Serviles bufones del rey

Trump intenta acostumbrar a los estadounidenses y al mundo a la idea de una intervención en Venezuela que costaría una guerra civil y un baño de sangre sumado al ya largo crimen de la guerra comercial, financiera y mediática.

Mientras tanto, desde Miami, la Premio Nobel de la Paz le promete a la oligarquía mundial el oro y el moro a cambio de que la pongan de presidenta en lugar del “dictador ilegítimo” en Miraflores.

Para eso, no duda en insistir y llama a su presidente, rey del mundo, a una guerra que no peleará ella ni sus hijos ni ningún empresario que hoy se frota las manos.

No, señora Machado. Usted nunca, jamás será la presidenta legítima que sueña ser en sus delirios de poder psicópata.

Ningún cipayo entreguista y cobarde podrá nunca ser legítimo en nada. No existe ni existirá nunca un gobernador de colonia legítimo. Menos aquel que asume el poder derramando sangre de su propio pueblo vendido por treinta piezas de plata y con las siempre infinitas bombas de un imperio insaciable.

jorge majfud november 15, 2025

La muralla comienza a derrumbarse

Los miembros del consejo de Iowa City aprobaron una resolución para boicotear a empresas, como Boeing y Caterpillar, por ser cómplices del genocidio en Gaza, donde imágenes de niños muriendo de hambre se están transmitiendo en los noticieros nacionales. La resolución se aprobó por unanimidad, tras un gran apoyo público.


Tarde, pero está llegando. Quienes eligieron el lado seguro del presente, cayeron en el lado equivocado de la historia.
En 2024 las protestas universitarias y los reclamos estudiantiles por “desinversión” de las universidades en compañías israelíes fue demonizada como “comunistas”, “inmaduros”, “abusadores de la democracia”, “comprados”, “pro-Hamas”, “antisemitas” y hasta “terroristas”.

Miles fueron castigados con detenciones, cárcel, expulsión, secuestro, deportaciones, y criminalización por su derecho de conciencia y valentía moral. Todo esto puede sonar extraño en “la democracia líder del Mundo Libre” según todos los clichés, pero es estrictamente factual y es necesario ponerlo por escrito para que no haya confusiones.

Esos que estuvieron en la peligrosa vanguardia de los Derechos Humanos y sufrieron todo el castigo de la arrogancia del poder, no serán compensados por el daño que han recibido. Serán minimizados u olvidados, mientras los acomodaticios de siempre volverán a acomodarse con rechazos tardíos y a la corriente de una ola que se llevará muchas cosas más allá de Gaza.

Jorge Majfud, agosto 2025

https://www.pagina12.com.ar/596611-jorge-majfud-sobre-el-ataque-de-hamas-a-israel-los-conflicto

https://x.com/majfud/status/1956301029294719307

Vuelvan a nuestra mesa de negociaciones

2019. Nosotros mentimos, engañamos y robamos

College Station, Texas. 15 de abril de 2019—Reclinado en una silla de cuero sobre el escenario del auditorio de la universidad A&M de Texas, un estudiante le pide que explique las políticas de sanciones a algunos países y concesiones a otros regímenes como el de Arabia Saudí. El secretario de Estado Mike Pompeo comienza a hablar de lo duro que es el mundo allá afuera como forma de encontrar la respuesta. No la encuentra, pero a su mente viene una ocurrencia que le parece divertida. Con una incontrolable risa interior que sacude sus trescientas libras corporales, pregunta: “¿Cuál es el lema de los cadetes en la academia militar de West Point? ‘No mentirás, no engañarás, no robarás ni permitirás que otros lo hagan’. Pues, yo he sido director de la CIA y les puedo asegurar que nosotros mentimos, engañamos y robamos. Tenemos cursos enteros de entrenamiento para eso. Lo que nos recuerda la grandeza del experimento americano”. El resto del público lo premia con risas y aplausos.

Las fake news fueron populares desde antes de la independencia de Texas en 1836 y se multiplicaron durante la guerra contra México a partir de 1844. Para finales del siglo XIX, con la invención del periodismo amarillo en Nueva York, se convirtieron en una estrategia masiva y más refinada para aumentar las ventas inventando la guerra contra España en 1898. A principios del siglo XX, las fake news fueron sistematizadas por Edward Bernays, lo cual sirvió para vender la intervención de Estados Unidos en la Primera Guerra mundial y golpes de Estado como en Guatemala en 1954. La CIA usó la manipulación de la opinión pública como primera arma y lo hizo de formas diversas, plantando editoriales en diarios importantes de la región poco antes de alguna intervención militar o para lograr la condena, el bloqueo o el acoso de algún presidente no alineado a las políticas de Washington y los intereses de las transnacionales.

Las organizaciones, fundaciones y agencias creadas con este objetivo han sido múltiples y diversas, aunque con ciertas características comunes. En los años ochenta, con la aprobación del presidente Ronald Reagan, el cubano Otto Reich creó la Office of Public Diplomacy for Latin America, la que debió ser clausurada en 1989 cuando sus prácticas de manipulación de la opinión pública a través de fondos del Pentágono y la CIA se filtraron a la opinión pública. La Office colaboraba con el departamento de Operaciones psicológicas de la CIA y reportaba directamente a la Casa Blanca a través del coronel Oliver North. Una de sus estrategias era plantar op-eds en los grandes medios de prensa y fingir filtraciones de inteligencia para impactar en la población, creando pánico o temor hacia grupos como los sandinistas en Nicaragua y presentando a los Contras como heroicos “luchadores por la libertad”.[1] Reich había inventado que aviones soviéticos habían arribado a Nicaragua, que el régimen ya poseía armas químicas y que estaba involucrado en el narcotráfico, con tanto éxito que en el Congreso comenzaron a escucharse voces en favor de un ataque aéreo a Managua. A los periodistas más serios les tomaría unos años descubrir que la información que recibían de “fuentes confiables” era una burda manipulación.

La Office será clausurada por difundir propaganda encubierta e información falsa usando fondos del Departamento de Estado sin aprobación del Congreso. Su delito no fue manipular la opinión pública con noticias falsas sino usar un dinero que no le correspondía. El 7 de setiembre de 1988, el Departamento de Estado, en un documento secreto, registra que el plan de “este grupo de individuos” es influenciar la opinión pública a través de la prensa y lograr una votación en el Congreso de Estados Unidos favorable a sus intereses. Este grupo mantendrá cuentas bancarias en las Islas Caimán y en bancos de Suiza (usados para lavar el dinero de la venta de armas a Irán a través de Israel) con la colaboración del coronel Oliver North. Otto Juan Reich continuará trabajando como asesor de los presidentes Bush padre y Bush hijo y en 2012 recibirá el premio Walter Judd a la libertad.[2]

El arma de manipular de la opinión pública nunca será abandonada por ninguna revelación en su contra. Entre otras poderosas organizaciones, Rendon Group continuará con esta tradición. El Pentágono le pagará a Rendon para propagar información falsa como arma de guerra. La estrategia se parece a la practicada por Edward Bernays durante el siglo pasado: hacer que alguien con cierto prestigio y no vinculado a nosotros (médicos, líderes religiosos, medios de prensa consolidados) diga lo que ellos quieren que la gente crea y, de esa forma, defender la libertad y la democracia. Rendon logra filtrar y plantar información que será publicada por “periodistas independientes”, alguno de ellos en la nómina salarial del Pentágono. John Rendon, contratado para manipular la opinión pública sobre la guerra en Irak, se jactará: “yo puedo decirle a usted lo que será una primicia en los diarios de mañana en cualquier país del mundo”. En su nómina tiene 195 diarios en 43 países del mundo que reproducen sus ocurrencias.

Cualquiera de los fundadores de Association for Responsible Dissent (ARDIS; sus miembros fueron exmarines, ex agentes de la CIA y del FBI, entre otros), hubiese agregado que el secretario Pompeo se olvidó de mencionar que no sólo “mentimos, engañamos y robamos” sino también matamos. En 1987, el ARDIS estimó que “al menos seis millones de personas murieron como consecuencia de las operaciones encubiertas de Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundialgente que ni siquiera estaba en guerra contra Estados Unidos” mientras todo fue hecho “en nombre del pueblo estadounidense”. También el grupo denunció el reclutamiento de candidatos en los campos universitarios por parte de la CIA, práctica que se continúa hoy en día, más o menos en secreto.


[1] Entre los medios que publicaron las invenciones de La Oficina estaban el Miami Herald, Newsweek, el Wall Street Journal, el Washington Post, el New York Times y varias cadenas de televisión como NBC. La información favorable al gobierno de Nicaragua será descalificada como “propaganda sandinista”. Otto Reich y diferentes filtraciones desde su Oficina explican que esta distorsión de la información se debía a que los periodistas estadounidenses recibían favores sexuales del gobierno nicaragüense, mujeres cuando los periodistas eran heterosexuales y gays cuando eran gays.

[2] Aunque el exilio cubano representa una ínfima parte de toda la población hispana en Estados Unidos (cuatro por ciento de la población hispana si se consideran a todos los cubanos en este país), su representación y poder político es casi absoluto en la CIA y en los diversos organismos de comercio, y mayoritario en los medios, en la política y en el Congreso estadounidense.

Capítulo del libro La frontera salvaje: 200 años de fanatismo anglosajón en América latina, Jorge Majfud.

Hay algo que no se compra ni se vende―y por eso molesta tanto

Cuando Estados Unidos tenía esclavos de grilletes, se presentaba como ejemplo de democracia. Aún hoy se insiste en que nunca ha tenido una dictadura.

El apartheid de Sud África era defendido por Ronald Reagan como un bastión de la libertad en aquel continente lleno de negros propensos al socialismo, mientras Nelson Mandela ocupaba la lista de “peligrosos terroristas” de Londres y de Washington.

¿Cómo puede ser Israel, otro régimen de apartheid según todas las organizaciones intrnacionales de Derechos Humanos y según muchos israelíes, ser definido como una democracia? Un régimen brutal, con licencia para matar y masacrar a gusto, con todos los billones de dólares extranjeros en armas y alta tecnología, que luego llora como si fuese la víctima universal.

¿En qué mente decente cabe que mientras se masacra a decenas de miles de niños se insista que esos y todos los niños que aún sobreviven hambreados, traumatizados y amputados deben morir y, como si esto fuese poco, son adulados por los temblorosos (temblorosos) líderes de la derecha y de la izquierda mundial?

Tengo una colección de amenazas cobardes (baneos, listas negras) y ninguna me asusta, pero también tengo la solidaridad de inumerables judíos decentes que no se dejan corromper por esa ideología fanática, racista y supremacista.

Lo repetiré una y mil veces. Pueden matar todos los miles de seres humanos que quieran, pueden amenazar a los miles de millones de habitantes de este planeta que protestan contra esta barbarie, pero nunca podrán matar la dignidad ajena que los cobardes genocidas, muy bien armados y adulados, nunca tuvieron.

La historia les tiene reservada una cámara séptica a la vuelta de la esquina.

Jorge Majfud, mayo 2025.

https://www.facebook.com/reel/1405066730909830

Democracia liberal: un oxímoron y tres hipótesis

Liberal Democracy: An Oxymoron and Three Hypotheses

iberal Democracy: An Oxymoron and Three HypothesesSegún una de las teorías más sólidas de lectura de la historia, el materialismo dialéctico, los fenómenos simbólicos son expresiones de la base material de una sociedad, de sus medios de producción y de consumo. Luego de la muerte de Marx, sus seguidores y detractores introdujeron variaciones que iban desde Max Weber hasta los marxistas Antonio Gramsci, Louis Althusser y la Escuela de Frankfurt.

Los marxistas del siglo XX se detuvieron en la idea de que la supraestructura simbólica no es mera consecuencia de las condiciones de producción y consumo, sino que poseen una relativa independencia e influencia sobre la base material. Esta crítica de los marxistas a Marx, por lo general, establecía que estas instituciones, ideas e ideologías independientes de los sistemas económicos tenían por objetivo, cuando eran dominantes, confirmar los intereses de la clase social beneficiada.

Uno de los conceptos que quisiera introducir aquí radica en la extraña y aparentemente contradictoria dialéctica entre (1) las traducciones simbólicas de la base material de las sociedades y (2) aquellas ideas que le son, en principio, inconvenientes y hasta foráneas. Me refiero a los dos dogmas ideológicos dominantes de la Era Moderna: capitalismo y democracia. Por generaciones, ha sido un entendido común en Estados Unidos que ambos son la misma cosa, tanto como lo es socialismo y dictadura―o capitalismo y cristianismo.

El liberalismo, articulación ideológica de los antiguos señores feudales y de los posteriores esclavistas, se opuso al poder político concentrado de las monarquías. No se opuso a las monarquías parlamentarias que protegió a la nueva elite burguesa (la antigua clase nobiliaria), sino a las monarquías absolutistas (dictaduras) que no respondían a su control directo, representado, como en la Atenas imperial, en una minoría de elegidos, cuando no en un senado hereditario. La compra y el secuestro del poder del Estado (las monarquías) por parte de sus enemigos, los liberales nobiliarios, le aseguró a la nueva clase dominante una brutal fuerza de represión contra las anteriores revueltas comuneras y de campesinos despojados por la privatización de la tierra a través del sistema de enclosure o cercado (Moscas en la telaraña).

Por definición, el capitalismo es antidemocrático, ya que su único objetivo radica en la concentración de capitales. Ninguna democracia es real si la libertad de sus ciudadanos está limitada a una minoría que da órdenes y una mayoría que las recibe. Sin poder no hay libertad (social) y sin dinero no hay poder. La mayoría de los miembros de una sociedad capitalista son asalariados, profesionales o pequeños mercaderes―es decir, no son capitalistas. El poder de decidir, de legislar, de comprar y vender bienes, servicios, narrativas y voluntades está concentrado-privatizado. En Estados Unidos y en cualquier neocolonia un puñado de hombres blancos posee tanta riqueza como la mitad del país y se dedican a comprar senadores y presidentes o a escribir las leyes directamente. El modelo de las sociedades esclavistas permanece intacto: todos tienen, como en tiempos de la esclavitud de grilletes, una libertad de expresión garantizada por la constitución (siempre y cuando se cumpla con la fórmula P=d.t); todos han sido por igual unidos con un mismo dogma mitológico (los nacionales y los religiosos), por una misma obediencia al trabajo duro y efectivo como valor superior. Las corporaciones que se enriquecieron durante la esclavitud, sobrevivieron la abolición legal del sistema esclavista secuestrando el sermón libertario para presentarlo como propio y exigir los créditos de las libertades que los ex esclavos de grilletes gozan hoy en día.

Por historia, el capitalismo también siempre fue antidemocrático. Desde su nacimiento en el siglo XVII, en nombre de la libertad de mercados, de la libertad individual y de la democracia, el capitalismo se especializó en destruir la libertad de sus súbditos y esclavos. Se encargó de destruir la libertad de mercado, donde la había, para instaurar la dictadura de los capitales y de sus imperios. Se encargó de destruir democracias, reemplazándolas por dictadores bananeros en todos los continentes que vampirizó a fuerza de cañón, de masacres de y corrupción de sociedades oprimidas, para luego presentarse como el modelo ejemplar de desarrollo, de libertad y de civilización.  

Otra hipótesis problemática aquí es: diferente al protestantismo, la democracia contradijo al sistema capitalista desde su base material. ¿Por qué una idea, una ideología, llegaría a ser la bandera de su opuesto, el capitalismo y el imperialismo? ¿Cómo fue posible que las ideas de democracia conviviesen de forma tan persistente con ideas como la de superioridad racial, como fue el caso de Theodore Roosevelt y de todos los imperialistas de la Era Moderna?

Mi primera respuesta radica en que la Ilustración reflejó la profunda perplejidad por el descubrimiento de las democracias indígenas en América y, como en los casos anteriores, se avocó a secuestrarla. ¿Cómo? A través del antecedente griego u “occidental”. De hecho, Rousseau, al mismo tiempo que Benjamín Franklin, conocía perfectamente la experiencia de las democracias americanas, pero decidió citar a los antiguos griegos. El mismo prejuicio racial sufrió Franklin. Las asambleas de la Antigua Grecia (Eclesia) estaban compuestas solo de ciudadanos hombres, similar a la democracia estadounidense durante su primer siglo de existencia. En ambos casos, solo el quince por ciento de los habitantes participaba de las elecciones. Dentro de ese porcentaje, otra minoría más rica dominaba.

La democracia nativo-americana, traficada por las crónicas jesuitas a Europa, debió tener el mismo efecto psicológico y cultural que las crónicas de Vespucio en la nueva tradición antagónica de las utopías sociales, como Utopía de Tomás Moro. Dependiendo del poder de las nuevas ideas, la clase dominante las secuestrará o las demonizará.  

En la democracia iroquesa, hombres y mujeres tenían voz y voto en las decisiones que eran decididas por consenso. Toda decisión debía considerar el principio de “Las siete generaciones”. La democracia ateniense era más individualista, mientras que la indígena establecía la harmonía del Uno con el Todo, lo cual se traducía en una mayor estabilidad política y social que en el caso griego o de las democracias liberales.

Tal vez el impacto de la experiencia de los “salvajes americanos” fue mayor en la Europa capitalista del siglo XVIII debido a que la memoria histórica del continente registraba un ejemplo “vernáculo”, el de Grecia, el cual con el tiempo se fue imponiendo como forma natural de reemplazo de las monarquías absolutas por la tradición anterior de los nobles feudales, es decir, de los liberales modernos.

Otro fenómeno que problematizaremos como hipótesis de trabajo, puede resumirse de la siguiente forma: Todos los sistemas imperiales se caracterizan por la política de la crueldad debido a que su objetivo principal es el miedo a perder el control, aun cuando se representen a sí mismos como civilizados, como lo fueron la Pax romana o la Pax americana. Bastaría con recordar los espectáculos de la crueldad del circo romano, donde la lucha desigual entre un gladiador (esclavo) y un león resultaba excitante para el emperador y para el público en general. Luego podríamos continuar con la crueldad de imperios tan diferentes como el mongol, el azteca, o los más recientes imperios anglosajones con sus invasiones, guerras y masacres en las colonias.

¿Es la democracia (como fue el milenario caso iroqués) incompatible con sistemas políticos geopolíticamente dominantes? Entiendo que sí.

Jorge Majfud, abril 2025

https://www.pagina12.com.ar/823876-democracia-liberal-un-oximoron-y-tres-hipotesis

La cultura superior ¿La del líder o la del matón?

La cultura superior ¿La del líder o la del matón?

El 4 de marzo de 2025, en un discurso en la University of Austin, el multimillonario CEO de Palantir, Alex Karp, se despachó con un clásico del siglo XIX: “No creo que todas las culturas sean iguales… Lo que digo es que esta nación [Estados Unidos] es increíblemente especial y no deberíamos verla como igual, sino como superior. Como detallamos en el libro Plutocracia: Tiranosaurios del Antropoceno (2024) y en varios programas de televisión (2, etc), Karp es miembro de la secta de Silicón Valley que, con el apoyo de la CIA y la corpoligarquía de Wall Street promueve el reemplazo de la ineficiente democracia liberal por una monarquía empresarial.

Ahora, nuestra nación, nuestra cultura ¿es superior en qué? ¿En eficiencia para invadir, esclavizar, oprimir otros pueblos? ¿Superior en fanatismo y arrogancia? ¿Superior en la histórica psicopatología de las tribus que se creen elegidas por sus propios dioses (vaya casualidad) y, lejos de ser eso una responsabilidad solidaria con “los pueblos inferiores” se convierte automáticamente en licencia para matar, robar y exterminar al resto? ¿No es la historia de la colonización anglosajona de Asia, África y América la historia del despojo de tierras, bienes y la obsesiva explotación de seres humanos (indios, africanos, mestizos, blancos pobres) que fueron vistos como instrumentos de capitalización en lugar de seres humanos? ¿De qué estamos hablando cuando hablamos de “cultura superior” así, con esas afirmaciones indiscriminadas y con un oculto pero fuerte contenido místico religioso, como lo fue el Destino Manifiesto?

No sólo hemos respondido a esto en los diarios hace un cuarto de siglo, sino que por entonces advertimos del fascismo que iba a suicidar a ese occidente orgulloso que ahora se queja de que lo están suicidando sus enemigos, como lo dijo Elon Musk días antes. Uno de aquellos extensos ensayos, escrito en 2002 y publicado por el diario La República de Uruguay en enero de 2003 y por Montly Review de Nueva York en 2006, llevaba por título “El lento suicidio de Occidente”.

Esta la ideología del egoísmo y del individuo alienado como ideales superiores, promovida desde Adam Smith en el siglo XVIII y radicalizada por escritores como Ayn Rand y presidentes, desde potencias mundiales como Donald Trump y marionetas neocoloniales como Javier Milei, se ha revelado como lo que es: puro y duro supremacismo, pura y dura patología caníbal. Tanto el racismo como el patriotismo imperialista son expresiones de egolatría tribal, disimulados en sus opuestos: el amor y la necesidad de sobrevivencia de la especie.

Para darle un barniz de justificación intelectual, los ideólogos de la derecha fascista del siglo XXI recurren a metáforas zoológicas como la del Macho alfa. Esta imagen está basada en la manada de lobos esteparios donde un pequeño grupo de lobos sigue a un macho que los salvará del frío y del hambre. Una imagen épica que seduce a millonarios que nunca sufrieron ni el hambre ni el frío. Para el resto que no son millonarios pero que se representan como amenazados por los de abajo (ver “La paradoja de las clases sociales”), el Macho alfa es la traducción ideológica de una catarsis del privilegiado histórico que ve que sus derechos especiales pierden el adjetivo especial y pasan a ser sólo derechos, sustantivo desnudo. Es decir, reaccionan furiosos ante la posible pérdida de derechos especiales de género, de clase, de raza, de ciudadanía, de cultura, de hegemonía. Todos derechos especiales justificados como en el siglo XIX: tenemos derecho a esclavizar a los negros y expoliar a nuestras colonias porque somos una raza superior, una cultura superior y, por ello mismo, Dios nos ama a nosotros y odia a nuestros enemigos, a quienes debemos exterminar antes de que a ellos se le ocurra la misma idea, pero sin nuestros buenos argumentos.

Irónicamente, la idea de ser “elegidos de Dios” o de la naturaleza no impulsa a los fanáticos a cuidar de los “humanos inferiores”, como cuidan de sus mascotas, sino todo lo contrario: el destino de los inferiores y de los débiles debe ser la esclavitud, la obediencia o el exterminio. Si se defienden, son terroristas.

La última versión de estos supremacismos que tanto cometen un genocidio en Palestina o en el Congo con fanático orgullo y convicción como demonizan a las mujeres que en Estados Unidos reclaman derechos iguales, más recientemente encontró su metáfora explicalotodo en la imagen del Macho alfa del lobo estepario. Sin embargo, si prestamos atención a la conducta de estos animales y de otras especies, veremos una realidad mucho más compleja y contradictoria.

El profesor de Emory Universiy, Frans de Waal, por décadas uno de los expertos más reconocidos en el estudio de chimpancés, se encargó de demoler esta fantasía. La idea de macho alfa procede de los estudios de lobos en los años 40, pero, no sin ironía, el mismo de Waal se lamentó de que un político estadounidense (el ultraconservador y presidente de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich) popularizó su libro Chimpanzee Politics (1982) y el concepto de Macho alfa, por las razones equivocadas.

Los Macho alfa no son los bullies, sino los líderes conciliadores. “Los machos alfa entre los chimpancés son populares si mantienen la paz y aportan armonía al grupo”. Cuando un verdadero líder enferma (caso mencionado del chimpancé Amos), no es sacrificado, sino que el grupo se hace cargo de su cuidado.

Según de Wall, “debemos distinguir entre dominio y liderazgo. Hay machos que pueden ser la fuerza dominante, pero esos machos terminan mal en el sentido de que los expulsan o los matan… Luego están los machos que tienen cualidades de liderazgo, que disuelven peleas, defienden al desvalido, consuelan al que sufre. Si tiene ese tipo de macho alfa, entonces el grupo se une a él y le permiten permanecer en el poder durante mucho tiempo”. Tiempo que suele ser de cuatro años, aunque hay registros de machos alfa que fueron líderes por 12 años, los cuales solían distribuir la comida y mantener una alianza política con otros líderes más jóvenes. Según de Waal, el macho alfa líder será juzgado según su habilidad de resolver conflictos y de establecer un orden pacífico para su sociedad.

En un conflicto, los líderes alfa “no toman partido por su mejor amigo; evitan o resuelven peleas y, en general, defienden a los más desvalidos. Esto los hace extremadamente populares en el grupo porque brindan seguridad a los miembros de menor rango”.

El macho alfa es el líder por tener el apoyo de la mayoría de las hembras y de algunos machos, pero otros machos jóvenes usarán siempre la misma estrategia para destronarlo e imponerse como dominantes: primero comienzan con provocaciones indirectas y a distancia para testear la reacción del líder. Si no hay reacción, el joven más fuerte tratará de conquistar a otros machos jóvenes para incrementar sus provocaciones que van ganando terreno y se vuelven más violentas. Luego conquista aliados, con algunos favores. Aunque al candidato alfa bully no les importan los bebés sino el poder, intenta mostrarse cariñoso con las crías de diferentes hembras, exactamente como hacen los políticos en campaña electoral.

Jorge Majfud, marzo 2025

A cultura superior: a do líder ou a do capanga? 14 marzo, 2025 https://desacato.info/a-cultura-superior-a-do-lider-ou-a-do-capanga-por-jorge-majfud/

Sacrificios humanos y la política de la crueldad

Sacrificios humanos y la política de la crueldad

En la milenaria historia de los pueblos americanos se puede observar que las sociedades, naciones y repúblicas más pacíficas y democráticas incluían una equidad social y de género mucho mayor que aquellas otras que se distinguían por la violencia, la verticalidad y el predominio del patriarcado. Los incas y aztecas eran más violentos y patriarcales que los otros ejemplos disponibles. Por un lado el superávit de producción era acumulado en las elites dominantes a través de sus ejércitos. El dios de los aztecas, Huitzilopochtli, era el dios de la guerra que reemplazó a las deidades femeninas en el panteón de mitos para, luego de prometerles una tierra que ya estaba habitada, exigirles rituales de sacrificios humanos, los que cumplían la función política e imperial de impresionar a propios y ajenos. (*1)

Por otro lado, recordemos que en distintas culturas, la violencia y la guerra, desde los sacrificios rituales hasta la iniciación de los varones en la cultura de la guerra y la violencia como símbolo de masculinidad estaba directamente asociada a la dominación intra-social a través de la amenaza y el miedo inoculado al “extranjero”, al enemigo.

Cuando los imperios modernos surgieron, como fue el caso más reciente de Estados Unidos a finales del siglo XIX, el consenso radicaba en que los antimperialistas eran femeninos y cobardes, mientras que los imperialistas eran masculinos, violentos y siempre estaban dispuestos a iniciar alguna guerra. “Estoy a favor de casi cualquier guerra, y creo que este país necesita una”, decía Theodore Roosevelt, mientras el presidente McKinley era cuestionado en su sexualidad por no querer iniciar una contra España. (*2)

La guerra, una clase y una cultura violenta cumplen la funcionalidad de dominar las sociedades que la sostienen con el fin de perpetuar el poder de una elite que se beneficia de forma desproporcionada de esa sociedad que dice defender y proteger. Nada diferente a lo que ocurre hoy.

Los rituales de sacrificios humanos se suelen atribuir a los aztecas y otros pueblos mesoamericanos anteriores, no sin ironía y sin escándalo por los conquistadores que ejercieron una violencia varias veces mayor y cuando la civilizada Europa estaba en medio de su propios rituales religiosos de tortura y exterminio, como lo fueron por muchos siglos la conversión forzada, la Inquisición, las matanzas entre cristianos y la tortura y ejecuciones públicas de los ladrones pobres. A los sacrificios mesoamericanos se los etiquetó como barbarie y fanatismo, sin atender a la barbarie y el fanatismo de la nueva Europa capitalista que masacró infinitamente más vidas alrededor del mundo en base al fanatismo del dinero, algo aún más difícil de explicar que el sacrificio humano en nombre de algún dios lejano.

En cierta manera, los sacrificios humanos fueron reemplazados por rituales más abstractos y simbólicos, primero como sacrificio de animales y luego como ofrendas. Sin embargo, esta característica histórica y prehistórica, embebida en el código genético humano, no desapareció sino que se transformó. Hoy son los fascismos y las guerras de exterminio, que no solo son motivadas por intereses materiales sino que también son toleradas o justificadas por aquellos que no se benefician directamente, pero que reproducen el antiguo ritual del sacrificio de una minoría como forma de ejercitar esa energía violenta y, con frecuencia, genocida. Ese código genético que vive en lo más profundo de cada ser humano (en algunos bastante más que en otros) y, sobre todo, brilla cuando los individuos se funden en una horda, en una tribu urbana, en una secta social, en un partido político.

Como lo elaboramos en Moscas en la telaraña (2023), la comercialización de la existencia convirtió fortalezas ancestrales (la atención a los eventos negativos, el consumo de estimulantes, de calorías) en debilidades modernas. Igual, la violencia hacia el otro es tan antigua como la solidaridad, pero la primera es un reflejo de la sobrevivencia egoísta del individuo y la segunda hizo posible la sobrevivencia de las sociedades y una de las condiciones fundadoras de las civilizaciones.

La idea de libertad es antigua, pero casi nunca consideró la “igual-libertad”, una libertad ejercida desde el derecho ajeno. Siempre era la libertad del poderoso, la libertad el noble, del esclavista, del capitalista para decidir por los seres inferiores, los vasallos, los esclavos de grilletes, los esclavos asalariados. El concepto de “igual libertad” estuvo sugerido entre los primeros cristianos, cuando eran perseguidos, no perseguidores, pero se articula durante la Ilustración en Europa y como consecuencia doble de los humanistas y del profundo impacto que tuvo entre los conquistadores el mundo más democrático, más libre e igualitario de los nativos americanos. A principios del siglo XVI y, sobre todo a principios del siglo XVIII las ideas indígenas de América sobre la “igual libertad” (social, sexual, racial) y su antigua práctica democrática se hacen conscientes en Europa y se convierten en el centro del debate de la intelectualidad primero y de los pueblos más tarde.

Según Rousseau y sus seguidores contemporáneos, fue la invención de la agricultura, sobre todo con su creación de exceso de producción de alimentos, lo que puso final a las sociedades igualitarias. La disputa por la administración de ese exceso no sólo creó las primeras formas de Estado sino de clases sociales.

A esto debemos agregar la creación de religiones nacionalistas y más violentas sobre grupos más numerosos, capaces de imponer una coerción efectiva a través de una idea común del ser y del debe ser a través del miedo, el ritual, el terrorismo psicológico y el deber más allá de la vida propia.

Pero el descubrimiento europeo de América no sólo inspiró estas ideas utópicas o antieuropeas por parte de algunos filósofos de la Ilustración, de la misma creación idealista de Estados Unidos (en abierta contradicción con su realidad social de explotación, opresión y desigualdad), de los socialistas utópicos y de los socialistas científicos que le siguieron, sino que fueron un ejemplo que contradecía al mismo Rousseau sobre el pasaje de las sociedades igualitarias primitivas de los cazadores a las sociedades verticales de los agrícolas. En la naciones nativas de América podemos encontrar sociedades agrícolas, con sistemas altamente sofisticados e, incluso, más desarrollados que el europeo, con sociedades que no conocían la propiedad privada más allá del uso, menos para la posesión de la tierra que trabajaban de forma comunal, con una sociedad mucho más igualitaria, con un sistema religioso basado en la naturaleza, menos cohesivo y fanático que el europeo, y con un sistema político claramente más democrático.

El miedo a perder la propiedad privada de tierras y esclavos en la antigua Roma condujo a un fuerte incremento de las fuerzas punitivas (inexistentes en las complejas sociedades nativo-americanas, como la policía y los ejércitos) y, de forma simultánea, al deseo (y necesidad) del robo. No sin paradoja, la violencia y la represión fueron apoyadas y promovidas en nombre de la libertad, porque estaba ligada al poder de la propiedad privada de una minoría.

El capitalismo y, sobre todo el post capitalismo, han encontrado la piedra filosofal capaz de traducir de forma mágica el poder de los capitales en poder político, social, cultural y religioso. Este ejercicio de magia, además, es adictivo y es practicado por un único tipo psicológico entre cientos de otras características y habilidades humanas: la obsesión por la acumulación de dinero, su habilidad para acumularlo y su insensibilidad ante cualquier posible efecto negativo de esa adicción en el resto de la especie humana. En otras palabras, el prototipo ideal del exitoso multimillonario capaz de comprarse gobiernos enteros es alguien obsesionado con sus ganancias económicas. Un individuo radicalmente simplificado, monodimensional. ¿Qué perfil psicológico calza perfectamente en esta demanda funcional de crueldad, del ritual del sacrificio humano?

Uno de los aspectos de los psicópatas radica en su incapacidad por sentir compasión, empatía y un mínimo reflejo del dolor ajeno como propio. Esta incapacidad de emociones que explican la sobrevivencia de la especie humana y hasta animal, los lleva a lo contrario. De las pocas fuentes de placer a las que pueden recurrir para aliviar una vida insensible es el sexo (o sus substitutos) y el placer en el dolor ajeno.

Nos sorprendemos al observar cómo un presidente, un primer ministro, un senador o un exitoso hombre de negocios puede tomar decisiones que conducirán al dolor de miles, cuando no de millones de personas con un convencimiento seductor. Por lo general, se excusan en algo abstracto y arbitrario como la eficiencia y recurren a dar vuelta el significado de valores y emociones que llevan miles de años definidas de una forma simple y comprensible, como la compasión y solidaridad.

Un ejemplo contemporáneo son numerosos líderes sociales que el sistema capitalista ha encumbrado por su alta funcionalidad. La escritora Ayn Rand se puso al frente de la reacción contra la moral ganadora de la Segunda Guerra mundial que derrotó, militar y culturalmente al sadismo del fascismo en Occidente. En 2024, el presidente Milei de Argentina dijo en Washington que “la justicia social es violenta”. Un exabrupto encapsulado décadas atrás en píldoras para el consumo contra cualquier forma de sensibilidad social, como la de Ryan Ann 60 años antes: “la maldad es la compasión, no el egoísmo”.

No debemos sorprendernos de las políticas de la crueldad y tratar de justificarlas por fuera del sistema capitalista y por fuera de la más antigua psicología psicópata y del ritual del sacrificio humano: el dolor ajeno no es un efecto colateral de “medidas necesarias”; cumplen una función de control social y es el objeto de placer del psicópata y del ego colectivo que nunca lo reconocerá, ni siquiera ante un espejo. No es necesario tratar de entender, humanizando a estos exitosos individuos, como no es necesario entender por qué alguien puede violar a una persona y luego asesinarla. Ni siquiera un novelista necesita intentar sentir lo que siente el criminal. Basta con tomar nota de los hechos.

Las ideas de igual libertad y de democracia, aunque una tradición antigua en América, no dejan de ser algo reciente en la evolución humana. Es decir, no dejan de ser algo frágil desde el punto de vista neurológico, siempre ante el permanente acoso y amenaza del centro reptiliano de las cortezas más primitivas, más allá de la corteza frontal del cerebro humano. Todo eso que el capitalismo no limita sino todo lo contrario: reproduce, multiplica y concentra, sin ningún atisbo de emociones humanas, como un robot, como un Javier Milei, un Donald Trump o un Elon Musk―como el capital mismo.

Jorge Majfud. Resumen de un capítulo del libro Historia anticapitalista de Estados Unidos (a publicarse en 2025).


[1] Para ampliar sobre la mitología indoamericana y su sobrevivencia en América Latina, ver Majfud, Jorge. El eterno retorno de Quetzalcóatl: Una teoría sobre los mitos prehispánicos en América Latina y sus trazas en la literatura del siglo XX (2008) y el primer capítulo que escribimos para: Salomon, Carlos. The Routledge History of Latin American Culture. “Indigenous Cosmology and Spanish Conquest”, Jorge Majfud. United Kingdom, Routledge, Taylor & Francis, 2017.

[2] Majfud, Jorge. La frontera salvaje. 200 años de imperialismo anglosajón en América Latina. Rebelde editores, 2021, p. 180.

Jorge Majfud, febrero 2025.

Human sacrifices and the politics of cruelty

Throughout the millennial history of the American peoples, it can be observed that the most peaceful and democratic societies, nations, and republics included much greater social and gender equality than those that were characterized by violence, verticality, and the predominance of patriarchy. The Incas and Aztecs were more violent and patriarchal than the other examples available. On the one hand, surplus production was accumulated by the ruling elites through their armies. The Aztec god Huitzilopochtli was the god of war who replaced the female deities in the pantheon of myths in order to promise them a land that was already inhabited and then demand human sacrifice rituals, which served the political and imperial function of impressing both their own people and outsiders. (*1)

On the other hand, let us remember that in different cultures, violence and war, from ritual sacrifices to the initiation of men into the culture of war and violence as a symbol of masculinity, were directly associated with intra-social domination through the threat and fear instilled in the “foreigner,” the enemy.

When modern empires emerged, as was the case most recently with the United States at the end of the 19th century, the consensus was that anti-imperialists were feminine and cowardly, while imperialists were masculine, violent, and always ready to start a war. “I am in favor of almost any war, and I believe this country needs one,” said Theodore Roosevelt, while President McKinley was questioned about his sexuality for not wanting to start one against Spain. (*2)

War, a violent class and culture, serves to dominate the societies that sustain it in order to perpetuate the power of an elite that benefits disproportionately from the society it claims to defend and protect. This is no different from what is happening today.

Human sacrifice rituals are often attributed to the Aztecs and other earlier Mesoamerican peoples, not without irony and scandal by the conquistadors who exercised violence many times greater and when civilized Europe was in the midst of its own religious rituals of torture and extermination, such as forced conversion, the Inquisition, the killings among Christians, and the torture and public executions of poor thieves. Mesoamerican sacrifices were labeled as barbarism and fanaticism, without regard for the barbarism and fanaticism of the new capitalist Europe that massacred infinitely more lives around the world based on the fanaticism of money, something even more difficult to explain than human sacrifice in the name of some distant god.

In a way, human sacrifices were replaced by more abstract and symbolic rituals, first as animal sacrifices and then as offerings. However, this historical and prehistoric characteristic, embedded in the human genetic code, did not disappear but was transformed. Today, it is fascism and wars of extermination, which are not only motivated by material interests but are also tolerated or justified by those who do not benefit directly, but who reproduce the ancient ritual of sacrificing a minority as a way of exercising that violent and often genocidal energy. That genetic code lives deep within every human being (in some much more than in others) and, above all, shines when individuals merge into a horde, an urban tribe, a social sect, or a political party.

As we elaborated in Flies on the Web (2023), the commercialization of existence turned ancestral strengths (attention to negative events, consumption of stimulants, calories) into modern weaknesses. Similarly, violence towards others is as old as solidarity, but the former is a reflection of the selfish survival of the individual, while the latter made the survival of societies possible and was one of the founding conditions of civilizations.

The idea of freedom is ancient, but it almost never considered “equal freedom,” a freedom exercised from the rights of others. It was always the freedom of the powerful, the freedom of the noble, of the slave owner, of the capitalist to decide for inferior beings, vassals, slaves in chains, wage slaves. The concept of “equal freedom” was suggested among the early Christians, when they were persecuted, not persecutors, but it was articulated during the Enlightenment in Europe and as a double consequence of the humanists and the profound impact that the more democratic, freer, and more egalitarian world of the Native Americans had on the conquerors. At the beginning of the 16th century and, above all, at the beginning of the 18th century, the indigenous ideas of America about “equal freedom” (social, sexual, racial) and their ancient democratic practice became known in Europe and became the center of debate, first among intellectuals and later among the people.

According to Rousseau and his contemporary followers, it was the invention of agriculture, especially with its creation of excess food production, that put an end to egalitarian societies. The dispute over the administration of this excess not only created the first forms of the state but also social classes.

To this we must add the creation of nationalist and more violent religions over larger groups, capable of imposing effective coercion through a common idea of being and ought to be through fear, ritual, psychological terrorism, and duty beyond one’s own life.

But the European discovery of America not only inspired these utopian or anti-European ideas on the part of some philosophers of the Enlightenment, the idealistic creation of the United States (in open contradiction to its social reality of exploitation, oppression, and inequality), the utopian socialists and scientific socialists who followed, but also served as an example that contradicted Rousseau himself on the transition from primitive egalitarian societies of hunters to vertical societies of farmers. In the native nations of America, we can find agricultural societies with highly sophisticated systems that were even more developed than those in Europe, with societies that did not know private property beyond use, except for the possession of land that they worked communally, with a much more egalitarian society, with a religious system based on nature that was less cohesive and fanatical than the European one, and with a clearly more democratic political system.

The fear of losing private ownership of land and slaves in ancient Rome led to a sharp increase in punitive forces (nonexistent in complex Native American societies, such as police and armies) and, simultaneously, to the desire (and need) for theft. Paradoxically, violence and repression were supported and promoted in the name of freedom, because it was linked to the power of private property of a minority.

Capitalism, and above all post-capitalism, have found the philosopher’s stone capable of magically translating the power of capital into political, social, cultural, and religious power. This exercise in magic is also addictive and is practiced by a single psychological type among hundreds of other human characteristics and abilities: the obsession with accumulating money, the ability to accumulate it, and insensitivity to any possible negative effects of this addiction on the rest of the human species. In other words, the ideal prototype of the successful billionaire capable of buying entire governments is someone obsessed with their economic gains. A radically simplified, one-dimensional individual. What psychological profile fits perfectly with this functional demand for cruelty, for the ritual of human sacrifice?

One of the aspects of psychopaths lies in their inability to feel compassion, empathy, and even the slightest reflection of another’s pain as their own. This inability to feel emotions that explain the survival of the human and even animal species leads them to the opposite. Among the few sources of pleasure they can resort to in order to alleviate an insensitive life are sex (or its substitutes) and pleasure in the pain of others.

We are surprised to see how a president, prime minister, senator, or successful businessman can make decisions that will cause pain to thousands, if not millions, of people with seductive conviction. They usually excuse themselves with something abstract and arbitrary like “efficiency” and resort to turning the meaning of values and emotions that have been defined in a simple and understandable way for thousands of years, such as compassion and solidarity, on their head.

A contemporary example is the numerous social leaders whom the capitalist system has elevated for their high functionality. The writer Ayn Rand spearheaded the reaction against the winning morality of World War II, which defeated, militarily and culturally, the sadism of fascism in the West. In 2024, Argentine President Milei said in Washington that “social justice is violent.” An outburst encapsulated decades ago in pills for consumption against any form of social sensitivity, such as that of Ryan Ann 60 years earlier: “Evil is compassion, not selfishness.”

We should not be surprised by the politics of cruelty and try to justify them outside the capitalist system and outside the oldest psychopathic psychology and ritual of human sacrifice: the pain of others is not a side effect of “necessary measures”; it serves a function of social control and is the object of pleasure for the psychopath and the collective ego that will never recognize it, even in a mirror. It is not necessary to try to understand, humanizing these “successful individuals,” just as it is not necessary to understand why someone might rape a person and then murder them. Not even a novelist needs to try to feel what the criminal feels. It is enough to take note of the facts.

The ideas of equal freedom and democracy, although an ancient tradition in America, are still something recent in human evolution. That is, they are still fragile from a neurological point of view, always under the constant harassment and threat of the reptilian center of the most primitive cortices, beyond the frontal cortex of the human brain. Capitalism does not limit this, but rather reproduces, multiplies, and concentrates it, without any hint of human emotion, like a robot, like Javier Milei, Donald Trump, or Elon Musk—like capital itself.

Jorge Majfud. Summary of a chapter from the book Historia anticapitalista de Estados Unidos (Anti-Capitalist History of the United States, to be published in 2025).

[1] For more on Indo-American mythology and its survival in Latin America, see Majfud, Jorge. El eterno retorno de Quetzalcóatl: Una teoría sobre los mitos prehispánicos en América Latina y sus trazas en la literatura del siglo XX (2008) and the first chapter we wrote for: Salomon, Carlos. The Routledge History of Latin American Culture. “Indigenous Cosmology and Spanish Conquest”, Jorge Majfud. United Kingdom, Routledge, Taylor & Francis, 2017.

[2] Majfud, Jorge. La frontera salvaje. 200 años de imperialismo anglosajón en América Latina. Rebelde editores, 2021, p. 180.

Jorge Majfud, February 2025.

Augusto Trump

Augustus Augustulus Trump 21 enero, 2025

Una generación antes de Cristo, Augusto liquidó la República romana apelando a la religión, presentándose como el preferido de Apolo, poniendo al senado bajo su autoridad y convirtiéndose en el primer emperador romano. Promovió la natalidad en las clases altas, el moralismo tradicionalista y la literatura patriótica, como la Eneida de Virgilio, escrita por encargo, un clásico de la propaganda política basada en hechos inexistentes sobre la pasada grandeza de Roma.

Augusto capitalizó la inestabilidad social del momento con un carismático, demagógico y estratégico discurso de hacer Roma grande de nuevo bajo el símbolo del Águila dorada. Medio milenio más tarde, Augústulo fue el último emperador del Imperio de Occidente, derrotado por los barbaros germanos.

El Imperio americano, el más poderoso de la historia de la humanidad, probablemente sea también el más breve. Ha sustentado ese título por un décimo del tiempo que duró el Imperio romano en Europa y por un centésimo de lo que duró el Imperio de Oriente.

Por su parte, China terminará con esa rara excepción histórica llamada el “Siglo de la humillación” y volverá a ser la mayor potencia económica, como lo ha sido por milenios. Esperamos que lo aprendido por China de esos cien años no la convierta en un imperio tipo franco-anglosajón y continúe su más antigua tradición de no someter pueblos del otro lado del planeta.

Es probable que Trump sea Augusto y Augústulo al mismo tiempo. Podríamos desear que el reemplazo de hegemonías no cumpla con la violenta Trampa de Tucídides, como no lo cumplió el reemplazo de Gran Bretaña por Estados Unidos, pero en ese caso había una continuidad estratégica del capitalismo anglosajón. La hegemonía pasó de un aliado al otro.

Ahora las diferencias son sustanciales y, sobre todo, la obsesión anglosajona por no permitir ninguna competencia global nos promete un conflicto mayor. Noroccidente se encuentra enfrentando no solo a un nuevo ejemplo de éxito, el de China comunista, sino también a su propia pobreza nacional y a su derrumbe internacional. Ya no solo exporta violencia, como lo ha hecho históricamente, sino que la consume en su mercado interno. Como solución, apela a la narrativa de estilo religioso de siempre, negadora de cualquier evidencia en contra.

Uno de sus sermones más recientes ha sido justificar el éxito del socialismo chino con el capitalismo de Estado norteamericano, a pesar de que las corporaciones chinas están por debajo del gobierno comunista, mientras en Occidente están por encima y a pesar de que la economía china está planificada por el gobierno, no por las corporaciones. China posee una economía de mercado (algo que el capitalismo no inventó, sino que limitó) pero no es un país capitalista. Es un país comunista en un mundo todavía capitalista.

Más allá de su poder material, lo que a Noroccidente le preocupa es lo que lo ha movido por generaciones: la necesitad de abortar ejemplos de éxito que no sea “El único modelo posible”: el capitalismo corporativo. El éxito anglosajón no se basó en el capitalismo, sino en el imperialismo ultramarino. Los países capitalistas que cumplieron la función de proveedores coloniales a precio de miseria, fueron más capitalistas que Estados Unidos.

Ahora el ejemplo del éxito anglo-capitalista comienza a degradarse por la pérdida de poder global y por sus graves contradicciones internas, propias del capitalismo, y afloran de forma cruda: casi un millón de personas viviendo en las calles de Estados Unidos; epidemias de adicción y muertes por sobredosis; masacres periódicas; odio étnico para disimular una despiadada lucha de clase; estudiantes endeudados hasta convertirse en esclavos indenture; diferencias sociales en aumento; criminalidad que no puede ser reducida; fascismo en ascenso y reconocimiento, hasta hace pocos años impensable, de que la democracia liberal (el circo político de la plutocracia) ya no sirve; reconocimiento (ahora desde la derecha pobre y de los capitalistas ricos) de que la democracia no funciona y nunca funcionó; de que los oligarcas han tomado Washington, ahora sin máscaras, para terminar de secuestrar eso que se llamaba democracia y multiplicar sus arcas invirtiendo en las guerras del fin del mundo…

Ahora, si por un lado la política del ejemplo exitoso (la derecha, por ponerlo de una forma simplificada) y las narrativas sobre la democracia y la libertad han entrado en estado de pánico y catarsis de confesión, por el otro (la izquierda), algunos tabúes y tótems se han quebrado para siempre. Por ejemplo, de repente millones de estadounidenses comienzan a considerar obviedades, como:

1. El patriotismo es otra forma de silenciar la verdad y mantener la justicia con los ojos vendados.

2. El problema no es la democracia, sino su substituto: el secuestro de todo un país y del mundo por parte de la oligarquía tecno-financiera anglosajona.

3. El fracaso del dogma neoliberal de que las corporaciones privadas lo hacen mejor y más barato.

4. La criminalidad y corrupción descontrolada de los gobiernos paralelos, como la NSA, la CIA, Wall Street y Silicon Valley.

5. El quiebre del consenso sobre el rol bondadoso del Imperio. Antes de la confirmación de Merco Rubio como Secretario de Estado, mientras era esposado en el Capitolio, un activista gritó lo que piensan millones: “Rubio es un sediento de sangre… sólo quiere mantenernos en un estado de guerra perpetua; liberen a Cuba de las sanciones que matan gente. Libertad para Palestina”. Otros excombatientes fueron arrestados por gritarle a Blinken: “Necesitamos dinero aquí, no para bombardear niños en Gaza”.

6. La compra de políticos, senadores y representantes por parte de los mayores lobbies en Washington. En enero de 2025, el senador Bernie Sanders, refiriéndose a Netanyahu y el lobby israelí AIPAC, dijo: “la mayoría de los estadounidenses no quiere que apoyemos un gobierno que mata niños; pero si lo dices, te vas a enfrentar al AIPAC y otros millonarios y vas a perder las elecciones… Muchos senadores me dicen ‘Dios, lo que está haciendo Netanyahu es monstruoso, pero no puedo votar en contra porque van a destruir mi carrera política’. Saben que si no se complace a las corporaciones, perderán las elecciones…”

Ninguna de estas críticas e ideas son nuevas. Muchos venimos escribiendo sobre esto desde los años 90. No desde antes porque no habíamos nacido. Lo nuevo es que, al mismo tiempo que la política fascista de los superricos toma el poder en la Casa Blanca, apoyados por una mayoría de la población consumidora de sus productos, una nueva y creciente minoría ha salido del closet con una mayor conciencia de la de fato lucha de clases.

El lunes 20 asume otra vez Donald Trump. Solo su rosto adusto dice mucho. Ni sus seguidores están esperanzados. Como diría Jorge Luis Borges, no los une el amor, sino el espanto. Como escribió la italiana Oriana Fallaci en 2001 y criticamos como el inicio de una Era peligrosa (“El lento suicidio de Occidente” 2002), los une “la rabia y el orgullo”.

Ahora, tampoco debemos perder de vista que cuanto más progresa la derecha nacionalista,  fascista y feudocapitalista, más se hace evidente un quiebre que recurra a la izquierda, como siempre―y, como nunca desde hace un siglo, de una forma radical.

Jorge Majfud, enero 17 2025.

https://www.pagina12.com.ar/798147-augusto-augustulo-trump

https://actualidad.rt.com/programas/zoom/538008-trump-dorada-eeuu

¿Por qué Elon Musk odia Wikipedia?

En 2008, el filósofo argentino Hugo Biagini publicó su Diccionario del Pensamiento Alternativo. Biagini me invitó muchas veces a colaborar con sus proyectos (como América latina hacia la segunda independencia, con Arturo Roig, 2007; en su Diccionario de Autobiografías intelectuales, 2019) y en esa oportunidad mi aporte fue solo una entrada sobre “La sociedad desobediente”. Allí aproveché para repetir una respuesta al cofundador de Wikipedia, Larry Sanger, cuando en 2007 abandonó el proyecto por considerarlo un fracaso, debido a su falta de autoridad. En 2020, Larry Sanger acusó a Wikipedia de estar dominada por “izquierdistas”. Algo discutible. No tan discutible es el hecho de que si alguien ama el dinero no va a dedicar su vida a la enseñanza o a Wikipedia.

Para mí, con todos sus defectos, Wikipedia era un ejemplo reciente y exitoso de organización del conocimiento independiente de una autoridad política y económica, una “forma de desobediencia cultural”. En el Diccionario de Biagini, anoté: “Contrariamente a lo que se podía predecir, la escritura de la información por parte de millones de individuos anónimos alrededor del mundo no ha derivado en un caos sino en una confiabilidad (según estudios tradicionales) tan alta como la Enciclopedia Británica (…) En la sociedad desobediente la educación posindustrial toma progresivamente el lugar de la educación industrialista (uniformizante), de la misma forma que ésta tomó el lugar de la educación escolástica durante la Revolución Industrial. En la esfera política, uno de sus requisitos es la democracia directa (…) Según este diagnóstico, resulta posible pronosticar que los tradicionales sistemas representativos (como el parlamentario) perderán su importancia en las decisiones de las sociedades, de la misma forma en que, en su momento, la perdieron los reyes absolutistas en beneficio de los parlamentos. Es probable que esta misma idea de agravamiento de las condiciones impuestas por un poder imperial (en este caso la globalización de la cultura norteamericana…) sea producto de una reacción de los poderes tradicionales contra el surgimiento de la sociedad desobediente… No obstante, podemos pensar que no es esta inevitable radicalización de la desobediencia el origen del conflicto sino la reacción de los poderes tradicionales…” (506-508)

Claro, todo a pesar de la continua presión e injerencia de mafias institucionalizadas, como la CIA (para la cual Elon Musk trabaja y es agente con acceso a documentos clasificados). Desde los primeros años de Wikipedia, se han detectado guerras de ediciones generadas con IPs procedentes de la misma CIA, antes que la NRL desarrollase Tor, un navegador anónimo que también se les escapó de las manos (era inevitable hacerlo “open source” para que fuese realmente “intrazable”). Pero la CIA no disminuyó sino que aumentó su uso. El mismo caso de Linux, como lo reconoció su fundador negándolo con la boca y afirmándolo con la cabeza.

El otro fundador de Wikipedia, Jimmy Wales, comenzó desde una filosofía libertaria y capitalista, pero su proyecto confunde un anarquismo de derecha (antigubernamental, como el marxismo original) con un anarquismo de izquierda (igualitario). En 2005 ya había calificado al Partido Libertario como una “horda de lunáticos”.

Elon Musk se ha burlado de la mendicidad de Wikipedia para sobrevivir, similar a las cadenas públicas de radio y televisión sobrevivientes en Estados Unidos. NPR y PBS son odiadas por Musk y quiere verlas desaparecer. Debido al progresivo desfinanciamiento estatal, estas cadenas públicas han debido recurrir a donaciones.

Wales ha insistido que el principio de Wikipedia de no financiarse a través de publicidad es para preservar su independencia. Claro, cuando no están limitadas, las donaciones son un arma de doble filo. Es aquí donde la dosis de la medicación hace una diferencia absoluta entre la vida y la muerte. Un ejemplo obvio fue la abolición del tope de donaciones a los partidos políticos en 2010, lo cual recientemente hizo posible que Musk comprase su acceso a la Casa Blanca con una donación de 250 millones de dólares a la campaña de Donald Trump.

La políticos, los medios y la opinión pública se pueden comprar. Pero hay cosas que no, como el amor y la dignidad. En el caso de Wikipedia, es una espina en el talón que llevan ultra millonarios como Musk: ¿cómo es posible que exista una fuente global de información que no cotiza en la Bolsa de Londres o Nueva York? Si Musk pudo comprar Twitter por 44 mil millones (y sin poner un dólar de su bolsillo), le cambió el nombre y, en nombre de la libertad de expresión comenzó a manipular el algoritmo para censurar y privilegiar la visibilidad global de Trump y la suya misma, ¿cómo es posible que Superman, con todo sus superpoderes, no pueda escribir su propia biografía ni la historia de las ideas políticas, sociales, sexuales y raciales? ¡Pero qué horror!

Para peor, Wikipedia en inglés mantiene un dato que le hiere el ego, naturalmente inflamado: “En el primer aniversario de la adquisición [de Twitter], Musk declaró el valor de la compañía en 19 mil millones de dólares, una depreciación del 55 por ciento respecto al precio de compra de 44 mil millones”.

Si desde la Edad Media los nobles donaban para las iglesias y las catedrales que construían los artesanos, quienes luego iban a escuchar los sermones de los sacerdotes que vivían de las donaciones de los nobles y burgueses, ¿cómo es posible que aun en el actual regreso a la Edad Media todavía los señores feudales puedan comprar a Dios y no una maldita enciclopedia?

Musk ofreció por Wikipedia mil millones de dólares y propuso llamarla Wokepedia o Dickipedia (Vergapedia), lo que confirma que los dueños del mundo ni son felices ni tienen capacidad alguna de vivir en paz consigo mismos―menos con el resto de la humanidad.

El comandante en jefe de la Casa Blanca que vino del Apartheid sudafricano sabe que Wikipedia es uno de los escasos ejemplos de independencia del gran capital, por lo cual no puede vivir pensando que hay algo que puede existir sin la posibilidad de ser comprado, es decir, controlado por los psicópatas del apartheid global y de clase.

Al igual que la fortuna de su padre, quien también sufría de un profundo racismo, clasismo y sexismo que hoy se ha romantizado con la ideología del Macho alfa de la Nueva Derecha fascista, como líder natural de una manada de lobos vagando sobre la nieve en busca de una presa a la que descuartizar. Ese es el modelo, la utopía de humanidad que restringe y estriñe las capacidades intelectuales de individuos que se creen semidioses por el solo hecho de poseer (su verbo favorito) la habilidad de acumular dinero para comprar seres humanos (sean trabajadores o adulones), para comprarse el derecho de usar un látigo contra toda forma de pensamiento, contra toda forma de ser que no se ajuste a su mediocre existencia.

Elon Musk compra todo lo que odia y odia aún más todo lo que no puede comprar. De ahí su odio a Wikipedia y su oferta para comprarla en un billón. Probablemente odie la vida misma, porque sabe que no puede comprarla.

Jorge Majfud, 4 de enero de 2025

https://www.pagina12.com.ar/794846-por-que-elon-musk-odia-wikipedia

https://www.ihu.unisinos.br/647551-por-que-elon-musk-odeia-a-wikipedia-artigo-de-jorge-majfud

https://www.ihu.unisinos.br/647551-por-que-elon-musk-odeia-a-wikipedia-artigo-de-jorge-majfud

Por que Elon Musk odeia a Wikipedia?

Elon Musk compra tudo o que odeia e odeia ainda mais o que não pode comprar. Daí seu ódio à Wikipédia e sua oferta de 1 bilhão por ela. Provavelmente, odeia a própria vida, porque sabe que não pode comprá-la.

O artigo é de Jorge Majfud, escritor uruguaio e professor da Jacksonville University, em artigo publicado por Página|12, 04-01-2025.

Eis o artigo.

Em 2012, o filósofo argentino Hugo Biagini publicou seu Dicionário do Pensamento AlternativoBiagini frequentemente me convidou para colaborar em seus projetos (como América Latina Rumo à Segunda Independência, com Arturo Roig, 2007; e no Dicionário de Autobiografias Intelectuais, 2019). Nessa ocasião, minha contribuição foi apenas uma entrada sobre “A sociedade desobediente”. Nela, aproveitei para reiterar uma resposta ao cofundador da Wikipédia, Larry Sanger, quando, em 2007, ele abandonou o projeto, considerando-o um fracasso devido à falta de autoridade. Em 2020, Larry Sanger acusou a Wikipédia de ser dominada por “esquerdistas”. Algo discutível. Menos discutível é o fato de que, se alguém ama o dinheiro, dificilmente dedicará sua vida ao ensino ou à Wikipédia.

Para mim, com todos os seus defeitos, a Wikipédia era um exemplo recente e bem-sucedido de organização do conhecimento independente de uma autoridade política e econômica, uma “forma de desobediência cultural”. No Dicionário de Biagini, escrevi:

“Contrariamente ao que se poderia prever, a redação de informações por milhões de indivíduos anônimos ao redor do mundo não resultou em caos, mas sim em uma confiabilidade (segundo estudos tradicionais) tão alta quanto a da Enciclopédia Britânica. (…) Na sociedade desobediente, a educação pós-industrial progressivamente substitui a educação industrialista (uniformizadora), da mesma forma que esta substituiu a educação escolástica durante a Revolução Industrial. Na esfera política, um de seus requisitos é a democracia direta. (…) Segundo esse diagnóstico, é possível prever que os tradicionais sistemas representativos (como o parlamentarismo) perderão importância nas decisões das sociedades, assim como, em seu tempo, os reis absolutistas perderam importância em benefício dos parlamentos. É provável que essa ideia de agravamento das condições impostas por um poder imperial (neste caso, a globalização da cultura norte-americana…) seja uma reação dos poderes tradicionais contra o surgimento da sociedade desobediente. (…) No entanto, podemos considerar que o conflito não decorre da inevitável radicalização da desobediência, mas sim da reação dos poderes tradicionais” (p. 506-508).

Claro, isso ocorre apesar da contínua pressão e ingerência de máfias institucionalizadas, como a CIA (para a qual Elon Musk trabalha, sendo um agente com acesso a documentos classificados). Desde os primeiros anos da Wikipédia, foram detectadas guerras de edições oriundas de IPs da própria CIA, antes mesmo de a NRL desenvolver o Tor, um navegador anônimo que também saiu de seu controle (era inevitável torná-lo open source). Contudo, a CIA não diminuiu, mas aumentou seu uso. O mesmo ocorre com o Linux, como admitiu seu fundador, negando com palavras, mas afirmando com gestos.

O outro fundador da Wikipédia, Jimmy Wales, começou com uma filosofia libertária e capitalista, mas seu projeto confunde um anarquismo de direita (antigovernamental, como o marxismo original) com um anarquismo de esquerda (igualitário). Em 2005, ele já havia classificado o Partido Libertário como uma “horda de lunáticos”.

Elon Musk zombou da mendicância da Wikipédia para sobreviver, algo semelhante às redes públicas de rádio e televisão que ainda resistem nos Estados Unidos. A NPR e a PBS são odiadas por Musk, que deseja vê-las desaparecer. Devido ao progressivo desfinanciamento estatal, essas redes públicas foram obrigadas a recorrer a doações.

Jimmy Wales insistiu que o princípio da Wikipédia de não se financiar por meio de publicidade é preservar sua independência. Claro que, quando não são limitadas, as doações tornam-se uma arma de dois gumes. É aqui que a dosagem do remédio faz uma diferença absoluta entre a vida e a morte. Um exemplo óbvio foi a abolição do teto para doações a partidos políticos em 2010, o que recentemente permitiu que Musk comprasse seu acesso à Casa Branca com uma doação de 250 milhões de dólares à campanha de Donald Trump.

Os políticos, os meios de comunicação e a opinião pública podem ser comprados. Mas há coisas que não podem, como o amor e a dignidade. No caso da Wikipédia, ela é um espinho no calcanhar dos ultramilionários como Musk: como é possível que exista uma fonte global de informação que não esteja listada na Bolsa de Londres ou de Nova York? Se Musk pôde comprar o Twitter por 44 bilhões de dólares (sem desembolsar um centavo do próprio bolso), mudou o nome da plataforma e, em nome da liberdade de expressão, começou a manipular o algoritmo para censurar e privilegiar a visibilidade global de Trump e a sua própria, como é possível que o “Superman”, com todos os seus superpoderes, não consiga escrever sua própria biografia ou a história das ideias políticas, sociais, sexuais e raciais? Que horror!

Para piorar, a Wikipédia em inglês mantém um dado que fere seu ego, naturalmente inflamado: “No primeiro aniversário da aquisição [do Twitter], Musk declarou o valor da empresa em 19 bilhões de dólares, uma depreciação de 55% em relação ao preço de compra de 44 bilhões”.

Se desde a Idade Média os nobres doavam para igrejas e catedrais construídas por artesãos, que depois ouviam os sermões de sacerdotes sustentados por essas doações, como é possível que, no atual retorno à Idade Média, os senhores feudais ainda possam comprar a Deus, mas não uma maldita enciclopédia?

Musk ofereceu 1 bilhão de dólares pela Wikipédia e sugeriu renomeá-la como Wokepedia ou Dickipedia (Vergapedia), o que confirma que os donos do mundo nem são felizes nem têm capacidade de viver em paz consigo mesmos — muito menos com o restante da humanidade.

O comandante-em-chefe da Casa Branca, que veio do apartheid sul-africano, sabe que a Wikipédia é um dos raros exemplos de independência do grande capital, razão pela qual não suporta a ideia de que algo possa existir sem ser comprado, ou seja, controlado pelos psicopatas do apartheid global e de classe.

Assim como a fortuna de seu pai, que também sofria de profundo racismo, classismo e sexismo — hoje romantizados pela ideologia do “Macho Alfa” da Nova Direita fascista, como o líder natural de uma alcateia vagando pela neve em busca de uma presa para dilacerar. Esse é o modelo, a utopia de humanidade que limita e estreita as capacidades intelectuais de indivíduos que se creem semideuses apenas por possuírem (seu verbo favorito) a habilidade de acumular dinheiro para comprar seres humanos (sejam trabalhadores ou bajuladores), adquirindo o direito de usar o chicote contra qualquer forma de pensamento ou de existência que não se ajuste à sua medíocre realidade.

Elon Musk compra tudo o que odeia e odeia ainda mais o que não pode comprar. Daí seu ódio à Wikipédia e sua oferta de 1 bilhão por ela. Provavelmente, odeia a própria vida, porque sabe que não pode comprá-la.

Trump II y los años por venir

Trump II and the years to come 27 diciembre, 2024

Entrevista a Jorge Majfud

Por Gerard Yong, periodista, México

Ante una nueva presidencia de Donald Trump, la que parece haberse iniciado antes de volver a entrar al Salón Oval, conversamos con Jorge Majfud para entender cómo llegamos a este momento en Estados Unidos y en el mundo, qué puede esperar América latina y qué podemos esperar de los años por venir.

GY: ¿Podríamos decir que, ante la perspectiva de anexar México y Canadá a Estados Unidos, estaríamos viendo un nuevo modelo económico más consistente en el sistema de anexión, en lugar de una globalización abierta?

JM: Esa sería la etapa final de esta nueva Guerra Fría con China que ya ha cruzado algunos límites de la guerra fría anterior, aunque por entonces Vietnam era lo que hoy son Ucrania y Palestina para Noroccidente, mientras que África y América latina comienzan a coincidir con lo que eran en ese tablero de ajedrez: movimientos independentistas inoculados por caballos de Troya. Los mismos movimientos, la misma estrategia: dominar los casilleros centrales quemando algunos peones antes de proyectarse a un movimiento de jaque.

GY: Pero la fantasía de una invasión siempre está…

JM: Sin la menor duda. No pocos halcones en el senado estadounidense quisieran invadir México, pero no anexarlo. México es un país demasiado habitado por “una raza inferior”, “una raza de híbridos corruptos”. Si cuando Estados Unidos anexó más de la mitad de México no continuó más allá del Rio Grande cuando tenían la capital del país tomada, fue precisamente para no agregar a la Unión millones de seres inferiores. Por la misma razón no tomaron todo el Caribe. No pocos están hablando de Canadá como “El Estado 51”, de la misma forma que cuando se fundó Estados Unidos con las Trece colonias anglosajonas, se intentó anexar Canadá como la colonia número 14. No sólo para escapar a la maldición del número 13, sino porque los canadienses eran europeos blancos. Como fracasaron luego de algunos sabotajes y Gran Bretaña se vengó quemando la Casa Blanca en Washington (que hasta entonces no era blanca, pero debieron pintarla así para cubrir la memoria del oprobio).

Estas nuevas anexiones, siguiendo el estilo imperialista del siglo XIX antes de cambiar por la estrategia de las bases militares por todo el mundo, puede tener un revival que producirá crisis deseadas, pero no es probable que se concreten a mediano plazo. A largo plazo (tal vez en dos o tres generaciones) es más probable lo contrario: que Estados Unidos pierda algunos estados como Texas o California por una secesión o Alaska por alguna anexión china, por ejemplo.

GY: ¿Qué perspectivas consideras que tendrá la política de Donald Trump hacia México, en su segundo mandato?

JM: Luego del brutal despojo de México en otra guerra inventada en 1846 con el viejo método de un ataque de falsa bandera y la victimización del agresor, México quedó con la moral tan baja que sus líderes (con excepciones) se dedicaron a entregar el resto a las compañías estadounidenses. La Revolución Mexicana cambió muchas cosas. Cuando Wilson bombardeó Veracruz, fueron sus pobladores quienes resistieron y repelieron una nueva ocupación a la ciudad que duró meses. Los soldados se retiraron. La Revolución mexicana desangró a México, pero le dejó una experiencia de resistencia armada que (sospecho por otros pocos casos similares en el continente) hizo que Washington no se atreviera a intervenir como lo hacía antes, a punta de cañón y de golpes de Estado estilo República bananera. Es probable que por esta misma razón (y tal vez también por su estratégica ambigüedad con las potencias europeas) Lázaro Cárdenas haya logrado lo impensable: nacionalizar el petróleo mexicano.

Por estas razones históricas no creo que Trump ni sus halcones se atreva a una agresión o intervención directa en México. Sin embargo, creo que debemos esperar una presidencia mucho más agresiva que la anterior por cuatro razones: 1. Trump ya no competirá por una reelección (al menos no según la constitución actual). 2. Como una droga, su ego necesita dejar una marca en la historia (lo que aquí llaman “legado”), cualquiera sea. 3. La nueva derecha ahora es abiertamente antidemocrática, sin más disimulos, y su ideología, aunque elemental y primitiva (la del Macho alfa) los estimula a la agresión―entre individuos, entre naciones. 4. Estados Unidos es un imperio en decadencia económica, social, política y geopolítica, lo cual lo hace aún más agresivo.

México está y ha estado siempre en una posición muy particular que lo diferencia del resto de América latina. Es al mismo tiempo vulnerable y fuerte. Como en tiempos de Cárdenas, debe hacer alianzas económicas con diferentes potencias como China (ya que está lejos de ingresar a los BRICS+) y alianzas regionales como con el resto de América latina. Alianzas y uniones como la única fórmula posible para la independencia, que es una condición ineludible de desarrollo para países que no son microcolonias.

GY: Hay quienes opinan que Trump podría negociar con Rusia, una salida pacífica a la Guerra de Ucrania, tal vez en detrimento de ésta… ¿Qué piensas de esto?

JM: El factor de su ego podría jugar un rol positivo en cuanto a terminar la guerra en Ucrania a través de una negociación. Trump se entiende con hombres fuertes, no porque él lo sea sino porque son sus alter egos. Los grandes líderes no son ególatras, pero quienes aman el poder sí, y Trump (como Musk y otros individuos con la misma patología) se ajustan perfectamente a este tipo psicológico.

Por otro lado, no debemos olvidar que los individuos, los presidentes electos en una democracia liberal no son el poder sino su máscara. El poder está en quienes concentran montañas de dinero (esto no es una metáfora ni una hipérbole) y, como resultado directo e indirecto compran políticos, medios de comunicación, la opinión pública de las mayorías que idolatran a sus esclavistas. Si a eso agregamos que la industria más lucrativa es la industria de la muerte, sólo debemos esperar que de terminarse el gran negocio de la guerra en Ucrania, toda esa inversión de capitales se mueva a otras regiones. Palestina es un caso. Siria es otro. El más dramático sería (y esa es la intención) continuar con Irán hasta llegar a Taiwán, expandiendo así el Anillo de fuego del que ya hablamos durante años.

GY: ¿Nosotros estaríamos lejos de ese Anillo de fuego?

JM: Solo desde un punto de vista geográfico. Para América latina no serán tiempos fáciles. Si bien en la última década el neo intervencionismo imperial ha sido a través del sermón mediático y de las redes sociales (básicamente, todavía en manos de las corporaciones estadounidenses), creo que es razonable prever un agravamiento del conflicto en su fase CIA-Mossad (como durante la Guerra Fría) y luego con dirección a una fase militar (como durante las Guerras bananeras).

La más reciente retórica de Trump sobre su idea de recuperar el Canal de Panamá y de anexar Canadá y Groenlandia son un intento de ir preparando a los habitantes de Estados Unidos para la naturalización de lo que en otro momento causó risa.

YG: ¿Cómo llegamos hasta aquí?

JM: De una forma muy simple. Los nobles feudales cambiaron de máscara una vez más. Primero se convirtieron en los liberales de las compañías piratas, como la East India Company… Fueron esclavistas, fueron demócratas (como eran los piratas) y fueron neoliberales para seguir vampirizando a sus colonias y a los de abajo en sus propios países. Más recientemente, con el suicidio de la Unión Soviética, lograron que la izquierda occidental se convirtiese en vegana, adoptando la ideología económica de la derecha: el neoliberalismo. Como golpe de gracia, la izquierda se olvidó del problema de la lucha de clases y se redujo a una política simplista de la identidad―que también es la política racista y sexista de la derecha, pero invertida; justa, según nosotros, pero insuficiente y una distracción perfecta. Una vez que el neoliberalismo fracasa de forma sistemática en cada una de las décadas, dejando decadencia y endeudamiento por todas partes, en las colonias y hasta en el mismo imperio la derecha pega un salto, se hace llamar libertaria y le promete a las masas frustradas y rabiosas (ante el resultado obsceno de la super acumulación de los capitales que ellos mismos crearon) y vuelven a vender la promesa de la solución mágica. ¿Cómo? Ofreciendo más de lo mismo pero de forma radical, ya no en democracias liberales sino en un fascismo indisimulado que, como hace cien años, promete satisfacer las frustraciones de un pueblo brutalizado ―aumentando la dosis de la droga. Si a eso le agregas el derrumbe interior y exterior de todo un imperio y la simplicidad primitiva, basada en emociones básicas y ancestrales de la extrema derecha (la tribu, el tótem, la raza, el miedo al otro, la rabia y el orgullo), pues, más claro no puede estar. En menos palabras: la derecha ha logrado vender la ilusión de una solución radical a los problemas creado por la derecha mientras la izquierda perdía su mística crítica y revolucionaria, identificándose con la ideología neoliberal de la derecha.

Diciembre 2024

https://www.pagina12.com.ar/794060-trump-2-la-ley-del-revolver-y-la-izquierda-cobarde

https://radiocut.fm/audiocut/vivimos-en-fracasada-civilizacion-del-exito-jorge-majfud/

La democracia de los nativos americanos

La nueva democracia blanca de las Trece Colonias, aparentemente fundada en las ideas de la Ilustración de los filósofos radicales, era mucho menos democrática que la centenaria confederación de tribus iroqueses. La Liga de las Seis Naciones, Liga Iroqués o Gran Liga de la Paz, había sido fundada en 1142 con la integración de diferentes pueblos originarios de Norteamérica como solución a un período de conflictos y disputas individuales por el poder. Fue una de las democracias participativas más antiguas del planeta, basada en la búsqueda de la paz y en la redistribución de la producción colectiva.

Los iroqués aceptaban inmigrantes, pueblos desplazados y hasta a sus derrotados en las guerras. Aunque algunos prisioneros podían ser forzados a trabajar, su servidumbre no estaba ligada a su raza y, luego de un tiempo, solían ser adoptados por familias establecidas.

Los pueblos americanos ejercían formas más democráticas, menos patriarcales (en muchos aspectos eran matriarcales) y más equitativas que los europeos. Los ejemplos de democracia europea se limitaban a grupos pequeños, como en el caso inglés, luego de la destrucción de las tradicionales tierras comunales, del surgimiento de la comercialización de casi todo a fuerza de cañón, como fue el caso de las compañías trasnacionales, de los mismos piratas, los que fundaron un rasgo típico del occidente capitalista: amables democracias adentro y arriba; brutales dictaduras afuera y abajo.

En marcado contraste con las nuevas sociedades capitalistas en Europa, en las Américas el éxito social se reflejaba en una expectativa de vida mayor y en una mayor estatura que la europea, debido a mejores condiciones de salud y de trabajo. Los nativos trabajaban menos horas por día; la mitad de los días al año que los trabajadores europeos. Habían consolidado un sistema de seguridad social que protegía a los integrantes más débiles, como los ancianos y los enfermos, una desigualdad social mucho menor y una frecuencia de guerras internacionales muy inferior a la europea.

Un ejemplo conocido de democracia en Norteamérica, siglos antes de la fundación de la llamada “democracia americana”, fue la federación de pueblos iroqués, que fundadores como Benjamín Franklin conocían muy bien pero no quisieron mencionar en los voluminosos debates constitucionales y unionistas. No es difícil adivinar por qué, si consideramos el racismo crónico de los llamados Padres fundadores. El mismo Franklin, en una carta a James Parker fechada el 20 de marzo de 1751, argumentando a favor de la posibilidad de crear una federación de doce colonias independientes, se refirió a la vergüenza de que los colonos ingleses no pudieran lograrlo cuando desde hacía mucho tiempo ya lo habían hecho “seis naciones de salvajes ignorantes”. Según Franklin, “Sería algo muy extraño que seis naciones de salvajes ignorantes fueran capaces de formar un plan para tal unión, que haya subsistido por siglos y parezca indisoluble; y que una unión similar fuera impracticable para una docena de colonias inglesas, para quienes es más necesaria y debe ser más ventajosa, y de quienes no se puede suponer que carezcan de una comprensión igual de sus intereses”. Las 13 flechas que ahora sostiene el águila en el escudo de Estados Unidos procede de una metáfora iroqués: es más fácil quebrar muchas flechas por separado que quebrarlas todas juntas.

Cuarenta años más tarde, poco después de la independencia de las Trece colonias y de la expulsión de varios pueblos indígenas allende los Apalaches, en 1784, Benjamín Franklin matizó sus juicios de juventud:

De jóvenes, los indios son cazadores y guerreros; de viejos son consejeros, pues todo su gobierno se basa en el consejo de los sabios. No tienen fuerza [policía], no tienen prisiones, no hay oficiales que obliguen a la obediencia o inflijan castigos. Aunque la imagen popular puede reducir a esta confederación a una unión de tribus de reducido tamaño, en el siglo XVI su población excedía la de los estados esclavistas del sur―Virginia, Maryland, Carolina del Norte, Carolina del Sur y Georgia.

Las observaciones de Franklin continúan arrojando un tesoro de información que sería más tarde olvidado: aparte de cazadores, constructores y guerreros, los salvajes “estudian oratoria; el mejor orador es el que tiene mayor influencia. Las mujeres cultivan la tierra, preparan los alimentos, cuidan y crían a los niños, y transmiten el recuerdo de las transacciones públicas. Estas ocupaciones de hombres y mujeres se consideran naturales y honorables. Al tener pocas necesidades artificiales, tienen abundancia de tiempo libre para mejorar mediante la conversación. Ellos consideran que nuestro laborioso estilo de vida es vil y servil, y que el conocimiento en el que nos valoramos a nosotros mismos es frívolo e inútil. Un ejemplo de esto ocurrió en el Tratado de Lancaster en Pensilvania, en el año 1744, entre el Gobierno de Virginia y las Seis Naciones. Después de que se resolvió el asunto principal, los comisionados de Virginia informaron a los indios que había en Williamsburg una universidad con un fondo para educar a la juventud india y que si los jefes de las Seis Naciones enviaban media docena de sus hijos a esa universidad, el gobierno se ocuparía de que estuvieran bien provistos e instruidos en todo el saber de la gente blanca. Una de las reglas de cortesía de los indios es no responder a una propuesta pública el mismo día en que se hace. Ellos piensan que sería tratarla como un asunto sin importancia. Para demostrar respeto, se toman un tiempo para considerar cada propuesta como un asunto importante. Por lo tanto, aquella vez también aplazaron su respuesta hasta el día siguiente. Cuando su vocero comenzó a hablar, expresó agradecimiento por la bondad del gobierno de Virginia por aquel ofrecimiento.

La respuesta del vocero iroqués resuena hoy de una forma que cualquier supremacista moderno encontraría arrogante y otros encontramos de una extrema sabiduría, inteligencia y coraje intelectual:

Sabemos, dijo, que ustedes tienen en alta estima el tipo de enseñanza que se ofrece en esos colegios y que el mantenimiento de nuestros jóvenes, mientras estén con ustedes, les resultará muy costoso. Estamos convencidos de que ustedes quieren hacernos un bien con su propuesta y se los agradecemos de corazón. Pero ustedes, que son sabios, también deben entender que las distintas naciones tienen diferentes concepciones del mundo y, por tanto, esperamos que no tomen a mal que nuestras ideas sobre la educación no sean las mismas que las de ustedes. Hemos tenido alguna experiencia al respecto. Varios de nuestros jóvenes fueron educados en sus colegios. Fueron instruidos en sus ciencias, pero cuando volvieron con nosotros ignoraban todos los medios de vida en la naturaleza. Eran incapaces de soportar el frío o el hambre, no sabían cómo construir una casa, no sabían cómo cazar un ciervo o luchar contra un enemigo ni hablaban bien nuestro idioma. Agradecemos su amable ofrecimiento, pero no podemos aceptarlo. Ahora, para demostrar nuestro agradecimiento, si los caballeros de Virginia nos envían una docena de sus hijos, cuidaremos mucho de su educación, los instruiremos en todo lo que sabemos y los convertiremos en hombres”.

Jorge Majfud. diciembre 2024.

Del libro Historia anticapitalista de Estados Unidos (a publicarse en 2025)

Una democracia imperial

(Originalmente publicado por Montly Review en 2007)

A juzgar por los documentos que nos quedan, Tucídides (460-396 a. C.) fue el primer filósofo de la historia que descubrió el poder como un fenómeno humano y no como una virtud que conferían los cielos o los demonios. También fue consciente del valor principal del dinero para vencer en cualquier guerra. Podemos agregar otra: Tucídides nunca creyó en el principio que tanto gustan repetir quienes no confían en los argumentos, en las revisiones críticas: “yo sé lo que digo porque lo viví”. Alguna vez anotamos que esta idea se destruye fácilmente con dos observaciones contrarias de quienes vivieron un mismo hecho. Tucídides lo evidenció así: “La investigación ha sido laboriosa porque los testigos no han dado las mismas versiones de los mismos hechos, sino según las simpatías por unos y por otros o seguían la memoria de cada uno”.

Según Tucídides (Historia de la guerra del Peloponeso), para que Esparta entrase en guerra con la dominante Atenas, los corintios se dirigieron a su asamblea retratando a la gran democracia enemiga: “ellos [los atenienses] son innovadores, resueltos en la concepción y ejecución de sus proyectos; vosotros tendéis a dejar las cosas como están, a no decir nada y a no llevar a cabo ni siquiera lo necesario” (236). Luego: “al igual que pasa en las técnicas, las novedades siempre se imponen”. (238)

Enterados los embajadores atenienses de este discurso, responden con las siguientes palabras: “por el mismo ejercicio del mando nos vimos obligados desde un principio a llevar el imperio a la situación actual, primero por temor, luego por honor, y finalmente por interés; y una vez que ya éramos odiados por la mayoría, y que algunos ya habían sido sometidos después de haberse sublevado, y que vosotros ya no erais nuestros amigos como antes, sino que os mostrabais suspicaces y hostiles, no parecía seguro correr el riesgo de aflojar. […] Disponer bien de los propios intereses cuando uno se enfrenta a los mayores peligros no puede provocar el resentimiento de nadie”. (244) “Tampoco hemos sido los primeros en tomar una iniciativa semejante, sino que siempre ha prevalecido la ley de que el más débil sea oprimido por el más fuerte; creemos, además, que somos dignos de este imperio, y a vosotros así os lo parecíamos hasta que ahora, calculando vuestros intereses, os ponéis a invocar razones de justicia, razones que nunca ha puesto por delante nadie que pudiera conseguir algo por la fuerza para dejar de acrecentar sus posesiones. […] en todo caso, creemos que si otros ocuparan nuestro sitio, harían ver perfectamente lo moderado que somos”. (126) “En todo caso, si vosotros nos vencierais y tomaras la dirección del imperio, rápidamente perderías la simpatía que os habéis atraído gracias al miedo que nosotros inspiramos.” (249) “Cuando los hombres entran en guerra, comienzan por la acción lo que debería ser su último recurso, pero cuando se encuentran en la desgracia, entonces ya recurren a las palabras” (250).

Tocados en su amor propio, la conservadora y xenófoba Esparta decide enfrentarse al expansionismo ateniense. Los atenienses, convencidos por Pericles, se niegan a negociar y enfrentan solitarios una guerra que los lleva a la catástrofe. “No debemos lamentarnos por las casas y por la tierra —advierte Pericles repitiendo un conocido tópico de la época—, sino por las personas: estos bienes no consiguen hombres, sino que son lo hombres quienes consiguen bienes”. (370)

Sin embargo, la guerra extiende muertos sobre Grecia. Más tarde, en un discurso fúnebre, Pericles (Libro II) nos da testimonio de los ideales y representaciones de los antiguos griegos, que hoy llamaríamos “preceptos humanistas”. Refiriéndose a la costumbre espartana de expulsar a cualquier extranjero de su tierra, Pericles procura un contraste moral: “nuestra ciudad está abierta a todo el mundo, y en ningún caso recurrimos a las expulsiones de los extranjeros” (451). En otro discurso completa este retrato ideológico, repitiendo ideas ya formuladas por otros filósofos de Atenas y que olvidaron los conservadores de hoy: “Tengo para mí, en efecto, que una ciudad que progrese colectivamente resulta más útil a los particulares que otra que tenga prosperidad en cada uno de sus ciudadanos, pero que se esté arruinando como estado. Porque un hombre cuyos asuntos particulares van bien, si su patria es destruida, él igualmente se va a la ruina con ella, mientras que aquel que es desafortunado en una ciudad afortunada se salva mucho más fácilmente”. (484)

Paradójicamente, el igualitarismo humanista de Pericles no escapa al patriotismo opresor, al orgullo y a la vanidad del dominio como valores superiores. Como si la clarividencia de la “naturaleza humana” en sociedad se convirtiese en miopía al extender la mirada más allá de los límites de su propia patria. Entonces recurre a la gloria y al honor de la memoria futura como valor absoluto para cualquier sacrificio. La democracia radical intramuros se convierte en imperialismo hacia fuera: “Daos cuenta de que ella [Atenas] goza del mayor renombre entre todos los hombres por no sucumbir a las desgracias y por haber gastado en la guerra más vidas y esfuerzos que ninguna otra; pensad que también ella posee la mayor potencia conseguida hasta nuestros días, cuya memoria, aunque ahora llegáramos a ceder un poco (pues todo ha nacido para disminuir), perdurará para siempre en las generaciones futuras; se recordará que somos los griegos que hemos ejercido nuestro dominio sobre mayor número de griegos, que hemos sostenido las mayores guerras tanto contra coaliciones como contra ciudades separadas, y que hemos habitado la ciudad más rica en toda clase de recursos y la más grande. […] Ser odiados y resultar molestos de momento es lo que siempre les ha ocurrido a todos los que han pretendido dominar a otros; pero quien se expone a la envidia por los más nobles motivos toma la decisión acertada”. (491)

En su introducción crítica a esta misma edición de Gredos, Julio Calogne Ruiz recuerda que “el objetivo de Esparta no era el dominio sobre nuevas ciudades, sino el de poner fin al incremento progresivo del poderío ateniense, marcadamente imperialista. Puesto que todo el poder de Atenas venía de los tributos de los súbditos, el pretexto que dio Esparta para combatir era el de liberación de todas las ciudades griegas”. (20) Luego especula: “muchos atenienses modestos debían de darse cuenta de que su bienestar dependía básicamente de la continuidad en la dominación sobre los aliados sin pensar si esta era justa o injusta” (26).

“La cuestión del poder en el siglo V es —continúa Calogne Ruiz—, la del imperialismo de Atenas. Durante tres cuartos de siglo Atenas es un imperio y nada en la vida ateniense puede sustraerse a esa realidad”. (80)

No obstante, esta realidad, que a veces es nombrada de forma explícita por Tucídides, nunca se expresa como tema central en las mayores obras de la literatura y del pensamiento antiguo.

En The World, the Text, and the Critics Edward Said, refiriéndose a la literatura de los últimos siglos, reflexiona sobre la falsa neutralidad política de la cultura y la pretendida “libertad absoluta” de la creación literaria: “Lo que semejantes ideas encubren, mistifican, es precisamente la red que une a los intelectuales con el Estado y con un imperialismo mundial que, en el momento de cada escritura, impone su propia técnica narrativa. […] Lo que deberíamos preguntarnos es por qué tan pocos ‘grandes novelistas’ han encarado los mayores problemas socioeconómicos más allá de sus propias existencias —como el colonialismo y el imperialismo— y por qué, también, los críticos han continuado consagrando este silencio”. (p. 176; traducción nuestra)

Las históricas virtudes de Atenas —desde nuestro punto de vista humanista—, contrastan con sus defectos; significan fuertes contradicciones que no son reconocidas, sino glorificadas: Atenas se reconoce como una justa democracia al mismo tiempo que defiende su derecho a imponer sus intereses por la fuerza. Tal vez fue el imperio Británico el último imperio en enorgullecerse de esta condición. Como actualmente el pensamiento especializado y el pensamiento popular están marcados por las corrientes post-colonialistas de los años ’60, el ideoléxico imperialismo ha pasado a poseer connotaciones negativas, razón por la cual nadie quiere hacerse cargo de semejante distinción.

Jorge Majfud

Monthly Review 2007 https://mronline.org/2007/11/09/majfud091107-html/

La censura en tiempos de la libertad–esclavista

YouTube eliminó todos los programas que he hecho con RT (Russia TV) en los últimos 10 o 12 años y que luego de la censura de la OTAN a RT fueron respaldados por otros canales de youtubers (lo mismo hizo Milenio de Mexico y tantos otros–no me olvido de Radio Uruguay cuando subió Sotelo, 15 años tirados al olvido). Por eso están obligando a TikTok a venderlo a una empresa estadounidense, para mantener la censura global en nombre de la libertad, como todo esclavista libertario. A la lista debería agregar RTVE cuando subió Rajoy. Siempre en nombre de la libertad. Digo, porque ahora hay unos cuantos libertos defensores de la censura que están llorando por una supuesta censura en Uruguay. En ninguno de los casos que nombré antes, como los de muchos colegas, recibimos un solo dólar por las colaboraciones. No es el caso de los campeones de la empresa privada que cobran cien mil dólares del Estado por seis segundos de publicidad, por ejemplo. En Uruguay saben bien de qué hablo. En otros países también.

Jorge Majfud, 2024

Occidentales, occidentalistas y psicoccidentalismo

Eso que desde el Renacimiento se llama Occidente, por más de mil años fue apenas una idea vaga y profundamente contradictoria del continente más violento del mundo. La mente tribal necesita aliados y enemigos en una permanente partición del mundo en dos (nosotros y ellos, el Bien y el Mal), como en cualquier torneo deportivo. Banderas, símbolos y mitos extendieron la barbarie de las tribus hasta fantasías mayores llamadas pueblos elegidos, razas superiores y naciones civilizadas.

El Occidente moderno no se forma ni con los antiguos griegos ni con la caída de Roma. Surge con el imperialismo capitalista en el siglo XVI y se radicaliza con el protestantismo, la fiebre del oro y la sociopatía de la conquista perpetua, la sumisión de los pueblos inferiores y la obligación de salvar al mundo imponiendo nuestras ideas, nuestras supersticiones, nuestro poder financiero, policial, y la eliminación de cualquier posible poder o visión diferente del mundo. Se asienta en el fanatismo supremacista que no vive ni deja vivir.

La reacción de esa fantasía llamada Occidente (hoy la OTAN) ante la mayor crisis existencial de su historia moderna es pasar por encima de todos sus sermones (igualdad, libertad, democracia, derechos humanos) para dejar al descubierto su verdadero rostro: si no podemos imponernos por la propaganda, por las finanzas, por el acoso económico, lo haremos por la fuerza del cañón.

Exactamente así surgió el Occidente capitalista: en el nombre de la libertad del mercado, fueron a destruir la libertad del mercado del por entonces Primer Mundo (India, Bangladesh y China), imponiéndole sus propias reglas a fuerza de cañón, de corrupción (que inoculó guerras fratricidas, como en India) y a fuerza de la adicción de drogas como el opio en China. En India se aprovecharon de un sistema de castas más radical que el de la Edad Media europea, creando colaboracionistas arriba y cipayos abajo. Tradición que continúa hoy. Basta con echar una mirada a los políticos en Inglaterra y Estados Unidos.

Según Jacob Helberg, experto en seguridad nacional y asesor de política exterior de Palantir “Ucrania, es la oportunidad de cumplir la misión de Palantir Technologies: defender a Occidente y joder a nuestros enemigos”. Enemigos. Para los CEOs de Palantir, como Karp, existe un imperativo moral en proporcionar a los gobiernos occidentales la mejor tecnología emergente. Por esta buena razón, “los Estados deben colaborar más con el sector tecnológico” ―las corporaciones privadas. El otro dueño de Palantir, Peter Thiel, naturalmente expresa la vieja fijación occidentalista: “A diferencia del mundo físico, en ciberseguridad es muy fácil atacar y muy difícil defenderse”. Así que vamos por lo primero (el viejo “ataque preventivo”), ya que la existencia humana se define por el conflicto y la guerra y la salida no es la paz o la negociación sino la exterminación del adversario.

Para el psicoccidentalismo, no hay lugar para dos “machos alfa”―otra de las nuevas metáforas centrales de la Nueva Derecha para expresar la vieja obsesión europea; si nosotros ganamos y dictamos, el mundo está en paz. Como para los mega negocios, competencia significa exterminar al competidor. Una visión diferente sería la negociación para un bien común, como negocian las pequeñas empresas, como cooperan los seres humanos que no están enfermos de esta psicopatía del individualismo.

Por esta razón, se ve a China como el enemigo a destruir, como fue destruida en la Guerra del Opio. Aunque la estrategia ha sido demonizar y acosar primero a la gran región que la circunvala (Rusia-Irán) a través de sus bastiones principales (Ucrania-Israel-India-Taiwán), los políticos ya no ocultan que China es el verdadero objetivo. ¿Por qué? Porque posee una economía demasiado exitosa y, aunque aún no ha disparado ni un tiro para convertirse en la primera potencia mundial (lo opuesto a cómo se construyó y se mantuvo el Occidente capitalista), sólo su éxito no alineado a nuestros intereses la definen como nuestro enemigo, el Imperio del Mal. No hace falta decir que ésta es la forma más directa de llegar a una guerra con China, la cual no esperará a último momento para invertir toneladas de capitales en su complejo militar y en más bombas nucleares.

Como tantos otros generales y congresistas estadounidenses, Mike Gallagher asumió el cargo de director de negocios de defensa de la empresa Palantir. El mismo Gallagher publicó en mayo de 2024, un artículo en Foreign Affairs titulado “No Substitute for Victory: America’s Competition With China Must Be Won, Not Managed” (“No hay sustituto para la victoria: la competencia de Estados Unidos con China debe ganarse, no gestionarse”), para lo cual Washington debe “rearmar al ejército estadounidense para reducir la influencia económica de China” y su “estrategia malévola”… Psicoccidentalismo estilo John Wyne.

El Instituto Quincy, teniendo en cuenta la sinofobia de Gallagher y Karp (director ejecutivo de Palantir), aseguró que nos dirigimos a una guerra contra China. No aclara que somos nosotros los que hemos decidido ir hacia ese violento escenario que dejará grandes beneficios (económicos y políticos) a empresas como Palantir y hundirá al resto del mundo en una crisis total, incluido Occidente ―sobre todo Occidente. Una guerra por Taiwán es el escenario deseado por Occidente, pero les resultará más económico y estratégico inventar una guerra entre China e India por Kashmir… Bueno, mejor no darles ideas.

Para ir haciendo boca, el candidato a vicepresidente J.D. Vance, dijo que contrarrestar a China será una prioridad de política exterior para Donald Trump, algo que se puede leer como un libreto recibido de gente mejor preparada, informada y poderosa que el aprendiz Vance, amigo de los millonarios de Palantir y otras tecnológicas, sus principales donantes.

El imperio estadounidense ya no podrá contar con la imposición del dólar, por lo que deberá sacar ventaja de las armas dotadas de inteligencia artificial, algo que ya está siendo probado en Ucrania y Palestina. En 2024, el Ministerio de Defensa de Israel llegó a un acuerdo con Thiel y Karp para “aprovechar la tecnología avanzada de Palantir en apoyo de misiones relacionadas con la guerra”. Si en el pasado se experimentaba con drogas y sífilis en América Latina, ahora se prueba la efectividad de toda este avance de la inteligencia para eliminar sin asco hombres, niños y mujeres para probar la efectividad de las nuevas armas y el impacto en la opinión pública que, se calcula, dejará de importar porque parte del plan es eliminar las incómodas elecciones de las disfuncionales democracias liberales―ver nuestro análisis de Curtis Yarvin. 

Es la vieja mentalidad occidental es eso que, ahora sin máscaras, vemos en Israel masacrando sin límites porque “solo nosotros importamos”, “los demás son salvajes”, “somos la raza superior y debemos ser obedecidos”, además, “somo los preferidos de Dios” y tenemos un “destino manifiesto”. La vida ajena no tiene valor. Lo único que importa es ganar, yt ganar a cualquier precio.

Ahora, la experiencia indica que toda esta super tecnología multimillonaria es una gran ventaja bélica, pero no está dando los resultados esperados. Ni en Ucrania ni en Palestina ni en el resto del mundo vigilado y manipulado. Uno de los talones de Aquiles de las High Tech son las Low Tech, es decir, cuanto menos sofisticada es una tecnología, más difícil de dominar o predecir a sus usuarios. Por eso se recurre a la fuerza bruta del bombardeo, como el israelí.

La Tercera Guerra Mundial, la última Guerra Mundial, es el Plan A. Debemos imaginar un Plan B e invertir todas las fuerzas de los sin poder para resistir a los psicópatas y a los mercaderes de la muerte.

Jorge Majfud, octubre 2024.

El (post)capitalismo y el padre ausente

El objetivo de la violencia geopolítica no es sólo la dominación global, sino la dominación de la opinión nacional a través del miedo y los ideoléxicos consolidados como libertad, defensa nacional y democracia. El espionaje a los ciudadanos estadounidenses es masivo y cuando se descubre por algún filtrado ilegal se recurre a la bruja de la seguridad, del terrorismo y de los ataques de los “imperios del mal”. La vieja colonización interna. 

Hace una década se comenzó a cambiar el sermón geopolítico, centrado en “la defensa contra el terrorismo” (abandonado de urgencia en Afganistán) para volver a centrarlo en “la defensa contra países enemigos”―Rusia, China e Irán. Ahora no se puede alegar una lucha ideológica (contra el comunismo), por lo que el sermón se acerca más a lo que siempre fue: “Occidente, como el pueblo elegido, la única Civilización, la policía buena del Mundo”.

Así nació la hegemonía occidental: destruyendo India, Bangladesh y luego China con sus empresas privadas, con los piratas democráticos, y con el apoyo del fanatismo racista y genocida. Ahora, el Occidente imperial comienza a caer de la misma forma en que surgió en el siglo XVI y con el mismo grado de violencia que nunca abandonó. Occidente siempre sufrió el síndrome del Macho Alfa: no hay lugar para dos, menos para tres en el mundo. Esto se puede deber a que, debido a su clima y sus limitadas tierras, la Europa anglosajona nunca fue autosuficiente sin el comercio exterior y la imposición de sus reglas sobre otros pueblos proveedores de recursos extranjeros sin interrupciones. Cultura consolidada que no cambió con la vastedad de Norteamérica sino lo contrario.

La mayor paradoja radica en que se intenta salvar este orden hegemónico y el mismo capitalismo por dos vías: (1) liquidando las vacas sagradas que sirvieron de legitimación al capitalismo, como la libertad, la igualdad de oportunidades y la democracia liberal; y (2) evitando mencionarlo, haciéndolo invisible, como el padre en el psicoanálisis.

Un ejemplo cultural y político reciente es la prominencia alcanzada por el candidato a la vicepresidencia de Donald Trump, J.D. Vance. Como James Polk y George Dallas en las elecciones de 1844, ambas figuras irrelevantes, fracasadas en política y destacados por su anti-intelectualismo (anti Padres Fundadores), fueron elegidos por Andrew Jackson. El ex presidente racista y semianalfabeto logró poner a sus títeres en la Casa Blanca y arrebatarle medio territorio a México, inventando una guerra en base a fake news.

Más que probable que la historia no se repita sino que cierre un superciclo, pero de todas formas Vence es un ejemplo de un nadie puesto en la cumbre por alguien más poderoso (como lo explicamos antes, puesto por sus amigos multimillonarios y preferidos de la CIA, como Palantir y otras corporaciones tecnológicas). Esos mismos que promueven a su amigo y filósofo pro-monarquía tecnológica, Curtis Yarvin. “Sin autoritarismo el libertarismo es un proyecto para el fracaso”, sentencia Yarvin, con la misma nostalgia del neoliberalismo sin máscaras de Friedman y Hayek por Augusto Pinochet y una larga lista de dictadores bananeros.

Lo mismo ocurrió con el repentino éxito de Vance como autor de una autobiografía cursi, que los negocios elevaron a best seller y convirtieron en una película hollywoodense. La crítica apuntó a que, más allá de las distorsiones subjetivas (para adaptarse al mito estadounidense del “hombre hecho a sí mismo”), su libro se olvida de las dimensiones raciales de la pobreza. Hay que agregar, a mi juicio, un olvido mayor: el capitalismo, ese sistema que funciona a la perfección para un puñado de individuos, que luego los vende como un éxito del sistema, no del individuo, promoviendo así el individualismo como ideología.

Hillbilly Elegy es una serie de anécdotas personales de resentimiento entre pobres (los que reciben ayuda del Estado para comer y los que no) y sobre los valores morales superiores de su familia (como el amor, la ética del trabajo y la responsabilidad, excluida la madre drogadicta y el padre ausente), lo que explicaría el happy ending de la meteórica fortuna de su hijo. Jared Sexton observó el simplismo de las moralejas de Vance que ignoran el racismo estructural de la pobreza. Su libro, catapultado a las ventas por medios conservadores, además de ser una celebración de sí mismo, se hizo eco de la retórica de auto victimización de los “blancos sacrificados”, otro viejo y renacido mito poetizado por Rudyard Kipling en el siglo XIX.

La conciencia de clase en Estados Unidos ha sido estratégicamente eclipsada por la discusión étnica, algo que procede de la prehistoria del país cuando los gobernadores reconocían la necesidad de inocular el odio entre blancos pobres, negros e indios para evitar rebeliones comuneras. Algo que la izquierda no adoptó como única banderea hasta mediados del siglo XX y hoy se trasformó en una inocua “política de las identidades”. A lo que se debe agregar la infantilización de las sociedades, perfectas consumidoras de culebrones como Hillbilly Elegy.

Tu madre estará bien, be happy… ―dice la abuela (Glenn Close)― Debes decidir. Ser alguien o no. ¡Sé alguien!

En la televisión se ve el robot Arnold Schwarzenegger antes de descargar una ráfaga de disparos:

Hasta la vista baby.

La he visto cien veces ―dice la abuela, festejando la escena―. Hay tres tipos de personas. Los buenos Terminators, los malos Terminators, y los neutrales”.

El niño Vance comenta:

Yo quiero ser un buen Terminator.

Una mezcla de Charles Bukowski barato y de la real decadencia de la “clase trabajadora blanca” sumergida en la droga y en “La rabia y el orgullo”.

Según Jeff Sharlet “La Nueva Derecha intelectual es un proyecto de supremacía blanca diseñado para cultivar el apoyo de los no blancos”.

Según Yarvin, el verdadero poder político en Estados Unidos está en La Catedral, la que dominan las universidades y la prensa. Según James Pogue, La Catedral promueve la igualdad y la justicia social, dos ataques contra el orden social. Haciéndose eco de estos nuevos dogmas, Vance (graduado de una universidad de elite, como todos sus amigos de Silicon Valley) denunció a las universidades como enemigas del pueblo estadounidense, por lo que se debe desfinanciarlas y confiscarles sus fondos de reserva. Todo lo que se alinea con el ataque a la educación, la prohibición de libros y de temas que tienen su epicentro en Florida y su repetidora en la Argentina de Javier Milei.

A los años de rebeliones que la izquierda llamó liberación, la derecha identificó el problema como “un exceso de democracia”. Así lo definió el profesor y mogul de la derecha, Samuel Huntington en 1975. Huntington alertó, en una conferencia, que había una tendencia mundial hacia una extensión general de la democracia, con resultados catastróficos. La experiencia de Allende en Chile, dijo Huntington, fue “un exceso de democracia que condujo a un golpe de Estado que ha restaurado la estabilidad política”.

Para el capitalismo agonizante y desenmascarado, las democracias no sólo son un peligro para las sociedades sino un estorbo para la eficiencia. En una entrevista, Yarvin sacó un teléfono Apple y lo mostró como prueba de la eficiencia del autoritarismo de las compañías privadas.

Olvidó que ese teléfono es el resultado de generaciones de inversiones estatales e invenciones de asalariados, la mayoría universitarios, no capitalistas.

Olvidó la estrecha relación entre el éxito de esas compañías-dictaduras y la dictadura estatal de las agencias secretas como la NSA y la CIA, Estados paralelos y por encima de la ley desde hace ochenta años.

Olvidó que el capitalismo no crea ni inventa ni innova y ni siquiera acelera el progreso científico y tecnológico sino lo contrario. Las corporaciones capitalistas no sólo roban el progreso de la Humanidad sino que, cuando invierten en investigación, succionan los recursos a las áreas que generan ganancias, quitándoselas a aquellas donde solo los Estados hacen inversiones de alto riesgo, investigación de todo tipo que requiere grandes inversiones sin retorno inmediato.

Olvidó que la misma competencia entre mega compañías (telefónicas, de retiro, de salud) encarecen los servicios y evitan que se compartan ideas e innovaciones entre ellas. Eso cuando no son sectas monopólicas con apariencia de competencia.

Olvidó, por si fuese poco, que el capitalismo es el sistema que más produce “valor negativo” ―basura, contaminación, propaganda, guerras.

Jorge Majfud, octubre 2024

Del libro Plutocracia. Tiranosaurios del Antropoceno.

Democracias imperiales, dictadura solidarias

La historia no deja mucho lugar a las excepciones: al grito de democracia se practicó el despojo de otras naciones; al grito de libertad se esclavizó y se expandió las formas más brutales e industriales de imperialismo. Todo esto, casi siempre fue perpetuado por democracias, no por dictaduras. No por casualidad, Theodore Roosevelt escribió que “la democracia de este siglo no necesita más justificación para su existencia que el simple hecho de que ha sido organizada para que la raza blanca se quede con las mejores tierras del Nuevo mundo”.[i]

Por lo general, las dictaduras coloniales y poscoloniales (casi todas dictaduras funcionales y casi por excepción dictaduras resistentes) fueron la consecuencia lógica de estos imperios democráticos. Todo bajo una vieja lógica. En la antigua Grecia, Atenas era una democracia muy similar a las democracias de los últimos siglos: tenía esclavos temporales, toleraba cierta diversidad y se vanagloriaba de aceptar inmigrantes de otros pueblos; unos pocos votaban y su imposición sobre otros pueblos griegos, como Esparta, se basaba en la fuerza de su dinero. Dos mil años después, los imperios modernos siempre se dieron el lujo de presumir democracia, tolerancia a la diversidad y a las opiniones diferentes en sus calles… Claro, mientras su poder no tenga competencia y mientras se siga imponiendo y practicando lo opuesto en las colonias (donde la crítica era más peligrosa) para beneficio económico de la civilizada metrópoli.

La historia moderna de las llamadas democracias como sistemas-de-poder-compartido-de-la-clase-dominante, cohesionado por sus capitales y oligopolios, fueron más dictatoriales, imperialistas y brutales con otras naciones que las mismas dictaduras. Tal vez porque se sentían impulsadas por la misma arrogancia de considerarse benévolos. Tal vez porque casi todos esos imperios fueron capitalistas. Así ocurrió (por ambas razones) con los brutales imperios británicos, holandeses, franceses y estadounidenses. Así continúa ocurriendo con el belicismo de la OTAN, compuesta de países con sistemas de democracia liberal―todas secuestradas por la elite financiera, como antes lo estaban por los capitales industriales. Un poco más en la periferia, por ejemplo, uno de los argumentos más recurrentes que justifican el largo y brutal apartheid de los gobiernos israelíes consiste en que ese país “es la única democracia en Oriente Medio”. Aunque fuese una democracia plena y no limitada, esto no la autoriza ni justifica a su gobierno para disponer de otra nación, la palestina, a su antojo y por la fuerza de sus armas―negando en los hechos la existencia política a todo un pueblo bajo la excusa de que algunos en su resistencia independentista no reconocen su existencia.

¿Por qué las mayores dictaduras globales fueron democracias nacionales, cuando aún dictduras como la cubana o la libia, por el contrario, se solidarizaron con las colonias y los oprimidos del mundo? ¿A qué se debe esta (aparente) paradoja? ¿Tal vez los dictadores fueron más precavidos por temor a perder el poder? ¿Tal vez porque esas dictaduras nacieron de la lucha contra la brutalidad genocida de los imperialismos? ¿Tal vez eso que llamamos democracia no es la democracia de los nativos americanos (como la Confederación Iroquesa antes que la destruyeran los civilizados colonos), sino algo muy distinto: la democracia según la entendieron y fosilizaron los anglosajones, basada en el despojo, el desplazamiento del otro y la defensa de nuestra propiedad privada?

Ocurrió con la antigua democracia ateniense y con las democracias noroccidentales de la Era Modera. Las víctimas siempre son culpables de amenazar a sus amos quienes, ante cualquier cambio, son compensados por sus pérdidas económicas, como cada vez que se abolió la esclavitud o alguna colonia logró su independencia. Así, los invadidos son los invasores. Los masacrados son los violentos. Los corrompidos son los corruptos. Los asaltados, hambreados y exterminados por siglos en beneficio de los países desarrollados, son los únicos responsables de su pobreza.

jorge majfud, del libro Moscas en la telaraña (2023)


[i] Roosevelt, Theodore. “National Life and Character.” (1894) Teaching American History: teachingamericanhistory.org/document/national-life-and-character/

Biología y valores tradicionales

El 27 de agosto de 2024, el Ministro de Justicia de Argentina, el señor Mariano Cúneo Libarona, en su discurso ante la Comisión de Mujeres de Diputados, justificó el cierre de programas contra la violencia de género decretando, con un tono de voz que recuerda a los mandatarios de las dictaduras militares de unas décadas atrás:

Se acabó solo el género, nuestro valor es la familia. ¿Cuáles son los valores familiares tradicionales? El amor, la unión, el trabajo, el estudio, la solidaridad, la igualdad. La igualdad ante la ley. La igualdad de trato”.

Un ejemplo claro de apropiación lingüística, la misma que vienen operando los esclavistas del siglo XIX, los neoliberales del siglo XX y los libertarios del siglo XXI sobre una de sus mayores víctimas: la palabra (ideoléxico) libertad. ¿Acaso el amor, la unión, el trabajo, el estudio, la solidaridad, la igualdad, la igualdad ante la ley, la igualdad de trato no son valores fundamentales de aquellos que luchan por sus derechos no reconocidos o negados por los fanáticos de “los valores tradicionales de la familia”?

Luego de la apropiación arbitraria y arrogante de estos valores caros para los grupos despreciados, el ministro fue más específico y sincero: “Nosotros rechazamos la diversidad de identidad sexuales [sic], que no se alinea con la biología… Sí”. Aquí fue aplaudido por los diputados de su partido, el partido oficialista.

El ministro no sólo desplegó una muestra de autoritarismo y arbitrariedad, sino de ignorancia también, tres valores tradicionales que están de moda entre los reaccionarios, borrachos de poder mediático y político.

En febrero de 2010, en un artículo titulado “La moral de los perros” y publicado en Milenio de México, respondíamos al arzobispo Antonio Chedraui quien, en la televisión mexicana había declarado que “Lo anormal no puede ser normal”. Luego de la meritoria tautología, lanzó su pregunta retórica:

“¿Usted vio alguna vez un animal, un perro teniendo relaciones sexuales con otro perro del mismo sexo?” dijo, poco antes de que se escuchara un ladrido.

Bueno, la homosexualidad no es rara en la naturaleza (por no mencionar las relaciones sexuales entre diferentes especies). De hecho, es parte de la ventaja evolutiva de las especies, sobre todo entre los humanos.

14 años después volvemos con la misma mediocridad e ignorancia de argumentos, basadas en la inseguridad masculina y en otras fobias personales y colectivas.

Sr. Ministro de Justicia de Argentina:

Si hay algo que no se alinea con la biología es eso que gente como usted llama “valores tradicionales” y son, por ejemplo, el celibato y la monogamia. Además, señor ministro, si usted supiera algo de biología (todos somos ignorantes, pero algunos presumen de ello), se escandalizaría sobre la diversidad sexual de la naturaleza. Es precisamente la diversidad (en gran medida producida por la aparición del sexo en este planeta) lo que permite a una especie sobrevivir y evolucionar, algo que tampoco es ni fue nunca de agrado de los fanáticos de su club.

 La diversidad no solo es crucial en biología, en los ecosistemas, sino en las culturas humanas. Incluso en las ciencias: cualquier académico más o menos decente sabe que la ciencia, incluida la biología, ha avanzado (o evolucionado) a fuerza de no solo tolerar sino promover la diversidad de teorías, puntos de vistas, la crítica radical, para poder filtrar lo verdadero de lo falso, para dejar de perder el tiempo con ignorantes como usted que recuerdan los tiempos de la Santa Inquisición del Santo Oficio (campeones de los valores tradicionales, no hay por qué dudarlo), que no solo censuró a Galileo Galilei por afirmar algo que no estaba en el dogma religioso, sino que persiguió, torturó y quemó miles de personas en la civilizada Europa, sobre todo aquellos que no se alineaban a “los valores tradicionales”.

Incluso las dictaduras militares del continente, como la de su país, repetían su defensa a la libertad, el patriotismo y los valores tradicionales de la familia mientras torturaban con picanas eléctricas aplicadas a los testículos y las vaginas de sus prisioneros maniatados. Esta obsesión sádica de la tortura y la humillación moral, reproducía las prácticas de la misma Santa Inquisición, como por ejemplo el Judas’ chair o la Silla de Judas (dato histórico siempre cuestionado por algunos católicos), que no era otra cosa que una pirámide donde se sentaba a los acusados de herejía hasta que les destrozaban el ano o la vagina muy lentamente.

Todo en nombre de Dios, la civilización, la familia y los valores tradicionales de la familia, está de más decir.

Jorge Majfud, agosto 2024.

Carta abierta de Jill Stein (08/2024)

“El Partido Demócrata ha demostrado que su función en el sistema bipartidista es servir a la misma agenda imperialista corporativa que los republicanos”.

Carta abierta de Jill Stein

(trdución JM)

La Convención Nacional del Partido Demócrata y Kamala Harris han establecido un nuevo récord de vergüenza y desorientación con su campaña promocionada bajo el lema “Esperanza y alegría” mientras presiden una situación de penurias sin precedentes y un genocidio desenfrenado.

A medida que la Convención Demócrata, cuidadosamente coreografiada, llega a su fin, la campaña de marketing sintética de “esperanza y alegría” parece orwelliana y obscena en comparación con las lágrimas reales y la desesperación de la gente que clama afuera por los derechos humanos básicos y el fin del horrible genocidio respaldado por Estados Unidos en Gaza.

Los delegados que representan al movimiento de “No comprometidos” intentaron traer un poco de realidad a la burbuja de la Convención, pero los demócratas se negaron a escucharlos, rechazando incluso la modesta solicitud de permitir que un orador palestino-estadounidense diera un discurso. Fuera de la convención, los manifestantes leyeron los nombres de los niños palestinos asesinados, pero los delegados demócratas que pasaban se taparon los oídos y pasaron apresuradamente, o incluso se burlaron a los que leían los nombres.

Desde el escenario, destacados demócratas declararon que Harris está “trabajando incansablemente por un alto el fuego”, una afirmación que no solo es falsa, sino que encubre de manera escandalosa el hecho de que la administración Biden-Harris está literalmente enviando armas que alimentan el genocidio en Gaza.

Jorge, los demócratas han demostrado una y otra vez que no están interesados ​​en escucharte. Nosotros estamos escuchando y estamos haciendo todo lo posible para luchar por el pueblo estadounidense y por las víctimas del imperio estadounidense que no tienen derecho a voto.

La farsa sobre “trabajar incansablemente por un alto el fuego” es especialmente descarada y es típica de las palabras vacías de los demócratas. Kamala Harris puede ofrecer apoyo de palabra a algunas políticas que suenan bien, pero ¿dónde han estado durante los últimos tres años y medio? ¿Qué pasó con las promesas de Biden-Harris como aumentar el salario mínimo y crear una opción pública para la atención médica?

Nada: estas promesas vacías se olvidaron tan pronto como pasaron las elecciones.

El descarado engaño continuó con Michelle Obama declarando que los demócratas “no engañan a los demás para salir adelante” y que “no cambian las reglas para que siempre ganemos nosotros”, mientras intentan demandarnos para que no participemos en las elecciones en varios estados, contratan espías e infiltrados para sabotearnos y retienen la financiación pública a la que calificamos hace meses.

En La Convención Nacional del Partido Demócrata se niega a permitir que los votantes tengan una opción incluso dentro de su propio partido, donde las élites del partido eligieron a Harris como sucesora de Biden después de lograr evitar cualquier proceso de primarias real.

El discurso de aceptación de Kamala en la Convención Demócrata fue un desfile predecible de lugares comunes, centristas, salpicados de tonterías patrioteras diseñadas para flanquear a los republicanos por la derecha.

Cuando Kamala gritó que convertiría al ejército estadounidense en la “fuerza de combate más letal del mundo”, la multitud respondió con cánticos de “¡USA, USA!”, y continuó con su repugnante manipulación de Gaza con vagas perogrulladas y lágrimas de cocodrilo mientras ella y Biden suministran las mismas bombas que están destrozando vivos a los niños palestinos.

Las élites de la Convención Demócrata eligieron a Kamala como camaleón político porque ella dirá o hará lo que ellos quieran. Y eso significa, como Biden prometió a sus partidarios de Wall Street en 2020, que “nada cambiará fundamentalmente”.

Mientras los demócratas han estado actuando con su espectáculo de renovación de marca, yo he estado en las calles de Chicago reuniéndome y escuchando a la gente excluida de la Convención, tal como lo hice en Milwaukee durante la Convención republicana. Marchamos con el Ejército de los Pobres por la atención médica y la vivienda como derechos humanos. Nos manifestamos con Workers Strike Back (“Los trabajadores contraatacan”) por un salario mínimo de 25 dólares la hora. Y nos unimos a las marchas y acciones diarias para detener el genocidio en Gaza y cortar el apoyo de Estados Unidos a Israel hasta que ponga fin a su brutal ocupación y régimen de apartheid.

A diferencia de Kamala Harris y los demócratas, mi compañero de fórmula Butch Ware y yo estamos escuchando a la gente y luchando por el cambio real que necesitamos ahora mismo.

Al igual que esta Convención Nacional, el Partido Demócrata es falso hasta la médula porque trabaja para la clase de donantes de élite, no para los votantes. Los demócratas pueden gastar sus montañas de dinero corporativo en hábiles campañas de renovación de marca para convencer a la gente de que las cosas serán diferentes esta vez, pero lo único que harán será menos que el mínimo indispensable, porque eso es lo máximo que sus donantes permitirán.

En casi cualquier tema (derechos de los trabajadores, atención médica, vivienda, justicia racial, inmigración, cambio climático, derecho al voto, seguridad de las armas, derechos de las mujeres, lo que sea), Kamala Harris y los demócratas harán menos que el mínimo indispensable. Y continuarán las guerras interminables que nos están arrastrando cada vez más cerca del borde de una guerra mundial a la que la humanidad tal vez no sobreviva.

Una y otra vez, el Partido Demócrata ha demostrado que su función en el sistema bipartidista es servir a la misma agenda imperialista corporativa que los republicanos, al tiempo que ocupa el espacio donde deberíamos tener un auténtico partido popular.

Es demasiado. No podemos perder más tiempo esperando un cambio de los mismos políticos que nos han traicionado una y otra vez. La verdadera esperanza solo vendrá de un cambio real, y depende de nosotros que suceda.

Juntos podemos liderar la lucha por una democracia real, el fin de la guerra interminable y el genocidio, una economía que funcione para los trabajadores, un futuro habitable para nuestros hijos y una América y un mundo que funcionen para todos nosotros.

Ahora es el momento de unirnos y levantarnos.

En solidaridad y gratitud,

Jill Stein

Los tres minutos más importantes del periodismo de los últimos veite años

Chris Cuomo (ex periodista de ABC y CNN, actualmente en News Nation):

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Crímen de opinión

Pronto esto será ilegal en Estados Unidos, cuando el Senado ratifique la ley H. R. 6090 aprobada en la Cámara Baja el pasado miércoles. Así terminan los gritos de «Viva la libertad, carajo» de los libertarios: prohibiendo, persiguiendo y acosando a cualquiera que piense diferente.

De ahora en adelante, en la Mayor Democracia del Mundo Libre tendremos que ponernos más poéticos y abusar de las metáforas, como en tiempos de Nerón, quien fue mencionado con el número 666 (su nombre en el alfabeto hebreo) porque, aunque existía cierta libertad de expresión, ésta estaba prohibida cuando afectaba de forma efectiva al poder imperial de entonces.

jorge majfud, 2 de mayo de 2024.