«Lo primero que haré es poner fin al suministro de armas a Israel»

(Traducido y publicado por Jorge Majfud en medios en español para la campaña de Jill Stein)

Los muros se están cerrando sobre Netanyahu. ¿Seguirá su “amigo cercano y personal” Joe Biden salvándolo de la responsabilidad?

Esta semana supimos que el fiscal de la Corte Penal Internacional está solicitando órdenes de arresto para Netanyahu y los principales líderes de Hamás. Ahora tenemos un fallo de la Corte Internacional de Justicia que ordena a Israel «detener inmediatamente» sus ataques a Rafah.

Israel respondió a esta noticia de la manera que esperábamos: con desafío, negaciones y engaños. La declaración oficial publicada por Israel a través de X/Twitter negó rotundamente que estén llevando a cabo operaciones militares contra civiles en Rafah, aparte de mentir también sobre el supuesto hecho de mantener abierto el paso de Rafah para permitir la entrada de ayuda humanitaria.

Todos pueden ver la verdad de lo que está sucediendo aquí. Algunos deciden no creer lo que ven sus propios ojos. Tendrán que vivir con esa vergonzosa elección.

Pero no cerraremos los ojos ante las atrocidades de Israel y no nos detendremos hasta que Palestina sea libre.

La nuestra es la única campaña de las elecciones en todo el país este noviembre que apoya inequívocamente al pueblo de Gaza y considera que nuestra lucha por la gente, por el planeta y la paz mundial es inextricable de la lucha por la liberación Palestina.

Puede que Benjamín Netanyahu tenga un “amigo personal cercano” en nuestro actual presidente, pero no lo tendrá cuando yo sea elegida.

Como presidente, lo primero que haré es poner fin al suministro de armas y ayuda militar a Israel, mientras viola el derecho internacional, incluidas sus prácticas de genocidio, limpieza étnica y ocupación de Gaza y Cisjordania.

Haré que el Senado ratifique el Estatuto de Roma que reconoce la autoridad legal de la Corte Penal Internacional y ordenaré a todas las agencias federales estadounidenses con la autoridad adecuada que reconozcan y ejecuten cualquier orden de arresto válida emitida por la CPI por los crímenes de guerra de Israel.

No permitiré que la política exterior de la nación más poderosa e influyente del mundo sea dictada por un déspota que se aferra a los últimos hilos de su poder en un estado de apartheid genocida.

Benjamin Netanyahu se enfrentará a la justicia bajo la administración de Jill Stein.

En solidaridad,

Jill Stein.

Misterios y preguntas de un neo-genocidio bíblico

Mysteries and Questions of a Neo-biblical Genocide 17 May, 2024

En mayo de 2024, la parlamentaria Tally Gotliv dijo en un discurso en el Congreso de Israel: “Estados Unidos amenaza con no enviarnos más misiles de precisión. Bueno, tengo noticias para Estados Unidos: ¡tenemos misiles imprecisos! Así que, en lugar de usar un misil preciso para derribar una habitación o un edificio, usaremos misiles imprecisos para derribar diez edificios con uno solo. Eso es lo que haremos. Si no nos dan misiles de precisión, usaremos misiles imprecisos”.

El ochenta por ciento de Gaza ha sido destruido a fuerza de bombardeos masivos. Miles de personas se encuentran desaparecidos debajo de los escombros. Miles morirán (de hecho, ya están muriendo) de hambre y por enfermedades prevenibles o curables, como lo están reportando los médicos internacionales.

Mientras, se exige que se liberen a los secuestrados por Hamás como condición y “solución definitiva” al conflicto, que es como decir que si alguien secuestra a un miembro de mi familia yo tengo derecho a matar mil o diez mil residentes de su barrio y llamarlos “efectos colaterales”. De aquí que uno de los argumentos preferidos, que funciona como justificación de las repetidas masacres, es: “¿Por qué los estudiantes en Estados Unidos no protestan por los secuestrados por Hamás?” Eso sería, se acusa, porque son antisemitas, porque son pro-Hamás, como han dicho legisladores estadounidenses y el embajador israelí ante la ONU. Se acusa a los estudiantes de sentir más dolor por unas víctimas que por las otras, por lo cual hay que legislar prohibiendo el odio, etc.

Estas acusaciones no pasan la primera prueba de reciprocidad moral, pero la respuesta a por qué protestan los estudiantes es simple:

Protestan no por un hecho consumado el 7 de octubre, sino por una masacre continuada, en curso y sin tregua.

Protestan por la raíz del problema, que se inició generaciones atrás y desde entonces no ha dejado de intoxicar al resto del mundo.

Protestan porque son participes involuntarios y resistentes de algo que consideran inmoral. Su dinero, ese que deben quitarle a su futuro para poder estudiar, aparte de los impuestos de los estadounidenses, no es enviado a la resistencia palestina sino, y de forma sistemática y sin límites, es enviado al ejército israelí para acelerar esa masacre y continua deshumanización de un pueblo sin derechos siquiera a protestar, como ha quedado demostrado por años.

Protestan contra un apartheid aún más brutal que el de Sudáfrica, como lo han descripto en detalle las víctimas, como cualquiera puede ver en videos testimoniales o leer en reportes de aquellos israelíes y judíos que no han sido deshumanizados por el fanatismo religioso, político y chauvinista que se enseña en las escuelas y en los medios.

Protestan porque han tomado conciencia de que aquello de la democracia y la libertad para todos se parece a la orgullosa frase “We the People”, donde “people” en la teoría somos todos, pero en la práctica sólo un grupo pequeño en el poder en un sistema servido por esclavos.

Protestan porque 2.500 de ellos han sido arrestados por protestar y ninguno de los grupos anti protestas que iniciaron las confrontaciones en los campuses han corrido la misma suerte.

Protestan porque los están amenazando con listas negras por parte de las grandes empresas.

Protestan porque aquellos que aún no han sido detenidos por protestar ya han sido informados que sus rostros están siendo registrados por cámaras, por los nuevos sistemas de Inteligencia Artificial y por los viejos sistemas de Inteligencia Ideológica.

Protestan porque no los dejan protestar.

¿Israel no tiene derecho a defenderse?

¿Los palestinos no tienen derecho a defenderse?

¿Y los secuestrados?

¿Los secuestrados humanos o los secuestrados subhumanos?

Actualmente existen 9.500 secuestrados en las cárceles de Israel, detenidos sin proceso debido. Muchos han muerto en esas mazmorras luego de estar recluidos por años. Como lo ha reconocido Jill Stein, se estima que hay decenas de miles de detenidos en cárceles secretas en Israel, torturados, humillados y amputados. La mayoría no son palestinos de Gaza sino cosecha de una larga tradición de detenciones arbitrarias en Cisjordania por parte del ejército israelí. Un gran número de ellos son menores de edad. Algunos militares israelíes han dado testimonio de las violaciones y torturas que se practican en estas cárceles. Otras organizaciones han denunciado violaciones sexuales de menores detenidos, las que luego han sido calificadas por el gobierno israelí de antisemitas o “grupos terroristas”.

En esta última escalada de violencia iniciada por el ataque de Hamás el 7 de octubre de 2023 (el último capítulo de una larga historia de ocupación violenta de Palestina, desplazamiento de su población nativa, brutalización, deshumanización y demonización de sus resistencias como “terroristas”, historia que lleva varias generaciones) persisten dos grandes misterios:

Preguntas: I

¿Por qué se organizó un festival de música a pocos kilómetros de la frontera con Gaza?

¿La inteligencia más poderosa del mundo no sabía nada de los planes de Hamás?

¿Por qué la frontera más vigilada del mundo dejó pasar a un grupo de milicianos armados hasta matar y tomar rehenes, mientras la reacción tardó varias horas y, cuando se realizó, no evitó los secuestros, sino que mató sus propios ciudadanos con fuego aéreo?

¿No fue este ataque una perfecta y prolijamente diseñada excusa para terminar de “matar a todos los habitantes de Amalek” y ocupar un punto estratégico en nombre del famoso “derecho a la defensa”?

Preguntas: II

¿Por qué la destrucción indiscriminada de Gaza a fuerza de masivos bombardeos a un costo de varios millones de dólares por día ha producido “efectos colaterales” que llevan asesinado a 40.000 inocentes, dos tercios de ellos niños y mujeres, pero supuestamente no ha matado a ningún secuestrado israelí?

¿Por qué Tel Aviv no teme matar a ningún israelí secuestrado cuando arroja bombas que barren con barrios enteros?

¿Tan seguros están de que no hay ninguno de los secuestrados ocultos allí, siendo usados como “escudos humanos”?

¿O es que tampoco ellos importan, porque el objetivo no es su liberación sino la continuación del despojo de los “subhumanos palestinos” por parte de “el pueblo de la luz”?

¿La inteligencia israelí sabe dónde están y no bombardean esos puntos mínimos?

¿Cómo es posible que una de las inteligencias más poderosas del mundo, operando con uno de los ejércitos más poderosos del mundo, sin ningún tipo de restricción técnica o moral, dice haber encontrado túneles vacíos e inexistentes, niños terroristas, pero no puede encontrar ni a uno solo de los secuestrados?

Si todo el bombardeo y destrucción fue hecho sin poner en peligro la vida de los secuestrados, sólo significa que Inteligencia, los militares y el gobierno de Netanyahu saben perfectamente dónde están los secuestrados y dónde están sus captores.

¿Por qué no han ido por ellos y, por el contrario, se han dedicado a masacrar a la población con un equivalente al 7 de Octubre cada semana por más de siete meses?

Creo que no es necesario ser un genio para responder a estas preguntas, pero las respuestas son del todo peligrosas. ¿O también van a criminalizar las preguntas inconvenientes?

Jorge Majfud, 12 de mayo de 2024.

Los mismos hechos. ¿Una nueva conciencia?

“David vivió en territorio de los filisteos [habitantes cananeos de la actual Gaza hasta el Jordán] un año y cuatro meses (…) Arrasaba la comarca y no dejaba con vida hombre ni mujer; se apoderaba de las ovejas, bueyes, burros, camellos y vestidos y volvía donde Aquís. David no dejaba hombre ni mujer con vida, para no tener que llevarlos a Gat, pues decía: ‘No sea que hablen contra nosotros y nos denuncien a los filisteos’. De esta forma se comportó David todo el tiempo que habitó en el país de los filisteos”.

1 Samuel, 27 7

I

En 1995 recorrí Líbano, Jordania, Palestina e Israel a pie. Por los caminos destruidos, los niños palestinos me tiraban pequeñas piedras pensando que era judío (“Juif!”). Los niños judíos me escupían y decían que iban a matar a todos los cristianos (dedo en la garganta: “you Christians, all”). Pero mi entusiasmo y curiosidad superaba cualquier inconveniente. Me detuvieron en varios lugares, el último, dos horas en el aeropuerto de Tel Aviv; los agentes no entendían cómo un estudiante pobre (hijo de un carpintero uruguayo, durmiendo en las calles de Jordania y alimentándose con un helado de máquina por día en Jerusalén) podía darle la vuelta al mundo en nueve meses. Como decía Oriana Fallaci “[_____] debe estar pagando los pasajes de avión de los pobres que vienen a orinar en nuestras hermosas plazas”.

Poco después de aterrizar en Roma, supe que Yitzhak Rabin había sido asesinado por un fanático judío, furioso por las conversaciones de paz. Desde entonces, todo fue de mal en peor. Un año antes, una semana después de haber escuchado el relato bíblico de acabar con todos los habitantes de Amalek, orden dada 3000 años atrás, Baruch Goldstein, de Nueva York, masacró a 29 musulmanes en una mezquita de Hebrón. Peter Beinart, un judío ortodoxo del New Republic, escribió que “la sabiduría de la tradición rabínica fue declarar que ya no sabemos quién es Amalek; eso restringe el significado claro y genocida del texto bíblico”. Cuando Netanyahu afirma saber quién es Amalek, “está deshaciendo el andamiaje moral creado por la tradición judía y afirmando un literalismo bíblico que es ajeno al judaísmo de los últimos dos mil años y, dado su poder militar, es aterrador”.

Pero es un engaño reducir toda la política militarista de Israel a un hombre o a un gabinete ministerial que repite la misma necesidad de “matar a todos, incluido niños”, porque ellos serán “los terroristas de mañana” y, por si fuera poco, acusa a sus críticos de racismo. Una muestra insuperable de fanatismo religioso unido a un incontestable poder militar y un poder mediático que comienza a resquebrajarse en todo el mundo.

II

Traduzco aquí la carta de la candidata a la presidencia Jill Stein enviada por correo a quienes seguimos de cerca su carrera política en Estados Unidos, una rara avis de un sistema llamado democrático pero secuestrado por megacorporaciones secretas como BlackRock, Vanguard y otras sectas.

Nada de lo que denuncia Stein es una novedad, ya que muchos otros medios, prisioneros y trabajadores humanitarios han denunciado abusos similares por años. Cuando se realizaron estas denuncias, el gobierno de Israel calificó a las organizaciones de “organizaciones terroristas” y a sus criticas como antisemitas o “simpatizantes de Hamás”. Fue el caso, por ejemplo, de la organización Defence for Children International integrada por Josh Paul, funcionario del Departamento de Estado de Estados Unidos. Luego de un estudio cuidadoso sobre la denuncia de la violación de un joven palestino de 13 años en una cárcel de Israel en Jerusalén, el ejército israelí allanó sus oficinas, se llevó todas las computadoras y Tel Aviv declaró a la ONG como “entidad terrorista”.

Recordemos que en las cárceles israelíes hay 9.500 palestinos prisioneros sin proceso debido y por el criterio de quienes los acusan de publicar imágenes o denuncias contra la ocupación o por tirar piedras a los tanques de guerra. En ningún sistema judicial, los prisioneros menores pueden ser otra cosa que secuestrados.

También la CIA tiene decenas de prisiones secretas alrededor del mundo, a las cuales no se le aplica ninguna ley del derecho estadounidense o internacional. Menos secreta pero igual de impune, ha sido y es Guantánamo, el lugar donde se violan todos los derechos humanos en Cuba sin que La Habana o cualquier otro gobierno del mundo puedan incluir a Washington en la lista de “Estados que promueven el terrorismo”.

Stein concluye su carta con algo que no estoy seguro pueda ser una obviedad, pero sin dudas es un elemento central en el conflicto: “Biden podría terminar con TODO esto ahora mismo con una sola llamada telefónica. En cambio, nuestro gobierno continúa canalizando armas y dinero en efectivo a Israel”.

III

La Carta de Jill Stein

Es un horror sobre otro horror. Incluso cuando la puerta de Rafah en la frontera egipcia está bloqueada por tanques israelíes y el cerco se aprieta aún más sobre Gaza, hoy salió a la luz un nuevo y repugnante informe de CNN que expone una prisión secreta en el desierto donde las Fuerzas de Ocupación Israelíes están torturando a detenidos palestinos.

Un gráfico con un titular publicado el viernes 10 de mayo de 2024 dice: “Atados, con los ojos vendados, en pañales: denunciantes israelíes detallan el abuso de Palestinos en un oscuro centro de detención”.

Esto es lo que sabemos: tres denunciantes israelíes han presentado detalles y evidencia fotográfica de tortura psicológica y física, incluida humillación ritual y deshumanización, de ciudadanos palestinos encarcelados ilegalmente en el desierto de Negev en Israel.

Los denunciantes describieron la amputación de extremidades de los prisioneros debido a las lesiones causadas por estar esposados constantemente y procedimientos médicos realizados por personal no calificado, mencionando que esta prisión es conocida como “el paraíso del infierno”.

Las imágenes compartidas por los denunciantes son demasiado inquietantes para compartirlas aquí. Es un retroceso impactante similar al sufrido por los iraquíes inocentes detenidos en la prisión de Abu Ghraib y torturados a manos de las fuerzas y contratistas estadounidenses, una tortura que quedó expuesta al mundo hace exactamente 20 años y 12 días.

No sabemos el número total de palestinos que han sido recluidos en campos de detención como Sde Teiman. Lo que sí sabemos es que son miles (si no decenas de miles) y que fueron detenidos por el ejército israelí tanto Gaza como en Cisjordania. No sabemos cuántas prisiones secretas más existen y podemos estar seguros de que aún no hemos oído lo peor de los abusos.

Vale la pena repetir que Biden podría terminar con TODO esto ahora mismo con una sola llamada telefónica. En cambio, nuestro gobierno continúa canalizando armas y dinero en efectivo a Israel de manera indiscriminada.

La cobertura diplomática continua e incondicional de nuestro gobierno para estos horrores convierte a nuestro país en cómplice de los crímenes de guerra de Israel.

Paremos las armas y la ayuda para la guerra. Impongamos un embargo a este monstruo. El mundo debe actuar ahora.

En solidaridad, Jill Stein

JM, mayo 2024