de individuos que se creen semidioses por el solo hecho de poseer (su verbo favorito) la habilidad de acumular dinero para comprar seres humanos (sean trabajadores o adulones), para comprarse el derecho de usar un látigo contra toda forma de pensamiento, contra toda forma de ser que no se ajuste a su mediocre existencia.

Elon Musk compra todo lo que odia y odia aún más todo lo que no puede comprar. De ahí su odio a Wikipedia y su oferta para comprarla en un billón. Probablemente odie la vida misma, porque sabe que no puede comprarla.

Jorge Majfud, 4 de enero de 2025

https://www.pagina12.com.ar/794846-por-que-elon-musk-odia-wikipedia

https://www.ihu.unisinos.br/647551-por-que-elon-musk-odeia-a-wikipedia-artigo-de-jorge-majfud

https://www.ihu.unisinos.br/647551-por-que-elon-musk-odeia-a-wikipedia-artigo-de-jorge-majfud

Por que Elon Musk odeia a Wikipedia?

Elon Musk compra tudo o que odeia e odeia ainda mais o que não pode comprar. Daí seu ódio à Wikipédia e sua oferta de 1 bilhão por ela. Provavelmente, odeia a própria vida, porque sabe que não pode comprá-la.

O artigo é de Jorge Majfud, escritor uruguaio e professor da Jacksonville University, em artigo publicado por Página|12, 04-01-2025.

Eis o artigo.

Em 2012, o filósofo argentino Hugo Biagini publicou seu Dicionário do Pensamento AlternativoBiagini frequentemente me convidou para colaborar em seus projetos (como América Latina Rumo à Segunda Independência, com Arturo Roig, 2007; e no Dicionário de Autobiografias Intelectuais, 2019). Nessa ocasião, minha contribuição foi apenas uma entrada sobre “A sociedade desobediente”. Nela, aproveitei para reiterar uma resposta ao cofundador da Wikipédia, Larry Sanger, quando, em 2007, ele abandonou o projeto, considerando-o um fracasso devido à falta de autoridade. Em 2020, Larry Sanger acusou a Wikipédia de ser dominada por “esquerdistas”. Algo discutível. Menos discutível é o fato de que, se alguém ama o dinheiro, dificilmente dedicará sua vida ao ensino ou à Wikipédia.

Para mim, com todos os seus defeitos, a Wikipédia era um exemplo recente e bem-sucedido de organização do conhecimento independente de uma autoridade política e econômica, uma “forma de desobediência cultural”. No Dicionário de Biagini, escrevi:

“Contrariamente ao que se poderia prever, a redação de informações por milhões de indivíduos anônimos ao redor do mundo não resultou em caos, mas sim em uma confiabilidade (segundo estudos tradicionais) tão alta quanto a da Enciclopédia Britânica. (…) Na sociedade desobediente, a educação pós-industrial progressivamente substitui a educação industrialista (uniformizadora), da mesma forma que esta substituiu a educação escolástica durante a Revolução Industrial. Na esfera política, um de seus requisitos é a democracia direta. (…) Segundo esse diagnóstico, é possível prever que os tradicionais sistemas representativos (como o parlamentarismo) perderão importância nas decisões das sociedades, assim como, em seu tempo, os reis absolutistas perderam importância em benefício dos parlamentos. É provável que essa ideia de agravamento das condições impostas por um poder imperial (neste caso, a globalização da cultura norte-americana…) seja uma reação dos poderes tradicionais contra o surgimento da sociedade desobediente. (…) No entanto, podemos considerar que o conflito não decorre da inevitável radicalização da desobediência, mas sim da reação dos poderes tradicionais” (p. 506-508).

Claro, isso ocorre apesar da contínua pressão e ingerência de máfias institucionalizadas, como a CIA (para a qual Elon Musk trabalha, sendo um agente com acesso a documentos classificados). Desde os primeiros anos da Wikipédia, foram detectadas guerras de edições oriundas de IPs da própria CIA, antes mesmo de a NRL desenvolver o Tor, um navegador anônimo que também saiu de seu controle (era inevitável torná-lo open source). Contudo, a CIA não diminuiu, mas aumentou seu uso. O mesmo ocorre com o Linux, como admitiu seu fundador, negando com palavras, mas afirmando com gestos.

O outro fundador da Wikipédia, Jimmy Wales, começou com uma filosofia libertária e capitalista, mas seu projeto confunde um anarquismo de direita (antigovernamental, como o marxismo original) com um anarquismo de esquerda (igualitário). Em 2005, ele já havia classificado o Partido Libertário como uma “horda de lunáticos”.

Elon Musk zombou da mendicância da Wikipédia para sobreviver, algo semelhante às redes públicas de rádio e televisão que ainda resistem nos Estados Unidos. A NPR e a PBS são odiadas por Musk, que deseja vê-las desaparecer. Devido ao progressivo desfinanciamento estatal, essas redes públicas foram obrigadas a recorrer a doações.

Jimmy Wales insistiu que o princípio da Wikipédia de não se financiar por meio de publicidade é preservar sua independência. Claro que, quando não são limitadas, as doações tornam-se uma arma de dois gumes. É aqui que a dosagem do remédio faz uma diferença absoluta entre a vida e a morte. Um exemplo óbvio foi a abolição do teto para doações a partidos políticos em 2010, o que recentemente permitiu que Musk comprasse seu acesso à Casa Branca com uma doação de 250 milhões de dólares à campanha de Donald Trump.

Os políticos, os meios de comunicação e a opinião pública podem ser comprados. Mas há coisas que não podem, como o amor e a dignidade. No caso da Wikipédia, ela é um espinho no calcanhar dos ultramilionários como Musk: como é possível que exista uma fonte global de informação que não esteja listada na Bolsa de Londres ou de Nova York? Se Musk pôde comprar o Twitter por 44 bilhões de dólares (sem desembolsar um centavo do próprio bolso), mudou o nome da plataforma e, em nome da liberdade de expressão, começou a manipular o algoritmo para censurar e privilegiar a visibilidade global de Trump e a sua própria, como é possível que o “Superman”, com todos os seus superpoderes, não consiga escrever sua própria biografia ou a história das ideias políticas, sociais, sexuais e raciais? Que horror!

Para piorar, a Wikipédia em inglês mantém um dado que fere seu ego, naturalmente inflamado: “No primeiro aniversário da aquisição [do Twitter], Musk declarou o valor da empresa em 19 bilhões de dólares, uma depreciação de 55% em relação ao preço de compra de 44 bilhões”.

Se desde a Idade Média os nobres doavam para igrejas e catedrais construídas por artesãos, que depois ouviam os sermões de sacerdotes sustentados por essas doações, como é possível que, no atual retorno à Idade Média, os senhores feudais ainda possam comprar a Deus, mas não uma maldita enciclopédia?

Musk ofereceu 1 bilhão de dólares pela Wikipédia e sugeriu renomeá-la como Wokepedia ou Dickipedia (Vergapedia), o que confirma que os donos do mundo nem são felizes nem têm capacidade de viver em paz consigo mesmos — muito menos com o restante da humanidade.

O comandante-em-chefe da Casa Branca, que veio do apartheid sul-africano, sabe que a Wikipédia é um dos raros exemplos de independência do grande capital, razão pela qual não suporta a ideia de que algo possa existir sem ser comprado, ou seja, controlado pelos psicopatas do apartheid global e de classe.

Assim como a fortuna de seu pai, que também sofria de profundo racismo, classismo e sexismo — hoje romantizados pela ideologia do “Macho Alfa” da Nova Direita fascista, como o líder natural de uma alcateia vagando pela neve em busca de uma presa para dilacerar. Esse é o modelo, a utopia de humanidade que limita e estreita as capacidades intelectuais de indivíduos que se creem semideuses apenas por possuírem (seu verbo favorito) a habilidade de acumular dinheiro para comprar seres humanos (sejam trabalhadores ou bajuladores), adquirindo o direito de usar o chicote contra qualquer forma de pensamento ou de existência que não se ajuste à sua medíocre realidade.

Elon Musk compra tudo o que odeia e odeia ainda mais o que não pode comprar. Daí seu ódio à Wikipédia e sua oferta de 1 bilhão por ela. Provavelmente, odeia a própria vida, porque sabe que não pode comprá-la.

Fidel y Malcolm X en Harlem

Fidel and Malcolm X in Harlem

Más allá de las nacionalizaciones y las pretensiones de autonomía de la Nueva Cuba, la Revolución no tenía en mente cortar relaciones con su mayor socio comercial. Es más, cuando Fidel Castro visitó Estados Unidos el 7 de abril de 1959 contrató una agencia estadounidense especializada en relaciones públicas, la Bernard Relin & Associates Inc. Según la revista Time del 8 de julio de ese año, la firma le cobró 72.000 dólares al gobierno cubano, una cifra insignificante, considerando los negocios personales de Fulgencio Batista con las compañías estadounidenses, los que ascendían a casi 46 millones de dólares. Aparte de algunos datos interesantes revelados por la compañía Bernard Relin, Castro no tomó muy en serio sus recomendaciones, como la de afeitarse la barba y cambiar su uniforme verde oliva por un traje de empresario.

El Secretario de Estado, Christian Herter, se reunió con el joven revolucionario en Washington. Herter reportó a Eisenhower: “Es una pena que usted no se haya reunido con Fidel Castro. Es un personaje más que interesante… En muchos aspectos, es como un niño”.

En un almuerzo, le presentaron a William Wieland.

―¿Quién es el señor?

―Míster Wieland ―dijo el asistentes de Wieland― es el director de la Oficina de Asuntos Mexicanos y Caribeños y actualmente el encargado oficial de Departamento de Estado para los Asuntos Cubanos.

―Caramba ―dijo Castro―, pensé que el encargado de los asuntos de Cuba ese era yo.

Luego de una larga conversación en un hotel de Nueva York, el agente de la CIA Gerry Droller (por entonces Frank Bender) concluyó:

―Castro no solo no es comunista, sino que es un convencido anticomunista.

A la misma conclusión llegó el vicepresidente Richard Nixon, cuando se reunió con el cubano en su despacho del Congreso, doce días después.

Ninguno de estos diagnósticos detuvieron el plan de invasión a la isla, sobre los escritorios de la CIA semanas antes de esa primer visita del nuevo líder revolucionario. El pecado original no era ser o no ser, sino disputarle a Washington, a las compañías azucareras y a las mafias de los casinos el control de la Perla del Caribe. Y, peor que eso, sentar un pésimo antecedente. Una vez más, como en 1898, el problema eran los independentistas, el inaceptable mal ejemplo de una República de negros libres, ya no cortando cabezas de sus amos, como en Haití, sino nacionalizando tierras y negocios, como lo intentó el presidente Árbenz en Guatemala.

A meses de dejar el gobierno, Eisenhower decidió aplazar la invasión para dejársela al nuevo, John Kennedy. Para finales de 1960, La Habana ya había descubierto los campos de entrenamiento de la CIA en Guatemala. La CIA debió hacer circular el rumor en la prensa de que se trataba de un grupo de guerrilleros comunistas y, para conservar el factor sorpresa, cambió el desembarco en Trinidad por Bahía Cochinos, un área más cerca de La Habana, pero menos poblada.

En plena Guerra Fría, dejar que un dictador amigo caiga sin la venia de Washington y, para peor, se atreviese a hablar de soberanía nacional frente a las empresas que lideran la libertad del Mundo Desarrollado podría establecer un pésimo antecedente en las repúblicas bananeras del Sur. Para la CIA y para la Casa Blanca, la solución más rápida y económica era la misma que resolvió el problema en Guatemala: guerra mediática, invasión y cambio de régimen en nombre de la lucha contra el comunismo. Pan comido.

―¿Cochinos? ―protestó David Atlee Phillips, el agente de la CIA que dominaba el castellano por su trabajo de sabotaje en Chile desde el final de la Segunda Guerra― ¿Cómo creen que los cubanos van a apoyar una invasión con ese nombre?

Tal vez por la misma razón, Ernesto Che Guevara prefería llamar Playa Girón a la derrota más importante del imperialismo estadounidense en lo que iba del siglo. Claro que no era solo una cuestión de nombres. Por entonces, las encuestas daban que la Revolución tenía un apoyo del noventa por ciento de la población. La revelación de cementerios clandestinos por toda la isla, llenos de desaparecidos de Batista, no hizo más que aumentar el repudio contra el apoyo estadounidense y la mafia cubana, ahora exiliada en Miami.

―Es muy difícil encontrar un cubano que no tenga un familiar asesinado por el régimen de Batista ―dijo Ruby Hart Phillips, el periodista del New York Times radicado en Cuba.

El 17 de agosto de 1961, pocos meses después del fiasco de Bahía Cochinos y a siete mil quilómetros al sur, el Che dio un discurso en el paraninfo de la Universidad de la República del Uruguay. Esa tarde, a su lado, escuchaba atento el senador y excandidato a la presidencia de Chile, Salvador Allende. A la salida de la multitud, alguien mató de un disparo al profesor de historia Arbelio Ramírez. Aparentemente, la bala iba destinada a El Che. Fue el primer asesinato sin resolver de la Guerra Fría en ese país, como corresponde en los casos planeados por agencias secretas que juegan en la primera liga. En su discurso, El Che había observado que Uruguay no necesitaba ninguna revolución, porque su sistema democrático funcionaba. No sabía que, por entonces, el poderoso Howard Hunt se encontraba estacionado en Montevideo, el mismo que había promovido, con éxito, a su candidato a la presidencia de ese país, Benito Nardone. El mismo que había secuestrado los medios para destruir la democracia en Guatemala, los había vuelto a usar para colocar a su candidato en la presidencia, esta vez sin tanto escándalo. La democracia seguía funcionando muy bien, para algunos, para los mismos de siempre. Pero, como era tradición, había que remover influencias inconvenientes, en lo posible sin atentar contra la libertad de expresión. El ejemplo de independencia de Cuba, el discurso antimperialista de El Che, entraban en esa categoría de indeseables.

Seguramente no por casualidad, el agente cubano de la CIA Orlando Bosch se encontraba entre la multitud esa tarde en Montevideo, cuando mataron al profesor Arbelio Ramírez. Seguramente no había ido a escuchar la conferencia de El Che.

Los planes para asesinar a Castro y volver a instalar un dictador menos arrogante en La Habana habían comenzado la misma noche en que Batista huyó a República Dominicana en un avión cargado con varias maletas de dinero. Washington, la CIA y la mafia de los casinos no dudaron un momento. Fidel Castro lo sabía, pero necesitaba el mercado estadounidense y creía que un nuevo acuerdo con el gigante del norte sería posible. Así que el 18 de setiembre de 1960 volvió a aterrizar en Long Island, esta vez para participar en la Asamblea anual de las Naciones Unidas, cuatro días después.

El arribo de la delegación fue saludado por la izquierda estadounidense y recibido con amenazas por parte de La Rosa Blanca, grupo pro-Batista que más tarde, debido al desprestigio de El General Mulato, operaría junto con otros grupos de Miami como exiliados anticastristas.

Esta vez, el avión cubano que llevó a Fidel Castro a Nueva York fue obligado a regresar a Cuba, mientras la delegación era conducida al Hotel Shelburne, ubicado en Lexington Avenue y la calle 37. El hotel les exigió un depósito desorbitante de veinte mil dólares. El Departamento de Estado decretó que la delegación no podía abandonar Manhattan, pero ningún otro hotel del área se atrevió a recibirlos. Castro ironizó que si Nueva York no era capaz de proveer alojamiento a una delegación diplomática de otro país, entonces la ONU debería ser trasladada otra ciudad, como La Habana.

Era un día lluvioso y la delegación cubana apiló sus valijas en la puerta principal sin tener un hotel confirmado. Minutos después, un hombre negro entró al lobby del Shelburne y pidió para hablar con el primer ministro cubano. Cuando apareció el hombre de barba, el desconocido le dijo:

―Mr. Malcom X ha reservado un hotel para su delegación.

―Qué bien, chico. ¿Dónde es?

―Es el Hotel Theresa. Está a una hora de aquí, en Harlem.

Castro no lo sabía, pero el Hotel Theresa, por lejos menos caro que el Shelburne, había recibido celebridades negras que no eran aceptadas en el centro de Manhattan, como Duke Ellington, Louis Armstrong y Nat King Cole.

―Ahí mismo vamos ―dijo Castro.

El periódico de Harlem, el New York Citizen-Call, notando que la delegación oficial de Cuba estaba compuesta de blancos y negros, publicó:

El lunes por la noche, dos mil morenos neoyorquinos esperaron bajo la lluvia que el primer ministro cubano, Fidel Castro, llegara al famoso y antiguo Hotel Theresa de Harlem… Para los habitantes oprimidos del gueto de Harlem, Castro es ese revolucionario barbudo que expulsó a los corruptos de su nación y se atrevió a decirle al Estados Unidos de los blancos: que se vayan al carajo”.

También se acercó un grupo menos numerosos de cubanos batisteros para protestar contra la revolución.

El New York Times del 21 de setiembre tituló: “Castro procura el apoyo de los negroes”. En su columna, el periodista Wyne Phillips destacó la estrategia del Dr. Castro: pretender que no hay segregación racial en Cuba, cuando un año antes sacó por la fuerza a un líder cubano, Fulgencio Batista, que era medio negro. Pese a todo, el mismo Phillips debe admitir que diversos testimonios de estadounidenses negros de visita en La Habana reconocieron sentirse como personas, como cualquier blanco caminando por las calles.

Con la tinta todavía fresca de los diarios del día siguiente de su expulsión del Hotel Shelburne y de su entrada improvisada en el hotel de Harlem, los hoteles más lujosos de Manhattan le ofrecieron a la delegación cubana alojamiento gratis. Pero Castro decidió convertir la humillación inicial en otro golpe moral a la arrogancia del gigante. Rechazó las ofertas y la delegación se quedó en Harlem.

La historia del Hotel Theresa se convirtió en un dolor de cabeza para Washington y en una ofensa para un país que sufría una fuerte reacción segregacionista, donde los racistas más moderados apoyaban la solución de la ley interpretativa de la constitución, conocida como Separate but equal―iguales, pero separados. Para colmo de males, la delegación cubana recibió allí mismo la visita del presidente de Egipto, Gamal Abdel Nasser, del premier soviético Nikita Khrushchev, del primer ministro de India, Minister Jawaharlal Nehru y de intelectuales reconocidos como Langston Hughes, Allen Ginsberg y el profesor de Columbia University Wright Mills, autor de The Power Elite, libro donde expuso el existente conflicto de intereses entre el poder corporativo militar y los políticos. Varios investigadores reconocerán a este libro como la inspiración, no reconocida, del famoso discurso de despedida del presidente Eisenhower sobre los peligros del poder del Complejo Militar Industrial, por el cual será acusado de comunista.

 Malcolm X visitó a Castro en su habitación. A la salida, cuestionado por los periodistas por sus simpatías con Castro y el Che Guevara, declaró:

―Por favor, no nos digan cuáles deben ser nuestros amigos y cuáles nuestros enemigos.

Sidney Gottlieb, el genio químico encargado del Proyecto MK-Ultra de la CIA, propuso dejar en ridículo al peligroso líder ante la mirada de todo el mundo. Para la entrevista con CBS, que para el propósito debía llegar a la mayor cantidad de gente en el mundo, propuso contaminar los zapatos de Castro con thallium. Esto le provocaría un exceso de segregación salival mientras hablaba. Al mismo tiempo, se lo expondría a LSD para que pareciese borracho. No era una idea nueva de sabotaje propagandístico (Howard Hunt había usado recursos similares en México, contra el pintor Diego Rivera), pero esa vez no funcionó con el entrevistado.

El presidente Eisenhower y el vicepresidente Nixon no ocultaron su frustración. El FBI tomó nota. Uno de sus agentes logró entrar en el Hotel Theresa y espiar una reunión entre Castro y Malcolm X. La CIA, al no tener jurisdicción territorial, empleó la firma mercenaria fundada por uno de sus exagentes, Robert Maheu para planear el primero de los seiscientos intentos de asesinar a Castro. La agencia privada Maheu era la misma que, al servicio del dictador Rafael Trujillo, había hecho desaparecer al profesor Jesús Galíndez en Nueva York, cuatro años antes. La misma que sirvió de base a una de las series más populares de la historia de la televisión: Mission: Impossible. La misma serie a la que eran aficionados varios batisteros de la fracasada invasión de Bahía Cochinos, como Orlando Bosch.

En el Plaza Hotel, Bob Maheu se reunió con el agente de la CIA Jim O’Connell y con John Roselli, uno de los líderes de la mafia italoamericana, dueña de los cabarets, prostíbulos y casinos en Cuba, protegidos por Batista y añorados por generaciones de cubanos nostálgicos en Estados Unidos como La época dorada en la cual todo el pueblo cubano vivía bailando salsa, bebiendo ron y haciendo mucho dinero de la corrupción legal.

Estas mafias habían sido desplazadas por la Revolución de 1959, por lo que la CIA entendía que compartía con ellas un mismo objetivo. Para asesinar al dictador malo, en el poder desde hacía unos pocos meses, Mr. Roselli puso a Maheu en contacto con otros mafiosos de Tampa, en Florida. Dos de ellos eran Sam Giancana y Santo Trafficante Jr., ambos donantes de la campaña presidencial de Kennedy y luego colaboradores en la conspiración para su asesinato. Aunque, por alguna muy buena razón, los documentos que terminen de probar esta última información no han sido desclasificados por Washington, los indicios y los testimonios que insisten en señalar la participación de la CIA y de la mafia cubana se han ido acumulando a lo largo de los años como abono en gallinero.

Giancana fue asesinado en Chicago en 1975, justo antes de que declarase ante la Comisión Church del Senado de Estados Unidos, la que investigaba los planes de asesinatos sistemáticos de la CIA. De forma previsible, el director de la CIA, William Colby, aseguró: “nosotros no tuvimos nada que ver con eso”.

Fidel Castro habría sido un objetivo fácil en un hotel de negros que ni siquiera podía controlar el agua caliente en las duchas. Pero Maheu y la CIA sabían que el asesinato de un líder extranjero en suelo estadounidense sólo empeoraría la reputación de Washington, por lo que decidieron llevar el gran momento a La Habana. A su regreso, Castro dio un previsible discurso desde el balcón de la Casa de Gobierno, el que fue interrumpido por una bomba. Unos minutos después explotó una segunda y, unas horas después, una tercera. Hubiese sido pan comido afirmar que el magnicidio se había tratado de la heroica disidencia cubana y que “nosotros no tuvimos nada que ver”. Ese fue uno de los 638 intentos fallidos de asesinar al único dictador que Washington, la CIA, los grandes medios podían ver en el Caribe, en América Latina y en el resto del mundo.

Siguieron otros intentos de envenenamiento que varios mercenarios cubanos, como Juan Orta y otros infiltrados realizaron por abultadas cifras en dólares, pero ninguno logró su objetivo. Tampoco funcionaron los planes de gases en entrevistas o de armas escondidas en micrófonos de prensa, como la organizada desde Bolivia, con el apoyo del cubano Antonio Veciana, cuando Castro visitó Chile en 1971.

En su discurso en la ONU del jueves 22, Castro contestó a las acusaciones de la prensa dominante de que los cubanos habían elegido un burdel para alojarse:

―Para algunos señores, un hotel humilde del barrio de Harlem, el barrio de los negros de Estados Unidos, tiene que ser un burdel.

Años después, ante la provocación de un periodista, Malcolm X contestó:

―El único blanco que me ha caído bien ha sido Fidel Castro.

La CIA no logró asesinar al barbudo del Caribe, pero el FBI logró que asesinaran a Malcolm X en 1965, como siempre, como si fuese cosa de otros, de lobos solitarios. La misma estrategia de las soluciones indirectas había sido practicada con Martin Luther King. El FBI lo persiguió por años para documentar su debilidad por las mujeres. Sabía que sufría de depresión y, de joven, había intentado suicidarse. La idea era exponer alguna posible infidelidad, destrozar su matrimonio y empujarlo al suicidio. Como esto no funcionó, se facilitó un asesinato a manos de algún enfermo solitario, lo cual llegó en 1968, en el Motel Lorraine, cuando el líder negro se preparaba para apoyar una huelga de los trabajadores de la salud en Tennessee. En la memoria colectiva sólo quedarán estos dos asesinatos, atribuidos a lobos solitarios, no el plan del FBI afinado y ejecutado por dos décadas, luego conocido como Cointelpro (Counter Intelligence Program) con el cual el FBI infiltró a las comunidades negras y latinas; infiltró sindicatos, grupos feministas y contra las guerras imperiales para vigilarlos y desacreditarlos con provocadores; para desmoralizarlos y desmovilizar sus organizaciones de resistencia. Un memorándum del FBI sellado el 3 de marzo de 1968, informó que “Martin Luther King, Jr. fue atacado porque (entre otras cosas) podría abandonar su supuesta obediencia a las doctrinas liberales blancas (de no violencia) y abrazar el nacionalismo negro”. Ocho años después, en abril de1976, una investigación del Senado encabezada por el senador Frank Church concluyó que esta guerra psicológica condujo al acoso moral bajo falsos reportes y rumores plantados en los medios. “Muchas de las técnicas utilizadas serían intolerables en una sociedad democrática, incluso si todos los objetivos hubieran estado involucrados en actividades violentas, pero Conteilpro fue mucho más allá. La premisa principal no expresada de los programas era que una agencia encargada de hacer cumplir la ley tiene el deber de hacer todo lo necesario para combatir las amenazas percibidas al orden social y político existente”.

En 1967, la CIA tuvo más suerte con su plan de asesinar al Che Guevara en Bolivia. El Che, acusado durante décadas desde el centro mediático de Miami de ser un cruel asesino, había vuelto a su costumbre de ir al frente de sus batallas, costumbre a la que los héroes del exilio batistero, como Orlando Bosch y Luis Posada Carriles, no eran muy afines. Tampoco fue una característica de los múltiples mercenarios que, según el FBI, convirtieron a Miami en “La capital del terrorismo de Estados Unidos”. También el Mono Morales Navarrete, José Dionisio Suárez, Virgilio Paz y los hermanos Novo Sampol eran más aficionados a la dinamita y a los explosivos plásticos C4 de la CIA, siempre a distancia, que a los habanos de contrabando.

Semanas después del escándalo del Hotel Theresa, el 12 de octubre de 1960, el joven senador John F. Kennedy plantó su puestito de vendedor frente al hotel y dio un discurso contra la discriminación racial y contra las ideas socialistas de la Revolución cubana. Nada mejor que secuestrar la lucha de los de abajo y, enseguida, limitarla a un área específica, la nacional, así como los bomberos queman una frontera de bosque para detener un incendio mayor. Un par de años antes, en el Congreso, el senador Kennedy había recomendado continuar financiando a los ejércitos latinoamericanos para mantener influencia política de Washington en esos países.

―Los ejércitos latinoamericanos no sirven para un carajo en ninguna guerra ―había dicho en 1958, el joven senador―, pero en sus países son las instituciones más importantes. El dinero que les enviamos como ayuda es dinero tirado por el caño, en un sentido militar, pero es dinero muy bien invertido en un sentido político.

Jorge Majfud. Del libro 1976. El exilio del terror (2024) Las fuentes de este capítulo están incluidas en el libro como notas finales.

Cuatro programas de televisión en los que me invitaron a conversar por media hora cada uno fueron removidos por Youtube por ir contra sus políticas–de censura.

Trump II y los años por venir

Trump II and the years to come 27 diciembre, 2024

Entrevista a Jorge Majfud

Por Gerard Yong, periodista, México

Ante una nueva presidencia de Donald Trump, la que parece haberse iniciado antes de volver a entrar al Salón Oval, conversamos con Jorge Majfud para entender cómo llegamos a este momento en Estados Unidos y en el mundo, qué puede esperar América latina y qué podemos esperar de los años por venir.

GY: ¿Podríamos decir que, ante la perspectiva de anexar México y Canadá a Estados Unidos, estaríamos viendo un nuevo modelo económico más consistente en el sistema de anexión, en lugar de una globalización abierta?

JM: Esa sería la etapa final de esta nueva Guerra Fría con China que ya ha cruzado algunos límites de la guerra fría anterior, aunque por entonces Vietnam era lo que hoy son Ucrania y Palestina para Noroccidente, mientras que África y América latina comienzan a coincidir con lo que eran en ese tablero de ajedrez: movimientos independentistas inoculados por caballos de Troya. Los mismos movimientos, la misma estrategia: dominar los casilleros centrales quemando algunos peones antes de proyectarse a un movimiento de jaque.

GY: Pero la fantasía de una invasión siempre está…

JM: Sin la menor duda. No pocos halcones en el senado estadounidense quisieran invadir México, pero no anexarlo. México es un país demasiado habitado por “una raza inferior”, “una raza de híbridos corruptos”. Si cuando Estados Unidos anexó más de la mitad de México no continuó más allá del Rio Grande cuando tenían la capital del país tomada, fue precisamente para no agregar a la Unión millones de seres inferiores. Por la misma razón no tomaron todo el Caribe. No pocos están hablando de Canadá como “El Estado 51”, de la misma forma que cuando se fundó Estados Unidos con las Trece colonias anglosajonas, se intentó anexar Canadá como la colonia número 14. No sólo para escapar a la maldición del número 13, sino porque los canadienses eran europeos blancos. Como fracasaron luego de algunos sabotajes y Gran Bretaña se vengó quemando la Casa Blanca en Washington (que hasta entonces no era blanca, pero debieron pintarla así para cubrir la memoria del oprobio).

Estas nuevas anexiones, siguiendo el estilo imperialista del siglo XIX antes de cambiar por la estrategia de las bases militares por todo el mundo, puede tener un revival que producirá crisis deseadas, pero no es probable que se concreten a mediano plazo. A largo plazo (tal vez en dos o tres generaciones) es más probable lo contrario: que Estados Unidos pierda algunos estados como Texas o California por una secesión o Alaska por alguna anexión china, por ejemplo.

GY: ¿Qué perspectivas consideras que tendrá la política de Donald Trump hacia México, en su segundo mandato?

JM: Luego del brutal despojo de México en otra guerra inventada en 1846 con el viejo método de un ataque de falsa bandera y la victimización del agresor, México quedó con la moral tan baja que sus líderes (con excepciones) se dedicaron a entregar el resto a las compañías estadounidenses. La Revolución Mexicana cambió muchas cosas. Cuando Wilson bombardeó Veracruz, fueron sus pobladores quienes resistieron y repelieron una nueva ocupación a la ciudad que duró meses. Los soldados se retiraron. La Revolución mexicana desangró a México, pero le dejó una experiencia de resistencia armada que (sospecho por otros pocos casos similares en el continente) hizo que Washington no se atreviera a intervenir como lo hacía antes, a punta de cañón y de golpes de Estado estilo República bananera. Es probable que por esta misma razón (y tal vez también por su estratégica ambigüedad con las potencias europeas) Lázaro Cárdenas haya logrado lo impensable: nacionalizar el petróleo mexicano.

Por estas razones históricas no creo que Trump ni sus halcones se atreva a una agresión o intervención directa en México. Sin embargo, creo que debemos esperar una presidencia mucho más agresiva que la anterior por cuatro razones: 1. Trump ya no competirá por una reelección (al menos no según la constitución actual). 2. Como una droga, su ego necesita dejar una marca en la historia (lo que aquí llaman “legado”), cualquiera sea. 3. La nueva derecha ahora es abiertamente antidemocrática, sin más disimulos, y su ideología, aunque elemental y primitiva (la del Macho alfa) los estimula a la agresión―entre individuos, entre naciones. 4. Estados Unidos es un imperio en decadencia económica, social, política y geopolítica, lo cual lo hace aún más agresivo.

México está y ha estado siempre en una posición muy particular que lo diferencia del resto de América latina. Es al mismo tiempo vulnerable y fuerte. Como en tiempos de Cárdenas, debe hacer alianzas económicas con diferentes potencias como China (ya que está lejos de ingresar a los BRICS+) y alianzas regionales como con el resto de América latina. Alianzas y uniones como la única fórmula posible para la independencia, que es una condición ineludible de desarrollo para países que no son microcolonias.

GY: Hay quienes opinan que Trump podría negociar con Rusia, una salida pacífica a la Guerra de Ucrania, tal vez en detrimento de ésta… ¿Qué piensas de esto?

JM: El factor de su ego podría jugar un rol positivo en cuanto a terminar la guerra en Ucrania a través de una negociación. Trump se entiende con hombres fuertes, no porque él lo sea sino porque son sus alter egos. Los grandes líderes no son ególatras, pero quienes aman el poder sí, y Trump (como Musk y otros individuos con la misma patología) se ajustan perfectamente a este tipo psicológico.

Por otro lado, no debemos olvidar que los individuos, los presidentes electos en una democracia liberal no son el poder sino su máscara. El poder está en quienes concentran montañas de dinero (esto no es una metáfora ni una hipérbole) y, como resultado directo e indirecto compran políticos, medios de comunicación, la opinión pública de las mayorías que idolatran a sus esclavistas. Si a eso agregamos que la industria más lucrativa es la industria de la muerte, sólo debemos esperar que de terminarse el gran negocio de la guerra en Ucrania, toda esa inversión de capitales se mueva a otras regiones. Palestina es un caso. Siria es otro. El más dramático sería (y esa es la intención) continuar con Irán hasta llegar a Taiwán, expandiendo así el Anillo de fuego del que ya hablamos durante años.

GY: ¿Nosotros estaríamos lejos de ese Anillo de fuego?

JM: Solo desde un punto de vista geográfico. Para América latina no serán tiempos fáciles. Si bien en la última década el neo intervencionismo imperial ha sido a través del sermón mediático y de las redes sociales (básicamente, todavía en manos de las corporaciones estadounidenses), creo que es razonable prever un agravamiento del conflicto en su fase CIA-Mossad (como durante la Guerra Fría) y luego con dirección a una fase militar (como durante las Guerras bananeras).

La más reciente retórica de Trump sobre su idea de recuperar el Canal de Panamá y de anexar Canadá y Groenlandia son un intento de ir preparando a los habitantes de Estados Unidos para la naturalización de lo que en otro momento causó risa.

YG: ¿Cómo llegamos hasta aquí?

JM: De una forma muy simple. Los nobles feudales cambiaron de máscara una vez más. Primero se convirtieron en los liberales de las compañías piratas, como la East India Company… Fueron esclavistas, fueron demócratas (como eran los piratas) y fueron neoliberales para seguir vampirizando a sus colonias y a los de abajo en sus propios países. Más recientemente, con el suicidio de la Unión Soviética, lograron que la izquierda occidental se convirtiese en vegana, adoptando la ideología económica de la derecha: el neoliberalismo. Como golpe de gracia, la izquierda se olvidó del problema de la lucha de clases y se redujo a una política simplista de la identidad―que también es la política racista y sexista de la derecha, pero invertida; justa, según nosotros, pero insuficiente y una distracción perfecta. Una vez que el neoliberalismo fracasa de forma sistemática en cada una de las décadas, dejando decadencia y endeudamiento por todas partes, en las colonias y hasta en el mismo imperio la derecha pega un salto, se hace llamar libertaria y le promete a las masas frustradas y rabiosas (ante el resultado obsceno de la super acumulación de los capitales que ellos mismos crearon) y vuelven a vender la promesa de la solución mágica. ¿Cómo? Ofreciendo más de lo mismo pero de forma radical, ya no en democracias liberales sino en un fascismo indisimulado que, como hace cien años, promete satisfacer las frustraciones de un pueblo brutalizado ―aumentando la dosis de la droga. Si a eso le agregas el derrumbe interior y exterior de todo un imperio y la simplicidad primitiva, basada en emociones básicas y ancestrales de la extrema derecha (la tribu, el tótem, la raza, el miedo al otro, la rabia y el orgullo), pues, más claro no puede estar. En menos palabras: la derecha ha logrado vender la ilusión de una solución radical a los problemas creado por la derecha mientras la izquierda perdía su mística crítica y revolucionaria, identificándose con la ideología neoliberal de la derecha.

Diciembre 2024

https://www.pagina12.com.ar/794060-trump-2-la-ley-del-revolver-y-la-izquierda-cobarde

https://radiocut.fm/audiocut/vivimos-en-fracasada-civilizacion-del-exito-jorge-majfud/

El canal de Panamá y los tratados maltratados

The Panama Canal and the Mistreated Treaties 23 diciembre, 2024

El 22 de diciembre de 2024, el electo presidente de Estados Unidos Donald Trump anunció que le exigirá a Panamá «que le devuelvan el canal». El imperialismo es una enfermedad que no solo mata a quienes lo resisten sino que tampoco deja vivir a quienes lo llevan dentro.

***

Washington DC. 22 de enero de 1903—El secretario de Estado John Hay y el agregado comercial de Colombia en Estados Unidos, Tomás Herrán, firman el tratado que le daría a Estados Unidos el derecho a retomar las construcciones del canal de Panamá que los franceses habían abandonado cuando llevaban casi la mitad de la obra. Por este tratado, Colombia se comprometería a ceder a Estados Unidos y por cien años una franja en su apéndice norte a cambio de diez millones en un solo pago y 250 mil dólares por año. A pocas millas de las costas de Panamá, el buque de guerra Wisconsin permanece varado para dar apoyo moral a las negociaciones.

El Congreso en Washington aprueba el tratado de inmediato, pero rebota en Bogotá. Hay dudas sobre las consecuencias sobre la soberanía del país y sobre los beneficios derivados de este acuerdo. Por si fuese poco, las matemáticas, que también se practican en aquel país, dicen que al pueblo colombiano le llevaría 120 años recibir la misma compensación que se le había ofrecido pagar de una sola vez a la New Panamá Canal Company.

El Congreso colombiano no es el único obstáculo. El 15 de abril, el enviado de Estados Unidos Mr. Arthur Beaupre le envía un telegrama al Secretario de Estado sobre el ánimo de sospecha creciente en el pueblo colombiano. “Hay por lo menos un hecho que es claro”, escribe Mr. Beaupre. “Si el tratado se pusiera a la libre consideración del pueblo, no sería aprobado”. Atendiendo a la fuerte opinión pública en contra del tratado Hay-Herrán, el Senado colombiano vota por unanimidad en contra de su ratificación.

Sin haber puesto nunca un pie fuera de su país, el 27 de agosto Roosevelt escribe tres cartas describiendo a los colombianos como “ignorantes”, “avaros”, “hombrecitos despreciables”, “corruptores idiotas y homicidas”. El desprecio por los pueblos de raza inferior no es nuevo ni será nunca superado. “Nunca podría respetar un país lleno de ese tipo de gente”, escribe Roosevelt. “Intentar relacionarse con Colombia como quien trata con Suiza, Bélgica u Holanda es simplemente un absurdo”.

Ya en 1849, a un año de haber terminado la guerra en México y probablemente informado de los planes de Francia para un nuevo canal en Suez, el presidente Zachary Taylor todavía era de la misma opinión. Ante el Congreso había insistido en la necesidad de la construcción de un canal, tal vez en Nicaragua, y había advertido que “una obra de esa envergadura debe ser realizada bajo la supervisión y protección de todas las naciones para un beneficio equitativo”.

Ahora, en plena hegemonía naval de la raza nórdica en los trópicos, no hay acuerdo y el presidente Theodore Roosevelt no duda: una república de América del Sur no va a interferir con sus planes. Inmediatamente envía algunos paquetes con dólares para organizar una revuelta que se llamará Revolución. El problema dura menos que lluvia de verano. El 18 de noviembre, se firma en Washington el tratado Hay-Bunau-Varilla, por el cual “Estados Unidos garantiza la libertad de Panamá” a cambio de que Panamá le ceda autoridad y todos los derechos a Estados Unidos sobre el canal y las zonas contiguas en carácter de monopolio y libre de cualquier impuesto. Como es costumbre, los panameños no son invitados a la firma del nuevo tratado.

El nuevo tratado establece que los 250 mil dólares anuales ofrecidos antes a Colombia ahora no serían pagados sino hasta una década después de la apertura del canal. No hay nada como tener una armada poderosa para hacer buenos negocios. También viola el anterior Tratado de Paz y Comercio, conocido como Tratado Bidlack, firmado por Colombia y Estados Unidos en 1846 por el cual Colombia le garantizaba a Estados Unidos el derecho a transitar por el istmo a cambio de proteger la provincia de Panamá de cualquier revuelta o intento de separación. Como en Cuba, como en Puerto Rico, ahora el artículo 136 del tratado de 1903 le asegura a Washington la potestad de intervenir y resolver lo que mejor le parezca ante cualquier situación inconveniente. Cuando algunos panameños protestan, Roosevelt los amenaza con entregarlos a la justicia de Colombia. La práctica es vieja: las leyes están hechas por los poderosos para que los débiles las cumplan. Si un país más débil viola un acuerdo, el poder imperial de turno lo invade; si el país más débil reclama que se cumplan los tratados firmados, es invadido para que se firme uno mejor.

A poco de firmado el nuevo tratado, en el Congreso de Estados Unidos se levantan voces contra lo que varios congresistas llaman deshonestidad e imperialismo. El senador Edward Carmak protesta: “la idea de una revolución en Panamá es una burda mentira; el único hombre levantado en armas fue nuestro presidente”. El senador George Frisbie Hoar, miembro de la comisión que investiga los crímenes de guerra que quedarán impunes en Filipinas, rechaza las versiones sobre la Revolución en Panamá y agrega: “espero no vivir lo suficiente para ver el día en que los intereses de mi país sean puestos por encima de su honor”.

Claro que eso del honor tiene arreglo. El presidente echa mano al viejo recurso de “fuimos atacados primero”. Como hiciera James Polk para justificar la invasión de México en 1846 o McKinley para ocupar Cuba en 1898, Roosevelt inventa una historia sobre ciertas amenazas a la seguridad de ciertos ciudadanos estadounidenses en la zona. Como lo hará Henry Kissinger cuando niegue frente a las cámaras de televisión cualquier intervención en el golpe militar de Chile en 1973, Roosevelt asegura ante el Congreso y la opinión pública que, de todas formas, Washington no ha tenido ninguna participación en la Revolución en Panamá. Lo cual no quita que sea una buena idea. El 6 de diciembre de 1904, Roosevelt dará su discurso anual ante el Congreso sobre la necesidad de expandir, una vez más, la Doctrina Monroe de 1823 “para ver a nuestros vecinos estables, ordenados y prósperos”. De otra forma “será necesaria la intervención de parte de una nación civilizada… En dicho caso, los Estados Unidos deberán, aunque no lo quieran, intervenir para solucionar cualquier grave problema ejercitando el poder de la policía internacional”. Si lo vamos a hacer, que sea todo de forma legal.

En 1906 Roosevelt visitará las obras en Panamá. Será el primer presidente estadounidense en toda su historia que se atreva a salir de su país. Las rebeliones son más bien inocuas porque Washington ha decretado que los ciudadanos de ese país no pueden adquirir armas, lo que también afecta a la policía panameña que debe recurrir a los marines cada vez que las cosas se salen de sus manos. A bordo del USS Luisiana, el 20 de noviembre Roosevelt le escribe a su hijo Kermit: “con admirable energía, hombres y máquinas trabajan juntos; los blancos supervisan las obras y operan las máquinas mientras decenas de miles de negros hacen el trabajo duro donde no vale la pena usar maquinas”. A pesar del trabajo duro de los panameños, por alguna razón es necesario representarlos como haraganes. El periodista Richard Harding Davis, como cualquier periodista razonable y correcto, ya se había hecho eco del sentimiento de la época: “[Panamá] tiene tierras fértiles, hierro y oro, pero ha sido maldecida por Dios con gente haragana y por hombres corruptos que la gobiernan… Esta gente es una amenaza y un insulto para la civilización”.

El 26 de enero de 1909, el comité de Asuntos Internacionales del Senado de Estados Unidos, en base a las declaraciones jactanciosas de Roosevelt ante una clase llena de estudiantes en una universidad de California, investigará “la decisión unilateral de un ex presidente de tomar Panamá de la República de Colombia sin consultar al Congreso”. Considerando las insistentes peticiones de Colombia ante el Tribunal de la Haya, la comisión interrogará a diferentes protagonistas de la época. Según estas declaraciones, el 6 de noviembre de 1903, tres días después de la Revolución de Independencia de Panamá, el Departamento de Estado le había enviado un cable al cónsul de Estados Unidos en Colombia informando que “el pueblo de Panamá, aparentemente por unanimidad, ha resuelto disolver sus lazos con la República de Colombia…

El representante Henry Thomas Rainey lee en el parlamento un cable de Washington: “El pueblo de Panamá, aparentemente por unanimidad, ha resuelto disolver sus lazos con la República de Colombia retomando su independencia…” El mismo Rainey aclara: “No creo que nada de esto sea cierto. El pueblo de Panamá no logró nada por sí solo… Cuando ocurrió la Revolución, apenas diez o doce rebeldes sabían de los planes, aparte de los gerentes de la Panama Railroad and Steamship Co.”

Será necesario esperar hasta 1977 cuando el gobierno de Jimmy Carter firme un acuerdo según el cual Estados Unidos devolvería el canal al país centroamericano el último día de 1999, tres años antes de que se venza el plazo de alquiler obligatorio. Un año antes, en un evento en Texas, el ex gobernador de California y futuro candidato a la presidencia, Ronald Reagan, afirmará: “No importa qué dictador carnero esté en el poder en Panamá. ¡Nosotros lo construimos! ¡Nosotros pagamos por el canal! Es nuestro y nos vamos a quedar con él”.

Omar Torrijos será el dictador aludido por Reagan. Torrijos reclamará la soberanía del Canal y morirá, como otros líderes rebeldes del sur, en un accidente aéreo.

El imperialismo es una enfermedad que no solo mata a quienes lo resisten sino que tampoco deja vivir a quienes lo llevan dentro.

Jorge Majfud (del libro a La frontera salvaje: 200 años de fanatismo anglosajón en América latina)

Con el de arriba nervioso

Cuando en diciembre de 2024 se informó del asesinato del CEO de UnitedHealthcare en una calle de Nueva York, camino a una convención de inversores, los medios comentaron sin cesar sobre el brutal crimen de una persona importante. Poco después, ocurrió un fenómeno que puso nervioso a los millonarios CEOs como Brian Thompson y desconcertó al resto. El asesino se convirtió en una especie de Zorro justiciero. Cuando se supo que la bala que lo había matado tenía la inscripción Delay, Deny, Defend (Retrasar, Negar, Defender) ya no quedaron dudas. El asesino había actuado por venganza contra la práctica más conocida y odiada de las mafias de los lobbies de la salud que se presentan como “industria de seguros de salud”, un oxímoron triple.

Solo UnitedHealth Group está valuado en 500 billones de dólares, más que toda la economía de Colombia. Su récord en salud es cuestionable. Ya en 2009, un estudio de la Universidad de Harvard había concluido que “45.000 personas mueren cada año a causa de la industria de seguros médicos privados”. Eso pasa cuando una necesidad básica deja de ser un derecho para convertirse en un negocio, una mercancía que empobrece a todo un pueblo al tiempo que enriquece a menos del uno por ciento.

La imprevista reacción popular, que tiene un antecedente en otro período de obscenas diferencias sociales (la Edad de Oro antes de la Gran Recesión de finales del siglo XIX) puso nerviosos a muchos. La justicia reaccionó de la misma forma que entonces: acusó a Luigi Mangione no de asesinato, sino de terrorismo. Todas los períodos de orgías de millonarios fueron acompañadas con este tipo de violencia y terminaron en quiebres sociales.

Ninguna de las orgías anteriores compite con la actual. A pesar de que Elon Musk no fue elegido nunca por nadie, su fortuna no sólo ha comprado medios de manipulación masiva, como Twitter, sino presidentes como Trump, a quien le donó 250 millones de dólares para su campaña electoral. Trump le retribuyó con un cargo gubernamental de poder político y social extremo, aparte del que ya tenía con su compañía de satélites, apoyada por la CIA. Desde las alturas de ese poder (y desde sus noches bajo los efectos de las drogas) Musk, el hijo del apartheid de Sud África, el inmigrante más peligroso de Estados Unidos, ahora nombrado como Jefe del Department of Government Efficiency en el próximo gobierno, ha mencionado dos medidas para solucionar los problemas del país: deportar a los inmigrantes pobres (no blancos) y recortar los seguros sociales para la clase trabajadora.

Un paso más hacia el Gran Quiebre. Las crisis económicas son un invento del capitalismo (antes eran producidas por factores externos a la economía), pero es lícito sospechar que también son parte del plan de saqueo a las clases trabajadoras. Las crisis económicas son grandes inversiones para los millonarios (los únicos capitalistas), por las cuales siempre compran todo a precio de necesidad y eso explica por qué, luego de una pérdida inicial, en menos de diez años multiplican sus capitales y su poder político. Hasta que se les va la mano, como en 1929, y más que una crisis producen una depresión, la que suele levantar a los de abajo y forzar cambios políticos e ideológicos que luego llaman radicales.

¿Radicales? Un trabajador de la construcción en Estados Unidos, trabajando cinco días a la semana, bajo el sol en verano y sobre la nieve en invierno, necesitaría 45 millones de años para ahorrar la fortuna que Elon Musk amasó en menos de veinte años. Eso si no se endeuda antes. Hace 45 millones de años, los Himalayas todavía no existían. El actual territorio de India comenzaba a colisionar con Asia y todavía faltaban más de 44 millones de años para que los Homo sapiens comenzaran a caminar por el continente africano.

El sistema que produce toda esta pornografía ideológica no es nuevo. Es el mismo que existía hace exactamente cien años en Europa y Estados Unidos: una persecución feroz de la maquinaria propagandística de la oligarquía contra las tradicionales organizaciones de trabajadores y los reclamos de seguridad social. En Estados Unidos, hace cien años, sindicatos obreros y hasta parte de la iglesia católica (irlandesa) habían ganado la opinión pública sobre la necesidad de un salario mínimo, de un seguro de desempleo y de la prohibición del trabajo infantil.

Hace cien años las diferencias sociales promovidas desde Wall Street (el mayor centro de acumulación de capitales desde la esclavitud) comenzaban a alcanzar máximos históricos. En ambas márgenes del Atlántico Norte, el fascismo comenzó a seducir a las masas insatisfechas que sentían el problema y sus frustraciones, pero no las comprendía. Todo terminó de la forma más conocida por la historia. Un quiebre radical. En este caso fue una catástrofe económica que agravó la situación de miseria y de injusticia social.

Hasta que F. D. Roosevelt echó mano a lo que se supone es la primer forma de prevenir estos problemas: la implementación de políticas sociales (socialistas, según críticos de entonces), como la creación del Seguro Social, de subsidios para los de abajo, del reconocimiento al derecho a huelga y de la intervención feroz del Estado en la economía a través de obras públicas. Funcionó, aunque el sistema que había provocado la catástrofe sobrevivió. Todo lo contrario a las recomendaciones neocoloniales de austeridad (“sinceramiento”) prescritas por el FMI.

Europa procedió de forma similar, con fuertes intervenciones de los estados, desde la Alemania nazi hasta la comunista Unión Soviética. En ambos casos, resultó en un abrumador éxito económico, aunque el resto de la historia no fue igualmente brillante. Estados Unidos e Inglaterra debieron tragarse sus simpatías por Hitler y aliarse a Stalin, sobre todo cuando la Unión soviética comenzó a mostrar signos de una fulminante contraofensiva a la invasión alemana.

Las obsesiones del sistema capitalista, ahora desenfrenado, se vuelven a repetir con las mismas características de hace un siglo. Pero como somos cavernícolas con mayor poder tecnológico, no aprendemos nada de las historia ni de nuestros propios monstruos porque cada generación tiende a olvidar, no sólo la historia sino el dolor de los abuelos que debieron atravesar por traumas nacionales y globales. Cada generación se cree en la cúspide del entendimiento y subestima a las anteriores sin siquiera considerar que no sólo nuestra super tecnología ha sido inventada casi toda por las generaciones anteriores sino que las nuevas generaciones tienden a ser insensibles a las tragedias de los abuelos. Más aún si el desprecio a la educación, al conocimiento, a la cultura y al pensamiento crítico están de moda.

¿Será que el péndulo de la historia cambia de dirección cada tres generaciones? ¿Será que cada generación que aprecia la civilidad, el valor de la solidaridad y la empatía, es precedida por una que sufrió su destrucción, precedida a su vez de otra que la despreció?

Al parecer estamos en esta generación del desprecio, orgullosa del mito más perverso de la historia del capitalismo: “el desenfrenado egoísmo del individuo es beneficioso para la sociedad”. La sociedad-archipiélago de islas alienadas. Generación que será seguida por la crisis, el fascismo y la rebelión de los de abajo.

¿Cómo es posible que la mayoría de las personas adopten, con tanta pasión y convicción, las ideas de una minoría? La respuesta la dio Karl Marx en el siglo XIX: “Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes de cada época”. La clase dominante, aunque no sume ni el uno por ciento de la sociedad, como es el caso actual, no sólo posee (se ha apropiado) de los medios de producción, de todas las invenciones de la Humanidad a lo largo de siglos, sino que también posee los medios de financiación, los medios políticos y los medios de comunicación. Así ha sido desde la Antigua Roma, desde los sermones de los sacerdotes que interpretaban la Biblia para una congregación de analfabetos en las ricas catedrales financiadas por los señores feudales, hasta sus herederos, los liberales, en posesión de la imprenta, luego de la radio, luego de la televisión, luego de Internet, luego de las redes sociales, luego de la inteligencia artificial…

Si algo está claro es que este sistema no tiene futuro. Su estrategia es prolongar la agonía de los de abajo y el champagne de los de arriba hasta donde sea posible.

JM, diciembre 2024.

https://www.pagina12.com.ar/791607-con-el-de-arriba-nervioso

Nuevos documentos desclasificados. Israel le ocultó a Washington que estaba construyendo bombas atómicas

Un informe de inteligencia de 1960 afirmaba que el sitio nuclear israelí era para fabricar armas. “No somos un satélite de Estados Unidos”, fue la respuesta de Ben-Gurion a las preguntas de Estados Unidos sobre el reactor de Dimona. Ahora, se han dado a conocer los informes desclasificados sobre las inspecciones de Estados Unidos a Dimona de 1965, 1966 y 1967

Informe de inteligencia de 1967: ¿Israel estaba produciendo plutonio apto para armas y engañando a Estados Unidos?[1]

Washington, D.C., 17 de diciembre de 2024. Un informe del Comité Conjunto de Inteligencia de Energía Atómica (JAEIC) de diciembre de 1960, recientemente desclasificado, es el primer y único informe de inteligencia estadounidense conocido que afirma de manera correcta e inequívoca que el proyecto nuclear israelí Dimona, que Estados Unidos había descubierto recientemente, incluiía una planta de reprocesamiento para la producción de plutonio relacionado con armas. Todos los análisis de inteligencia estadounidenses posteriores conocidos del programa nuclear de Israel trataron la cuestión del reprocesamiento como no resuelta hasta finales de la década de 1960, cuando Estados Unidos e Israel llegaron a un acuerdo secreto para aceptar su condición de “Estado con armas nucleares no declaradas”.

El informe de inteligencia recién publicado por es uno de los 20 documentos desclasificados que aparecen en el Libro Informativo Electrónico del Archivo de Seguridad Nacional de George Washington University. Se trata del último de una serie de colecciones de documentos desclasificados editados por el analista principal del Archivo William Burr y el profesor Avner Cohen (Instituto Middlebury de Estudios Internacionales en Monterey) sobre la política estadounidense hacia el programa de armas nucleares israelí y los complejos problemas que planteó para la diplomacia estadounidense durante los años 1960 y 1970.

Un análisis de inteligencia estadounidense igualmente intrigante y desclasificado reveló que varias fuentes israelíes habían informado a la embajada estadounidense en febrero de 1967 que Israel “tiene o está a punto de completar” una planta de reprocesamiento en Dimona y que “el reactor de Dimona ha estado funcionando a plena capacidad”. La conclusión era que Israel estaba a “6-8 semanas” de la bomba. Este es el primer documento conocido que trata como posible que Israel estuviera engañando sistemáticamente a los Estados Unidos sobre Dimona.

Los documentos recién publicados pero fechados en la década de 1970 ilustran cómo el gobierno estadounidense se adaptó a la nueva realidad de las armas nucleares de Israel. Entre ellos se encuentra el texto del “documento no oficial” del Secretario de Estado norteamericano Cyrus Vance, entregado al embajador soviético Anatoly Dobrynin a principios de 1978, en el que se afirma que Estados Unidos “acepta las garantías [de Israel]” de que no posee armas nucleares y de que “no será el primero en introducir armas nucleares en Oriente Medio”.

Un informe de entonces, generado por el Departamento de Estado sobre los riesgos de proliferación nuclear, sugería por qué Washington había abandonado la presión sobre Israel para que firmara el Tratado de No Proliferación: “La alta prioridad de Estados Unidos de alcanzar un acuerdo de paz en la zona es primordial e inhibe a la búsqueda efectiva de los objetivos de no proliferación en Israel”.

Dios puso las bombas en nuestras manos

A principios de 1978, después de que la CIA publicara por error una estimación de inteligencia que afirmaba que Israel había producido armas nucleares, el embajador soviético Anatoly Dobrynin preguntó si era cierto que Israel poseía tales armas. Como respuesta, el secretario de Estado Cyrus Vance le entregó a Dobrynin un “documento no oficial” en el que afirmaba que Estados Unidos “acepta las garantías [de Israel]” de que no poseía armas nucleares y “no será el primero en introducir armas nucleares en Oriente Medio”. Otro documento de principios de 1978, un informe del Departamento de Estado sobre los riesgos de proliferación nuclear planteados por varios países (“la Docena Sucia”), indicaba por qué Washington había abandonado la presión sobre Israel para que firmara el Tratado de No Proliferación: “La alta prioridad de Estados Unidos de encontrar un acuerdo de paz en la zona es primordial e inhibe la búsqueda efectiva de los objetivos de no proliferación en Israel”.

Los documentos de esta publicación proceden de la Administración Nacional de Archivos y Registros de Estados Unidos (NARA) y fueron descubiertos entre los registros del Comité Conjunto de Energía Atómica (RG 128), la Comisión de Energía Atómica (RG 326), el Departamento de Estado (RG 59) y en la Biblioteca Presidencial Lyndon Johnson. Casi todos ellos son el resultado de solicitudes de Revisión de Desclasificación Obligatoria (MDR) o de solicitudes de Indexación a Demanda presentadas por el Archivo de Seguridad Nacional.

Nuevos documentos estadounidenses sobre el programa nuclear israelí
William Burr y Avner Cohen, editores

Desde principios de los años 1960 hasta los años 1970, la actitud del gobierno estadounidense ante el programa de armas nucleares de Israel cambió notablemente. Durante los años 1960, las preocupaciones sobre la no proliferación y la estabilidad geopolítica en Oriente Medio alimentaron el temor de que Israel utilizara su reactor nuclear de Dimona para producir plutonio para la bomba. Un ejemplo de ello son los documentos recientemente desclasificados sobre las inspecciones de Dimona, en las que funcionarios del gobierno estadounidense buscaron indicios de producción de plutonio. En 1969, los documentos desclasificados indican que la no proliferación dio paso a un acuerdo secreto bilateral entre el presidente Richard Nixon y la primera ministra Golda Meir, en virtud del cual Washington se acomodó a la condición no declarada de Israel en materia de armas nucleares.

El informe de la AEC y otros documentos recientemente desclasificados de los registros del Comité Conjunto sobre Energía Atómica del Congreso ilustran cómo Washington empezó a descubrir la existencia del reactor de Dimona. En junio de 1960, funcionarios de la AEC visitaron Israel para inspeccionar el recién construido reactor de investigación Soreq que Washington había proporcionado en el marco del programa Átomos para la Paz. Todo estaba en orden: Israel cumplía plenamente con las salvaguardias. Sin embargo, una reunión con funcionarios estadounidenses en la embajada de Tel Aviv trajo noticias inesperadas: “informes de que un equipo conjunto israelí-francés estaba haciendo algo en el campo de la energía atómica en Beersheba o cerca de allí”. Los funcionarios de la AEC dijeron que no habían oído nada al respecto y que intentarían obtener más información de su personal de inteligencia en Washington. Este nuevo documento se relaciona con otro material sobre el descubrimiento de Dimona publicado en una publicación anterior en 2015.

Como se mencionó, uno de los nuevos documentos es un informe del Comité Conjunto de Inteligencia de Energía Atómica de diciembre de 1960. Sus declaraciones de que el proyecto nuclear franco-israelí en el desierto del Néguev incluiría una “planta de separación de plutonio” y que el reactor de Dimona estaba destinado inequívocamente a fines armamentísticos eran afirmaciones poco comunes. Hasta donde saben los editores, este es el primer y único documento de inteligencia estadounidense que sostiene de manera categórica y explícita que el sitio de Dimona incluiría una planta para separar el plutonio del combustible gastado del reactor con el fin de fabricar armas. Informes desclasificados posteriores trataron la planta de reprocesamiento como algo que aún no existía y dijeron que su construcción probablemente requeriría una nueva decisión política por parte de los líderes israelíes.

Otros documentos de archivo desclasificados sobre el descubrimiento del reactor de Dimona se centran en la reacción irritada del Primer Ministro David Ben Gurion ante las declaraciones y las indagaciones de la administración de Eisenhower sobre el reactor y los propósitos israelíes. Por ejemplo, los comentarios públicos del director de la Comisión de Energía Atómica, John McCone, en “Meet the Press” de que Israel no había informado a Washington sobre Dimona enfurecieron a Ben-Gurion, quien le dijo al embajador estadounidense Ogden Reid a principios de 1961 que “no lo merecíamos y no aceptaremos ese trato”, y agregó: “no somos un satélite de Estados Unidos… y nunca seremos un satélite”. El embajador Reid informó que había hablado con Ben-Gurion sobre el trabajo de inteligencia de los Estados Unidos en Israel y le dijo que “no había ningún espionaje en curso”. Reid repasó con Ben-Gurion los esfuerzos de la Embajada por establecer una “relación de trabajo” entre los dos países, pero señaló que Israel no había ayudado en nada al no “informarnos sobre el reactor, en particular a la luz de la asistencia económica que habíamos estado brindando”. [1]

Entre otros documentos nuevos se incluyen los informes detallados de las visitas de inspección de los Estados Unidos al reactor de Dimona en 1965 y 1966. Para evitar disputas con sus anfitriones, las inspecciones se denominaron “visitas”, pero fueron tan detalladas como los israelíes permitieron. Publicados por primera vez, los documentos ilustran la preocupación del gobierno de los Estados Unidos durante la década de 1960 de que el programa nuclear israelí fuera un riesgo de proliferación que hiciera necesario determinar si el reactor representaba un proyecto de armas nucleares, especialmente si había indicios de que los israelíes ya tenían o estaban tratando de construir una planta para convertir el combustible gastado del reactor en plutonio para armas.

El equipo de la AEC que inspeccionó el reactor de Dimona en 1966 fue lo suficientemente cauteloso como para señalar la posibilidad de un engaño israelí: “el equipo puede haber sido engañado deliberadamente, pero se cree que esto es poco probable”. El informe de inspección señaló las razones por las que el engaño era improbable, pero el equipo no se dio cuenta de que el engaño era, de hecho, continuo y sistemático. No sólo eso, en algún momento de 1966 Israel había comenzado a producir plutonio apto para armas y en vísperas de la Guerra de los Seis Días de 1967, como una cuestión de máxima emergencia, Israel reunió, por primera vez en su historia, dos o tres dispositivos nucleares. Esta preparación fue para una demostración en caso de que ocurriera el peor escenario posible. Fue entonces, a todos los efectos, que Israel había cruzado el umbral y se había convertido en un estado con capacidad nuclear.[2]

Otro documento clave desclasificado también muestra preocupaciones sobre la posibilidad de engaño en Dimona. Un informe de inteligencia del Departamento de Estado de marzo de 1967, suprimido en gran parte por la CIA, analizaba acusaciones sorprendentes hechas, aparentemente por fuentes israelíes, a la embajada de Estados Unidos en Tel Aviv, de que los israelíes habían instalado o estaban a punto de instalar una planta de reprocesamiento para producir plutonio en Dimona y habían estado operando el reactor de Dimona a alta capacidad para ese propósito. Los redactores del informe (al menos el texto que ha sido desclasificado) vieron claramente la nueva información como dramática, pero se mostraron reacios a sacar conclusiones firmes. En cambio, sugirieron que la próxima visita de la AEC a Dimona examinara de cerca el problema del reprocesamiento. Pero la inspección de abril de 1967 no arrojó nada nuevo.

Los documentos de la década de 1960 corresponden a un período en el que las preocupaciones por la no proliferación tuvieron un impacto significativo en la política estadounidense hacia Israel, aunque nunca llegaron al punto de un choque o confrontación abierta. Los israelíes reconocieron las aprensiones de los EE. UU., pero eso no les impediría avanzar en secreto en el desarrollo de una capacidad de armas nucleares, incluido el reprocesamiento secreto del combustible gastado. El Primer Ministro Levi Eshkol y otros altos funcionarios no estaban dispuestos a decirle a Washington que se estaban acercando al umbral nuclear, y mucho menos a dar un paso abierto en esa dirección, aunque la inteligencia estadounidense percibió que los israelíes estaban haciendo progresos.

Un grupo de documentos desclasificados de la administración Carter ilustraba el cambio de actitud que había dado el gobierno estadounidense durante la década de 1970. El presidente Richard Nixon dio baja prioridad al TNP y a las preocupaciones por la proliferación en general, pero alta prioridad a la libertad de acción de los socios de seguridad regionales. En consonancia con ello, en septiembre de 1969 Nixon se reunió personalmente con la primera ministra Golda Meir, en la que llegaron a un acuerdo altamente secreto según el cual Estados Unidos dejaría de ejercer presión sobre la cuestión nuclear, por ejemplo poniendo fin a las solicitudes de inspección de las instalaciones nucleares israelíes y de que Israel firmara el TNP.[3]

Aunque nunca ha surgido un registro directo de la reunión Meir-Nixon, se puede inferir que los dos líderes acordaron mantener en secreto el estatus de Israel en materia de armas nucleares. Israel no probaría armas nucleares ni declararía que las tenía. En cualquier declaración oficial sobre sus capacidades, utilizaría un lenguaje ambiguo o lo que Avner Cohen ha llamado “opaco”. Washington aceptaría y apoyaría las declaraciones de Israel de que no tenía armas nucleares y de que no sería el “primero en introducir armas nucleares” en la región. Esa redacción había sido la posición oficial israelí desde principios de los años 1960, cuando Ben-Gurion, Eshkol, Shimon Peres y otros altos funcionarios la formularon.[4]

El acuerdo Nixon-Meir sobrevivió a sus arquitectos. Según un relato, a petición del gobierno israelí en 1977, Henry Kissinger informó a Jimmy Carter sobre el acuerdo Nixon-Meir.[5] Si bien Kissinger se reunió y habló con el presidente Carter varias veces durante agosto de 1977, fue principalmente en relación con el Tratado del Canal de Panamá. Sin embargo, lo que es particularmente revelador es que Kissinger se reunió con el presidente Carter el 25 de enero de 1978. Después de una discusión privada de veinte minutos en la Oficina Oval, almorzaron con Rosalynn Carter.[6] La visita de Kissinger se produjo en vísperas de la cobertura mediática de una respuesta aparentemente errónea de la CIA a una solicitud de la FOIA por parte del Consejo de Defensa de los Recursos Naturales (NRDC). La Agencia desclasificó la mayoría de las principales conclusiones de la Estimación Especial de Inteligencia Nacional (SNIE) de 1974, “Perspectivas de una mayor proliferación de armas nucleares”. Una de las conclusiones fue que “Israel ya había producido armas nucleares”, o al menos había una “creencia” de que Israel lo había hecho.

La divulgación de la CIA aparentemente violó uno de los aspectos operativos del acuerdo Nixon-Meir: que Estados Unidos nunca reconocería en público la posesión de armas nucleares por parte de Israel. Las preguntas de los periodistas sobre el SNIE pueden haber animado a los diplomáticos israelíes a ponerse en contacto con Kissinger y pedir su intervención. Ciertamente, la prensa estadounidense y extranjera cubrió la divulgación de la FOIA, incluido el hecho de que había sido un “error” y que un funcionario de la CIA había temido que pudiera causar un “incidente internacional”. [7]

La cobertura de la prensa motivó a la Embajada de Estados Unidos en Israel a pedir instrucciones a Washington en caso de que los medios de comunicación hicieran preguntas. El Departamento de Estado brindó inmediatamente orientación resumiendo las “firmes” declaraciones del Gobierno de Israel de que “no será el primero en introducir armas nucleares en Oriente Medio” y las declaraciones del Primer Ministro Rabin en 1974 y 1975 de que “no tenemos armas nucleares” y que “Israel es un país no nuclear”. Según el Departamento, esas fueron “declaraciones autorizadas” y “no tenemos nada que agregar”. Esa orientación era consistente con el entendimiento Nixon-Meir, y la Embajada de Israel no se habría opuesto a ella.

Si Kissinger informó al Presidente Carter sobre el entendimiento Nixon-Meir, es difícil saber cuán decisivo fue. La administración Carter era consciente de que Israel tenía plena capacidad de armas nucleares [Véase el Documento 13], pero durante su primer año, mientras perseguía su agenda de no proliferación, evitó cuidadosamente cualquier presión sobre Israel. Sin embargo, cualquier informe de Kissinger sobre el acuerdo Nixon-Meir puede haber sido un recordatorio útil de la importancia del tema y del enfoque que los predecesores inmediatos de Carter habían adoptado respecto del programa nuclear de Israel.

En los días y semanas que siguieron a las noticias de la prensa, la administración Carter siguió los principios básicos del acuerdo Nixon-Meir al validar las negaciones israelíes de que poseía la bomba. Un caso de prueba puede haber sido la curiosidad expresada por un alto diplomático soviético sobre el documento poco después de que aparecieran las noticias de la prensa. El 21 de febrero de 1978, el embajador Anatoly Dobrynin entregó un «documento no oficial» al secretario de Estado Cyrus Vance en el que Moscú pedía a Estados Unidos que aclarara el asunto: «en qué medida son ciertos [sic] los informes… de que las agencias del gobierno de Estados Unidos llegaron a la conclusión de que Israel está en posesión de armas nucleares». Vance observó que los israelíes habían negado que poseyeran la bomba y que la CIA estaba dividida sobre el asunto, pero aceptó revisar el documento soviético.

Unas semanas después, cuando Dobrynin preguntó por la respuesta del Departamento de Estado a su pregunta, Vance fue un poco más allá de la posición habitual al reconocer que “nuestra comunidad de inteligencia estaba de acuerdo en que Israel tenía la capacidad de fabricar armas nucleares, [pero] estaba dividida sobre la cuestión de si ya lo había hecho”. En respuesta, Dobrynin dijo que “tenía ‘una opinión más alta de la gente de inteligencia de los EE. UU.’ de lo que implicaba la respuesta”, lo que sugería sus dudas sobre una “división”.

El 16 de marzo de 1978, Vance proporcionó a Dobrynin un documento oficioso que incluía una declaración de que “aceptamos las garantías israelíes de que no habían producido armas nucleares”. El Departamento también aceptó la garantía israelí de que “no serán los primeros en introducir armas nucleares en Oriente Medio”. Claramente escéptico, Dobrynin “cuestionó persistentemente si realmente creemos lo que dicen los israelíes”. Vance respondió que “no había evidencia de que las garantías israelíes fueran falsas”. En este ejemplo de diálogo entre gobiernos sobre el estatus nuclear de Israel, el Departamento de Estado mantuvo la postura israelí de opacidad nuclear. Esto plantea interrogantes sobre cuánta información –cuán precisa y detallada– tenía el propio gobierno de Estados Unidos sobre el programa nuclear israelí en ese momento.

El artículo concluye con un largo informe del Departamento de Estado sobre los países que generan preocupación en materia de proliferación nuclear, “La docena sucia” (en realidad once), que incluía una evaluación de las capacidades de armas nucleares de Israel y las cuestiones políticas y diplomáticas que planteaban. Si bien es probable que los autores del informe no conocieran el acuerdo Nixon-Meir, reconocieron que el programa nuclear de Israel estaba en una categoría especial que lo hacía inmune a las presiones diplomáticas habituales, sobre todo porque “la alta prioridad de Estados Unidos de encontrar un acuerdo de paz en la zona es primordial e inhibe la búsqueda efectiva de objetivos de no proliferación en Israel”.

Es necesario investigar más sobre qué sabía exactamente el gobierno de Estados Unidos y cuándo lo sabía sobre el programa de armas nucleares israelí y cómo los responsables de las políticas evaluaban cualquier nuevo conocimiento. Como sucede con cualquier asunto de política exterior especialmente sensible y controvertido, los registros sobre ese tema no son fáciles de desclasificar e invariablemente pasan por una prolongada revisión de seguridad. Algunas solicitudes tardan años en procesarse; los registros de la JCAE que se muestran en la publicación de hoy se solicitaron en 2012 y se publicaron en septiembre de 2024. Otras solicitudes relacionadas con las actividades nucleares de Israel fueron denegadas por completo y esperan un largo proceso de revisión de apelaciones. Importantes registros de archivo del Departamento de Estado de finales de la década de 1960 se encuentran en la cola de apelaciones del sobrecargado Panel de Apelaciones de Clasificación Interinstitucional (ISCAP) y es muy posible que el ISCAP nunca llegue a ellos debido a la falta de personal. También están estancados en el proceso de desclasificación y apelación los informes sobre las visitas a Dimona en 1967, 1968 y 1969.

También es muy relevante que parece haber una regulación secreta que advierte a los empleados actuales o anteriores del gobierno federal con medidas disciplinarias si divulgan información sobre las actividades de armas nucleares israelíes.[8] No está del todo claro hasta qué punto esta prohibición se relaciona con la desclasificación de material histórico de archivo, pero sin duda el Departamento de Defensa está decidido a plantear objeciones a la desclasificación de material incluso de hace 60 años o más relativo a la política estadounidense y al estado de conocimiento sobre el programa nuclear israelí. Según la actual orden ejecutiva sobre información clasificada de seguridad nacional, el Pentágono tiene libertad de acción para hacerlo; todavía está por ver si eso cambiará en el futuro previsible.

The Documents

I. The Discovery of Dimona

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Document 1

R. Ludecke, General Manager, Atomic Energy Commission, to James T Ramey, Executive Director, Joint Committee on Atomic Energy, 4 March 1961, enclosing memorandum from John J. Downing to John V. Vinciguerra, “Safeguards Inspection – Israel,” with enclosure, 6 July 1960, Secret, Excised copy

Jul 6, 1960

Source

National Archives, Record Group 128, Joint Congressional Committees (RG 128), Records of the Joint Committee on Atomic Energy, Subject Files, Box 16, Foreign Activities- Israel 1957-1976

Before the discovery of the secret nuclear reactor at Dimona during November-December 1960, the Atomic Energy Commission had provided Israel with a small five-megawatt research reactor under the “Atoms for Peace Program,” with fuel provided by the AEC. Located at the Soreq Nuclear Research Center formerly referred to as Nabi Rubin site, some fifteen miles south of Tel Aviv the recently constructed reactor (designed by Philip Johnson and inaugurated in June 1960) was subject to inspection under an Agreement for Cooperation between the AEC and the Israeli Atomic Energy Commission.

For the first inspection of this reactor, AEC officials John J. Downing and James H. Herring visited the site on 9 June 1960. Their report concluded that the operations of the reactor and the use of U.S. fuel were in “accordance with safeguards provisions.” Discussion at the embassy a few days later indicated that the reactor could produce only miniscule amounts of plutonium, 5 grams per day, and most likely far less. Under the inspection requirements there was “no risk of material diversion except for the production of isotopes for radiological warfare.”

Two days after the inspection, the AEC team met with U.S. diplomats at the U.S. Embassy in Tel Aviv, where there was vocal support for two inspections per year, the maximum permitted. The discussion quickly shifted to Israel and nuclear weapons. Perhaps not wholly appreciative or supportive of the Eisenhower administration’s developing concern about nuclear proliferation, Embassy officials focused on Israel’s security needs. With Israel surrounded by hostile states, “maximum effect” weapons were the “most effective means of self-protection.” Either Israel could build nuclear weapons, or France could supply them.

France may have been mentioned because embassy officials had heard “reports of a joint Israeli-French team doing something in atomic energy in or near Beersheba.” The AEC officials knew nothing about that and wanted to learn more. The discussion concluded with an understanding that, with “new separation techniques” (used for producing plutonium), Israel could “become a nuclear power.” Yet, keeping a nuclear weapons program a secret “would be difficult … in so small a country.”

When AEC General Manager Luedecke subsequently provided, six months later, reports of the inspection and the embassy meeting to the Joint Committee on Atomic Energy, he observed that the discussion at the Embassy of French-Israeli atomic activities was in the nature of “rumor type reports” that had circulated during 1960. According to Luedecke, when the CIA’s Herbert Scoville testified to the JCAE on Israeli nuclear activities in December 1960, he had mentioned such reports.[9]

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Document 2

JAEIC [Joint Atomic Energy Intelligence Committee] Statement, 1400 Hours, 2 December 1960, “Israeli Plutonium Production,” Secret, excised copy

Dec 2, 1960

Source

RG 128, Records of the Joint Committee on Atomic Energy, Subject Files, Box 16, Foreign Activities- Israel 1957-1976

This recently declassified intelligence report, shared in December 1960 with Congress’s Joint Committee on Atomic Energy, used newly acquired information to go far beyond the earlier rumors by confirming not only the joint French-Israeli construction of a large reactor in a site near Beersheba but also by noting that the joint project would include a “plutonium separation plant.” We believe this is the first – and possibly the only – U.S. intelligence document that unequivocally and explicitly declared that the French-Israeli joint nuclear project included those two major components: a production reactor and a plutonium separation plant.

All subsequent U.S. intelligence estimates treated the issue of a separation plant as an unresolved matter of concern, most often taking the view that it did not yet exist, and that its construction most likely would require a new political decision. Yet the Committee did not explain how it reached the judgement that Dimona would include a separation plant. In any event, by positing the construction of a separation plant, the report assumed that the reactor’s purpose was weapons production, not research.

The Committee estimated that the power of the reactor was about 200 MW (thermal), which is almost 10 times larger than the declared nominal power, 24 MW. Tracing the construction of the site to 1959, it estimated that the reactor would be operational by mid-1961. The latter date was an overestimate, by far, as the document forecasts that, by mid-1962, Dimona could produce about 30 kilograms of weapons grade plutonium, given they conduct their first weapons test by late 1962 or early 1963. It also speculated that the French could provide a test site but that if they provided weapons designs no tests would be necessary. According to the report, the French and Israelis would be making a statement in a few days.

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Document 3

Atomic Energy Commission, AEC Intelligence Report, “Israeli Reactor Site Near Beersheba,” 9 December 1960, AECIR Report 60-3, with photos attached, Secret

Dec 9, 1960

Source

National Archives, Record Group 326, Records of Atomic Energy Commission, John McCone Records, box 90, Israel

This AEC intelligence report was far less categorical than the JAEIC had been about the purposes of the French-Israeli project, but when the Commission’s analysts considered various interpretations they believed that the “secrecy surrounding the project suggested that the complex was intended for the production of weapons-grade plutonium, whether or not generation of electric power is involved.” One of the interpretations, that the purpose was a research reactor with little capacity to produce plutonium, they deemed “incompatible with the security of the site and the large scale of the entire project, and particularly the large size of the dome-shaped containment building.”

At that point, the AEC’s analysts were not sure what type of French reactor Dimona was modeled after and their report listed four different reactor types and their potential to produce plutonium, including the Marcoule and the EL-3 models. Some months later, however, Dimona plant director Mannes Pratt told the AEC officials examining the reactor in May 1961 that it was “very much influenced by the French EL-3 model.”[10] Whatever French model was relevant, AEC intelligence, unlike the JAEIC, did not specify that a reprocessing plant would be part of the Dimona complex, although the weapons grade plutonium interpretation would require the availability of one.

Document 4

Richard X. Donovan, Special Assistant to the General Manager (Congressional) to Chairman McCone et al., “Briefing of JCAE [Excised],” 13 December 1960, Secret, Excised copy, under appeal

Dec 13, 1960

Source

National Archives, Record Group 326, Records of Atomic Energy Commission, Records of John McCone, Box 90, Israel

The JCAE hearing on 9 December 1960 that AEC General Manager Luedecke mentioned had its contentious moments. The hearing record remains classified, but this heavily excised account provides a little of the flavor. The testimony by the State Department’s Phillip Farley conveyed the gravity of the concerns about Dimona: that the “security of the United States” was involved and that the reactor’s existence had produced “needless suspicion and risk.”

Senator John Pastore (D-RI) “showed agitation” that the U.S. had been “‘snooping around’ [excised] our supposed friends” and said that as soon as it had the earliest evidence it should have “confronted Israel directly.” By contrast, Senator Albert Gore, Sr. (D-TN) “defended the subterfuge.” Both, “for different reasons,” blamed the CIA and the State Department “for tardy action.” Committee members were generally concerned that, if the existence of Dimona leaked out, the U.S. “would be blamed because of its close economic ties” with Israel. In particular, they did not want it to become general knowledge that the U.S. government had known about Dimona “before it was public.”

Despite those concerns, on 18 December 1960, AEC Chair John McCone appeared on “Meet the Press,” where he disclosed that the U.S. had “informal and unofficial” information about the reactor, acknowledged that it came as a “surprise” to the U.S., and said that Washington was seeking more information from Israel. Those statements incensed Ben-Gurion (See Document 5).

Document 5

U.S. Embassy Israel telegram 626 to Department of State, 5 January 1961, Secret, Excised copy, under appeal

Jan 5, 1961

Source

RG 59, CDF 1960-1963, 884a.1901/1-561

On 21 December 1960, Ben-Gurion made a statement to the Knesset acknowledging the reactor and declaring that its purpose was research for peaceful purposes. He did not mention the French connection. For the Eisenhower administration, this was not enough; top State Department officials found Ben-Gurion to be “evasive” in answering questions about plutonium and access to Dimona by U.S. scientists, and for his “failure to confide” with President Eisenhower. Seeking more candor, Under Secretary of State Douglas Dillon sent the Embassy in Tel Aviv, on 31 December 1960, specific questions to pose to the Israeli leadership – either Prime Minister Ben Gurion or Foreign Minister Meir – about the reactor, safeguards, and visits by “qualified scientists from the IAEA or other friendly quarters.”

As part of the follow-up to the Department’s request, on 4 January 1961, Ambassador Reid was summoned to Sde Boker (Ben Gurion’s Negev’s residence) and had a lengthy discussion with the Prime Minister, which he reported in a detailed five-part “eyes only” message. Ben-Gurion was plainly aggravated by the publicity given to the Dimona reactor and the detailed questions about Israel’s purposes, especially the demand for a categorical statement that Israel “has no plans for producing nuclear weapons.” Ben-Gurion said his answer was a “categorical yes,” that Israel had no such plans. He went on to discuss at length what he thought was the “greatness” of the United States, for example, as a “refuge for tens of millions of people of Europe,” for its war against slavery, and its early recognition of the State of Israel. But then he went on to say that “we are equals of America in terms of moral respect.” Soon, “drawing himself up in his chair,” he said, “We didn’t deserve it and we will not accept such treatment.”

That was Ben Gurion’s irate and emotional response to the way that the Eisenhower administration had handled the Dimona issue. What especially rankled him was AEC Director John McCone’s statements on “Meet the Press” on 18 December 1960 that Dimona was a “surprise” to the U.S. and that Washington had asked Israel for more information. Evidently, Ben-Gurion did not think that such matters should be public, especially after his subsequent statement to the Knesset, on 21 December, which was as “trustworthy as any made by the highest [U.S.] officials.” Suggesting that U.S. officials should not raise doubts about Israel’s purposes, he declared that, “We are not a satellite of America… and will never be a satellite.” Later he observed that McCone’s comments had contributed to the “deterioration of the atmosphere in the Middle East” by increasing concern about Dimona, noting that, “If [Egyptian leader] Nasser wins, every Jew will be exterminated in this country.”

When the discussion turned to safeguards about plutonium produced from the reactor and possibilities for inspection, Ben-Gurion said, “I refuse” because he did not want Soviet inspectors as “part of an international body,” referring to the IAEA. Yet, when Reid asked why Dimona could not have inspections when Israel had accepted them for the Soreq research reactor, he could not get straightforward answers from Ben-Gurion, who wanted to avoid acknowledging that he wanted freedom of action for Israel to use Dimona as it saw fit. Ben-Gurion allowed that “access” by a “friendly” power could be possible under some conditions, for example, if McCone made no further statements.

Reid and Ben-Gurion discussed the “spying question.” Ben Gurion was the one who raised the issue and asked whether the U-2 flew over Dimona. Reid responded that he had never been “officially informed” about U-2 flights and that the only photographs of Dimona he knew about were taken from the roadside. While taking “full responsibility” for the activities of the CIA and military attaches, Reid assured Ben-Gurion that “there was no spying going on.”

Noting the Embassy’s efforts to establish a “working relationship” between the two countries, Reid said that Israel had not helped matters by failing to “inform us of the reactor—particularly in light of the economic assistance we had been providing.” Reid believed that point, among others that he made, “registered” with the Prime Minister. After noting the severe impact of cabinet crises and the related Lavon Affair on Ben-Gurion, Reid believed that the conversation had “largely” helped clear the air, although Washington would want more information in response to its questions about the Israeli nuclear project.

II. Inspections during the Mid-1960s and Proliferation Concerns

Document 6

Howard C. Brown, Assistant General Manager for Administration, Atomic Energy Commission, to John T. Conway, Executive Director, Joint Committee for Atomic Energy, enclosing “Report on Visit to Israeli Atomic Energy Installations, January 27-31, 1965,” 13 April 1965, Secret

Apr 13, 1965

Source

RG 128, Records of the Joint Committee on Atomic Energy, Subject Files, Box 16, Foreign Activities- Israel 1957-1976

As detailed in previous postings, U.S. concern about Dimona and the risk it posed to nonproliferation policy persisted during the Kennedy administration. Under nagging pressure for months from President John F. Kennedy, Ben-Gurion finally agreed to the first U.S. visit to the Dimona site in May 1961. Then, after an improvised and unsatisfactory visit in September 1962, President Kennedy resumed his pressure in the spring and summer of 1963 for an arrangement involving regular visits, to which Ben-Gurion (and subsequently his successor Levi Eshkol) reluctantly assented in August 1963. The first of those visits took place on 18 January 1964 under president Lyndon Johnson, and the full report on the visit was published for the first time in a previous posting. While President Johnson shared President Kennedy’s concern about nuclear proliferation, he was certainly not as persistent and demanding with the Israelis as his predecessor had been.

The 1965 Dimona visit was the second of those annual visits. Its arrangement involved as many diplomatic complications as the earlier ones. Prime Minister Eshkol delayed the visit, and the Israelis imposed restrictions on its length. The fundamental findings of the 1965 visit are outlined in a previously released short summary made available to the State Department and the White House. The full 30-page report by the 1965 U.S. team – Ulysses Staebler with the AEC, Clyde McClelland with the Arms Control and Disarmament Agency, and Floyd L, Culler with Oak Ridge Laboratory – is even more interesting, in part because of its detailed coverage of the limited capacities the Israelis presented to the visitors in the areas of reprocessing and plutonium. The construction, apparently completed during this period, of a large underground reprocessing facility at Dimona was the big secret of Dimona that the Israelis had successfully concealed. As noted, State Department and CIA officials recognized that an Israeli bomb was possible only if spent reactor fuel could be chemically processed into plutonium. Trying to identify such a facility was high on the U.S. agenda, but U.S. officials had no idea that the secret 1957 French-Israeli agreement for the Dimona nuclear package had provided for a reprocessing plant that the French constructed and the Israelis completed in a secret underground structure. [11]

Hosted by Professor Igal Talmi, a prominent nuclear physicist at the Weizmann Institute, the January 1965 visit was rushed; it lasted only one day, a little less than 11 hours. The Israelis would not agree to provide more time, let alone an additional day. Nevertheless the team members believed that they had seen enough to draw reliable conclusions. Among the main findings of the report (also included in the summary and in Howard Brown’s cover letter) was that even though they thought there was “no near term possibility of a weapons development program,” the reactor “has excellent development and production capability and potential that warrants “continued surveillance at intervals not to exceed one year.” Among the points consistent with such “potential” was that the amount of uranium onsite was enough to “produce on the order of 10 to 30 Kgs of plutonium after 1 1/2 to 2 1/2 years of irradiation, depending upon the irradiation level desired for the plutonium.” In their assessment, a chemical separation plant to produce the plutonium “could be constructed …. within perhaps two years as an internal modification within an existing building.”

As long as Dimona remained a “secret facility,” the team recommended that future visits try to establish, for example “whether the reactor operating schedule is indicative of ‘weapons grade’ plutonium production” and to find “any evidence of the construction of a chemical separations plant.” Another sign of weapons potential became evident from the visit to the small plutonium hot cells laboratory, which included three rooms “equipped for work with dangerous alpha-active substances such as plutonium.” The lab was then working with 56 grams of the 150 grams of plutonium received from the French for research purposes. According to the report, the “plutonium facilities are very complete and are suitable for an extensive research or small production program.” While the glove box equipment needed for safe operations is “relatively small scale …. it would be possible ….to equip the [glove] boxes with equipment suitable for the fabrication of the plutonium components required for a nuclear weapon.”

In connection with the plutonium issue, the team visited the “ventilation, filtration, decontamination building” where a pilot plutonium separation plant “was to have been constructed.” But Director Mannes Pratt said that he doubted that “it will ever be constructed,” and the team found no evidence “that the radiochemical processing pilot plant does exist … or is planned.” Thus, the Israelis maintained the narrative that despite their initial plans reprocessing capability did not exist.

An important issue was how Israel would handle the first reactor core that had been irradiated and removed. According to Pratt, the core would be returned to France for chemical processing, but that issue had not yet received “detailed consideration.” He did not make clear exactly what would happen with the core and responded to a “direct question about the disposal of the plutonium recovered from the Israeli fuel” only by stating that it “was a question of policy.” According to Pratt, the French could continue to supply small quantities of plutonium for research purposes under the same conditions that they had supplied the 150 grams, but those conditions were not explained. When a team member “mentioned that a four-year cooling period would reduce transportation costs, Mr. Pratt acknowledged that [Dimona lacked] facilities for such long cooling times” and he “worried about the consequences of an air attack” if irradiated material was onsite.

The uranium metal production facility that produced material used in the fuel elements was part of the visit, but the U.S. team was informed that the plant had been shut down because of a shortage of uranium supplies. At that point, one of the team members asked about Israeli procurement of uranium concentrate from foreign sources. While the team did not mention uranium from Argentina, it is what they had in mind when the issue was raised. The Israelis, however, refused to discuss “foreign sources” declaring that it was “outside the scope of this visit.”

Before the U.S. team arrived at Dimona, it lodged at the Desert Inn Hotel in Beer Sheba. There, as it turned out, Harvard Professor Henry Kissinger, previously an adviser to the Kennedy White House, was also staying (apparently meeting Israelis connected to the nuclear project). That caused some consternation until it was determined that none of the team members were acquainted with him. A few days later, Kissinger met with U.S. diplomats in Tel Aviv and during that meeting said that the Israelis had “embarked on a nuclear weapons construction program.”

Document 7

Howard C. Brown, Assistant General Manager for Administration, Atomic Energy Commission, to John T. Conway, Executive Director, Joint Committee for Atomic Energy, enclosing “Preliminary Report of the Visits to Atomic Energy Sites in Israel, March 31 to April 4, 1966,” 21 April 1966, Secret

Apr 21, 1966

Source

RG 128, Records of the Joint Committee on Atomic Energy, Subject Files, Box 16, Foreign Activities- Israel 1957-1976

When Howard Brown sent the report of the April 1966 visit to Dimona, his cover letter considered two possibilities about the reactor’s actual operations. One was the “bare possibility that the reactor may have operated to produce about 3 kilograms of plutonium since the time of the last visit in January 1965.” But the other possibility, indeed what the team saw as the overall “most probable conclusion” was “that the reactor was operating as a research reactor,” since there was “no evidence of any nuclear weapons research and development work being conducted at the Dimona site.”

The 17-page report did not name the team’s three members, but from other documents we know it consisted of W. Kelly Woods, a General Electric employee at the AEC Hanford works in Richland, WA; Donald E. Erb, with the Division of Reactor Development and Technology at the AEC’s Headquarters, and Floyd L. Culler, the Oak Ridge scientist who participated in the 1965 visit to Dimona.[12]

Professor Amos De-Shalit, a prominent nuclear physicist at the Weizmann Institute for Science where he was also the Scientific Director, served as the visit’s host on behalf of the Prime Minister. Before Dimona was constructed, De-Shalit had been a critic of Israel’s pursuit of nuclear weapons. During the course of the visit, De-Shalit told a team member – believed to be Floyd Culler – that the Israeli government had “long recognized that it cannot develop weapons to the displeasure of either US Jews who contribute heavily to Israel’s support or, more particularly, the US Government.”[13] From the report. it is impossible to assess whether De-Shalit made this remark as a personal opinion or as a factual claim. That concern, along with Nasser’s threating statements about Dimona at that time, may have contributed to Prime Minister Eshkol’s cautiousness on Dimona during this period.[14]

It was not for want of looking that the 1966 U.S. team found no evidence that “Israel is or intends to produce nuclear weapons in the facilities which we have seen” (emphasis in the original). To support that conclusion it cited several considerations, including the apparent absence of a reprocessing facility at the Dimona site, the lack of a “capability in installed equipment for producing PU [plutonium] metal in any appreciable quantity,” the fact that the irradiation objectives at Dimona “will not produce PU that is particularly useful for nuclear weapons,” and that the “reactor has not been pushed to … full power operation at its design power of 26 MWT with any urgency.” Moreover, the past presence of French technicians, although in lessening numbers “mitigates against diversion or deviation from the patterns which we have observed.” There also was no evidence that diversion of the uranium inventory at Dimona had occurred. Some of those considerations were not as conclusive as the team may have assumed; for example, because the French were in on the secret of the underground reprocessing plant, the U.S. team was too sanguine in assuming that their presence acted as a check on Israeli weapons goals.[15]

The 1966 report prudently acknowledged the “possibility that the team may have been deliberately deceived,” but added that the team “believed that this is unlikely.” Now we know that Israel concealed the existence of its underground super-secret reprocessing plant and that plutonium production trials started in 1966. In retrospect, it is well understood that the U.S. visits at Dimona necessitated a systematic effort to deceive U.S. inspectors by concealing major operations, most prominently the reprocessing plant and the reactor’s actual power level.[16] One also wonders whether the official host on behalf of Prime Minister Eshkol, Professor Amos De Shalit, was fully aware of Dimona’s big secret, the underground reprocessing plant. We do not know.

In considering a theoretical possibility of deception, the report made several points. One was that the team could not affirmatively rule out whether there was a reprocessing plant in site or even another reactor elsewhere in Israel.[17] Thus, U.S. intelligence needed to “maintain a constant surveillance of the country to determine whether such a plant or plants exists or are being built.” Also relevant was the need to determine “as conclusively as possible” the disposition or shipment of the irradiated fuel discharged from the reactor” to ensure that it was not used for plutonium production.

Another concern about the possibility of deception was that nothing could be learned about the 80 or more tons of uranium from Argentina and how Israel was using it.[18] When asked about the uranium, Dimona’s new director, Joseph Tulipman said he “knows nothing and acted as though it was the first time he had heard of it when asked.” In its report, the U.S team correctly pointed to the risk that it “could be a supply of uranium that has been or could in the future be run through the reactor between our visits and not be detected so long as the indicated reactor utilization is low.” Israel would be doing something very much like that in its efforts to acquire weapons-grade plutonium during this period.

Besides the central question of whether the Israelis were using Dimona for weapons production purposes, the report covered a visit to the Soreq research reactor, the possibility of inspection by the IAEA or other international organizations, and the intense concern for secrecy about Dimona. A major worry was that the reactor’s vulnerability made the Israelis “very concerned about a possible leak to the media which again might draw Nasser’s attention to the reactor.” According to De-Shalit, “Israelis fear there may be an unannounced large strike at Dimona.” Those concerns made them so apprehensive about the security of the irradiated fuel from bombing that they wanted to ship the fuel elements to France as soon as the French were ready for them to do so. The team asked De-Shalit if the U.S. could observe the loading of the fuel, and he agreed to look into it.

De-Shalit believed that “open inspection” of Dimona would be to Israel’s advantage, but it could not be by the IAEA because any information its inspectors obtained would become available to Arab countries. Suggesting that the visits to Dimona by U.S experts were too “unstable” with their “potential for embarrassing both parties,” De-Shalit proposed inspections by EURATOM or NATO as an alternative. Once again, one cannot but wonder whether De-Shalit was fully aware of Dimona’s big secrets.

Document 8

INR – Thomas Hughes to NEA- Rodger P. Davies, “Nuclear Developments-Israel,” 9 March 1967, Draft, Secret, Excised Copy, Under Appeal

Mar 9, 1967

Source

RG 59, Bureau of Near Eastern and South Asian Affairs. Office of the Country Director for Israel and Arab-Israeli Affairs. Records Relating to Israel, 1964-1966, box 8, Israel Nuclear Dimona 1967 (also in DNSA)

Just less than a year after the 1966 inspection, the State Department was considering the possibility that Israel had begun to reprocess spent fuel from the Dimona reactor. In early February 1967, U.S. Ambassador to Israel Walworth Barbour sent an airgram, not yet declassified, discussing allegations made by two local sources suggesting, according to Secretary of State Dean Rusk, that “Israel could be much closer to nuclear weapons capability than we had supposed.” Around the same time, Director of the Office of Near Eastern Affairs Rodger P. Davies wrote that, “Some recent intelligence reports suggest that Israel may be constructing a chemical separation facility and proceeding so far in the production of bomb components that assembly of a nuclear weapon could be completed in 6-8 weeks.”[19]

Secretary of State Dean Rusk wanted intelligence offices to assess these startling claims, and one result was a memorandum that Thomas Hughes, director of the Bureau of Intelligence and Research (INR), sent to Davies. The CIA excised large portions of the document, but enough information was left to see the major points. Drawing on statements made by several secret sources, at least one of which may have been a member of the Committee for Nuclear Disarmament (better known as the Committee for Denuclearization of the Middle East)[20], Hughes stated that the conclusions from the 1966 inspection visit about the lack of a reprocessing plant were not necessarily valid because the Israelis “have had enough time to install separation facilities.”[21] INR’s analysts did not consider the possibility that Israel had a secret reprocessing plant at Dimona that had been operating for several years; they characterized the facility as a “relatively small plant” that was probably installed after the last visit and that could “handle perhaps 100 KG per day of spent fuel, sufficient to process material for one or two nuclear bombs a year.”

Hughes discussed how that could happen. If the reactor “were run at full power and the fuel elements were changed frequently, maximum output of weapons grade plutonium would result.” In that scenario, the “missing 80 tons of uranium concentrate reported purchased from Argentina” is very significant because it would give the Israelis the ability to use the reactor that way with a “reasonable chance of not having this detected.” Also relevant to plutonium production was that the “reactor can and has been operated at various power levels, short of full capacity, and that weapons grade plutonium can be extracted at these levels over a period of time.” Hughes’ interpretation strongly suggested that Israel had been conducting a deception operation at Dimona, but he did not draw that conclusion.

Hughes doubted the source’s claim that Israel could produce a weapon in six to eight weeks, but he allowed the possibility that the French “might be willing to test an Israeli device or that Israel on its own might assemble and stockpile a small number of untested devices.” For Hughes, the next U.S. inspection of Dimona was critically important to help resolve the question of reprocessing capability. Moreover, Hughes recommended “cultivating” the Israeli sources to obtain more details.

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Document 9

Preliminary Report of the Visit to Atomic Energy Sites in Israel April 20 to April 24, 1967, Summary and Conclusions (Only), n.d., Secret, annotated copy

Apr 1, 1967

Source

Lyndon B. Johnson Presidential Library, National Security File, Files of Harold Saunders, box 20, Israel – Nuclear – Dimona – Desalting, 1/1/67 – 2/29/68

The full report for the 1967 visit by U.S. inspectors is not available, but this 11-page declassified “preliminary” summary and the conclusions indicated that U.S. inspectors were categorically told that Dimona lacked a reprocessing facility and that Israel had no intention to build one at the Dimona site. While the inspecting team accepted the Israeli denial of a reprocessing plant and their overall presentation of Dimona as a “research center,” the U.S. team noted that as long of tons of irradiated fuel “remains in Israel, the risk of diversion is present.”

Questions and comments handwritten on the back of the report, possibly by National Security Council staffer Harold Saunders, indicated serious concerns about Dimona. For example, could Dimona «be completely divorced from military program?» «What are chances of cheating»? «What questions about Israel’s overall nuclear capability are left unanswered?» «Do your findings mean there can be no other plutonium in Israel?» «If fuel not shipped to France in a year, should worry.»

Those were the right problems to worry about, but the comment in the report about “risk of diversion” was beside the point because only six weeks later, on the eve of the June 1967 Six Day War, Israel assembled two or three nuclear implosion devices for the first time using plutonium cores produced secretly at Dimona.[22] This unprecedented “operational alert” was designed for the “most extreme scenario,” where Israel’s existence might be in extreme danger; under that circumstance, a nuclear device could be exploded in the eastern Sinai to demonstrate a capability.[23] That move was utterly secret and, as far as can be known, undetected by other powers, although U.S. intelligence agencies were becoming aware of Israel’s developing nuclear capabilities. But the reason for the nuclear contingency plan deployment, as a deterrent for the worst-case situation, was Israel’s basic justification for possessing the weapons.[24]

III. Continuing Secrecy With Press Stories About Israeli Nuclear Weapons Capabilities

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Document 10

Inter-Office Memorandum for the Record by Deputy Director, JCAE, George F. Murphy, “Israel Nuclear Weapon Capability,” 21 January 1969, Secret, excised copy under appeal

Jan 21, 1969

Source

RG 128, Records of the Joint Committee on Atomic Energy, Subject Files, Box 16, Foreign Activities- Israel 1957-1976

When a JCAE official wrote this memorandum, Richard Nixon was becoming U.S. president. Downplaying proliferation concerns generally, in less than a year Nixon took a new approach to important regional ally Israel by accepting Prime Minister Golda Meir’s assurances that Israel would keep its nuclear status ambiguous and unacknowledged while the U.S. would end pressures for inspection at Dimona and NPT commitments.[25]

What motivated the writing of this heavily excised memorandum were recent news stories that Israel “already had … or would shortly have a number of nuclear weapons.”[26] On 8 January 1969, NBC news reported that, two years earlier, Israel had begun a “crash program” to produce the weapons. Both U.S. and Israeli sources denied or “discounted” the reports. In point of fact, they were correct in spirit because, as already noted, Israel had assembled several devices on the brink of the Six Day War.[27]

To check out the story, JCAE staffer Murphy asked the CIA whether there had been an Israeli “breakthrough” in the nuclear weapons field. The CIA withheld the rest of the memorandum, except for the AEC’s biographic sketch of Raymond Fox, a U.S. nuclear physicist residing in Israel. Fox, who would make a career in Israel as an expert on plasma astrophysics, had formerly been on the staff of Lawrence Radiation Laboratory, where he may have had some access to weapons information. He had taken a fellowship at the Weizman Institute and decided to stay in Israel. By inference, the CIA’s information may have concerned Fox’s possible contributions to the weapons program or his knowledge of it.[28]

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Document 11

James G. Poor, Director, Division of International Security Affairs, Atomic Energy Commission, to Chair Dixie Lee Ray and Commissioners Kriegsman and Anders, “Prospects for Further Proliferation of Nuclear Weapons,” 2 October 1974, classification markings illegible, excised copy

Oct 2, 1974

Source

Digital National Security Archive

After India’s “peaceful nuclear explosion” in May 1974, concern about its impact and implications put nuclear proliferation on the front burner in U.S. government policymaking. In late August 1974, the intelligence establishment published a top secret Special National Intelligence Estimate (SNIE), “Prospects for Further Proliferation of Nuclear Weapons.” The document was closely held, but its conclusions, such as the ones about Israel, were distributed to senior officials at the Atomic Energy Commission and probably other agencies. Some years ago, the SNIE was substantially declassified including the section on Israel.

This is the excised version of the SNIE’s concussions that went public in early 1978 in response to a FOIA request by the Natural Resources Defense Council. Well covered in the news media was the CIA’s evaluation that Israel had produced nuclear weapons, a judgment based on “Israeli acquisition of large quantities of uranium, partly by clandestine means; the ambiguous nature of Israeli efforts in the field of uranium enrichment, [and] Israel’s large investment in a costly missile system designed to accommodate nuclear weapons.” [29]

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Document 12

“Dimona Reactor Site,” Document Received by JCAE 27 October 1976, Secret, Excised copy, under appeal

Oct 27, 1976

Source

RG 128, Records of the Joint Committee on Atomic Energy, Subject Files, Box 16, Foreign Activities- Israel 1957-1976

The comprehensive withholding by the CIA of the entire text of this recent release is another example of the deep secrecy surrounding information about Dimona.

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Document 13

U.S. Embassy to Israel telegram number 841 to State Department, “Secretary’s Visit: Israel’s Nuclear Activities,” 3 February 1977, Secret

Feb 3, 1977

Source

RG 59, MDR release from Access to Archival Databases 1978

In a telegram sent in early February 1977, most likely for use as a briefing paper for a forthcoming trip to Israel by Secretary of State Cyrus Vance, the U.S. Embassy provided an overview of the U.S.-Israeli nuclear relationship, including a pending bilateral nuclear power agreement with the United States involving the construction by Westinghouse of two large power plants.

The Embassy pointed to the secrecy surrounding Dimona. While the Israelis had permitted U.S. “informal inspections” during the 1960s, no U.S. officials had been allowed to visit since 1969. In the fall of 1976, they forbade a request for a visit by Senators Abraham Ribicoff (D-Ct) and Howard Baker (R-TN).

Assuming that Israel had plenty of capability to produce nuclear weapons, the Embassy left open the question of whether it had actually done so: Theoretically, Israel “has the capacity to have generated the material for a dozen or so 20-kiloton nuclear weapons” since the Dimona reactor went critical in 1963. It also had the “scientific and technological capability to have developed these weapons.” Yet, Israel had denied that it had nuclear weapons and the government’s “basic line” was that “Israel is a non-nuclear country” and “will not be the first to introduce nuclear weapons into the area.”

On the NPT, the Embassy quoted a statement made by Foreign Minister Yigal Allon to a Congressional delegation that he favored signing it, but that the world in which Israel lived was one “where its neighbors sign but claim those signatures do not apply to their relations with Israel, and Israel, therefore, has not [sic] faith in the NPT.” It is worth noting that was not true at least with respect to Egypt. When Egypt signed the NPT, it made no spoken or written statement or reservation.[30]

IV. A FOIA Release and Press Stories Raise Diplomatic Problems

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Document 14

U.S. Embassy in Israel Telegram 1323 to State Department, “News Stories Concerning Israeli Possession of Nuclear Weapons,” 28 January 1978, Confidential

Jan 28, 1978

Source

RG 59, Access to Archival Databases (AAD), 1978 telegrams

The judgement in the 1974 SNIE that Israel had the bomb became public through the CIA’s FOIA release to the NRDC. When reporters made inquiries, a CIA official stated that the release had been a “mistake” because some of the information should have remained classified. According to one account, a CIA officer had said that the error could cause an “international incident.”[31]

Noting the stories, the U.S. Embassy in Israel asked Ambassador Samuel Lewis, then in Washington, for guidance and instructions in the event that the Israeli Foreign Ministry brought up the matter officially. It is possible that the Israelis expressed discontent about the revelations, but no record of that has surfaced.

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Document 15

State Department telegram 023802 to U.S. Embassy in Israel, “News Stories Concerning Israeli possession of Nuclear Weapons,” 28 January 1978

Jan 28, 1978

Source

RG 59, AAD, 1978 telegrams

The State Department responded quickly by informing the Embassy that questions on the press stories should go to Washington. It provided guidance based on the “strong” statements by the Government of Israel that it “will not be the first to introduce nuclear weapons into the Middle East” and declarations by Prime Minister Yitzak Rabin in 1974 and 1975 that “we have no nuclear weapons” and that “Israel is a non-nuclear country.” According to the Department. those were “authoritative statements” and “we have nothing to add.”

By validating those statements, the State Department was sustaining the position taken by President Nixon in September 1969 when he reached a secret understanding with Prime Minister Golda Meir that, in return for continued Israeli ambiguity on the status of its weapons activities, the U.S. would avoid pressure on its nuclear program. Although the Jimmy Carter administration had put nuclear nonproliferation at the heart of its foreign policy, for broader policy reasons it spared Israel from significant pressure in that respect.

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Document 16

Memorandum of Conversation, “Horn, Arms Control, Middle East, Misc,” 21 February 1978, Soviet Non-Paper on Israeli Nuclear Issue attached, Secret

Feb 21, 1978

Source

RG 59, Records of Marshall Shulman, box 6, Secretary- Correspondence, also published in Foreign Relations of the United States (FRUS), except for Soviet non-paper.

On 21 February 1978, a few weeks after the news stories on the CIA’s release of the SNIE conclusions, Soviet Ambassador Anatoly Dobrynin met with Secretary of State Cyrus Vance for a discussion of current matters including SALT, the Horn of Africa, and the Middle East. Dobrynin handed Vance a “non-paper” raising questions about the press reports about Israeli nuclear weapons. According to the non-paper, the Soviets wanted the U.S. to clarify the matter: “to what extent are true [sic] the reports …. that U.S. government agencies … came to the conclusion that Israel is in possession of nuclear weapons.” Vance observed that the Israelis had denied they had the bomb and that the CIA was divided on the matter. He would study the Soviet memorandum.

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Document 17

Memorandum of Conversation, “SALT; South African Nuclear Test; Midde East; Yugoslavia; China; Environmental Modification (Part 2 of 2),” 11 March 1978, Secret

Mar 11, 1978

Source

RG 59, Records of Marshall Shulman, box 6, Secretary- Correspondence 1978, also published in FRUS

At an earlier meeting, on 6 March 1978, Dobrynin raised another nuclear proliferation issue, South Africa. During the meeting on 11 March, Dobrynin asked Vance for a reply to the questions about South African and Israeli nuclear capabilities. The Secretary said that a response on South Africa would be ready on 16 March and that the Department was working on a reply about Israel.

Surprisingly, Vance went somewhat beyond the usual position of accepting Israeli denials by acknowledging that “our intelligence community agreed that Israel had the capability to make nuclear weapons, [but] it was split on the question of whether it had already done so.” Whether there actually was a split or not, Dobrynin was skeptical: he said he had “‘a higher opinion of the US intelligence people’ than the answer implied.”

ebb 877 doc 18

Document 18

Memorandum of Conversation, “Middle East, Horn of Africa, SALT, Other Multilateral Matters,” 16 March 1978, Secret

Mar 16, 1978

Source

RG 59, Cyrus Vance Chronological Files, box 9, unlabeled file, also published in FRUS

At this meeting, Vance provided answers to Dobrynin about Israel and South Africa. On the South Africa nuclear issues, Ambassador Gerard C. Smith ducked discussion. They gave Dobrynin a written reply and observed that “we had no information about the additional sites mentioned by the Soviets and we would be glad to have any further information the Soviet Union wished to make available.” Smith mentioned a Pravda article claiming that NATO was providing South Africa with nuclear aid, a claim that Smith said was “completely wrong.”

On Israel, Vance provided an oral note or “non-paper” (see document 19), in part saying that “we accepted Israeli assurances they had not produced nuclear weapons.” A skeptical Dobrynin “persistently questioned whether we really believe what the Israelis said.” Vance replied, “there was no evidence that Israeli assurances were untrue.” Thus, in this example of government-to-government dialogue about Israel’s nuclear status, the Department formally upheld Israel’s posture of nuclear ambiguity. In any event, whether he believed Israel’s assurances, Vance was not going to share intelligence on its weapons program with a Cold War adversary; he may well have been concerned that the Soviets would share the information with their Arab associates, which would not help the Carter administration’s efforts to maintain equilibrium between Israel and Egypt, much less reach a peace settlement.

ebb 877 doc 19

Document 19

State Department Telegram 068706 to U.S. Embassy Moscow, “Non-paper to Dobrynin on Israeli Nuclear Capability,” 17 March 1978, Secret

Mar 17, 1978

Source

RG 59, Access to Archival Databases (AAD), 1978 telegrams, MDR release

In the non-paper for Dobrynin, the U.S. position was that it shared Soviet concerns about nuclear proliferation in “volatile areas of the world.” It had seen the press reports about Israeli nuclear weapons and had raised the matter with the Government of Israel, “which has denied that it possesses such weapons.”

The Israeli Government had also made assurances that “it will not be the first to introduce nuclear weapons in the Middle East.” The U.S. “accept[s] these assurances.” Thus, the Department formally declared its support for Israel’s position of nuclear ambiguity.

The last paragraph made it clear why the U.S. would not be pressing Israel on the NPT. The U.S. did not expect Israel to accede to the Treaty until there was “significant progress toward a comprehensive peace settlement in the Middle East.”

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Document 20

PM- [Assistant Secretary of State for Politico-Military Affairs] Leslie H. Gelb to Distribution List, “The ‘Dirty Dozen’: Broadening Our Approach to Non-Proliferation,” 17 March 1978, Secret

Mar 17, 1978

Source

RG 59- Subject Files of Ambassador at Large and Representative of the United States to the International Atomic Energy Agency, Gerard C. Smith, Box 5, Nonproliferation Strategies

The day after the Dobrynin-Vance meeting, Israel’s nuclear weapons program was one of the topics of a lengthy report prepared by the State Department’s Bureau of Politico-Military Affairs. Noting that U.S policy since the May 1974 Indian nuclear test had focused on checking the spread of nuclear-relevant technologies, Gelb saw that approach as having “impressive if not total success” and distinct “shortcomings,” especially the narrow focus on “nuclear transfers” and the avoidance of “linkage with other aspects of bilateral relations.” Also problematic was the emphasis on “capabilities rather than motivations.” To broaden the approach, Gelb presented his readers with a study that explored the “capabilities and motivations” of eleven “sensitive countries,” including Argentina, Brazil, India, and Pakistan, among others.

Gelb put the eleven countries in two broad groups. In one were those that had no “apparent interest” in acquiring nuclear weapons but that would have the means to produce them. The others were those that lacked a capability but were “strongly motivated” to achieve one. The coverage of Israel on pages 26-28 portrayed it as straddling the two categories in that it had an “interest” in a nuclear capability and had probably acquired one, despite its “steadfast and careful ambiguity” about its status. While Washington “lacked the basis” for determining whether Israel had nuclear weapons, it had the means to produce them: “we believe Israel has reprocessed some spent [Dimona] fuel…. to obtain plutonium.” Thus, if a “significant reprocessing capability exists, the Israelis could produce weapons on demand.” If U.S. intelligence reporting and analysis was more specific than this, the drafters of this report either did not have access to it or the report’s “secret” classification prevented use of sensitive intelligence.

While the writers were not sure whether Israel saw an “actual demonstration of nuclear weapons to be in its self interest,” they saw plenty of motivation to have a weapons capability and to use it in a crisis: Israel’s “insecurity is profound because of its precarious location, the number, size, and commonality of its opponents and the intractability of the regional conflict.” With its capabilities, “we judge it likely that it could and would resort to nuclear weapons if its existence as a state were threatened.”

Israel’s dependence on the U.S. for conventional weapons support was an important aspect of the security relationship and may have been “responsible for whatever restraint Israel had exercised regarding nuclear weapons.” Yet, it did not give Washington significant leverage for nonproliferation purposes because of the “unequivocal” support for Israel by U.S. “domestic interests” and by the “clandestine character of the Israeli nuclear program which makes official deniability possible and shield[s] the program from attempts to verify military use.”

The State Department working-level drafters of this report were most likely unaware of the Meir-Nixon agreement because of its extreme sensitivity. Yet, they understood that the problem of Israel was a special case, to a degree untouchable by demarches, diplomatic pressure, and export controls, in part because of domestic political considerations as well as larger diplomatic concerns. The final sentence of the section on Israel made even more explicit the point raised in Document 19: “The high US priority in finding a peace settlement in the area is overriding and inhibits effective pursuit of non-proliferation objectives in Israel.”

This report’s recipients included a long list of senior officials from Ambassador Gerard C. Smith and Assistant Secretary of State for Intelligence and Research Harold Saunders to Assistant Secretary for Oceans and International Environmental and Scientific Affairs Patsy Mink and Policy Planning Staff director Anthony Lake. Whether the recipients returned the report with comments and suggestions or whether it was subsequently revised remains to be learned.

NOTES

[1].  For what was previously known about the Reid-Ben-Gurion meeting, see Cohen, Israel and the Bomb (New York: Columbia University Press, 1998),94, and the corresponding endnotes on page 374.

[2]. Avner Cohen, “The Nuclear Dimensions of the 1967 Middle East War: An Israeli Perspective,” Nonproliferation Review 25 (2018): 361. See also Cohen, Israel and the Bomb, 273-76.

[3]. Avner Cohen, The Worst Kept Secret: Israel’s Bargain with the Bomb (New York: Columbia University Press, 2010), 25-26. See also Adam Entous, “How Trump and Three Other U.S. Presidents Protected Israel’s Worst-Kept Secret: Its Nuclear Arsenal, New Yorker, June 18, 2018, and James Cameron and Or Rabinowitz, “Eight Lost Years? Nixon, Ford, Kissinger and the Non-Proliferation Regime, 1969–1977,” The Journal of Strategic Studies 40 (2017), 844-845.

[4]. For the history of that formulation, see Cohen, Israel and the Bomb. 231-35

[5]. Aluf Benn, “Israel Asks Bush to Explain its ‘Special Relationship’ with U.S. to Obama,” Ha’aretz, 26 November 2008; Entous, “How Trump and Three Other U.S. Presidents Protected Israel’s Worst-Kept Secret: Its Nuclear Arsenal, New Yorker, 18 June, 2018

[6]. Jimmy Carter’s diary entry briefly describes the conversation when he and Rosalynn Carter hosted Kissinger for lunch but does not mention the private meeting before they dined. Jimmy Carter, White House Diary (New York: Farrar Strauss & Giroux, 2010), 165-166. The meeting received no publicity and there are no White House photos of it.

[7]. David Burnham, “CIA Said in 1974 Israel Had Bombs,” New York Times, 26 January 1978; Deborah Shapely, “CIA Report Says Israel Secretly Obtained A-Matter,” Washington Post, 28 January 1978.

[8]. William Burr, Richard Lawless, and Henry Sokolski, “Why the U.S. should start telling the whole truth about Israeli nukes,” Washington Post, 19 February 2024.

[9]. In Israel and the Bomb (New York: Columbia University Press, 1998), at page 85, Avner Cohen showed how the bit of information about the joint French-Israeli project was used to develop a fuller explanation of the project in the Negev Desert.

[10]. For further discussion see Alexander Glaser and Julien de Troullioud de Lanversin, “Plutonium and Tritium Production in Israel’s Dimona Reactor, 1964–2020,” Science & Global Security 29 (2021): 90-107.

[11]. Cohen, Israel and the Bomb, 49-55, 57-60, 73, and 75.

[12]. See NE- Alfred L. Atherton to Mr. Davies, “Briefing of Dimona Inspection Team March 30, 2:30 p.m.,” 29 March 1966, copy on Digital National Security Archive.

[13]. For Culler’s recollection of discussions with De-Shalit during one of the Dimona visits, see Cohen, The Worst-Kept Secret at pages 71-72. See also Cohen, Israel and the Bomb, 329-32.

[14]. Cohen, Israel and the Bomb, 240; Cohen, The Worst Kept Secret, 70-71, 86.

[15]. On the point about weapons-grade plutonium, see articles by Gregg Jones at Proliferation Matters, J. Carson Mark, “Explosive Properties of Reactor-Grade Plutonium,” Science and Global Security 4 (1993): 111-128, and U.S. Department of Energy, Office of Arms Control and Nonproliferation, Nonproliferation and Arms Control Assessment of Weapons-Usable Fissile Material Storage and Excess Plutonium Disposition Alternatives, January 1997, 38-39.

[16]. The first to reveal Dimona’s biggest secret, i.e., the existence of the underground reprocessing plant in site, was French journalist Pierre P´ean, in his Les Deux Bombes [Paris: Fayard, 1982]. In October 1986, Israeli nuclear technician who turned whistleblower, Mordechai Vanunu, told the London Sunday Times about his work at Machon 2, Dimona’s secret underground reprocessing facility. Then, five years later, American journalist Seymour Hersh described in The Samson Option: Israel’s Nuclear Option and American Foreign Policy (New York: Random House, 1991) how Israel conducted complex deception operations during the visits of U.S. officials to Dimona in the 1960s. The plant’s managers concealed the existence of the reprocessing facility and misrepresented the magnitude and operations of the reactor, all to disguise the real purpose of the Dimona complex. Hersh. The Samson Option, 111-15.

[17]. When he spoke with inspector Floyd Culler, Hersh writes, that “he seemed surprised but not shocked upon being informed that his team had been duped by false control rooms.” Hersh, The Samson Option, 112.

[18]. On the Israeli Argentinian uranium deal see our previous posting, William Burr and Avner Cohen, “Israel’s Quest for Yellowcake: The Secret Argentine-Israeli Connection, 1963-1966,” National Security Archive Electronic Briefing Book No. 432, Posted – June 25, 2013. See also, William Burr and Avner Cohen, “Israel’s Secret Uranium Buy: How Argentina fueled Ben-Gurion’s nuclear program,” Foreign Policy, July 2, 2013.

[19]. Rusk and Davies quotations from Document 391 and accompanying footnotes, U.S. Department of State, Harriet Dashiell Schwar, editor, Foreign Relations of the United States, 1964–1968, Volume XVIII, Arab-Israeli Dispute, 1964–1967 (Washington, D.C.: Government Printing Office, 2000).

[20]. It is possible that the source was Yehuda Ben Moshe, the secretary of the Committee for Denuclearization of the Middle East. His colleagues rebuked him for these unauthorized meetings with U.S. officials, forcing him to resign. He referred to this incident in an article he authored in 1986, “Twenty Five Years Before Vanunu,” Koteret Rashit, November 26, 1986. See also, Adma Raz, The Battle over the Bomb, (Tel Aviv: Carmel, 2015, in Hebrew).

[21]. After the Six Day War, the Committee for Denuclearization disappeared, but even before it was fading away partly due to intimidation by security forces. For the Committee, see Raphael BenLevi, “The Evolution and Future of Israeli Nuclear Ambiguity,” The Nonproliferation Review 29 (2022): 247-248, Cohen, Israel and the Bomb, 143-145, and Cohen, The Worst Kept Secret, 122-129.

[22]. Avner Cohen, “Nuclear Dimensions of the 1967 Middle East War.,”. See also, Avner Cohen, “Israel’s Secret Plan to Nuke the Egyptian Desert: Fifty years ago, Israel built a nuclear device—and then had to decide what to do with it.” Politico Magazine, 5 June 2017; William J. Broad and David E. Sanger, “‘Last Secret’ of 1967 War: Israel’s Doomsday Plan for Nuclear Display,” New York Times, 3 June 2017.

[23]. Cohen, “The Nuclear Dimensions of the 1967 Middle East War,” 370.

[24]. Cohen, The Worst Kept Secret, 26. For testimony of the Israeli senior IDF officer who conceived the military contingency plan for such a nuclear demonstration, see “Interview with Yitzhak ‘Ya’tza’ Ya’akov by Avner Cohen,” 1999, History and Public Policy Program Digital Archive, from the personal collection of Avner Cohen; See also, Avner Cohen, “Excerpts from a 1999 conversation with IDF Brig. Gen. (ret.) Yitzhak (Ya’tza) Ya’akov,” in The NonProliferation Review, Volume 25, 2018 – Issue 5-6: Special Section on the Nuclear Dimensions of the 1967 Arab–Israeli War, pp. 405-418, published online: 29 Apr 2019.

[25]. Cohen, The Worst-Kept Secret, 23-33. Also, Cameron and Rabinowitz, “Eight Lost Years,” 844-845.

[26]. “Israel Denies Atom-Bomb Report; Lebanese Start to Form Cabinet,” Washington Post, 10 January 1969.

[27]. “TV Report Of an Israeli A-Bomb Draws A Denial in Washington,” New York Times, 9 January 1969.

[28]. According to the AEC biographical sketch, after Fox moved to Israel he took the Hebrew name Ben Ari but that may have been an error (or he later abandoned the name) because a 2021 memorial service notice identified him as Reuven Opher.

[29]. David Burnham, “CIA Said in 1974 Israel Had Bombs,” New York Times, 26 January 1978; Deborah Shapely, “CIA Report Says Israel Secretly Obtained A-Matter,” Washington Post, 28 January 1978.

[30]. U.S. Embassy telegram 0040 to State Department, “Clarification of Remarks by Israeli Officials to Codel Ribicoff/Baker,” 4 January 1977.

[31]. For the quotations, see Shapely, “CIA Report Says Israel Secretly Obtained A-Matter,” Washington Post, 28 January 1978.


[1] EL ARCHIVO DE SEGURIDAD NACIONAL es un instituto de investigación y biblioteca no gubernamental independiente ubicado en la Universidad George Washington en Washington, D.C. El Archivo recopila y publica documentos desclasificados adquiridos a través de la Ley de Libertad de Información (FOIA). El Archivo, una organización benéfica pública exenta de impuestos, no recibe fondos del gobierno de los EE. UU.; su presupuesto se sustenta con regalías de publicación y donaciones de fundaciones e individuos.

Rescatado del olvido. Entrevista de 2010

Conversación de Ismael Alonso con Jorge Majfud (2010)

“Una sociedad no se define como desarrollada por la riqueza que tiene sino por la pobreza que no tiene… China será la principal economía de este siglo, pero el optimismo es engañoso también… Significa mucho para los miedos occidentales, para el fin de la ‘pax americana’, que muchas veces de pax ha tenido poco o nada. Significa el probable reemplazo de una democracia imperial, el estilo de la Atenas de Pericles, por un imperio espartano, como lo sería China si tuviese la hegemonía total. Yo creo que más que equilibrio estamos enfrentando una nueva escalada de tensiones edulcoradas con palabras, como las más recientes de Ben Bernanke en nuestra universidad, de que el desarrollo de los emergentes es bueno para los países desarrollados y viceversa. Suena amistoso, es verdad hasta cierto punto según los mercados, pero a la larga no es creíble… Estratégicamente veo una alianza de Estados Unidos con Europa, dos aéreas geográficas y culturales que todavía se ven como rivales, sobre todo por la puja del euro con el dólar. Pero Europa y Estados Unidos comparten algunos valores que se evidenciarán en el sentimiento de su población a medida que China comience a surgir más como una amenaza que como una oportunidad de negocios. Ya dijimos que todavía falta una crisis china, pero de cualquier forma se convertirá en uno de los mayores jugadores en el tablero internacional. Eso nadie ni nada lo va a evitar. Así que, por lo menos, yo veo un progresivo acercamiento entre Estados Unidos y Europa, sobre todo con Inglaterra. A nivel puramente estratégico, las alianzas serán entre el bloque anglosajón, incluyendo Canadá y Australia, con Japón e India”.

Una sociedad no se define como desarrollada por la riqueza que tiene sino por la pobreza que no tiene

Por Ismael Alonso para ALAI

18/11/2010

IA: Sería repetido comenzar diciendo que el mundo ha cambiado de forma drástica en los últimos años. Pero considerando estos cambios, ¿cómo ve el devenir mundial en las próximas décadas?

JM: ¿Asumo que te refieres al aspecto económico, no?

IA: Sí.

JM: Claro. Hoy en día nadie habla de otra cosa que de economía y de producto bruto interno. Pero voy a tu pregunta. A fines del siglo pasado muchos pensábamos que el próximo siglo debía ser chino, ya que el gigante estaba despertando. Lo que no habían logrado los imperios europeos en el siglo XIX, ni Japón ni el maoísmo en el siglo XX, lo iba a lograr el capitalismo en el siglo XXI. Es cierto que el optimismo de que “el siglo XXI va a ser de América latina” también se había vuelto un lugar común entre aquellos que alertábamos del engaño del exitismo neoliberal de los noventa, su cercano fracaso y el arribo de la gran crisis del sistema de aquel momento. Publicamos mucho sobre eso…

IA: Resultó que estaban en lo cierto.

JM: Bueno, toda predicción es en parte engañosa y en parte verdad. No es solo que uno acierta y se equivoca cuando hace predicciones; también la realidad se equivoca con frecuencia.

IA: Pero es claro que el mundo está cambiando de una forma impensada.

JM: No hay duda de que China será la principal economía de este siglo, pero el optimismo es engañoso también. Tal vez porque soy por naturaleza contra o desconfiado, prefiero hablar de “exageraciones del momento”. Que China sea la mayor economía del mundo con una población de 1.300 millones no significa mucho para la mayoría de su población. Significa mucho para los miedos occidentales, para el fin de la “pax americana”, que muchas veces de “pax” ha tenido poco, muy poco o nada. Significa el probable reemplazo de una democracia imperial, el estilo de la Atenas de Pericles, por un imperio espartano, como lo sería China si tuviese la hegemonía total. Yo creo que más que equilibrio estamos enfrentando una nueva escalada de tensiones edulcoradas con palabras, como las más recientes de Ben Bernanke en nuestra universidad, de que el desarrollo de los emergentes es bueno para los países desarrollados y viceversa. Suena amistoso, es verdad hasta cierto punto según los mercados, pero a la larga no es creíble si el mundo sigue funcionando como ha funcionado en los últimos treinta mil años. Yo no soy tan optimista. Pero sería saludable que Estados Unidos pierda su hegemonía. Probablemente sería bueno para los norteamericanos y para el resto del mundo también. Además, qué más quieren que el altísimo nivel de vida que tienen aún en plena crisis.

IA: Hay otros países que van a liderar el mundo…

JM: Ojalá que ninguno. Hay demasiada fanfarria, un peligroso triunfalismo hoy en día, ¿no?

IA: ¿Qué es lo que tiene Estados Unidos para ofrecer al mundo hoy?

JM: El aspecto que define la actual ventaja estratégica de la cultura norteamericana es su poder de innovación. Siempre criticamos las carencias culturales de su clase media, pero hay que reconocerles una gran fortaleza en su cultura de innovación práctica. Desde los Franklin, los Edison, los Wright, los Bill Gates y los Steve Jobs, pasando por el malquerido Ford, las principales innovaciones que han dado forma a nuestro mundo posmoderno han pasado por allí. Inglaterra, Francia y Alemania dominaron el campo de las innovaciones en el siglo XIX, pero el siglo XX fue un siglo americano y aún hoy sigue en vanguardia en ese aspecto, nos guste o no. China ha derramado mares de dólares sobre sus universidades y aun se lamentan de no obtener resultados. Pienso que los resultados llegarán, pero todavía falta mucho en comparación a su omnipresente industria que cada día multiplica el consumo de basura barata en el mundo.

IA: Internet fue un invento americano.

JM: Claro, es la revolución más reciente. Pero casi toda la revolución digital, de la que se benefician hoy las economías emergentes, ha surgido en algún garaje o en el dormitorio de un estudiante de algún campus norteamericano. Internet, IBM, Microsoft, Yahoo, Google, Hewlett Packard, youtube, hasta las más envenenantes invenciones que tienen enfermo de narcivoyeurismo a medio mundo, como Facebook y Twitter pasando por proyectos menos lucrativos pero más innovadores y democráticos como Wikipedia, etc. La lista es más larga. ¿Nos fastidia a los de afuera o a los que estamos de paso reconocerlo? A muchos sí, pero eso no cambia la realidad. Hoy en día, con la inundación de capitales que el gobierno chino ha hecho en la educación no ha habido avances. En algunos planos ha habido retrocesos. A eso súmele que China, como Japón y gran parte de Europa, son países envejecidos o en un dramático proceso de envejecimiento. Estados Unidos e India son hoy en día las dos grandes potencias con reservas de juventud. Brasil estaría en un sitio intermedio. Y la demografía es esencial en cualquier futurismo. Fue fundamental en el boom norteamericano de mediados y fines del siglo XX y lo es en China e India hasta ahora, sobre todo en base a la revolución digital nacida de la cultura americana y en parte europea, que ha puesto una importante cuota de poder en manos de cada individuo en el rincón más remoto del planeta. China será la mayor potencia en términos globales solo gracias a ese “despertar virtual” de las masas.

IA: ¿Es el caso de Brasil?

JM: Si. Pero su economía todavía es muy pequeña en comparación a China y ni que hablar de Estados Unidos. Por otro lado, su educación, en pleno boom económico, ha decaído en términos relativos. Ya no me refiero a la innovación, sino a la educación tradicional. Imagino que eso tendrá a cambiar, pero por el momento es lo que hay. Muy poco, aunque todo el mundo repite lo contrario. Tal vez con los nuevos petrodólares haya más inversiones para la educación.

IA: ¿Pero es mejor el mundo de hoy?

JM: El Brasil de hoy es mejor porque ha sacado a millones de personas de la pobreza. Lo mismo India. Pero por otro lado estamos pagando el precio de la americanización de culturas no americanas. Hoy hasta los peces hablan de PIBs y todo el éxito gira en torno a esa simplificación de la existencia humana.

IA: ¿Podemos decir que el BRIC es el nuevo bloque desarrollado del mundo?

JM: Solo mientras sirva como propaganda y no surjan los inevitables conflictos de intereses. Además, una sociedad no se define como desarrollada por la riqueza que tiene sino por la pobreza que no tiene. Y en esto los BRICs tienen un camino de varias décadas por delante. La teoría de Deng Xiaoping (la trickle-down theory), base del milagro económico de China en los últimos treinta años, no se diferencia mucho de la de Ronald Reagan y Margaret Thatcher: los pobres se benefician cuando la riqueza desborda hacia los de abajo. Tiene razón Eduardo Galeano cuando dice que China hoy es la combinación de lo peor del comunismo y los peor del capitalismo. Luego debemos analizar más en profundidad qué entendemos por desarrollo. Dentro del marco actual, en el mejor de los casos desarrollo significa “sociedad de consumo y bienestar”. Desde un punto de vista más amplio, desarrollo para mí significa el avance de las libertades humanas, lo que, en el fondo, como lo entendía un marxista indio, Manabendra Roy, creo que en 1959, “freedom is real only as individual freedom”, es decir, al fin de cuentas la libertad es pura abstracción si no se traduce en libertad individual. Si el individuo no es libre cualquier otra libertad, por ejemplo la libertad de los pueblos, es una abstracción. Y una libertad que no sea concreta es como un perfume sin olor. Pero como toda libertad está siempre condicionada por factores externos e internos al individuo, sólo podemos aspirar a la mayor expansión de una “libertad relativa”. Relativa al medio, relativa a otro individuo, relativa a otra sociedad. Y esta libertad es el resultado de factores materiales, psicológicos y espirituales. Hoy en día no se habla de otra cosa que de la libertad material, en el mejor de los casos, ya que no es algo menor. En la mayoría de los casos es simplemente un desborde de testosterona, es decir, la libertad de vencer, de emerger, de sumergir, de sentirme superior al resto que deseo se hunda en términos relativos para satisfacer mi ego. Obviamente eso no es libertad ni para el vencedor. Eso es una perfecta prisión, una ilusión de nuestros tiempos, como la ilusión de estar comunicados por Facebook o alguna otra droga cultural que nos arrastra a la deshumanización en nombre de la libertad o la liberación.

IA: ¿Qué será de Europa y Estados Unidos cuando China domine la economía mundial en pocos años?

JM: Por muchas décadas Estados Unidos seguirá siendo una de las mayores potencias mundiales y por mucho más una de las naciones más desarrolladas en términos económicos. Estratégicamente veo una alianza de Estados Unidos con Europa, dos aéreas geográficas y culturales que todavía se ven como rivales, sobre todo por la puja del euro con el dólar. Pero Europa y Estados unidos comparten algunos valores que se evidenciarán en el sentimiento de su población a medida que China comience a surgir más como una amenaza que como una oportunidad de negocios. Ya dijimos que todavía falta una crisis china, pero de cualquier forma se convertirá en uno de los mayores jugadores en el tablero internacional. Eso nadie ni nada lo va a evitar. Así que, por lo menos, yo veo un progresivo acercamiento entre Estados Unidos y Europa, sobre todo con Inglaterra. A nivel puramente estratégico, las alianzas serán entre el bloque anglosajón, incluyendo Canadá y Australia, con Japón e India. Pero, claro, siempre hay que tener en cuenta que cada vez que el mundo llega a un consenso sobre el futuro de algo, un día el presente se encarga de mostrar lo contrario. No hay sorpresas en la historia pero el futro está lleno de imprevistos. Y los imprevistos sobre todo son importantes porque son imprevistos.

Ismael Alonso

Escritor

México, DF.

https://www.alainet.org/es/articulo/145576?language=en

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Gobernaremos sobre las cenizas, o seremos cenizas

El 4 de setiembre de 2024 se desató una tormenta tropical sobre Jacksonville. La conversación con Jill Stein en el auditorio de la universidad estaba fijada para las 5:30 de la tarde, que a esa hora se había vuelto noche cerrada debido a la tormenta. Para restarnos público (es mi especulación), el Comité del Partido Demócrata de Florida había decidido organizar un discurso de los candidatos de Kamala Harris al senado en el mismo campus, en la Facultad de Negocios de Jacksonville University, una hora antes, cuando casi no queda espacio para estacionar.

Al final de la conversación, alguien desde la platea protestó porque yo había sido “demasiado amable” con Stein. A la salida lo reconocí como un votante demócrata, una persona amable hasta donde yo lo había conocido.

―No soy periodista ―le dije―; aquí la idea era profundizar en las ideas de Stein.

La verdad es que me desagrada el juego de hacerse la estrella, tipo Jorge Ramos de Univisión, acosando al entrevistado. Tal vez por eso siempre consideré al español Jesús Quintero un maestro del género, de aquellas entrevistas llenas de silencios casi psicoanalíticos.

Del auditorio fuimos a compartir una cena frugal en un salón del museo de un edificio cercano, reservado por mis colegas para agradecerle a Jill, al excongresista y coordinador del Partido Verde Jason Call y a su equipo el esfuerzo de llegar hasta allí.

La cena, austera, había sido dejada allí por el catering de la universidad. Sin meseros y sin público, mis colegas y yo pudimos compartir una interesante conversación que no detallaré por haber sido hecha en un espacio privado. Sí creo que puedo conectar una sola idea con las elecciones y con la tragedia global en la que nos vamos hundiendo cada día más.

Le comenté a Jill, sentada a mi lado, que hacía unos años estuve en la Deutsche Welle de Berlín y la periodista principal con la que cené después de la actividad me mencionó que era esposa de líder del Partido Verde de Alemania, Cem Özdemir, por entonces congresista y actualmente ministro de Agricultura de Alemania. Özdemir aceptó mi invitación para dar una conferencia en JU a finales del 2019, pero la policía alemana descubrió un plan de la rama estadounidense del grupo neonazi más violento del siglo, Atomwaffen Division (AWD), para atentar contra su vida y el viaje se frustró.

Hasta ahí nuestra coincidencia. Pero Jill nos comentó una importante diferencia que el Partido Verde de Estados Unidos tenía con el de Alemania: Ucrania.

Hasta aquí llega mi indiscreción. Puedo agregar que la evaluación del problema y la posición de Jill Stein en ese tema coincide completamente con la mía. Ahí sí puedo elaborar más, para entender qué dijo Stein aquella noche.

Cuando el presidente Biden retiró las tropas estadounidenses de Afganistán, dejó en su desbande millones de dólares en tanques de guerra y otros arsenales militares. Luego de veinte años de ocupación, luego de casi diez años de haber (supuestamente) encontrado y ejecutado a Osama bin Laden, de repente el ejército estadounidense salía tan apresurado como de Vietnam. Luego de veinte años, los estadounidenses perdieron 14 billones de dólares (siete veces Brasil) sólo en Afganistán, no por fundar escuelas y hospitales sino por un proyecto de dominación militar que sólo benefició al tráfico de drogas y a las compañías privadas, tal como lo demostró el Wall Street Journal.

Luego de 20 años Washington dejó en el gobierno de Afganistán a los hijos pródigos de la CIA, los Talibán, luego de haber eliminado a otro de sus hijos pródigos, Osama bin Laden. Negocio redondo: crear más problemas para invertir más en nuevas soluciones bélicas.

Como dijimos antes, parte de los históricos fracasos de Estados Unidos en las guerras que no sean meros bombardeos aéreos se debe no sólo a su ineficiencia, sino a que perder guerras es un gran negocio para las corporaciones privadas que domina la política y la narrativa en el país. Por entonces, en un artículo advertimos que sólo había que esperar una nueva guerra, que ese misterioso desbande sólo se explicaba por la urgencia de un nuevo plan en marcha.

Entonces vino la invasión de Rusia a Ucrania. Antes, muchos coincidimos en que se había hecho todo lo posible para que eso ocurriese, logrando que Zelensky (la marioneta de Washington, de profesión payaso) confirmase el proceso de membresía de Ucrania a la OTAN. La OTAN, el sueño de Hitler (dos de sus directores fueron asistentes de Hitler), una vez más se salía con su objetivo de aumentar las tensiones para extender la hegemonía del Macho Alfa, el occidente anglosajón, algo que comenzó apenas terminada la Segunda Guerra y pudo ser resuelto con la propuesta de Stalin de 1952, conocida como “Stalin notes”.

En marzo de 2022, Le Monde de París publicó una página describiéndonos a Paco Ignacio Taibo II y a mí como “intelectuales de izquierda pro Putin”, a pesar de que antes y después de ese informe no perdí oportunidad de dejar claro que no aprobaba la invasión pero me parecía una hipocresía criminal querer escribir la historia a partir de ese día, sin considerar el largo acoso, las matanzas de la población rusa del Donbas y el golpe de Estado contra el presidente democráticamente electo Viktor Yanukovych promovido por Occidente.

No soy “pro-alguien” sino “pro-causas”, como la causa de la No-Injerencia de un país en las políticas de otro, como si se tratase de un problema entre cowboys e indios, donde los agresores siempre se describen como las víctimas de la rección. Los viejos y permanentes intervencionismos, madre de todos los problemas en los países del Sur Global… Básicamente ésta fue la coincidencia, aquella anoche del 4 de setiembre.

El primero de noviembre, un comunicado de los Verdes de Europa instó a Jill Stein a bajarse de las elecciones y apoyar a Kamala Harris para evitar un gobierno fascista de Trump. “Jill Stein y el Partido Verde de Estados Unidos no están afiliado a los Verdes del Mundo… Todos quienes están a favor de los ‘principios verde’ deben votar a Kamala Harris” declaró el congresista finlandés Oras Tynkkynen. Les preocupa el caos que crearon en Ucrania, no el genocidio que crearon en Palestina.

Los demócratas han insistido en culpar a Jill Stein de una posible derrota, pero no han hecho nada para evitar un suicidio electoral, ignorando de forma expresa los reclamos de millones de demócratas que están furiosos con el genocidio en Palestina. Cada vez que Kamala Harris fue interpelada en alguno de sus mítines políticos, ha silenciado estas protestas diciendo “Estoy hablando yo”, para luego continuar como si se tratase de un libreto aprendido de memoria: “cierto, es un tema importante, pero ahora no estoy para hablar de eso sino de otros temas importantes, como el costo de los alimentos en el supermercado”.

Más insensible hipocresía, más arrogancia no es posible. Para rematarla, su esposo anunció feliz que a la entrada de la Casa Blanca colocarían una mezuzah, lo cual no tiene nada de malo en una casa privada si no fuera por el momento y el lugar. Luego Bill Clinton intentó calmar las protestas sobre Gaza diciendo que Israel tiene derechos especiales porque el Rey David había estado allí hace 3.000 años.

Entonces, amables demócratas, dejen de llorar por el fascismo nacional que se viene si son ustedes los primeros responsables del fascismo global.

Jorge Majfud, 2 de noviemrbe de 2024.

Ruling Over Ashes or Becoming Ashes

On September 4, 2024, a tropical storm descended upon Jacksonville. The conversation with Jill Stein at the Jacksonville University auditorium was scheduled for 5:30 PM, a time when darkness had already fallen due to the storm. To deter attendance, the Democratic Party Committee arranged for Kamala Harris, then a Senate candidate, to deliver a speech on the same campus at Jacksonville University’s Business School, just an hour earlier, leaving attendees with few parking options.

At the conclusion of the talk, an audience member accused me of being “too polite” with Stein. Recognizing him as a known Democratic activist, and by all accounts, a congenial person, I replied, “I’m not a journalist; the purpose here was to delve into Stein’s ideas.”

I’ve always disliked the aggressive interviewing style, like that of Univisión’s Jorge Ramos, preferring instead the nuanced, almost psychoanalytic silences epitomized by Spain’s Jesús Quintero.

After the lecture, we shared a modest meal in a nearby museum hall, reserved by my colleagues to express gratitude to Jill, former congressman and Green Party coordinator Jason Call, and their team for their efforts to join us. The university’s catering provided the meal, and without servers or additional guests, we engaged in an enriching discussion, details of which I’ll keep private out of respect for the space. However, I can connect one thought to the elections and the global tragedy that envelops us more each day.

Seated beside Jill, I recounted a visit to Deutsche Welle in Berlin, where I dined with a leading journalist who mentioned she was married to Cem Özdemir, then-Green Party leader in Germany and current Minister of Agriculture. Özdemir had accepted my invitation to speak in Florida in late 2019, but German police uncovered a plot by the US branch of the violent neo-Nazi group Atomwaffen Division to assassinate him, thwarting his visit.

This marked our alignment with Europe’s Greens, though Jill pointed out a key difference between the Green Parties of the U.S. and Germany: Ukraine. Her stance mirrored mine completely. To convey what Stein suggested that evening, I’ll articulate my viewpoint instead of recounting her words.

When President Biden withdrew U.S. troops from Afghanistan, he left behind millions in military hardware. After two decades of occupation and nearly a decade since supposedly eliminating Osama bin Laden, the U.S. military’s hasty exit was reminiscent of Vietnam. The American investment in Afghanistan amounted to $14 trillion—seven times Brazil’s GDP—not in schools and hospitals, but in military dominance that fueled the drug trade and private companies, as evidenced by the Wall Street Journal.

After 20 years, the U.S. reinstated the Taliban, erstwhile CIA allies, after eliminating another former ally, bin Laden. An ideal business scheme: creating more problems to invest in new military solutions.

America’s military failures stem not only from inefficiency but also from the lucrative nature of war losses for private corporations ruling U.S. politics and media narratives. In a previous article, we noted the looming advent of another war, driven by the urgency of a new plan.

Then Russia invaded Ukraine. Many of us believed NATO did everything to provoke this by prompting Zelensky, viewed as Washington’s puppet, to confirm Ukraine’s NATO membership process. NATO, Hitler’s dream realized (two directors were his aides), succeeded again in escalating tensions to extend Western dominance—post-WWII Anglo-Saxon hegemony, avoidable had Stalin’s 1952 “Stalin notes” been considered.

In March 2022, France’s Le Monde labeled Paco Ignacio Taibo II and me as “leftist intellectuals pro-Putin,” although I consistently opposed the invasion and condemned the hypocritical narrative pushing history from that day forward, ignoring the prolonged harassment, massacres in Donbas, and the Western-backed coup against democratically elected Viktor Yanukovych.

I’m not “pro-someone” but “pro-causes,” such as non-interference in sovereign affairs. These interventions perpetuate global South issues—the shared sentiments that September 4th night.

On November 1, Europe’s Greens requested Jill Stein to withdraw from the election and support Kamala Harris to avert Trump’s fascist return. Their concern over Ukraine ignores the genocide in Palestine.

Democrats blame Jill Stein for potential losses but refuse to avert electoral suicide by dismissing millions of Democrats outraged over Palestinian genocide. At every rally, Kamala Harris dismisses protests with, “I’m speaking,” proceeding to recite familiar scripts about unrelated “important issues” like grocery costs.

No greater hypocrisy and arrogance exist. Her husband announces placing a mezuzah at the White House entrance, tolerable privately but ill-timed. Bill Clinton tries appeasing Gaza protests by citing Israel’s “special rights” due to King David’s presence millennia ago.

So, dear Democrats, cease lamenting impending national fascism if you’re the architects of global fascism.

Jorge Majfud, November 1st, 2024.

El (post)capitalismo y el padre ausente

El objetivo de la violencia geopolítica no es sólo la dominación global, sino la dominación de la opinión nacional a través del miedo y los ideoléxicos consolidados como libertad, defensa nacional y democracia. El espionaje a los ciudadanos estadounidenses es masivo y cuando se descubre por algún filtrado ilegal se recurre a la bruja de la seguridad, del terrorismo y de los ataques de los “imperios del mal”. La vieja colonización interna. 

Hace una década se comenzó a cambiar el sermón geopolítico, centrado en “la defensa contra el terrorismo” (abandonado de urgencia en Afganistán) para volver a centrarlo en “la defensa contra países enemigos”―Rusia, China e Irán. Ahora no se puede alegar una lucha ideológica (contra el comunismo), por lo que el sermón se acerca más a lo que siempre fue: “Occidente, como el pueblo elegido, la única Civilización, la policía buena del Mundo”.

Así nació la hegemonía occidental: destruyendo India, Bangladesh y luego China con sus empresas privadas, con los piratas democráticos, y con el apoyo del fanatismo racista y genocida. Ahora, el Occidente imperial comienza a caer de la misma forma en que surgió en el siglo XVI y con el mismo grado de violencia que nunca abandonó. Occidente siempre sufrió el síndrome del Macho Alfa: no hay lugar para dos, menos para tres en el mundo. Esto se puede deber a que, debido a su clima y sus limitadas tierras, la Europa anglosajona nunca fue autosuficiente sin el comercio exterior y la imposición de sus reglas sobre otros pueblos proveedores de recursos extranjeros sin interrupciones. Cultura consolidada que no cambió con la vastedad de Norteamérica sino lo contrario.

La mayor paradoja radica en que se intenta salvar este orden hegemónico y el mismo capitalismo por dos vías: (1) liquidando las vacas sagradas que sirvieron de legitimación al capitalismo, como la libertad, la igualdad de oportunidades y la democracia liberal; y (2) evitando mencionarlo, haciéndolo invisible, como el padre en el psicoanálisis.

Un ejemplo cultural y político reciente es la prominencia alcanzada por el candidato a la vicepresidencia de Donald Trump, J.D. Vance. Como James Polk y George Dallas en las elecciones de 1844, ambas figuras irrelevantes, fracasadas en política y destacados por su anti-intelectualismo (anti Padres Fundadores), fueron elegidos por Andrew Jackson. El ex presidente racista y semianalfabeto logró poner a sus títeres en la Casa Blanca y arrebatarle medio territorio a México, inventando una guerra en base a fake news.

Más que probable que la historia no se repita sino que cierre un superciclo, pero de todas formas Vence es un ejemplo de un nadie puesto en la cumbre por alguien más poderoso (como lo explicamos antes, puesto por sus amigos multimillonarios y preferidos de la CIA, como Palantir y otras corporaciones tecnológicas). Esos mismos que promueven a su amigo y filósofo pro-monarquía tecnológica, Curtis Yarvin. “Sin autoritarismo el libertarismo es un proyecto para el fracaso”, sentencia Yarvin, con la misma nostalgia del neoliberalismo sin máscaras de Friedman y Hayek por Augusto Pinochet y una larga lista de dictadores bananeros.

Lo mismo ocurrió con el repentino éxito de Vance como autor de una autobiografía cursi, que los negocios elevaron a best seller y convirtieron en una película hollywoodense. La crítica apuntó a que, más allá de las distorsiones subjetivas (para adaptarse al mito estadounidense del “hombre hecho a sí mismo”), su libro se olvida de las dimensiones raciales de la pobreza. Hay que agregar, a mi juicio, un olvido mayor: el capitalismo, ese sistema que funciona a la perfección para un puñado de individuos, que luego los vende como un éxito del sistema, no del individuo, promoviendo así el individualismo como ideología.

Hillbilly Elegy es una serie de anécdotas personales de resentimiento entre pobres (los que reciben ayuda del Estado para comer y los que no) y sobre los valores morales superiores de su familia (como el amor, la ética del trabajo y la responsabilidad, excluida la madre drogadicta y el padre ausente), lo que explicaría el happy ending de la meteórica fortuna de su hijo. Jared Sexton observó el simplismo de las moralejas de Vance que ignoran el racismo estructural de la pobreza. Su libro, catapultado a las ventas por medios conservadores, además de ser una celebración de sí mismo, se hizo eco de la retórica de auto victimización de los “blancos sacrificados”, otro viejo y renacido mito poetizado por Rudyard Kipling en el siglo XIX.

La conciencia de clase en Estados Unidos ha sido estratégicamente eclipsada por la discusión étnica, algo que procede de la prehistoria del país cuando los gobernadores reconocían la necesidad de inocular el odio entre blancos pobres, negros e indios para evitar rebeliones comuneras. Algo que la izquierda no adoptó como única banderea hasta mediados del siglo XX y hoy se trasformó en una inocua “política de las identidades”. A lo que se debe agregar la infantilización de las sociedades, perfectas consumidoras de culebrones como Hillbilly Elegy.

Tu madre estará bien, be happy… ―dice la abuela (Glenn Close)― Debes decidir. Ser alguien o no. ¡Sé alguien!

En la televisión se ve el robot Arnold Schwarzenegger antes de descargar una ráfaga de disparos:

Hasta la vista baby.

La he visto cien veces ―dice la abuela, festejando la escena―. Hay tres tipos de personas. Los buenos Terminators, los malos Terminators, y los neutrales”.

El niño Vance comenta:

Yo quiero ser un buen Terminator.

Una mezcla de Charles Bukowski barato y de la real decadencia de la “clase trabajadora blanca” sumergida en la droga y en “La rabia y el orgullo”.

Según Jeff Sharlet “La Nueva Derecha intelectual es un proyecto de supremacía blanca diseñado para cultivar el apoyo de los no blancos”.

Según Yarvin, el verdadero poder político en Estados Unidos está en La Catedral, la que dominan las universidades y la prensa. Según James Pogue, La Catedral promueve la igualdad y la justicia social, dos ataques contra el orden social. Haciéndose eco de estos nuevos dogmas, Vance (graduado de una universidad de elite, como todos sus amigos de Silicon Valley) denunció a las universidades como enemigas del pueblo estadounidense, por lo que se debe desfinanciarlas y confiscarles sus fondos de reserva. Todo lo que se alinea con el ataque a la educación, la prohibición de libros y de temas que tienen su epicentro en Florida y su repetidora en la Argentina de Javier Milei.

A los años de rebeliones que la izquierda llamó liberación, la derecha identificó el problema como “un exceso de democracia”. Así lo definió el profesor y mogul de la derecha, Samuel Huntington en 1975. Huntington alertó, en una conferencia, que había una tendencia mundial hacia una extensión general de la democracia, con resultados catastróficos. La experiencia de Allende en Chile, dijo Huntington, fue “un exceso de democracia que condujo a un golpe de Estado que ha restaurado la estabilidad política”.

Para el capitalismo agonizante y desenmascarado, las democracias no sólo son un peligro para las sociedades sino un estorbo para la eficiencia. En una entrevista, Yarvin sacó un teléfono Apple y lo mostró como prueba de la eficiencia del autoritarismo de las compañías privadas.

Olvidó que ese teléfono es el resultado de generaciones de inversiones estatales e invenciones de asalariados, la mayoría universitarios, no capitalistas.

Olvidó la estrecha relación entre el éxito de esas compañías-dictaduras y la dictadura estatal de las agencias secretas como la NSA y la CIA, Estados paralelos y por encima de la ley desde hace ochenta años.

Olvidó que el capitalismo no crea ni inventa ni innova y ni siquiera acelera el progreso científico y tecnológico sino lo contrario. Las corporaciones capitalistas no sólo roban el progreso de la Humanidad sino que, cuando invierten en investigación, succionan los recursos a las áreas que generan ganancias, quitándoselas a aquellas donde solo los Estados hacen inversiones de alto riesgo, investigación de todo tipo que requiere grandes inversiones sin retorno inmediato.

Olvidó que la misma competencia entre mega compañías (telefónicas, de retiro, de salud) encarecen los servicios y evitan que se compartan ideas e innovaciones entre ellas. Eso cuando no son sectas monopólicas con apariencia de competencia.

Olvidó, por si fuese poco, que el capitalismo es el sistema que más produce “valor negativo” ―basura, contaminación, propaganda, guerras.

Jorge Majfud, octubre 2024

Del libro Plutocracia. Tiranosaurios del Antropoceno.

El secreto del éxito de las corporaciones privadas

En 2004, el brazo inversor de la CIA, In-Q-Tel, proporcionó dos millones de dólares en financiación inicial para tres jóvenes emprendedores. La cifra fue modesta. Para la nueva start-up de Silicon Valley, Palantir Technologies, mucho más importante fue hacerse de la logística y la asistencia tecnológica de la CIA, indispensables para el éxito de otro milagro nacido en un garage.

Como todo negocio exitoso, sus clientes se diversificaron. Un documento filtrado por TechCrunch en 2013 reveló que los clientes de Palantir incluían al menos doce grupos del gobierno de Estados Unidos que, aparte de la CIA, eran la NSA, el FBI, el Departamento de Seguridad Nacional, el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades, el Cuerpo de Marines, la Fuerza Aérea, el Comando de Operaciones Especiales y la Academia Militar de los Estados Unidos.

Uno de sus fundadores, el inmigrante alemán Peter Thiel, como sus mejores amigos, posee multimillonarias inversiones en Facebook, PayPal, Airbnb, LinkedIn, Spotify, SpaceX, Quora, Clearview AI (cuestionada por su tecnología de reconocimiento facial) y Artificial Intelligence Platform, usada para masacrar sub-humanos en Gaza. Según su propia definición, Palantir Gotham es una herramienta de inteligencia y defensa utilizada por militares y analistas contra el terrorismo

Estas mega tecnológicas privadas son el perfecto enlace entre el inocente espionaje comercial y el heroico espionaje militar. Cada vez que recogen datos de nuestros hábitos, gustos y preferencias a través de Internet o de nuestras tarjetas de crédito en los supermercados, no sólo predicen y crean nuevas necesidades de consumo para vender chocolates, vinos, viajes o soutiens, sino también políticos, personalizando el bombardeo sobre cada individuo a favor de un candidato con un menú de nueve o diez propuestas diferentes y hasta contradictorias para reforzar y explotar los dos drivers ancestrales de la toma de decisiones de cada individuo: el miedo y el deseo. No la más relativa y discutible racionalidad de las ideas, de los hechos y las consecuencias de nuestras decisiones.

Este espionaje comercial está íntimamente ligado a los servicios secretos más poderosos del mundo, como la CIA, la NSA, el Mossad y el M16 británico, por nombrar sólo los polos occidentales, que todavía son los más poderosos del planeta, obsesionados con la guerra y la eliminación de cualquier competencia desde hace unos cuantos siglos

Las mega tecnológicas, desde el Facebook de Zuckerberg hasta los sistemas de espionaje como Starlink del agente de la CIA Elon Musk, contratan a los mismos militares de estos países para sus negocios privados. El 80 por ciento de los generales de tres y cuatro estrellas que dejaron el servicio militar en los últimos cinco años fueron contratados por la industria de las armas, la que, a su vez, ha sido privatizada en gran medida y a elevadas tasas de corrupción, razón por la cual existe una tradición en el Pentágono de perder algunos billones de dólares en cada uno de sus reportes presupuestales. Por lo menos 700 ex altos funcionarios del Pentágono trabajan ahora para uno de los 20 principales contratistas de armas. También congresistas como el ex presidente del Committee on Armed Services de la Cámara de Representantes, Buck McKeon, cuyo grupo de lobby ha representado a contratistas de armas como Lockheed Martin y a compradores como Arabia Saudita.

El secuestro de la humanidad y de sus plusvalías es múltiple: económico, financiero, político, cultural, existencial. La peor parte se la llevan los humanos descartables en algún país sin importancia para los psicópatas que nos gobiernan. Las mega tecnológicas no solo roban el dinero de los contribuyentes en sus propios países y de los endeudados en países ajenos, sino también el progreso de la humanidad de los últimos siglos para presentarse como los creadores de lo mejor de nuestro mundo moderno, sin mencionar una sola vez las consecuencias catastróficas de esa avaricia, como la catástrofe climática y las guerras sin fin. Para no volver sobre la obviedad de la invención de las matemáticas más complejos como el álgebra y los algoritmos de los tiempos del imperio islámico, bastaría con recordar las más recientes tecnologías como el telégrafo, la radio, la televisión, Internet y la inteligencia artificial, ninguna creada y desarrollada por capitalistas sedientos de ganancias sino por individuos más bien modestos, inventores vocacionales, profesores asalariados y por instituciones como las universidades, públicas o privadas, financiadas por los gobiernos.

Si solo mencionamos el desarrollo de la computación moderna y de la inteligencia artificial, bastaría con enlistar unos pocos nombres fundadores, como Alan Turing, matemático y filósofo británico, considerado el padre de la computación moderna. En 1950, publicó su ensayo “Computing Machinery and Intelligence”, fundando los conceptos de la inteligencia artificial. En 1956, el profesor John McCarthy fue uno de los fundadores de la disciplina de la Inteligencia Artificial, junto con una larga lista de otros profesores del MIT, de la Stanford Universiy y de la Universidad Carnegie Mellon, todas en gran medida financiadas con fondos públicos.

Para los años 60, la agencia del gobierno Defense Advanced Research Projects financió y desarrolló el procesamiento del lenguaje natural y la IA como un sistema de redes neuronales.

Más reciente y en base a toda esta experiencia fundadora, en 2014 Google compró la británica DeepMind, cuyos primeros inversores fueron Peter Thiel, Elon Musk, quien declaró desde el principio que estaba contra esta tecnología pero invirtió en ella para tener una mano dentro del proceso.

En octubre de 2024, tal vez como una forma de recordatorio, la academia sueca le concedió el Premio Nobel de Física a John Hopfield y Geoffrey Hinton por sus aportes en la investigación de cómo las computadoras pueden pensar como humanos (“artificial neural networks”) ya desde los años 70.

Un mérito de la inteligencia, aunque no queda claro si también de la sabiduría.

Todo esto fue secuestrado por los feudos tecnológicos. Uno de los apologistas e ideólogos es Curtis Yarvin y su Nueva Derecha, la que promueve el reemplazo de la disfuncional democracia liberal por una dictadura similar al de las corporaciones de Silicon Valley. Sus amigos y donantes de Palatir (Peter Thiel, Alex Karp) y Elon Musk, entre otros, son los Empresarios. El tercer vértice de la Manipulación Orwelliana es un rostro político.

Ese rostro es también amigo de Yarvin, Thiel, Karp y otros compañeros de copas. Si la CIA, la NSA y otras agencias del gobiernos han apoyado las compañías exitosas de este club de millonarios, el Club se encarga de hacer lo mismo con sus amigos filósofos (Yarvin) y políticos (Vance), como cualquier buen mecenas renacentista.

J.C. Vence recibió 15 millones de dólares sólo de Thiel para su campaña electoral al congreso de Ohio. Luego de comparar a Donald Trump con Hitler en 2016, de afirmar en 2020 que las políticas populistas del presidente habían sido un fracaso, ocurrió in milagro y en 2022 Vance recibió el apoyo del lobby israelí, el AIPAC, y del mismo Donald Trump. En 2024 fue elegido compañero de fórmula de Trump como candidato a vicepresidente.

Como todo político de receta, Vance es el resultado de un cálculo de software: (1) Marine en la invasión de Irak hasta 2007; (2) Milagrosamente convertido en millonario gracias a sus muy buenas conexiones en Silicon Valley y alguna inversión en las dos mayores mafias financieras del mundo: BlackRock y Vanguard; (3) Joven blanco, representante del “self-made man” (hecho a sí mismo) a partir de una miseria inventada y una historia de adicción real de su madre, convertido por la plataformas amigas en un best seller autobiográfico y luego en una película aún más cursi, a pesar de la actriz elegida para representar a su abuela, Glenn Close.

Como cualquier conservador con un buen menú de políticas sexys, Vence está contra la inmigración, contra el matrimonio igualitario y a favor de prohibir la pornografía, posición que seguramente cambiará pronto, ya que el rabino Solomon Friedman, cofundador de Ethical Capital Partners (Sociedad de Capital Ético), adquirió por 52 mil millones de dólares PornHub, RedTube y YouPorn. Según Friedman, lo más atractivo de estas compras es hacerse de la tecnología que los impulsa.

En su menú de políticas, no puede faltar le frustración con la Guerra de Ucrania y la fobia antiinmigrante: “realmente no me importa lo que le pase a Ucrania”, dijo con un dejo de burla al hecho de que piensa que el orden global liderado por Estados Unidos tiene que ver tanto con enriquecer a los contratistas de defensa y a los miembros de los think tanks como con sostener la hegemonía de Estados Unidos. “Me preocupa el hecho de que en mi comunidad, en este momento, la principal causa de muerte entre los jóvenes de 18 a 45 años es el fentanilo mexicano”. Sus críticas a las grandes empresas tecnológicas como “enemigas de la civilización occidental” están en el menú, no en la cocina, sólo para provocar el deseo del comensal.

Otro plato del menú es el patológico occidentalismo de esta cofradía de psicópatas. Por ejemplo, Vance es partidario de ir a la guerra con Irán y evitar que China levante cabeza como “una prioridad de la política exterior para Donald… para evitar que China construya su clase media a expensas de la nuestra”.

Es decir, el vértice más visible del triángulo es el menos real.

Jorge Majfud, octubre 2024

Cubana 455, a 48 años

A once minutos de despegar, explotó la primera bomba debajo del asiento de una niña de nueve años.

We have an explosion aboard… ―informó el capitán―. We have fire on board!

Pérez Pérez logró controlar la nave que comenzaba a perder presión. Con un solo motor, la dirigió de vuelta al aeropuerto de Barbados, mientras la cabina se llenaba de humo. Los pasajeros, en pánico, no lo supieron, pero el capitán estuvo a minutos de resolver el problema.

Una segunda bomba explotó en un baño arrancándole la cola al avión. La nave apuntó hacia el cielo y ascendió de forma vertical. La torre de control le gritó al piloto que eso era una mala idea, sin saber que el piloto ya había perdido el control. Algunos pasajeros cayeron al mar. Luego la nave se precipitó como una flecha.

En Cuba, el padre de una de las atletas, apenas supo de la noticia se fue a la montaña y allí pasó toda la noche. Otro permaneció en el aeropuerto de La Habana por una semana, convencido de que en cualquier momento iba a aparecer su hijo. La novia de uno de los campeones subió a su cuarto y no volvió a bajar por diez años. En Guyana, el padre de uno de los jóvenes que iban a estudiar medicina en Cuba, se recluyó en su biblioteca y no salió por una semana.

Minutos después de las explosiones, Freddy Lugo llamó a Orlando Bosch para reportar sobe el éxito de la operación:

―Se cayó la buseta con todos los perros adentro ―dijo.

La policía de Trinidad arrestó a Herman Ricardo y Freddy Lugo.

―Hablaban de algo importante y se reían con ganas ―recordó el taxista que pudo ver sus rostros en el espejo retrovisor.

Ricardo, empleado de la agencia de seguridad de Posada en Venezuela, admitió que él y Lugo habían colocado las dos bombas en el avión. También reconoció que Luis Posada y Orlando Bosch habían planeado el atentado.

El 15 de octubre, un millón de personas llenaron la Plaza de la Revolución en La Habana. En su discurso, Fidel Castro recordó que, desde 1959, 51 vuelos de Cubana habían sido saboteados o secuestrados.

―No podemos decir que el dolor se comparte ―dijo―. El dolor se multiplica.

―El terrorista es él ―dijo Posada Carriles, mirando las imágenes que llegaban de La Habana.

Orlando García, jefe de seguridad del presidente Andrés Pérez, y Ricardo Morales (ambos exiliados cubanos), habían asistido al coctel de bienvenida de Bosch a Caracas. Según recogió un documento de la CIA, tanto García como Morles mencionaron que, en la cena de recaudación, Orlando Bosch se había atribuido el atentado de Washington contra Letelier, algo de lo cual no se cansaría de negar en público.

―Fue un acto heroico ―declaró Bosch ante un tribunal de Caracas, sobre el derribo del avión.

―Los combatientes cubanos hicieron un acto revolucionario ―declaró Ricardo Lozano frente a las cámaras de televisión.

―Fue una acción heroica ―insistió Bosch, sacudiendo su índice derecho con ansiedad, rodeado de periodistas―. Como usted sabe, la guerra es una competencia de crueldades.

Bosch se negará cada vez que sea interrogado sobre el incidente, “porque eso es ilegal en Estados Unidos” y lo justificará siempre, por tratarse de “una acción contra combatientes, porque todos son combatientes”.

―Guillermo e Ignacio Novo lo hicieron― dirá en la entrevista con el periodista Blake Fleetwood en la cárcel de Caracas― Todo fue planeado por la DINA de Chile.

Fleetwood llamó desde Caracas al fiscal Eugene Propper, a cargo de la investigación del FBI. Propper no era muy optimista. Rara vez un atentado con bomba se resolvía. Luego de unas horas, llamó al periodista de nuevo:

―La CIA ya le había informado de todo a la policía secreta de Venezuela… Creo que están detrás de ti. Estás en peligro.

―Entonces, ¿qué hago? ―preguntó Fleetwood, con seis horas de grabaciones con Bosch y Posada Carriles en la mano―. ¿Debo ir a la embajada de Estados Unidos…?

―No, al contrario ―dijo el agente del FBI―. Tendrás que resolverte solo y ver una forma de salir de ahí.

A la policía venezolana no le costó mucho localizar a Bosch y Posada Carriles. Lo difícil era arrestarlos, pero desde la entrega de su camarada Bosch en febrero, Posada Carriles no había recuperado su puesto en la CIA. Lo había intentado una vez más el mes anterior, informando a la misma agencia de un inminente atentado contra un vuelo de Cubana por parte de un grupo de exiliados cubanos, pero tampoco lo había logrado. La CIA no actuó con la celeridad necesaria, sino con calculada torpeza, como suele hacer.

Sin la invaluable protección de la CIA, Bosch y Posada Carriles recurrieron a la red de servicios secretos de Chile y Venezuela, pero esta complicidad tenía grietas. El jueves 14, la policía venezolana los arrestó a los dos.

El viernes, interrogaron a Posada Carriles:

―Yo no tuve nada que ver, chico ―dijo.

―¿Usted condena el atentado?

―Yo no condeno nada.

―¿Aunque mueran inocentes?

―A veces pagan inocentes por estar en el lugar equivocado.

Orlando Bosch repitió casi las mismas palabras.

―Soy inocente, pero no condeno nada que conduzca a la caída del régimen de Cuba. Los terroristas son ellos.

―Usted no se considera un terrorista…

―De ninguna manera, chico. Soy un combatiente.

―Los combatientes se enfrentan a otros combatientes…

―En una guerra total, no hay civiles.

―¿Considera a los pasajeros del vuelo 455 combatientes?

―Todos son combatientes.

Cuando el presidente Andrés Pérez se enteró de la temeraria entrevista de Fleetwood en la cárcel de Caracas, ordenó su detención, pero la DISIP no alcanzó a impedir que tomase el próximo vuelo a Estados Unidos. Lo estaba esperando el fiscal Propper, quien le pidió una copia de sus grabaciones. El presidente Pérez acusó a Fleetwood de ser un agente de la CIA.

En Miami, la iglesia católica organizó vigilias y oraciones por la liberación de Orlando Bosch. Bosch admitió ante los investigadores venezolanos que él había participado en el atentado contra el avión cubano, pero el gobierno trasladó su juicio a un tribunal militar y fue declarado inocente, excepto de falsificar pasaportes.

El vuelo de Cubana 455 fue el primero de la historia de la aviación civil derribado por un atentado terrorista y el que más vidas costó en el hemisferio, hasta el 2001.

En Miami, el propietario del semanario Réplica, el cubano Max Lesnik, fue uno de los pocos que se atrevió a denunciar el acto terrorista contra el vuelo Cubana 455.

―Posada Carriles y Bosch lo planearon todo ―dijo Lesnik―. Denuncié este acto terrorista mientras la extrema derecha de Miami lo aplaudía.

El semanario Réplica sufrió siete atentados con bomba hasta que fue obligado a cerrar definitivamente en 2005. Nadie fue detenido por estos actos a pesar de que un agente del FBI reportó que, sin que Lesnik lo supiera, lo había rescatado muchas veces de ser asesinado.

Todo en nombre de la libertad de prensa que no existe en Cuba.

 Del libro 1976. La capital del terrorismo (2024)

Cubana 455, 48 years of the major terrorist attack in the hemisphere

Eleven minutes into takeoff, the first bomb exploded under the seat of a nine-year-old girl.

“We have an explosion aboard…” the captain reported. “We have fire on board!”

Pérez Pérez managed to control the plane that was beginning to lose pressure. He directed it back to the Barbados airport with only one engine, while the cabin filled with smoke. The panicked passengers did not know, but the captain was minutes away from solving the problem.

A second bomb exploded in a bathroom, tearing off the tail of the plane. The plane pointed toward the sky and ascended vertically. The control tower shouted to the pilot that it was a bad idea, not knowing that the pilot had already lost control. Some passengers fell into the sea. Then, the plane plummeted like an arrow.

In Cuba, the father of one of the athletes went to the mountains and spent the whole night there as soon as he heard the news. Another remained in the Havana airport for a week, convinced that his son would appear at any moment. The girlfriend of one of the champions went up to her room and did not come down for ten years. In Guyana, the father of one of the young men who was going to study medicine in Cuba locked himself in his library and did not come out for a week.

Minutes after the explosions, Freddy Lugo called Orlando Bosch to report on the success of the operation:

“The bus fell with all the dogs inside,” he said.

The Trinidad police arrested Herman Ricardo and Freddy Lugo.

“They were talking about something important and laughing heartily,” recalled the taxi driver, who could see their faces in the rearview mirror.

Ricardo, an employee of Posada’s security agency in Venezuela, admitted that he and Lugo had placed the two bombs on the plane. He also acknowledged that Luis Posada and Orlando Bosch had planned the attack.

On October 15, 1976, a million people filled Havana’s Plaza de la Revolución. In his speech, Fidel Castro recalled that since 1959, 51 Cubana flights had been sabotaged or hijacked.

“We cannot say that the pain is shared,” he said. “The pain is multiplied.”

“He is the terrorist,” said Posada Carriles, watching the images from Havana.

Orlando García, head of security for Venezuela’s President Andrés Pérez, and Ricardo Morales (both Cuban exiles) had attended Bosch’s welcome cocktail in Caracas. According to a CIA document, both García and Morles mentioned that, at the fundraising dinner, Orlando Bosch had claimed responsibility for Washington’s bomb attack on Orlando Letelier, something he would never tire of denying in public.

“It was a heroic act,” Bosch declared before a Caracas court about the downing of the plane.

“The Cuban fighters carried out a revolutionary act,” declared Ricardo Lozano in front of the television cameras.

“It was a heroic action,” Bosch insisted, shaking his right index finger anxiously, surrounded by journalists. “As you know, war is a competition of cruelties.”

Bosch will refuse every time he is questioned about the incident “because that is illegal in the United States” and will always justify it because it was “an action against combatants because they are all combatants.”

“Guillermo and Ignacio Novo did it,” he will say in the interview with journalist Blake Fleetwood in the Caracas jail. “It was all planned by the DINA of Chile.”

Fleetwood called from Caracas to the prosecutor Eugene Propper, who was in charge of the FBI investigation. Propper was not very optimistic. Bomb attacks were rarely solved. After a few hours, he called the journalist again:

“The CIA had already informed the Venezuelan secret police of everything… I think they are after you. You are in danger.”

“So, what do I do?” asked Fleetwood, with six hours of recordings with Bosch and Posada Carriles in hand. “Should I go to the US embassy?”

“No, on the contrary,” said the FBI agent. “You must figure it out yourself and find a way out of there.”

It was not difficult for the Venezuelan police to locate Bosch and Posada Carriles. The problematic part was arresting them, but since the surrender of his comrade Bosch in February, Posada Carriles had not regained his position in the CIA. He had tried once more the previous month, informing the same agency of an imminent attack against a Cubana flight by a group of Cuban exiles, but he had not succeeded either. The CIA did not act with the necessary speed but with calculated clumsiness, as it usually does.

Without the invaluable protection of the CIA, Bosch, and Posada Carriles resorted to the network of secret services in Chile and Venezuela, but this complicity had cracks. On Thursday, the 14th, the Venezuelan police arrested them both.

On Friday, they interrogated Posada Carriles:

“I had nothing to do with it, chico,” he said.

“Do you condemn the attack?

“I don’t condemn anything.”

“Even if innocent people die?”

“Sometimes innocent people pay for being in the wrong place.”

Orlando Bosch repeated almost the exact words.

“I am innocent, but I do not condemn anything that leads to the fall of the Cuban regime. They are the terrorists.”

“So, you do not consider yourself a terrorist…”

“Not at all, chico. I am a combatant.”

“Combatants face other combatants…”

“In a total war, there are no civilians.”

“Do you consider the passengers of flight 455 combatants?”

“Sure, they are all combatants.”

When President Andrés Pérez learned of Fleetwood’s reckless interview in the Caracas jail, he ordered his arrest. Still, the DISIP (Venezuelan’s Secret Police) could not prevent him from taking the next flight to the United States. Prosecutor Propper was waiting for him and asked him for a copy of his recordings. President Andrés Pérez accused Fleetwood of being a CIA agent.

In Miami, the Catholic Church organized vigils and prayers for the release of Orlando Bosch. Bosch admitted to Venezuelan investigators that he had participated in the attack on the Cuban plane. Still, the government moved his trial to a military court, and he was declared innocent, except for falsifying passports.

Cubana Flight 455 was the first in the history of civil aviation to be shot down by a terrorist attack and the one that cost the most lives in the hemisphere until 2001.

In Miami, the owner of the weekly magazine Réplica, Cuban Max Lesnik, was one of the few who dared to denounce the terrorist act against Cubana Flight 455.

“Posada Carriles and Bosch planned it all,” said Lesnik. “I denounced this terrorist act while the extreme right in Miami applauded it.”

The magazine Réplica suffered seven bomb attacks until it was forced to close permanently in 2005. No one was arrested for these acts even though an FBI agent reported that unbeknownst to Lesnik, he had rescued him from being killed many times.

All in the name of freedom of the press, which does not exist in Cuba.

From the book 1976. El exilio del terror (2024), by Jorge Majfud.

Cubana 455, 48 anos do maior atentado terrorista do hemisfério

O capítulo de 1976 em português

Onze minutos após a decolagem, a primeira bomba explodiu sob o assento de uma menina de nove anos.

We have an explosion aboard… informou o capitão. ? We have fire on board!

Pérez Pérez conseguiu controlar a aeronave, que estava começando a perder pressão. Com um único motor, ele a conduziu de volta ao aeroporto de Barbados, enquanto a cabine se enchia de fumaça. Os passageiros em pânico não sabiam, mas o capitão estava a minutos de resolver o problems.

Uma segunda bomba explodiu em um banheiro, arrancando a cauda do avião. A aeronave apontou para o céu e subiu verticalmente. A torre de controle gritou para o piloto que isso era uma má ideia, sem saber que o piloto já havia perdido o controle. Alguns passageiros caíram no mar. Em seguida, a aeronave mergulhou como uma flecha.

Em Cuba, o pai de um dos atletas, assim que soube da notícia, foi para as montanhas e passou a noite lá. Outro ficou no aeroporto de Havana por uma semana, convencido de que seu filho apareceria a qualquer momento. A namorada de um dos campeões subiu para o quarto dele e não desceu por dez anos. Na Guiana, o pai de um dos jovens que ia estudar medicina em Cuba se trancou em sua biblioteca e não saiu por uma semana.

Minutos após as explosões, Freddy Lugo ligou para Orlando Bosch para informar sobre o sucesso da operação:

— O ônibus tombou com todos os cães dentro? disse ele.

A polícia de Trinidad prendeu Herman Ricardo e Freddy Lugo.

— Eles conversavam sobre algo importante e rindo muito, lembrou o motorista de táxi que podia ver seus rostos pelo espelho retrovisor.

Ricardo, funcionário da agência de segurança de Posada na Venezuela, admitiu que ele e Lugo haviam colocado as duas bombas no avião. Ele também admitiu que Luis Posada e Orlando Bosch haviam planejado o atentado.

Em 15 de outubro, um milhão de pessoas lotaram a Plaza de la Revolución, em Havana. Em seu discurso, Fidel Castro lembrou que, desde 1959, 51 voos da Cubana haviam sido sabotados ou sequestrados.

— Não podemos dizer que a dor é compartilhada, disse ele. A dor é multiplicada.

— Ele é o terrorista? disse Posada Carriles, olhando para as imagens que vinham de Havana.

Orlando García, chefe de segurança do presidente Andrés Pérez, e Ricardo Morales (ambos exilados cubanos), compareceram ao coquetel de boas-vindas de Bosch em Caracas. Conforme um documento da CIA, tanto García quanto Morales mencionaram que, no jantar de arrecadação de fundos, Orlando Bosch havia assumido o crédito pelo atentado contra Letelier em Washington, algo que ele não se cansava de negar em público.

— Foi um ato heroico? disse Bosch em um tribunal de Caracas sobre a queda do avião.

— Os combatentes cubanos fizeram um ato revolucionário? declarou Ricardo Lozano diante das câmeras de televisão.

— Foi um ato heroico? insistiu Bosch, sacudindo ansiosamente o dedo indicador direito, cercado de jornalistas. Como você sabe, a guerra é uma competição de crueldades.

Bosch se recusará toda vez que for questionado sobre o incidente, “porque é ilegal nos Estados Unidos” e sempre o justificará como “uma ação contra combatentes, porque todos eles são combatentes”.

— Foram o Guillermo e o Ignacio Novo que fizeram isso? dirá ele na entrevista com o jornalista Blake Fleetwood na prisão de Caracas. ? Tudo foi planejado pela DINA chilena.

Fleetwood ligou de Caracas para o promotor Eugene Propper, encarregado da investigação do FBI. Propper não estava muito otimista. Raramente um atentado a bomba era solucionado. Depois de algumas horas, ele ligou de volta para o jornalista:

— A CIA já havia relatado tudo à polícia secreta venezuelana… Acho que eles estão atrás de você. Você está em perigo.

— Então, o que devo fazer?? perguntou Fleetwood, com seis horas de fitas com Bosch e Posada Carriles nas mãos. ? Devo ir à embaixada dos EUA…?

— Não, pelo contrário”, disse o agente do FBI. Você terá que resolver isso por conta própria e encontrar uma maneira de sair de lá.

A polícia venezuelana não teve muita dificuldade em localizar Bosch e Posada Carriles. A parte difícil foi prendê-los, mas desde a rendição de seu companheiro Bosch em fevereiro, Posada Carriles não havia recuperado seu posto na CIA. Ele havia tentado novamente no mês anterior, informando a mesma agência sobre um ataque iminente a um voo da Cubana por um grupo de exilados cubanos, mas também não teve sucesso. A CIA não agiu com a celeridade necessária, mas sim com uma imperícia calculada, como geralmente faz.

Sem a inestimável proteção da CIA, Bosch e Posada Carriles recorreram à rede de serviços secretos do Chile e da Venezuela, mas essa cumplicidade tinha rachaduras. Na quinta-feira, 14, a polícia venezuelana prendeu os dois.

Na sexta-feira, Posada Carriles foi interrogado:

— Não tive nada a ver com isso, meu rapaz? disse ele.

— O senhor condena o ataque?

— Não condeno nada.

— Mesmo que morram pessoas inocentes?

— Às vezes, pessoas inocentes pagam por estarem no lugar errado.

Orlando Bosch repetiu quase as mesmas palavras.

— Sou inocente, mas não condeno nada que possa levar à queda do regime em Cuba. Eles são os terroristas.

— Você não se considera um terrorista?

— De jeito nenhum, garoto. Sou um combatente.

— Combatentes lutam contra outros combatentes…

— Em uma guerra total, não há civis.

— Você considera os passageiros do voo 455 como combatentes? Todos eles são combatentes?

— Todos eles são combatentes.

Quando o presidente Andrés Pérez soube da entrevista imprudente de Fleetwood na prisão de Caracas, ele ordenou sua prisão, mas a DISIP não conseguiu impedi-lo de pegar o próximo voo para os Estados Unidos. Esperando por ele estava o promotor Propper, que lhe pediu uma cópia de suas gravações. O presidente Pérez acusou Fleetwood de ser um agente da CIA.

Em Miami, a Igreja católica organizou vigílias e orações para a libertação de Orlando Bosch. Bosch admitiu aos investigadores venezuelanos que havia participado do bombardeio do avião cubano, mas o governo transferiu seu julgamento para um tribunal militar e ele foi considerado inocente, exceto pela falsificação de passaportes.

O voo 455 da Cubana foi o primeiro na história da aviação civil a ser derrubado por um ataque terrorista e o que custou mais vidas no hemisfério, até 2001.

Em Miami, o proprietário do semanário Réplica, o cubano Max Lesnik, foi um dos poucos que se atreveu a denunciar o ato terrorista contra o voo 455 da Cubana.

— Posada Carriles e Bosch planejaram tudo? disse Lesnik. Eu denunciei esse ato terrorista enquanto a extrema-direita de Miami o aplaudia.

O semanário Réplica sofreu sete atentados a bomba até ser forçado a fechar definitivamente em 2005. Ninguém jamais foi preso por esses atos, embora um agente do FBI tenha relatado que, sem o conhecimento de Lesnik, ele o salvou várias vezes de um assassinato.

Tudo em nome da liberdade de imprensa, que não existe em Cuba.

Do livro 1976. O Exílio do Terror (2024) na Página 12.

Livro: 1976, o exílio do terror. Entrevista com Jorge Majfud.

Cubana 455, 48 years of the major terrorist attack in the hemisphere

Eleven minutes into takeoff, the first bomb exploded under the seat of a nine-year-old girl.

“We have an explosion aboard…” the captain reported. “We have fire on board!”

Pérez Pérez managed to control the plane that was beginning to lose pressure. He directed it back to the Barbados airport with only one engine, while the cabin filled with smoke. The panicked passengers did not know, but the captain was minutes away from solving the problem.

A second bomb exploded in a bathroom, tearing off the tail of the plane. The plane pointed toward the sky and ascended vertically. The control tower shouted to the pilot that it was a bad idea, not knowing that the pilot had already lost control. Some passengers fell into the sea. Then, the plane plummeted like an arrow.

In Cuba, the father of one of the athletes went to the mountains and spent the whole night there as soon as he heard the news. Another remained in the Havana airport for a week, convinced that his son would appear at any moment. The girlfriend of one of the champions went up to her room and did not come down for ten years. In Guyana, the father of one of the young men who was going to study medicine in Cuba locked himself in his library and did not come out for a week.

Minutes after the explosions, Freddy Lugo called Orlando Bosch to report on the success of the operation:

“The bus fell with all the dogs inside,” he said.

The Trinidad police arrested Herman Ricardo and Freddy Lugo.

“They were talking about something important and laughing heartily,” recalled the taxi driver, who could see their faces in the rearview mirror.

Ricardo, an employee of Posada’s security agency in Venezuela, admitted that he and Lugo had placed the two bombs on the plane. He also acknowledged that Luis Posada and Orlando Bosch had planned the attack.

On October 15, 1976, a million people filled Havana’s Plaza de la Revolución. In his speech, Fidel Castro recalled that since 1959, 51 Cubana flights had been sabotaged or hijacked.

“We cannot say that the pain is shared,” he said. “The pain is multiplied.”

“He is the terrorist,” said Posada Carriles, watching the images from Havana.

Orlando García, head of security for Venezuela’s President Andrés Pérez, and Ricardo Morales (both Cuban exiles) had attended Bosch’s welcome cocktail in Caracas. According to a CIA document, both García and Morles mentioned that, at the fundraising dinner, Orlando Bosch had claimed responsibility for Washington’s bomb attack on Orlando Letelier, something he would never tire of denying in public.

“It was a heroic act,” Bosch declared before a Caracas court about the downing of the plane.

“The Cuban fighters carried out a revolutionary act,” declared Ricardo Lozano in front of the television cameras.

“It was a heroic action,” Bosch insisted, shaking his right index finger anxiously, surrounded by journalists. “As you know, war is a competition of cruelties.”

Bosch will refuse every time he is questioned about the incident “because that is illegal in the United States” and will always justify it because it was “an action against combatants because they are all combatants.”

“Guillermo and Ignacio Novo did it,” he will say in the interview with journalist Blake Fleetwood in the Caracas jail. “It was all planned by the DINA of Chile.”

Fleetwood called from Caracas to the prosecutor Eugene Propper, who was in charge of the FBI investigation. Propper was not very optimistic. Bomb attacks were rarely solved. After a few hours, he called the journalist again:

“The CIA had already informed the Venezuelan secret police of everything… I think they are after you. You are in danger.”

“So, what do I do?” asked Fleetwood, with six hours of recordings with Bosch and Posada Carriles in hand. “Should I go to the US embassy?”

“No, on the contrary,” said the FBI agent. “You must figure it out yourself and find a way out of there.”

It was not difficult for the Venezuelan police to locate Bosch and Posada Carriles. The problematic part was arresting them, but since the surrender of his comrade Bosch in February, Posada Carriles had not regained his position in the CIA. He had tried once more the previous month, informing the same agency of an imminent attack against a Cubana flight by a group of Cuban exiles, but he had not succeeded either. The CIA did not act with the necessary speed but with calculated clumsiness, as it usually does.

Without the invaluable protection of the CIA, Bosch, and Posada Carriles resorted to the network of secret services in Chile and Venezuela, but this complicity had cracks. On Thursday, the 14th, the Venezuelan police arrested them both.

On Friday, they interrogated Posada Carriles:

“I had nothing to do with it, chico,” he said.

“Do you condemn the attack?

“I don’t condemn anything.”

“Even if innocent people die?”

“Sometimes innocent people pay for being in the wrong place.”

Orlando Bosch repeated almost the exact words.

“I am innocent, but I do not condemn anything that leads to the fall of the Cuban regime. They are the terrorists.”

“So, you do not consider yourself a terrorist…”

“Not at all, chico. I am a combatant.”

“Combatants face other combatants…”

“In a total war, there are no civilians.”

“Do you consider the passengers of flight 455 combatants?”

“Sure, they are all combatants.”

When President Andrés Pérez learned of Fleetwood’s reckless interview in the Caracas jail, he ordered his arrest. Still, the DISIP (Venezuelan’s Secret Police) could not prevent him from taking the next flight to the United States. Prosecutor Propper was waiting for him and asked him for a copy of his recordings. President Andrés Pérez accused Fleetwood of being a CIA agent.

In Miami, the Catholic Church organized vigils and prayers for the release of Orlando Bosch. Bosch admitted to Venezuelan investigators that he had participated in the attack on the Cuban plane. Still, the government moved his trial to a military court, and he was declared innocent, except for falsifying passports.

Cubana Flight 455 was the first in the history of civil aviation to be shot down by a terrorist attack and the one that cost the most lives in the hemisphere until 2001.

In Miami, the owner of the weekly magazine Réplica, Cuban Max Lesnik, was one of the few who dared to denounce the terrorist act against Cubana Flight 455.

“Posada Carriles and Bosch planned it all,” said Lesnik. “I denounced this terrorist act while the extreme right in Miami applauded it.”

The magazine Réplica suffered seven bomb attacks until it was forced to close permanently in 2005. No one was arrested for these acts even though an FBI agent reported that unbeknownst to Lesnik, he had rescued him from being killed many times.

All in the name of freedom of the press, which does not exist in Cuba.

From the book 1976. El exilio del terror (2024), by Jorge Majfud.

Cubana 455, 48 anos do maior atentado terrorista do hemisfério

O capítulo de 1976 em português

Onze minutos após a decolagem, a primeira bomba explodiu sob o assento de uma menina de nove anos.

We have an explosion aboard… informou o capitão. ? We have fire on board!

Pérez Pérez conseguiu controlar a aeronave, que estava começando a perder pressão. Com um único motor, ele a conduziu de volta ao aeroporto de Barbados, enquanto a cabine se enchia de fumaça. Os passageiros em pânico não sabiam, mas o capitão estava a minutos de resolver o problems.

Uma segunda bomba explodiu em um banheiro, arrancando a cauda do avião. A aeronave apontou para o céu e subiu verticalmente. A torre de controle gritou para o piloto que isso era uma má ideia, sem saber que o piloto já havia perdido o controle. Alguns passageiros caíram no mar. Em seguida, a aeronave mergulhou como uma flecha.

Em Cuba, o pai de um dos atletas, assim que soube da notícia, foi para as montanhas e passou a noite lá. Outro ficou no aeroporto de Havana por uma semana, convencido de que seu filho apareceria a qualquer momento. A namorada de um dos campeões subiu para o quarto dele e não desceu por dez anos. Na Guiana, o pai de um dos jovens que ia estudar medicina em Cuba se trancou em sua biblioteca e não saiu por uma semana.

Minutos após as explosões, Freddy Lugo ligou para Orlando Bosch para informar sobre o sucesso da operação:

— O ônibus tombou com todos os cães dentro? disse ele.

A polícia de Trinidad prendeu Herman Ricardo e Freddy Lugo.

— Eles conversavam sobre algo importante e rindo muito, lembrou o motorista de táxi que podia ver seus rostos pelo espelho retrovisor.

Ricardo, funcionário da agência de segurança de Posada na Venezuela, admitiu que ele e Lugo haviam colocado as duas bombas no avião. Ele também admitiu que Luis Posada e Orlando Bosch haviam planejado o atentado.

Em 15 de outubro, um milhão de pessoas lotaram a Plaza de la Revolución, em Havana. Em seu discurso, Fidel Castro lembrou que, desde 1959, 51 voos da Cubana haviam sido sabotados ou sequestrados.

— Não podemos dizer que a dor é compartilhada, disse ele. A dor é multiplicada.

— Ele é o terrorista? disse Posada Carriles, olhando para as imagens que vinham de Havana.

Orlando García, chefe de segurança do presidente Andrés Pérez, e Ricardo Morales (ambos exilados cubanos), compareceram ao coquetel de boas-vindas de Bosch em Caracas. Conforme um documento da CIA, tanto García quanto Morales mencionaram que, no jantar de arrecadação de fundos, Orlando Bosch havia assumido o crédito pelo atentado contra Letelier em Washington, algo que ele não se cansava de negar em público.

— Foi um ato heroico? disse Bosch em um tribunal de Caracas sobre a queda do avião.

— Os combatentes cubanos fizeram um ato revolucionário? declarou Ricardo Lozano diante das câmeras de televisão.

— Foi um ato heroico? insistiu Bosch, sacudindo ansiosamente o dedo indicador direito, cercado de jornalistas. Como você sabe, a guerra é uma competição de crueldades.

Bosch se recusará toda vez que for questionado sobre o incidente, “porque é ilegal nos Estados Unidos” e sempre o justificará como “uma ação contra combatentes, porque todos eles são combatentes”.

— Foram o Guillermo e o Ignacio Novo que fizeram isso? dirá ele na entrevista com o jornalista Blake Fleetwood na prisão de Caracas. ? Tudo foi planejado pela DINA chilena.

Fleetwood ligou de Caracas para o promotor Eugene Propper, encarregado da investigação do FBI. Propper não estava muito otimista. Raramente um atentado a bomba era solucionado. Depois de algumas horas, ele ligou de volta para o jornalista:

— A CIA já havia relatado tudo à polícia secreta venezuelana… Acho que eles estão atrás de você. Você está em perigo.

— Então, o que devo fazer?? perguntou Fleetwood, com seis horas de fitas com Bosch e Posada Carriles nas mãos. ? Devo ir à embaixada dos EUA…?

— Não, pelo contrário”, disse o agente do FBI. Você terá que resolver isso por conta própria e encontrar uma maneira de sair de lá.

A polícia venezuelana não teve muita dificuldade em localizar Bosch e Posada Carriles. A parte difícil foi prendê-los, mas desde a rendição de seu companheiro Bosch em fevereiro, Posada Carriles não havia recuperado seu posto na CIA. Ele havia tentado novamente no mês anterior, informando a mesma agência sobre um ataque iminente a um voo da Cubana por um grupo de exilados cubanos, mas também não teve sucesso. A CIA não agiu com a celeridade necessária, mas sim com uma imperícia calculada, como geralmente faz.

Sem a inestimável proteção da CIA, Bosch e Posada Carriles recorreram à rede de serviços secretos do Chile e da Venezuela, mas essa cumplicidade tinha rachaduras. Na quinta-feira, 14, a polícia venezuelana prendeu os dois.

Na sexta-feira, Posada Carriles foi interrogado:

— Não tive nada a ver com isso, meu rapaz? disse ele.

— O senhor condena o ataque?

— Não condeno nada.

— Mesmo que morram pessoas inocentes?

— Às vezes, pessoas inocentes pagam por estarem no lugar errado.

Orlando Bosch repetiu quase as mesmas palavras.

— Sou inocente, mas não condeno nada que possa levar à queda do regime em Cuba. Eles são os terroristas.

— Você não se considera um terrorista?

— De jeito nenhum, garoto. Sou um combatente.

— Combatentes lutam contra outros combatentes…

— Em uma guerra total, não há civis.

— Você considera os passageiros do voo 455 como combatentes? Todos eles são combatentes?

— Todos eles são combatentes.

Quando o presidente Andrés Pérez soube da entrevista imprudente de Fleetwood na prisão de Caracas, ele ordenou sua prisão, mas a DISIP não conseguiu impedi-lo de pegar o próximo voo para os Estados Unidos. Esperando por ele estava o promotor Propper, que lhe pediu uma cópia de suas gravações. O presidente Pérez acusou Fleetwood de ser um agente da CIA.

Em Miami, a Igreja católica organizou vigílias e orações para a libertação de Orlando Bosch. Bosch admitiu aos investigadores venezuelanos que havia participado do bombardeio do avião cubano, mas o governo transferiu seu julgamento para um tribunal militar e ele foi considerado inocente, exceto pela falsificação de passaportes.

O voo 455 da Cubana foi o primeiro na história da aviação civil a ser derrubado por um ataque terrorista e o que custou mais vidas no hemisfério, até 2001.

Em Miami, o proprietário do semanário Réplica, o cubano Max Lesnik, foi um dos poucos que se atreveu a denunciar o ato terrorista contra o voo 455 da Cubana.

— Posada Carriles e Bosch planejaram tudo? disse Lesnik. Eu denunciei esse ato terrorista enquanto a extrema-direita de Miami o aplaudia.

O semanário Réplica sofreu sete atentados a bomba até ser forçado a fechar definitivamente em 2005. Ninguém jamais foi preso por esses atos, embora um agente do FBI tenha relatado que, sem o conhecimento de Lesnik, ele o salvou várias vezes de um assassinato.

Tudo em nome da liberdade de imprensa, que não existe em Cuba.

Do livro 1976. O Exílio do Terror (2024) na Página 12.

Vicio en Miami: la mayor base de la CIA

En 1981, el agente del FBI Robert Scherrer escribió que su colega Carter Cornick se encontraba trabajando en Miami, “ya que es allí donde viven los expertos en bombas, junto con narcos y exdictadores latinoamericanos; el legendario mafioso y exsenador cubano, Rolando ‘El Tigre’ Masferrer fue ejecutado allí mismo en 1975… Orlando Bosch todavía continúa recabando fondos en Miami”.[i] Ambos agentes habían sido asignados al caso del carrobomba que mató a Orlando Letelier y Ronni Moffitt y, como otros federales, conocían a Miami como “la capital del terrorismo en Estados Unidos”.

La ola de atentados terroristas en Florida, Nueva Jersey y Nueva York era el resultado natural de un desarrollo histórico que había comenzado con las organizaciones mafiosas que dominaban la economía cubana aún antes del gobierno de Fulgencio Batista. Más tarde, fue un efecto colateral de los planes de la CIA a partir del golpe de Estado de Guatemala en 1954 y, sobre todo, a partir de la Revolución cubana de 1959.

En 1961, al sur del campus de la Universidad de Miami, la CIA instaló su mayor estación de operaciones del mundo, con un presupuesto de 50 millones de dólares (equivalente a 500 millones, medio siglo más tarde), lo que se tradujo en una milagrosa bonanza de los pequeños negocios del área, al tiempo que demostraba las virtudes del capitalismo, del libre mercado y de la libertad libre de la tiranía de los gobiernos. Allí comenzaron a trabajar 300 empleados estadounidenses y 6.000 cubanos del exilio, reclutados como colaboradores. Todos, según los registros, ingresaron antes o después en las nóminas de pagos de la CIA. El proyecto fue cerrado en 1968 debido a los persistentes fracasos, entre ellos el más importante, que consistía en el asesinato de Fidel Castro y los más persistentes sabotajes y bombardeos de la isla lo que, lejos de menguar el poder del nuevo régimen, terminó por fortalecerlo.[ii]

Entre los colaboradores directos estuvieron figuras que más tarde tendrían un gran poder en la política y en los negocios, como el empresario gastronómico y de los medios Jorge Mas Canosa. En la invasión de 1961 a Cuba, Mas Canosa dirigió el grupo Niño Díaz. También fue locutor de Radio Swan y Radio Américas, la am pirata que la CIA instaló en la isla propiedad de la CIA, frente a Honduras, para preparar la invasión de Cuba con su manual de guerra psicológica. La radio fue una copia de la radio de Radio Liberación, la onda corta inventada en 1954 para desestabilizar la democracia de Guatemala, presidida por Jacobo Árbenz, y que por entonces resultó un éxito absoluto. Por entonces se encontraba en Guatemala un joven médico llamado Ernesto Guevara, quien llevará su experiencia a Cuba y será parte de la resistencia al plan de la CIA para convertir a Cuba “en otra Guatemala”.

En abril de 1965, esta estación de la CIA en Miami incorporó a Luis Posada Carriles. En junio de 1967, Posada fue enviado a Caracas para hacer carrera en la policía secreta de Venezuela (donde se destacó por sus violentas técnicas de interrogación) y abrir el camino a una decena de otros cubanos de Miami, quienes no trabajarían como agentes de segunda ni como sargentos, sino en los altos puestos en la Disip apenas arribados al aeropuerto de Maiquetía. Uno de ellos será el cubano Ricardo Morales Navarrete, incorporado ese mismo año a la estación de la CIA de Miami.

Conocido como El Mono, Morales había sido un agente secreto de la G-2 en Cuba hasta 1960 y miembro de “Commandos L” de Miami en 1963. Fue reclutado un año después por la CIA “para actividades paramilitares” en Florida. El Mono se convertirá en una figura central del exilio cubano. Será agente de la CIA en las masacres del Congo y Angola (a 350 dólares por mes); uno de los jefes de la policía secreta de Venezuela en los 70; informante protegido del FBI (a 700 dólares por mes) contra sus propios camaradas y pese a haber admitido en 1972 un asesinato en Florida.[iii] Finalmente, se dedicará al narcotráfico, hasta su ejecución, en un bar de Miami, en 1982.

Debido al célebre fracaso de Bahía Cochinos, el futuro empresario y poderoso financiero de varias operaciones paramilitares desde Miami, Jorge Mas Canosa, fue premiado con un grado de alférez, apenas se enlistó en el ejército de Estados Unidos para dejar de ser un paramilitar. En Fort Benning, estuvo encargado del entrenamiento de cubanos en propaganda y operaciones clandestinas.[iv]

Fort Benning, en Georgia, se llamó así en honor Henry Lewis Benning, general de las fuerzas proesclavistas de la Confederación, exactamente un siglo antes y, por entonces, sede de la School of the Americas ―la Escuela de Asesinos, según la traducción de Robert Richter. Allí, Mas Canosa conoció y se hizo amigo incondicional de Félix Rodríguez, Luis Posada Carriles y Oliver North. A Oliver North volvió a encontrarlo en la Casa Blanca durante los años de Ronald Reagan. A pesar de insistir que él no era el Jorge Mas Canosa que había mencionado el teniente North durante el escándalo Irán-Contras, las investigaciones posteriores revelarán que las donaciones a North para financiar a los Contras eran del único Mas Canosa conocido en Miami―y usuario de los mismos números telefónicos investigados. El coronel Oliver North hará una carrera entrenando a los Contras en Honduras y Nicaragua. Será condenado por mentirle al Congreso de Estados Unidos sobre el caso Irán-Contras y, poco después, liberado por la Casa Blanca. También será reconocido por otras masacres impunes, como en Afganistán, décadas después.

Con alguna imprecisión, Rodríguez se atribuyó la ejecución del prisionero Ernesto Che Guevara en la Bolivia de la Standard Oil Company y de nazis enviados por la CIA, como el criminal de guerra Klaus Barbie.

Posada Carriles fracasó en todos sus intentos de matar a Fidel Castro, pero Mas Canosa lo ayudará varias veces a mantenerse en distintos países y a escapar de situaciones incómodas, como la cárcel de Caracas, luego de ser condenado por volar el avión de Cubana, con 73 pasajeros.

El más listo de todos parece haber sido Mas Canosa. Para finales de los años 60 ya manejaba negocios de un millón de dólares en Miami y, en su tiempo libre, financiaba grupos paramilitares como Comandos L. Si Orlando Bosch había fracasado en su intento de convertirse en el Che Guevara del capitalismo (la referencia fue explícita en una carta que envió desde Chile), Mas Canosa había fracasado en su obsesión por reproducir el éxito del Granma, cuando en 1956 unos pocos rebeldes sobrevivientes desembarcaron en Cuba y, en tres años, lograron derrocar la dictadura de Fulgencio Batista, una dictadura aún mejor armada que la de Castro y con el apoyo incondicional del gobierno de Estados Unidos y de la poderosa mafia de los casinos y prostíbulos de La Habana. Sus intentos de desembarcar en Cuba en sofisticados yates para derrocar a Fidel Castro fracasaron una y otra vez. Por alguna razón, nada funcionaba, ni por lejos. Por alguna razón, ni Dios confiaba en nosotros, a pesar de que nosotros confiábamos tanto en Dios. Nada funcionará nunca, frustración que fue incrementando el nivel de violencia endogámica.

A partir de los años 70, como fue el caso de otros exiliados y de la misma CIA a mayor escala, Mas Canosa se relacionó con diferentes narcotraficantes, como Rafael de Arce y Antonio Canaves.[v]

―Esta gente visitaba a Jorge una o dos veces por semana ―declaró bajo juramento y ante un juez su hermano, Ricardo Mas Canosa―, hasta que se metieron en líos con la ley, debido a sus negocios con los narcos. Los recuerdo muy bien, porque aparecían en las oficinas en sus lujosos Cadillacs, fumando enormes habanos. Apenas entraban a la oficina de Jorge, cerraban la puerta y me dejaban afuera.[vi]

Una serie de documentos desclasificados del FBI (con la aprobación de la CIA, que por entonces ya no consideraba importante a estos colaboradores) registran múltiples actividades ilegales de Mas Canosa y Posada Carriles, desde el narcotráfico internacional hasta la creación de campos de entrenamiento paramilitares en Florida; el tráfico continuado de armas desde Venezuela; la colocación de bombas en México y en América Central, y (según otro informe secreto de la CIA del 26 de julio de 1965) el intento de derrocamiento de otro presidente de Guatemala, esta vez el coronel Alfredo Peralta Azurdia, a pedido de otro residente de Miami Beach, el millonario empresario Roberto Alejos Arzú.[vii]

Según un documento clasificado once años después, con fecha del 26 de noviembre de 1976, Posada Carriles, “experto en demoliciones”, también trabajó con Alejos Arzú en su plan de golpe de Estado en Guatemala.[viii] El plan, cargado de armas y bombonas contra Peralta Azurdia, otro dictador protector de corporaciones bananeras y con algunos amigos de alcobas, fue frustrado por Washington en México. Años después, el coronel y dictador Peralta Azurdia, en cuyo gobierno reinaron los Escuadrones de la muerte, al igual que sus enemigos personales también se jubiló en Miami.

El rol de Posada Carriles en Venezuela fue muy similar al de Dan Mitrione en otros países del continente, como Uruguay. En junio de 1967, la CIA terminó su relación laboral con Posada Carriles, aduciendo problemas impositivos, actividades independientes, no reportadas a la Central. En agosto ya estaba trabajando para la Digepol, en Caracas.[ix] Mientras fue jefe de la policía secreta de Venezuela, fue conocido como el Comisario Basilio. No sólo se dedicó a supervisar la tortura y desaparición de disidentes venezolanos sometidos a técnicas especiales de interrogación, sino que también facilitó el tráfico de drogas desde Colombia con destino a Miami, como consta en memorándums del FBI de marzo de 1973. Un mes más tarde, la CIA confirmó la conexión de Posada Carriles con el narcotráfico, siendo reportado en compañía de “poderosos jefes del narco”. Los investigadores federales prefirieron no formalizar acusaciones, para mantenerlo como fuente de información. En mayo de 1973, se lo encontró “culpable solo de tener amigos equivocados”. No solo amigos. Para marzo de 1976, la DEA continuaba detrás de su esposa, Nieves Elina González, sospechosa de participar en el tráfico de droga de Colombia a Miami a través de Venezuela.

Tres meses después, Posada Carriles solicitaba a la CIA una visa especial para pasar sus vacaciones en Estados Unidos.[x]

Del libro 1976. La capital del terrorismo (2024)


[i] Idem, p. 177.

[ii] Alan McPherson. Ghosts of Sheridan Circle. How a Washington Assassination Brought Pinochet‘s Terror State to Justice. University of North Carolina Press, 2018, p. 77.

[iii] “The President John F. Kennedy Assassination Records Collection”. The National Security Archive. Geroge Washington University. Archives.gov, http://www.archives.gov/files/research/jfk/releases/2018/180-10143-10345.pdf

[iv] Bardach, Ann Louise. Cuba Confidential: Love and Vengeance in Miami and Havana. United Kingdom, Knopf Doubleday Publishing Group, 2007, p. 136.

[v] Idem, 138.

[vi] Idem, 138.

[vii] “The President John F. Kennedy Assassination Records Collection”. The National Security Archive. Geroge Washington University. Archives.gov. http://www.archives.gov/files/research/jfk/releases/104-10178-10061.pdf

[viii] The National Security Archive. Geroge Washington University. Archives.gov, nsarchive2.gwu.edu/NSAEBB/NSAEBB157/19761209.pdf

[ix] The National Security Archive. Geroge Washington University. nsarchive2.gwu.edu/NSAEBB/NSAEBB157/19761209.pdf

[x] “The President John F. Kennedy Assassination Records Collection”. The National Security Archive. Geroge Washington University. Archives.gov, http://www.archives.gov/files/research/jfk/releases/2023/180-10145-10345.pdf

Jill Stein: “Tenemos la mejor democracia que el dinero puede comprar”

Jorge Majfud conversa con la candidata presidencial de EE.UU por el Partido Verde.

El escritor uruguayo y académico conversó el pasado 4 de setiembre en el auditorio Terry Concert Hall de Jacsonville University con la tercera postulante a la presidencia de ese país. Las críticas sobre los ejes de la política local: sistema bipartidario, inmigración, economía, armas, política exterior, alineamiento con Israel.

Página12, Argentina.

Jorge Majfud: Jill, muchas gracias por aceptar nuestra invitación para venir a la Universidad de Jacksonville. No lo tenía planeado, pero tenemos que empezar con una muy mala noticia. Hace unos minutos nos enteramos de que hubo un nuevo tiroteo en una escuela. En Georgia, donde murieron cuatro personas, dos maestros y dos estudiantes. Esta es una historia sin fin que de alguna manera está relacionada con nuestra conversación de hoy, por ejemplo, sobre los lobbies. ¿Te gustaría comentar brevemente sobre esto?

Jill Stein: Si, claro. La noticia sobre este nuevo tiroteo es devastadora, tanto por la pérdida de vidas humanas como por el hecho de que se trata de un niño de 14 años, quien ha perpetrado el tiroteo. Es una tragedia tras otra. Y el hecho de que esto sea tan cotidiano. Cada año son muchos tiroteos masivos. Los estadounidenses tienen sentimientos contradictorios. Muchos quieren un control de armas con sentido común.

La segunda enmienda llegó para quedarse, al menos en un futuro previsible, pero el pueblo estadounidense quiere ver una reacción y muchos apoyan medidas como la prohibición de las armas de asalto, un programa de recompra voluntaria, períodos de espera, un incremento de la edad para comprarlas, terminar con el exhibicionismo de armas, leyes de alerta roja que se apliquen cuándo los propietarios de armas se encuentran en una situación muy peligrosa y en riesgo de dañar a otros o a sí mismos. Hay muchas cosas que podemos hacer para reducir la violencia armada dentro de los límites de la ley.

Desafortunadamente, tenemos intereses muy poderosos, en este caso, el de la Asociación Nacional del Rifle. Hay muchos otros ejemplos de grupos de presión poderosos que básicamente compran su camino para actuar o, más comúnmente, para no actuar, para impedir la aprobación de leyes que son ampliamente apoyadas por la gente. Yo añadiría que no es sólo el poder de los lobistas sino la esencia misma de nuestro sistema político que se compra y se vende con grandes cantidades de dinero.

Se ha demostrado que las leyes que se aprueban en el Congreso de Estados Unidos son aquellas que cuentan con el apoyo de intereses financieros muy poderosos. Hubo un estudio realizado en Northwestern y Princeton, tal vez hace 10 años, un estudio definitivo sobre décadas de políticas, que demostró muy claramente que existe una relación casi nula entre las prioridades públicas y lo que el Congreso realmente aprueba. Entonces, esta gran tragedia de la que estamos escuchando hoy, que es tan común y que podría reducirse en gran medida, es la regla y no la excepción en cuanto a cómo se aprueban o no las leyes y a quiénes sirven los políticos electos.

Debo agregar que esto es parte de la razón por la que existe el Partido Verde y es por eso que personas como yo se postulan para un cargo público, fuera del sistema político del Big Money, para que podamos tener políticas que realmente satisfagan las necesidades y los intereses urgentes del pueblo estadounidense. Porque nosotros no aceptamos dinero corporativo, no usamos los súper paquetes (super PACs) que permiten a ciertos individuos invertir millones de dólares de manera ilimitada, algo que también se llama Dinero Oscuro. Así mismo, hay muchos fondos de las campañas electorales, los llamados “fondos de la victoria” (creo que comenzaron con la campaña de Hillary Clinton en 2016), los que permiten a un solo donante emitir un cheque de hasta un millón de dólares directamente a favor de una campaña presidencial, aunque las leyes, según la Comisión Federal Electoral, limitan las donaciones individuales a 3300 dólares por ciclo electoral. Esto no es una cantidad pequeña de dinero, pero es una cantidad insignificante en comparación con un millón de dólares; o más, si te acoges a un Super PAC.

Tenemos la mejor democracia que el dinero puede comprar, que no es democracia en absoluto, lo que explica el hecho de que los políticos se están vendiendo directamente delante nuestros ojos y es habitual que los funcionarios electos acepten pedidos de sus grandes donantes, en lugar de ganarse la confianza del pueblo.

JM: Mencionaste la Segunda Enmienda. La Constitución estadounidense es tan antigua que parece un texto religioso, expuesto a múltiples interpretaciones. En los años 30, la Corte Suprema tenía una interpretación completamente diferente a la actual sobre lo que significaba esa enmienda. Ese cambio se debe, básicamente, al lobby de la Asociación del Rifle que comenzó en los años 70. Es decir, es básicamente una cuestión de interpretación. Ni siquiera haría falta cambiar la constitución para regular estas cosas. En un aeropuerto, por ejemplo, no se aplica la Segunda Enmienda.

Ahora, Jill, ¿cuál es la principal diferencia en esos aspectos entre los Partidos Gemelos (Demócrata y Republicano), entre el establishment y el Partido Verde? Aparte del dinero…

JS: Bueno, pienso que la principal diferencia entre el Partido Verde y los partidos establecidos es el dinero. Es lo que mueve los hilos en el marco general. Por el otro lado, el resultado de esto es que los Verdes pueden abogar por satisfacer las necesidades realmente urgentes de la gente común y corriente. No estamos luchando por lo que quieren los lobbies, estamos luchando por lo que quiere la gente. ¿A qué me refiero con esto? Me refiero a cosas como la atención médica que debe ser un derecho humano para todos. Tenemos una crisis interminable en este país. A pesar de la aprobación de la Ley de Atención Médica Asequible (Affordable Care Act), la atención médica todavía no es asequible, está lejos de serlo.

Alrededor de 60 millones de estadounidenses no tienen atención médica adecuada, no tienen seguro o no tienen un mínimo adecuado. Podríamos tener un sistema público como un Medicare ampliado y mejorado para todos, que cubra la salud mental, la salud dental, los lentes, la audición y las enfermedades crónicas… Todo esto debería estar cubierto por un Medicare para Todos. Actualmente, no lo está, a menos que millones de personas se quieren gastar hasta el último dólar para que su seguro cubra estos servicios. Si tienes enfermedades crónicas, es más difícil todavía. En la actualidad, cuando alguien recibe un diagnóstico de cáncer, las probabilidades de que en dos años esa persona gaste los ahorros de toda su vida son más del 40 por ciento. Incluso puede perder su casa, simplemente por curar su cáncer.

Es por eso que los Verdes abogamos por una atención médica para todos como un derecho humano. Además, con un Medicare para Todos, nos ahorraríamos medio billón de dólares al año ya que, si hay un solo proveedor de seguros en lugar de cientos, la población ahorraría muchísimo dinero en burocracia. En estos momentos, necesitamos todo un ejército de burócratas sólo para determinar qué compañía de seguros te cubrirá, si te cubre o no todo lo que necesitas. Si alguien va a un hospital y necesita una aspirina, esta burocracia revisa si su compañía de seguros cubre la aspirina y, si es así, cuántas cubre. No estoy exagerando, es con este tipo de pesquisas que actualmente estamos gastando uno de cada tres dólares de atención médica solo en burocracia.

Medicare para Todos eliminaría todo eso y bajaría los gastos generales de un 30 por ciento a un 3 por ciento. Al eliminar estos gastos administrativos, podemos ampliar la cobertura de atención médica y todavía nos sobra medio billón de dólares. Así que, esta es una de las principales cuestiones para el Partido Verde.

Otra son las guerras sin fin. En estos momentos la mitad de cada dólar del Congreso se está gastando en la máquina de las guerras infinitas. Se trata, pues, de un billón de dólares al año. Nosotros abogamos por recortar ese porcentaje al menos en un 50 por ciento. En la actualidad, Estados Unidos gasta más que los siguientes diez compradores de armas juntos. ¿Qué nos aporta todo eso? Nos aporta muchas intervenciones militares.

Según el Servicio de Investigación del Congreso, en los últimos 30 años enviamos nuestro ejército 250 veces a intervenciones militares. Estos son trillones de dólares que nos estamos gastando en guerra tras guerra y que no hacen del mundo un lugar más seguro, ni nos hace más seguros a nosotros. Nos involucramos en todo tipo de conflictos en los que no deberíamos estar, así que ese es otro punto en el que diferimos. Abogamos por recortar el presupuesto militar, tener una política de defensa en lugar de una política ofensiva y destinar esos dólares a una seguridad real aquí en casa y a una mejor atención médica, a una mejor en la educación.

Debo mencionar que también luchamos por una educación superior pública y gratuita como otro Derecho Humano. Lo teníamos en mi época, cuando la educación superior publica era gratuita o casi gratuita. Exigimos que se rescate a los estudiantes que se enfrentan a préstamos estudiantiles prácticamente impagables. Exigimos que estos préstamos se paguen en concepto de una inversión pública importante para liberar la increíble productividad de nuestra economía. Sabemos que por cada dólar que gastamos en educación superior, regresan a la economía siete dólares.

Digo esto solo por mencionar algunas de los temas de los que nos ocupamos los Verdes aparte de nuestras políticas medioambientales. También hacemos un llamado de atención sobre el serio problema con el acceso al a vivienda. Tenemos una crisis inmobiliaria en este país, donde la mitad de todos los inquilinos gastan entre el 30 y el 50 por ciento de sus ingresos. La gente se encuentra en graves dificultades económicas para no perder sus casas. Exigimos un control de los alquileres a nivel federal. Exigimos que se ponga fin al poder del capital privado, de los poderosos private equity (capitales de inversión), que pueden comprar viviendas y mantenerlas vacías sólo para aumentar el costo y reducir la oferta de viviendas. También exigimos regular los derechos de los inquilinos mediante un decreto para que no se los pueda desalojar simplemente porque el propietario quiere aumentar el alquiler a su antojo. Po otro lado, reclamamos la construcción de viviendas sociales. En la administración Clinton, se aprobó un proyecto de ley llamado la Enmienda Faircloth, la que acabó con los fondos públicos para la construcción de viviendas sociales. Básicamente, la vivienda pública institucional fue liquidada, permitiendo que las viviendas sociales se degradaran durante las décadas siguientes, por lo que hoy en día hay muy poca vivienda pública y si existe es de muy mala calidad.

Por lo tanto, exigimos invertir nuevamente en vivienda pública como un bien social. La vivienda es un Derecho Humano igual que la atención sanitaria. No se puede permitir que el capital se aproveche hasta convertir la vivienda en algo absolutamente inasequible creando la crisis que tenemos hoy en día. Calculamos que una inversión razonable serían 15 millones de unidades de vivienda pública asequible de buena calidad y de acuerdo con unos principios ecológicos integrales, lo que significa que serían muy eficientes en su uso de energía, contarían con transporte público para que no sumen a los problemas actuales de expansión urbana, a la contaminación y congestión del tráfico, etc. Así también protegeremos los espacios naturales a través de la concentración de viviendas que incluyan espacios verdes como un componente esencial de las comunidades y viviendas saludables. Las personas son mucho más saludables si tienen acceso a espacios verdes y espacios recreativos.

JM: Tenemos un problema estructural en el sistema electoral, el cual es muy indirecto y se basa en una herencia de la esclavitud. Estados como Texas, California y Nueva York requieren el doble de votos que Alaska o Mississippi por cada elector, lo que socava el principio democrático de “una persona, un voto”. Además, cada estado, independientemente de su población, elige dos senadores, por lo que estados escasamente poblados como Alaska, con menos de un millón de habitantes, tienen la misma representación en el Senado que estados poblados como California, donde viven casi 40 millones de personas.

Ahora, el verdadero partido alternativo es el Partido Abstencionista, con alrededor de 80 millones de votantes elegibles que no participaron en las elecciones de 2020. En esas elecciones, Biden recibió 81 millones de votos. Muchos sienten que su voto no importa en los llamados Estados Azules (Blue States). Por ejemplo, en California, Biden obtuvo 11 millones de votos frente a los 6 millones de Trump. Incluso si entre 3 y 5 millones de personas votaran por un partido alternativo, eso no cambiaría la distribución del electorado debido al sistema El ganador se lo lleva todo” (The Winner takes it All).

¿Qué tan difícil ves cambiar este viejo sistema para hacerlo más democrático?

Stein: Gran punto. ¿Cómo creamos un sistema democrático real? Hay muchas cosas en nuestro sistema actual que más bien son antidemocráticos. Y esto incluye no sólo a los colegios electorales sino también al sistema mayoritario uninominal que otorga todos los votos electorales a cualquier candidato que obtenga la mayor parte de los votos populares y no necesariamente tiene que ser la mayoría. Es la “ley de acceso a las boletas” (Ballot Access Law) lo que hace que sea muy difícil, por diseño, que otras opciones aparezcan en la boleta de votación. Actualmente la gente está comenzando a reclamar más opciones. Vemos esto en cada encuesta que se publica. Una, realizada por Gallup le pregunta a la gente cada año: ¿Está usted satisfecho con el sistema bipartidista o ve la necesidad de otra opción? Y ese número va subiendo cada año. Actualmente, el 63 por ciento de los estadounidenses dice: “Sí, realmente necesitamos otro partido político alternativo porque los dos que tenemos están haciendo un trabajo muy malo y no responden al interés público.”

Hay muchas cosas que contribuyen a la crisis de la democracia. La dificultad que tiene un Tercer Partido para llegar a las urnas forma parte de esta crisis. Tal vez viste alguna noticias recientemente sobre los juicios contra nuestro acceso a las mesas de votación. Estamos luchando para ofrecer otra opción en estas elecciones, una opción que sea contra la guerra, contra el genocidio, a favor de los trabajadores, y que aborde la emergencia climática, cosas que las campañas de los partidos tradicionales no hablan.

Estamos luchando para entrar en los debates públicos organizados por las grandes cadenas de televisión. Si lo dejamos sólo a los dos actores principales, ellos no van a decir una palabra sobre el genocidio, sobre la interminable maquinaria de la guerra que también nos está robando a ciegas, sobre la crisis climática. No los oímos hablar de eso, para nada. Los demócratas, en particular, afirman que han resuelto el problema, pero no lo están resolviendo y podemos hablar de esto más adelante con más detalle. Al mismo tiempo que afirman ser partidarios de la protección del clima, sabemos, por ejemplo, que tanto Joe Biden como Barak Obama batieron todos los récords de emisiones y exportaciones de combustibles fósiles y convirtieron a Estados Unidos en el principal productor de combustibles fósiles. Pues no. No funciona así.

En realidad, al clima no le importa las energías renovables. Al clima le importa la producción de los combustibles fósiles. Los Demócratas han tratado este asunto igual de mal que los Republicanos. De hecho, han superados a los Republicanos, tanto por la extracción en terrenos públicos como por la venta de terrenos públicos con el propósito de ser usados para la explotación de combustibles fósiles. Eso es porque estamos luchando para estar en las urnas para que la gente tenga una alternativa.

Bueno, estábamos hablando de la crisis de nuestra democracia en nuestro sistema y una cosa que todavía no he mencionado es el rol del dinero en la política que está completamente fuera de control. Tal vez viste la Convención de los Demócratas hace poco, la que fue cubierta por Chris Cuomo, de News Nation

JM: Sí, la vi. Cuomo mencionó las suites que estaban en el anillo superior del estadio de los Chicabo Bulls, las que costaban entre 500.000 y 5 millones de dólares cada una.

JS: ¡Cada una!

JM: Esos son los donantes de los partidos Demócratas y Republicanos. Mientras, Kamala Harris estaba hablando de ponerle límites a los ricos y gravar con impuestos sus ganancia. Supongo que se estaban riendo…

En relación a los partidos alternativos, el New York Times ha publicado hoy un informe que muestra que en las elecciones locales en Estados Unidos había en más de la mayoría de los casos sólo un candidato en las boletas, en su mayoría de los Republicanos, en Estados como Missouri. Esto también tiene que ver con la plutocracia, la que tiene un impacto en la historia de la democracia de este país.

Los grandes conglomerados que se crearon después de la guerra civil continuaron con el legado de las corporaciones esclavistas. En 1888 Christian Rutherford Hayes se quejó: “El gran problema es la riqueza inmensa y el poder en manos de unos pocos. Cientos de leyes del Congreso son aprobados a favor de estas personas y en contra de la clase trabajadora. Esto ya no es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, sino el gobierno de las corporaciones, por las corporaciones y para las corporaciones”. Esta cita es del año 1888.

Según una investigación del US Today en 2016, miles de leyes (mencionaron más de 10.000 de los cuales 2000 fueron aprobados) eran un “copy and paste” de textos que los congresistas recibieron de las grandes corporaciones. Es una prueba más de corrupción legalizada.

Es como que la democracia política se encuentra atrapada en una dictadura económica. Yo veo que, en estas condiciones, debido a la estructura del sistema electoral y por la falta de fondos, es muy difícil que un partido alternativo pueda cambiar esta realidad.

Cómo crees que sería posible un cambio, desde un punto de vista práctico?

JS: Bueno, esa es la pregunta del millón. ¿Cómo podemos cambiar un sistema tan cerrado. Una prueba de lo difícil que es cambiar algo en este sistema es que el partido demócrata anunció en marzo 2024 que habían contratado un ejército de abogados para quitarse encima competidores como yo misma en la urnas. Contratan a abogados para ejercer una guerra legal (lawfare) con cerramientos técnicos, desafiando el espíritu de las leyes y encontrando pequeñas puertas traseras para terminar con la competencia. Estos es un comportamiento extremamente antidemocrático desde el principio al fin. Pero ni siguiera pararon allí. Nos bloquearon en tres estados, pero fallaron dado que hemos sido capaces de combatirles en los juzgados y ganamos las demandas en esos tres estados. Así mismo, empezaron a publicar anuncios para contratar infiltrados y espías que hackeasen nuestro acceso a los boletas. También secuestraron el poco dinero público que nos correspondía, ese dinero que los candidatos no tienen para no vender sus almas al mejor postor.

Nosotros eramos uno de los pocos partidos que realmente utilizábamos estos fondos. Ahora, desde hace dos meses, nos deben unos 300.000 dólares de estos fondos, pero encontraron una excusa técnica para no dárnoslo. Es probable que lo vamos a recibir en las próximas semanas pero el objetivo era claramente bloquearlos para que se nos hiciera todavía más duro seguir en la carrera electoral. Esto es el partido Demócrata.

Déjame contarte una cosa más. En 2022 se hicieron pasar por el Partido Verde y llamaron a mucha gente que había firmado una petición de uno de nuestros candidatos que se postulaba a nivel federal en la carrera al senado en Carolina del Norte. Llamaron a esa gente y les dijeron que eran el Partido Verde. Eran infiltrados de los Demócratas. Querían que la gente se quitara de la petición porque no querían que nuestro candidatos continuara en carrera. Por suerte pudimos grabar una de estas llamadas, les denunciamos y el Partido Demócrata fue declarado culpable. No lo llamaron por su nombre, que es interferencia fraudulenta en unas elecciones. Como no se llama interferencia en las elecciones cuando un partido se hace pasar por otro y pretende representar de manera fraudulenta a otro partido para sacar a ciertos candidatos de la carrera electoral.

Así que sólo quiero recordarles (porque la gente siempre habla de los Republicanos y como interfieren en los procesos electorales) que los Demócratas también lo hacen, y lo hacen antes de las elecciones sin ninguna vergüenza. No tenemos que esperar a Donald Trump para llegar al fascismo. El fascismo ya lo tenemos instalado.  

Ahora, volviendo a tu pregunta. ¿Cómo podemos resolver este problema cuando ellos están en el poder y controlan los medios? Bueno, afortunadamente no tienen un control perfecto. No tienen el control sobre todas las redes sociales. Tal como dijiste, en el año 2020 uno de cada 3 votantes no votó porque no compraron lo que los candidatos les quisieron vender. En 2016 los números de votantes que se abstuvieron fue todavía más alto, alrededor de 42 por ciento. Es decir, los estadounidenses no están conformes con lo que hay y están buscando otras opciones. La pregunta es cuándo llegamos al punto de no retorno, porque ahora mismo la gente está sufriendo una gran disparidad económica y racial. Toda una generación se ha quedado a las puertas de la supervivencia. Encuestas recientes muestran que de los jóvenes hasta 25 años, la mitad dice que no tienen esperanza para el futuro. Un cuarto dice que contemplan la opción de atentar contra ellos mismos dentro de las próximas dos semanas.

Está claro que las cosas no van bien cuando tienes dos partidos mayoritarios que han sido comprados por la maquinaria de la guerra, por Wall Street, por las compañías de seguros, por las farmacéuticas. Cuando son ellos quienes se encargan del show, no tienen en cuenta a la gente común. Y la gente común claramente ha llegado a sus límites. El 60 por ciento de los estadounidenses viven de sus pagos mes a mes y, obviamente, no están conformes con esto.

Para muchos votantes, el genocidio en Palestina es una línea roja y dicen que no van a dar su voto a ninguno de los dos partidos por esta razón. Ahora estamos viendo mucho interés del poder popular organizado que apoya la campana del Partido Verde y que surgiere que tal vez ya hemos llegado a este punto de no retorno. El genocidio en Gaza forma parte de ese tremendo aparato militar/industrial que nos roba y que nos priva incluso aquí de las cosas más básicas que necesitamos.

Hace unos tres días se publicó una encuesta a votantes musulmanes que decían que yo estaba cabeza a cabeza con Kamala Harris, es decir que su voto se divide entre las dos candidatos. Esta es la primera vez que pasa y representa un caída enorme en el apoyo a los Demócratas. Los estadounidenses árabes y musulmanes se toman el genocidio muy en serio porque están muy cerca de lo que pasa en esta región. Los votantes estadounidenses en general también se sienten impactados por el despilfarro de nuestros impuestos por la maquinaria de las guerras sin fin y la falta de servicios de salud, vivienda y educación de calidad aquí mismo, cosas que países mucho más pobres que nosotros han solucionado mucho mejor que nosotros.

Así que sólo quiero hacer hincapié que el nuestro es un objetivo en marcha. Citando a Frederick Douglass,  podemos decir que “el poder no concede nada si no se le exige”. Si no luchamos por nuestros derechos, no los vamos a conseguir nunca. La gente no puede dejarse intimidar de votar lo que quieren, sea la paz en Palestina o recortar el presupuesto militar para utilizarlo en educación. La gente siempre ha oído, “no votes por lo que necesitas; vota por donde está el poder”. La cuestión es si podemos romper con esto de una vez por todas.

Alguna vez Alice Walker dijo que la mejor forma de perder el poder es pensar que no lo tenemos. Pero si sumas toda esa gente que quiere terminar el genocidio en Palestina ahora mismo o toda la gente que está atada a esa gran deuda que contrajeron solo por estudiar (en total, 44 millones) o la gente que no tiene un seguro de salud adecuado que son aproximadamente 60 millones, sólo con esto tendrías un cuórum suficiente para ganar las elecciones presidenciales.

Así, en mi opinión, la respuesta a tu pregunta de cómo podemos romper este sistema es que necesitamos tener coraje, estar convencidos y cambiar el chip en nuestra propia mente que nos dice que tenemos ningún poder. Eso es lo que nos han contado siempre, pero podemos rebelarnos entender que sí tenemos un poder verdadero para hacer valer nuestras demandas y nuestros votos, ya sean en un cinco o en un 51 por ciento. Tenemos que comenzar a construir nuestro camino desde donde estamos y no dejarnos intimidar. El poder en una democracia son nuestros votos y sin hacer uso de ellos contribuiríamos a la abolición de la democracia.

JM: Muchos esperamos el regreso de unos nuevos Años 60 (y su valentía antiguerra, anticolonialista y por los derechos civiles), pero durante los últimos 20 años nos hemos ido moviendo aún más hacia una nueva Edad Media. Ahora, desde un punto de vista todavía más consciente, sobre todo en el Partido Republicano con Trump y J.D. Vance, muchos parecen más dispuesta dar un vuelco a nuestras creencias democráticas, como la igualdad o los ideales de la Ilustración. Muchos conservadores entienden que debemos movernos hacia una Ilustración Oscura que elimina nuestra igual-libertad de expresión y la educación misma.

En junio de 2021, el general Mark Milley respondió en el Congreso sobre la teoría crítica de la raza y la acusación de ser Woke: “He leído a Mao Zedong. He leído a Karl Marx. He leído a Lenin. Eso no me convierte en comunista”.

En 2021-22, solo 11 personas fueron responsables de presentar el 60 por ciento de miles de impugnaciones de libros. Miles de libros fueron retirados de escuelas y bibliotecas. Incluso temas o palabras como homosexualidad o esclavitud han sido limitados, cuando no silenciados directamente. Para la libertad, el efecto más devastador no es solo la censura, sino la autocensura.

El 2 de agosto, Rey Rodrigues (rector de la Junta de Gobernadores del Sistema Universitario Estatal de Florida) envió un correo electrónico a todas las universidades y colegios públicos de Florida para “revisar los recursos de los cursos relevantes, como los libros de texto… en busca de material antisemita y/o sesgo antiisraelí”.

Gonsales escribió: “Todo curso que contenga las siguientes palabras clave: Israel, israelí, Palestina, palestino, Oriente Medio, sionismo, sionista, judaísmo, judío o judíos será marcado para su revisión”. Algunas personas y partidos ganan elecciones repitiendo libertad, libertad y libertad, pero una vez en el poder, practican prohibición, prohibición y censura.

Jill ¿por qué este ataque abierto a la libertad académica? ¿Estamos pasando finalmente de hacer irrelevante la libertad de expresión (como durante la esclavitud) a censurarla directamente, en nombre de la libertad?

JS: Es una pregunta muy buena. Existe un ataque a nuestra libertad académica y en la prohibición de ciertos libros e ideas. Las estadísticas al respecto son increíbles. Me dices que tan solo 11 personas son las responsables de censurar el 60% de los libros en los Estados Unidos. Eso es inaceptable, antidemocrático. Libros e ides son censuradas… Recordemos a Julian Assange y lo significó su caso. Recordemos todos los asaltos contra la libertad de expresión, y de protesta como el de los campus universitarios aquí y en el mundo. Hay una censura al discurso político también. Aquí, en Tampa, un movimiento suburbano fue acusado de ser “un agente extranjero” y es apenas un grupo de izquierda que critica la política exterior de los Estados Unidos. Esos activistas han sido amenazados con 15 años de prisión por expresar sus ideas. Lo mismo me ha pasado a mí. En 2016, por ser una candidata que estaba en contra de la guerra y del uso de armas nucleares, me acusaron de ser una “agente al servicio de Rusia”. Esa acusación era muy conveniente para Hillary Clinton y para el partido Demócrata, que querían sacarme del medio. Me hicieron investigar durante tres años por el comité de la Central de Inteligencia. Tuve que probar mi inocencia, lo cual es ridículo. Nadie debe probar su inocencia. Ellos tienen que probar que eres culpable.

JM: Un nuevo Macartismo…

JS: Exacto. Una nueva clase de macartismo, como el que está sucediendo hoy en día, por ejemplo en el partido Demócrata, que intenta parar de esa forma a sus oponentes. En estop se ha convertido la democracia. Por eso insisto en que no hay que esperar a que gane Trump para ver al fascismo instalarse en este país. Ya tenemos a nuestras policías locales siendo entrenadas por las fuerzas de defensa israelís a lo largo de todo el país, y los entrenan en tácticas abusivas. Actualmente, existen cerca de 80 ciudades como Atlanta, donde la policía está siendo entrenada de esta forma. También ha vuelto el reclutamiento. Si tienes hijos de entre 18 y 25 años, el Tío Sam en sus bases de datos sabe dónde están. Vivimos en una sociedad muy militarizada y el precio que pagamos es nuestra democracia, nuestro derecho a manifestarnos y nuestra libertad de expresión.

La razón por la cual Julian Assange fue perseguido fue por denunciar crímenes de guerra, abusos, corrupción y torturas. Ese es el papel del periodismo. El periodismo no debería ser el perro guardián del poder. Por eso estamos en la carrera electoral, en los debates, en las discusiones, en los medios. Porque la base de nuestra democracia, de nuestra economía, de nuestro ambiente, están siendo subastados a nuestras espaldas al mejor postor.

Estamos gobernados por una plutocracia, por los poquísimos que son extremadamente ricos, porque nuestro sistema político ha sido privatizado, y por eso la riqueza se concentra cada día más. Las tres personas más ricas de Estados Unidos, tiene más dinero que el 50 por ciento de su población.

En palabras del fallecido juez de la Suprema Corte Louis Brandeis: tenemos que elegir entre una enorme concentración de la riqueza y la democracia” No podemos tener los dos y, desafortunadamente, hemos escogido la concentración de riqueza. De ahí eso de la corrupción legalizada. Ahora ¿cuándo vamos a tener una discusión real sobre esto? Eso no va a pasar con los dos partidos políticos que están protagonizando este espectáculo. Ellos no van a permitir que haya más voces o más partidos para que el pueblo tenga una oportunidad de luchar por sus propias causas.  

JM: Jill, hablemos un poco de América Latina, para luego pasar brevemente a la problemática de la inmigración en Estados Unidos.

Después de que Estados Unidos se apoderó de más de la mitad del territorio mexicano —desde Texas hasta California— para expandir la esclavitud donde antes era ilegal, la expansión se detuvo en el Río Grande. Esto se hizo para evitar incorporar áreas densamente pobladas por lo que los congresistas de la época consideraban «razas inferiores». En cambio, Estados Unidos estableció protectorados y bases militares en América Latina.

En el siglo XIX, Washington llevó a cabo miles de intervenciones militares en América Latina para “enseñar a los negros a gobernarse a sí mismos”. Esto continuó hasta el siglo XX.

Durante la Gran Depresión, Estados Unidos retiró a los marines de algunas “repúblicas bananeras”, pero dejó a sus psicópatas criollos en sus gobiernos, dictaduras que duraron muchas generaciones.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Washington descuidó a América Latina, por lo que esa región recuperó una docena de democracias. Sin embargo, recién nacida, la CIA reemplazó la palabra “negros” por “comunistas” en todos sus discursos. Una vez más, Washington envió tsunamis de dólares para financiar ejércitos y golpes de Estado en América Latina.

En 1959, el senador John F. Kennedy dijo en el Congreso: “No creo que dar esta ayuda a América del Sur sea para fortalecerla contra la Unión Soviética… Es dinero tirado por el caño, en un sentido militar, pero en el sentido político esperamos que hagan un uso efectivo de él”.

El presidente Nixon confirmó esa idea en 1970: “Nunca estaré de acuerdo con la política de desvalorización de las fuerzas armadas en América Latina. Son centros de poder sujetos a nuestra influencia. Los otros (los intelectuales) no están sujetos a nuestra influencia”.

Para los años 70, ya se habían perdido una docena de democracias en América Latina, transformadas en sangrientas dictaduras militares (cuando no “democracias obedientes”), guardianes de la “libertad de empresa” de las corporaciones estadounidenses y sus cómplices, la oligarquía latinoamericana.

Esta historia nunca terminó; hoy, se practica de otras maneras.

Jill, Considerando esta larga historia, ¿cuál sería una política exterior del Partido Verde?

JS: Sin duda nuestra política sería muy diferente. Desde la segunda guerra mundial la CIA ha realizado más de 75 operaciones secretas con el objetivo de cambiar gobiernos, como en Guatemala para evitar la reforma agraria, contra los intereses de las United Fruit Company, que tenía el monopolio mientras los campesinos pasaban hambre. Al mismo tiempo, Gran Bretaña y la CIA evitaron que el gobierno de Irán nacionalizara su petróleo. Así que derrocaron al presidente electo Mohammad Mosaddegh y en su lugar pusieron al Shah, un dictador cruel que estuvo durante muchos años hasta que la Revolución Islámica lo derrocó.

Cuando Estados Unidos hace ese tipo de intervenciones, no solo hace un gran daño en esos países, sino que eso también tiene repercusiones en nuestro país. Debido a la inestabilidad mundial, se crearon estados fallidos, como Libia, donde aparecieron mercados de esclavos al aire libre tras las intervenciones de Estados Unidos y de la OTAN para derrocar y asesinar a Gadafi. Poco después tenemos migraciones masivas de millones de personas de esos países.

El Partido Verde quiere cambiar ese modelo militarista de intervencionismo neocolonial por una política de derechos humanos. En lugar de imaginar un mundo dominado por el imperio de Estados Unidos, trabajaremos en favor de una comunidad de naciones, multipolar, donde prevalezcan la ley de las naciones.

Estados Unidos ya no es la potencia dominante. No podemos seguir comportándonos como el matón de la escuela haciendo bullying a los otros. Este mundo monopolar no funciona para nadie. Ahora mismo tenemos tres zonas muy peligrosas, dos de ellas con conflictos militares (Ucrania e Israel) y el peligro de un conflicto con China, seguido de una guerra nuclear. Estamos todos en peligros debido a nuestra idea nociva del dominio imperial, debemos dejar eso atrás.

JM: Los inmigrantes ilegales tienen tasas de criminalidad mucho más bajas que los ciudadanos estadounidenses a pesar de que tienen una cantidad desproporcionada de varones jóvenes. Aun así, cada vez que alguno de ellos comete un delito, inmediatamente aparece en los titulares y los políticos intensifican la criminalización de un amplio grupo que no puede votar y no tiene lobbies en el Congreso.

No conocen el idioma ni las leyes, pero aun así logran encontrar empleos, que son cruciales para nuestra sociedad. A diferencia de los trabajos contratados por las grandes compañías en otros países, producen y consumen aquí y están listos para trabajar desde el primer día sin la inversión gubernamental de 12 o 20 años de educación y atención médica.

Estamos en contra de la inmigración ilegal, pero también en contra de la criminalización de un grupo muy vulnerable. Por lo general, la gente pobre y desesperada toma préstamos de 10 o 15 mil dólares de un Coyote para venir aquí ilegalmente. ¿Por qué esto? Porque las leyes de inmigración de Estados Unidos odian a los trabajadores pobres. En una embajada de Estados Unidos, es mejor decir que eres una persona perezosa y lenta con una cuenta bancaria interesante que un trabajador esforzado si no quieres que te nieguen una visa. Además de todo esto, en proporción, Estados Unidos es uno de los países menos solidarios del mundo en la recepción de refugiados.

¿Cuál sería la política migratoria del Partido Verde?

Lo más importante que podemos hacer para combatir la crisis inmigratoria, es dejar de causarla con nuestras intervenciones en otros países. Debemos empezar a respetar la soberanía de otros países. Debemos tratar el problema de uso de drogas como un problema de uso de drogas de salud y no como un problema policial. Por eso, desde el principio, legalizaríamos la marihuana y empezaríamos a estudiar la descriminalización de otras drogas para disminuir el poder de los carteles. También tomaríamos medidas económicas para favorecer a otros países para que su gente no tenga que emigrar. Recordemos que hemos derrocado dos gobiernos en Haití, obligando a bajar el salario mínimo y forzando a su gente a emigrar.

También eliminaríamos las sanciones económicas contra Cuba, Venezuela y Nicaragua. Esas sanciones son ilegales y fuerzan a la gente de marcharse de sus países. En la frontera de México por ejemplo en lugar de levantar un muro, agilizaríamos los sistemas de identificación de las personas detectar criminales y permitir que los inmigrantes que quieran puedan tener papeles para trabajar. La inmensa mayoría de los inmigrantes son personas honestas y pacíficas. La mayor parte de los que entran la droga, por ejemplo, son estadounidenses, no inmigrantes . Los inmigrantes son una gran recurso económico y en la próxima década se calcula que pueden contribuir con siete billones de dólares a la economía de este país.

JM: Trump afirmó que “si alguien quiere eliminar a Israel, entonces no los queremos en nuestro país”. El 15 de agosto, Trump culpó a “nuestras instituciones mediáticas de izquierda” por el aumento del antisemitismo.

El antisemitismo, históricamente asociado con grupos de extrema derecha, ha estado en aumento debido a un resurgimiento neonazi tanto en Europa como en Estados Unidos, incluso antes del reciente conflicto en Gaza.

Trump también culpó a “cierta candidata a la presidencia de los Estados Unidos, lo cual es difícil de creer en nuestras universidades…” Creo que estaba hablando de ti. ¿De quién más? No de la señora Harris, seguro. ¿Cómo respondes a estas acusaciones tan fáciles y comunes que confunden Sionismo y judaísmo? ¿Que nos puedes decir del IPAC, el lobby sionista?

Un error muy común es confundir judaísmo con sionismo. El sionismo es una ideología política, no una religión. Yo crecí en una comunidad judía, iba a una sinagoga donde todo el mundo tenía claro que los judíos habían sufrido una holocausto y que eso no debería ocurrir nunca más a nadie. En esa comunidad teníamos claro que también eran culpables quienes miraron hacia otro lado y lo permitieron. Estop no es una conflicto religioso: en lo que es ahora Palestina vivieron en paz musulmanes, judíos y cristianos, hasta que llegaron los sionistas y empezaron a tener problemas no solo con los Palestinos sino con musulmanes y cristianos.

Hasta los 90s no se permitió el acceso a los archivos nacionales de Israel y fue solo que entonces supimos con más claridad qué paso antes de la fundación de Israel. El sionismo quiso quedarse con una tierra en la que ya había otras personas a través de una limpieza étnica. El hecho de haber sido víctimas de un genocidio no les habilita a cometer un genocidio ellos mismos.

El genocidio tiene que parar, el estado separatista de Israel debe retirarse de Gaza y de Cisjordania, en este momento en el proceso de ser ocupada también. La limpieza étnica y el apartheid de Israel también deben terminarse. Esta historia no comenzó el 7 de octubre sino años antes de la fundación de Israel hace 77 años. Se debe cumplir con la Ley Internacional. Así lo exige la comunidad internacional, la Corte Penal Internacional y las Naciones Unidas. Mirar para otro lado es aprobar la tortura y el asesinato de hombres, mujeres y niños a una escala industrial.

Según las encuestas de Reuters, el 68 por ciento de los estadunidenses quieren un final inmediato al genocidio y eso no antisemitismo. Decir que exigir el fin del genocidio es ser antisemita, es una forma de antisemitismo. Estar contra el genocidio es una de las formas más altas no solo del judaísmo, del cristianismo y del islam, sino de la Humanidad.

Esta matanza debe terminar. Eso se puede parar con una simple llamada de teléfono como hizo Reagan en el Líbano donde cientos de miles de personas se salvaron de ser masacradas durante la persecución de la Organización de Liberación de Palestina, algo así como el Hamas de la época. El primer ministro de Israel Menachem Begin tuvo que detener el bombardeo del Líbano y retirar sus tropas. Eisenhower hizo lo mismo cuando Israel invadió Egipto y ahora debemos hacer lo mismo para que Netanyahu, que es un criminal de guerra, haga lo mismo. Si no lo hace, se les corta la provisión de armas. Sin embargo, se le están dando más armas lo cual es contrario a las mismas leyes de Estados Unidos proveer armas a países que violan los Derechos Humanos, que bloquea la ayuda humanitaria incluso aquellos que no cumplen con los tratados de control de armas nucleares, como es el caso de Israel no es signatario del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares. Por eso la ayuda de Estados Unidos a Israel es ilegal y debería terminar, ya mismo.

Nosotros aplicaríamos la ley el primer día de nuestro gobierno para terminar con esta tragedia. Israel debe cumplir con la ley internacional y nosotros tenemos el poder de pararlo. Un estado fascista no es compatible con la ley internacional. No podemos normalizar la tortura y asesinato de niños a escala industrial.

Todos estamos amenazados por esta maquinaria de guerra que existe en el mundo entero y que debería empezar por detener el genocidio en Gaza ahora mismo. Por otro lado, es necesario reducir la carrera armamentística en el mundo. Nadie está seguro en este mundo. Estamos todos implicados y empobrecidos por esta maquinaria de la guerra.

Carta abierta de Jill Stein (08/2024)

“El Partido Demócrata ha demostrado que su función en el sistema bipartidista es servir a la misma agenda imperialista corporativa que los republicanos”.

Carta abierta de Jill Stein

(trdución JM)

La Convención Nacional del Partido Demócrata y Kamala Harris han establecido un nuevo récord de vergüenza y desorientación con su campaña promocionada bajo el lema “Esperanza y alegría” mientras presiden una situación de penurias sin precedentes y un genocidio desenfrenado.

A medida que la Convención Demócrata, cuidadosamente coreografiada, llega a su fin, la campaña de marketing sintética de “esperanza y alegría” parece orwelliana y obscena en comparación con las lágrimas reales y la desesperación de la gente que clama afuera por los derechos humanos básicos y el fin del horrible genocidio respaldado por Estados Unidos en Gaza.

Los delegados que representan al movimiento de “No comprometidos” intentaron traer un poco de realidad a la burbuja de la Convención, pero los demócratas se negaron a escucharlos, rechazando incluso la modesta solicitud de permitir que un orador palestino-estadounidense diera un discurso. Fuera de la convención, los manifestantes leyeron los nombres de los niños palestinos asesinados, pero los delegados demócratas que pasaban se taparon los oídos y pasaron apresuradamente, o incluso se burlaron a los que leían los nombres.

Desde el escenario, destacados demócratas declararon que Harris está “trabajando incansablemente por un alto el fuego”, una afirmación que no solo es falsa, sino que encubre de manera escandalosa el hecho de que la administración Biden-Harris está literalmente enviando armas que alimentan el genocidio en Gaza.

Jorge, los demócratas han demostrado una y otra vez que no están interesados ​​en escucharte. Nosotros estamos escuchando y estamos haciendo todo lo posible para luchar por el pueblo estadounidense y por las víctimas del imperio estadounidense que no tienen derecho a voto.

La farsa sobre “trabajar incansablemente por un alto el fuego” es especialmente descarada y es típica de las palabras vacías de los demócratas. Kamala Harris puede ofrecer apoyo de palabra a algunas políticas que suenan bien, pero ¿dónde han estado durante los últimos tres años y medio? ¿Qué pasó con las promesas de Biden-Harris como aumentar el salario mínimo y crear una opción pública para la atención médica?

Nada: estas promesas vacías se olvidaron tan pronto como pasaron las elecciones.

El descarado engaño continuó con Michelle Obama declarando que los demócratas “no engañan a los demás para salir adelante” y que “no cambian las reglas para que siempre ganemos nosotros”, mientras intentan demandarnos para que no participemos en las elecciones en varios estados, contratan espías e infiltrados para sabotearnos y retienen la financiación pública a la que calificamos hace meses.

En La Convención Nacional del Partido Demócrata se niega a permitir que los votantes tengan una opción incluso dentro de su propio partido, donde las élites del partido eligieron a Harris como sucesora de Biden después de lograr evitar cualquier proceso de primarias real.

El discurso de aceptación de Kamala en la Convención Demócrata fue un desfile predecible de lugares comunes, centristas, salpicados de tonterías patrioteras diseñadas para flanquear a los republicanos por la derecha.

Cuando Kamala gritó que convertiría al ejército estadounidense en la “fuerza de combate más letal del mundo”, la multitud respondió con cánticos de “¡USA, USA!”, y continuó con su repugnante manipulación de Gaza con vagas perogrulladas y lágrimas de cocodrilo mientras ella y Biden suministran las mismas bombas que están destrozando vivos a los niños palestinos.

Las élites de la Convención Demócrata eligieron a Kamala como camaleón político porque ella dirá o hará lo que ellos quieran. Y eso significa, como Biden prometió a sus partidarios de Wall Street en 2020, que “nada cambiará fundamentalmente”.

Mientras los demócratas han estado actuando con su espectáculo de renovación de marca, yo he estado en las calles de Chicago reuniéndome y escuchando a la gente excluida de la Convención, tal como lo hice en Milwaukee durante la Convención republicana. Marchamos con el Ejército de los Pobres por la atención médica y la vivienda como derechos humanos. Nos manifestamos con Workers Strike Back (“Los trabajadores contraatacan”) por un salario mínimo de 25 dólares la hora. Y nos unimos a las marchas y acciones diarias para detener el genocidio en Gaza y cortar el apoyo de Estados Unidos a Israel hasta que ponga fin a su brutal ocupación y régimen de apartheid.

A diferencia de Kamala Harris y los demócratas, mi compañero de fórmula Butch Ware y yo estamos escuchando a la gente y luchando por el cambio real que necesitamos ahora mismo.

Al igual que esta Convención Nacional, el Partido Demócrata es falso hasta la médula porque trabaja para la clase de donantes de élite, no para los votantes. Los demócratas pueden gastar sus montañas de dinero corporativo en hábiles campañas de renovación de marca para convencer a la gente de que las cosas serán diferentes esta vez, pero lo único que harán será menos que el mínimo indispensable, porque eso es lo máximo que sus donantes permitirán.

En casi cualquier tema (derechos de los trabajadores, atención médica, vivienda, justicia racial, inmigración, cambio climático, derecho al voto, seguridad de las armas, derechos de las mujeres, lo que sea), Kamala Harris y los demócratas harán menos que el mínimo indispensable. Y continuarán las guerras interminables que nos están arrastrando cada vez más cerca del borde de una guerra mundial a la que la humanidad tal vez no sobreviva.

Una y otra vez, el Partido Demócrata ha demostrado que su función en el sistema bipartidista es servir a la misma agenda imperialista corporativa que los republicanos, al tiempo que ocupa el espacio donde deberíamos tener un auténtico partido popular.

Es demasiado. No podemos perder más tiempo esperando un cambio de los mismos políticos que nos han traicionado una y otra vez. La verdadera esperanza solo vendrá de un cambio real, y depende de nosotros que suceda.

Juntos podemos liderar la lucha por una democracia real, el fin de la guerra interminable y el genocidio, una economía que funcione para los trabajadores, un futuro habitable para nuestros hijos y una América y un mundo que funcionen para todos nosotros.

Ahora es el momento de unirnos y levantarnos.

En solidaridad y gratitud,

Jill Stein

Los tres minutos más importantes del periodismo de los últimos veite años

Chris Cuomo (ex periodista de ABC y CNN, actualmente en News Nation):

Para ampliar

¿Qué hemos aprendido de los estudiantes?

Una de las manifestaciones naturales de cualquier poder social fosilizado en el ápice de la pirámide social es la división de los de abajo. La variación capitalista de esta antigua ley, divide et impera, radicó en la inoculación explícita del racismo y en la desmovilización, desarticulación y desmoralización de cualquier organización social que no fuera el gremio de los millonarios, esos que pueden hacer huelgas de capitales cuando se les cante (en nombre del sagrado derecho a la propiedad privada de sus capitales) y presionar a los pueblos con la necesidad y el hambre cada vez que éstos deciden hacer lo mismo: unirse para defender sus derechos individuales, sus intereses de clase, su dignidad de pueblos colonizados.

El masivo movimiento de protesta de los estudiantes estadounidenses contra la masacre en Gaza que, en una medida importante encendió la mecha para otros levantamientos en otros países occidentales, aparece como un fenómeno paradójico. Al menos así me lo han expresado los periodistas que me han consultado sobre el tema.

Como toda paradoja, es una lógica que parece contradictoria: en el país donde sus ciudadanos son reconocidos por su ignorancia geopolítica, por su desinterés, cuando no insensibilidad por sus propias guerras imperialistas y su patriotismo ciego, por su adicción al consumo y su fanatismo militarista y religioso, las protestas estudiantiles pertenecen a una tradición que se inició en los años 60 con los movimientos antibélicos, continuó en los 80 con sus protestas contra el apartheid en Sud África y, más tarde, con varias reivindicaciones y demandas de desinversión de los administradores de sus poderosas universidades en el negocio de la guerra, de las cárceles privadas y de la contaminación ecocida.

Como en todos los casos, se trató de desacreditarlos como jóvenes irresponsables y fantasiosos, cuando fueron, precisamente esos jóvenes, los mejor informados y los más valientes de su sociedad, pese a que no proceden de un grupo sumergido por la violencia de las necesidades básicas. Lo cual tampoco es difícil de explicar: no sólo el conocimiento no comercializado, no solo el idealismo menos corrupto de los jóvenes explica esta reacción, sino que nadie puede imaginarse un sindicato de homeless organizándose para demandar mejores condiciones de vida, no porque sean productivos sino por la simple razón de ser seres humanos.  

Pero creo que hay otra razón que explica este fenómeno y, probablemente, sea una de las razones principales. Como anoté al principio, la división de los de abajo fue siempre un arma de dominación de los arriba. Podría detenerme en una infinidad de ejemplos cruciales en los últimos dos siglos, pero la regla es tan básica que pocos la cuestionarían. Una de sus traducciones, la desmovilización, fue y es una política no escrita pero enquistada en el propio sistema capitalista: primero desmovilización por el desmantelamiento y demonización de las organizaciones sociales, como los sindicatos de trabajadores. Segundo, a través del consuelo de las iglesias que en su casi totalidad apoyaron o justificaron el poder económico, político y social. Tercero, a través de la única secularización sagrada que fue permitida: el consumismo y el dogma del individualismo. El egoísmo y la avaricia, por siglos dos pecados entre los cristianos comuneros de los primeros tres siglos de existencia en la ilegalidad, y pecados morales en la mayoría de las filosofías sociales de la antigüedad, en el siglo XVI se convirtieron en virtudes sagradas para complacer y apoyar la fiebre de la nueva ideología capitalista.

Pero volvamos al caso específico de los estudiantes estadounidenses. Cualquiera que ha sido estudiante o profesor en Estados Unidos tiene una idea clara de cómo funciona la vida de los campuses. Aunque algunos proceden de las clases más altas y no necesitan becas ni préstamos porque sus padres les pagan la carrera en su totalidad, la gran mayoría toma dinero de su propio futuro para pagar las matrículas más caras del mundo. Otros, con más suerte o mérito inicial, reciben becas. En cualquier caso, sin distinción de clases pese a estar insertados en un sistema nacional y global ferozmente segregacionista, donde los privilegios y la lucha de clases no son menos feroces, en los campuses estas diferencias se atenúan hasta casi desaparecer. Ese es el primer punto.

El segundo punto, igual de contradictorio con el resto de la realidad social, radica en la permanente interacción social, grupal, casi familiar de los estudiantes universitarios. Una gran parte (a veces una gran mayoría) vive en los apartamentos del campus. La que no, es como si viviera allí. En mis clases, por ejemplo, apenas un diez porciento procede de la ciudad donde se encuentra la universidad, a pesar de que Jacksonville tiene un millón de habitantes. La mayoría procede de estados tan lejanos como Nueva York o California y de continentes tan diferentes como Europa, América Latina, África y Asia. Me sorprendería si el próximo semestre no tengo una clase con este patrón. Esta maravillosa diversidad (cierto, los pobres son una minoría, pero los hay debido a las becas) produce una conciencia humana y global que no se ve en el fanatismo provinciano de gran parte del resto de la sociedad y que es más conocido en el resto del mundo, porque lo ridículo y absurdo suele popularizarse y viralizarse de forma más rápida.

El tercer punto (para estas reflexiones es el primero) radica en que esta forma de vida no sólo expone a los jóvenes a pensamientos diferentes en sus clases, sino a formas de vida diferentes en la convivencia con sus compañeros extranjeros, desde la distracción del deporte, de las barbacoas en los parques hasta algunas fiestas excesivas en sus fraternidades y sororidades con sus bromas extremas—un día llegué a mi oficina cuando el sol comenzaba a despuntar y, en el camino, me encontré con bombachas y soutiens colgando de un árbol que precedía la entrada a un edificio donde suelo dar clases. Cosas de jóvenes.

Como profesor, he sido miembro de diferentes comités, como el de estudiantes y, aunque mi crítica al sistema universitario estadounidense radica en que no es tan democrático como el de Europa o América latina porque, por ejemplo, los estudiantes no votan, de todas formas, se las arreglan para organizarse y exigir reclamos que consideran justos y necesarios.

Es decir, los estudiantes no están desinformados, desmovilizados, desorganizados y atemorizados como lo estarán cuando se conviertan en un engranaje de la maquinaria. Esto los hace peligrosos para el sistema, todo lo que explica sus poderosas protestas en 50 campuses en todo el país por una causa de derechos humanos que consideraron justa, necesaria y urgente.

El ejemplo de los estudiantes sin más poder que su propia unión debe ser entendido con la seriedad que merece. El primero en entender esto fue el poder político (económico y mediático), razón por la cual no solo permitió la violencia contra los estudiantes, sino que los reprimió con irracional violencia, deteniendo a 3.000 de ellos y a ninguno de los fascistas quienes iniciaron la violencia en los capuces.

Un corolario consiste en la urgente necesidad de que el resto de la sociedad vuelva a organizarse en grupos y uniones, no sólo sindicatos de trabajadores, sino uniones de todo tipo, desde los comités políticos de base hasta los comités barriales. Esto puede ser realizado con los mismos instrumentos de división y desmovilización que se ha usado en su contra: la tecnología digital.

Tendremos un nuevo mundo cuando los individuos se integren a distintos grupos, a distintas asambleas, aunque sean virtuales, para discutir, para escuchar, para proponer, para sentir la pertenencia a algo más allá de la pobre individualidad del consumo. Si los humanos somos egoístas, no somos menos altruistas. Cuando identificamos una causa justa, luchamos por ella más allá de nuestros propios intereses. Ejemplos hay de sobra.

¿Volveremos a entender que el interés común de la humanidad, de la especie es, al menos a largo plazo, el interés más importante del individuo? En la recuperación de este sentido comunitario, de este involucramiento radica la salvación del individuo y de la humanidad.

Con el tiempo, esta multiplicidad de comunidades a distintos niveles y con distintos intereses lograrán que las donaciones voluntarias y los impuestos impuestos dejen de fluir a los ultramillonarios que compran presidentes, senadores, ejércitos y la misma opinión mundial. Porque los ricos no donan, invierten. Cuando no invierten en políticos, en jueces y en periodistas, invierten en el mercado de la moral. Por regla, no por excepción, los ricos siempre tienen una motivación personal para donar.

Los humanos nos movemos por el interés propio y por una causa colectiva. No hace falta aclarar cuál, en términos políticos e ideales, es la derecha y cuál es la izquierda. En todo caso, ambos intereses son humanos y deben ser considerado en la ecuación que hará de esta especie ansiosa, violenta e insatisfecha algo mejor. Para eso, la mayoría debe dejar de ser una clase descartable, irrelevante.

Jorge Majfud, mayo 2024.

https://www.pagina12.com.ar/741730-que-hemos-aprendido-de-los-estudiantes

Qu’avons-nous appris des étudiants ?

L’une des manifestations naturelles de tout pouvoir social fossilisé au sommet de la pyramide sociale est la division de ceux qui se trouvent en bas. La variante capitaliste de cette ancienne loi, divide et impera, était enracinée dans l’inoculation explicite du racisme et dans la démobilisation, la désarticulation et la démoralisation de toute organisation sociale qui n’était pas la guilde des millionnaires, ceux qui peuvent faire pression sur les peuples avec le besoin et la faim chaque fois qu’ils le décident. Faire de même : s’unir pour défendre leurs droits individuels, leurs intérêts de classe, leur dignité de peuples colonisés.

Le mouvement de protestation massif des étudiants américains contre le massacre de Gaza, qui, dans une large mesure, a allumé la mèche pour d’autres soulèvements dans d’autres pays occidentaux, apparaît comme un phénomène paradoxal. C’est du moins ce que m’ont dit les journalistes qui m’ont consulté sur le sujet.

Comme tout paradoxe, c’est une logique qui semble contradictoire : dans le pays où ses citoyens sont reconnus pour leur ignorance géopolitique, pour leur désintérêt, voire leur insensibilité pour leurs propres guerres impérialistes et leur patriotisme aveugle, pour leur addiction à la consommation et leur fanatisme militariste et religieux, les manifestations étudiantes appartiennent à une tradition qui a commencé dans les années 1960 avec les mouvements anti-guerres. Elle s’est poursuivie dans les années 1980 avec ses protestations contre l’apartheid en Afrique du Sud et, plus tard, avec diverses revendications et demandes de désinvestissement par les administrateurs de ses puissantes universités dans le commerce de la guerre, des prisons privées et de la pollution écocidaire.

Comme dans tous les cas, on a tenté de les discréditer en les qualifiant de jeunes irresponsables et fantaisistes, alors que ce sont précisément ces jeunes qui étaient les mieux informés et les plus courageux de leur société, bien qu’ils ne proviennent pas d’un groupe submergé par la violence des besoins fondamentaux. Ce qui n’est pas difficile à expliquer non plus : non seulement les connaissances non marchandes, non seulement l’idéalisme moins corrompu des jeunes expliquent cette réaction, mais personne ne peut imaginer un syndicat de sans-abri s’organiser pour réclamer de meilleures conditions de vie, non pas parce qu’ils sont productifs mais pour la simple raison d’être des êtres humains.

Mais je pense qu’il y a une autre raison à cela, et c’est probablement l’une des principales raisons. Comme je l’ai noté au début, la division de ceux qui sont en bas a toujours été une arme de domination de ceux qui sont en haut. Je pourrais m’attarder sur une myriade d’exemples cruciaux au cours des deux derniers siècles, mais la règle est si fondamentale que peu de gens la remettraient en question. L’une de ses traductions, la démobilisation, était et est une politique non écrite mais enracinée dans le système capitaliste lui-même : d’abord la démobilisation par le démantèlement et la diabolisation des organisations sociales, telles que les syndicats ouvriers. Deuxièmement, par la consolation des Églises qui soutenaient ou justifiaient presque entièrement le pouvoir économique, politique et social. Troisièmement, par la seule sécularisation sacrée qui était autorisée : le consumérisme et le dogme de l’individualisme. L’égoïsme et la cupidité, pendant des siècles deux péchés chez les communards chrétiens des trois premiers siècles d’existence dans l’illégalité, et les péchés moraux dans la plupart des philosophies sociales de l’antiquité, devinrent au XVIe siècle des vertus sacrées pour plaire et soutenir la fièvre de la nouvelle idéologie capitaliste.

Mais revenons au cas spécifique des étudiants américains. Quiconque a été étudiant ou enseignant aux États-Unis a une idée claire du fonctionnement de la vie sur le campus. Alors que certains viennent des classes supérieures et n’ont pas besoin de bourses ou de prêts parce que leurs parents paient l’intégralité de leurs frais de scolarité, la grande majorité prend de l’argent de leur propre avenir pour payer les frais de scolarité les plus chers du monde. D’autres, avec plus de chance ou de mérite initial, reçoivent des bourses. En tout cas, sans distinction de classe bien qu’insérées dans un système national et mondial farouchement ségrégationniste, où les privilèges et la lutte des classes ne sont pas moins féroces, sur les campus ces différences s’atténuent au point de presque disparaître. C’est le premier point.

Le deuxième point, tout aussi contradictoire avec le reste de la réalité sociale, réside dans l’interaction sociale permanente, de groupe, presque familiale des étudiants universitaires. Une grande partie (parfois une grande majorité) vit dans des appartements sur le campus. Dans mes cours, par exemple, seulement dix pour cent viennent de la ville où se trouve l’université, même si Jacksonville compte un million d’habitants. La plupart viennent d’États aussi éloignés que New York ou la Californie et de continents aussi différents que l’Europe, l’Amérique latine, l’Afrique et l’Asie. Je serais surpris si le semestre prochain je n’avais pas de cours avec ce modèle. Cette merveilleuse diversité (c’est vrai, les pauvres sont une minorité, mais il y en a à cause des bourses) produit une conscience humaine et globale qui ne se voit pas dans le fanatisme provincial d’une grande partie du reste de la société et qui est mieux connue dans le reste du monde, car le ridicule et l’absurde ont tendance à devenir populaires et viraux plus rapidement.

Le troisième point (car ces réflexions sont le premier) est que ce mode de vie expose non seulement les jeunes à des pensées différentes dans leurs classes, mais aussi à des modes de vie différents dans la vie avec leurs pairs étrangers, de la distraction du sport, des barbecues dans les parcs à des fêtes excessives dans leurs fraternités et sororités avec leurs blagues extrêmes – un jour, je suis arrivé à mon bureau alors que le soleil se levait. En chemin, je suis tombée sur des culottes et des soutiens suspendus à un arbre qui précédaient l’entrée d’un bâtiment où j’enseigne habituellement. Des trucs de jeunes.

En tant que professeur, j’ai été membre de différents comités, comme le comité des étudiants, et bien que ma critique du système universitaire américain soit qu’il n’est pas aussi démocratique que celui de l’Europe ou de l’Amérique latine parce que, par exemple, les étudiants ne votent pas, ils parviennent toujours à s’organiser et à exiger des revendications qu’ils jugent justes et nécessaires.

C’est-à-dire que les élèves ne sont pas désinformés, démobilisés, désorganisés et effrayés comme ils le seront lorsqu’ils deviendront des rouages de la machine. Cela les rend dangereux pour le système, ce qui explique leurs puissantes manifestations sur 50 campus à travers le pays pour une cause des droits de l’homme qu’ils jugeaient juste, nécessaire et urgente.

L’exemple des étudiants qui n’ont pas d’autre pouvoir que leur propre syndicat doit être compris avec le sérieux qu’il mérite. Le premier à comprendre cela a été le pouvoir politique (économique et médiatique), c’est pourquoi il a non seulement permis la violence contre les étudiants, mais les a réprimés avec une violence irrationnelle, arrêtant 3 000 d’entre eux et aucun des fascistes qui ont initié la violence dans les quartiers.

Un corollaire est le besoin urgent pour le reste de la société de se réorganiser en groupes et en syndicats, pas seulement des syndicats de travailleurs, mais des syndicats de toutes sortes, des comités politiques de base aux comités de quartier. Cela peut se faire avec les mêmes instruments de division et de démobilisation qui ont été utilisés contre eux : le numérique.

Nous aurons un monde nouveau où les individus seront intégrés dans différents groupes, différentes assemblées, même virtuelles, pour discuter, écouter, proposer, se sentir appartenir à quelque chose au-delà de la pauvre individualité de la consommation. Si les humains sont égoïstes, nous ne sommes pas moins altruistes. Lorsque nous identifions une cause juste, nous nous battons pour elle au-delà de nos propres intérêts. Il y a beaucoup d’exemples.

Comprendrons-nous un jour à nouveau que l’intérêt commun de l’humanité, de l’espèce, est, au moins à long terme, l’intérêt le plus important de l’individu ? Dans la récupération de ce sens de la communauté, de cette implication, réside le salut de l’individu et de l’humanité.

Au fil du temps, cette multiplicité de communautés à différents niveaux et avec des intérêts différents fera en sorte que les dons volontaires et les taxes imposées cesseront d’affluer vers les ultra-millionnaires qui achètent des présidents, des sénateurs, des armées et l’opinion mondiale elle-même. Parce que les riches ne donnent pas, ils investissent. Lorsqu’ils n’investissent pas dans les politiciens, les juges et les journalistes, ils investissent dans le marché de la moralité. En règle générale, et non l’exception, les riches ont toujours une motivation personnelle pour faire un don.

Les humains sont motivés par leur intérêt personnel et une cause collective. Il n’est pas nécessaire de clarifier qui, en termes politiques et idéaux, est de droite et qui est de gauche. Dans tous les cas, les deux intérêts sont humains et doivent être pris en compte dans l’équation qui rendra cette espèce anxieuse, violente et insatisfaite meilleure. Pour cela, la majorité doit cesser d’être une classe jetable et non pertinente.

Jorge Majfud, 31 Mai 2024

«Lo primero que haré es poner fin al suministro de armas a Israel»

(Traducido y publicado por Jorge Majfud en medios en español para la campaña de Jill Stein)

Los muros se están cerrando sobre Netanyahu. ¿Seguirá su “amigo cercano y personal” Joe Biden salvándolo de la responsabilidad?

Esta semana supimos que el fiscal de la Corte Penal Internacional está solicitando órdenes de arresto para Netanyahu y los principales líderes de Hamás. Ahora tenemos un fallo de la Corte Internacional de Justicia que ordena a Israel «detener inmediatamente» sus ataques a Rafah.

Israel respondió a esta noticia de la manera que esperábamos: con desafío, negaciones y engaños. La declaración oficial publicada por Israel a través de X/Twitter negó rotundamente que estén llevando a cabo operaciones militares contra civiles en Rafah, aparte de mentir también sobre el supuesto hecho de mantener abierto el paso de Rafah para permitir la entrada de ayuda humanitaria.

Todos pueden ver la verdad de lo que está sucediendo aquí. Algunos deciden no creer lo que ven sus propios ojos. Tendrán que vivir con esa vergonzosa elección.

Pero no cerraremos los ojos ante las atrocidades de Israel y no nos detendremos hasta que Palestina sea libre.

La nuestra es la única campaña de las elecciones en todo el país este noviembre que apoya inequívocamente al pueblo de Gaza y considera que nuestra lucha por la gente, por el planeta y la paz mundial es inextricable de la lucha por la liberación Palestina.

Puede que Benjamín Netanyahu tenga un “amigo personal cercano” en nuestro actual presidente, pero no lo tendrá cuando yo sea elegida.

Como presidente, lo primero que haré es poner fin al suministro de armas y ayuda militar a Israel, mientras viola el derecho internacional, incluidas sus prácticas de genocidio, limpieza étnica y ocupación de Gaza y Cisjordania.

Haré que el Senado ratifique el Estatuto de Roma que reconoce la autoridad legal de la Corte Penal Internacional y ordenaré a todas las agencias federales estadounidenses con la autoridad adecuada que reconozcan y ejecuten cualquier orden de arresto válida emitida por la CPI por los crímenes de guerra de Israel.

No permitiré que la política exterior de la nación más poderosa e influyente del mundo sea dictada por un déspota que se aferra a los últimos hilos de su poder en un estado de apartheid genocida.

Benjamin Netanyahu se enfrentará a la justicia bajo la administración de Jill Stein.

En solidaridad,

Jill Stein.