No por casualidad

Creo que comparto con muchos la angustia y la sensación de estar a la merced de psicópatas dirigiendo un manicomio global y sin otra salida que las armas más poderosas que ha inventado la especie humana. Una vez más en la historia, la legalidad internacional se vuelve a mostrar como una formalidad que, como las leyes civiles, están escritas por los de arriba para que las cumplan los de abajo.

La ONU la fundaron básicamente los países latinoamericanos y fue con el propósito de que las atrocidades internacionales no se repitiesen “nunca más”. Hoy apenas tiene un valor simbólico, o casi. No hay organismo internacional ni corte de pena internacional que evite las atrocidades cometidas por los ponderosas del mundo, para quienes no hay leyes que los detenga.

Si fuese por la mayoría del mundo, no creo que hubiese una sola guerra en curso a esta altura. No creo ser ingenuo. Aun aceptando que los humanos somos seres entre el bien y el mal, la particularidad natural consiste en que los poderosos hoy son una evidencia del puro mal destilado por su maniático egoísmo individual y de clase. Si en cada país se eligiesen presidentes al azar en una lotería nacional entre todos los ciudadanos, y aun teniendo la mala suerte de que cada tanto gane un psicópata o un ignorante total, creo que sería imposible alcanzar estos niveles de insensatez, miedo, pobreza, violencia, destrucción y muerte a escalas industriales cuando en realidad la humanidad tiene todos los medios materiales para vivir en paz y sin un solo niño sufriendo de hambre, violencia o de alguna enfermedad prevenible.

En 1997, en Pemba, Mozambique, escribí un libro de ensayos que publiqué un años después en Montevideo con el título «Crítica de la pasión pura. Reflexiones sobre los habitantes de Gea». Uno de los párrafos reflexionaba:

326, NATURALEZA. No es por casualidad que la mayoría de los jugadores de basquetbol sean hombres altos, ni que la mayoría de los travestís sean homosexuales. Tampoco es casualidad de que la mayor parte de aquellos que ostentan el poder sea gente ambiciosa. Es decir, no es casualidad que el mundo esté gobernado por gente que no debería gobernarlo.

jorge majfud, junio 2025

Una democracia imperial

(Originalmente publicado por Montly Review en 2007)

A juzgar por los documentos que nos quedan, Tucídides (460-396 a. C.) fue el primer filósofo de la historia que descubrió el poder como un fenómeno humano y no como una virtud que conferían los cielos o los demonios. También fue consciente del valor principal del dinero para vencer en cualquier guerra. Podemos agregar otra: Tucídides nunca creyó en el principio que tanto gustan repetir quienes no confían en los argumentos, en las revisiones críticas: “yo sé lo que digo porque lo viví”. Alguna vez anotamos que esta idea se destruye fácilmente con dos observaciones contrarias de quienes vivieron un mismo hecho. Tucídides lo evidenció así: “La investigación ha sido laboriosa porque los testigos no han dado las mismas versiones de los mismos hechos, sino según las simpatías por unos y por otros o seguían la memoria de cada uno”.

Según Tucídides (Historia de la guerra del Peloponeso), para que Esparta entrase en guerra con la dominante Atenas, los corintios se dirigieron a su asamblea retratando a la gran democracia enemiga: “ellos [los atenienses] son innovadores, resueltos en la concepción y ejecución de sus proyectos; vosotros tendéis a dejar las cosas como están, a no decir nada y a no llevar a cabo ni siquiera lo necesario” (236). Luego: “al igual que pasa en las técnicas, las novedades siempre se imponen”. (238)

Enterados los embajadores atenienses de este discurso, responden con las siguientes palabras: “por el mismo ejercicio del mando nos vimos obligados desde un principio a llevar el imperio a la situación actual, primero por temor, luego por honor, y finalmente por interés; y una vez que ya éramos odiados por la mayoría, y que algunos ya habían sido sometidos después de haberse sublevado, y que vosotros ya no erais nuestros amigos como antes, sino que os mostrabais suspicaces y hostiles, no parecía seguro correr el riesgo de aflojar. […] Disponer bien de los propios intereses cuando uno se enfrenta a los mayores peligros no puede provocar el resentimiento de nadie”. (244) “Tampoco hemos sido los primeros en tomar una iniciativa semejante, sino que siempre ha prevalecido la ley de que el más débil sea oprimido por el más fuerte; creemos, además, que somos dignos de este imperio, y a vosotros así os lo parecíamos hasta que ahora, calculando vuestros intereses, os ponéis a invocar razones de justicia, razones que nunca ha puesto por delante nadie que pudiera conseguir algo por la fuerza para dejar de acrecentar sus posesiones. […] en todo caso, creemos que si otros ocuparan nuestro sitio, harían ver perfectamente lo moderado que somos”. (126) “En todo caso, si vosotros nos vencierais y tomaras la dirección del imperio, rápidamente perderías la simpatía que os habéis atraído gracias al miedo que nosotros inspiramos.” (249) “Cuando los hombres entran en guerra, comienzan por la acción lo que debería ser su último recurso, pero cuando se encuentran en la desgracia, entonces ya recurren a las palabras” (250).

Tocados en su amor propio, la conservadora y xenófoba Esparta decide enfrentarse al expansionismo ateniense. Los atenienses, convencidos por Pericles, se niegan a negociar y enfrentan solitarios una guerra que los lleva a la catástrofe. “No debemos lamentarnos por las casas y por la tierra —advierte Pericles repitiendo un conocido tópico de la época—, sino por las personas: estos bienes no consiguen hombres, sino que son lo hombres quienes consiguen bienes”. (370)

Sin embargo, la guerra extiende muertos sobre Grecia. Más tarde, en un discurso fúnebre, Pericles (Libro II) nos da testimonio de los ideales y representaciones de los antiguos griegos, que hoy llamaríamos “preceptos humanistas”. Refiriéndose a la costumbre espartana de expulsar a cualquier extranjero de su tierra, Pericles procura un contraste moral: “nuestra ciudad está abierta a todo el mundo, y en ningún caso recurrimos a las expulsiones de los extranjeros” (451). En otro discurso completa este retrato ideológico, repitiendo ideas ya formuladas por otros filósofos de Atenas y que olvidaron los conservadores de hoy: “Tengo para mí, en efecto, que una ciudad que progrese colectivamente resulta más útil a los particulares que otra que tenga prosperidad en cada uno de sus ciudadanos, pero que se esté arruinando como estado. Porque un hombre cuyos asuntos particulares van bien, si su patria es destruida, él igualmente se va a la ruina con ella, mientras que aquel que es desafortunado en una ciudad afortunada se salva mucho más fácilmente”. (484)

Paradójicamente, el igualitarismo humanista de Pericles no escapa al patriotismo opresor, al orgullo y a la vanidad del dominio como valores superiores. Como si la clarividencia de la “naturaleza humana” en sociedad se convirtiese en miopía al extender la mirada más allá de los límites de su propia patria. Entonces recurre a la gloria y al honor de la memoria futura como valor absoluto para cualquier sacrificio. La democracia radical intramuros se convierte en imperialismo hacia fuera: “Daos cuenta de que ella [Atenas] goza del mayor renombre entre todos los hombres por no sucumbir a las desgracias y por haber gastado en la guerra más vidas y esfuerzos que ninguna otra; pensad que también ella posee la mayor potencia conseguida hasta nuestros días, cuya memoria, aunque ahora llegáramos a ceder un poco (pues todo ha nacido para disminuir), perdurará para siempre en las generaciones futuras; se recordará que somos los griegos que hemos ejercido nuestro dominio sobre mayor número de griegos, que hemos sostenido las mayores guerras tanto contra coaliciones como contra ciudades separadas, y que hemos habitado la ciudad más rica en toda clase de recursos y la más grande. […] Ser odiados y resultar molestos de momento es lo que siempre les ha ocurrido a todos los que han pretendido dominar a otros; pero quien se expone a la envidia por los más nobles motivos toma la decisión acertada”. (491)

En su introducción crítica a esta misma edición de Gredos, Julio Calogne Ruiz recuerda que “el objetivo de Esparta no era el dominio sobre nuevas ciudades, sino el de poner fin al incremento progresivo del poderío ateniense, marcadamente imperialista. Puesto que todo el poder de Atenas venía de los tributos de los súbditos, el pretexto que dio Esparta para combatir era el de liberación de todas las ciudades griegas”. (20) Luego especula: “muchos atenienses modestos debían de darse cuenta de que su bienestar dependía básicamente de la continuidad en la dominación sobre los aliados sin pensar si esta era justa o injusta” (26).

“La cuestión del poder en el siglo V es —continúa Calogne Ruiz—, la del imperialismo de Atenas. Durante tres cuartos de siglo Atenas es un imperio y nada en la vida ateniense puede sustraerse a esa realidad”. (80)

No obstante, esta realidad, que a veces es nombrada de forma explícita por Tucídides, nunca se expresa como tema central en las mayores obras de la literatura y del pensamiento antiguo.

En The World, the Text, and the Critics Edward Said, refiriéndose a la literatura de los últimos siglos, reflexiona sobre la falsa neutralidad política de la cultura y la pretendida “libertad absoluta” de la creación literaria: “Lo que semejantes ideas encubren, mistifican, es precisamente la red que une a los intelectuales con el Estado y con un imperialismo mundial que, en el momento de cada escritura, impone su propia técnica narrativa. […] Lo que deberíamos preguntarnos es por qué tan pocos ‘grandes novelistas’ han encarado los mayores problemas socioeconómicos más allá de sus propias existencias —como el colonialismo y el imperialismo— y por qué, también, los críticos han continuado consagrando este silencio”. (p. 176; traducción nuestra)

Las históricas virtudes de Atenas —desde nuestro punto de vista humanista—, contrastan con sus defectos; significan fuertes contradicciones que no son reconocidas, sino glorificadas: Atenas se reconoce como una justa democracia al mismo tiempo que defiende su derecho a imponer sus intereses por la fuerza. Tal vez fue el imperio Británico el último imperio en enorgullecerse de esta condición. Como actualmente el pensamiento especializado y el pensamiento popular están marcados por las corrientes post-colonialistas de los años ’60, el ideoléxico imperialismo ha pasado a poseer connotaciones negativas, razón por la cual nadie quiere hacerse cargo de semejante distinción.

Jorge Majfud

Monthly Review 2007 https://mronline.org/2007/11/09/majfud091107-html/

Rescatado del olvido. Entrevista de 2010

Conversación de Ismael Alonso con Jorge Majfud (2010)

“Una sociedad no se define como desarrollada por la riqueza que tiene sino por la pobreza que no tiene… China será la principal economía de este siglo, pero el optimismo es engañoso también… Significa mucho para los miedos occidentales, para el fin de la ‘pax americana’, que muchas veces de pax ha tenido poco o nada. Significa el probable reemplazo de una democracia imperial, el estilo de la Atenas de Pericles, por un imperio espartano, como lo sería China si tuviese la hegemonía total. Yo creo que más que equilibrio estamos enfrentando una nueva escalada de tensiones edulcoradas con palabras, como las más recientes de Ben Bernanke en nuestra universidad, de que el desarrollo de los emergentes es bueno para los países desarrollados y viceversa. Suena amistoso, es verdad hasta cierto punto según los mercados, pero a la larga no es creíble… Estratégicamente veo una alianza de Estados Unidos con Europa, dos aéreas geográficas y culturales que todavía se ven como rivales, sobre todo por la puja del euro con el dólar. Pero Europa y Estados Unidos comparten algunos valores que se evidenciarán en el sentimiento de su población a medida que China comience a surgir más como una amenaza que como una oportunidad de negocios. Ya dijimos que todavía falta una crisis china, pero de cualquier forma se convertirá en uno de los mayores jugadores en el tablero internacional. Eso nadie ni nada lo va a evitar. Así que, por lo menos, yo veo un progresivo acercamiento entre Estados Unidos y Europa, sobre todo con Inglaterra. A nivel puramente estratégico, las alianzas serán entre el bloque anglosajón, incluyendo Canadá y Australia, con Japón e India”.

Una sociedad no se define como desarrollada por la riqueza que tiene sino por la pobreza que no tiene

Por Ismael Alonso para ALAI

18/11/2010

IA: Sería repetido comenzar diciendo que el mundo ha cambiado de forma drástica en los últimos años. Pero considerando estos cambios, ¿cómo ve el devenir mundial en las próximas décadas?

JM: ¿Asumo que te refieres al aspecto económico, no?

IA: Sí.

JM: Claro. Hoy en día nadie habla de otra cosa que de economía y de producto bruto interno. Pero voy a tu pregunta. A fines del siglo pasado muchos pensábamos que el próximo siglo debía ser chino, ya que el gigante estaba despertando. Lo que no habían logrado los imperios europeos en el siglo XIX, ni Japón ni el maoísmo en el siglo XX, lo iba a lograr el capitalismo en el siglo XXI. Es cierto que el optimismo de que “el siglo XXI va a ser de América latina” también se había vuelto un lugar común entre aquellos que alertábamos del engaño del exitismo neoliberal de los noventa, su cercano fracaso y el arribo de la gran crisis del sistema de aquel momento. Publicamos mucho sobre eso…

IA: Resultó que estaban en lo cierto.

JM: Bueno, toda predicción es en parte engañosa y en parte verdad. No es solo que uno acierta y se equivoca cuando hace predicciones; también la realidad se equivoca con frecuencia.

IA: Pero es claro que el mundo está cambiando de una forma impensada.

JM: No hay duda de que China será la principal economía de este siglo, pero el optimismo es engañoso también. Tal vez porque soy por naturaleza contra o desconfiado, prefiero hablar de “exageraciones del momento”. Que China sea la mayor economía del mundo con una población de 1.300 millones no significa mucho para la mayoría de su población. Significa mucho para los miedos occidentales, para el fin de la “pax americana”, que muchas veces de “pax” ha tenido poco, muy poco o nada. Significa el probable reemplazo de una democracia imperial, el estilo de la Atenas de Pericles, por un imperio espartano, como lo sería China si tuviese la hegemonía total. Yo creo que más que equilibrio estamos enfrentando una nueva escalada de tensiones edulcoradas con palabras, como las más recientes de Ben Bernanke en nuestra universidad, de que el desarrollo de los emergentes es bueno para los países desarrollados y viceversa. Suena amistoso, es verdad hasta cierto punto según los mercados, pero a la larga no es creíble si el mundo sigue funcionando como ha funcionado en los últimos treinta mil años. Yo no soy tan optimista. Pero sería saludable que Estados Unidos pierda su hegemonía. Probablemente sería bueno para los norteamericanos y para el resto del mundo también. Además, qué más quieren que el altísimo nivel de vida que tienen aún en plena crisis.

IA: Hay otros países que van a liderar el mundo…

JM: Ojalá que ninguno. Hay demasiada fanfarria, un peligroso triunfalismo hoy en día, ¿no?

IA: ¿Qué es lo que tiene Estados Unidos para ofrecer al mundo hoy?

JM: El aspecto que define la actual ventaja estratégica de la cultura norteamericana es su poder de innovación. Siempre criticamos las carencias culturales de su clase media, pero hay que reconocerles una gran fortaleza en su cultura de innovación práctica. Desde los Franklin, los Edison, los Wright, los Bill Gates y los Steve Jobs, pasando por el malquerido Ford, las principales innovaciones que han dado forma a nuestro mundo posmoderno han pasado por allí. Inglaterra, Francia y Alemania dominaron el campo de las innovaciones en el siglo XIX, pero el siglo XX fue un siglo americano y aún hoy sigue en vanguardia en ese aspecto, nos guste o no. China ha derramado mares de dólares sobre sus universidades y aun se lamentan de no obtener resultados. Pienso que los resultados llegarán, pero todavía falta mucho en comparación a su omnipresente industria que cada día multiplica el consumo de basura barata en el mundo.

IA: Internet fue un invento americano.

JM: Claro, es la revolución más reciente. Pero casi toda la revolución digital, de la que se benefician hoy las economías emergentes, ha surgido en algún garaje o en el dormitorio de un estudiante de algún campus norteamericano. Internet, IBM, Microsoft, Yahoo, Google, Hewlett Packard, youtube, hasta las más envenenantes invenciones que tienen enfermo de narcivoyeurismo a medio mundo, como Facebook y Twitter pasando por proyectos menos lucrativos pero más innovadores y democráticos como Wikipedia, etc. La lista es más larga. ¿Nos fastidia a los de afuera o a los que estamos de paso reconocerlo? A muchos sí, pero eso no cambia la realidad. Hoy en día, con la inundación de capitales que el gobierno chino ha hecho en la educación no ha habido avances. En algunos planos ha habido retrocesos. A eso súmele que China, como Japón y gran parte de Europa, son países envejecidos o en un dramático proceso de envejecimiento. Estados Unidos e India son hoy en día las dos grandes potencias con reservas de juventud. Brasil estaría en un sitio intermedio. Y la demografía es esencial en cualquier futurismo. Fue fundamental en el boom norteamericano de mediados y fines del siglo XX y lo es en China e India hasta ahora, sobre todo en base a la revolución digital nacida de la cultura americana y en parte europea, que ha puesto una importante cuota de poder en manos de cada individuo en el rincón más remoto del planeta. China será la mayor potencia en términos globales solo gracias a ese “despertar virtual” de las masas.

IA: ¿Es el caso de Brasil?

JM: Si. Pero su economía todavía es muy pequeña en comparación a China y ni que hablar de Estados Unidos. Por otro lado, su educación, en pleno boom económico, ha decaído en términos relativos. Ya no me refiero a la innovación, sino a la educación tradicional. Imagino que eso tendrá a cambiar, pero por el momento es lo que hay. Muy poco, aunque todo el mundo repite lo contrario. Tal vez con los nuevos petrodólares haya más inversiones para la educación.

IA: ¿Pero es mejor el mundo de hoy?

JM: El Brasil de hoy es mejor porque ha sacado a millones de personas de la pobreza. Lo mismo India. Pero por otro lado estamos pagando el precio de la americanización de culturas no americanas. Hoy hasta los peces hablan de PIBs y todo el éxito gira en torno a esa simplificación de la existencia humana.

IA: ¿Podemos decir que el BRIC es el nuevo bloque desarrollado del mundo?

JM: Solo mientras sirva como propaganda y no surjan los inevitables conflictos de intereses. Además, una sociedad no se define como desarrollada por la riqueza que tiene sino por la pobreza que no tiene. Y en esto los BRICs tienen un camino de varias décadas por delante. La teoría de Deng Xiaoping (la trickle-down theory), base del milagro económico de China en los últimos treinta años, no se diferencia mucho de la de Ronald Reagan y Margaret Thatcher: los pobres se benefician cuando la riqueza desborda hacia los de abajo. Tiene razón Eduardo Galeano cuando dice que China hoy es la combinación de lo peor del comunismo y los peor del capitalismo. Luego debemos analizar más en profundidad qué entendemos por desarrollo. Dentro del marco actual, en el mejor de los casos desarrollo significa “sociedad de consumo y bienestar”. Desde un punto de vista más amplio, desarrollo para mí significa el avance de las libertades humanas, lo que, en el fondo, como lo entendía un marxista indio, Manabendra Roy, creo que en 1959, “freedom is real only as individual freedom”, es decir, al fin de cuentas la libertad es pura abstracción si no se traduce en libertad individual. Si el individuo no es libre cualquier otra libertad, por ejemplo la libertad de los pueblos, es una abstracción. Y una libertad que no sea concreta es como un perfume sin olor. Pero como toda libertad está siempre condicionada por factores externos e internos al individuo, sólo podemos aspirar a la mayor expansión de una “libertad relativa”. Relativa al medio, relativa a otro individuo, relativa a otra sociedad. Y esta libertad es el resultado de factores materiales, psicológicos y espirituales. Hoy en día no se habla de otra cosa que de la libertad material, en el mejor de los casos, ya que no es algo menor. En la mayoría de los casos es simplemente un desborde de testosterona, es decir, la libertad de vencer, de emerger, de sumergir, de sentirme superior al resto que deseo se hunda en términos relativos para satisfacer mi ego. Obviamente eso no es libertad ni para el vencedor. Eso es una perfecta prisión, una ilusión de nuestros tiempos, como la ilusión de estar comunicados por Facebook o alguna otra droga cultural que nos arrastra a la deshumanización en nombre de la libertad o la liberación.

IA: ¿Qué será de Europa y Estados Unidos cuando China domine la economía mundial en pocos años?

JM: Por muchas décadas Estados Unidos seguirá siendo una de las mayores potencias mundiales y por mucho más una de las naciones más desarrolladas en términos económicos. Estratégicamente veo una alianza de Estados Unidos con Europa, dos aéreas geográficas y culturales que todavía se ven como rivales, sobre todo por la puja del euro con el dólar. Pero Europa y Estados unidos comparten algunos valores que se evidenciarán en el sentimiento de su población a medida que China comience a surgir más como una amenaza que como una oportunidad de negocios. Ya dijimos que todavía falta una crisis china, pero de cualquier forma se convertirá en uno de los mayores jugadores en el tablero internacional. Eso nadie ni nada lo va a evitar. Así que, por lo menos, yo veo un progresivo acercamiento entre Estados Unidos y Europa, sobre todo con Inglaterra. A nivel puramente estratégico, las alianzas serán entre el bloque anglosajón, incluyendo Canadá y Australia, con Japón e India. Pero, claro, siempre hay que tener en cuenta que cada vez que el mundo llega a un consenso sobre el futuro de algo, un día el presente se encarga de mostrar lo contrario. No hay sorpresas en la historia pero el futro está lleno de imprevistos. Y los imprevistos sobre todo son importantes porque son imprevistos.

Ismael Alonso

Escritor

México, DF.

https://www.alainet.org/es/articulo/145576?language=en

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El (post)capitalismo y el padre ausente

El objetivo de la violencia geopolítica no es sólo la dominación global, sino la dominación de la opinión nacional a través del miedo y los ideoléxicos consolidados como libertad, defensa nacional y democracia. El espionaje a los ciudadanos estadounidenses es masivo y cuando se descubre por algún filtrado ilegal se recurre a la bruja de la seguridad, del terrorismo y de los ataques de los “imperios del mal”. La vieja colonización interna. 

Hace una década se comenzó a cambiar el sermón geopolítico, centrado en “la defensa contra el terrorismo” (abandonado de urgencia en Afganistán) para volver a centrarlo en “la defensa contra países enemigos”―Rusia, China e Irán. Ahora no se puede alegar una lucha ideológica (contra el comunismo), por lo que el sermón se acerca más a lo que siempre fue: “Occidente, como el pueblo elegido, la única Civilización, la policía buena del Mundo”.

Así nació la hegemonía occidental: destruyendo India, Bangladesh y luego China con sus empresas privadas, con los piratas democráticos, y con el apoyo del fanatismo racista y genocida. Ahora, el Occidente imperial comienza a caer de la misma forma en que surgió en el siglo XVI y con el mismo grado de violencia que nunca abandonó. Occidente siempre sufrió el síndrome del Macho Alfa: no hay lugar para dos, menos para tres en el mundo. Esto se puede deber a que, debido a su clima y sus limitadas tierras, la Europa anglosajona nunca fue autosuficiente sin el comercio exterior y la imposición de sus reglas sobre otros pueblos proveedores de recursos extranjeros sin interrupciones. Cultura consolidada que no cambió con la vastedad de Norteamérica sino lo contrario.

La mayor paradoja radica en que se intenta salvar este orden hegemónico y el mismo capitalismo por dos vías: (1) liquidando las vacas sagradas que sirvieron de legitimación al capitalismo, como la libertad, la igualdad de oportunidades y la democracia liberal; y (2) evitando mencionarlo, haciéndolo invisible, como el padre en el psicoanálisis.

Un ejemplo cultural y político reciente es la prominencia alcanzada por el candidato a la vicepresidencia de Donald Trump, J.D. Vance. Como James Polk y George Dallas en las elecciones de 1844, ambas figuras irrelevantes, fracasadas en política y destacados por su anti-intelectualismo (anti Padres Fundadores), fueron elegidos por Andrew Jackson. El ex presidente racista y semianalfabeto logró poner a sus títeres en la Casa Blanca y arrebatarle medio territorio a México, inventando una guerra en base a fake news.

Más que probable que la historia no se repita sino que cierre un superciclo, pero de todas formas Vence es un ejemplo de un nadie puesto en la cumbre por alguien más poderoso (como lo explicamos antes, puesto por sus amigos multimillonarios y preferidos de la CIA, como Palantir y otras corporaciones tecnológicas). Esos mismos que promueven a su amigo y filósofo pro-monarquía tecnológica, Curtis Yarvin. “Sin autoritarismo el libertarismo es un proyecto para el fracaso”, sentencia Yarvin, con la misma nostalgia del neoliberalismo sin máscaras de Friedman y Hayek por Augusto Pinochet y una larga lista de dictadores bananeros.

Lo mismo ocurrió con el repentino éxito de Vance como autor de una autobiografía cursi, que los negocios elevaron a best seller y convirtieron en una película hollywoodense. La crítica apuntó a que, más allá de las distorsiones subjetivas (para adaptarse al mito estadounidense del “hombre hecho a sí mismo”), su libro se olvida de las dimensiones raciales de la pobreza. Hay que agregar, a mi juicio, un olvido mayor: el capitalismo, ese sistema que funciona a la perfección para un puñado de individuos, que luego los vende como un éxito del sistema, no del individuo, promoviendo así el individualismo como ideología.

Hillbilly Elegy es una serie de anécdotas personales de resentimiento entre pobres (los que reciben ayuda del Estado para comer y los que no) y sobre los valores morales superiores de su familia (como el amor, la ética del trabajo y la responsabilidad, excluida la madre drogadicta y el padre ausente), lo que explicaría el happy ending de la meteórica fortuna de su hijo. Jared Sexton observó el simplismo de las moralejas de Vance que ignoran el racismo estructural de la pobreza. Su libro, catapultado a las ventas por medios conservadores, además de ser una celebración de sí mismo, se hizo eco de la retórica de auto victimización de los “blancos sacrificados”, otro viejo y renacido mito poetizado por Rudyard Kipling en el siglo XIX.

La conciencia de clase en Estados Unidos ha sido estratégicamente eclipsada por la discusión étnica, algo que procede de la prehistoria del país cuando los gobernadores reconocían la necesidad de inocular el odio entre blancos pobres, negros e indios para evitar rebeliones comuneras. Algo que la izquierda no adoptó como única banderea hasta mediados del siglo XX y hoy se trasformó en una inocua “política de las identidades”. A lo que se debe agregar la infantilización de las sociedades, perfectas consumidoras de culebrones como Hillbilly Elegy.

Tu madre estará bien, be happy… ―dice la abuela (Glenn Close)― Debes decidir. Ser alguien o no. ¡Sé alguien!

En la televisión se ve el robot Arnold Schwarzenegger antes de descargar una ráfaga de disparos:

Hasta la vista baby.

La he visto cien veces ―dice la abuela, festejando la escena―. Hay tres tipos de personas. Los buenos Terminators, los malos Terminators, y los neutrales”.

El niño Vance comenta:

Yo quiero ser un buen Terminator.

Una mezcla de Charles Bukowski barato y de la real decadencia de la “clase trabajadora blanca” sumergida en la droga y en “La rabia y el orgullo”.

Según Jeff Sharlet “La Nueva Derecha intelectual es un proyecto de supremacía blanca diseñado para cultivar el apoyo de los no blancos”.

Según Yarvin, el verdadero poder político en Estados Unidos está en La Catedral, la que dominan las universidades y la prensa. Según James Pogue, La Catedral promueve la igualdad y la justicia social, dos ataques contra el orden social. Haciéndose eco de estos nuevos dogmas, Vance (graduado de una universidad de elite, como todos sus amigos de Silicon Valley) denunció a las universidades como enemigas del pueblo estadounidense, por lo que se debe desfinanciarlas y confiscarles sus fondos de reserva. Todo lo que se alinea con el ataque a la educación, la prohibición de libros y de temas que tienen su epicentro en Florida y su repetidora en la Argentina de Javier Milei.

A los años de rebeliones que la izquierda llamó liberación, la derecha identificó el problema como “un exceso de democracia”. Así lo definió el profesor y mogul de la derecha, Samuel Huntington en 1975. Huntington alertó, en una conferencia, que había una tendencia mundial hacia una extensión general de la democracia, con resultados catastróficos. La experiencia de Allende en Chile, dijo Huntington, fue “un exceso de democracia que condujo a un golpe de Estado que ha restaurado la estabilidad política”.

Para el capitalismo agonizante y desenmascarado, las democracias no sólo son un peligro para las sociedades sino un estorbo para la eficiencia. En una entrevista, Yarvin sacó un teléfono Apple y lo mostró como prueba de la eficiencia del autoritarismo de las compañías privadas.

Olvidó que ese teléfono es el resultado de generaciones de inversiones estatales e invenciones de asalariados, la mayoría universitarios, no capitalistas.

Olvidó la estrecha relación entre el éxito de esas compañías-dictaduras y la dictadura estatal de las agencias secretas como la NSA y la CIA, Estados paralelos y por encima de la ley desde hace ochenta años.

Olvidó que el capitalismo no crea ni inventa ni innova y ni siquiera acelera el progreso científico y tecnológico sino lo contrario. Las corporaciones capitalistas no sólo roban el progreso de la Humanidad sino que, cuando invierten en investigación, succionan los recursos a las áreas que generan ganancias, quitándoselas a aquellas donde solo los Estados hacen inversiones de alto riesgo, investigación de todo tipo que requiere grandes inversiones sin retorno inmediato.

Olvidó que la misma competencia entre mega compañías (telefónicas, de retiro, de salud) encarecen los servicios y evitan que se compartan ideas e innovaciones entre ellas. Eso cuando no son sectas monopólicas con apariencia de competencia.

Olvidó, por si fuese poco, que el capitalismo es el sistema que más produce “valor negativo” ―basura, contaminación, propaganda, guerras.

Jorge Majfud, octubre 2024

Del libro Plutocracia. Tiranosaurios del Antropoceno.

El secreto del éxito de las corporaciones privadas

En 2004, el brazo inversor de la CIA, In-Q-Tel, proporcionó dos millones de dólares en financiación inicial para tres jóvenes emprendedores. La cifra fue modesta. Para la nueva start-up de Silicon Valley, Palantir Technologies, mucho más importante fue hacerse de la logística y la asistencia tecnológica de la CIA, indispensables para el éxito de otro milagro nacido en un garage.

Como todo negocio exitoso, sus clientes se diversificaron. Un documento filtrado por TechCrunch en 2013 reveló que los clientes de Palantir incluían al menos doce grupos del gobierno de Estados Unidos que, aparte de la CIA, eran la NSA, el FBI, el Departamento de Seguridad Nacional, el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades, el Cuerpo de Marines, la Fuerza Aérea, el Comando de Operaciones Especiales y la Academia Militar de los Estados Unidos.

Uno de sus fundadores, el inmigrante alemán Peter Thiel, como sus mejores amigos, posee multimillonarias inversiones en Facebook, PayPal, Airbnb, LinkedIn, Spotify, SpaceX, Quora, Clearview AI (cuestionada por su tecnología de reconocimiento facial) y Artificial Intelligence Platform, usada para masacrar sub-humanos en Gaza. Según su propia definición, Palantir Gotham es una herramienta de inteligencia y defensa utilizada por militares y analistas contra el terrorismo

Estas mega tecnológicas privadas son el perfecto enlace entre el inocente espionaje comercial y el heroico espionaje militar. Cada vez que recogen datos de nuestros hábitos, gustos y preferencias a través de Internet o de nuestras tarjetas de crédito en los supermercados, no sólo predicen y crean nuevas necesidades de consumo para vender chocolates, vinos, viajes o soutiens, sino también políticos, personalizando el bombardeo sobre cada individuo a favor de un candidato con un menú de nueve o diez propuestas diferentes y hasta contradictorias para reforzar y explotar los dos drivers ancestrales de la toma de decisiones de cada individuo: el miedo y el deseo. No la más relativa y discutible racionalidad de las ideas, de los hechos y las consecuencias de nuestras decisiones.

Este espionaje comercial está íntimamente ligado a los servicios secretos más poderosos del mundo, como la CIA, la NSA, el Mossad y el M16 británico, por nombrar sólo los polos occidentales, que todavía son los más poderosos del planeta, obsesionados con la guerra y la eliminación de cualquier competencia desde hace unos cuantos siglos

Las mega tecnológicas, desde el Facebook de Zuckerberg hasta los sistemas de espionaje como Starlink del agente de la CIA Elon Musk, contratan a los mismos militares de estos países para sus negocios privados. El 80 por ciento de los generales de tres y cuatro estrellas que dejaron el servicio militar en los últimos cinco años fueron contratados por la industria de las armas, la que, a su vez, ha sido privatizada en gran medida y a elevadas tasas de corrupción, razón por la cual existe una tradición en el Pentágono de perder algunos billones de dólares en cada uno de sus reportes presupuestales. Por lo menos 700 ex altos funcionarios del Pentágono trabajan ahora para uno de los 20 principales contratistas de armas. También congresistas como el ex presidente del Committee on Armed Services de la Cámara de Representantes, Buck McKeon, cuyo grupo de lobby ha representado a contratistas de armas como Lockheed Martin y a compradores como Arabia Saudita.

El secuestro de la humanidad y de sus plusvalías es múltiple: económico, financiero, político, cultural, existencial. La peor parte se la llevan los humanos descartables en algún país sin importancia para los psicópatas que nos gobiernan. Las mega tecnológicas no solo roban el dinero de los contribuyentes en sus propios países y de los endeudados en países ajenos, sino también el progreso de la humanidad de los últimos siglos para presentarse como los creadores de lo mejor de nuestro mundo moderno, sin mencionar una sola vez las consecuencias catastróficas de esa avaricia, como la catástrofe climática y las guerras sin fin. Para no volver sobre la obviedad de la invención de las matemáticas más complejos como el álgebra y los algoritmos de los tiempos del imperio islámico, bastaría con recordar las más recientes tecnologías como el telégrafo, la radio, la televisión, Internet y la inteligencia artificial, ninguna creada y desarrollada por capitalistas sedientos de ganancias sino por individuos más bien modestos, inventores vocacionales, profesores asalariados y por instituciones como las universidades, públicas o privadas, financiadas por los gobiernos.

Si solo mencionamos el desarrollo de la computación moderna y de la inteligencia artificial, bastaría con enlistar unos pocos nombres fundadores, como Alan Turing, matemático y filósofo británico, considerado el padre de la computación moderna. En 1950, publicó su ensayo “Computing Machinery and Intelligence”, fundando los conceptos de la inteligencia artificial. En 1956, el profesor John McCarthy fue uno de los fundadores de la disciplina de la Inteligencia Artificial, junto con una larga lista de otros profesores del MIT, de la Stanford Universiy y de la Universidad Carnegie Mellon, todas en gran medida financiadas con fondos públicos.

Para los años 60, la agencia del gobierno Defense Advanced Research Projects financió y desarrolló el procesamiento del lenguaje natural y la IA como un sistema de redes neuronales.

Más reciente y en base a toda esta experiencia fundadora, en 2014 Google compró la británica DeepMind, cuyos primeros inversores fueron Peter Thiel, Elon Musk, quien declaró desde el principio que estaba contra esta tecnología pero invirtió en ella para tener una mano dentro del proceso.

En octubre de 2024, tal vez como una forma de recordatorio, la academia sueca le concedió el Premio Nobel de Física a John Hopfield y Geoffrey Hinton por sus aportes en la investigación de cómo las computadoras pueden pensar como humanos (“artificial neural networks”) ya desde los años 70.

Un mérito de la inteligencia, aunque no queda claro si también de la sabiduría.

Todo esto fue secuestrado por los feudos tecnológicos. Uno de los apologistas e ideólogos es Curtis Yarvin y su Nueva Derecha, la que promueve el reemplazo de la disfuncional democracia liberal por una dictadura similar al de las corporaciones de Silicon Valley. Sus amigos y donantes de Palatir (Peter Thiel, Alex Karp) y Elon Musk, entre otros, son los Empresarios. El tercer vértice de la Manipulación Orwelliana es un rostro político.

Ese rostro es también amigo de Yarvin, Thiel, Karp y otros compañeros de copas. Si la CIA, la NSA y otras agencias del gobiernos han apoyado las compañías exitosas de este club de millonarios, el Club se encarga de hacer lo mismo con sus amigos filósofos (Yarvin) y políticos (Vance), como cualquier buen mecenas renacentista.

J.C. Vence recibió 15 millones de dólares sólo de Thiel para su campaña electoral al congreso de Ohio. Luego de comparar a Donald Trump con Hitler en 2016, de afirmar en 2020 que las políticas populistas del presidente habían sido un fracaso, ocurrió in milagro y en 2022 Vance recibió el apoyo del lobby israelí, el AIPAC, y del mismo Donald Trump. En 2024 fue elegido compañero de fórmula de Trump como candidato a vicepresidente.

Como todo político de receta, Vance es el resultado de un cálculo de software: (1) Marine en la invasión de Irak hasta 2007; (2) Milagrosamente convertido en millonario gracias a sus muy buenas conexiones en Silicon Valley y alguna inversión en las dos mayores mafias financieras del mundo: BlackRock y Vanguard; (3) Joven blanco, representante del “self-made man” (hecho a sí mismo) a partir de una miseria inventada y una historia de adicción real de su madre, convertido por la plataformas amigas en un best seller autobiográfico y luego en una película aún más cursi, a pesar de la actriz elegida para representar a su abuela, Glenn Close.

Como cualquier conservador con un buen menú de políticas sexys, Vence está contra la inmigración, contra el matrimonio igualitario y a favor de prohibir la pornografía, posición que seguramente cambiará pronto, ya que el rabino Solomon Friedman, cofundador de Ethical Capital Partners (Sociedad de Capital Ético), adquirió por 52 mil millones de dólares PornHub, RedTube y YouPorn. Según Friedman, lo más atractivo de estas compras es hacerse de la tecnología que los impulsa.

En su menú de políticas, no puede faltar le frustración con la Guerra de Ucrania y la fobia antiinmigrante: “realmente no me importa lo que le pase a Ucrania”, dijo con un dejo de burla al hecho de que piensa que el orden global liderado por Estados Unidos tiene que ver tanto con enriquecer a los contratistas de defensa y a los miembros de los think tanks como con sostener la hegemonía de Estados Unidos. “Me preocupa el hecho de que en mi comunidad, en este momento, la principal causa de muerte entre los jóvenes de 18 a 45 años es el fentanilo mexicano”. Sus críticas a las grandes empresas tecnológicas como “enemigas de la civilización occidental” están en el menú, no en la cocina, sólo para provocar el deseo del comensal.

Otro plato del menú es el patológico occidentalismo de esta cofradía de psicópatas. Por ejemplo, Vance es partidario de ir a la guerra con Irán y evitar que China levante cabeza como “una prioridad de la política exterior para Donald… para evitar que China construya su clase media a expensas de la nuestra”.

Es decir, el vértice más visible del triángulo es el menos real.

Jorge Majfud, octubre 2024

Estudiantes de BU logran acuerdo de desinversión en la guerra

Brown University ha anunciado un acuerdo entre la Universidad y los líderes estudiantiles que pondrá fin al campamento a cambio de una «desinversión» de la Universidad en acciones de la guerra. Exactamente lo que conversamos hace una semana (ver video abajo). Un éxito rotundo de los estudiantes, como en los 60s y en los 80s en su lucha contra otro apartheid, el de Sudfrica.

Después de discusiones entre líderes de la Universidad de Brown y estudiantes que han realizado un campamento en el campus de Brown desde el 24 de abril, las partes llegaron a un acuerdo que pondrá fin al campamento a las 5 p.m. el martes 30 de abril.

La devastación y la pérdida de vidas en Medio Oriente han llevado a muchos a pedir un cambio significativo, al tiempo que plantean cuestiones reales sobre la mejor manera de lograrlo”, escribió Paxson. “Brown siempre se ha enorgullecido de resolver diferencias a través del diálogo, el debate y escuchándose unos a otros. No puedo tolerar el campamento, que violó las políticas de la Universidad. Además, me preocupa la escalada de la retórica incendiaria que hemos visto recientemente y el aumento de las tensiones en las universidades de todo el país. Aprecio los esfuerzos sinceros por parte de nuestros estudiantes para tomar medidas para evitar una mayor escalada”.

Los estudiantes acordaron poner fin al campamento y abstenerse de realizar nuevas acciones que violarían el código de conducta de Brown hasta el final del año académico, que incluye la graduación y el fin de semana de reunión.

La Universidad acordó que se invitará a cinco estudiantes a reunirse con cinco miembros de la Corporación de la Universidad de Brown en mayo para presentar sus argumentos para deshacer la donación de Brown de «compañías que facilitan la ocupación israelí del territorio palestino«. Además, Paxson solicitará al Comité Asesor sobre Gestión de Recursos Universitarios que proporcione una recomendación sobre el tema de la desinversión antes del 30 de septiembre, y esto se presentará a la Corporación para su votación en su reunión de octubre de 2024.

Otra disposición del acuerdo se relaciona con la aplicación del código de conducta de Brown a los estudiantes involucrados en el campamento. El establecimiento de tiendas de campaña y otras actividades relacionadas han violado una variedad de políticas, y si bien Brown continuará siguiendo sus procesos de conducta relacionados con actividades no autorizadas, los líderes de la Universidad acordaron que poner fin al campamento será visto favorablemente en los procedimientos disciplinarios.

El acuerdo también deja claro que se seguirán investigando las denuncias de parcialidad, acoso o discriminación recibidas durante el campamento. Además, si la Universidad recibe nueva información sobre cualquier infracción de conducta relacionada con el campamento o después del mismo, los estudiantes no estarán exentos de procedimientos de conducta por esas violaciones.

Jorge Majfud, 1 de mayo de 2014.

Violencia que no se exporta se consume en el mercado interno

Violencia que no se exporta se consume en el mercado interno

El 24 de marzo de 1983, en un acto en la Biblioteca del Congreso, el presidente Ronald Reagan repitió las palabras del historiador Henry Commager: “la creación de los mitos nacionales nunca estuvo libre de conflictos; los estadounidenses no creían del Oeste lo que era verdad sino lo que para ellos debía ser verdad”.

Como en todos los grandes temas a los que se enfrenta la sociedad estadounidense, la actitud de una parte significativa ha sido siempre la de negar la realidad a través de narrativas y en base a sus mitos fundadores: la libertad propia como producto de las armas, la libertad ajena como producto de nuestro sacrificio, la promoción de la democracia en países bárbaros, la riqueza como mérito individual de unos pocos, la superioridad racial primero (“la raza libre”) y la superioridad nacional después (“el pueblo libre”), el éxito económico como prueba de ser los elegidos de Dios, la acusación a los demás de nuestros propios defectos (los fanáticos pertenecen a otras religiones)… 

El fanático religioso, que cree y siente que la realidad depende de sus oraciones y Dios está obligado a escuchar sus deseos, no se representa como tal. Esta negación de la realidad ha tenido resultados diversos, aunque casi siempre fue la realidad la que debió ceder. Pero cuando esa misma sociedad debe enfrentarse a un enemigo que no escucha ni se puede ver, un enemigo al que no se puede amenazar con un rifle AR 15 ni se puede bombardear, la negación de la realidad no funciona como se espera y la frustración explota por las viejas heridas.

En el caso del Covid 19, el país más rico y poderoso del mundo ha demostrado que no sabe organizarse como colectivo ni sus instituciones (como el sistema de salud) están hechas para actuar de esta forma civilizada a la altura de sus posibilidades materiales. Todavía algunas cosas se pueden aliviar a fuerza de montañas de dólares, pero la conducta racional de su sociedad y de sus líderes es un déficit que explica los millones de infectados y los ya casi doscientos mil muertos.

Con la excepción de las redes científicas y universitarias, con la excepción de un sector de la población que no alcanza a decidir las políticas de Estado, los políticos y la sociedad estadounidense tampoco saben relacionarse con las otras naciones para enfrentar el problema, como no ha sabido hacerlo para enfrentar un problema mayor, el ecológico. Si se relaciona, es a través del conflicto.

Como consecuencia de este enemigo interior e invisible, los antiguos problemas sociales y raciales (nunca resueltos por la misma afición a negar la realidad) se han exacerbado hasta empujar al país a un estado de tensión social y hasta niveles de violencia armada en las calles que no se veía desde hacía muchas décadas, cuando el país se dedicaba a exportar su violencia fundacional a otros países. Esta exportación de violencia no solo era estimulante para los negocios de la guerra, para la industria militar y las megacorporaciones, sino que, además, producía un poderoso efecto de distracción de los problemas propios y, por ende, de unión ante un enemigo exterior. 

Con la identificación de los inmigrantes como el nuevo “enemigo exterior”, el problema comenzó a filtrarse hacia el interior y se encontró con viejos monstruos, como la discriminación racial, el desprecio por los pobres (los perdedores), el fanatismo de las armas como solución a todos los problemas, y el patriotismo de banderas hasta en los calzones que cubre todas las viejas heridas que nunca cicatrizan, esas mismas que convierten los traumas históricos e individuales en motivos de orgullo.

Ahora, por primera vez en mucho tiempo, y mal gracias a la pandemia, algunos estadounidenses comienzan a sospechar que para ser llamado héroe no hay que vestir un uniforme militar e invadir otros países en nombre de la defensa propia y de la libertad ajena, sino que tal vez le debemos algo a los médicos, a las enfermeras, a los maestros y a tantos otros trabajadores que cada día construyen lo mejor y más necesario de nuestras sociedades. 

El triunfo del candidato opositor Joe Biden en la elección presidencial que se realizará en dos meses aliviará por un momento esta tensión social, pero a largo plazo tendrá un efecto contrario. Los perdedores no aceptarán la derrota ni aceptarán ceder un centímetro en la hegemonía de su propio país, como no la aceptan ahora que, tal vez inconscientemente, perciben la progresiva pérdida de sus privilegios domésticos e internacionales. Pero, a largo plazo también, la futura minoría en el recambio político y demográfico tendrá que conformarse con ver la reducción de sus mitos fundadores a fetiches y amuletos, no en sus cabezas sino en las nuevas generaciones que, además, deberán convivir con un mundo mucho menos dócil. 

Entonces, rezar ya no será suficiente, porque Dios estará ocupado escuchando a otros. 

JM, agosto 2020

https://www.huffingtonpost.es/entry/violencia-que-no-se-exporta-se-consume-en-el-mercado-interno_es_5f556854c5b62b3add426dd2.html

Javier Mireles

¿De verdad quiere usted salvar vidas humanas?

Señor, presidente, ¿por qué comenzó usted tan temprano? ¿Cuál era la urgencia? Sí, ya sabemos, la edad y todo eso, pero ¿no era que iba a hacer las cosas diferente? No, no me refiero solo a Siria. El mes pasado su ejército bombardeó Mosul y murieron casi doscientas personas. El mundo apenas se conmovió, pero muchos niños murieron en ese ataque. Sí, ya sé que ustedes no tenían intención de matar ningún niño inocente. Tal vez su colega, ese otro enamorado del poder que preside Siria tampoco quería matar niños. Será malo pero no tan estúpido. Su objetivo era el mismo que el de ustedes: los terroristas del Estado Islámico. Pero a ellos (si fueron ellos, claro) no les importó que entre las cincuenta o sesenta victimas hubiesen niños, como no les importó a ustedes en Mosul. ¿Sabía que los pobres también tienen niños? Hasta en la base militar que acaba usted de bombardear en Siria murieron niños. Cierto, no tantos, y probablemente eran hijos de militares. Pero niños al fin, ¿no?  

Su portavoz ha dicho que ni Hitler usó armas químicas como el dictador de Siria. Eran las preferidas de Churchill, ¿recuerda? No, no lo sabe. Supongo que al menos sabrá que ustedes las usaron sistemáticamente en Vietnam, por mencionar un solo caso. ¿No? El famoso Agente Naranja no se llamó así peor le color de se su pelo. No murieron cincuenta ni cien personas. Probablemente murieron millón de personas y otro millón nació y sigue naciendo con malformaciones. Bueno, supongamos que los malditos profesores exageran las cifras. Digamos que solo murieron mil o dos mil, para no ofender a nadie.

¿Pero usted? ¿No era que iba a hacer las cosas diferentes? No, yo no. No soy tan ingenuo. Yo no le creo a ningún político, ni al más malo. Es un defecto que me quedó de la dictadura militar en la que crecí.  Lo sé, lo sé. Todos dicen lo mismo antes de ganar las elecciones. Pero uno tampoco puede dejar de anotarlo. Faltaba más, que además de acusarnos de radicales peligrosos por usar palabras y no armas ni dinero, además nos dedicáramos al silencio cómplice.

No hace mucho, usted dijo que la Guerra en Irak había sido producto de mentiras. Cuando nosotros lo dijimos antes de que se lanzara esa aventurita, resultamos que éramos infantiles, poetas desvinculados de la realidad. Claro, porque un billonario como usted sí sabe lo qué es la realidad… Mejor dicho, eso era antes. Ahora es prácticamente imposible ocultarla, por lo cual la moda es la indiferencia o la difamación.

Vayamos a lo que importa. ¿Es usted realmente honesto sobre sus intenciones de salvar vidas alrededor del mundo, vidas de inocentes como conmovedoramente dijo antes de bombardear Siria? ¿De verdad? Por favor, dígamelo con la mano en el pecho. ¿Sí? Bueno, ¿entonces, por qué no bombardea el mundo con alimentos, con medicinas, con libros, en lugar de arrojar doscientos millones de dólares diarios solo en bombas como se ha venido haciendo desde hace ya muchos años? De esa forma ahorrará usted millones.  Millones de vidas y millones de dólares.

Claro, la seguridad nacional y todo eso. Siempre habrá gente que insista en lo mismo. No le conviene a la seguridad nacional alimentar a los enemigos. Son los mismos que han creado gran parte del problema, sino todo el problema. Pero considere por un segundo que los enemigos se crean por millones cada vez que una bomba que cuesta un millón de dólares cae sobre un grupo de casas que no llegan siquiera a la  cuarta parte de ese valor, cargada de buenas intenciones pero matando inocentes como resultado tradicional e inevitable. ¿Qué libertades perdieron ustedes cuando fueron derrotados en Vietnam, aparte de millones dólares y millones de vidas humanas? ¿O el mundo está mejor hoy que antes de la invasión a Irak? ¿Estamos mejor luego de trillones de dólares invertidos en guerras que han dejado millones de muertos? ¿Está usted mejor? ¿Se siente usted hoy más seguro que antes? Qué pregunta tonta, ¿no? Tal vez usted sí, pero no el resto. Entonces ¿es por eso que usted también insiste con un método tan absurdo?

Claro, hay que vender, la economía debe ser reactivada, debe crecer sin pausa o todo se va al diablo. ¿Pero que es lo que se iría al diablo? ¿Los buenos negocios? Si, obvio, la muerte es un gran negocio desde hace siglos. Pero es probable que la vida sea un mejor negocio, no a corto plazo, sino a largo plazo. Imagine todos esos miserables sobreviviendo en esos países tan horribles que ustedes suelen bombardear de vez en cuando, en lugar de hambrientos y moribundos tendrían algo de dinero para comprar sus cachivaches. Es más, muchos de ellos, sino casi todos, no vendrían a joder a estos países tan pulcros y bien organizados y muchos menos tendrían el concepto que tienen de ustedes, los salvaguardas de la libertad y la civilización.  

¿No sabe usted que en toda sociedad, en toda la historia, la tercera ley de Newton se aplica mejor que a los cuerpos inertes? ¿Cómo? ¿Que le gustó las dos últimas palabras? ¿Pero, en serio, se acuerda de la tercera ley de Newton? Toda acción produce una reacción. Usted no puede jugar al ta-te-ti sin siquiera considerar que el otro también juega. Usted no puede orinar sobre México y pensar que los mexicanos van a festejar. Lo mismo cuando cree que ganar significa aplastar o marginar a otros seres humanos. Eso que usted confunde con la competencia, como buen zar de los negocios.

¿Cuál es la próxima aventura, Sr. Presidente? ¿Asia? ¿África? ¿América Latina? ¿Los hielos antes eternos del Ártico y del Antártico? Porque de eso estamos seguros, Sr. Presidente. Habrá muchas otras nuevas aventuras y muchos más muertos. No, no, sus hijos no. Bueno, no creo. Los hijos de los otros, de esa gente que ni siquiera parece gente. Porque no se vaya a creer, como todos los políticos se creen, que usted va a hacer algo diferente.  La sangre no lo va a sacar de su puesto sino todo lo contrario. Sólo la próxima crisis económica pondrá en duda sus capacidades éticas y morales.

Mientras tanto, diviértase, porque, salve, Cesar, los que van a morir te saludan.

 

JM.

13 de abril de 2017