Por Jill Stein, candidata a la presidencia de Estados Unidos
El periodista y preso político más importante del mundo, Julian Assange, regresará mañana a los tribunales de Londres.
Esta es la audiencia final para determinar si Estados Unidos ha satisfecho o no las “garantías” exigidas por el tribunal superior del Reino Unido de que a Assange se le permitiría utilizar la libertad de expresión en su defensa contra cargos de espionaje, y que no enfrentaría la pena de muerte si es declarado culpable.
Si el alto tribunal está satisfecho, se aprobará su extradición y podría estar en un avión en 24 horas.
Hay tres resultados posibles en la audiencia de mañana según un informe reciente de Reuters:
Posibilidad 1: El tribunal superior falla a favor de la extradición.
En este caso, Assange no tendrá más recursos legales en el Reino Unido. Sin embargo, sus abogados pueden acudir inmediatamente, y lo harán, al Tribunal Europeo de Derechos Humanos para solicitar una orden judicial de emergencia que bloquee la extradición hasta una audiencia completa ante ESE tribunal.
Posibilidad 2: El tribunal superior dictamina que las “garantías” estadounidenses no son suficientes.
En este caso, Assange tendrá motivos para continuar su apelación contra la extradición en casos que se extenderán hasta el próximo año mientras permanezca encarcelado en Belmarsh.
Posibilidad 3: El tribunal superior desestima el caso.
Este es el mejor resultado posible, porque significará que Julián podría ser liberado inmediatamente.
Pero en realidad hay una vía más.
Joe Biden podría escuchar a los millones de estadounidenses que creen, como yo, que Julian Assange está siendo perseguido por el delito de hacer periodismo… y retirar los cargos de inmediato.
El gobierno de Estados Unidos ha acusado escandalosamente a Assange de violaciones de la Ley de Espionaje, una ley anticuada que prohíbe explícitamente a los acusados invocar su derecho a la libre expresión como defensa.
Como era de esperar, se esta ley ha utilizado casi exclusivamente para perseguir a denunciantes, activistas y periodistas como Julian Assange.
Tres presidentes estadounidenses (dos demócratas y un republicano) han apuntado a Assange. Hacemos un llamado al presidente Biden para que ponga fin hoy a su papel en este oscuro capítulo.
Necesitamos un presidente comprometido con la defensa de la libertad de expresión, la transparencia y la rendición de cuentas. Si Biden no lo hace, pueden estar seguros de que yo lo haré.
Como presidente, abandonaré el caso contra Julian Assange el primer día en la Casa Blanca. Restauraré el compromiso de nuestra nación con una prensa libre poniendo fin a la escandalosa práctica de atacar a periodistas y denunciantes en virtud de la Ley de Espionaje.
He abogado por la libertad de Assange durante años y soy el único candidato que estará en las elecciones de noviembre en todo el país y que ha pedido que se retiren todos los cargos en este caso. Les insto a que se unan a mí con una contribución a nuestra campaña de hoy.
En solidaridad y gratitud,
Jill Stein

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