Un comando rescata a otro Freedom Fighter de Caracas

En Miami, la iglesia católica organizó vigilias y oraciones por la liberación del cubano Orlando Bosch. El gobierno venezolano le ofreció dos veces a la embajada de Estados Unidos su extradición, pero Washington rechazó la oferta. Bosch admitió ante los investigadores venezolanos que él había participado en el atentado contra el avión de Cubana 455, pero el gobierno trasladó su juicio a un tribunal militar y Bosch fue declarado inocente, excepto de falsificar documentos de identidad.

Bosch estuvo recluido en una celda sin ventanas en el antiguo edificio del cuartel de San Carlos. El monstruo, como era conocido por los otros reclusos, presumía de ocupar la misma celda que alguna vez ocupó el dictador Marcos Pérez Jiménez.[i] Allí se dedicó a pintar paisajes de Cuba, una afición artística que compartía con Posada Carriles. Las pinturas eran vendidas en Miami con cierto éxito, convirtiéndose en una fuente extra de ingresos.

El 30 de octubre, un miembro del Coru viajó a Madrid, donde detonó dos bombas para enviar un mensaje claro: el encarcelamiento de Orlando Bosch no significaba que el Coru se iba a quedar con los brazos cruzados. No, señor. El 6 de noviembre de 1976 explotó una bomba en las oficinas de Cubana de aviación y al día siguiente explotó otra en una librería con literatura de izquierda.

El tribunal militar absolvió a Posada Carriles, dictaminando que la mayoría de las pruebas en su contra estaban viciadas de nulidad porque habían sido reunidas fuera de Venezuela. Un año después del atentado contra Cubana, una corte civil de Venezuela dictaminó que la corte militar no tenía jurisdicción en el asunto.

Durante el proceso, en 1977, con la ayuda de la Disip, Posada Carriles sobornó a los guardias de la prisión de San Carlos y escapó junto con Freddie Lugo. Luego atravesaron media Caracas hasta la embajada de Chile.

Unos años después, Posada Carriles se fugó de la cárcel de San Juan de los Morros de Caracas, gracias a múltiples ayudas desde Miami. Alcanzó a aterrizar en Santiago de Chile, buscando la protección por su aporte en el asesinato de Letelier (participación que se acreditó tantas veces como las negó), pero el régimen de Pinochet estaba demasiado complicado con el FBI, por lo que decidió devolverlo a Venezuela. En Santiago, el dictador y el nuevo gobierno de Jimmy Carter mantenían una guerra fría de signo inverso que terminaría con la derrota del presidente estadounidense. El congreso más progresista de la historia de Estados Unidos y un presidente con ciertos atisbos de idealismo moral, habían puesto contra las cuerdas al gobierno chileno, acusado de participar en el atentado terrorista contra Letelier y a su asistente Ronni Moffitt.

Lugo y Posada Carriles fueron devueltos a las autoridades venezolanas, para sorpresa e indignación de los exiliados de Miami. Se trataba de un acto de traición imperdonable, sobre todo porque no había sido cometido por ellos mismos. Posada Carriles no le guardó rencor al dictador chileno.

―Pinochet fue el mejor, el más grande dictador que tuvo América latina ―le confesó Posada Carriles a la periodista cubana Ann Louise Bardach.[ii]

Debió esperar unos años más en prisión hasta que, finalmente pudo escapar de la cárcel vestido de sacerdote y con la ayuda de Jorge Mas Canosa, millonario empresario cubano y agente de la CIA, participante de la invasión fallida de Playa Girón, presidente de la Fundación Nacional Cubano Americana de Miami y fundador de TV Martí, ambas financiadas en parte por la NED y el gobierno de Estados Unidos. Posada Carriles era un viejo conocido de Mas Canosa. Los archivos de la CIA registran que en julio de 1965 Mas Canosa le había pagado 5.000 dólares para hacer explotar un barco en Veracruz, México, y cualquier otro país latinoamericano. Aunque un cubano de apellido Carballo se ofreció para hacer el trabajo por solo 3.000 dólares, no era el dinero lo que importaba sino el éxito de la operación, y Mas Canosa confió el atentado a otro camarada de la CIA, Luis Posada Carriles. El 28 de julio de 1965, compró 125 libras de Pentolite por solo 375 dólares. El 25 de junio, mientras tramitaba una visa para México con papeles falsos de Puerto Rico, Posada Carriles le había informado a Mas Canosa en Texas que ya tenía 100 libras de C4. Como era costumbre, la mayoría de estos planes de voladura de barcos, aviones, embajadas, hoteles y asesinato de presidentes, fracasó. Pero la notable ineficiencia de los freedom fighters, a pesar de los ilimitados recursos, no desalentó a los combatientes.

Una vez más, Jorge Mas Canosa lo rescató, facilitándole un avión privado para viajar a Costa Rica. El periplo se extendió a las dictaduras amigas de El Salvador y Honduras. Canosa y la CIA corrieron a cargo de los gastos, que más bien eran inversiones. En El Salvador, el ministerio del interior le otorgó documentación falsa a nombre de Franco Rodríguez Mena. Otro activo de la CIA que lo ayudó fue el cubano Otto Reich, encargado de supervisar a los empleados de la CIA y del Pentágono y de la propaganda contra el gobierno de Nicaragua, la que era plantada en los medios de prensa como si fuesen información objetiva, testimonios de las víctimas de aquel gobierno o escritos de los mismos combatientes de los Contras. Disponiendo de decenas de millones de dólares canalizados por la Agencia, el objetivo era, sobre todo, convencer a la población estadounidense del peligro del gobierno sandinista, ya que las encuestas indicaban que la gran mayoría de los estadounidenses se oponía a intervenir una vez más en Nicaragua.

―El Salvador está más cerca de Texas que Texas de Massachusetts ―dijo Ronald Reagan en una cadena de televisión, buscando la aprobación de los ciudadanos a las dictaduras amigas y el dinero del Congreso para los Contras, poco antes de que se destapase el escándalo de la venta ilegal de armas a Irán para complementar el dinero del narcotráfico en la lucha contra el socialismo en América Latina.

Gran parte de esta propaganda vendida como periodismo estaba a cargo de la Office of Public Diplomacy for Latin America and the Caribbean, fundada por el cubano Otto Reich, hasta que debió cerrarla en 1989 por malversación de fondos del Pentágono y por denuncias de noticias falsas. Reich, luego de ser embajador en Venezuela y lobista profesional, reaparecerá en la campaña de desestabilización en Venezuela y en el consiguiente golpe de Estado contra Hugo Chávez en 2002.

―Si no fuera por mis amigos, como Jorge Mas Canossa, yo todavía estaría preso ―le confesó Luis Posada Carriles a la periodista Ann Louis Bardach.[iii]

Según el marine estadounidense Eugene Hasenfus, en América Central, Posada Carriles se dedicó a planear otras formas de terror, desde explosiones de aviones comerciales hasta bombas en hoteles y lugares turísticos del Caribe o de cualquier país que pudiese tener alguna relación con Cuba o con Nicaragua. Sólo del empresario Mas Canosa recibió 200.000 dólares como adelanto de sus sabotajes.

―Los cubanos fuimos traicionados por los venezolanos también ―dijo Bosch en una entrevista, un año después―. Cuando los periodistas me preguntaron si yo tenía una identificación de la Disip, contundentemente dije que no… Pero un día voy a empezar a hablar.

Bosch hablará en muchas oportunidades. Él se movía libremente por Venezuela con una identificación de la Disip. El último atentado contra el vuelo de Cubana 455 sorprendió a muchos colaboradores del gobierno de Andrés Pérez, pero Bosch afirmó que tenía una reunión pendiente con él, agendada para el 10 de octubre. El incidente del avión cubano trastocó todo y la reunión se canceló.

―El presidente Andrés Pérez es un traidor a la democracia ―le dijo Bosch a Fleetwood, desde la cárcel de Carcas―, un traidor a los cubanos y también un traidor a la causa estadounidense. Algunos amigos me han dicho que los venezolanos me trajeron sólo para traicionarme. No lo sé. Puede ser… Voy a declararle la guerra al gobierno venezolano en nombre de la causa cubana. Y si quieren enviarme a juicio, tendrán que llamar a los jefes de la Disip, porque voy a hablar… ¿Has visto cómo las oficinas de la aerolínea venezolana ayer volaron por el aire en Puerto Rico? Mis cubanitos lo hicieron, aunque ninguno se va a atribuir el atentado.

Bosch tampoco lo hizo.

En 1982, en la inmunidad de Miami, poco antes de ser ajusticiado en un lujoso bar, El Mono Morales Navarrete confesará frente a las cámaras de televisión:

―Yo lo hice ―dijo, acomodándose en su asiento como forma de acentuar sus palabras. Yo junto con otros. Bosch no.[iv]

Bosch, decía Posada Carriles y todos quienes lo conocían, tenía una fijación con atribuirse todos los grandes atentados. Cuando negaba algo era porque la ley estaba detrás de él, pero, como Posada Carriles, lo hacía con la suficiente ambigüedad como para no matar el mito, como un guiño de guerra a sus camaradas y, sobre todo, a sus donantes, que él llamaba “los amigos de la causa cubana”.

Jorge Majfud. Capítulo del libro 1976. El exilio del terror


[i] Servicio de Información de Defensa (SID). Archivos del Terror de Uruguay. Archivo SID (Berrutti). Rollo 1100. p. 270.

[ii] Bardach, Ann Louise. Cuba Confidential: Love and Vengeance in Miami and Havana. United Kingdom, Knopf Doubleday Publishing Group, 2007, p. 190.

[iii] Idem, 190.

[iv] Rafael, Antonio. “Ricardo ‘El Mono’ Morales Navarrete” (1981) YouTube, 15 de octubre de 2016, http://www.youtube.com/watch?v=NiSBUn8csTw.

Jorge Majfud. Capítulo del libro «1976. El exilio del terror«

La Anti-Ilustración para el siglo XXI (I)

El Proyecto 2025

El Proyecto 2025, asociado a las promesas programáticas e ideológicas de Donald Trump en caso de ganar las elecciones de 2024, es una de las puntas del iceberg político y geopolítico actual de Occidente. Fue una invención de The Heritage Foundation, uno de los think tanks más poderosos del mundo, fundado en 1973 como reacción a la ola popular de la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos, de la descolonización en África y de los múltiples movimientos de liberación en América Latina, como la Teología de la Liberación, todos opuestos a la Guerra de Vietnam y a la cultura consumista, entre otras reivindicaciones existenciales.

La Fundación Heritage se define como un “business activist movement” (movimiento de activismo pro-negocios). Por negocios se entiende libertad, en el sentido literal que se entendía en el siglo XIX: la libertad de los amos a esclavizar al resto por el bien del resto. Luego del fiasco de la gira de Nixon por América del Sur en 1958, el presidente Eisenhower observó que, por alguna razón, en aquellos países donde Washington había sostenido dictaduras como la de Pérez Jiménez en Venezuela, la palabra capitalismo estaba asociada a imperialismo, por lo cual ordenó reemplazarla por “libertad de empresa”. Luego se simplificó el lema a una sola palabra, libertad, para hacerla más universal y efectiva. Había más rabajadores que empresarios y nadie podía oponerse a algo tan deseado como la libertad. A los años de rebeliones que la izquierda llamó liberación, la derecha identificó el problema como “un exceso de democracia”. Así lo definió el profesor y mogul de la derecha, Samuel P. Huntington en 1975. Huntington alertó en una conferencia que había una tendencia mundial hacia una extensión general de la democracia, con resultados catastróficos. La experiencia de Allende en Chile, declaró Huntington, fue “un exceso de democracia que condujo a un golpe de Estado que ha restaurado la estabilidad política”. No por casualidad los primeros think tanks aparecieron en Europa hace un siglo, para corregir los excesos de democracia y promover la agenda fascista que logró imponerse años después.

El Proyecto 2025 tiene varios objetivos declarados. Algunos son espadas de doble filo. (1) Expandir los poderes del presidente, sustituyendo leyes por decretos, órdenes ejecutivas e interpretación de leyes. (2) Darle al presidente más autonomía para administrar la economía y la política internacional. (3) Reducir las injustas políticas de protección ambiental contra la contaminación de los combustibles fósiles. (4) Recortar fondos para los planes públicos de salud, como Medicaid y Medicare. (5) Eliminar el Departamento de Educación. (6) Eliminar los programas en favor de la diversidad, lo que llaman Woke o “racismo anti-blanco”. (7) Erradicar a la izquierda de la educación, limitando la libertad de cátedra e imponiendo su comercialización a través de la privatización subsidiada por el gobierno.

Una acusación falsa, pero que nunca falla en la lógica del “menú político”, declara que este Proyecto también se propone (8) “luchar contra el antisemitismo de las universidades de Estados Unidos”. Más adelante, algo que la izquierda también apoyaría con gusto, y que se contradice con gran parte de las propuestas anteriores: (9) “luchar contra el Deep State”, es decir, contra los poderes oscuros y permanentes del gobierno de Estados Unidos. Como, por ejemplo, la CIA. Claro que la historia dice otra cosa: la CIA fue siempre (siempre) la mano invisible del mercado y del imperialismo capitalista. En fin, es parte del menú.

Otras de las prioridades del Proyecto es (10) promover “leyes más estrictas contra la inmigración ilegal”, lo cual es consistente no sólo con la preocupación del mito decimonónico del reemplazo racial y del “genocidio blanco” (mientras fueron inmigrantes anglosajones nunca hubo problema) y con la obsesión de políticos, teóricos y millonarios como Elon Musk por (11) promover la producción de hijos conservadores (básicamente, blancos), a través de cheques del gobierno (oops!) y (12) derechos especiales, como el de un padre a votar por cada hijo menor, mientras (13) se elimina el derecho post Guerra Civil a la ciudadanía por nacimiento (es decir, de padres inmigrantes). Para todo eso, es necesario (14) sustituir a la policía por militares combatientes, algo hasta ahora ilegal. (15) Proteccionismo económico, tarifas de importación y guerra comercial contra China―exactamente como ocurrió en los siglos anteriores cuando el Imperio Británico liquidó el libre mercado, primero con tarifas contra la importación de deseados productos asiáticos y luego con la fuerza de sus cañones libertarios contra la industria ajena.

Ahora, no por casualidad, billonarios como Elon Musk son la punta de lanza ideológica. Musk se ha dedicado a criminalizar a los inmigrantes pobres y mestizos del Sur en su poderosa red X. Como siempre, los pueblos están a la merced de la infancia de los poderosos. Como Milei en Argentina, Elon no se pudo liberar del pasado abusivo de su padre, Errol Musk, un millonario blanco en la Sud África del Apartheid, padre de muchos hijos, uno de los cuales fue con su hijastra. Otro convencido del poder del pene blanco. “Lo único para lo que estamos en la Tierra es para reproducirnos”, era su lema, algo que resuena en los pensamientos recientes de su hijo renegado Elon, quien también tuvo seis hijos con su primera esposa canadiense. Elon se había ido de Sud África en 1989 para evitar el servicio militar obligatorio, esas cosas de patriotas pobres. Luego de vender X.com, en 2004 compró la compañía Tesla. Siempre fue bueno vendiendo y comprando. Igual había hecho Jeff Bezos de Amazon, multimillonario y megalómano como él, quien también invirtió en la industria contaminante de los cuetes al espacio.

Ahora, para consumo del pueblo, el corazón ideológico de Proyecto 2025 es el (16) Nacionalismo cristiano. Su objetivo es (17) debilitar el gobierno federal erosionando la independencia de poderes y confirmar el poder de los Estados regionales, todo lo cual nos recuerda a un Neomedievalismo que lleva a la recuperación del poder de los señores feudales contra la limitación de los Estados centrales e, incluso, al esclavismo sureño en Estados Unidos, algo que ya explicamos en Moscas en la telaraña.

A este poder corporativo de los de arriba, los de abajo responderán básicamente de dos formas opuestas: un poder nacional y centralizado (neo-bolchevique) o gremios de base internacionales en contra de un poder centralizado, como en la Edad Media (neo-trotskismo, neo-anarquismo). Las actuales corporaciones de negocios son una herencia directa de las corporaciones colonialistas (companies) y de las asociaciones esclavistas durante la esclavitud de grilletes. De la misma forma que ahora la derecha triunfa en el poder concentrado (pero descentralizado) de los negocios y los lobbies, la izquierda resistirá a través de la militancia (re)organizada.

Cien días antes de las elecciones, el candidato Donald Trump les aseguró a sus “votantes cristianos” que las próximas elecciones eran de vital importancia y que luego “ya no necesitarían volver a votar”. Como lo propusimos meses antes en algunas conferencias y en un brevísimo libro, se cumple la fórmula P = d.t sobre el derrumbe de una democracia liberal hegemónica en una verticalidad fascista o bananera.

Jorge Majfud. Julio 2024.

No es seceto para los expertos en seguridad del ciberespacio. Estos libros, como las entrevistas y toda actividad que realizamos aquí, han sido «baneadas» (silenciadas, cencusradas) por los algoritmos de las mafias capitalistas. No nos importa. Siempre seguiremos publciando lo que al Poder más osucro le molesta. Una parte de todo eso está en los libros que mencionamos aquí abajo. Hagan como quieran. No se trata de una cuestión comercial, proque no vivimos de esto, sino de una razón profundamente moral. Nunca nos pudieron quitar la dignidad y no soportan esa derrota absoluta:

La dictadura de nuestras orgullosas democracias

Milei insta a Maduro a realizar elecciones libres en Venezuela” rezan los titulares del continente. Para redondear el efecto propagandístico, les ofreció refugio a los opositores, como si sus vidas corriesen peligro, como sí era el caso de sus admiradas dictaduras liberales, como la de Pinochet, admirada por sus admirados Milton Friedman y Friedrich von Hayek quien, en Chile, 1981, lo dejó más que claro: “Prefiero una dictadura liberal a una democracia que no respete el liberalismo”.

No voy a defender aquí la proscripción de políticos a las elecciones de ningún país, pero recordemos que la empresaria María Corina Machado, por su conocido historial golpista y entreguista, también hubiese sido proscrita de las elecciones en muchos países como en Estados Unidos. Vayamos más allá de la adoctrinación histórica y sistemática de los medios hegemónicos y del discurso cristalizado por siglos de tradición imperial (Entre los ideoléxicos secuestrados y de mayor efectividad están “libertad” y “adoctrinación” y que urge rescatar sin timideces).

Observemos que tampoco las elecciones son libres cuando las corporaciones compran políticos con miles de millones de dólares en donaciones, les escriben las leyes, llevan de vacaciones a los jueces de la Suprema Corte, dominan los medios creadores de realidades paralelas y son los primeros en contratar mercenarios tipo Team Jorge que manipulan a los electores al mejor postor―que, no por casualidad, suelen compartir la misma ideología de los grandes negocios, todo en nombre de “freedom, freedom” (“la libertad, carajo”) y contra la “adoctrinación de niños inocentes”.

La hipócrita invocación a “nosotros somos una democracia” ha servido desde el siglo XIX para que los imperios occidentales impongan su brutalidad genocida en las colonias a las que vampirizaban y exterminaban, con un récord de cientos de millones de muertos. Historia que continúa hoy con los niños esclavos en África y en gran parte de las naciones estratégicamente endeudadas, fanatizadas y adoctrinadas del Sur Global. El mismo argumento que usa el Estado de Israel y los cristianos sionistas para justificar las históricas violaciones a los derechos humanos de los palestinos desde hace un siglo. Les cuesta entender la confusión estratégica creada por la maquinaria propagandística imperial. Algo tan simple como el hecho de que yo pueda poner un maldito voto en mi país no me legitima para imponer mi voluntad a otros países, sean o no democracias liberales. Mucho menos a bombardearlos y masacrarlos en nombre de la democracia y la libertad.

Al menos en algo estoy de acuerdo con Vargas Llosa, quien aseguró que todas las dictaduras son malas. Claro, así, en abstracto. Pero no todas las dictaduras son iguales. No estoy de acuerdo en decir que la dictadura de Pinochet o de Castro fueron la misma cosa. Hay diferencias radicales y no se trata de “la prosperidad”, porque una fue creada y financiada por El imperio del momento; la otra fue acosada, invadida, bloqueada, demonizada, hambreada y saboteada por décadas con bombas, armas biológicas y atentados terroristas de todo tipo―ampliaré en mi próximo libro a publicarse este año, aunque me han dicho que no alcanzaré a verlo.

Las múltiples dictaduras del Sur desde el siglo XIX fueron dictaduras coloniales y bananeras, apoyadas por los imperios del Atlántico Norte. En América Latina, todas fueron hijas de Washington y sus jefes, las transnacionales. Como ya explicamos varias veces, la Revolución cubana no sólo fue una revolución independentista contra la dictadura pro-mafia y pro-Washington de Batista, sino también contra un historial de humillantes intervenciones, apropiaciones y privatizaciones de la isla. Como bien lo advirtió Ernesto Che Guevara, si permitían una democracia abierta iban a ser destruidos como lo fue la democracia de Árbenz en Guatemala, por lo que la solución era prevenir la manipulación de los medios por parte de los “campeones de la libertad”. El fiasco de Bahía Cochinos le dio la razón, invasión y bloqueo que derivó en la asociación con la Unión Soviética.

La misma historia del golpe de Estado contra Hugo Chávez en 2002, del cual participaron empresarios como Corina Machado y fueron apoyados por la prensa nacional e internacional, como el New York Times, razón por la cual Chávez fue contra estos lobbies y conglomerados cleptofascistas que evangelizan todos los días en nombre de la libertad, paradoja similar a los terroristas como los Contra o los del Batallón Atlácatl que eran definidos por Reagan como “freedom fighters”.

Como ya dijimos, las peores dictaduras racistas, genocidas e imperialistas fueron orgullosas democracias. ¿Estoy contra las democracias? Por el contrario, estoy a favor de la democratización de las democracias, en contra de ese discurso y ritual vacío creado por sus medios hegemónicos.

Hace pocos días, un carguero derrumbó el puente sobre la bahía de Baltimore matando a seis personas. A la prensa le tomó varios días decir que todos eran trabajadores que estaban reparando el puente durante la noche. Le costó más tiempo decir que eran de Guatemala, El Salvador, Honduras y México. Nunca mencionó que algunos de ellos eran indocumentados. Pero basta con que un solo indocumentado en algún lugar del país cometa un crimen para aparecer en todos los medios. Luego las masas repiten el evangelio según el capitalismo que criminaliza sus propios Desechos Humanos (los trabajadores), sobre todo los más pobres que ni pueden votar.

Ayer, una amiga venezolana había ido a un gimnasio y escuchó que dos hombres hacían músculos mientras miraban Fox News. Uno dijo:

―Los venezolanos que vienen están todos en la lista del FBI.

Obviamente, si ese fuese el caso, no iban a ser tan tontos de venir aquí. Excepto si, como fue por décadas el caso de la mafia cubana (Bosch, Posada Carriles, Ricardo Morales y cientos más) trabajaron para la CIA.

Otros explican que “los venezolanos vienen huyendo de la dictadura de Maduro”. No dicen que Washington promovió esa inmigración cortando la década de crecimiento económico y reducción de la pobreza de Hugo Chávez con sucesivos bloqueos comerciales, restricción de créditos que hicieron explotar la inflación y se cobraron la vida de decenas de miles durante la pandemia debido a la prohibición de Washington de permitirle a Venezuela el retiro de treinta toneladas de su propio oro de los bancos de Londres.

Similar historia de la ley “Pies secos, pies descalzos” que garantizaba que los cubanos no fuesen a tramitar visas legales al consulado estadounidense en La Habana, sino que arriesgaran sus vidas en el mar emigrando de forma ilegal, porque al llegar a Florida tenían residencia automática y Miami tenía propaganda segura.

Los socialistas tienen una doble vara”, remató el presidente argentino. “Si los dictadores son de ellos está todo bien”. Al presidente se le cayó su propia doble vara. Podría recordar la máxima de Jesús, aquello de la paja en el ojo ajeno, pero tal vez no la recuerda. Milei no se cansa de mencionar a Moisés (a pesar de que no era un liberal, sino un dictador que distribuyó a dedo tierra ajena, jamás en régimen de propiedad privada), pero no cita a Jesús porque es demasiado comunista para su gusto.

jorge majfud, marzo 2024

https://rebelion.org/la-dictadura-de-nuestras-orgullosas-democracias

https://www.lr21.com.uy/mundo/1474835-la-dictadura-de-nuestras-orgullosas-democracias-milei-maduro-por-jorge-majfud

Índice de La frontera salvaje: 200 años de fanatismo anglosajón en América latina

La frontera salvaje. 200 años de fanatismo anglosajón en América latina

«La frontera salvaje es un libro monumental». Frederico Füllgraf
«Simplemente, poderoso». Noam Chosmky
«La frontera salvaje es un libro escrito con coraje y deslumbrante lucidez. De lo mejor que he leído en mi vida«. Víctor Hugo Morales
«A los cincuenta años de la publicación de Para leer al Pato Donald, me alegra leer un libro como La frontera salvaje que explora detalladamente las formas menos sutiles en que Estados Unidos, durante doscientos años, ha buscado influir y torcer el destino de nuestra América Latina«. Ariel Dorfman

The book La frontera salvaje by Jorge Majfud explores the history of the expansion of the Thirteen Colonies over indigenous nations and Latin America, shedding light on the imperialism of the United States over the past two hundred years. The author delves into the deep-seated issues of racism, religious fanaticism, and economic interests that have shaped US interventionism in the region and beyond. By tracing the roots of these actions, the book not only explains the past but also predicts the future actions of the world’s most powerful economic and military force. Through a critical analysis of historical events and contemporary narratives, the book reveals the underlying logic behind US wars, expansionism, and interventionist practices. It serves as a powerful critique of US imperialism and sheds light on the ongoing impact of past actions on present and future global relations.

Índice

Justificación. 15

Introducción. 17

Por tierra

1820-1880

1822. El sueño americano. 45

1823. Carta de Alabama, Señor 48

1824. Con sus negros y otras propiedades. 49

1825. Los esclavistas se preocupan por la libertad de conciencia. 50

1826. Todos los hombres nacen iguales. 52

1826. ¿Dónde está el derecho, la ley y el orden?. 53

1826. La libertad de unos para esclavizar a otros. 55

1827. La esclavitud, una razón humanitaria. 56

1830. Pobres doncellas, blancas e indefensas. 57

1835. Nos atacaron primero. 58

1836. Al fin, libres del yugo mexicano. 60

1837. En realidad, fuimos atacados primero. 62

1837. Si no estás de acuerdo, vete a otro país. 65

1844. La esclavitud es la base de la paz y el progreso. 67

1844. Fundación del partido xenófobo No sé nada. 70

1844. Cambia el lenguaje y cambiarás el mundo. 71

1845. Conflicto de hombres, la misma historia. 74

1845. Que nuestra diplomacia fracase de la mejor forma posible. 75

1845. Siempre habrá patriotas dispuestos a repeler a los invadidos. 77

1845. Destino manifiesto. 79

1845. No es por avaricia sino por la felicidad de otras naciones. 80

1846. Por fin fuimos atacados. 83

1846. Dios nos ha dado esta tierra. 85

1846. La guerra política y la guerra cultural 88

1846. Los que llegan son criminales, son violadores. 92

1847. Nuestro país siempre tiene razón. 94

1847. El sueño de un revólver super potente. 96

1847. Pobres mexicanos, no quieren saber nada de la guerra. 97

1847. Como contra los indios, esta también es una guerra justa. 99

1848. Washington, descubrimos oro en California. 100

1848. ¿Por qué no tomar todo México?. 104

1848. El nuestro es el gobierno de la raza blanca y libre. 106

1852. El principio de la nueva política internacional 112

1853. Mil Murietas, un solo Zorro. 114

1854. Dios depositó nuestros recursos naturales en otros países. 117

1854. Fuimos ofendidos por un pescador 119

1855. William Walker se nombra presidente de Nicaragua. 121

1858. Quiero expandir la bendición de la esclavitud al mundo. 124

1861. Las excepciones justifican la regla. 125

1862. Cinco de mayo. 127

1862. La primera frontera continúa molestando. 129

1876. La invasión pacífica. 131

1877. El gobierno de las corporaciones y para las corporaciones. 135

1886. Los trabajadores son peligrosos para la libertad. 136

Por mar

1880-1950

1883. Quien domine los mares dominará el mundo. 139

1890. Una masacre con mucha consideración y justicia. 141

1891. Curso acelerado de racismo. 145

1893. La democracia, instrumento de dominio de la raza blanca. 148

1895. La prensa carroña es bautizada Amarilla. 151

1898. Nos atacan otra vez. Nunca olvidaremos al Maine. 153

1898. Los liberados no participan en los tratados de liberación. 158

1898. Los incapaces de gobierno no se dejan gobernar 162

1898. Militarismo y darwinismo de Dios. 164

1899. La pesada carga del Hombre blanco. 165

1899. Fuimos atacados, esta vez por negros pacíficos. 167

1899. Quema esas cartas. 169

1899. Las razas inferiores mueren más fácilmente. 170

1900. Dios nos ha elegido para regenerar el mundo. 171

1900. No más negros, please. 173

1900. Incapaces de entender la libertad anglosajona. 177

1901. El imperialismo es cosa de machos. 180

1901. La constitución no sigue a la bandera. 181

1902. La frontera con México desaparece. 184

1902. No, hasta que la raza mejore. 184

1903. Aunque no es lo que queremos, debemos intervenir 188

1903. Dadme los pobres (blancos) del mundo. 192

1909. Todo será nuestro porque nuestra raza es superior 194

1909. Elimina ese capitalista independiente. 195

1911. La revolución de Sam Banana. 197

1912. Los Angeles Mining Company. 201

1914. Sí, hemos sido ofendidos otra vez. 201

1914. Les voy a enseñar a elegir gobiernos decentes. 206

1915. El derecho al linchamiento. 207

1915. Rebeldes crucificados, héroes condecorados. 210

1916. Se suponía que estábamos luchando por la democracia. 213

1916. Hitler no tenía ideas radicales. 216

1921. Ensayo de bombardeo contra una raza inferior 219

1921. Corrupción latina. 221

1924. Make America Great Again. 223

1926. El rey blanco de los zombis negros. 224

1927. El primer bombardeo aéreo de la historia militar 227

1928. Otro Ejército Patriota and Company. 231

1931. Deportados de su propio país, otra vez. 232

1932. Otra matanza de radicales. 235

1933. El buen vecino del patio de atrás. 237

1933. Otro servidor se jubila en Miami 241

1933. La bandera sigue al dólar y los soldados siguen a la bandera. 243

1937. Cuando los de abajo se odian. 246

1942. Trabajadores, esos seres tan horribles. 248

1943. La vieja ofensa de vestirse diferente. 250

1945. Nuevos valores, los mismos intereses. 251

1945. Dios envía al embajador Braden a la Argentina. 255

1945. El color de los huesos. 259

1948. Sífilis y gonorrea gratis. 261

1948. No más ejércitos, no más dictaduras. 263

Por aire

1950-2020

1949. El diablo en los detalles. 267

1950. La homosexualidad es comunismo. 269

1953. La opinión pública es un producto de consumo. 271

1954. Quien no sabe engañar no sabe gobernar 281

1954. Nuestra principal arma no escupe balas sino palabras. 285

1956. El largo brazo de los generalísimos. 290

1957. Redistribución de la riqueza en Haití 291

1957. Bombardear ciudades no es un crimen. 293

1958. La democracia no les hace bien a los pueblos inmaduros. 295

1959. El agente de la CIA que admiraba al Che Guevara. 302

1959. Fidel Castro visita la Casa Blanca. 303

1959. El camarada yanqui 306

1959. La integración racial es comunismo. 307

1960. El sueño de controlar la mente (ajena) 310

1960. Peter Pan: otro rumor casi perfecto. 315

1960. Terroristas amigos. 317

1961. Cuba no será otra Guatemala. 322

1963. A presidente arrepentido, presidente depuesto. 326

1962. La verdadera función de los ejércitos latinoamericanos. 330

1963. Las inversiones continúan dando resultados. 339

1964. Negros, indios y pobres no deben portar armas. 341

1964. Num país tropical 345

1964. Si el golpe blando funciona, mucho mejor 351

1964. OEA, todos para uno y uno para todos. 354

1965. El marine rebelde. 357

1965. Cambio de estrategia. 358

1965. La academia infiltrada. 362

1966. Mentes cortas, bastones largos. 366

1967. Apunta bien; solo vas a matar un hombre. 373

1968. Pero no podrás matar el mito. 375

1969. No se permiten rubios aquí 377

1970. Nixon decide que los chilenos votaron mal 378

1971. El peligro de una Asamblea popular en Bolivia. 385

1971. 638 intentos de asesinar a un desalineado. 388

1971. Vas a encontrar más comunistas en Texas. 389

1972. Machetes y motosierras por la libertad. 396

1973. Papá, ¿por qué los grandes medios son de derecha?. 399

1973. Si no es por las buenas, será por las malas. 403

1973. Los yanquis también desaparecen. 409

1975. La ideología sin ideología. 412

1976: Escritores, libros, editoriales, reseñas mercenarias. 417

1976. Los cubanos de Miami llevan el plan Cóndor a Washington. 424

1976. Un par de borrachos charlatanes. 427

1977. Dios está ocupado con otros asuntos. 429

1977. Los Derechos Humanos descubren a Jimmy Carter 434

1977. Bulbocapnina, pentathol, desoxyn y la libertad. 438

1979. Mentir es nuestra profesión. 440

1980. Los arios de Bolivia. 442

1980. Ecuador es integrado al terrorismo del Plan Condor 445

1981. El enemigo es numeroso y está armado con niños y mujeres. 447

1982. Si no puedes pescar el pez, seca el mar 451

1983. El heroico Día D en Granada. 459

1985. Contras, el equivalente moral de los Padres fundadores. 463

1985. ¿Qué hace uno con un perro rabioso?. 468

1986. No son comunistas, pero son negros. 471

1987. Las maras vienen del norte. 475

1989. El Caracazo, otra masacre irrelevante. 478

1989. La guerra contra las drogas. 482

1989. Señor Noriega, está usted despedido. 486

1989. Se tomaron demasiado en serio eso de Jesús. 490

1990. Las elecciones son legítimas cuando ganamos nosotros. 492

1992. ¿Noriega? No lo conozco. 494

1994. NAFTA y el Efecto Tequila. 496

1995. Castra más mujeres pobres y reducirás la pobreza. 501

1996. Pies secos, pies mojados. 503

1998. Matar es una obligación para cualquier cristiano. 508

1998. Los ganadores se sienten inseguros. 512

2002. La mitad de las riquezas del país están en esta sala. 515

2002. El golpe de un respetado hombre de negocios. 517

2004. Again, los negros no saben gobernarse. 523

2007. Terroristas por la libertad. 531

2007. Chiquita bananas, grandota injusticia. 533

2007. Un debate para la arqueología política. 537

2009. En Cuba se tortura y se violan los Derechos Humanos. 541

2009. Señor presidente ¿por qué no obedece usted las órdenes?. 544

2010. Nuestras leyes no te protegen de nosotros. 551

2010. Washington se preocupa por los indígenas. 554

2011. Fútbol rebelde. 556

2014. Dejen que los niños vengan a mí 557

2015. El imperialismo y la opresión nunca existieron. 565

2016. La creatividad de los golpistas. 566

2017. Narcoestado, el de los otros. 570

2018. Corruptos contra la corrupción. 578

2018. Los pobres nos quieren invadir de nuevo. 581

2019. Otra fortaleza sitiada. 584

2019. Nicaragua, otro desalineado. 595

2019. Nosotros mentimos, engañamos y robamos. 599

2019. Invasores de esos países de mierda. 601

2020. Nota final: No son servicios de espionaje, son gobiernos paralelos. 617

2019. Fuera indios de Bolivia. 606

Fuentes. 621

Índice temático. 629

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El peligro eran los votos, no las balas

El peligro eran los votos, no las balas

En 1957 Howard Hunt fue asignado a Montevideo. Hunt era uno de los cerebros de la​​ CIA en la campaña de propaganda que culminó con el derrocamiento de Jacobo Árbenz en Guatemala tres años antes. Poco después, el mismo Árbenz llegó con su familia y alquiló una casa a pocas cuadras de la residencia de Hunt. Ambos coincidieron en una reunión social pero Hunt, copa en mano, no le reveló la verdad a su víctima, a quien en 2007 todavía llamaba “dictador”. 

El nuevo embajador de Estados Unidos, John Woodward, le había dicho que esperaba que no hiciera en Uruguay lo que había hecho en Guatemala. Hunt, seguro de su impune independencia, le informó que su único objetivo era que los comunistas no llegasen al gobierno en Uruguay, a lo que el embajador Woodward respondió: “vas a encontrar más comunistas en Texas que en todo el Uruguay”.

Según Hunt y el embajador anterior, el presidente conservador Luis Batlle era antiamericano; el hecho de que Uruguay fuese uno de los tres países de América Latina que tenían una embajada de la Unión Soviética era suficiente prueba. Por esta razón, Hunt había reclutado a Benito Nardone, un periodista aficionado y político mediocre, sin preparación pero con una gran audiencia rural gracias a su programa de CX4 Radio Rural. Contra todos los pronósticos, Nardone ganó las elecciones presidenciales de 1958.

En los años sesenta, las protestas sociales se habían incrementado al igual que las acciones secretas de Washington. Los cargos más importantes de la policía habían sido reemplazados por individuos entrenados por la CIA, según sus propios agentes, y la tortura en las comisarías se había convertido en práctica conocida. En Argentina y en el resto del continente, las guerrillas sesentistas se fundaron más de una década después que Washington decidiera inocular los ejércitos del sur. En Uruguay, entre 1963 y 1965 se fundó el grupo guerrillero Tupamaros, lo que le dio una excelente excusa a las fuerzas de represión en un contexto de fuerte decadencia económica y social. Aunque los tupamaros de indígenas solo tenían el nombre, un análisis secreto del Departamento de Estado sobre las actividades subversivas fechado el 31 de diciembre de 1976 afirmaba que “el terrorismo en América Latina tiene raíces indígenas”.

Pero el mayor temor de Washington y de la oligarquía criolla no eran los tupamaros sino el Frente Amplio. No eran las balas, sino los votos que herían mil veces más los intereses de las transnacionales y de las elites criollas. El 27 de agosto de 1971, la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires le envió un telegrama secreto al Departamento de Estado detallando la preocupación del gobierno militar de Alejandro Lanusse sobre las elecciones en Uruguay. La embajada preveía que el gobierno argentino, con o sin la ayuda de Brasil, intervendría en Uruguay de forma secreta para evitar un triunfo del Frente Amplio en las elecciones “a través de un autogolpe comandado por el presidente Jorge Pacheco Areco”. En marzo de 1970, Pacheco Areco se había reunido con el dictador argentino Juan Carlos Onganía, y en febrero del año siguiente con su sucesor, el general Levingston. Poco después, Argentina le envió equipos especializados en interrogatorios. En diciembre de 1970 y en julio de 1971, hubo contactos entre las cúpulas de Argentina y Brasil. Los agregados militares de Brasil informaron a sus pares de Estados Unidos (USMILAT) que desde mucho antes, durante las pasadas dictaduras de Onganía y Artur da Costa e Silva, existía un acuerdo para intervenir en Uruguay cuando ellos lo considerasen necesario. 

Sin embargo, el mismo Lanusse enfrentaba una fuerte oposición popular en Argentina y la opción de una intervención directa fue sustituida por el apoyo al presidente Pacheco Areco para un autogolpe que impidiese la toma de poder por parte del Frente Amplio en caso de una votación favorable a la izquierda, como había ocurrido en Chile un año atrás y para lo cual Washington ya había resuelto un nuevo golpe de Estado. Señalando fuentes directas vinculadas a los altos mandos, la Embajada de Estados Unidos reportó: “este plan ya se encuentra en marcha”. Más adelante: “los recientes eventos en Bolivia, en los cuales el gobierno de Argentina estuvo involucrado, han alentado a sus militares a repetir la misma solución” (Se refiere al golpe de Estado del general ultraconservador Hugo Banzer contra el general progresista J.J.Torres) “La embajada espera que el gobierno de Argentina haga lo necesario para apoyar militar y económicamente al gobierno de Uruguay contra la amenaza de un posible triunfo del Frente Amplio”.

El 27 de noviembre de 1971, el secretario ejecutivo del Departamento de Estado, Theodore Eliot, informó que Washington estaba preocupado por la posibilidad de que el nuevo partido de izquierda de Uruguay pudiese ganar la intendencia de Montevideo. Echando recurso a una estrategia más indirecta que la usada en Chile, intervino en el proceso electoral propagando información conveniente, plantando editoriales e inoculando las fuerzas de represión locales. 

En un memorándum dirigido a Henry Kissinger, Theodore Eliot informó sobre las buenas posibilidades que tenía su candidato, Pedro Bordaberry, aunque también advirtió que en Uruguay “el fenómeno de los Tupamaros es básicamente una revolución de la clase media en contra de un sistema que no ofrece oportunidades de participación”. 

Para las elecciones de 1971, Washington y Brasilia ya se habían encargado de que el Frente Amplio obtenga una mala votación y que el Partido Blanco (el partido de Nardone, ahora posicionado a la izquierda con su candidato nacionalista Wilson Ferreira Aldunate) pierda las elecciones. Luego de meses de recuento de votos y de denuncias de fraude, Bordaberry resultará vencedor y entregará el país a la dictadura militar dos meses antes del golpe en Chile. Este mismo año, en la Casa Blanca, Richard Nixon, Henry Kissinger, Vernon Walters y otros funcionarios le agradecieron personalmente al dictador brasileño Emílio Garrastazu Médici por la manipulación de las elecciones en Uruguay, como antes habían colaborado con Chile.

En Argentina, la decepción de los peronistas por el nuevo peronismo de derecha y la experiencia subversiva creada por la dictadura de Onganía en los 60 habían formado el cóctel perfecto para el caos y, sobre todo, para una nueva excusa de las fuerzas de represión. ¿Qué mejor que el desorden para los profesionales del orden? Pocos meses antes de las elecciones de 1976, los militares decidieron dar un nuevo golpe de Estado y evitar el triunfo del ala izquierda del peronismo, reagrupada detrás de Héctor Cámpora, candidato que se preveía como vencedor. 

En Uruguay, el golpe de Estado de 1973 tampoco tuvo como objetivo derrotar a los tupamaros que ya habían sido derrotados. Había que eliminar la amenaza de una opción popular por la fuerza de los votos. En Chile, el golpe de Estado no fue posible antes del triunfo de Allende, sino después. Esta fue la diferencia. 

Años después, las elites en el poder político y social no se cansarán de repetir que, de no haber sido por los grupos rebeldes de izquierda como los Tupamaros, las dictaduras militares nunca hubiesen existido. Esta fabricación se convertirá en un dogma. Como los traumas de las dictaduras, sobrevivirá en las generaciones por venir. 

JM, setiembre 2020

https://www.huffingtonpost.es/entry/el-peligro-eran-los-votos-no-las-balas_es_5f863bc9c5b6c4bb5470beb2

​El milagro chileno

Hace un par de semanas tuve la mala idea de contestar algunos argumentos de un señor que decía vivir en Estados Unidos porque este es un país libre. Curiosamente, o no, defendía la dictadura de Pinochet como la única forma de salvar a su país del comunismo. Una dictadura que rescató a Chile de la debacle económica en la que lo había hundido Salvador Allende, y que reorganizó el país y su economía para el modelo exitoso del que goza el país hoy en día, a pesar de algunos brotes socialistas que nunca mueren.

Está de más decir que este tipo de argumentos prefabricados ha sido por lo menos exitoso: se atribuye al equipo económico de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) el mérito de una sociedad y de una economía desarrollada en América Latina. La idea de que una dictadura que destruyó un gobierno democrático, persiguió, torturó y asesinó a miles de ciudadanos para proteger a un país de una posible dictadura sería irrisorio sino fuese criminal.

Por otro lado, el supuesto mé​rito económico de la dictadura (o “dictablanda” como le gustaba definirla el mismo dictador) también es muy cuestionable.

Más abajo he diseñado un gráfico de la evolución del PIB chileno desde 1960 hasta 2010. De estos números se desprenden algunas observaciones: GDP Chile - Cuba 2 copy

1)                  Contrariamente a lo que se suele repetir, el breve gobierno de Salvador Allende no significó ninguna catástrofe económica, pese al complot (económico, diplomático y militar) del gobierno norteamericano de la época, ampliamente documentado. Por el contrario, se observa un incremento del PIB.

2)                  Durante el período del “milagro económico” y de la estabilidad financiera de la dictadura chilena se observan varios altibajos más o menos dramáticos. Si comparamos el desarrollo del PIB de Cuba en el mismo periodo, lejos de ser considerado un ejemplo de éxito económico, vemos que en ambos países el crecimiento fue muy similar. De hecho en 1973, el PIB de Cuba era 9.9876 ​mil millones​ y el de Chile 16.3875​ mil millones​. En 1990, el de Cuba era de  28.6451​mil millones​ y el de Chile 31.5589 ​mil millones​. Es decir que en el gobierno socialista de Allende, la economía cubana era el 61 % de la chilena, mientras que al finalizar el gobierno de AugustoPinochet, la de Cuba era el 91% de la de Chile. En términos globales, la economía cubana creció más que la chilena durante el “milagro chileno” de los Chicago Boys. Obviamente que los factores son múltiples (ayuda soviética y bloqueo estadounidense a Cuba, etc.) Pero los números chilenos no muestran nada impresionante en ningún caso.

3)                  El gran despegue de la economía chilena (al menos en términos de Producto Bruto Interno) se observa precisamente en el periodo pos dictatorial hasta el presente. La mayor parte de este periodo de 25 años (1990-2015) estuvo presidido por gobiernos de centroizquierda. En dos oportunidades, por gobiernos socialistas, con todos los matices que tiene ese término a lo largo de la historia, como también es el caso de los diferentes capitalismos que existieron y existen hoy en día. Más allá de una discusión ideoléxica  (semántica e ideológica), lo que parece claro es que adjudicarle a la dictadura chilena de los 70s y 80s el mérito del presente chileno es por lo menos cuestionable. Un argumento común es que sin Pinochet Chile se hubiese convertido en otra Cuba. Bueno, también se podría decir que sin Pinochet Chile se podría haber convertido en Suecia o en Singapur y si mi abuelita tuviese cuatro ruedas sería un carrito.

Pero cuando se analiza la historia, antes que estas especulaciones complacientes para determinados grupos hay que analizar lo que de hecho ocurrió: (a) una dictadura que destruyó una democracia estratégicamente acosada y acusada de comunismo por la ingeniería publicitaria, como antes había ocurrido con el gobierno de Guatemala en 1954 gracias a otra conspiración (en aquel caso de la United Fruit Company, gracias a la cual ese país, como tantos otros, pagaron con generaciones de dictaduras y cientos de miles de muertos, pero gracias a Dios se salvaron del horror del socialismo que nunca fue); (b) el desempeño bastante mediocre en economía, tan mediocre como el cubano, aunque bastante mejor que otras dictaduras militares de la época, y (c) el mérito evidente de la generación posterior que, por alguna razón, no se identifica con la rabiosa oligarquía chilena que ante las fotos de los desaparecidos respondían con carteles: “por suerte ya no están”.

Porque para la mentalidad colonial, los países tienen dueños; cuando los disidentes expresan desacuerdo, amablemente son invitados a abandonar el país, en el mejor de los casos. Lo cual ha funcionado desde siempre, sean fascismos de izquierda o de derecha, supuestas democracias o dictaduras tradicionales. No pocas veces he escuchado la recomendación (sobre todo de latinoamericanos que dicen huir de dictaduras latinoamericanas) de que si alguien critica las acciones del gobierno estadounidense debería irse de Estados Unidos. Vienen escapando de dictaduras y traen toda esa mentalidad dictatorial mientras repiten sin pudor palabras como libertad y democracia. Lo cual significa que, si fuese por ellos, al menos sesenta o ciento veinte millones de norteamericanos deberían abandonar su propio país por no ser “americanos auténticos”. No pocas veces he escuchado más de lo mismo desde Cuba, por citar un ejemplo igual y contrario: “este país es nuestro; el que no está de acuerdo, que se vaya a Miami”.

Para terminar la discusión con Augustito (que más bien fue un monólogo de su parte) tuve que darle la razón. Se me hacía tarde. Le recomendé una película muy impactante, Missing (1982) con la actuación insuperable de Jack Lemmon sobre el caso de un periodista de Nueva York, desaparecido en Chile pocos días después de aquel glorioso once de setiembre. Se quedó satisfecho. Dijo que la iba a comprar en Amazon. Probablemente a esta altura ya la haya visto. Seguramente me estará puteando y llamando comunista. No soy comunista, pero considero que esta acusación ya no es mortal como solía serlo en América Latina. Mucho menos aquí, en Estados Unidos, cuyo presidente, como todos saben, es comunista y musulmán.

Jorge Majfud

Jacksonville University

https://www.youtube.com/watch?v=63qmND1K_Gw

La venganza y la justicia

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La venganza y la justicia

Pocas cosas hay más estimulantes que las preguntas. Siempre les digo a mis estudiantes que cuando no tengan preguntas pueden considerar que están intelectualmente muertos. Con cierta frecuencia recibo colecciones de preguntas de otros estudiantes, casi todos, vaya a saber por qué, de universidades de Europa. Hoy, por ejemplo, me dispuse a contestar una larga lista de una estudiante de una conocida universidad de Francia, que está haciendo un posgrado en literatura y su trabajo final consiste en un análisis de La reina de América.

Cada vez que respondo este tipo de preguntas y comentarios, viejos fantasmas de la dictadura de mi país resurgen y, como si los lectores más lejanos fuesen mis mejores psicoanalistas, sin querer me revelan o me proveen de indicios sobre esas verdades que gritan en códigos de sueños pero que ni el mismo autor es capaz de comprender plenamente cuando se deja llevar por las emociones de una historia, por las pasiones de sus personajes. Al menos no de forma racional.

En La reina de América abunda la crueldad, es decir, la violencia moral. He dicho muchas veces que me parece que hay pocas violencias más terribles como la violencia moral, porque uno puede recuperarse de un golpe en la cara pero difícilmente pueda recuperarse de un golpe moral. Las dictaduras uruguaya y argentina fueron especialmente especialistas en este tipo de violencia que abunda en esa novela y en algunas otras, no por casualidad. Muchos presos políticos y muchos policías y militares de aquella época me confesaron historias de una innecesaria y cruel creatividad. Por alguna razón, no difícil de analizar, muchas de ellas tienen alguna relación con el sexo. Algunas, ya las he mencionado en novelas y artículos y este no es el momento de volver a ellas.

Pero no sólo las dictaduras practicaron la crueldad. Las post dictaduras ejercitaron este tipo de violencia moral de formas diferentes, si no por abuso de poder, por carecer de él. El miedo tiene la universal facultad de destrozar individuos y sociedades por igual. La impunidad fue una de esas formas y, quizás, por esta razón, varios personajes de la novela mencionada optaron por diferentes formas de venganza.

Por supuesto que yo, como autor, soy incapaz de matar un gato ahogado en una fuente, pero mis personajes han ejercido esta locura de forma reiterada. Una de las protagonistas y la narradora principal de La reina de América, Consuelo, la hija de la inmigrante prostituta, no sólo ahoga un gato en una fuente sino que venga su propia violación con la violación de su violador, haciendo uso de una especie de sicario que sodomiza a su violador en un galpón de la Aguada, ante su propia presencia, tiempo después de haber heredado las propiedades de su tío. El dinero la inviste del poder necesario para ejercitar, por su parte, más violencia moral. Pero también uno de los protagonistas, que debe presenciar las fotografías de su amada siendo abusada por los militares que lo investigan, termina haciendo justicia por cuenta propia en un parque de Buenos Aires.

Una obra de ficción es un testimonio de un momento histórico, como un sueño revela una insatisfacción real. En este caso, creo, es el producto de una injusticia largamente institucionalizada en el Cono Sur, aunque con algunas enmiendas. La ficción es, como los sueños, la realización de actos que nuestra moral condena en su conciencia; es la revelación de frustraciones individuales y colectivas, como bien lo articulara Ernesto Sábato décadas atrás.

Ahora, por otro lado, en un plano más racional y analítico, también podemos enfocar un momento nuestra atención en las trágicas diferencias entre justicia y venganza.

Es políticamente correcto pedir justicia y condenar la venganza. Al menos en el discurso público, todos se cuidan de rechazar cualquier proximidad con esta práctica y deseo que todos condenamos a la luz del día. Sin embargo, creo que en lo más profundo, aunque son practicas distintas, no son dos categorías ontológicas ni morales tan diferentes. Porque la justicia es una venganza institucionalizada, y la venganza una justicia personalizada.

Claro que la primera es superior, ya que su propósito es conducir a una sociedad por un camino conveniente y justo, mientras que la segunda pone el énfasis en las emociones personales, que con frecuencia pueden producir injusticias. El problema es que cuando una sociedad falla grave y sistemáticamente garantizando la justicia más básica, como ocurrió en Uruguay con leyes que dieron inmunidad a los violadores de los Derechos Humanos, los sentimientos que afloran pueden estar my relacionados con los deseos de venganza. Como ocurre en La reina de América, el contexto social no garantiza esa justicia básica, razón por la cual los personajes con frecuencia recurren a la venganza.

En lo personal no estoy a favor de la venganza. No porque la considere de una categoría radicalmente diferente a la justicia, sino porque la considero peligrosa como práctica social e individual. Pero la ficción es un sueño colectivo, y por lo tanto es la expresión de frustraciones (colectivas y personales) con soluciones o desenlaces semejantes a los sueños, donde en ocasiones cometemos actos repudiables y en ocasiones realizamos deseos frustrados.

La justicia tiene la función de evitar agresiones y el quebrantamiento de la regla de oro (“no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti”); pero la venganza también. Al fin y al cabo, la justicia es, aparte de un sentimiento antiguo muy relacionado con la venganza, una institución socialmente sofisticada, con reglas y leyes impersonales que exigen la sumisión de las pasiones. Pero cuando la justicia falla como institución y como práctica del poder, los individuos vuelven su mirada a su antepasado más primitivo, la venganza, precisamente, en búsqueda de esa justicia que no llega. Si en nuestro mundo contemporáneo las víctimas normalmente se contienen, es debido a un entrenamiento psicológico y moral que han recibido de una educación, de una cultura civilizada y, frecuentemente, por la esperanza de que el viejo refrán sea cierto: “la justicia tarda pero llega”.

Este refrán, probablemente, es, como muchos, aleccionador, moralizante. Es decir, es una moraleja, tipo medieval, que pretende prevenir determinadas conductas indeseables. No es necesariamente la verdad porque, en el fondo, toda justicia que tarda no llega. Bastaría con considerar la excarcelación de un inocente al final de su vida que es compensado con una suma abultada de dinero. ¿Qué tiene eso de justicia? El único refrán verdadero en este caso es “peor es nada”, pero nunca “la justicia tarda pero llega”, porque “justicia que tarda” es, en sí mismo, un oxímoron cuando se aplica a seres mortales. La justicia sólo es justicia cuando se realiza a tiempo. Lo cual, casi nunca es materialmente posible, pero al menos en un Estado de Derecho se compensa con la inmediata protección de la víctima, con su reparación moral, que incluye el castigo al victimario, y con el ejemplo social.

En un Estado donde no reina el derecho, a la víctima le queda otra forma de justicia que todos condenamos por conveniencia propia. Por ello, rara vez, sino nunca, la víctima procede como procedería la justicia si el derecho y el poder estuviesen distribuidos entre todos por igual.

Jorge Majfud

Jacksonville University, marzo 2012.

majfud.org

Milenio , B (Mexico)

La Republica (Uruguay)

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cine pilitico

Tecnología de la barbarie

Panamá América

Milenio (Mexico)

—Hoy capamos a éste —dijo uno—. Mañana te toca a vos.

Al día siguiente Caíto tenía la ingle monstruosamente hinchada. Había pasado toda la noche tratando de esconderse los testículos.

Tecnología de la barbarie

El tío Caíto tenía treinta y pocos años cuando lo agarraron en 1972. Dicen que había colaborado con unos tupamaros que andaban prófugos en el campo donde trabajaba.

De él recuerdo su incipiente calvicie y su gran bigote. Todavía tartamudeaba cuando se ponía nervioso.

Si viviera seguramente andaríamos medio peleados, tal vez por alguna discusión política. ¿Por qué te metiste en eso? ¿Cómo no te diste cuenta que también los rusos tenían su dictadura, sus propios crímenes, sus propias injusticias, su propia mierda?

Claro, qué fácil pensarlo ahora. Qué fácil es solucionar el pasado. Si al menos viésemos por donde caminamos con la misma claridad que podemos ver hacia atrás, donde ya nada podemos hacer. Pero es una condición humana: vamos aprendiendo a medida que dejamos de necesitarlo. Aprendemos a criar a un hijo cuando ese hijo ya ha crecido o comprendemos realmente a un padre cuando ya es un anciano o ya no está entre nosotros.

Al tío Caíto lo agarraron en un campo de Tacuarembó, Uruguay, y lo arrastraron con un caballo como si su cuerpo fuese un arado. Probaron ahogarlo varias veces en un arrollo. No pudo confesar nada porque sabía menos que los militares que querían saber algo, además de divertirse, porque los días eran largos y los sueldos eran magros.

Tal vez Caíto inventó algún nombre o algún lugar o alguna cifra que lo aliviara por un momento.

En la cárcel tuvo que pasar varias. Un día de visita le confesó a su madre que se había vuelto tupamaro allí adentro. Al menos desde entonces la dictadura militar tuvo una razón seria para retenerlo.

La justicia militar habrá tenido otras razones para usar la diversión y el placer por el sufrimiento ajeno, como los respetables espectadores sienten placer con la tortura de un animal en una corrida de toros.

Los militares de entonces eran muy ingeniosos cuando estaban aburridos. Algunas veces he propuesto la creación de un Museo de la Guerra Sucia, como monumento a la condición humana. Pero siempre me han contestado que eso sería algo inconveniente, algo que no ayudaría al entendimiento entre todos los uruguayos. Tal vez por eso hay muchos museos sobre los indios charrúas donde se acumulan vasijas y flechitas de aquellos simpáticos salvajes, pero ninguno sobre el holocausto charrúa realizado por algunos héroes que todavía cabalgan como fantasmas multiplicados en sus caballos de bronce por las calles de varias ciudades. Estoy seguro que el material de dicho museo sería muy diverso, con tantos documentos desclasificados aquí y allá (esas estériles confesiones psicoanalíticas que las democracias hacen cada treinta años para aliviar sus conflictos existenciales), con tantos juguetes sexuales y otras curiosidades tan didácticas para académicos y escolares.

Por ejemplo. Un día los militares castigaron a un preso y simularon que lo habían castrado. Luego pasaron por donde estaba Caíto y le mostraron un riñón, un recipiente usado en cirugías, lleno de sangre.

—Hoy capamos a éste —dijo uno—. Mañana te toca a vos.

Al día siguiente Caíto tenía la ingle monstruosamente hinchada. Había pasado toda la noche tratando de esconderse los testículos.

Supe de esta historia por algunos que habían estado con él. Entonces recordé y comprendí por qué mi abuela Joaquina le decía a alguien, en secreto, que a su hijo no le habían podido encontrar los testículos. De chico yo imaginaba que el tío tenía un defecto congénito y por eso nunca había tenido hijos.

A Marta, su mujer, le dijeron algo parecido:

—Hoy lo capamos a él. Mañana lo fusilamos.

Por supuesto, los soldados de la patria no hicieron ni una cosa ni la otra. No llegaron a semejante extremo porque en Uruguay los desaparecidos no eran tan comunes como en Argentina o en Chile. Los uruguayos siempre fuimos más moderados, más civilizados. Más sutiles. Siempre nos sentimos tan pequeños entre Brasil y Argentina y siempre tan aliviados y tan orgullosos de no llegar a las barbaridades de nuestros hermanastros. Al fin y al cabo, si de eso no se habla, eso no existe, como en La Casa de Bernarda Alba: “silencio, silencio, silencio he dicho…”

Por esos días mi hermano y yo andábamos en la casa de campo. Yo tenía tres años y mi hermano casi el doble. Jugábamos en el patio, al lado de las ruedas de una carreta, cuando sentimos un ruido muy fuerte. Recuerdo el patio, la carreta, el árbol y casi todo lo demás. Salimos corriendo y llegamos primero que todos al cuarto de la tía Marta. La tía estaba boca arriba sobre la cama, con un agujero en el pecho.

Enseguida alguien mayor nos arrastró afuera para evitar lo inevitable.

Se supone que debíamos traumarnos, convertirnos en delincuentes o algo por el estilo.

De lo primero no sé, pero doy fe que lo más fuera de la ley que he hecho en mi vida fue cuando tenía cinco años. Subí a la torre de control de una cárcel y toqué las alarmas. Luego del revuelo de agentes de seguridad que corrían a mis pies, me bajaron colgando de un brazo. También de niño pasé mensajes clandestinos en la cárcel más segura del país, dada mi memoria de entonces que mis amigos de la universidad elogiarían más tarde.

Caíto murió poco después de salir en libertad. Que es una forma de hablar. Estaba preso en la mayor cárcel de presos políticos en un pueblo llamado Libertad. Digamos, para ser más exactos, que murió en medio del campo, poco después de salir de la cárcel, a los 39 años. Tal vez de un ataque al corazón, como dijo el médico, o por un golpe en la cabeza, como le pareció a su madre, o por las dos cosas. O por todas las demás cosas.

Si hoy viviese, nos andaríamos peleando por razones políticas. Yo, echándole en cara sus errores. Él llamándome “pequeño burgués” o algo merecidamente por el estilo. O tal vez me equivoco y segaríamos siendo tan buenos amigos como éramos hasta que se murió.

Porque en el fondo lo que más importan no son las razones políticas. El sadismo que ejercitaron con él no tiene ideología, aunque eventualmente puede servir a las dictaduras de izquierdas o de derecha, a las democracias del Norte o a las del Sur.

Los caítos y las martas del Uruguay no importan demasiado. No fueron desaparecidos y murieron por causas naturales o se suicidaron. Por otro lado, aquellos soldados con sentido del humor que jugaban a castrar presos hoy en día deben ser unos pobres viejitos que cuidan que sus nietos no vean escenas violentas en la televisión, mientras les explican que la violencia y la falta de moral de la sociedad hoy en día se debe a que se han perdido los valores fundamentales de la familia.

Jorge Majfud

Agosto 2010.

The Technology of Barbarism

https://www.albany.edu/offcourse/issue44/majfud_tecnologia.html 

https://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-223137-2013-06-27.html