Mientras los de abajo soñaban…

​Cuando los partidos progresistas llegaron al poder a principios del siglo, estaban demasiado ocupados en revertir una situación económica y social de plena y brutal catástrofe. A pesar de que América Latina estaba acostumbrada a las desigualdades obscenas, a las hambrunas, a la corrupción masiva, al robo de guante blanco, y a todo tipo de injusticia, los gobiernos progresistas no se centraron en promover el brazo judicial para poner en la cárcel a una plétora de políticos que no sólo habían sido culpables de fundir países enteros sino de corrupción tradicional. 

La izquierda fue terriblemente ingenua asumiendo que todas aquellas fuerzas reaccionarias, formadas en una mentalidad de siglos, iba a rendirse a la popularidad de los nuevos gobiernos. ¿Acaso los asesinatos de Martin Luther King y Bob Kennedy no fueron una jugada maestra de las fuerzas conservadoras que, de esa y otras formas, aniquilaron la rebelión de los sin poder en los sesenta y aún hoy gobiernan en Estados Unidos? El modus operandi es el mismo, pero por alguna razón no se alcanza a visualizarlo.

La ingenuidad de la izquierda en América latina, salvo poquísimas excepciones, no hizo lo que están haciendo las fuerzas conservadoras: estimulando y aprovechándose del brazo judicial como antes lo hacían con el ejército, para acusar y promover procesos y juicios a los presidentes progresistas como Rousseff, Lula, Correa, Cristina Fernández, como si todos necesariamente fuesen corruptos por su ideología, como si no existieran corruptos del otro lado, como si los poderosos hombres de negocios, aquella micro minoría que posee la mayor parte de los beneficios de cualquier economía de esas todavía repúblicas bananeras, fuesen miembros de las carmelitas descalzas.

La lección es clara: nunca subestimes a las fuerzas conservadoras, a los asumidos dueños de los países por moralina y por poder económico, por la simple razón que es esa facción de la sociedad la que tiene el poder económico y mediático.

Y no van a renunciar a él tan fácilmente.

 

JM, set 2018

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2 comentarios en “Mientras los de abajo soñaban…

  1. Tan así, que como dice el escritor francés, Eric Vuillard:»ahora los ricos ya no necesitan al pueblo»; de ahí que si comparamos realidades del siglo XIX, no creo que se haya avanzado mucho en las relaciones sociales de dependencia, tanto como en tecnologías para reducir los sentimientos subversivos al poder.Los gobiernos progresistas de América Latina redujeron las desigualdades económica y la pobreza, mejorando la situaciones de las clases medias quienes al mejorar su estatus se vuelven mas conservadoras y como afirmaba, Malcolm X: «cuidate
    de los medios de comunicación, porque vas a terminar odiando al oprimido y amando al opresor»………………

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  2. Que la gente no traicione o se corrompa,es muy difícil de evitar.Comprar a las corporaciones que deben estar subordinadas al derecho,también lo es, excepto para los poderosos, ellos conocen el precio de cada uno. Además, si la izquierda se adelantara y los pagara más caro, sería también corrupta. Lo característico del poder es lo infinitamente camaleonico de su naturaleza o esencia.No existe la piedra filosofal, claves, panaceas, etc.Pero Epicteto decía que nadie puede ser ruin ni malvado sin pérdida segura y daño inevitable,pero esto no soluciona que la fragilidad de este mundo ,hace que los daños que podemos hacer al conjunto, aparezcan como irreparables, quizás no lo sean tanto, pues poco es el tiempo de la vida de los individuos e incluso las especies.

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