Según la idea de soberanía de los países, los Estados no podían ser llevados a juicio. El régimen global de las corporaciones cambiaron esa incomodidad de la “inmunidad soberana” hasta revertirla. No sólo lograron demandar a Estados soberanos sino que se establecieron a sí mismos con derechos de inmunidad con cláusulas de “inmunidad de inversión”. Como bien lo resumió Jason Hickel, “las corporaciones tienen el poder de regular estados democráticos, en lugar de ser al revés […] las corporaciones tienen el derecho de llevar a juicio a los Estados soberanos pero estos no tienen el mismo derecho de demandar a las corporaciones extranjeras; lo más que pueden hacer es abogar por una anulación de la demanda, pero no pueden demandar en base a daños y perjuicios”.[i]
El mismo derecho de inmunidad protege a instituciones que operan como dictaduras transnacionales, con cero participación de algún pueblo, como el Banco Mundial y al FMI, no importa qué catástrofe hayan causado en uno o en decena de países. Cuando se produce alguna disputa legal, las deliberaciones se llevan a cabo en total secreto y los jueces que arbitran son abogados de las corporaciones privadas.
Los dos últimos proyectos de tratados de libre comercio son conocido como TIPP (Estados Unidos y Europa) y TPP (Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica), los cuales son similares al NAFTA pero sobre un área geográfica mayor, el último en la cuenca del Océano Pacífico. Los tratados, negociados en secreto, no consisten meramente en una reducción de aranceles, los cuales ya están muy bajos, sino en la extensión de los derechos de las corporaciones a hacer y deshacer a su antojo. Por algo es secreto. Los términos del acuerdo firmado a espaldas de los pueblos de las Américas y de Asia incluyen limitaciones a los derechos laborales y derechos medioambientales mientras se desregularizan las prácticas bancarias.
Como bien observa Hickel, “lo más preocupante es que sólo sabemos en qué consisten esos tratados debido a una filtración”.[ii] Exactamente la misma y única razón por la cual conocemos algunas masacres por parte de los ejércitos y los drones civilizados en algún país lejano del siglo XXI. Sólo los representantes de 605 compañías tenían acceso a los términos del acuerdo. En 2015 se filtró una parte del acuerdo del TPP, gracias a lo cual sabemos que el proyecto de acuerdo incluía la eliminación de regulaciones sobre seguridad alimenticia, de salud y medioambiental.
En Estados Unidos, diferentes manifiestos firmados por decenas de profesores de economía protestaron contra este abuso de las corporaciones privadas sobre países soberanos. Como lo resumió Juan Fernández-Armesto el presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores de España, “a tres particulares se les concede el poder de revisar, sin ningún tipo de restricción o procedimiento de apelación, todas las acciones del Gobierno, todas las decisiones de los tribunales y todas las leyes y reglamentos que emanan del Parlamento”.[iii]
En 2005, la empresa canadiense Pacific Rim demandó al El Salvador porque sus ciudadanos votaron por prohibir la explotación de oro en sus comunidades para preservar sus ríos. La demanda por 315 millones, amparada en el Tratado de Libre comercio CAFTA, fue por “pérdida de beneficios”. Lo mismo ocurrió en Ecuador con Occidental Petroleum, en Perú, para evitar demandas por el envenenamiento de niños en La Oroya, y en Uruguay, por la osadía del gobierno de prohibir los cigarrillos en espacios públicos, lo cual provocó una demanda de la tabacalera Philip Morris en base a leyes de Suiza, el país de residencia legal de la compañía. El senador socialista por Vermont, Bernie Sanders, lo resumió así: “la tabacalera Phillip Morris demandó a un pequeño país como Uruguay porque no le permitían ejercer su libertad de matar a sus jóvenes libremente”.[iv] Por un lado son individuos con derechos y por el otro son Estados soberanos que deciden por encima de países semicoloniales donde tienen intereses económicos. En todos los casos son perfectas dictaduras trasnacionales.
En un siglo, si la civilización sobrevive a la catástrofe climática, nuestros descendientes (máquinas inteligentes incluidas) verán este tiempo de tiranía capitalista y corporativa como nosotros vemos ahora a los esclavistas del siglo XIX.
[i] Hickel, Jason. The Divide: A Brief Guide to Global Inequality and its Solutions. Random House, 2017, p. 208, 209.
[ii] Hickel, Jason. The Divide: A Brief Guide to Global Inequality and its Solutions. Random House, 2017, p. 208, 211.
[iii] “¿Quién vigila a los guardianes? Los conflictos de interés de los árbitros de inversiones”. Corporate Europe Observatory. (2013). Corporateeurope.org: corporateeurope.org/es/trade/2013/03/cap-tulo-4-qui-n-vigila-los-guardianes-los-conflictos-de-inter-de-los-rbitros-de
[iv] Estevez-Dovan, A. (2016). Bernie Sanders sobre Uruguay y las corporaciones trasnacionales http://www.youtube.com/watch?v=9IWHo5itVBY

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