Qué triste los disfrazados
del pobre Sur en el grandioso Norte
pies secos de países masacrados
como Vietnam, empobrecidos y fumigados
como las repúblicas bananeras o bloqueados
como los negros desobedientes.
*
Oye, qué triste esos esclavos que gritan
¡libertad! ¡libertad! ¡libertad!
¡Bienvenidos a la bendita casa de la libertad!
*
Qué triste tantos mercenarios
sin sueldo, burlándose sin descanso
del hambre de sus hermanos
en los países que dejaron, mientras posan
delante de vidas que pagan en cuotas, delante de altos
edificios de cristal a los que nunca entrarán sino como
aspirantes a esclavos exitosos que comienzan
desde abajo en el sótano y terminan arriba
en la planta baja, o como
turistas en sus propias ciudades.
*
Qué triste tantos disfrazados
pobres de buen estatus, con sudor acumulado
en sus deudas, llenos de sueños de grandeza
a la sombra de un león, para lamerle
las garras, para sentirse importantes, para creerse
felinos, aunque solo sean pequeños
roedores presumiendo del éxito ajeno según
la definición ajena del éxito.
*
Qué triste tantos héroes
como rémoras que se pegan
a los tiburones en busca de protección, para comer
los parásitos del gran depredador.
*
Qué triste cuando los esclavos gritan
¡libertad! ¡libertad! ¡libertad!
¡Bienvenidos a la tierra de la libertad!
*
Qué triste tantos amantes
como los buenos esclavos que defendían
a los amos blancos cuando azotaban
a los malos esclavos negros.
*
Qué triste tantos creyentes
como el Judas que le vendió
al imperio un rebelde de los de abajo
por treinta monedas de plata y luego se compró
una iglesia y un Lamborghini.
*
Qué triste tanto sudor lleno de pastores
del Evangelio según el Éxito
de la vida según la muerte
de la libertad según las bombas
del coraje de one dollar según la risa
y la furia cobarde de Ronald McDonald.
*
Qué triste tantos arrimados
gritando por más muros por más
látigos del hacendado que los proteja
contra sus hermanos perdedores
los perdedores que necesitan
los ganadores de la muerte dorada.
*
Qué triste ese esclavo que grita
¡libertad! ¡libertad! ¡libertad!
¡Bienvenidos a la gran tierra de la libertad!
*
Los negros de la casa
(los llamaba el gran negro del campo, Malcom X)
los esclavos bien vestidos
los esclavos arrimados al brillo del cristal
los esclavos convencidos, orgullosos
los esclavos con derechos especiales
los esclavos que odian a sus hermanos pobres
aquellos que quedaron trabajando
bajo el sol de un dios indiferente.
*
Pobres los esclavos que gritan
¡libertad! ¡libertad! ¡libertad!
¡Bienvenidos a la tierra de la libertad!
A la libertad del amo blanco
a la libertad rica del amo rico.
***
JM, julio 2022
Jorge… me encanto! Abrazo
M.Inés López Volpe
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