La culpa la tiene el peronismo

El pasado 3 de febrero el presidente de Argentina Alberto Fernández se reunió con la canciller Angela Merkel en Berlín. En la cena, la canciller le tiró la previsible pregunta que repiten todos dentro y fuera de Argentina: ¿Qué es el peronismo? La respuesta fácil de siempre es decir que nadie lo sabe exactamente. Es una forma de no decir nada y de, al mismo tiempo, menospreciar un movimiento que, para bien o para mal, fue y todavía es relevante en la vida de aquel gran país, mezcla milagrosa de sabihondos y suicidas. 

La respuesta del presidente argentino no fue la mejor. Más propia del presidente que es que del profesor que fue: “no somos populistas”, “soy un socialdemócrata”. Luego, el conocido sofisma atribuido a Perón: “Argentina es un tercio radical, un tercio conservadora y otro tercio socialista, pero todo somos peronistas”.

La canciller, en su decimoquinto año en el cargo, le dice que leyó el libro Qué es el populismo? del alemán Jan-Werner Müller. Un asesor agrega: “lo que a nosotros nos queda claro es que el populismo es una forma de ejercer el poder, y por eso ustedes pueden ser de derecha y de izquierda al mismo tiempo”. El presidente argentino sale al cruce argumentando que el peronismo ha heredado las masivas crisis de 1989 y la de 2002 y las ha resuelto. Ahora, previsiblemente, se repite la historia con el caos heredado del gobierno de Mauricio Macri.

El asistente replica con otro lugar común: “pero ha sido el peronismo que creó el caos al principio. Ustedes han dominado Argentina desde 1946 y, desde entonces, el país ha pasado de ser una potencia del Primer mundo a un país más del Tercero”. Según reportan medios como The Economist, a estas palabras siguió “un raro silencio del presidente de Argentina”. De ahí se pasó a otro tema y a las bromas de siempre.

Para comenzar, el clásico argumento acerca de la decadencia del país del Primer mundo debido al peronismo, confunde causas con consecuencias e ignora las poderosas fuerzas externas y la propia historia argentina. Es como señalar que las gráficas anuales de criminalidad y la de ventas de helados coinciden con un incremento en los veranos y un descenso en los inviernos y, de ahí, deducir que los helados son los causantes de la criminalidad en los países. 

El populismo peronista hizo posible que en 1947 las mujeres tuviesen derecho al voto, pese a la resistencia de los responsables conservadores en el Congreso. Pero el peronismo no fue ni más populista ni más proteccionista que cualquiera de los gobiernos estadounidenses anteriores. Ni más socialista que el exitoso gobierno de F. D. Roosevelt. Muchos otros países latinoamericanos comenzaron el mismo prolongado declive social, político y económico más o menos al final de la Segunda Guerra. Uruguay no tuvo nada parecido al peronismo y experimentó casi la misma historia de decadencia y autoritarismos de derecha. Podríamos seguir con países muy diferentes, como Chile, Bolivia, Brasil y tantos otros. Es cierto que uno de los articuladores de la política de Industrialización por sustitución de importación (ISI) fue el economista argentino Raúl Prebisch, pero el modelo fue aplicado en muchos países latinoamericanos, incluso antes (Getulio Vargas en Brasil). Cuando Perón inicia estos planes para desarrollar la industria argentina, al principio da buenos resultados. Su mayor pecado (aparte de enfrentarse a la oligarquía dominante y a su brazo protector, otro ejército latinoamericano) consistió en aplicar el ISI demasiado tarde, sesenta años más tarde que Estados Unidos. Los cinturones de pobreza en América Latina (favelas, villas miserias) de los años 60 en adelante se deben, en gran parte, a este tardío e inevitable intento de industrialización en procura de la independencia económica en un mundo que ya había definido dos de los tres supercentros industriales, por entonces casi listos para entrar en la Era postindustrial. Para no seguir con el neoliberalismo que devastó Argentina desde Martínez de Hoz pasando por Menem, una ideología que nada tiene de peronista.

Otra falacia es que “el peronismo ha dominado la política de Argentina desde 1946”. Por supuesto que su legado es indeleble, pero no debemos olvidar que “el dictador Perón” fue presidente sólo tres veces (siempre por elecciones) y no pudo completar dos de los tres períodos. Hay que recordar que Perón fue derrocado en un sangriento golpe de Estado en 1955 y que desde entonces Argentina vivió una pesadilla de diferentes golpes y dictaduras militares hasta los años 80. César Milstein, luego Nobel de medicina, recuerda que por los años 60 el general Onganía había prometido “arreglar el país” expulsando a todos los intelectuales; lo cual hizo sin los resultados esperados, sino todo lo contrario. 

Solo por mencionar uno de los relevantes factores externos, hay que recordar también que cuando la CIA se funda en 1947 y desplaza al FBI de las operaciones clandestinas en América latina, nunca dejó de intervenir en sus gobiernos y en sus organizaciones populares. Según los cientos de miles de documentos desclasificados y según las múltiples memorias de sus mismos agentes secretos, unos arrepentidos y otros orgullosos de su trabajo, los métodos favoritos y recurrentes fueron (¿o son?): 1) Inyección de millones de dólares en los grandes medios de prensa, cuyos dueños solían ser los amigos de los agentes encubiertos; 2) Infiltración de movimientos sociales o de partidos políticos; 3) Masivas campañas de desinformación, siempre a través de terceros “y de forma que siempre podamos negar nuestra intervención aún cuando las pruebas sean irrefutables”; 4) Creación de rumores: “la gente siempre está dispuesta a creer en rumores, sobre todo cuando no tiene idea de cuál es realmente la verdad”; 5) Desestabilización económica; este recurso solía contar con sabotajes crediticios de los gobiernos de turno en Washington, pero las campañas periodísticas y los rumores callejeros inventando falsos enemigos contribuían a la desestabilización de los gobiernos no amigos, sean democráticos o autoritarios, hasta que eran sustituidos por las tradicionales dictaduras amigas (el comunismo era el nuevo falso positivo de la Agencia que daba y de las clases altas que recibían, pero este modus operandi hunde sus raíces en el siglo XIX en el Caribe y América Central; en el Cono Sur llegará poco antes de la Guerra Fría); 6) Inyección de millones de dólares para los partidos democráticos amigos y para las dictaduras amigas cuando el partido amigo perdía las elecciones.

Es cierto que el peronismo ha convivido con la centro derecha (Menem) y la centro izquierda (Kirchner) al mismo tiempo o de forma sucesiva. Es probable que este fenómeno se deba a sus orígenes. No por casualidad el embajador de Estados Unidos, Spruille Braden, que había llegado por orden de Dios para corregir el rumbo, se oponía a la industrialización y a los sindicatos en Argentina, los que habían sido visibilizados por la Revolución del 43 y luego por el peronismo, sobre todo el de Evita. Seguramente el peronismo no fue inmune a la estrategia de la CIA y de varios gobiernos de Estados Unidos: (1) la infiltración permanente (“nuestra opción dentro del enemigo”) y (2) la demonización de los movimientos independentistas o rebeldes (“ustedes son los únicos responsables de su propio fracaso”). 

 

JM, febrero 2020

 

 

C’est la faute au péronisme

Translated by  Fausto Giudice Фаусто Джудиче فاوستو جيوديشي

 

Le 3 février dernier, le président de l’Argentine, Alberto Fernandez, a rencontré la chancelière Angela Merkel à Berlin. Lors du dîner, la chancelière lui a lancé la question prévisible qui est répétée par tout le monde à l’intérieur et à l’extérieur de l’Argentine : C’est quoi, le péronisme ? La réponse facile habituelle est de dire que personne ne le  sait exactement. C’est une façon de ne rien dire et, en même temps, de rabaisser un mouvement qui, pour le meilleur ou pour le pire, était et est toujours pertinent pour la vie de ce grand pays, un mélange miraculeux de petits malins et de suicidaires.

La réponse du président argentin n’a pas été la meilleure. Elle était plus typique du président que du professeur qu’il a été : « Nous ne sommes pas des populistes », « je suis un social-démocrate ». Puis, le sophisme bien connu attribué à Perón : « L’Argentine est un tiers radicale, un tiers conservatrice et un tiers socialiste, mais nous sommes tous péronistes ».

La chancelière, dans sa quinzième année de mandat, lui a dit qu’elle a lu le livre Qu’est-ce que le populisme ? de l’Allemand Jan-Werner Müller. Un conseiller a ajouté : « Ce qui est clair pour nous, c’est que le populisme est une façon d’exercer le pouvoir, et c’est pourquoi vous pouvez être de droite et de gauche en même temps ». Le président argentin rétorque en faisant valoir que le péronisme a hérité des crises massives de 1989 et 2002 et les a résolues. Maintenant, comme on poeut s’y attendre, l’histoire se répète avec le chaos hérité du gouvernement de Mauricio Macri.

Le conseiller répond par un autre lieu commun : « Mais c’est le péronisme qui a créé le chaos au départ. Vous dominez l’Argentine depuis 1946 et, depuis lors, le pays est passé du statut de puissance du Premier Monde à celui de pays du Tiers Monde ». Selon des comptes-rendus de médias comme The Economist, ces mots ont été suivis par « un étrange silence de la part du président argentin ». Puis on est passé à un autre sujet et aux blagues habituelles.

Pour commencer, l’argument classique sur le déclin du pays du Premier Monde dû au péronisme confond les causes avec les conséquences et ignore les puissantes forces extérieures l’histoire même de l’Argentine. C’est comme si l’on faisait remarquer que les graphiques annuels de la criminalité et des ventes de glaces indiquent une augmentation en été et une diminution en hiver, et que l’on en déduisait que les glaces sont la cause de la criminalité.

Le populisme péroniste a permis aux femmes d’obtenir le droit de vote en 1947, malgré la résistance des dirigeants conservateurs au Congrès. Mais le péronisme n’était ni plus populiste ni plus protectionniste que tous les gouvernements usaméricains qui l’avaient précédé. Pas plus socialiste que le gouvernement de Franklin Delano Roosevelt, qui fut une réussite. De nombreux autres pays d’Amérique latine ont entamé le même déclin social, politique et économique prolongé vers la fin de la Seconde Guerre mondiale. L’Uruguay n’avait rien à voir avec le péronisme et a connu à peu près la même histoire de déclin et d’autoritarisme de droite. Nous pourrions continuer avec des pays très différents, comme le Chili, la Bolivie, le Brésil et tant d’autres. Il est vrai que l’un des articulateurs de la politique d’industrialisation par substitution aux importations (ISI) a été l’économiste argentin Raúl Prebisch, mais le modèle a été appliqué dans de nombreux pays d’Amérique latine, y compris avant (Getulio Vargas au Brésil). Lorsque Perón a lancé ces plans pour développer l’industrie argentine, ils ont d’abord donné de bons résultats. Son plus grand péché (à part avoir affronté l’oligarchie dominante et son bras protecteur, une autre armée latino-américaine) a été d’appliquer l’ISI trop tard, soixante ans après les USA. Les ceintures de pauvreté en Amérique latine (favelas, villas miserias) à partir des années 1960 sont largement dues à cette tentative tardive et inévitable d’industrialisation en vue de l’indépendance économique dans un monde qui avait déjà défini deux des trois supercentres industriels, alors presque prêts à entrer dans l’ère post-industrielle.

Une autre erreur est de dire que « le péronisme domine la politique argentine depuis 1946 ». Bien sûr, son héritage est indélébile, mais il ne faut pas oublier que « le dictateur Perón » n’a été président que trois fois (toujours par élection) et n’a pas pu terminer deux des trois périodes. Il faut rappeler que Perón a été renversé par un coup d’État sanglant en 1955 et que depuis lors, l’Argentine a vécu un cauchemar de différents coups d’État et de dictatures militaires jusqu’aux années 1980. César Milstein, qui a ensuite reçu le prix Nobel de médecine, se souvient que dans les années 1960, le général Onganía avait promis de « réparer le pays » en expulsant tous les intellectuels ; ce qu’il a fait sans les résultats escomptés, bien au contraire.

Pour ne citer qu’un des facteurs externes pertinents, il faut également rappeler qu’à partir de sa fondation en 1947, la CIA a évincé le FBI des opérations clandestines en Amérique latine, et n’a jamais cessé d’intervenir dans ses gouvernements et organisations populaires.

Selon les centaines de milliers de documents déclassifiés et selon les multiples souvenirs de ses propres agents secrets, certains repentis et d’autres fiers de leur travail, ses méthodes préférées et récurrentes étaient (ou sont ?) : 1) L’injection de millions de dollars dans les grands médias, dont les propriétaires étaient les amis des agents infiltrés ; 2) L’infiltration de mouvements sociaux ou de partis politiques ; 3) Des campagnes massives de désinformation, toujours par le biais de tiers « et de telle sorte que nous puissions toujours nier notre intervention même lorsque les preuves sont irréfutables » ; 4) Le lancement de rumeurs : « les gens sont toujours prêts à croire les rumeurs, surtout quand ils n’ont aucune idée de la vérité » ; 5) La déstabilisation économique ; cette ressource comptait sur les sabotages de crédit des gouvernements au pouvoir à Washington, mais les campagnes journalistiques et les rumeurs de rue inventant de faux ennemis ont contribué à la déstabilisation des gouvernements inamicaux, qu’ils soient démocratiques ou autoritaires, jusqu’à ce qu’ils soient remplacés par des dictatures amies traditionnelles (le communisme était le nouveau faux positif de l’Agence qui donnait et des classes supérieures qui recevaient, mais ce modus operandi a ses racines au XIXe siècle dans les Caraïbes et en Amérique centrale, il arrivera dans le Cône Sud peu avant la guerre froide) ; 6) L’injection de millions de dollars dans les partis démocratiques amis et dans les dictatures amies lorsque le parti ami perdait les élections

Il est vrai que le péronisme s’est positionné au centre droit (Menem) et au centre gauche (Kirchner) en même temps ou successivement. Il est probable que ce phénomène soit dû à ses origines. Ce n’est pas un hasard si l’ambassadeur usaméricain, Spruille Braden, envoyé spécial de Dieu pour corriger le tir, s’est opposé à l’industrialisation et aux syndicats en Argentine, rendus visibles par la révolution de 1943 et plus tard par le péronisme, en particulier celui d’Evita. Le péronisme n’était certainement pas à l’abri de la stratégie de la CIA et des différents gouvernements usaméricains : (1) l’infiltration permanente (« notre option au sein de l’ennemi ») et (2) la diabolisation des mouvements indépendantistes ou rebelles (« vous êtes les seuls responsables de votre propre échec »).

2 comentarios en “La culpa la tiene el peronismo

  1. En la federación de los pueblos libres del periodo Artiguista, se preveían impuestos a las importaciones que competían con las artesanía: puro sentido común La diplomacia inglesa sedujo a las élites y les arregló las comisiones.La dependencia sigue siendo una libre elección y es pura y simple temor a ser y cobardia.Lo primero es crear un sistema financiero propio, pues la base económica sigue teniendo recursos enormes, pero no se animan aunque lo vean.En las venas abiertas de Galeano se dice claro cómo y cuánto nos roban, pero ya ni lo citan y en eso todos los supuestos de izquierda coinciden: mejor depender y lucir en el candelero que luchar por la independencia como hizo Artigas

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  2. de hecho, como todos saben, la idea del inexistente del «free market» fue impuesta por gran bretana y la resistieron los estadounidenses y la adoptaron los latinoamericanos. los presidentes clevleand y mckinley lo dijeron de forma explicita, previendo que ellos se convertirian al supuesto libre mercado cuando desarrollasen sus industrias. es sentido comun. pero el ISI tuvo el previsible efecto negativo que fue una gran inflacion.

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