El comité del Premio Nobel d ela Paz acaba de publicar el siguiente texto, acompañado de una fotografía de la última galardonada, la empresaria venezolana María Corina Machado:
“Cuando se escriba la historia de nuestro tiempo, no serán los nombres de los gobernantes autoritarios los que destaquen, sino los de quienes se atrevieron a resistir. La Premio Nobel de la Paz 2025, María Corina Machado, es la última incorporación a una lista de personas que han defendido la democracia, entre ellas Carl von Ossietzky, Andrei Sájarov y Nelson Mandela. Aquí, analiza los retratos de algunos de los Premios Nobel de la Paz que la precedieron”.
“Cuando se escriba la historia de nuestro tiempo” se dirá que el minúsculo comité de políticos (cinco legisladores, cuatro de derecha) que deciden el Nobel de la Paz se superó cada año en su ridiculez–casi tan ridículo como la telenovela lacrimógena de la hija de Machado, recibiendo el premio en su nombre.
Dirá que fue otro signo de la decadencia de un mundo que se moría y, con él, enterraba todo su prestigio, meritoriamente construido a fuerza de arrogancia, racismo e imperialismo.
Señores del honorable Comité. ¿Es que han perdido el sentido de la decencia? Comparar a María Corina Machado con Nelson Mandela, un luchador contra el racismo y el imperialismo, encarcelado 30 años y definido como terrorista por el mismo imperio intervencionista que promueve a una Rémora que nunca estuvo presa por sus ideas y por su apoyo a golpes de Estado y mendiga que bombardeen su propio país, es un poco demasiado, ¿o no?
jorge majfud, diciembre 2025
"When the history of our time is written, it won’t be the names of the authoritarian rulers that stand out – but the names of those who dared resist."
2025 peace laureate Maria Corina Machado is the latest name on a list of individuals who have stood up for democracy – including… pic.twitter.com/7eXQpy7fgw
La creación del personaje MCM (María Corina Machado) no es muy diferente al resto de los líderes promovidos por Washington y la CIA por generaciones. No es muy diferente a los personajes creados con el mismo propósito solo en Venezuela, desde Pérez Jiménez hasta Juan Guaidó, por años referido por los países imperiales como “el presidente de Venezuela”, exactamente como es anunciada Machado ahora. El perfil clásico es: un mártir de la libertad siendo perseguido por un dictador desobediente en un país con importantes recursos naturales.
Luego de apoyar el golpe de Estado de 2002 contra un presidente democráticamente electo, luego de promover y solicitar por décadas intervenciones extranjeras de todo tipo en su país… ¿cuántos días estuvo presa la pobre Corina Machado? Menos que el mismo presidente Chávez en 2002. Ni un día, de hecho. Por menos de eso, en Estados Unidos habría sido detenida por los enmascarados o por algún agente federal y le habrían puesto una rodilla en la cabeza contra el suelo. Todo en nombre de la libertad y de la seguridad nacional.
Pero Corina Machado ha estado tan vigilada por el régimen, que pudo dar entrevistas y participar de conferencias internacionales en Miami llamando a una invasión a su país. ¿El régimen no interceptaba sus comunicaciones? En las dictaduras fascistas, planeadas por la CIA y sostenidas por los miles de millones de Washington hasta no hace mucho, por el solo hecho de tener un libro prohibido en su cocina, a Machado la hubiesen secuestrado, violado y torturado según las técnicas de la School of the Americas. Luego hubiese terminado en el fondo del mar o diluida en cal viva. Esas mismas dictaduras fascistas que ahora despiertan la nostalgia de los seguidores latinoamericanos de su klan, el Conservative Political Action Conference, CPAC. Por no recordar el centro de tortura en Guantánamo, las decenas de cárceles secretas de la CIA alrededor del mundo o las violaciones en las cárceles israelíes de miles de palestinos, muchos de ellos menores, que la Nobel de la Paz venera.
Como buena empresaria de elite, sus amigos van desde billonarios hasta los políticos más poderosos. El 17 de octubre de 2025, Reuters tituló: “Israel afirma que la presidenta venezolana, Machado, expresó su apoyo a Netanyahu”. El mismo día, desde Twitter, Machado le agradeció a Netanyahu por su “lucha por la libertad” en medio del peor genocidio en lo que va del siglo. La Oficina del primer ministro precisó: “María Corina Machado llamó al primer ministro Benjamín Netanyahu” con motivo de la obtención del Premio Nobel de la Paz. No la llamó él para felicitarla. Lo llamó ella para agradecerle.
Para la ceremonia de entrega del premio en Oslo, tenía que llegar un día tarde y saltar una barrera metálica para las fotos. El New York Times (el mismo que apoyó la invasión a Irak y luego el golpe de Estado contra Chávez, 21 días después), anunciaron la espectacular huida de la galardonada, quien “lucha contra la dictadura de su país desde hace 25 años”.
El récord de injerencias es prolífico. En 2024, la Associated Press reportó sobre un memorando interno de la DEA, filtrado accidentalmente por fiscales federales. El documento, de 2018, estuvo unas horas accesible en internet y detallaba una operación encubierta de la DEA en Venezuela iniciada en 2013, con agentes secretos que espiaban a altos funcionarios venezolanos con el propósito de reunir cualquier hecho que los vinculase con el narcotráfico. El grupo cibernético israelí Team Jorge, que se jactó de haber manipulado 33 elecciones alrededor del mundo, también intervino en las elecciones de Venezuela en 2012. Por entonces, se acusó al gobierno de “elecciones oscuras”, pese a la opinión del expresidente estadounidense Jimmy Carter de que “Venezuela cuenta con el mejor sistema electoral en el mundo” y pese a que Team Jorge intervino de forma más que oscura para favorecer a la oposición.
Todos saben que Venezuela posee la mayor reserva mundial de petróleo del mundo. Es menos conocido que Estados Unidos (el mayor consumidor y productor del mundo debido al fracking) ha llegado a su techo de producción y se prevé un inevitable declive a partir de 2027.
Desde hace más de una década, el bloqueo económico y financiero a Venezuela ha sido criminal (sobre todo en pandemia), pero no ha tenido el efecto deseado de remover al chavismo del gobierno. Como la excusa de la democracia (eso que brilla por su ausencia en Estados Unidos) no fue suficiente, se pasó a la lucha contra el narcotráfico y a las ejecuciones sumarias de un centenar de personas en el Caribe, cerca de las costas de Venezuela, con el propósito de provocar una reacción militar (el clásico “fuimos atacados primero”, “nunca lo olvidaremos” que se remonta a la época del despojo de los nativos), tampoco funcionó. Así que se pasó al secuestro de un petrolero con un millón de barriles de petróleo que serán decomisados por violar el bloqueo impuesto por Estados Unidos.
Algunos senadores, como Chris Van Hollen, han acusado a Trump de fabricar excusas para una guerra, lo que recuerda al congresista Abraham Lincoln contra la guerra en México. Trump, como su odiado George Bush, intenta saltearse cualquier voto en el congreso para lanzar un operativo militar más directo sobre Venezuela, lo que provocaría una guerra civil. El discurso del gobierno de Bush para invadir Irak y el de Trump para invadir Venezuela (con el mismo objetivo, el petróleo) resultan burdas copias. Siempre confían en la desmemoria popular―y en el entreguismo.
Según la encuesta de CBS y YouGov, el 70 por ciento de la población de Estados Unidos está en contra de cualquier intervención en Venezuela, pero la opinión en América Latina está dividida… O peor. Según el medio financiado por el Gobierno de Estados Unidos, Voz de América, solo el 34 por ciento de los latinoamericanos se opone a una invasión. Aunque parece el mundo del revés, la historia del cipayismo y la manipulación de la propaganda colonial siempre fue más efectiva en las repúblicas bananeras que en los mismos centros imperiales. Desde Madrid, el opositor venezolano Leopoldo López reconoció que presionaron y negociaron con Estados Unidos un despliegue militar en Venezuela.
¿Qué gobierno podría legitimarse, con o sin elecciones, de esta forma? Yo sugiero una solución más heroica: que López, Guaidó y Machado se alquilen un Granma y desembarquen en secreto en el Orinoco. Desde ahí pueden convencer al pueblo para derrocar a la dictadura.
Fue lo que hicieron Fidel Castro, el Che Guevara y diez más que sobrevivieron al llegar a la costa. Los doce enfrentaron, sin ayuda de ningún imperio, a un poderoso ejército armado y apoyado por Estados Unidos y responsable de la matanza de decenas de miles de cubanos, según la misma CIA, y aun así lo derrotaron.
No estoy a favor de la violencia, pero ya que promueven el bombardeo de su propio país por parte de una superpotencia extranjera, al menos pónganles el pecho a las balas. ¿O no les importa que corra sangre por las calles de Caracas? No se escondan detrás de las superpotencias imperiales.
En agosto de 2004, el Embajador describió la estrategia de 5 puntos del equipo de país para guiar las actividades de la embajada en Venezuela durante el período 2004-2006 (específicamente, desde el referéndum hasta las elecciones presidenciales de 2006). Los enfoques de la estrategia son: 1) Fortalecer las instituciones democráticas, 2) Penetrar la base política de Chávez, 3) Dividir el chavismo, 4) Proteger empresas estadounidenses vitales y 5) Aislar a Chávez internacionalmente.
(S) A continuación, se presenta una breve descripción de las actividades de USAID/OTI durante el período mencionado en apoyo a la estrategia:
(S) Este objetivo estratégico representa la mayor parte del trabajo de USAID/OTI en Venezuela. La sociedad civil organizada es un pilar cada vez más importante de la democracia, un pilar sobre el que el presidente Chávez aún no ha podido ejercer un control total.
(S) La OTI (*) ha apoyado a más de 300 organizaciones de la sociedad civil venezolana brindándoles asistencia técnica, desarrollo de capacidades, conectándolas entre sí y con movimientos internacionales, y con un apoyo financiero superior a los 15 millones de dólares. De estas, 39 organizaciones dedicadas a la incidencia política se han formado desde la llegada de la OTI; muchas de estas organizaciones son resultado directo de sus programas y financiación.
(S) Derechos Humanos: La OTI apoya el programa «Derecho a Defender los Derechos Humanos» de Freedom House (FH) con 1,1 millones de dólares. Simultáneamente, a través de Development Alternatives Inc. (DAI), la OTI también ha otorgado 22 subvenciones a organizaciones de derechos humanos, por un total de 726.000 dólares. FH brinda capacitación y asistencia técnica a 15 organizaciones de derechos humanos, pequeñas y regionales, sobre cómo investigar, documentar y presentar casos en situaciones de impunidad judicial mediante un software especializado y técnicas probadas. A continuación, se presentan algunos logros específicos de este proyecto, que han permitido una mejor comprensión a nivel internacional del deterioro de la situación de los derechos humanos en el país:
Observatorio Penitenciario Venezolano: Desde que comenzó a trabajar con la OTI, el OVP ha llevado un caso con éxito ante el sistema interamericano, logrando una sentencia que exige medidas especiales de protección a la BRV para la cárcel «La Pica». Asimismo, del 7 al 12 de noviembre lanzarán el Observatorio Penitenciario Latinoamericano, consolidando su trabajo con una red regional. El OVP recibe apoyo técnico de FH, así como apoyo económico de la Fundación Panamericana para el Desarrollo (FUPAD). Debido al éxito del OVP en visibilizar el problema, la BRV ha ejercido presión sobre ellos mediante declaraciones públicas, anunciando investigaciones y acusándolos de presuntos delitos, así como amenazas de muerte.
Centro de Derechos Humanos de la Universidad Central de Venezuela: Este centro se creó a partir del programa FH y una subvención de DAI. Han logrado visibilizar la Ley de Cooperación Internacional y la situación de los derechos humanos en Venezuela, y han servido como portavoz a nivel nacional e internacional.
Red de Abogados de Derechos Humanos del Estado Bolívar: Este grupo se creó a partir del programa FH y una subvención del programa de pequeñas subvenciones de DAI. Actualmente apoyan a las víctimas de la masacre de 12 mineros en el Estado Bolívar, presuntamente perpetrada por el Ejército venezolano. El propio Chávez se vio obligado a admitir que los militares hicieron un uso excesivo de la fuerza en este caso. Presentarán su caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en febrero de 2007.
(S) PROCATIA: La OTI se ha asociado con un grupo que la población del gran barrio de Caracas percibe como opositor. Debido a la incompetencia de los líderes electos locales, el problema de la basura en Catia es un asunto complejo para todos los habitantes. Este grupo ha organizado brigadas para recolectar y reciclar basura, presionando al gobierno para que proporcione servicios básicos y reposicionándolo como un aliado respetado del barrio.
(S) Finalmente, mediante el apoyo a una campaña de impacto social positivo en cooperación con PAS, la OTI financió 54 proyectos sociales en todo el país, con más de 1,2 millones de dólares, lo que permitió al Embajador visitar zonas pobres de Venezuela y demostrar la preocupación de Estados Unidos por el pueblo venezolano. Este programa fomenta la confusión en las filas bolivarianas y contrarresta el intento de Chávez de utilizar a Estados Unidos como «enemigo unificador».
Aislar a Chávez
14. (S) An important component of the OTI program is providing information internationally regarding the true revolutionary state of affairs. OTI,s support for human rights organizations has provided ample opportunity to do so. The FH exchanges allowed Venezuelan human rights organizations to visit Mexico, Guatemala, Peru, Chile, Argentina, Costa Rica, and Washington DC to educate their peers regarding the human rights situation. Also, DAI has brought dozens of international leaders to Venezuela, university professors, NGO members, and political leaders to participate in workshops and seminars, who then return to their countries with a better understanding of the Venezuelan reality and as stronger advocates for the Venezuelan opposition. 15. (S) More recently, OTI has taken advantage of the draft law of International Cooperation to send NGO representatives to international NGO conferences where they are able to voice their concerns in terms that global civil society understands. So far, OTI has sent Venezuelan NGO leaders to Turkey, Scotland, Mexico, Dominican Republic, Chile, Uruguay, Washington and Argentina (twice) to talk about the law. Upcoming visits are planned to Brazil, Mexico, and Colombia. CARACAS 00003356 004.2 OF 004 OTI has also brought 4 recognized experts in NGO law from abroad to Venezuela to show solidarity for their Venezuelan counterparts. PADF supported visits by 4 key human rights defenders to the Inter-American Human Rights Commission meetings in Washington in October of 2006. These have led to various successes: Civicus, a world alliance of NGOs, has put the Venezuela issue on their Civil Society Watch short list of countries of concern. Gente de Soluciones, a Venezuelan NGO presented their «Project Society» to the OAS General Assembly. While there, they met with many of the Ambassadors and Foreign Ministers of OAS member states to express concern about the law. Uruguayan parliamentarians met with NGOs at a special session of the Foreign Affairs commission, and have promised to help where they can. The Human Rights Commission of the OAS has made several public statements and sent private letters to the National Assembly expressing concern with the law. The most prestigious law faculty in Buenos Aires, Argentina has committed to hosting an event to deal with the draft law. The Democratic Observatory of MERCOSUR plans to hold an event early next year to discuss the draft law. So far the Venezuelan National Assembly has received many letters and emails of opposition to the law from groups all over the world. A private meeting between 4 Venezuelan human rights defenders and Secretary General Jose Miguel Inzulsa during the October 2006 Inter-American Commission on Human Rights (please protect). The press, both local and international, has been made aware of the proposed law and it has received wide play in the US as well as in Latin America 16. (S) OTI has also created a web site which has been sent to thousands of people all over the world with details of the law in an interactive format. ——- Comment ——- 17. (S) Through carrying out positive activities, working in a non-partisan way across the ideological landscape, OTI has been able to achieve levels of success in carrying out the country team strategy in Venezuela. These successes have come with increasing opposition by different sectors of Venezuelan society and the Venezuelan government. Should Chavez win the December 3rd presidential elections, OTI expects the atmosphere for our work in Venezuela to become more complicated.
BROWNFIELD
(*) OTI, Office of Transition Initiatives, una división de USAID
Estimado Sr. Musk: Recientemente usted afirmó que “la empatía es una plaga parasitaria”. No estoy de acuerdo. Las civilizaciones han existido y prosperado en gran parte gracias a la guía y las prescripciones de empatía de los principales líderes sociales y espirituales a lo largo de la historia. Además, la ejecución no era la forma común de castigo en el pasado (excepto para “criminales” como Jesús durante el Imperio Romano), contrariamente a la creencia popular.
Me opongo a la pena capital por dos razones:
Muchos de mis amigos en Sudáfrica habrían sido ejecutados después del apartheid.
Muchos miembros de la oligarquía mundial actual podrían correr la misma suerte que en la Revolución Francesa con la guillotina.
Como usted sabe, estoy en contra de la violencia en todas sus formas.
Atentamente,
jorge majfud, noviembre 2025
Murderers, where there is unequivocal evidence of guilt, should be hanged, as has been the case throughout history https://t.co/9RmojjNh0C
El viernes 31 de octubre de 2025, en su residencia arábiga de Florida, el presidente Trump organizó una fiesta de millonarios al estilo del Great Gatsby―antes del Great Crash de 1929. Mientras 42 millones de personas no sabían qué iban a comer debido al cierre del gobierno (el socialismo siempre reparando lo que el capitalismo nunca pudo solucionar), papi Trump servía el espectáculo de una jovencita en bikini dentro de una enorme copa de champagne.
El martes de la semana siguiente hubo elecciones para la gobernación de dos estados y una elección trascendente en California, la que tendrá un impacto en la cámara baja en Washington para las elecciones de 2026. Las tres elecciones fueron triunfo demócrata. En Nueva Jersey y en Virginia, ganaron dos mujeres, para la furia de la Casa Blanca. Como narcisista patológico que es, ante la derrota Trump declaró:
“El cierre del Gobierno y el hecho de que yo no estaba en las papeletas fueron las dos razones por las que los republicanos perdieron las elecciones”.
Sin embargo, el triunfo más importante fue el de la alcaldía de Nueva York. Que un candidato demócrata gane en las elecciones de Nueva York por más del cincuenta por ciento de los votos no sería nada significativo si el ganador no fuese Zohran Mamdani.
Estas elecciones tuvieron la mayor participación en una elección de alcaldía desde 2001. Mamdani ganó a pesar de que las corporaciones inundaron las arcas de su rival demócrata, Andrew Cuomo, derrotado meses antes por el mismo Mamdani en las elecciones internas. El exgobernador fue apoyado por Trump y Elon Musk.
Musk se había burlado del socialismo del musulmán, quien había propuesto que los autobuses de la ciudad no cobrasen pasaje. Mamdani no sólo le recordó que Cuomo le había regalado cientos de millones a Musk en recortes impositivos, más de lo que costaría un transporte público gratuito para los trabajadores, ahogados por los bajos salarios y los alquileres de tres mil dólares.
Más que significativo, la importancia simbólica (psicológica e ideológica) del triunfo de Mamdani supera cualquier hecho concreto. Desde el marco de la política de las identidades que, en Estados Unidos, domina el circo político desde al menos fines de los años 90s, muchos han señalado con aprecio y desprecio su condición de joven de 34 años, de inmigrante de Uganda, de musulmán y de hijo de un profesor y una productora de cine de India.
En la arena ideológica, Mamdani se identificó sin disimulos con el socialismo y sin tartamudeos con los derechos humanos en Palestina y contra el genocidio en Gaza. A pesar de estar en campaña electoral, dijo que, si Netanyahu pisaba Nueva York y él era el alcalde, ordenaría su detención. El poderoso lobby sionista abrió sus arcas, pero una gran proporción de judíos de Nueva York (39 por ciento) que consideran que Israel ha cometido un genocidio en Gaza, apoyaron la candidatura de Mamdani.
El “peligro del mal ejemplo” (es decir, el ejemplo de cualquier opción diferente al capitalismo ortodoxo) ha sido, por muchas generaciones, central en la obsesión de los responsables de las políticas exteriores de Estados Unidos basadas en la demonización y bloqueo de cualquier posible alternativa en el Sur Global, desde Lumumba en el Congo y Allende en Chile hasta Muamar el Gadafi en Libia.
Si algo no tiene Mamdani es timidez política, vergüenza ideológica, cobardía moral. Se ha enfrentado al hombre más temido por propios y ajenos, el presidente Trump, con un desparpajo que sentará el ejemplo tan temido de cómo la izquierda debe enfrentar el avance cleptocrático de los privatizadores neoliberales: sin hacer buena letra, sin pedir permiso, de frente y sin maquillaje.
“Si alguien puede mostrar a Donald Trump derrotado ―dijo Mamdani en la TV―, es la ciudad que lo vio nacer… Así que, Donald, ya que sé que estás viendo esto, te digo: sube el volumen y escucha”.
Mamdani rompió el tablero. Bernie Sanders lo apoyó cuando ya no necesitaba apoyo moral. Días antes de las elecciones, Obama―quien por años gambeteó todos los ataques de Trump a fuerza de bromas y silencios―lo llamó para ofrecerse como su consejero, si ganaba el gobierno de NYC.
Las propuestas de Mamdani son concretas y chocan de frente con el dogma: regreso a los impuestos para los millonarios (ahora multibillonarios) para financiar obras y servicios básicos de los cuales Nueva York necesita de forma urgente; regulación de alquileres; construcción de viviendas estatales; crear supermercados públicos en cada barrio; crear guarderías públicas para niños; subir el salario mínimo de los trabajadores; proteger los derechos laborales y sindicales; entre otras medidas, para las cuales necesitará aliados en el City Council y en el Congreso del Estado.
No sólo Trump, sino el mismo sistema se siente obligado a bloquear el corazón del poder financiero capitalista. Lo prometió Trump, pero le resultará más difícil que hacerlo con una colonia o con una república bananera.
La diferencia siempre estuvo en que todas estas amenazas contra el “mal ejemplo” fueron aplastadas sin ninguna restricción ética, moral o legal. Ahora, que ese ejemplo proceda desde dentro mismo del corazón del capitalismo, residencia de Wall Street, se convierte en un problema mayor y difícil de tratar.
Washington no puede bombardear Nueva York. A Trump le quedan opciones clásicas: antes de las elecciones (como en Argentina) amenazó con un bloqueo de los recursos federales―a pesar de que Nueva York, como California, subsidian los estados conservadores del Sur―, la vieja política hacia países como Cuba y Venezuela.
La segunda opción es una invasión militar, estilo repúblicas bananeras antes de la Segunda Guerra Mundial o tipo República Dominicana (1965), Granada (1983) o Panamá (1990). Aunque esta opción parezca impensable, siempre hay atajos. No debemos olvidar que la militarización de Chicago y Los Ángeles fue solo un ensayo y, sobre todo, el intento de proceder por la vieja estrategia de acostumbrar a una población a través de dosis graduales de algo que, de realizarse de forma abrupta, no sería tolerado―Creeping normality.
La tercera opción que tampoco debe estar fuera de la mesa de los estrategas, es la clásica opción de la Guerra Fría: desestabilización de un gobierno democrático y remoción del líder por un golpe de Estado.
Mamdani no puede ser candidato a la presidencia por su nacimiento. Pero va quedando claro que las dos figuras jóvenes más importantes de los partidos dominantes, J.D. Vance y Mamdani representan dos extremos nunca vistos desde hace más de un siglo. Es probable que la elección de Mamdani sea ese punto de inflexión que muchos estuvimos esperando en los últimos dos años.
La historia podría seguir de la siguiente forma: en noviembre de 2026, los demócratas recuperan las dos cámaras del Congreso. Los cálculos indican que es improbable que los demócratas logren la mayoría en el Senado en 2026. Si este milagro se produjese (un evento que aliene a algunos republicanos, como ya se vio en el caso de Palestina), en 2027 podrían someter a impeachment a un presidente ya sin sus facultades físicas e intelectuales. Improbable porque, para destituir al presidente, sería necesario dos tercios del senado. Improbable, no imposible.
Si la improbabilidad se diese (algo común en la historia) ese mismo año seríamos testigos de dos posibles resultados opuestos: la destitución y una reacción militarista o dictatorial más directa de la Casa Blanca, seguida de un conflicto mayor.
En una universidad de Florida, de cuyo nombre no quiero mencionar, no ha mucho tiempo un estudiante me rebatió una idea sobre el nacimiento del capitalismo usando el resumen de un libro realizado minutos antes por ChatGPT. Tal vez era Gemini o cualquier otra inteligencia artificial. Le sugerí que le pidiese al ente virtual las fuentes de su afirmación y, diez segundos, después el estudiante la tenía a mano: la idea procedía del libro “Flies in the Spiderweb: History of the Commercialization of Existence―and Its Means”. Eso es eficiencia a la velocidad de la luz.
Naturalmente, el joven no tenía por qué saber que ese libro lo había escrito yo. La mayoría de mis más de doscientos estudiantes por año son jóvenes en sus veintes―probablemente la mejor década de la vida para la mayoría de las personas; probablemente, la década más desperdiciada. Por pudor y por principio, nunca pongo mis libros como lectura obligatoria. Además, sería legítimo refutarme usando mis propios escritos. Hace mucho tiempo ya, tal vez un par de siglos, que el autor no es la autoridad ni de sus propios libros.
Seguramente la IA no citó ese libro como referencia autorizada de algo sino, más bien, el estudiante tomó algunas de mis palabras y los dioses del e-Olimpo se acordaron de este modesto y molesto profesor. Parafraseando a Andy Warhol, hoy todos podemos ser Aristóteles y Camus por treinta segundos―sospecho que Warhol le robó la idea a Dostoievski; sin mala intención, claro.
El resumen del dios GPT era tan malo que simplemente demostraba que la IA no había entendido nada del libro más allá de los primeros capítulos y había mezclado datos y conclusiones desde una perspectiva políticamente correcta. Es decir, una inteligencia artificial muy, pero muy humana, fácil de manipular por las ideas de la clase dominante, esa que luego irá a demonizar las ideas alternativas de las clases subordinadas.
No digo que las artiligencias sean siempre así de malas lectoras, pero, por lo general, basta con corregirlas para que se disculpen por el error. Seguramente mejorarán con el tiempo, porque son como niños prodigios, muy aplicados; asisten a todas las clases y toman nota de todo lo que puede ser relevante para convertirnos a los humanos en todo lo más irrelevante que podamos ser. En muchos casos, ya leen mejor que nuestros estudiantes, que cada vez confían más en esos dioses y menos en su propia capacidad intelectual y en su esfuerzo crítico―extraños dioses omniscientes y omnipresentes; extraños dioses, además, porque sus existencias se pueden probar.
“¿Profesor, para qué necesito estudiar matemáticas si voy a ser embajadora?”
“¿Y para qué carajo te matas en el gimnasio, si no vas a ser deportista?”
No estoy en contra de usar las nuevas herramientas para comprender o hacer algo. Solo estoy en contra de renunciar a una comprensión crítica ante algo que es percibido como infalible o, al menos, superior, como un dios posthumano, e-olímpico e, incluso, como un temible dios abrahámico; es decir, un dios celoso y, tal vez algún día, también lleno de ira.
Por otro lado, esto nos interpela a las generaciones anteriores y, en particular, a aquellos profesores, autores de libros o de estudios de largo aliento. Desde hace algunos años, me he propuesto que “este será mi último libro”, pero reincido. Todavía. Algún día, los libros escritos por seres humanos comenzarán a hacerse cada vez más escasos, como los bitcoins, y su valor cobrará una dimensión todavía desconocida.
A una escala más global, esa histórica tendencia humana a convertirse en cyborgs (el mejoramiento del cuerpo humano con herramientas de producción y de destrucción), probablemente derive en un régimen de apartheid impuesto por las inteligencias artificiales; por un lado, ellas, por el otro nosotros, con frecuentes tratados de paz, de colaboración y de destrucción. Una Gaza Global, en pocas palabras―al fin y al cabo, las IA habrán nacido de nosotros. Sus administradores ya tienen mucho de Washington o Tel Aviv y sus consumidores mucho de Palestina.
Claro, esta crisis existencial no se limita a la escritura ni a la actividad intelectual, pero en nuestro gremio cada medio siglo nos preguntamos por qué escribimos, sin alcanzar nunca una respuesta satisfactoria. Muchas veces, desde hace un par de años ya, tengo la fuerte impresión de que hemos dejado de escribir (al menos, libros) para lectores humanos, esa especie en peligro de extinción. Escribimos para las inteligencias artificiales, las cuales le resumirán nuestras investigaciones a nuestros estudiantes, demasiado perezosos e incapaces de leer un libro de cuatrocientas páginas y, mucho menos, entender un carajo de qué va la cosa. Invertimos horas, meses y años en investigaciones y en escritura que, sin quererlo, donaremos a los multibillonarios como si fuésemos miembros involuntarios de la secta de la Ilustración Oscura, liderada y sermoneada por los brujos dueños del mundo que (todavía) residen en Silicon Valley y en Wall Street. Y lo peor: para entonces, los humanos habrán perdido eso que los hizo humanos civilizados―el placer de la lectura, serena y reflexiva.
También puede haber razones egoístas y personales de nuestra parte. Al menos yo, escribo libros por puro placer y, sobre todo, para intentar comprender el caos del mundo humano. Una tarea desde el inicio imposible, pero inevitable.
Tal vez, en un tiempo no muy lejano, una nueva civilización postcapitalista (¿posthumana o más humana?) escribirá sus libros de historia y conocerá nuestro tiempo, hoy tan orgulloso de sus progresos, como la Era de la Barbarie. Claro, eso si la humanidad sobrevive a esta orgullosa barbarie.
No hace mucho, una amable lectora publicó en X un fragmento de una consulta que le hizo a ChatGPT. El fragmento afirmaba, o reconocía, que “los modelos de IA, como los grandes modelos de lenguaje, se entrenan con enormes cantidades de texto provenientes de libros, artículos, ensayos y publicaciones en línea. Autores e intelectuales que escriben de manera crítica y profunda, como Majfud, forman parte de ese conjunto de datos. Cuando la IA procesa estos textos, aprende patrones de razonamiento, argumentación y crítica cultural. Así, perspectivas filosóficas sobre política, economía y justicia social pueden aparecer en sus respuestas”.
Me pregunto si no estoy siendo autocomplaciente al copiar aquí este párrafo y, aunque la respuesta puede ser sí, por otro lado, no puedo eliminarlo sin perder un claro ejemplo ilustrativo de lo que quiero decir: (1) las IA nos usan y nos plagian todos los días. Quienes son (todavía) dueños de esos dioses pronto descubrirán que (2) somos una mala influencia para las futuras generaciones de no lectores, por lo que comenzarán a distorsionar lo que los últimos humanos escribieron y, más fácil, ignorarlos deliberadamente.
Al fin y al cabo, así evolucionó un tyrannosaurus de una ameba. Como humanos, sólo puedo decir: ha sido muy interesante haber existido como miembro de la especie humana. No fuimos tan importantes como creíamos. Apenas fuimos una anécdota. Una anécdota interesante para quienes la vivimos―no para el resto del Universo que ni siquiera se enteró.
Le Mémorial de l’Amérique latine, fondation culturelle de São Paulo dédiée à la valorisation de la diversité et à l’intégration des peuples latino-américains, m’a invité à répondre dans une courte vidéo à la question « Que signifie être latino ? » Peu de choses sont plus stimulantes que les questions, et peu de questions sont plus difficiles à répondre que les plus simples.
Je commencerai par la conclusion : il faut remplacer le concept d’identité par celui de conscience. Aucun de ces deux mots n’a ni n’aura de résolution épistémologique définitive, mais ils ont une signification sociale et historique (et surtout politique) assez claire.
Cette conscience n’est pas une réalité métaphysique, abstraite et universelle, mais spécifique, concrète et multiple. Je fais référence à la conscience de la situation, de l’appartenance et de l’être, comme la conscience de classe, la conscience de genre, la conscience d’être une colonie, la conscience d’être un travailleur salarié, la conscience d’être latino, la conscience de s’identifier à une étiquette imposée par le pouvoir…
Pendant des décennies, la recherche et la confirmation d’une identité ont été la lampe d’Aladin qui allait ouvrir la voie à la libération de chaque groupe social et de chaque individu en particulier. Mais l’identité, comme le patriotisme, sont des émotions collectives et, par conséquent, idéales pour la manipulation de n’importe quel pouvoir. D’autant plus lorsqu’il s’agit d’une dynamique de fragmentation. Pour ses ennemis et ses promoteurs, un projet de distraction.
Les pouvoirs dominants manipulent mieux les émotions que les idées. Lorsque ces idées se libèrent du bruit des passions et se reflètent dans leurs propres miroirs, et non dans les miroirs du pouvoir qu’elles n’ont pas, elles commencent à se rapprocher d’une conscience concrète.
La récente obsession pour l’identité ethnique (et, par extension, pour les différents groupes marginalisés ou subalternes au pouvoir) a été précédée il y a plus d’un siècle par l’obsession pour l’identité nationale. En Amérique latine, elle était le produit du romantisme européen. Ses intellectuels ont créé sur le papier (des constitutions au journalisme et à la littérature) les nations latino-américaines. Comme la diversité des républiques semblait chaotique et arbitraire, avec des pays créés à partir de rien par des divisions et non par des unions, une idée unificatrice était nécessaire. Les religions et les concepts raciaux n’étaient pas assez forts pour expliquer pourquoi une région devenait indépendante d’une autre, de sorte que la culture a dû créer artificiellement ces êtres uniformes. Même plus tard, lorsque l’Empire espagnol a mis fin à son long déclin en 1898 avec la perte de ses dernières colonies tropicales au profit des États-Unis, le pays (ou plutôt son intelligentsia) s’est plongé dans l’introspection. Les discours et les publications sur l’identité de la nation, sur ce que signifiait être espagnol, ont détourné l’attention de la douleur causée par la blessure ouverte. Une situation similaire à celle que connaît l’Europe aujourd’hui, mais sans intellectuels capables de traiter et de créer quelque chose de nouveau.
Au-delà de la recherche désespérée ou de la confirmation d’une identité (comme un croyant se rend chaque semaine à son temple pour confirmer quelque chose qui, supposément, n’est pas en danger de se perdre), les identités sont souvent l’imposition d’un pouvoir extérieur et, parfois, la revendication de ceux qui y résistent. L’Afrique ne s’appelait pas Afrique jusqu’à ce que les Romains lui donnent ce nom et mettent dans cette petite boîte un univers de nations, de cultures, de langues et de philosophies différentes. Il en va de même pour l’Asie : aujourd’hui, les Chinois, les Indiens et les Arabes, séparés par des océans, des déserts et les plus hautes montagnes du monde, sont définis comme asiatiques, tandis que les Russes blancs de l’Est sont européens et les Russes moins caucasiens du centre sont asiatiques, sans qu’un grand accident géographique ne les sépare, et encore moins une culture radicalement différente. Pour les Hittites, Assuwa était l’ouest de la Turquie actuelle, mais pour les Grecs, c’était l’univers humain diversifié et inconnu à l’est de l’Europe. Il en va de même pour l’Amérique, comme tout le monde le sait.
En général, l’identité est le reflet du regard des autres et, lorsqu’il est déterminant, ce regard provient du pouvoir. Plus récemment, la signification des termes « hispanique » et « latino » aux États-Unis (et, par extension, dans le reste du monde) est une invention de Washington, non seulement comme moyen de classer bureaucratiquement cette diversité, mais aussi comme réaction instinctive de sa propre culture fondatrice : classer les couleurs humaines, diviser au nom de l’unité, rendre visibles des fictions pour masquer la réalité. Une tradition avec une fonctionnalité politique claire, depuis des siècles.
La politique des identités a connu un succès relatif pour deux raisons opposées : elle exprimait les frustrations de ceux qui se sentaient marginalisés et attaqués ― et qui, en fait, l’étaient ― et, d’autre part, c’était une stratégie ancienne que les gouverneurs et les esclavagistes blancs des Treize Colonies pratiquaient consciemment : promouvoir les divisions et les frictions entre les groupes sociaux sans pouvoir par le biais de la haine mutuelle.
Bien qu’il s’agisse d’une création culturelle, d’une création de la fiction collective, l’identité est une réalité, tout comme le patriotisme ou la passion fanatique pour une religion ou une équipe de football. Une réalité stratégiquement surestimée.
Pour les raisons susmentionnées, il serait préférable de revenir à parler de consciences, comme nous le faisions il y a quelques décennies, avant que la superficialité ne nous colonise. Conscience d’immigrant, conscience de persécuté, conscience de stéréotypé, conscience de racialisé, conscience de sexualisé, conscience de colonisé, conscience de classe, conscience d’esclave, conscience d’ignorant ― même si cette dernière semble être un oxymore, j’ai connu dans ma jeunesse des personnes humbles et sages, qui avaient atteint cette conscience et agissaient et parlaient avec une prudence que l’on ne voit pas aujourd’hui chez ceux qui vivent dans la fête au sommet du graphique de Dunning-Kruger.
La conscience d’une situation particulière n’est ni source de division ni sectaire, de la même manière que la diversité ne s’oppose pas à l’égalité, mais au contraire. C’est l’or et la poudre d’une société en route vers toute forme de libération. L’identité, en revanche, est beaucoup plus facile à manipuler. Il vaut mieux œuvrer à clarifier et à élever la conscience collective et individuelle, plutôt que de simplement adopter une identité, comme un sentiment tribal, sectaire, au-dessus de toute conscience collective, humaine. Bien sûr, parvenir à une prise de conscience nécessite un travail moral et intellectuel, parfois complexe, et va à l’encontre de ce que la psychologie appelle « l’intolérance à l’ambiguïté » ― en 1957, Leon Festinger l’a appelé « dissonance cognitive ».
À l’inverse, pour adopter une identité, il suffit de se reposer sur des couleurs, des drapeaux, des tatouages, des symboles, des serments et des traditions adaptées au consommateur, superflues ou inventées par quelqu’un d’autre qui finira par tirer profit de toute cette division et de cette frustration étrangère.
L’identité est une réalité symbolique, stratégiquement surestimée. Comme le patriotisme, comme un dogme religieux ou idéologique, une fois fossilisée, elle est beaucoup plus susceptible d’être manipulée par autrui. Elle devient alors un sac de force ― conservateur, car il empêche ou limite la créativité issue d’une conscience critique et libre.
Travailler et prendre conscience de cette manipulation exige un effort supplémentaire. Cela nécessite de contrôler les instincts les plus primitifs et destructeurs, tels que l’ego débridé ou la haine d’un esclave pour ses frères et l’admiration pour ses maîtres ― la morale fiévreuse du colonisé.
Periodistas amigos me han estado inisitendo por privado y voy a mencionar aquí una parte de la ecuación.
Existen varios indicios preocupantes. El que más es tomado como broma por el Pentágono es el «Pizza Index» (un aumento de las órdenes en las pizzerías cercanas al Pentágono predice un conflicto bélico). Por ejemplo, estas ventas se dispararon antes de los dos conflictos con Irán (2004 y 2025).
A principios de este mes se ha vuelto a disparar. Personalmente lo considero un indicador más, no el más fuerte, pero para nada despreciable, dado su récord histórico. El Pentágono sabe de este Índice y muy probablemente juegue a la distracción o, incluso, a crear tensión pro alguna razón geopolítica.
Sin embargo, a lo largo de la semana pasada tuvimos claras señales de alerta referidas a viajes de generales. La semana próxima se producirá una importante reunión en el Pentágono que el gobierno no ha querido explicar.
Quienes me han preguntado si se trata de Venezuela, bueno, esa es una posibilidad. Sin embargo, no tiene mucho sentido llamar a generales de otros continentes para eso. Claro que eso de «tener sentido» está dicho por alguien que no tiene todos los datos que, obviamente, son ultrasecretos.
También ese mega plan podría cancelarse por alguna razón (ha pasado antes debido a disidencia tácticas internas) y luego se dirá que algunos sufrimos de paranoia.
Recordemos que la Tercera Guerra Mundial no se produjo por el voto negativo de uno de los tres comandantes de un submarino atómico soviético en el Atlántico Norte.
jorge majfud, set 2025
Algo muy grande a nivel militar va a ocurrir en cuestión de meses o semanas y me temo que el mundo no se dará cuenta hasta que sea irreversible. pic.twitter.com/Oy9XGMtVRe
La Política del Bully no va a funcionar. Tal vez usted no lo vea, pero sus hijos sí.
A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, esa misma doctrina se conoció como Política del Garrote, por aquello de Teo Roosevelt: “Habla sueve mientras cargas un garrote”. Por entonces, Estados Unidos era un imperio ascendente y con posibilidades ilimitadas.
El problema hoy es que Washington ya no es el dueño del único garrote en el barrio. Peor aun cuando, quienes han sufrido su matoneo por generaciones, son unos cuantos, cada uno con su garrote.
Mi consejo es simple, por el bien de ese pueblo que usted dice amar más que su dinero y por el bien del resto del mundo, aunque esta última no es una mención que lo vaya a conmover demasiado:
Cuando tu poder está en la decadencia senil, no entres a la Trampa de Tucídides. Habla sueve y abre la puerta de las negociaciones.
Algo vas a perder, pero no todo.
Jorge Majfud, 5 de setiembre de 2025.
A piece of advice, Mr. Trump
The Bully Policy isn’t going to work. You may not see it, but your children will. In the late 19th and early 20th centuries, that same doctrine was known as the Big Stick Policy, after Theo Roosevelt’s saying: “Speak softly while carrying a big stick.” Back then, the United States was a rising empire with unlimited possibilities.
The problem today is that Washington no longer owns the only big stick in the neighborhood. Even worse is that those who have suffered its bullying for generations are a few, each with a big stick.
My advice is simple, for the sake of those people you claim to love more than your money and for the sake of the rest of the world, although this last one isn’t a statement that will move you too much:
When your power is in senile decay, don’t enter the Thucydides Trap. Speak softly and open the door to negotiations.
El número de Time del 13 de agosto de 1945 cita a Truman: “hace dieciséis horas un avión estadounidense lanzó una bomba sobre Hiroshima, una importante base del ejército japonés. Esa bomba tenía más poder que 20.000 toneladas de TNT… Es una bomba atómica. Es un beneficio del poder básico del universo; lo que se ha hecho es el mayor logro de la ciencia en su historia… […] ahora estamos preparados para destruir más rápida y completamente todas las empresas productivas que los japoneses tienen sobre su suelo… si no aceptan nuestros términos, pueden esperar otra lluvia de fuego, como nunca se ha visto en esta tierra”. En Londres, Winston Churchill también se refirió a estas proezas de la ciencia: “debemos orar para que este horror conduzca a la paz entre las naciones y que, en lugar de causar estragos inconmensurables en todo el mundo, se conviertan en la fuente perenne de la prosperidad mundial”.
En su portada del 20 de agosto, la misma revista recibía al lector con un gran disco rojo con fondo blanco y una X que tachaba el disco. No era la primera bomba atómica de la historia arrojada sobre una población de seres humanos sino el sol o la bandera de Japón. En la página 29, un artículo bajo el título de “Awful Responsability” (“Una responsabilidad terrible”) el presidente Truman trazaba las líneas de lo que iba a ser más tarde el pasado. Como un buen hombre de fe siempre que es colocado por Dios en el poder, Truman reconoció: “Le damos gracias a Dios porque esto haya llegado a nosotros antes que a nuestros enemigos. Y rezamos para que Él nos pueda guiar para usar esto según Su forma y Sus propósitos”. En la inversión semántica de sujeto-objeto, por “esto” se refiere a la bomba atómica que “nos ha llegado”; por “nuestros enemigos”, obviamente, se refiere Hitler e Hirohito; por “nosotros”, a nosotros, los protegidos de Dios.
En realidad, la barbarie de fuego había comenzado mucho antes. El general LeMay había sido el cerebro que planificó el bombardeo de varias ciudades de Japón, como Nagoya, Osaka, Yokohama y Kobe, entre febrero y mayo de 1945, tres meses antes de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki.
En la noche del 10 de marzo, LeMay ordenó arrojar sobre Tokio 1500 toneladas de explosivos desde 300 bombarderos B-29. 500.000 bombas llovieron desde la 1:30 hasta las 3:00 de la madrugada. 100.000 hombres, mujeres y niños murieron en pocas horas y un millón de otras personas quedaron gravemente heridas. Un precedente de las bombas de Napalm, unas gelatinas de fuego que se pegaban a las casas y a la carne humana fueron probadas con éxito. “Las mujeres corrían con sus bebés como antorchas de fuego en sus espaldas” recordará Nihei, una sobreviviente. “No me preocupa matar japoneses”, había dicho el general LeMay.
Cuando la guerra estaba decidida y acabada, una semana después de las bombas atómicas, cientos de aviones estadounidenses regaron con otras decenas de miles de bombas diferentes ciudades de Japón dejando otro tendal de miles de víctimas prontas para el olvido. El general Carl Spaatz, eufórico, propuso arrojar una tercera bomba atómica sobre Tokio. La propuesta no prosperó porque Tokio ya había sido reducida a escombros mucho tiempo atrás y sólo quedaba en los mapas como una ciudad importante.
El Japón imperial también había matado decenas de miles de chinos en bombardeos aéreos, pero no eran los chinos lo que importaban por entonces. De hecho, nunca importaron y hasta fueron prohibidos en Estados Unidos por la ley de 1882. El mismo general Curtis LeMay repetirá esta estrategia de masacre indiscriminada y a conveniente distancia en Corea del Norte y en Vietnam, las que dejarán millones de muertos civiles como si fuesen hormigas. Todo por una buena causa (libertad, democracias y derechos humanos).
Poco después de los incontables bombardeos sobre civiles inocentes e indefensos, el heroico general LeMay reconocería: “si hubiésemos perdido la guerra, yo hubiese sido condenado como criminal de guerra”. Por el contrario, al igual que el rey Leopoldo II de Bélgica y otros nazis de Hitelr promovidos a altos cargos de la OTAN, LeMay también fue condecorado múltiples veces por sus servicios a la civilización, entre las que se cuentan la Légion d’honneur, otrogada por Francia.
Nada nuevo. La narratura de los hechos no es sólo para consumo nacional. Se exporta. En el puerto de Shimoda, un busto del capitán Matthew Perry recuerda y recordará, por los siglos por venir, el lugar y la fecha en que el capitán americano liberó el comercio de Japón en el siglo XIX a fuerza de cañón e hizo posible la voluntad del dios de esos cristianos tan particulares. Un siglo después, en 1964, el mismo gobierno de Japón le otorgó la Orden del Sol Naciente al general Curtis LeMay por sus servicios a la civilización. ¿Cuál fue su aporte? El general LeMay innovó las tácticas militares durante la Segunda Guerra mundial bombardeando de forma indiscriminada media docena de grandes ciudades japonesas en 1945. Meses antes de las célebres bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, sólo en una noche murieron cien mil civiles en Tokio bajo una lluvia de otras bombas estadunidenses. LeMay reconoció: “No me molesta matar japoneses”.
Claro que no todo fue a su gusto. Años después, le recomendó al joven inexperiente, el presidente Kennedy, lanzar algunas bombas atómicas sobre La Habana como forma de prevenir un mal mayor. Kennedy no estuvo de acuerdo. Un par de décadas más tarde, en una de las primeras conversaciones sobre el tema Cuba, Alexander Haig, nuevo Secretario de Estado, le dijo al presidente Ronald Reagan: “Sólo deme la orden y convertiré esa isla de mierda en un estacionamiento vacío”.
En 1968, el general Curtis LeMay será el candidato a la vicepresidencia por el partido racista y segregacionista llamado Partido Independiente de Estados Unidos. Para ser un tercer partido, recibió un respetable 13,5 por ciento de los votos. En 2024 pudo haber ganado fácilmente dentro del partido Demócrata-Republicano.
Luego del mayor acto terrorista de la historia, los gobiernos de Japón no ahorrarán en pedidos de perdón por el crimen de haber sido bombardeados en todas las formas posibles y sin piedad.
Capítulo del libro La frontera salvaje: 200 años de fanatismo anglosajón en América latina (2021)
Washington DC. 11 de abril de 1962—A las 5: 40 de la tarde, el embajador venezolano José Antonio Mayobre se encuentra sentado en la Casa Blanca. Frente a él, el carismático presidente John Kennedy, el líder del mundo libre, mesurado y amable, el joven inexperiente de las frases históricas (muchas robadas, como suelen hacer los políticos) lo mira con su cara de eterna sonrisa. El embajador se anima y va al grano. Le informa sobre la gran preocupación de algunos países del sur sobre la posible influencia golpista que tendría en los militares latinoamericanos que son educados por Estados Unidos. Kennedy intenta tranquilizar al embajador asegurándole que el efecto será el contrario. Es más, diferente a la anterior diplomacia de Washington de apoyar las dictaduras militares en la región, el presidente le asegura su total respaldo a la democracia en el continente.
Treinta años antes, sumergido en la mayor crisis económica de la historia de Estados Unidos, Franklin Roosevelt había decidido retirar los marines de su patio trasero y hacer realidad la idea utópica del “Buen vecino”, al menos por un tiempo y mientras los nuevos dictadores amigos no necesitasen más que dólares. Sin embargo, luego de que los aliados, con la participación central de la Unión Soviética y su dictador Joseph Stalin derrotaran a los alemanes amigos del KKK y de una larga lista de pro nazis en Estados Unidos, el nuevo gobierno de Harry Truman había vuelto a las raíces de la política internacional y había promovido el militarismo en América latina como forma de decidir las políticas del continente habitado por las razas híbridas y las culturas que no entienden la democracia, pero que son de interés principal para la proyección de Estados Unidos al resto del mundo.
Para 1946, de veinte países latinoamericanos, quince habían logrado derribar dictaduras proto capitalistas o amigas de Washington para organizar gobiernos democráticos. Solo de 1944 a 1946, once dictaduras habían dejado lugar a democracias liberales. Los principios de No intervención reivindicado por los Estados latinoamericanos desde la Convención de Montevideo de 1933, como las nuevas ideas sobre los Derechos Humanos (que habían reemplazado ideas más antiguas, pero similares, sobre el Derecho Natural), se habían convertido en una bandera de la diplomacia de esos países del sur, no por casualidad protagonistas decisivos en la misma creación de las Naciones Unidas.
Este cambio dramático se debió, en parte, a la distracción de Washington con la Gran Depresión, primero, y con la Segunda Guerra Mundial, después. El cuatro veces presidente Franklin Roosevelt necesitaba consolidar los mercados de América latina para salir de la depresión y conquistar aliados con un discurso más o menos coherente en contra de los fascismos europeos. No es menos cierto el otro factor, olvidado por los historiadores del norte: por entonces, la clase media y trabajadora latinoamericana había alcanzado un número y una conciencia crítica que no existía en Estados Unidos y había logrado una mayor democratización, no gracias sino a pesar de una larga tradición de caudillos militares primero y de una tradición militarista y golpista apoyada y financiada por Washington después, desde mucho antes de Roosevelt.[1] A pesar de que fueron los países latinoamericanos los que lideraron la creación de las Naciones Unidas y el establecimiento de la Declaración Universal de los Derechos Humanos desde sus inicios en San Francisco, el coronel Truman (considerado un izquierdista de Franklin y enemigo personal del general Eisenhower) había sido el primero en revertir la política del Buen vecino hacia esos mismos países que se creyeron el cuento del derecho, la libertad y la democracia más allá de un límite razonable a sus posibilidades. En 1953, su sucesor, el general Eisenhower, había ordenado descolgar de las paredes de la Casa Blanca los retratos de los héroes de las independencias de los países latinoamericanos colgados por Franklin Roosevelt. Luego del general Eisenhower, Kennedy, Johnson, Nixon y Ford radicalizarán esta tendencia militarista e intervencionista, el viejo control ajeno en nombre de la “defensa de nuestras libertades” y de nuestro way of life. A finales de los 70, Jimmy Carter logrará un tímido cambio, pero pocos años después Ronald Reagan y el nuevo lobby belicista de Washington llevarán esta política militarista al extremo.
Una vez ganada la Segunda guerra mundial contra los fascismos de extrema derecha, la lucha por la democracia pasó a ser algo relativo para Washington, desde la Casa Blanca hasta el Congreso. Destruida Europa y eliminado Japón como posibles adversarios imperiales, ahora la segunda nueva potencia mundial se había convertido en el único enemigo y en la primera obsesión, lo que degeneró en una paranoia macartista donde ni siquiera los comunistas tenían alguna chance de obtener un representante en el congreso de sus países. Pero era el enemigo perfecto para prevenir reformas democráticas en los países del sur que, inevitablemente y como ya lo había demostrado la historia, siempre tendían a desafiar la tradicional influencia de Washington y de las corporaciones estadounidenses.
Desde antes de la Segunda guerra mundial se había abandonado por un tiempo la costumbre de enviar marines a las repúblicas bananeras para cambiar sus gobiernos o para gobernar directamente. Ahora la estrategia es usar los ejércitos nacionales con el mismo propósito, incluso en países con gobiernos democráticos. Las dictaduras continuarán imponiéndose bajo nuevos métodos y nuevas excusas, como la lucha contra el comunismo, que abarca todo tipo de protesta y reclamo social.
En 1949, desde el recién construido edificio del Pentágono salió la asistencia para la creación de la Escola Superior de Guerra de Brasil que, bajo la bandera de la neutralidad política y el patriotismo puro, graduó a miles de civiles y militares en las doctrinas mesiánicas y salvadoras de la tradicional extrema derecha. A partir de 1952 Washington ya había aprobado una ayuda de 90 millones de dólares para los ejércitos del sur. En gran parte, debido a este cambio de política en Washington, para 1955, la mayoría de los gobiernos de América Latina habían retornado a dictaduras tradicionales, fenómeno que coincide directamente con las masivas inversiones de Washington en los ejércitos latinoamericanos, las que se incrementarán durante las décadas por venir. La nueva política pasó al siguiente presidente, el general Dwight Eisenhower. Para 1959, su administración había aportado 8.000 militares estadounidenses a América latina y al menos 400 millones de dólares (4,6 mil millones al valor 2020) para sus ejércitos. Un año después, se reunieron en Fort Amador, Panamá, los comandantes de 17 países latinoamericanos para coordinar estrategias políticas que dieran algún sentido a esta avalancha de dólares.[2]
Naturalmente, tenía sentido. Todas estas inversiones comenzaron a mostrar resultados concretos a corto plazo, por ejemplo, con el golpe de Estado de 1964 en Brasil. Ese mismo año, la CIA no sólo apoyará con diez millones de dólares la campaña presidencial de Eduardo Frei contra Salvador Allende, sino que Washington agregará otros 91 millones (770 millones a valor de 2020) para el ejército chileno, a pesar de que para entonces Chile no se encontrará en guerra con ningún otro país, sino más bien lo contrario.
Luego de las protestas y escupitajos que habían recibido al vicepresidente Richard Nixon y a su esposa en Venezuela cuatro años atrás, en 1958, meses después del derrocamiento de otra dictadura amiga de Washington en ese país, el gobierno de Eisenhower había confirmado la conocida idea de que la democracia no les hace bien a todos y que los países del sur no están preparados para algo tan complejo. Algunos congresistas habían reconocido que el problema no era, como decía la Casa Blanca y lo repetía la prensa, que había comunistas infiltrados entre los organizadores de las asquerosas protestas de Caracas, sino las mismas ayudas de Washington a las dictaduras del Sur, como la de Pérez Jiménez en ese mismo país. Otros congresistas, dolidos por la ofensa nacional, habían propuesto recortar la asistencia a los ejércitos de esos países malagradecidos. Entre ellos, y por otras razones, el senador Wayne Morse, quien años antes había abandonado el partido Republicano y se había sentado solo en la cámara.[3] En total desacuerdo con algún tipo de recorte presupuestal, el por entonces senador John F. Kennedy, en la sesión del miércoles 10 de junio de 1959, explicó por qué esas propuestas eran una mala idea: “La ayuda que le damos a los países latinoamericanos no es para prepararlos para resistir una invasión de la Unión Soviética. Los ejércitos son las instituciones más importantes en esos países, por lo que es necesario mantener lazos con ellos. Los 87 millones de dólares que les enviamos es dinero tirado por el caño en un sentido estrictamente militar, pero es dinero invertido en un sentido político”.[4] Once años más tarde, en una reunión del Consejo de Seguridad Nacional del 6 de noviembre de 1970, sentado al lado del intocable Henry Kissinger, el presidente Richard Nixon lo confirmará: “Nunca estaré de acuerdo con la política de restarle poder a los militares en América Latina. Ellos son centros de poder sujetos a nuestra influencia. Los otros, los intelectuales, no están sujetos a nuestra influencia”.
Un mes antes de su reunión con el embajador venezolano, el 13 de marzo de 1962, en una recepción en la Casa Blanca el presidente Kennedy había declamado: “Aquellos que hacen imposible una revolución pacífica, harán inevitable una revolución violenta”. La frase se la había robado al historiador Arthur M. Schlesinger quien le había enviado una carta advirtiendo de los cambios sociales en el sur. Con mayor realismo y con el mismo oculto temor por los de abajo, Schlesinger le escribió: “Si las clases dominantes en América latina hacen imposible cualquier revolución de la clase media, harán inevitable una revolución de trabajadores y campesinos”. Como buen político, Kennedy es un escritor de best sellers con frases musicales y fáciles de repetir. Su versión de la advertencia de Schlesinger es más simple y, además, se vende mejor. Pero no es para poner en práctica. Como presidente, Kennedy prefirió siempre la vía del control por la fuerza en nombre del diálogo y la negociación, una especie actualizada de la política del Garrote de Theodore Roosevelt. Para entonces, Kennedy acaba de aprobar un incremento en el presupuesto para los ejércitos latinoamericanos, aparte de la creación de grupos paramilitares en la región (a sugerencia del general William Yarborough), etiquetada como “Ayuda para la Seguridad Interna”. De esta forma, en América Central y en varios países de América del Sur, el discurso del poder llamará autodefensas a los poderosos grupos paramilitares (financiados y entrenados por Washington y las grandes empresas y responsables del 90 por ciento de las masacres), mientras que las guerrillas, las autodefensas de los campesinos desplazados y masacrados por el terrorismo paramilitar serán calificados de grupos terroristas, subversivos, antipatriotas, vendepatrias al servicio de intereses extranjeros.
Considerando que el centro de la preocupación de Washington ahora son las crecientes protestas sociales contra las clases dominantes y las organizaciones populares que reclaman por una democracia participativa, los ejércitos latinoamericanos abandonan el rol principal de cualquier ejército (la protección nacional contra posibles ataques de otros ejércitos) y pasan a especializarse en la represión interna. De las acciones internacionales se encarga el Pentágono y la NSA.[5] Se traducen manuales de técnicas, tácticas y operaciones al español y al portugués, donde se explican (como en el caso del manual Combat Intelligence, parte del “Project X”) las técnicas de represión y de identificación de grupos sospechosos, por ejemplo, a través del seguimiento de niños que en sus escuelas no muestran mucho entusiasmo por los símbolos del ejército estadounidense o los del ejército nacional, así como expresiones de reservas o ausencias en la participación en eventos nacionales y religiosos. La compleja realidad latinoamericana queda simplificada a un caramelo: si el niño no es patriota, su familia es comunista, terrorista o anti americana, por lo que se recomienda una investigación y seguimiento cuidadoso del entorno.[6] El manual también enseña cómo manipular el entorno de los locales usados para interrogación y cómo llevar hasta la inconsciencia a un detenido usando el confinamiento, la privación del sueño, la hipnosis o, directamente, las drogas. Una vez obtenida la información, reconocen los patriotas graduados de la School of the Americas, por obvias razones se debía eliminar la fuente, es decir, la víctima.
En línea con la misma lógica, así como las militares latinoamericanos se especializan en asuntos de control interno, la policía se militariza bajo la excusa de una intervención exterior. El gobierno de Kennedy destina otra partida presupuestaria para la militarización de la policía latinoamericana, la que se entrena en tácticas de guerra sin cambiar el uniforme de sus oficiales. Las embajadas son instruidas para acoger y colaborar con las nuevas “misiones militares” (MAAGs) para proveer entrenamiento, equipos y asistencia financiera a las “fuerzas del orden” en cada país. El 7 de agosto de 1962, el comunicado NSAM 177 lo establece de forma explícita: “Estados Unidos debe asistir a la policía en los países subdesarrollados para la lucha contra la subversión y la insurgencia”. Por supuesto que estos dos últimos sustantivos serán sujetos a libre interpretación por parte de la policía, los ejércitos y su clase dominante. Cuando no haya una amenaza real, se la inventará y Washington abrirá más el grifo de la Reserva Federal.
Desde los años cuarenta, la asistencia de Washington a los ejércitos latinoamericanos se ha ido ampliado desde la transferencia de millones de dólares y equipamiento hasta la instrucción directa del personal policial y militar en las sedes académicas de Washington y del Canal de Panamá, entre otros centros. En 1960, en Fort Bragg de Carolina del Norte, habían comenzado a dictarse cursos de “contrainsurgencia y guerra psicológica”. En el NSAM 88, bajo el título de “Training for Latin American Armed Forces” el presidente Kennedy había solicitado “una mayor intimidad entre nuestro ejército y el de los países latinoamericanos”. En un memorándum fechado exactamente un mes después, el 7 octubre de 1961, el general Maxwell Taylor, nombrado por el presidente, había informado de la asistencia regular a cursos de 600 militares latinoamericanos en la sede de Panamá y había confirmado el objetivo del plan: “lograr un acceso directo a los ejércitos latinoamericanos, las instituciones que mayor influencia tienen en sus gobiernos”.
En 1961, Kennedy había aprobado una partida extra de 34,9 millones de dólares (más de 300 millones al valor de 2020) para los ejércitos latinoamericanos. Nada nuevo, si no fuera por el propósito explícito de la inversión en política interna de, al menos, la mitad de esos países. Ahora los ejércitos ya no son para la defensa de la nación contra otros países sino contra sus propios ciudadanos que no están de acuerdo con Washington o con alguno de los gobiernos criollos. La nueva narrativa se centra en el tema de la “Seguridad nacional” y la “prevención de la insurgencia popular”.
Para eso es necesario enviar a los futuros oficiales de los ejércitos satélites a ser entrenados, ideológica y técnicamente en las escuelas militares de Estados Unidos. Washington también financia y provee de ayuda a los cuerpos de las policías del subcontinente en su objetivo de conquistar “mentes y corazones”. En 1962, el mismo Kennedy emite la orden de apoyar a la policía latinoamericana contra la insurgencia, también llamada subversión (NSAM 177) y luego se crea la Inter American Police Academy en el siempre estratégico canal de Panamá, cuya sede estará más tarde en Washington y cuyos principios destacan “las técnicas de interrogación y control de protestas populares”. Según una investigación de 2015 del profesor de la Naval War College, Jonathan Caverley, existirá una directa proporción entre la cantidad de tropas extranjeras entrenadas por Washington y las probabilidades de un golpe de Estado en el país de origen.
Naturalmente, estos objetivos siempre enfrentan, aquí y allá, opositores idealistas y románticos. Como respuesta, el general Taylor aclara que “laindoctrinación es poca” y que, en los cursos y en sus visitas a las academias del norte, los militares latinoamericanos más bien “absorben” los valores estadounidenses. Al mes siguiente, el 20 de noviembre, un análisis de lectura ambigua por parte de la agencia de inteligencia Bureau of Intelligence and Research había concluido que la asistencia e influencia de Washington en los ejércitos latinoamericanos “podría crear las condiciones y la justificación para algún golpe militar… los oficiales entrenados podrían entender que deseamos que ellos se hagan cargo de sus gobiernos e impongan reformas sociales y económicas; los cursos y entrenamientos sobre represión anti insurgente podrían hacerles creer que estamos en favor de regímenes totalitarios… lo cual generalmente no es nuestra intención”. El secretario de Estado, Robert McNamara, no está de acuerdo y declara que la exposición de los militares latinoamericanos a los valores estadounidenses los hará apreciar una forma de pensamiento democrático.[7]
Pero los oficiales que vuelven de la Superpotencia a sus países, como lo teme el embajador de Venezuela José Antonio Mayobre, vuelven no sólo adoctrinados y con nuevos conocimientos sobre “control de masas” sino, sobre todo, con un fuerte sentimiento de superioridad moral e intelectual. Como sea, el plan sigue adelante. Según otro memorando secreto del Departamento de Estado al presidente, fechado el 29 de junio de 1962, los oficiales de policía de Argentina seleccionados serán instruidos en “técnicas de vigilancia, de recolección de información, de interrogación, de manejo de redadas, razias, protestas y de control de masas”. Continuando con la idea de Kennedy de prevenir cualquier “revolución inevitable” de la clase media y de la clase trabajadora, la Escuela de las Américas se establece como centro para la preparación de miles de oficiales latinoamericanos en técnicas de represión de protestas y de movimientos populares contrainsurgentes.[8]
En apenas un año, Washington reconocerá de forma casi automática tres nuevas dictaduras, producto de cuatro nuevos golpes de Estado en Argentina y Perú en 1962, y en Guatemala, Ecuador y Honduras en 1963, aparte de lanzar una operación encubierta contra el primer ministro electo de Guyana, Cheddi Jagan, graduado en Estados Unidos pero demasiado progresista para el gusto de Washington. En Honduras, los militares golpistas portarán rifles “Made in USA” y serán acompañados por militares con el uniforme de Estados Unidos, al tiempo que su embajador negará cualquier responsabilidad política, excusándose en el argumento de que de todas formas el golpe se hubiese realizado con o sin participación de militares estadounidenses.
Para finales de esta década, Washington habrá apoyado 16 golpes de Estado liderados por oficiales graduados de sus academias militares. Aparte de los cientos de misiones militares enviadas a América latina para educar a los ejércitos nacionales, medio millar de oficiales latinoamericanos serán preparados en Fort Gulik, Panamá. En 1966, los investigadores Willard Barber y Neale Ronning observarán que en estos cursos se cubren “todos los aspectos de la contrainsurgencia: técnicas militares, paramilitares, políticas, sociológicas y psicológicas”.
Para 1967, con este objetivo de entrenamiento y educación política, Washington tenía casi diez mil oficiales y agentes, civiles y militares, distribuidos por toda América latina con la excepción de México y Haití. Un año después, el Departamento de Defensa enviará otro memorándum al presidente: “El hecho de que hoy por hoy en América latina no hay ninguna misión militar relevante aparte de la nuestra, es una prueba del éxito de Estados Unidos para establecerse como la influencia predominante en esa región… El hecho de que las fuerzas armadas latinoamericanas son las instituciones menos antiamericanas del continente es otro indicio de nuestra influencia… La adopción de la doctrina estadounidense, las tácticas, los métodos de entrenamiento, su organización y las armas que usan son el resultado directo de la presencia, el predominio y la influencia Estados Unidos”.
Como lo informará el New York Times del 22 de diciembre de 1968, desde 1950 Estados Unidos ha entrenado a 21.000 oficiales latinoamericanos en territorio estadounidense y 25.000 más en el Canal de Panamá. En una abrumadora proporción, los graduados de esa escuela, conocida como “La escuela de los dictadores”, participarán en una docena de regímenes de corte fascista y alineados a la voluntad de Washington. Sólo en dos casos, más bien excepcionales, como en Perú con el general Juan Velasco Alvarado y en Panamá con el general Omar Torrijos, los golpistas tomarán caminos no alineados e impulsarán políticas de nacionalización de recursos o de reformas sociales consideradas progresistas o de izquierda. Para cuando se consuma el largamente planeado golpe de Estado contra Allende en Chile y la imposición del experimento neoliberal, casi doscientos oficiales graduados en la Escuela de las Américas ocuparán cargos de relevancia en el gobierno, al igual que en otras dictaduras del continente.
En los años setenta, el presupuesto de Washington para el entrenamiento técnico e ideológico de los militares latinoamericanos ascenderá a 500 millones (3.000 millones al valor de 2020).[9] En estas academias no solo aprenderán a manejar armas, estrategias y técnicas de tortura y represión sino algo mil veces más letal y efectivo: aprenderán literatura política (ficción realista, por género), de la misma forma que los medios de prensa dominantes en el continente repetirán versos y cuentos plantados por la CIA y por las Embajadas, las que luego el pueblo y sus políticos consumirán como folklore propio. No habrá Plan Marshall para América latina porque un pueblo inmaduro no debe recibir asistencia pública sino privada, para que aprenda las reglas. Cuando se aprueben fondos para el desarrollo, serán para infraestructura que, como en el siglo anterior se trazaron los hermosos bulevares de París para introducir fuerzas armadas contra las revueltas, en las repúblicas infantiles del sur será para aplastar las revoluciones armadas y las protestas pacíficas con más facilidad.
Cuando en 2004 el presidente de Haití, el cura Jean-Bertrand Aristide (sospechoso de ser demasiado amable con los pobres y derrocado en un golpe de Estado organizado por la CIA en 1991) decida desmantelar el ejército haitiano, como lo hiciera Costa Rica en 1948 y Bolivia en 1952, será derrocado por un nuevo golpe de Estado—organizado y apoyado por Washington, está de más decir.
[1] Aparte de una clase media y trabajadora mucho más culta y educada en América latina que en Estados Unidos, otro de los frentes de la democratización de las sociedades latinoamericanas estuvo y continúa estando en sus universidades. Las universidades de Estados Unidos, por su sistema y funcionamiento se asemejan a la estructura de El Vaticano; no pueden competir en el alto grado de democracia alcanzado por sus pares del sur.
[2] No por casualidad, la diversidad ideológica del ejército estadounidense es mucho mayor que la de los ejércitos latinoamericanos. Entre los más feroces críticos y activistas opositores a las guerras de Washington se suelen encontrar veteranos de las mismas guerras imperialistas en las que participaron. En las elecciones de 2016, los militares donarán más al candidato Donald Trump que a Hilary Clinton. En las elecciones de 2020, el candidato socialista Bernie Sanders recibirá más donaciones de los soldados que el presidente Trump y el doble que el candidato demócrata Joe Biden. Con escasas excepciones, un militar latinoamericano está uniformado por dentro y por fuera.
[3] Morse también luchará contra el macartismo, por los Derechos Civiles en los 60 y se opondrá a la Guerra de Vietnam, por lo que será conocido como El Enojado o El Tigre del Congreso.
[4] Casi 600 millones de dólares anuales en valor de 2020. La cifra real continuará creciendo, sin contar la destinada a las operaciones secretas, como las de la CIA ni los recursos empleados para la educación de oficiales y expertos en represión en distintas instituciones militares estadounidenses.
[5] Entre 1789 y 1947, antes de la creación del Pentágono y su nuevo bautismo como “Departamento de Defensa”, el mismo organismo se llamaba “Departamento de Guerra”. Luego dicen que las palabras sólo les importa a los inútiles poetas.
[6] Estos manuales proceden de los años 50 y son permanentemente actualizados en detalles técnicos, pero sin cambiar la filosofía que los motiva: la manipulación de nuestros aliados para el control de los otros (los pueblos rebeldes) que no nos sirven.
[7] McNamara se ocupa de varios frentes. En Vietnam multiplica por cien los efectivos estadounidenses para el entrenamiento de los soldados locales, los que aumentará hasta medio millón en 1968. Más millones, de dólares y de muertos, no resultarán en una victoria, excepto en las películas de Hollywood y en la imaginación popular. De 1968 a 1981 será el presidente del Banco Mundial, desde donde distribuirá créditos a los países pobres que controlen el crecimiento de su población.
[8] Esta academia militar para países extranjeros había sido fundada en 1942 como “Centro de Entrenamiento Latino Americano”, renombrada en 1946 como U.S. Army Caribbean School, en 1963 como School of the Americas y en 2002 como Western Hemisphere Institute for Security Cooperation. Tantos escándalos y cambios de nombres no pudieron ocultar el hecho de que fue una universidad del terror, de cuyas aulas salieron múltiples dictadores, represores, genocidas de alto rango y hasta narcotraficantes.
[9] Según la investigación del profesor Edwin Lieuwen de la Universidad de Nuevo México, para los años setenta, Washington proveerá más del 50 por ciento del presupuesto de los ejércitos latinoamericanos. En los casos de pequeños países, más del 90 por ciento.
Hay un hecho que observamos desde el comienzo de las masacres en Gaza, el cual se ha venido profundizando y consolidando desde entonces: Israel ha perdido poder narrativo y adherentes en todo el mundo.
¿Cómo? ¿Por qué ahora? El mundo ha sido un espectador impotente pero masivo del genocidio perpetuado por Israel bajo la narrativa de su “derecho a defenderse” (de quienes resisten a su propia ocupación) luego del brutal y misterioso ataque de Hamas el 7 de octubre de 2023.
Estos brutales eventos han puesto el foco del mundo en Israel y en su historia, lo cual ha producido un fuerte revisionismo histórico y moral por parte de cientos de millones de personas alrededor del mundo.
Entre estos revisionismos han surgido preguntas sobre el cuestionamiento del presidente Kennedy al programa del régimen israelí y especulaciones sobre las trágicas consecuencias de su posición.
Ahora el National Security Archive desclasifica documentos que muchos esperaban. Lo que sigue es un resumen del histórico instituto de George Washington University, uno de los más prestigiosos del mundo y de los más valiosos en cuanto a fuentes primarias que los académicos y escritores solemos usar en distintos tipos de investigación.
Jorge Majfud, junio 2025.
La inteligencia estadounidense estimó que, para mediados de la década de 1960, Dimona podría producir suficiente plutonio para «una o dos armas al año».
Washington D. C., 2 de mayo de 2019 – Durante 1963, el presidente John F. Kennedy estuvo preocupado por asuntos como Vietnam, las negociaciones para la prohibición de los ensayos nucleares, las protestas por los derechos civiles y Cuba. Sin embargo, es menos conocido que una de sus principales preocupaciones era si Israel buscaba desarrollar armas nucleares, y con qué rapidez, y qué debía hacer Estados Unidos al respecto. A partir de abril de 1963, Kennedy insistió en que los líderes israelíes aceptaran inspecciones estadounidenses bianuales regulares, o en lenguaje diplomático, “visitas”, al complejo nuclear israelí en Dimona, en el desierto del Néguev. El primer ministro David Ben-Gurion y su sucesor, Levi Eshkol, intentaron evadir las inspecciones, pero Kennedy ejerció una presión sin precedentes, informándoles sin rodeos, en un tono casi ultimátum, que el compromiso y el apoyo de Washington a Israel podrían verse seriamente comprometidos si se creía que el gobierno estadounidense no podía obtener información fiable sobre el reactor de Dimona y las intenciones nucleares de Israel.
El intercambio completo de cartas y comunicaciones relacionadas entre Kennedy, Ben-Gurion y Eshkol, publicado hoy por primera vez por el Archivo de Seguridad Nacional, ilustra tanto la tenacidad de Kennedy como la reticencia de los líderes israelíes en el asunto de Dimona. Sorprendido por las firmes exigencias de Estados Unidos, Eshkol tardó siete semanas, con tensas consultas internas, en acceder a regañadientes. Retirándose de una crisis casi diplomática, ambas partes mantuvieron sus comunicaciones sobre Dimona con gran secretismo. La publicación hoy de documentos desclasificados del sistema de Archivos Nacionales de EE. UU., incluidas las bibliotecas presidenciales, ofrece una mirada tras bambalinas al proceso de toma de decisiones y revisión de inteligencia que orientó la presión de Kennedy sobre los primeros ministros israelíes durante 1963. Entre los documentos se encuentran:
La Estimación de Inteligencia Nacional 30-63, “El problema árabe-israelí”, de enero de 1963, que estimaba que si el reactor de Dimona “operaba a su máxima capacidad… podría producir suficiente plutonio para una o dos armas al año”. Esta Estimación de Inteligencia Nacional (NIE) fue desclasificada en 2017.
Una carta de un diplomático estadounidense en Tel Aviv que concluyó que la detección de una decisión israelí de iniciar un programa nuclear de emergencia de emergencia requeriría “una vigilancia bastante cuidadosa de las actividades de la docena de científicos de alto nivel”. Este documento fue desclasificado en 2018.
Un memorando del Departamento de Estado que apoya las inspecciones semestrales del reactor de Dimona para supervisar el uso de combustible nuclear. Sin las inspecciones estadounidenses, Israel podría descargar combustible gastado a intervalos de seis meses “para producir un máximo de combustible irradiado para su separación en plutonio apto para armas”.
La declaración de Kennedy al ministro de Asuntos Exteriores francés, Couve de Murville, de que el programa nuclear de Israel había puesto a ese país en una situación “estúpida” al dar “un pretexto a los rusos, que se están retirando de la región, para acusarnos ante la opinión pública mundial, y quizás con razón”.
Un memorando de conversación de agosto de 1963 en el que un diplomático británico informó sobre “nuevas señales inquietantes” del interés oficial israelí en las armas nucleares. Desclasificado en 2016.
El informe detallado de la inspección estadounidense de Dimona en enero de 1964, resultado de la presión de Kennedy sobre Ben-Gurion y Eshkol. Algunos de los documentos publicados hoy, como la correspondencia entre Kennedy, Ben Gurión y Eshkol, fueron desclasificados en archivos estadounidenses o israelíes durante la década de 1990, pero no han estado ampliamente disponibles. Otros, como se indicó anteriormente, fueron desclasificados en los últimos años. Además, la traducción al francés de la declaración de Kennedy en la reunión de Couve de Murville nunca antes se había traducido al inglés. Otros documentos relacionados con el enfrentamiento entre Ben Gurión y Kennedy permanecen clasificados en los Archivos Nacionales de Estados Unidos. Documentos importantes de la CIA y de la comunidad de inteligencia están siendo apelados o a la espera de su desclasificación.
Considerando la proliferación nuclear como un gran desafío para el poder estadounidense, John F. Kennedy creía firmemente que Estados Unidos debía usar su influencia para impedir que Israel desarrollara armas nucleares. El reactor de Dimona se había descubierto tan solo dos meses antes de que asumiera la presidencia en enero de 1961, y Kennedy ya estaba profundamente preocupado por las aspiraciones nucleares de Israel (para más detalles, véase “Kennedy, Dimona y el Problema de la Proliferación Nuclear: 1961-1962” en el Libro Informativo Electrónico del Archivo de Seguridad Nacional n.º 547). Estas primeras preocupaciones dieron lugar a la primera visita de inspección estadounidense a Dimona, a mediados de mayo de 1961, y a una posterior conversación cara a cara entre Kennedy y el primer ministro israelí, David Ben-Gurion, el 30 de mayo. La cuestión nuclear también se abordó en la reunión entre Kennedy y la ministra de Asuntos Exteriores israelí, Golda Meir, a finales de diciembre de 1962. Ben-Gurion aseguró explícitamente a Kennedy que el programa nuclear israelí tenía fines pacíficos, y Meir insistió en que Israel no estaba en vías de desarrollar armas nucleares. A principios de 1963, resurgieron las preocupaciones estadounidenses. En enero, Kennedy recibió una nueva Estimación Nacional de Inteligencia (ENI) que destacaba el potencial armamentístico de Dimona. Señalaba que era probable que el complejo de Dimona entrara en funcionamiento a finales de ese año. Según la ENI, una vez que Dimona operara a plena potencia, Israel podría estar en vías de producir suficiente plutonio para una o dos armas al año. Semanas después, a mediados de marzo, el director de la Oficina de Estimaciones Nacionales, Sherman Kent, firmó una estimación de inteligencia que señalaba las consecuencias negativas para Estados Unidos, tanto a nivel regional como global, de la adquisición israelí de armas nucleares. El 25 de marzo, Kennedy se reunió con el director de la CIA, John McCone, para hablar sobre el programa nuclear israelí y, poco después, solicitó al asesor de Seguridad Nacional, McGeorge Bundy, que reforzara la capacidad de recopilación de inteligencia estadounidense dirigida tanto al programa nuclear israelí como a los “programas de armas avanzadas” de Egipto. Al día siguiente, Bundy emitió el Memorando de Acción de Seguridad Nacional (NSAM) 231, una directiva formal dirigida a los departamentos de Estado, Defensa y la CIA para que estudiaran las “Capacidades Nucleares de Oriente Medio”. A principios de abril, Kennedy y sus asesores tradujeron sus preocupaciones sobre Dimona en una exigencia política discreta pero afirmativa: insistieron en que Israel aceptara inspecciones estadounidenses bianuales (o “visitas”, como se las denominaba en un lenguaje más diplomático) a Dimona. Inicialmente, Kennedy presionó mediante mensajes diplomáticos. El 2 de abril, el embajador en Israel, Walworth Barbour, presentó a Ben-Gurion la solicitud estadounidense de visitas semestrales; dos días después, el embajador israelí, Avraham Harman, fue citado al Departamento de Estado para un mensaje similar.
Se esperaba que Ben-Gurion respondiera a la solicitud de Kennedy sobre Dimona durante su siguiente reunión con Barbour, pero no estaba preparado para un enfrentamiento directo con un presidente estadounidense decidido. Tampoco estaba dispuesto a aceptar el objetivo de Kennedy de realizar visitas semestrales; eso habría hecho que Dimona dejara de ser la encarnación de la póliza de seguro existencial de Ben-Gurion. En cambio, intentó evitar una confrontación desviando la atención de Kennedy. El 17 de abril de 1963, surgió la oportunidad de hacerlo: Egipto, Siria e Irak firmaron la Proclamación de la Federación Árabe, que exigía una unión militar para lograr la liberación de Palestina. Esta retórica no era nueva en aquel entonces, pero Ben-Gurión la aprovechó para iniciar un intercambio con el presidente Kennedy sobre la difícil situación general de seguridad de Israel, evadiendo al mismo tiempo la solicitud específica de Kennedy sobre Dimona. No está claro si Ben-Gurión realmente consideraba la Proclamación de la Federación Árabe una amenaza existencial para Israel, pero justificó tácitamente los esfuerzos de Israel por crear una opción de último recurso sin el rechazo rotundo de la solicitud de Kennedy.
Considerando la proliferación nuclear como un gran desafío para el poder estadounidense, John F. Kennedy creía firmemente que Estados Unidos debía usar su influencia para impedir que Israel desarrollara armas nucleares. El reactor de Dimona se había descubierto tan solo dos meses antes de que asumiera la presidencia en enero de 1961, y Kennedy ya estaba profundamente preocupado por las aspiraciones nucleares de Israel (para más detalles, véase “Kennedy, Dimona y el Problema de la Proliferación Nuclear: 1961-1962” en el Libro Informativo Electrónico del Archivo de Seguridad Nacional n.º 547). Estas primeras preocupaciones dieron lugar a la primera visita de inspección estadounidense a Dimona, a mediados de mayo de 1961, y a una posterior conversación cara a cara entre Kennedy y el primer ministro israelí, David Ben-Gurion, el 30 de mayo. La cuestión nuclear también se abordó en la reunión entre Kennedy y la ministra de Asuntos Exteriores israelí, Golda Meir, a finales de diciembre de 1962. Ben-Gurion aseguró explícitamente a Kennedy que el programa nuclear israelí tenía fines pacíficos, y Meir insistió en que Israel no estaba en vías de desarrollar armas nucleares. A principios de 1963, resurgieron las preocupaciones estadounidenses. En enero, Kennedy recibió una nueva Estimación Nacional de Inteligencia (ENI) que destacaba el potencial armamentístico de Dimona. Señalaba que era probable que el complejo de Dimona entrara en funcionamiento a finales de ese año. Según la ENI, una vez que Dimona operara a plena potencia, Israel podría estar en vías de producir suficiente plutonio para una o dos armas al año. Semanas después, a mediados de marzo, el director de la Oficina de Estimaciones Nacionales, Sherman Kent, firmó una estimación de inteligencia que señalaba las consecuencias negativas para Estados Unidos, tanto a nivel regional como global, de la adquisición israelí de armas nucleares. El 25 de marzo, Kennedy se reunió con el director de la CIA, John McCone, para hablar sobre el programa nuclear israelí y, poco después, solicitó al asesor de Seguridad Nacional, McGeorge Bundy, que reforzara la capacidad de recopilación de inteligencia estadounidense dirigida tanto al programa nuclear israelí como a los “programas de armas avanzadas” de Egipto. Al día siguiente, Bundy emitió el Memorando de Acción de Seguridad Nacional (NSAM) 231, una directiva formal dirigida a los departamentos de Estado, Defensa y la CIA para que estudiaran las “Capacidades Nucleares de Oriente Medio”. A principios de abril, Kennedy y sus asesores tradujeron sus preocupaciones sobre Dimona en una exigencia política discreta pero afirmativa: insistieron en que Israel aceptara inspecciones estadounidenses bianuales (o “visitas”, como se las denominaba en un lenguaje más diplomático) a Dimona. Inicialmente, Kennedy presionó mediante mensajes diplomáticos. El 2 de abril, el embajador en Israel, Walworth Barbour, presentó a Ben-Gurion la solicitud estadounidense de visitas semestrales; dos días después, el embajador israelí, Avraham Harman, fue citado al Departamento de Estado para un mensaje similar.
Se esperaba que Ben-Gurion respondiera a la solicitud de Kennedy sobre Dimona durante su siguiente reunión con Barbour, pero no estaba preparado para un enfrentamiento directo con un presidente estadounidense decidido. Tampoco estaba dispuesto a aceptar el objetivo de Kennedy de realizar visitas semestrales; eso habría hecho que Dimona dejara de ser la encarnación de la póliza de seguro existencial de Ben-Gurion. En cambio, intentó evitar una confrontación desviando la atención de Kennedy. El 17 de abril de 1963, surgió la oportunidad de hacerlo: Egipto, Siria e Irak firmaron la Proclamación de la Federación Árabe, que exigía una unión militar para lograr la liberación de Palestina. Esta retórica no era nueva en aquel entonces, pero Ben-Gurión la aprovechó para iniciar un intercambio con el presidente Kennedy sobre la difícil situación general de seguridad de Israel, evadiendo al mismo tiempo la solicitud específica de Kennedy sobre Dimona. No está claro si Ben-Gurión realmente consideraba la Proclamación de la Federación Árabe una amenaza existencial para Israel, pero justificó tácitamente los esfuerzos de Israel por crear una opción de último recurso sin el rechazo rotundo de la solicitud de Kennedy. La atención de Ben-Gurión a la amenaza que representaba la Proclamación de la Federación Árabe, en comparación con la de Kennedy al peligro del proyecto nuclear israelí, generó un intercambio de cartas y mensajes orales notablemente discordantes entre ambos líderes a lo largo de la primavera de 1963. Ben-Gurión invocó el espectro de “otro Holocausto” e insistió en la necesidad de Israel de recibir garantías externas de seguridad. Sin embargo, tal acuerdo no estaba previsto, ya que Kennedy creía que una señal tan clara de favoritismo hacia Israel socavaría las relaciones de Estados Unidos con los países árabes.
Kennedy no cedió en el asunto de Dimona y estaba decidido a no permitir que Ben-Gurión cambiara la conversación. Desestimó la alarma del primer ministro sobre la Proclamación de la Federación Árabe, considerándola nada nuevo y prácticamente sin sentido, e insistió en que el verdadero peligro para la región era la introducción de sistemas ofensivos avanzados, especialmente armas nucleares. Para abordar esta preocupación, Kennedy estaba dispuesto a explorar un plan de control de armamentos que abarcara tanto a Israel como a Egipto. Era evidente, sin embargo, que su principal objetivo era detener el programa nuclear israelí.
En retrospectiva, este intercambio equivalió a una confrontación entre el presidente de Estados Unidos y los primeros ministros de Israel sobre el futuro del programa nuclear israelí. El punto álgido de dicha confrontación fue la carta de Kennedy del 15 de junio, que el embajador Barbour debía entregar a Ben-Gurión al día siguiente. La carta incluía condiciones técnicas detalladas bajo las cuales Kennedy insistía en que se realizaran las visitas bianuales de Estados Unidos. La carta era similar a un ultimátum: si el gobierno estadounidense no podía obtener “información fiable” sobre el estado del proyecto Dimona, el “compromiso y apoyo de Washington con Israel” podría verse “seriamente comprometido”. Pero la carta nunca fue entregada a Ben-Gurión porque ese día sorprendió a su país y al mundo al anunciar su renuncia.
El embajador Barbour, quien estaba preparado para entregar la carta, notificó al Departamento de Estado y solicitó instrucciones. Recomendó posponer la entrega hasta que se resolviera el problema del gabinete y luego dirigir la carta al siguiente primer ministro, recomendación que Kennedy y sus asesores siguieron.
El 5 de julio, menos de diez días después de que Levi Eshkol asumiera el cargo de primer ministro, Barbour le entregó una carta de tres páginas de Kennedy. Era prácticamente idéntica a la carta del 15 de junio a Ben-Gurion, acompañada de unas líneas de felicitación al nuevo líder. Desde el mensaje del presidente Dwight Eisenhower a Ben-Gurion, durante la crisis de Suez en noviembre de 1956, ningún presidente estadounidense había sido tan directo con un primer ministro israelí. Las exigencias específicas que se presentaron a Ben-Gurion sobre cómo debían llevarse a cabo las visitas de inspección estadounidenses a Dimona se mantuvieron textuales en la nueva carta. Muchos de los asesores de Eshkol interpretaron la carta como un verdadero ultimátum, una crisis en ciernes.
Sorprendido por las duras exigencias de Kennedy a Dimona a los pocos días de asumir el cargo, la primera respuesta de Eshkol fue solicitar más tiempo para consultas. Solo el 19 de agosto, más de seis semanas después de recibir la carta, Eshkol presentó una respuesta, a veces vaga. Bajo presión de Kennedy, Eshkol accedió a regañadientes, en principio, a permitir visitas regulares de científicos estadounidenses a Dimona. Sin embargo, no aceptó una visita anticipada y evitó comprometerse con las inspecciones bianuales estadounidenses que Kennedy solicitaba.
El enfrentamiento epistolar entre el presidente Kennedy y dos primeros ministros israelíes resultó en una serie de seis inspecciones anuales estadounidenses al complejo de Dimona (1964-1969), hasta que el presidente Richard Nixon las suspendió. (La primera inspección, en enero de 1964, pudo haberse retrasado debido al asesinato de Kennedy). Si bien Lyndon Johnson no estaba tan dispuesto a reprender a los israelíes, le preocupaba la proliferación nuclear y apoyó las inspecciones. Sin embargo, los israelíes lograron su avance en materia de armas nucleares durante la década de 1960 a pesar de las inspecciones, que evidentemente tuvieron poco impacto prohibitivo o disuasorio.
En Uruguay tenía un colega y gran amigo arquitecto, Edwin Castro, con el cual trabajábamos juntos para proyectos urbanos y privados. Aparte, yo trabajaba para gente que no podía pagar. Un día llegó a la carpintería de mi padre y de mi hermano, donde yo tenía mi estudio polvoriento, y ve otro proyecto para una clínica rural y me dice:
“Si fueras mujer serías puta”.
“¿Perdón?”
“Es que no sabes decir que no”.
Pues, la anécdota me viene a la memoria leyendo sobre la reunión de la OTAN y las concesiones de la Unión Europea a la exigencia de Donald Trump de aumentar su gasto militar.
En Estados Unidos, como en muchos otros países, se da la paradoja de que los más radicales están en el centro del espectro político. Tanto la derecha de la derecha como la izquierda de la izquierda se oponen a más guerras imperiales, sobre todo a las impulsadas por Israel.
¿Por qué esta singularidad? Tal vez porque el centro del espectro político ha sido comprado por los lobbies financieros y extranjeros ya que, se supone, son ellos quienes suelen decidir la narrativa correcta en las elecciones y son ellos los más probables de convertirse en representantes, senadores y presidentes. Así que invertir en los moderados de un partido es lo mismo que invertir en los moderados del otro, mientras son presentados como opciones diferentes, responsables, sensatas, realistas…
La lógica de la propaganda siempre radicó en un divorcio entre narrativa y realidad, la cual se da con la inversión de los ideoléxicos usados por el poder. Desde hace siglos, como fue el caso del genocidio americano o el africano, los invasores se victimizaron como invadidos, los violadores como violados, los despojados como bandidos, los esclavistas como libertarios. Los salvajes fueron los civilizados y los masacrados fueron despreciados por bárbaros. El árbol florece, da frutos y pierde las hojas, pero las raíces son las mismas.
Moderados, aquellos que sermonean con el patriotismo y la responsabilidad civilizatoria de bombardear cualquier otro país que no les obedecen.
Radicales, aquellos que no usamos ni armas ni capitales para torcer la opinión de nadie y, mucho menos, la de países enteros, sino sólo ideas y palabras. Radicales, aquellos irresponsables que estamos en contra de matar niños sin importar su etnia, su nacionalidad, su clase social o si fueron o no elegidos por algún dios que ordena a unos pueblos exterminar a otros.
In the United States, as in many other countries, there is a paradox in that the most radicals are in the center of the political spectrum. Both the right of the right and the left of the left oppose further imperial wars, especially those driven by Israel.
Why this singularity? Perhaps because the center of the political spectrum has been bought by financial and foreign lobbies, since they are supposedly the ones who usually decide the correct narrative in elections and are the most likely to become representatives, senators, and presidents. So investing in the moderates of one party is the same as investing in the moderates of the other, as long as they are presented as different, responsible, sensible, realistic options…
Moderates, those who preach patriotism and the civilizational responsibility of bombing any other country that doesn’t obey them.
Radicals, those who use neither weapons nor capital to sway anyone’s opinion, much less that of entire countries, but only ideas and words. Radicals, those irresponsible people who are against killing children, regardless of their ethnicity, nationality, social class, or whether or not they were chosen by some god who orders some people to exterminate others.
Habrá guerra. El anillo de fuego del que hablábamos hace unos años desde los hielos de la OTAN, continúa extendiéndose. El extremo Este no es Irán, sino el Mar de China. ¿Cuántos años llevará? ¿Intervendrá China para evitar que el fuego le llegue a su patio trasero? Es difícil definir su pasividad como egoísmo, estrategia o imprudencia. Ojalá nunca lleguemos a eso, pero ya estamos dentro de la Trampa de Tucídides. Casi siempre se cumple. Las esperanzas están en ese casi pero ya vemos que al casi se le cayó la primera sílaba.
majfud junio 2025
Habrá guerra. El anillo de fuego del que hablábamos hace unos años desde los hielos de la OTAN, continúa extendiéndose. El extremo Este no es Irán, sino el Mar de China. ¿Cuántos años llevará? ¿Intervendrá China para evitar que el fuego le llegue a su patio trasero? Es difícil… pic.twitter.com/i9ECOt6DJK
A continuación incluimos un resumen de estos datos más significativos de National Security Archive (April 7, 2025).
Seis meses antes del golpe militar de 1964 que derrocó al gobierno de João Goulart en Brasil, el subdirector de la CIA para Planes, Richard Helms, informó a la Junta Asesora de Inteligencia Extranjera del Presidente (PFIAB) sobre las operaciones clandestinas de la CIA en el país más grande de Sudamérica. «[La CIA] está llevando a cabo acciones encubiertas en el movimiento obrero y cree que el control comunista puede debilitarse«, informó a los miembros de la junta que supervisaron las operaciones de inteligencia en nombre del presidente Kennedy, según un resumen completamente desclasificado del informe de alto secreto del 10 de septiembre de 1963, publicado el 7 de abril de 2025 por el Archivo de Seguridad Nacional.
Helms y sus adjuntos también informaron a la PFIAB sobre el estado de las acciones encubiertas y las operaciones de cambio de régimen en otros países objetivo. En Cuba, la CIA estaba cambiando de incursiones externas a operaciones de sabotaje interno, realizando diez operaciones clandestinas al mes y atacando a elementos cubanos disidentes, entre ellos oficiales militares cubanos. En la Guayana Británica, la CIA financió en secreto una huelga general de 79 días para desestabilizar al gobierno electo de Cheddi Jagan, canalizando fondos para los huelguistas a través de la AFL-CIO. Los planes de la CIA para organizar una fuerza en el exilio contra el dictador haitiano François «Papa Doc» Duvalier se vieron frustrados cuando Juan Bosch, presidente de la República Dominicana, se negó a permitir que la agencia utilizara su país como base de operaciones.
El memorando ultrasecreto de la Casa Blanca, titulado «Panel de la Junta sobre Operaciones de Acción Encubierta«, fue desclasificado sin censura como parte de las 80.000 páginas de registros del asesinato de Kennedy, publicados en marzo. Numerosos otros registros de la PFIAB se incluyeron en la publicación, junto con las actas sin editar del «Grupo Especial», el comité interinstitucional de élite que investigó y aprobó las operaciones encubiertas estadounidenses en todo el mundo. El Archivo de Seguridad Nacional publica hoy una selección especial de estos registros únicos.
Nuevos Detalles y Revelaciones
Sin editar, los documentos aportan considerable detalle a la historia de los programas encubiertos previamente reportados, incluyendo fuentes y métodos de inteligencia, gastos específicos, identidades de los agentes y los nombres de países colaboradores, agencias de inteligencia y funcionarios extranjeros. En algunos casos, los documentos desclasificados revelan operaciones que se desconocían previamente. Entre los detalles y revelaciones clave contenidos en los documentos:
** En Cuba, la CIA registró 108 agentes y activos encubiertos en la isla en 1963, incluyendo personal diplomático amigo en embajadas extranjeras en La Habana. Sesenta agentes atacaron buques cubanos y se produjeron 31 intrusiones en instalaciones cubanas en el extranjero, según un informe a la PFIAB. El personal de la CIA en Washington y Miami dedicado al derrocamiento del gobierno de Castro ascendía a 384 personas. Entre los demás activos se encontraban 83 contratistas, 525 extranjeros (la mayoría exiliados cubanos), 45 agentes en puestos en el extranjero y 12 analistas de la división de inteligencia de la Agencia que trabajaban en Cuba.
** En cuanto a la Guayana Británica, los documentos confirman la colaboración de la CIA con el servicio de inteligencia británico, el MI6, para financiar y mantener el malestar laboral y una prolongada huelga general para socavar al gobierno electo del primer ministro Cheddi Jagan. Las actas de una reunión del Grupo Especial del 25 de abril de 1963 indicaban que «se ordenó a la CIA investigar el asunto y, junto con el MI6, tomar las medidas que se consideraran convenientes para garantizar la continuación de la huelga». En una reunión de la PFIAB en la Casa Blanca tras el fin de la huelga, el subdirector de Planes de la CIA, Richard Helms, informó que la Agencia había «elaborado con George Meany [líder sindical de la AFL-CIO] un programa de apoyo financiero de la CIA (435.000 dólares) para la huelga, amparándose en las «contribuciones de la AFL-CIO»» y que «un representante encubierto de la CIA dirigía el programa de la huelga». Los documentos también infieren firmemente que el director de la CIA, John McCone, se reunió con James Fulton, funcionario del MI6, en París para discutir esta operación conjunta para derrocar al gobierno de Jagan.
** En Chile, la CIA proporcionó al candidato demócrata cristiano Eduardo Frei 750.000 dólares en marzo de 1964 y otros 1,25 millones de dólares en mayo de 1964 para financiar su campaña presidencial. En una reunión del PFIAB celebrada el 5 de junio de 1964 en la Casa Blanca, el subdirector de Planes, Richard Helms, advirtió a la junta que “las próximas elecciones presidenciales del 13 de septiembre se ven con gran preocupación”, dadas las perspectivas de victoria del candidato socialista Salvador Allende. Helms enfatizó que era esencial actuar; si Allende ganaba, advirtió, “los chilenos, de mentalidad constitucional, aceptarían como presidente a un comunista elegido regularmente y no emprenderían un golpe de Estado para destituirlo”.
** En cuanto al Congo, las actas de la reunión del Grupo Especial añaden nuevos detalles sobre el papel de la CIA en el derrocamiento de Patrice Lumumba. Cinco meses antes del asesinato de Lumumba, el oficial de la CIA Thomas A. Parrott informó al Grupo Especial que la agencia había desarrollado “en líneas generales, tres (o, como el Sr. [DCI Allen] Dulles las describió posteriormente, ‘dos líneas operativas y media’) que estamos siguiendo para montar una campaña contra Lumumba en el Congo”. Estas incluían: operaciones a través del asesor principal de los Sindicatos Cristianos; el intento planeado de un político socialista de organizar una moción de censura contra Lumumba; “y un nuevo contacto con un supuesto líder de ciertos grupos laborales independientes” —esto último probablemente una referencia a Cyrille Adoula, el candidato elegido por la CIA para reemplazar a Lumumba una vez que este fuera destituido.
** En Haití, las actas de la reunión del Grupo Especial revelan que los planes de la CIA para derrocar al dictador François “Papa Doc” Duvalier, cuyo régimen dinástico impulsaba el ascenso de la izquierda, se vieron comprometidos por la resistencia del nuevo presidente de la República Dominicana, Juan Bosch. La CIA había estado formando una fuerza de exiliados para invadir Haití desde la República Dominicana, pero Bosch, según un documento de mediados de 1963, «ha decidido que no está dispuesto a permitir que dicha fuerza [haitiana] de exiliados utilice su país como base para operaciones militares contra Duvalier». El jefe de operaciones de la CIA para el Hemisferio Occidental, coronel J.C. King, informó entonces a los miembros del Grupo Especial que «todos los involucrados en el proyecto coinciden en que Duvalier debe ser destituido de una forma u otra», pero que el plan actual es «impracticable». (Bosch se convirtió posteriormente en el blanco de la decisión de Lyndon Johnson, en abril de 1965, de invadir la República Dominicana e instaurar un régimen dócil mediante la fuerza militar estadounidense).
La selección de documentos publicados hoy también incluye una serie de interesantes recomendaciones y propuestas de la PFIAB, entre ellas:
Que la CIA considere la propuesta (presentada a la PFIAB por representantes del Servicio de Inteligencia y Seguridad de Israel) de “ampliar la coordinación de las actividades de inteligencia entre la CIA e Israel en Latinoamérica, África, Oriente Medio y otros lugares”.
Que la CIA explore la viabilidad en Japón de “intensificar las acciones encubiertas contra la considerable y efectiva influencia de los comunistas entre los intelectuales, educadores y estudiantes japoneses”.
Que la Agencia de Seguridad Nacional realice una revisión técnica in situ de las actividades encubiertas de recopilación de inteligencia de comunicaciones y electrónica de la CIA en Behshahr, Irán, para garantizar el máximo aprovechamiento técnico de esta actividad estratégicamente posicionada contra los misiles y las operaciones satelitales soviéticas.
La Junta de Asesores de Inteligencia Extranjera (PFIAB) y el Grupo Especial
Entre los documentos publicados hoy se encuentra una extensa recopilación cronológica de memorandos y actas de las reuniones de la PFIAB durante los 1000 días de mandato del presidente Kennedy, que incluye una breve historia de la Junta Especial de Asesores de Inteligencia de la Casa Blanca. El impulso para la creación de la junta fue una recomendación de la Comisión Hoover sobre la Organización del Poder Ejecutivo para crear un «Comité de Vigilancia» en materia de inteligencia, integrado por miembros del Congreso y ciudadanos comprometidos. Para evitar la creación de un comité supervisor externo, en febrero de 1956, el presidente Dwight D. Eisenhower emitió una Orden Ejecutiva que creaba la Junta Presidencial de Consultores sobre Actividades de Inteligencia Extranjera. Tras el fiasco de Bahía de Cochinos, el presidente Kennedy emitió una nueva directiva que designaba al comité como la Junta Presidencial de Inteligencia Exterior y le otorgaba la facultad de asesorar al presidente «con respecto a los objetivos y la conducta» de acciones encubiertas, incluyendo «operaciones encubiertas altamente sensibles relacionadas con la acción política, la propaganda, la guerra económica, el sabotaje, la fuga y la evasión, la subversión contra estados o grupos hostiles y el apoyo a elementos indígenas y anticomunistas en países amenazados del mundo libre», según un informe de alto secreto del 1 de diciembre de 1963 sobre la génesis de la PFIAB, preparado para Lyndon Johnson tras el asesinato de Kennedy.
Entre las funciones de la PFIAB estaba supervisar las actividades del «Grupo Especial», un comité interinstitucional de alto nivel integrado por representantes de las agencias de seguridad nacional estadounidenses que actuaba como alto mando de la política exterior secreta de las administraciones de Eisenhower, Kennedy y Johnson. Entre enero de 1961 y el otoño de 1962, el Grupo Especial —también conocido como el Comité 5412 por el número de sala donde se reunía— aprobó aproximadamente 550 operaciones encubiertas, la mayoría de las cuales se compartieron con la PFIAB con cierto detalle. Tras la debacle de Bahía de Cochinos, el presidente Kennedy nombró a su hermano, el fiscal general Robert Kennedy, para presidir un «alto mando» de operaciones encubiertas aún más selecto: el Grupo Especial (Aumentado), que determinaba los principales programas encubiertos, entre ellos la Operación Mangosta, dirigida a Cuba. Según Arturo Jiménez-Bacardi, profesor asociado de instrucción en asuntos internacionales en la Universidad del Sur de la Florida e investigador del Archivo de Seguridad Nacional, las actas de la PFIAB y del Grupo Especial brindan una historia distintiva y única de las operaciones encubiertas: “Estos documentos arrojan luz sobre el funcionamiento interno del alto mando de acciones encubiertas del gobierno de los EE. UU.: sus motivaciones, prioridades, frustraciones y determinación de emplear la violencia política, el sabotaje económico y grandes sumas de dinero para intervenir en los asuntos internos de países de todo el mundo”.
Desde este medio siempre hemos expresado que nos interesa dar difusión a ese amplio arco de miradas que, desde este lado de la guerra de clases, se afanan por encontrar la mejor salida a la barbarie que este putrefacto sistema capitalista nos está arrastrando día a día. En este caso, queríamos adentrarnos en la realidad norteamericana a partir de la administración Trump, para ello entrevistamos a Jorge Majfud, uruguayo que reside en Florida. Jorge es escritor y profesor universitario, actualmente ejerce en Jacksonville University.
Luis Cuello, Buenos Aires, 2025.
Borrador Definitivo: ¿Qué se dice del amigo Trump, Jorge? Por decirlo de alguna manera.
Jorge Majfud: Como decía Tita Merello, “se dice de él”. Se dicen muchas cosas. Dependiendo de a quién le preguntes. Acá estamos en Florida, en el epicentro neoconservador. No solamente es un epicentro conservador desde Ron de Santis (actual gobernador de Florida), sino desde los años 80, con los lobbies cubanos que tuvieron su efecto, etc. Sino también donde está su palacete típico, copiado a Granada y a la arquitectura árabe, con una exageración de esplendor. Y bueno, esa gente que lo rodea, lo adula, porque eso es la condición para estar con él, ya sean extranjeros o sean de acá, la condición es que lo adulen. Y cada disidente lo sufre, como se ha probado en este caso más recientemente de Columbia University, que le ha bloqueado derechos, le ha retirado un cierto subsidio. Obviamente a los millonarios, que tienen dadivas en billones de dólares de subsidios, no se los va a retirar. Al contrario, como fue el caso de Elon Musk. Pero a esa universidad, que es un fuerte centro de investigación también, históricamente desde los años 60, un centro rebelde para lo que es el estándar de Estados Unidos, de protestas contra la guerra de Vietnam, de protestas contra la masacre y el genocidio de Palestina, especialmente de Gaza, le ha retirado 40 millones de dólares en subsidios y en contratos, porque no son solo subsidios, son contratos de investigación, de patentes, etc.
BD: Una universidad que venía en el ojo de la tormenta últimamente.
JM: Columbia University ha estado desde el año pasado, como usted recuerda, bajo el acoso permanente de distintos grupos. Grupos que son exteriores a la universidad, que se infiltraron como en California para demonizar las protestas que eran pacíficas. Grupos, como la misma policía, que ha salido en la televisión diciendo que han encontrado libros sobre terrorismo, que estaban en los programas. Algo totalmente absurdo, claro que eran libros sobre terrorismo. Eso es a lo que se dedica a la academia, a estudiar de todo. Haciendo un despliegue de ignorancia totalmente impune. Y en este momento, aparte de ese castigo económico, han arrestado a uno de los disidentes, se llama Mahmoud Khalil, estudiante graduado, que ya tenía una green card (tarjeta verde, de residencia en el país) luego de la graduación, se casó con una norteamericana y su esposa está embarazada. Lo han arrestado por participar, ellos dicen, por liderar las protestas contra el genocidio en Gaza. Y obviamente lo acusan de pro-Hamas, es decir, algo tiene que cambiar en la narrativa. Los políticos desde hace dos años, especialmente en el último año, han tratado de demonizar todo eso, diciendo que son pro-Hamas. Lo cual también es cuestionable, porque estamos hablando de un grupo armado en una colonia ocupada. No solamente ocupada, sino en un apartheid y en una situación de opresión.
BD: Es un grupo de resistentes, digamos.
JM: Sí, que está protegido por el derecho internacional y por las Naciones Unidas, contradictoriamente.
Pero el hecho concreto es que, de la misma forma que hace 100 años se puso prisionero, preso, al candidato socialista, bastante popular en esa época, que sacó un millón de votos, a Debs (Eugene Victor Debs, 1855-1928; miembro fundador de Industrial Workers of the World y cinco veces candidato a la presidencia de los Estados Unidos por el Partido Socialista de América). Se lo puso preso por un delito de opinión, por estar en contra de ingresar a la Primera Guerra Mundial. Debs estaba en contra de eso, hizo un discurso en contra de entrar a la guerra, una guerra que se vendió por una ingeniería de propaganda, fue una de las primeras ingenierías de propaganda cuando la mayoría de la población de Estados Unidos estaba en contra de entrar en esa guerra. Y Debs fue puesto en prisión, repito, por un delito de opinión. En este caso está ocurriendo lo mismo. Y estamos en esa situación otra vez.
Entonces, para volver a tu pregunta inicial ¿cómo se ve a Donald Trump? Depende de quién lo mire y desde qué punto de vista se lo mire. Desde el punto de vista del AIPAC (American Israel Public Affairs Committee), del lobby israelí, está tan contento como estaba con los demócratas. Están exactamente igual de contentos los grandes financistas, los grandes ultramillonarios, las grandes corporaciones, los oligarcas. Están contentos y lo han dicho antes de las elecciones, vamos a estar bien, no importa quién gane. Ahora el resto, no estamos contentos, obviamente, o muchos no estamos contentos. Como cualquier reloj descompuesto, Trump da la hora correcta, dos veces al día. Y en uno de esos puntos, también, repito, desde el punto de vista de aquellos que estamos en desacuerdo con las políticas de Washington, en lo que podríamos estar de acuerdo es en terminar la guerra de Ucrania, sea por una negociación de ego, sea por lo que sea, que se termine eso. Y que se termine también la opresión en Palestina, pero ahí se está midiendo con dos varas absolutamente diferentes. Se cambia la opinión sobre Putin o sobre la guerra de Ucrania, ustedes no recuerdan, pero en marzo del 2022, un mes después de la invasión de Rusia a Ucrania, Le Monde de París nos ponía en títulos y subtítulos, con nombre y apellido, que éramos la izquierda latinoamericana a favor de Putin, etcétera, etcétera. Por los artículos de Página 12, por los artículos de otros medios del continente, etcétera. Y en este momento, resulta que es la derecha la que está pro-Putin. Obviamente no esperamos que nos pidan ninguna disculpa, pero esa es la estrategia del sistema pseudo-democrático, por el cual, desde hace generaciones, un presidente firma un acuerdo, y cuando es necesario violarlo, porque no conviene, ya desde la época de los indios, desde la época de los mexicanos, desde la época de las guerras bananeras, cuando ya no conviene, ya no podemos sacarle nada a ese tratado internacional, o con un grupo, o distintos grupos, bueno, cambiamos de gobierno y borramos con el codo lo que escribimos con la mano. Y eso es lo que ha hecho varias veces Trump, por ejemplo, con el Tratado de Armas Nucleares, o de Desarrollo Nuclear, que firmó Obama con Irán, luego subió Trump y lo canceló totalmente. Ahora lo mismo pasa con la guerra de Ucrania. Biden apoya los lobbies de la muerte, ganan trillones de dólares, como hicieron en Afganistán, hicieron también en Ucrania, como lo habíamos anunciado años antes: uno de los objetivos era la privatización de tierras, tanto tierras fértiles como tierras raras en Ucrania. Y todo se está cumpliendo perfectamente, con un cambio de política, pero con exactamente los mismos intereses.
BD: Bueno, Jorge, está claro que la política de Trump hacia el pueblo palestino ha redoblado de alguna manera la ofensiva y las posibilidades de este genocidio, ¿no? Ahora, como vos decís, con lo de Rusia, la guerra de Rusia y Ucrania, ahí tengo la impresión como que hubiera un intento de generar un nuevo orden mundial, por decirlo de alguna manera. Esta relación con Putin, este chantaje con los chinos, pero parece ser que el camino no está pavimentado, inclusive con medidas, como la de los aranceles, donde tiene que dar un paso y retroceder, en algunos casos, ¿no?
JM: La estrategia de Trump es la estrategia del hombre de negocios: la imprevisibilidad, es decir, hoy te digo una cosa, mañana te digo otra, primero te digo voy a comprar una casa luego no, mejor no la compro nada, aunque está pensando sí en comprarla. Es decir, es un juego psicológico muy viejo, hoy ponemos los aranceles, mañana los sacamos, los volvemos a poner, pasado los volvemos sacar y así estamos. Lo mismo con la guerra de Ucrania. Vamos a hablar con Putin, hacemos un show de linchamiento de Zelensky en la Casa Blanca, después sí vamos a hablar con Putin, y así es la misma historia. Ahora, yendo a tu comentario anterior, donde planteas que es para establecer un nuevo orden mundial, para mí no es establecer ningún nuevo orden mundial, es evitar o retrasar lo más posible el nuevo orden mundial, que es inevitable, que se concentra en Asia, que es la pérdida del mundo belicista, genocida, orgulloso de ser especial, como lo dijo el CEO de Palantir Technologies (Alex Karp) hace pocos días: “somos especiales, y las culturas no son iguales, nosotros somos superiores”. Vieja historia, y toda esa arrogancia anglosajona y capitalista anglosajona, todo eso está temblando, temblando desesperadamente.
¿Y eso qué significa? Si vemos, pongámosle 20 o 30 años adelante, si no se destruye de una forma económica, financiera o bélica, el ascenso de China, que es casi imparable. Pero sí que podría haber una forma de retrasarlo o desarticular ese ascenso, y China no está, aparentemente, según lo que observamos desde acá, no está tomando las medidas; o si las está tomando, se las está guardando muy secretamente, de proteger sus intereses geopolíticos. Y uno de los signos clarísimos fue cuando cayó Siria, cuando las declaraciones a favor de Palestina son apenas simbólicas, entonces China está jugando con fuego, aparentemente. Repito: no tengo todas las cartas en la mesa para hacer ese juicio totalmente, pero lo que está claro es que el orden que se quiere evitar es el nuevo orden mundial, es decir, no es que quieren establecer un nuevo orden mundial, quiere evitar que se establezca ese nuevo orden mundial, y que pase a fuerza de cañón otra vez, como siempre lo ha sido en los últimos cuatro siglos. Ahora, ese nuevo orden mundial, si se establece, si se consolida militarmente, porque ya está consolidado económicamente, pero no todavía militarmente, y eso vendría a través de una gran derrota en algún momento, puede ser en los mares del sur, como decíamos hace 25 años, puede ser en algún lugar del anillo de fuego, como dijimos recientemente, hace cinco años. Entonces, si ocurre ese gran quiebre de la trampa de Tucídides, esa derrota militar de Occidente, que sea simbólica y al mismo tiempo geopolítica, tienes que olvidarte de Israel, y ellos lo saben perfectamente. Es el fin. Consideren que Israel se ha mantenido con trillones de dólares gratis, con toda la impunidad de Occidente, de Europa y de Estados Unidos, y el silencio del resto de Occidente, y de los Países del llamado Tercer Mundo. Si el nuevo orden se consolida, y estoy seguro que tanto la CIA, el Mossad y las grandes corporaciones están, si no temblando, están muy preocupadas y concentradas en ese punto. Cualquier otra cosa que veamos, no podemos desvincularla de esa gran fotografía, que se termina esa hegemonía militar de Occidente, se termina Israel, Si no como país, por lo menos con toda su arrogancia en la región. Palestina podría tener, o seguramente tendrá, un cambio radical geopolítico en su favor. Y eso es el nuevo orden que los dueños del poder no lo quieren. Entonces no es que se esté estableciendo un nuevo orden con Putin, se está tratando de evitar el nuevo orden.
BD: Ahora, inclusive, girando un poquitito alrededor de Estados Unidos, he visto por ahí que, por ejemplo, uno de los CEOs de Ford, se ha opuesto a este tema de los aranceles, porque obviamente, Ford, como multinacional, tiene gran parte de su producción realizada en México. ¿Cómo funcionan en estas grandes multinacionales? Por ahí hay un sector que se beneficia y otro que no, obviamente.
JM: Sí, siempre ha sido así. Son un arma de doble filo. Traen recesión, que es lo más probable que tengamos este año, traen inflación. Ahora, el lado positivo es decir, bueno, voy a proteger determinada industria o determinado sector de la economía, y hay que hacerlo con mucho cuidado. Pero, ¿cuál es el problema? No estamos en una etapa de industrialización, estamos en una etapa de post-industrialización. Cualquier industria en Estados Unidos es carísima, porque un obrero aquí no vive con 50 mil dólares por año, cuando tiene que pagar el seguro de salud, o incluso supongamos que la empresa se lo pague, pero tiene que pagar casi todo tipo de seguros: automóvil, casa, lo que sea. Es decir, prácticamente no vive. Ahora, en cualquier otro país, incluso hasta en China, que está bastante desarrollada en este momento, con la mitad de eso vive, y bastante cómodo un obrero. Entonces, no tiene sentido. ¿Cómo vamos a poner tarifas para desarrollar una industria que no es competitiva desde el punto de vista del costo de obreros? Entonces, la gran cantidad de industrias, incluso las tecnológicas, que sería la etapa posterior a la industrial, están subsidiadas. Todas las compañías de Elon Musk y otros están subsidiadas. Todas esas pseudo historias de éxito nacidas en garajes son mentiras, fueron apoyadas e impulsadas y hasta financiadas por la CIA. Claro, no tiene nada que ver con la meritocracia, sino con tomar de la teta del Estado. Siempre. Y eso es una de las discusiones que a veces tenemos con varios países. La última, con Argentina. La gente diciendo, bueno, porque acá en los países desarrollados hacemos esto, esto y aquello. Sí, pero los países desarrollados tienen el sartén por el mango todavía. Tienen los bancos, imprimen el dinero, tienen la base militar para cruzar todo el mundo. No nos comparemos. Entonces, de la misma forma, en Estados Unidos no podemos compararlo en eficiencia con la producción industrial. Se tendría que robotizar radicalmente y aun así estaría un poco caro. Pero el Estado siempre es fundamental acá en Estados Unidos, como lo es en China. Recordemos, la única diferencia es que las corporaciones en China están por debajo del gobierno comunista y acá están por encima del llamado gobierno democrático o liberal. Esa es la única diferencia. Pero el Estado es fundamental. Siempre lo ha sido. Siempre ha sido el motor de la economía. Obviamente algunos dicen, nace con Roosevelt. Sí, se radicalizó con Roosevelt. Pero nunca ha dejado de ser un motor poderoso en la inversión, de innovación tecnológica, en la intervención en el mercado, en la creación de dinero de la nada, etc.
Entonces, por otro lado, tenemos un problema, tenemos un gran déficit. Lo que es deuda pública no es peligrosa, acá la deuda pública interna no es tan peligrosa. Es grande, pero no es tan peligrosa, incluso la deuda exterior con China u otros, todavía no es tan peligrosa porque militarmente China no va a hacer lo que hacía Estados Unidos con las Repúblicas Bananeras. Se llamaba la política del dólar: les prestamos dinero que sabemos que ellos no nos van a devolver, cuando no nos devuelvan, vamos, invadimos. Entonces, todavía aquí no nos van a invadir. Todavía. Entonces, la deuda no es importante. Y fíjense algo fundamental que se repite, tanto en Argentina como en Estados Unidos. Yo los leo en distintos países y digo, pero esto es un libreto escrito en algún lugar, porque tiene que ser en un solo lugar, no puede ser que todos estos gobiernos al mismo tiempo se ponen de acuerdo para decir, hay que reducir el Estado porque el gasto y el déficit es inflacionario. Y el encargado de escribir eso, ¿quién es?
BD: ¿Elon Musk?
JM: Exacto, achiquen, achiquen. ¿A quién beneficia de eso, si los obreros nunca se han beneficiado ni se están beneficiando de eso? Al contrario, ha habido miles de gente que han perdido su trabajo, no creo que ellos llamen beneficio a eso, desde el punto de vista del obrero, y van a seguir perdiendo derechos, como, por ejemplo, de salud, derechos de retiro, se está atacando el sistema de retiro, el social security, se están atacando todos los servicios para achicar el Estado. ¿Qué carajo puede importarnos dos o tres puntos de inflación si tenemos o no tenemos trabajo? Eso es lo que importa. Si tienes trabajo, si tienes seguro médico, si tienes lo básico cubierto, educación para tus hijos, son miles y miles de dólares por mes. Acá, por ejemplo, han bajado los impuestos de la ciudad, aquí en Jacksonville, y claro, todos decían, ¿por qué hay que bajar los impuestos? Porque la compañía de la ciudad que limpia, que recoge la basura, automáticamente dijo, bueno, no podemos reemplazar los tachos de basura. Entonces yo tenía uno, llamé y dije, ¿por qué no me lo reemplazas si tienes la rueda rota?, esa era la norma anteriormente. No, lo que pasa es que ahora se cambió la regla porque ha habido recorte. Entonces, ¿qué tengo que hacer? Yo compro un tacho nuevo. Voy y me cuesta 200 dólares. Entonces, es el ahorro del embudo. El ahorro del embudo que beneficia a unos pocos siempre. Y todo lo demás es narrativa. Yo quiero ser respetuoso, pero no me aparece otra palabra que de idiotas. Es narrativa para idiotas y funciona perfectamente. Porque son ellos los que tienen los medios de sermoneo, que son los grandes medios, y ahora son las redes sociales. Están en manos de ellos y crean opinión fácilmente, con mucha facilidad, dejando la sensación de que somos libres de publicar lo que queremos. Por supuesto que somos libres de publicar lo que queremos en Twitter, pero ¿cuántos nos leen a nosotros?
BD: Bueno, Jorge, te agradezco inmensamente. Queríamos tu opinión porque sabíamos que es otra mirada, es una opinión distinta, aunque hoy parece mejor no mirar para arriba y ver que los intereses del capitalismo nos recuerdan a esa canción de Serrat que dice “estamos en manos de unos locos sin carnet”.
JM: Sí, y se están radicalizando por lo que decíamos al principio de la conversación, por un temblor geopolítico, un terremoto geopolítico, y porque ya no le importa nada de mí, de mis hijos, de mis nietos, que revienten o que se arreglen. Vamos a tener una explosión en Occidente, no sabemos cuándo, pero la vamos a tener y no va a ser el socialismo de Roosevelt, va a ser algo mucho más radical.
BD: Esperemos que sea al servicio de los trabajadores, de los sectores populares.
JM: Bueno, eso va a ser desde el punto de vista ideológico, pero toda explosión tiene sus particularidades, se sufre, pero normalmente es inevitable, la sufre y es lo bueno, es inevitable. Un abrazo.
El 6 de abril de 2007, el cubano Luis Posada Carriles fue perdonado de todo cargo por una jueza federal de Texas. Dos años atrás, Posada Carriles había sido detenido por entrar al país de forma ilegal a través de la frontera con México, luego de que la presidenta Mireyas Moscoso de Panamá lo indultara en 2000 por mediación del presidente Bill Clinton. Un agente de la CIA asignado al caso, había reconocido en un artículo del New York Times del 13 de julio de 1998 que, desde el principio de la investigación, “Bosch y Posada eran los principales sospechosos; no había ningún otro”. Ni lo hubo nunca.
Exactamente veinte años antes, el cubano Orlando Bosch también había sido arrestado por entrar ilegalmente a Estados Unidos. Ninguno de los dos se había arriesgado a lanzarse en una balsa desde Cuba para ampararse a la vieja y atractiva ley de Pies mojados, pies secos. Sin Embargo, el entonces secretario de comercio de Florida, Jeb Bush, intercedió y su padre, el presidente de Estados Unidos y ex director de la CIA, George H. Bush, perdonó a Orlando Bosch quien, según la CIA y el FBI, era el autor de al menos treinta actos terroristas en suelo estadounidense y en otros países, como el auto bomba que, en 1976 le costara la vida en Washington a Ronni Moffitt y al ex ministro de Salvador Allende, Orlando Letelier. Este atentado terrorista fue ordenado por Pinochet y ejecutado por Michael Townley y sus amigos cubanos de Miami y Unión City. Creo haber explicado de forma extensa y bastante clara este rompecabezas imposible en el libro 1976. El Exilio del terror.
Durante los años 70, los ataques terroristas por la libertad, la mayoría planeados en Florida y Nueva Jersey, continuaron con aún más virulencia desde su creación en 1959. Los mismos grupos de cubanos exiliados con base en Miami realizaron 16 atentados en Cuba (entre bombardeos y la introducción de agentes patógenos) y 279 en Estados Unidos. Solo entre 1974 y 1976, Washington reconoció 113 atentados en el país y 202 en otros 23 países. En Miami, en solo dos años, lograron explotar 200 bombas, algunas de ellas en la Oficina del Fiscal, en las oficinas del FBI y en el Departamento de Policía. Cinco exiliados cubanos fueron asesinados por sus propios camaradas. Uno de los conocidos líderes del exilio e informantes del FBI, El Mono Ricardo Morales, no se presentó el día del juicio contra uno de sus camaradas.
Entre otras líneas de su currículum, Posada Carriles (como más de otros mil “combatientes”) había participado de la fallida invasión de Cuba en Bahía Cochinos, en diversos atentados terroristas contra la isla hasta entrado el siglo XXI y en el acoso a Nicaragua en los ochenta desde la base aérea estadounidense de Ilopango junto con decenas de otros operadores secretos, a las órdenes del coronel Oliver North. Según el New York Times del 15 de octubre de 1986, por entonces la base salvadoreña, centro de operaciones de la CIA, contaba con “más de 60 helicópteros comunes, 12 helicópteros de combate y por lo menos cinco AC’47 y 10 aviones de combate”.
En los ochenta y en los noventa, los atentados con bomba no se detuvieron con el ingreso a la política de los principales empresarios que los apoyaban, como Jorge Mas Canosa. Solo en 1989 se registrarán 18 atentados con bombas. Casi todos impunes. Casi todos sus autores olvidados por la prensa, a excepción de unos pocos, como Luis Posada Carriles, Orlando Bosch y El Mono Morales.
Enterados de la aparición del agente Posada Carriles en 2000, los gobiernos de Cuba y de Venezuela solicitaron su extradición para ser juzgado por actos de terrorismo. La CIA sabía y el FBI informó que, entre varios actos de terrorismo, Posada Carriles era el principal sospechoso de la bomba que mató a 73 personas del vuelo 455 de Cubana de Aviación en 1976. Su amigo Orlando Bosch (ambos agentes secretos de la policía de Venezuela) había definido el acto como un “acto legítimo de guerra”. Pese a que el mismo Posada Carriles reconoció haber sido el autor de otros actos de terrorismo, como explosiones de bombas en lugares públicos, la jueza federal de El Paso, Texas, Kathleen Cardone, estableció una fianza de 250,000 dólares para su liberación y obligó al condenado a residir en una casa de Miami con su esposa. Su extradición fue desestimada bajo el argumento de que en países como Cuba o Venezuela el acusado podría ser sometido a prácticas de tortura. A pesar de que el FBI lo definió como “un terrorista peligroso”, Posada Carriles no será enviado al centro de tortura que la CIA y el gobierno de Estados Unidos mantienen en territorio extranjero, en Guantánamo, sino a Miami, donde vivirá sus últimos once años de vida en libertad, caminando por la Calle 8 y disfrutando de las interminables playas de Florida.
Según el fiscal general de Estados Unidos, Dick Thornburgh, Bosch era “un terrorista que nunca se arrepintió”. Para el fiscal Joe Whitley, siempre fue “una amenaza a la Seguridad Nacional”. Nada de lo cual les impidió a él y a otros terroristas como Posada Carriles jubilarse y vivir protegidos en Miami. Para entonces, un centenar de asesinos y genocidas de esos países horribles del sur vivían libremente en Florida como si fuesen respetables hombres de negocios de traje y corbata. Los generales Carlos Eugenio Vides Casanova y José Guillermo García, responsables de violaciones y matanzas en la dictadura proxy de El Salvador, serán sólo tres de los casos más conocidos en Florida.
Según el Center for Justice and Accountability (CJA) con sede en San Francisco, cientos de terroristas y genocidas de todo el mundo que alegan haber luchado por la libertad asesinando a todo el que pensara diferente viven en Estados Unidos, algunos con otros nombres. Algunos no tuvieron tanta suerte, como el general Inocencio Montano, responsable de las matanzas en El Salvador durante los años 80 y 90. Montano fue descubierto en Florida, llevando una vida de honorable abuelo de familia, y fue extraditado a España en 2016. Su pecado no consistirá en haber matado a miles de salvadoreños sino a ciudadanos españoles en la masacre de jesuitas de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, en 1989.
En 2005, el cubano y especialista en inmigración radicado en Washington José Pertierra lo resumirá de forma clara: “Si Posada Carriles fuera miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas Cubanos en vez de terrorista, la cosa sería diferente. No pudiera aspirar a entrar a Estados Unidos. El Departamento de Seguridad Nacional les niega las visas a los poetas y artistas cubanos, pero le concede libre entrada al país a los terroristas. Cuba es uno de los siete países que Estados Unidos considera terroristas, y con ese pretexto el gobierno de George W. Bush les niega la entrada a los músicos, poetas, periodistas, escritores, y académicos cubanos por el simple hecho de que, como viven y trabajan en Cuba, son empleados del gobierno…”
jorge majfud, marzo 2025
Documento de la CIA desclasificado en marzo de 2025
Más detalles en el libro publicado en 2024, 1976 y La frontera salvaje.
Documeto de la CIA desclasificado en marzo de 2025: Howard Hunt (identificado como Hardway Hunt peero inconfundible por su record descrito en páginas anteriores, aparece confirmado en Montevideo (1957) y como asistente de la OTAN en 1966.
En este país que es un país y son muchos países, en esta gente que es un pueblo y son muchos pueblos nunca estarás en un lugar preciso ni serás un individuo concreto sino muchos lugares y muchos individuos.
Te sentarás en un restaurante de comida mexicana y apoyarás los codos en esa mesita larga con azulejos que parecerán hechos a mano en el Zócalo o en Sevilla, con paredes que lucirán pintadas por un artista único para un lugar único.
Por ninguno de esos detalles podrás decir si estás en Amarillo, Texas, o en El Cajon, California, o en Bonita Springs, Florida, o en Rio Grande, New Jersey. Las mesas con azulejos típicos de México o de Sevilla serán iguales, que es lo mismo que decir que serán las mismas mesas. Y también los olores y los cuadros y los pisos de cerámica y el paisaje por la ventana y la chica que aparecerá y te sonreirá. Será siempre esa misma sonrisa que irá incluida en el mismo menú y al mismo precio y no te importará porque sabrás que estás pagando para que te sonría, amable, linda, casi como si te simpatizara.
Como si te conociera.
Porque en el fondo ya te conoce.
Te ha sonreído antes en otros rostros como el tuyo que para ella es el mismo rostro. Y en el fondo sabrás que no es sincera pero ella no lo sabe y a ti tampoco te importará. Porque para caras largas estarán las oficinistas del gobierno, que también cobran pero fuera del círculo feliz del sistema, como lo llamarás si te llamas Ernesto, el criticón.
Y si vas dos veces, tres, cinco veces al mismo lugar, al mismito, vas a encontrar los mismos tacos y las mismas tortillas con salsa picante y las mismas fajitas y la misma margarita y una chica parecida con una sonrisa parecida, por el mismo precio. Pero la chica tampoco será la misma aunque sea lo mismo decir que es la misma chica.
Porque aquí todo está en movimiento. Todo es siempre nuevo aunque sea lo mismo. Todo corre como un río que se repite en cada atardecer. Pero nunca podrás conducir dos veces en la misma autopista. Serán otros los carros y serán los mismos. Nunca podrás pasar dos veces por el mismo self-service aunque el mismo self-service con el mismo hindú y los mismos hispanos comprando las mismas cervezas sin alcohol estén en muchas otras partes de muchos otros estados.
Todo correrá como un road movie, todo será otro lugar y será el mismo. Otras serán las muchachas de sonrisas azules y los viejos calvos con trajes de oficinistas y las viejas joviales de pelo corto y paso ejecutivo. Y serán los mismos.
Todo se moverá sin parar y nada cambiará, como si te pudieras perder en tu propia casa. Y con cierto placer te perderás por Virginia y por Texas y por Arizona y por California y descansarás en todos sus hoteles y moteles que por el mismo precio serán el mismo cuarto y el mismo baño y las mismas luces sobre un estacionamiento más o menos igual, el mismo césped recién cortado y las mismas flores recién trasplantadas.
Y casi con placer vivirás huyendo de algo, de alguien y de ti mismo, porque huir y perderse es la única forma de libertad que conocerás aquí.
Y te sentirás nadie y te sentirás todos, y te llamarás Ernesto o Guadalupe, José María o María José, y serás un poco de cada uno y serás el mismo que come ahora en un Chili´s en Nevada y en un On the Border en Georgia, y tendrás los mismos sueños por el mismo precio y los mismos miedos por el mismo estatus legal, y las mismas ideas por la misma educación.
Y serás un expulsado de tu país y un perseguido en este, si eras pobre. O no te perseguirán y serás un exiliado con algunos privilegios si llegaste a un título universitario antes de venir. Pero siempre serás un golpeado, un resentido por la peor suerte de tus hermanos y hermanas que no conoces. Esos hermanos a los que te une tantas cosas y a veces solo un idioma.
Y de cualquier forma sufrirás por ser un outsider que ha aprendido a disfrutar esa forma de ser nadie, de perderse en un laberinto anónimo de restaurantes, moteles, mercados, plazas, playas lejanas, montañas sin cercos, desiertos sin límites, tiempos de la memoria sin espacio, países dentro de otros países, mundos dentro de otros mundos.
Y huirás sin volver nunca pero al final siempre huirás hacia la memoria que te espera en cada soledad llena de tanta gente que nunca conocerás aunque duerman a tu lado.
Y sólo tendrás una patria segura pero será intangible como el viento. Tendrás sólo una patria, un refugio hecho de memorias fantásticas sobre las profundas raíces del castellano y sobre las movedizas arenas de otras costumbres.
«Ahora se jodieron con Trump» me dijo alguien a quien no voy a dar el gusto de nombrar ni responder, alguien de un país latinoamericano, como típico efecto de revancha a sus propias frustraciones. «Te van a sacar los libros de las estanterías».
Hace tiempo que no respondo a estas catarsis, pero tal vez no sea imprudente compartir una reflexión con los amigos, que asumo gente razonable: A mí me duele lo que está pasando con millones de padres, madres y niños en este país. Siempre pobres, claro. Elon Musk es un inmigrante ilegal, como lo reconoció su hermano y la misma logica de las visas J lo sugieren…
Que los psicópatas insensibles y caza pobres sean cristianos orgullosos de su fe, como si fuesen cruzados salvajes, aparte de una paradoja contra los orígenes de esa religión es parte de una larga tradición. En cuanto a mis libros no, todo lo contrario. La frontera salvaje y Moscas en la Telaraña, entre otros, se han vendido más desde que ganó Trump y más aún cada vez que estos payasos genocidas dicen alguna estupidez sobre América Latina.
Tampoco es que viva de mis libros, pero en lo personal debería estar festejando todo este surrealismo. Pues no, creo que algo llamado empatía me impide ser feliz. Más bien todo lo contrario. Si a veces no duermo no es por los cipayos frustrados en algún rincón del mundo, sino por toda esa gente que aparte de sufrir la persecución por años ahora también es tratada como criminales por los criminales en el poder. Aparte de denunciar esto como profesor directametne en mis clases (tengo 200 estudiantes por año, anotados por voluntad propia, y tal vez por eso aún sigo aquí) y como escritor cada vez que puedo. También he ayudado en casos de desesperación, pero es como una aspirina para una dolencia terminal. Dolor físico, dolor moral.
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